El Hombre de los Encuentros Cercanos. Reseña Ilustrada de la Primera Biografía de J. A. Hynek

El libro The Close Encounters Man, de Mark O’Connell, fue publicado hace tres años. Pero ésta es la primera reseña crítica escrita por uno de los grandes conocedores de la vida, la obra y el objeto de estudio de la figura cuya biografía se describe, el doctor Josef Allen Hynek (1910-1986), asesor científico de la Fuerza Aérea Norteamericana y largamente considerado, sobre todo en medios especializados, como «el padre de la ufología».

Vicente-Juan Ballester Olmos no solo mantuvo una afectuosa y fecunda relación con Hynek; el mismo autor de esta reseña, a lo largo de su vida, se interesó en las experiencias ovni que jalonaron la carrera del ufólogo que, en 1977, encontró en un cameo del film de Spielberg, Encuentros Cercanos…, una de las cimas de su popularidad.

Su amistad con el astrónomo de la Universidad  Northwestern y activo promotor de la causa ovni, no ha impedido a Ballester Olmos discutir y separar los hechos tal cual fueron documentados, los informes que Hynek investigaba y su vida real, que lo sitúan lejos del héroe idealizado en la reciente serie «Proyecto Libro Azul» del History Channel.

La reseña de Ballester Olmos, acompañada con varias fotografías publicadas por primera vez, también es un pretexto para poner al día tópicos fundamentales sobre el estado de la cuestión y aporta novedades poco o nada conocidas, como el apéndice donde revela la historia secreta de cierta legendaria foto ovni tomada por Hynek que incluyó en su ópera prima, The UFO Experience, en 1972.

-El Editor

Por Vicente-Juan Ballester Olmos

  Traducción: Ignacio Cabria García

Los símbolos importan. Cuando uno compra un libro dedicado al enigma de los ovnis (en mi caso, la editorial me lo envió amablemente para su revisión) espera que la portada tenga un significado y dé una pista sobre su contenido. Sí, sé que no deberías juzgar un libro por su portada, pero el exterior siempre se debería relacionar con el interior. En consecuencia, cuando encontré en su cubierta la imponente fotografía de un platillo volante que se sabe fraudulenta (1), junto con una promoción del libro por un periodista que abraza la causa alienígena, se me despertaron malas vibraciones.  ¿Será cosa del editor? Tal vez. 

Sin embargo, cuando a Carl Sagan, uno de los científicos y pensadores más extraordinarios de nuestra época, apenas se le cita como alguien  «que se burla de los ovnis» (pág. xi), surgen las ideas preconcebidas del autor. Pero quizás esto pueda ser también relativamente poco importante. Leamos el libro antes. Se trata de The Close Encounters Man, de Mark O’Connell, una biografía del doctor Josef Allen Hynek (1910-1986), asesor científico de la Fuerza Aérea Norteamericana durante más de 20 años (2).

El Dr. J. Allen Hynek discute junto a colegas el camino del Sputnik 1, el primer satélite artificial lanzado a la órbita terrestre baja por la URSS, en Cambridge, Massachusetts, octubre de 1957. Foto: Dmitri Kessel / The LIFE Picture Collection

Debo señalar ya desde el principio que el autor no se revela como un historiador neutral que investiga y escribe sobre la primera figura de la «ufología». Guionista de profesión, también es un blogger de ovnis que, a los 13 años, ya había leído «muchos libros de ovnis». Según admite y enfatiza, la abducción de Pascagoula de 1973 es «mi caso ovni favorito de todos los tiempos». O’Connell no es un cronista imparcial de la carrera de alguien como Hynek, para quien el estudio de los ovnis fue una profesión a tiempo parcial y un hobby a tiempo completo.

