“RT”, el influyente medio de la Federación Rusa, empapeló la ciudad de Buenos Aires con carteles que denuncian el “excesivo uso de transgénicos” en la Argentina. Algunos datos sobre la real peligrosidad de los organismos genéticamente modificados y una reflexión sobre los posibles motivos de la cadena rusa para propagar versiones alarmistas donde las fuentes son grupos de presión y no estudios académicos.
Los carteles cubren las paredes de la ciudad de Buenos Aires y quizá no se había visto hasta ahora, en nuestro país, una campaña antitransgénicos de semejante magnitud. La pregunta es ¿por qué la cadena rusa RT, conocida por su estilo sensacionalista, centró su campaña publicitaria argentina en el forzado debate sobre los transgénicos?
El afiche de “RT” confronta “datos” que proceden de fuentes gemelas: la primera de Greenpeace Argentina y la segunda de Greenpeace España. La primera dice: “Los transgénicos se siembran en más del 75% del suelo cultivable argentino”. Y la segunda: “La contaminación por transgénicos es incontrolable, irreversible e impredecible”.
Podemos dar vuelta la tortilla transgénica con dos preguntas retóricas.
¿Sabías que entre 1996 y 2006, el uso de esta clase de cultivos redujo el uso de pesticidas un 15%? (1).
¿Sabías que el algodón Bt en la India permitió a pequeños agricultores mayores rendimientos de sus cultivos y menores gastos en pesticidas? (2).
Así como unos dicen una cosa otros te pueden decir la otra. En nuestro caso con bibliografía científica, ya que estamos.
Abundante documentación prueba que los transgénicos no causan efectos adversos en la salud. Solo un contratiempo amenaza esta afirmación: estas conclusiones coinciden con lo que quieren que sepas multinacionales tan odiosas (odiosas por motivos muy razonables) como Monsanto. Pero eso es soja de otro costal: las evidencias mandan. La más contundente revisión científica sobre el impacto de los organismos modificados genéticamente (OMG) -el informe elaborado en 2016 por la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU– fue clara: los transgénicos no sólo son indistinguibles de otros organismos no modificados sino que no existen pruebas de que causen efectos negativos en la salud o en el ambiente.
El trabajo tampoco descorcha champán: admite que la resistencia a ciertos herbicidas y pesticidas en algunas plantas e insectos está causando “un problema agrícola de primer orden” ya que crea las condiciones para que “otras plantas e insectos desarrollen esa misma inmunidad”. Esta complicación es comparada con las resistencias que presentan los antibióticos, aunque tiende a atribuir el problema a un mal uso de los OMG y no a un problema intrínseco de los OGM.
En 2014 ya se habían publicado los resultados de un estudio realizado por el Ministerio de Educación y Ciencia de Alemania sobre seguridad de los cultivos OGM. Los responsables del proyecto observaron el ganado desde los años 80 hasta la actualidad. El análisis comparó el pienso (alimento para animales) elaborado hace 30 años (cuando no existía OGM) y el que se realiza hoy (que lo es), sin detectar ningún problema de salud. Para el biotecnólogo español J.M. Mulet, quien hace un seguimiento crítico de la cuestión desde hace años, no hay nada de qué preocuparse. “Ningún OGM ha causado ningún problema ambiental, principalmente por la cantidad de controles que tienen que superar antes de salir al campo”, explica en su blog en Naukas.
Argentina es visto como un país “tolerante” por otras sociedades iberoamericanas. Sin embargo, cuando Mulet visitó a la Argentina en 2015 debió suspender la conferencia que iba a dar en Córdoba por las amenazas de un grupo de activistas antitransgénicos. Días después, en la Feria del Libro de Buenos Aires, Mulet manifestó su asombro por el hecho de que el alarmismo más estridente del mundo por el uso del glifosato proceda de un país productor de soja en amplísimas regiones de su territorio, siendo que las denuncias sobre posibles daños en la salud se concentraban en pocos distritos. Aquella conferencia también terminó abruptamente cuando irrumpió una pandilla desaforada, que gritaba tan alto que era difícil entender qué le cuestionaban.
El precipitado final de la charla de Mulet en la Feria del Libro BA (2015).
Este herbicida que es percibido en la Argentina como un agrotóxico nefasto… es el mismo que usa Europa, donde prácticamente no hay denuncias por su toxicidad o por su presunto carácter cancerígeno. Mulet señalaba que habiendo campos de soja en toda la Pampa solo en un pueblo hubo problemas. “El análisis objetivo de los datos dice que la causa no es el glifosato: si lo fuera, la tasa de cáncer estaría disparada en todas las zonas rurales de Argentina, que no parece ser el caso”.
Si, como dice RT (citando a Greenpeace), “los transgénicos se siembran en más del 75% del suelo cultivable argentino” y la situación puede tornarse “incontrolable, irreversible e impredecible”, ¿por qué en otras partes del mundo donde la situación es similar las denuncias no arrecian? ¿Por qué el glifosato habría de causar cáncer entre los habitantes del sur de la provincia de Santa Fe y resultar inocuo en otras provincias con idénticos niveles de fumigación?
En suma, el agite antitransgénico, a semejanza de RT, parece tener más que ver con motivos ideológicos en vez de informativos, defendibles con evidencias.
De qué medio hablamos
RT (por Russia Today) es el canal de televisión internacional por cable y satélite de la Federación de Rusia.
Si no fuera tan amarillo, lo podríamos comparar con un gigantesco oso polar. Según datos bien referenciados por Wikipedia, es el canal de noticias más visto en YouTube. “En junio de 2013 se convirtió en el primer canal de televisión en la historia en llegar a mil millones de visitas, registrando alrededor de 800.000 a un millón de visitas al día. En diciembre de 2015, el número de visitas superó los 3 mil millones, y en 2016 superó los 4 mil millones.”
En la Argentina RT incrementó su presencia desde julio de 2014, cuando Vladimir Putin visitó a la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien anunció que la cadena iba a estar disponible, gratis, en la Televisión Digital Abierta. La señal ingresó en la programación ese mismo año y finalizó en julio de 2016, suspendida por el gobierno de Mauricio Macri. La decisión del oficial obedeció sin duda a la misma lógica que siguió para cancelar Telesur, acusadas ambas de “simpatizar con los gobiernos de izquierda” (¿?) de la región.
En este caso, como en otros, el tironeo «por izquierda» y «por derecha» omite la única razón por la cual no conviene confiar en las publicaciones de RT: difunde mucha falsa información solo porque es o tiene potencial «viral» y es, claramente, un medio de propaganda ruso con menos principios que voluntad de defender los intereses de su país ante diferentes audiencias.
REFERENCIAS
1) Brookes, Graham & Barfoot, Peter (2008) «Global Impact of Biotech Crops: Socio-Economic and Environmental Effects», 1996-2006 AgBioForum, Volume 11, Number 1, Article 3.
2) Krishna, Vijesh V.; Qaim, Matin (2012). «Bt cotton and sustainability of pesticide reductions in India». Agricultural Systems 107: 47-55.
Carrasco: un estudio más tóxico que el glifosato. Por Elio Campitelli.
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