Permítanme desviarme un poco de esta revisión para establecer mi propia perspectiva con respecto al hombre. La participación del Dr. Hynek en el misterio OVNI se extendió desde 1947 hasta 1986. La mía comenzó en 1967, por lo tanto, compartimos 20 años de interés común, por lo que es predecible que ambos interactuáramos durante este largo intervalo. Mi asociación personal con Hynek comenzó en 1974. Tuve con él un intercambio epistolar irregular desde ese año. Lo sostuve, principalmente, con su staff: Mimi Hynek, John Timmerman, Mark Rodeghier o Jerry Clark. En 1976, el Center for UFO Studies publicó un catálogo de supuestos informes de aterrizaje de ovnis en la Península Ibérica (3), con un prólogo de Jacques Vallée (desde 1969, yo había estado trabajando estrechamente con el Dr. Vallée en el desarrollo de un censo informatizado de este tipo de casos en España y Portugal). Además del intercambio de cartas, vale la pena mencionar dos hitos importantes de nuestra relación. Uno de ellos fueron nuestros dos encuentros personales. En ocasión del Primer Congreso Internacional sobre ovnis de la organización británica BUFORA, celebrado en Londres en agosto de 1979, donde ambos fuimos invitados a presentar ponencias, tuve la oportunidad de saludar a Hynek en los pasillos y a conversar con él en privado. Al día siguiente, nos encontramos cerca de la embajada estadounidense. Mantuvimos una conversación fructífera, tanto que iluminaría mis planes de investigación para la siguiente década, que se centrarían en convencer al estado mayor del Ejército del Aire español a que desclasificara y facilitara al público los archivos oficiales sobre ovnis. Este objetivo resultó, como suelen decir los pilotos militares, una misión cumplida (4-7). El consejo y la visión de Hynek fueron extraordinarios en el planteamiento de la estrategia.

Hynek y Ballester Olmos, Londres, 1979. Foto: Perry Petrakis.
Dr. J. Allen Hynek. Londres, 1979.  Foto: V.J. Ballester Olmos.
Prólogo mecanografiado por Hynek para el libro de Ballester Olmos Investigación OVNI (1984).

Otro punto destacado de mi asociación con Hynek fue su redacción del prólogo de mi libro Investigación OVNI, publicado en 1984 (8,9). Me conmovió especialmente porque escribió generosamente sobre mí y mi trabajo. (NdE: En la versión en inglés de este texto se puede leer el prólogo mecanografiado completo).

Volvamos al libro. Este es «un intento de encontrar el heroísmo, el humor y la humanidad» en el Hynek hombre, explica el autor. Es más que probable que surjan esas cualidades, pero yo preferiría encontrar al científico imparcial siempre haciendo ciencia con avistamientos de ovnis, llegando a conclusiones sobrias y con los pies sobre la tierra. Ya veremos.

Bien escrito, como es de esperar de un escritor profesional que redactó episodios de la famosa saga Star Trek, y bien documentado, ambas características especialmente apreciadas por cualquier lector exigente. Ya conocíamos los intereses esotéricos de Hynek por las memorias de Jacques Vallée (10) y por un artículo específico de John Franch (11). Aquí vemos cómo, a partir de los 18 años, Hynek simpatizó con las lecturas rosacruces y de la masonería y «quedó fascinado con el concepto de ‘ciencia oculta’ difundido por el filósofo y maestro espiritual Rudolf Steiner» (pág. 16). Cuanto la creencia en un mundo invisible y arcano predispondría la mente de un joven estudiante de astronomía a la aceptación de otras realidades sobrenaturales (que no se revelará hasta 1947), no lo sé, pero ciertamente la semilla estaba implantada. Nunca se sabe cómo estas creencias pueden enmarcar las ideas de una persona, pero si se está abordando un fenómeno inescrutable como los ovnis, el riesgo de transformar algo complejo en algo impenetrable e incognoscible siempre está ahí.

A la derecha, Mark Rodeghier (CUFOS) y V.J. Ballester Olmos, Washington, D.C., 1987.

El libro es de lectura agradable. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el Hynek ufólogo, pero menos con el Hynek astrónomo o el hombre de familia. Además, el autor establece hábilmente una continuidad desde las expectativas de vida marcianas de finales del siglo XIX hasta la concientización pública previa a 1947 y los temores de conquista interplanetaria. Muestra cómo la cultura estaba lista para hacerse eco de interpretaciones erróneas que llevaron a la enorme (pero efímera) erupción de avistamientos de platillos volantes de julio de 1947 en los Estados Unidos. Desde el Prólogo hasta el Capítulo 2, la historia de los descubrimientos astronómicos –y la corriente de especulaciones erróneas que provocaron– desde 1897 a 1938 representa el horno en el que las ideas que se estaban cocinando favorecerían la posterior aparición de los platillos volantes. Sin olvidar la influencia de la colorista literatura local de ciencia ficción, me apresuro a agregar.

No es de extrañar que el avistamiento iniciático de Kenneth Arnold se presente sin críticas, si bien el episodio del accidente de Mantell y otros episodios precedentes se muestren de manera más equilibrada. Curiosamente, los informes de ovnis eran, al principio, «vagos e incompletos» para Hynek (pág. 46). Fue años antes de las oleadas de aterrizajes y ocupantes de ovnis. En otras palabras, el «fenómeno» se reforzó y reinventó a sí mismo y ganó en complejidad. En mi opinión, fue la presión de los medios lo que convenció a los «testigos» para contar historias más elaboradas, que alcanzaron su punto máximo desde los años sesenta hasta los ochenta y disminuyeron a casi cero en el presente siglo. Reflexionando sobre eso, recientemente escribí una entrada en mi blog titulada «¿Dónde se han ido los aterrizajes de ovnis? » (12). En realidad, no se fueron, simplemente nunca llegaron.

De hecho, el propio Hynek encontró inconsistencias en el tamaño, la velocidad y las estimaciones de cualidades técnicas (performances) de los objetos del avistamiento fundacional de Arnold. Por otro lado, uno de los primeros registros fotográficos denunciados (Phoenix, 7 de julio de 1947) motivó a Hynek sugerir que debería reabrirse la investigación ya que no se había realizado una investigación competente y «no parece posible una explicación astronómica» (p 48). Por supuesto, porque muy probablemente fue un burdo engaño. Estoy convencido de eso, pero todavía no puedo probarlo. Pero, en ese momento, no se consideró la posibilidad de que alguien le mintiera a la Fuerza Aérea.

Con todo, de los primeros 273 casos estudiados por Hynek para la Fuerza Aérea entre diciembre de 1948 y abril de 1949 (Project Sign) alrededor del 20% no se resolvieron. En febrero de 1949, el informe final de del Proyecto Sign llegó incluso a plantear «la probabilidad de una visita de otros mundos» (pág. 50). Algunos dirán que el encubrimiento y el descrédito sistemático aún no habían comenzado. Bendita ignorancia, es lo que yo creo que había.

La mayor parte del Capítulo 4 cubre el espectacular avistamiento de Chiles-Whitted del 24 de julio de 1948 de un enorme torpedo volador con ventanillas del que se desprendía una cola rojiza. El informe produjo una gran conmoción en los altos mandos de la Fuerza Aérea y Hynek tampoco pudo explicar astronómicamente, «si lo aceptamos al pie de la letra» (pág. 55). Palabras clave.

Sin precedentes hasta entonces, aquella fue con toda certeza la primera visión «cercana» por pilotos en vuelo de un bólido (meteoroide de gran magnitud). Con el tiempo, la literatura científica y ufológica descubrieron cómo la observación de una mera gigantesca bola de fuego puede transformarse en un objeto sólido estructurado con ventanillas. Esto se conoce como «efecto de aeronave” de W.K. Hartmann (13-16). Hynek finalmente lo atribuyó a un meteorito de movimiento lento y se preguntó si los psicólogos vincularían la cola brillante de un meteoro con la apariencia de una nave con ventanillas iluminadas.

Después de la cancelación del Proyecto Sign, se puso en marcha el Proyecto Grudge para hacer frente al continuo flujo de informes que llegaba a la Fuerza Aérea. La posición sensible a la hipótesis ET cambió a «desacreditar los informes tan rápido como se pudiera» (pág. 59). Según el punto de vista, se debió a una mano oscura o a un baño de realismo. El caso es que después de ocho meses de operaciones (y 244 casos revisados), la conclusión fue que los incidentes ovni no representaban una amenaza para la seguridad nacional. A la misma conclusión llegaron décadas después los ministerios de Defensa de muchos países, procediéndose a desclasificar y difundir los archivos militares de informes ovni. Sin embargo, hoy, algunos creyentes obstinados no aceptan este hecho incontrovertible, incluido, aparentemente, el autor del libro.

El relato continúa con el mito de los «marcianos» rescatados después de estrellarse un platillo volante. O’Connell acertadamente señala que fue una historia inventada. Sin embargo, esta idea resurgiría con mucha fuerza en años posteriores, para sobrevivir en forma del escenario de Roswell. Esta vez los creyentes no dejarían que la presa se les escapase tan fácilmente.

En 1951, la industria del cine entró en escena con la película The Thing (La Cosa). O`Connell toma la última frase de la película, pronunciada por un científico herido: «¡vigilad los cielos!» e interpreta que el público miró con más ahínco a los cielos y, en consecuencia, observó más y más ovnis. Sin embargo, con el paso del tiempo, la interpretación de la mayoría de los estudiosos es que esta indicación es, precisamente, una de las causas del fenómeno de las «oleadas», una serie de observaciones ovni mal investigadas, erróneas, ilusorias y de naturaleza convencional, que se deben valorar después de un detallado escrutinio (17).

El libro muestra claramente lo bueno que era Hynek como profesor y captador de fondos para la Universidad Estatal de Ohio. Popular y valorado por los medios relacionados con la universidad, no le molestaba la publicidad, principalmente porque era el medio para lograr sus objetivos profesionales.

Dicen –y el libro así lo afirma– que el Proyecto Grudge tenía la consigna de desacreditar el fenómeno. Pero fue necesario un General de Inteligencia de la Fuerza Aérea para darse cuenta de que el proyecto no tenía el personal adecuado para reactivarse. Entonces se le confió al destacado Capitán Ed Ruppelt «revitalizar el programa» (pág. 69). El objeto de estudio se empezó a denominar Unidentified Flying Objects (UFOs) y el programa cambió su nombre a Blue Book (Libro Azul), hasta su cierre en 1969.

Ruppelt le pidió a Hynek (nuevamente en su papel de consultor) que reevaluara el caso Mantell, inicialmente atribuido a Venus. Y se retractó. ¿Por qué? El libro dice: «porque el fenómeno ovni persistía» (pág. 70). Sin embargo, el hecho es que Ruppelt encontró evidencia que apunta a un globo secreto Skyhook como el posible culpable.

Después del nunca debidamente estudiado caso de detección masiva por radar del 19 de julio de 1952 sobre el aeropuerto de Washington, D.C. (¿un caso de propagación anómala?), se contrató al Battelle Memorial Institute para analizar estadísticamente miles de informes ovni (Proyecto Stork). Querían discriminar entre ovnis verdaderos y falsos. Un intento ingenuo. Todavía no sabían que no hay diferencias entre «conocidos» y «desconocidos».

Un caso particular recibe atención especial (9 páginas, a partir de la pág. 96), la serie de avistamientos del 5 de agosto de 1953 que empezó con el avistamiento de un observador del GOC (cuerpo civil de observadores terrestres voluntarios) en Blackhawk, Dakota del Sur,  continuó durante más de tres horas y alcanzó hasta 200 millas de distancia en Dakota del Norte. Es prácticamente imposible analizar un evento de hace casi 50 años, pero lo que puede parecer un caso homogéneo, yo lo veo de manera bastante diferente: algo que ocurrió en lugares remotos, en el transcurso de varias horas, visualmente, por radar, desde el suelo, desde el aire, por personal lego así como por pilotos y controladores aéreos, mostrando unos testigos evidentemente agitados, puede perfectamente tener diversas explicaciones y ser el resultado de la combinación de diferentes fenómenos. Hablo de memoria, pero creo que Philip Klass ya habló sobre este efecto artificial de combinación de causas. Curiosamente, cuando concluyó la investigación, el informe de Hynek le hizo aludir a un «sabor de Alicia en el país de las maravillas» (pág. 111), es decir, un enigma.

Me recuerda el caso del piloto español de un Supercaravelle el 11 de noviembre de 1979. Durante varias horas después de un incidente aéreo central, fueron vistos ovnis desde el suelo y más tarde un avión de combate despegó para investigar las extrañas luces. La única forma de estudiar avistamientos prolongados como este es fracturarlos en segmentos temporales y geográficos separados; de lo contrario, estamos añadiendo una complejidad innecesaria a lo que sucedió y haciéndolo inexplicable debido a seguir una metodología incorrecta (18,19).

Fue por esta época que Hynek lanzó el concepto del «residuo». Esos casos ingobernables son la raíz de un nuevo fenómeno. Pero eso es una falacia. Si se toma un millón de mediciones en un laboratorio, siempre aparecerá un pequeño porcentaje de errores aleatorios o discrepancias. Es un hecho estadístico que no indica en absoluto que estas mediciones extrañas representen un nuevo fenómeno o estructura. En cualquier campo de investigación (policial, médico, etc.) siempre quedan «casos sin resolver», pero esto habla más bien de las limitaciones del investigador. En ufología, solo refleja el fracaso del narrador y/o del analista. Con más experiencia y habilidades, este porcentaje disminuye. De hecho, la cifra del 20% de los casos no explicados por Hynek o el Libro Azul se ha reducido hoy al 2,0%, según las últimas cifras del GEIPAN (20).

Para los académicos de ciencias sociales que sostienen que los medios de comunicación y el cine estimularon y mantuvieron el alto nivel de “platillismo” en América (tanto de creencia como de reporting), en el libro se cita la estimación del historiador del cine Patrick Luciano de 500 películas del género de ciencia-ficción (platillos volantes incluidos) producidas en los Estados Unidos de 1948 a 1962. Si se agregan los libros publicados, periódicos, revistas y televisión promocionando historias de ovnis durante la era espacial y el período de la guerra fría, la base para ello parece más que probada.

La narración establece un paralelismo entre Johannes Kepler (1571-1630) y Hynek, en mi opinión un poco exagerado. Principalmente, basado en la biografía que el heterodoxo intelectual Arthur Koestler (1905-1983) hizo de Kepler, quien desafió el rechazo de los sabios del siglo XVII de los descubrimientos de Galileo Galilei a través del telescopio que él inventó. De igual manera, sugiere el autor, Hynek desafió a los científicos del siglo XX a examinar casos con fotografías de ovnis (pág. 118). Pero si hay un aspecto de la fenomenología ovni que ha sido bien cubierto por los científicos desde 1947 (dentro y fuera de las fuerzas armadas) es la evidencia fotográfica y fílmica. Como dije, una comparación excesiva que puedo entender como un buen recurso literario para un libro.

Al revisar la vida laboral de Hynek como astrónomo, el libro repasa interesantes logros científicos en la historia contemporánea de la astronomía, como por ejemplo la cámara Baker-Nunn (pág. 123). Asimismo, el relato de los acontecimientos que rodearon el lanzamiento del Sputnik soviético en 1957, y el papel desempeñado por Hynek, es bastante ilustrativo y entretenido (pág. 127).

Resulta evidente que la “voluntad de creer” (21) del investigador limita de manera crucial su capacidad para analizar las declaraciones de testigos oculares e incidentes ovni. Puedo afirmarlo de primera mano ya que yo mismo he pasado por ese trance. Es como tener un velo en tu mente que inhibe la detección de fallos lógicos, errores y datos absurdos del evento informado y que impide hacer una evaluación sensata y racional de toda la situación, que te lleva a aceptar todo literalmente, sin importar cuán extraño sea. Simplemente porque crees que esas cosas raras suceden en realidad.

Revisemos ahora la historia de múltiples aterrizajes en Levelland, Texas, en la noche del 2 de noviembre de 1957 (pág. 133) desde una perspectiva diferente. A las 10:50 p.m., P. Saucedo y Joe Salaz, trabajadores agrícolas que manejan un camión a 4 millas al oeste de la ciudad, tienen un breve encuentro con una veloz llama de colores en forma de torpedo «de unos 200 pies de largo». Notablemente tenso, Saucedo informa el susto al oficial de noche de la comisaría del Departamento de Policía de Levelland, y le indica que el motor y las luces del vehículo fallaron momentáneamente. El oficial de policía A.J. Fowler no da importancia a la llamada.

Dibujo del ovni visto por P. Saucedo al investigador del Blue Book, S/ Sgt. Norman P. Barth, 1006th Air Intelligence Service Squadron, Ent Air Force Base, Colorado. (Fuente)

Tal como se describió, el principio de economía de hipótesis sugiere la observación inesperada de un bólido, lo suficientemente impresionante como para asustar a los dos ocupantes hispanos que, en su excitación, no pudieron manejar el vehículo. Nada que no hayamos visto antes en otros testigos de supuestos ovnis. Ha habido grandes confusiones con bólidos (grandes meteoros), cuya grandiosidad incluso ha dado lugar a informes de encuentros cercanos (22). Por cierto, para el astrofísico Donald Menzel, pudo ser un ejemplo de rayo en bola (23). Esta resolución fue la adoptada por el ATIC (Air Technical Intelligence Center, sede del Blue Book).

Vamos a tiempo real. Pasa una hora completa. Transcurre una noche tranquila. De repente, un tal Jim Wheeler [de Witharral] llama. Conduce 4 millas al este de Levelland y ha visto un «objeto en forma de huevo brillantemente iluminado, de unos 200 pies de largo, posado en medio de la carretera». Cuando se acerca al objeto iluminado como por luz de neón, el motor y los faros fallan. Intenta salir del coche pero el objeto aterrizado sale disparado hacia arriba y desaparece. La energía del automóvil se recupera. Unos minutos más tarde, José Álvarez [también de Whitharral] llama al mismo Departamento de Policía, ahora desde la cabina telefónica de una carretera. Informa que acaba de observar un gran objeto brillante posado en la carretera a 11 millas al norte de Levelland. Su automóvil sufre una falla eléctrica tan pronto como el objeto se eleva. A las 12:15 a.m., el automovilista [de Whitharral] Frank Williams telefonea al mismo oficial Fowler informando haber visto un objeto brillante y pulsante. Con cada pulso de luz, el coche se queda muerto. El objeto despega con un trueno. [Se halla a 9 millas al norte de Levelland]. Ahora, Fowler se da cuenta de que sus comunicaciones están siendo escuchadas por camioneros que se están divirtiendo a su costa y solicita que la línea permanezca libre para emergencias. Solo entonces «cesaron las risas». [Hynek escribió que todos los observadores «estaban escuchando una radio local que transmitía las noticias] (24). A la 1:15 a.m. se recibe una llamada más desde un teléfono público de un camionero aterrorizado [James D. Long, según el World Telegram and Sun, de Nueva York, del 4 de noviembre], quien le dice a Fowler que vio «un objeto brillante [como de neón] en forma de huevo… de 200 pies de largo» que hizo que las luces y el motor de su vehículo fallaran hasta que el objeto despegó hacia el cielo. [Fue al noreste de Levelland].

Sabemos que a los testigos les cuesta generalmente estimar tiempos y dimensiones. Pero aquí tenemos 4 informes hechos a la misma oficina de policía en el espacio de 85 minutos que imitan la dimensión, la forma, el brillo y los efectos electromagnéticos reportados para un fenómeno tipo meteoro hecho una hora antes por dos simples trabajadores agrícolas mexicanos, en la misma zona, ahora presentado como un objeto en forma de huevo que aterriza repetidamente (25). Francamente, parece una broma coordinada. O un caso imitador, una miserable broma a la policía. ¿No se dio cuenta el lector del tipo de comportamiento / maniobras idiotas de una potencial nave espacial? ¿Estaban borrachos los operadores del ovni, saltando de una carretera a la otra, con las luces encendidas a tope, solo para permanecer aterrizados un breve momento para impresionar a los pobres conductores de automóviles / camiones que –en un ejercicio sin precedentes de responsabilidad colectiva y unanimidad– decidieron informar sobre el avistamiento casi en vivo a una única estación de policía? El hecho de que las llamadas a la policía tuvieran una audiencia amplia respalda esta interpretación. Al día siguiente, otras llamadas informaron sobre otros dos aterrizajes en la misma área al mismo tiempo (12: 05 y 12:45 a.m.). ¡Verdaderamente, un platillo volante inquieto!

Los incidentes del 2 de noviembre no fueron calificados como importantes por el Blue Book: su investigador no se molestó en localizar y entrevistar a los presuntos testigos de los aterrizajes. Los registros oficiales del Blue Book son muy pobres (26). Hynek estaba ocupado rastreando el segundo satélite ruso y no estuvo involucrado en absoluto. Uno puede preguntarse razonablemente: ¿existían realmente las fuentes? ¿Cómo sabemos con certeza que no se trata de una sola suplantación de identidad, o una serie de bromas  telefónicas alimentadas por el hecho inicial, verdadero pero malinterpretado? Puedes llamarlo un enfoque revisionista. Lo llamo un escenario alternativo y realista. Puede que no esté solo en esto. Curiosamente, un caso de «engaño» es todo lo que le quedaba a Hynek, señala el libro. «Una explicación muy poco probable para los eventos de la noche», añade O’Connell, mostrando sus preferencias. ¿Improbable?

La lectura de este libro ha demostrado ser un paseo nostálgico hacia mis años de juventud, cuando esperaba cada dos meses la llegada del último número de la Flying Saucer Review. Porque este libro repasa varios de aquellos «mejores casos», ya convertidos en clásicos, increíbles pero desconcertantes, que siguen sin explicarse. Y será para siempre, debido a la ausencia de una investigación de campo científico-escéptica. Es un axioma que las encuestas de ovnis realizadas por creyentes o crédulos no conducen a nada positivo, solo al misterio. Uno de esos casos fue el ocurrido en Papua Nueva Guinea, el 26 de junio de 1959, el avistamiento ovni más largo del mundo, porque duró tres noches consecutivas. ¡Y fue nada menos que la aparición de una plataforma flotante con humanoides en la parte superior saludando a los observadores del suelo! Es curioso recordar aquellos casos, porque se consideraron la mejor evidencia de la llegada de los extraterrestres.  Con la distancia temporal, tales sucesos parecen ridículos, tal como se han contado. Los historiadores del futuro los calificarán como tales. Por ejemplo, la historia de 1962 del pre-secuestro de Barney y Betty Hill: un objeto largo aterrizado similar a un avión, con filas de ventanillas, detrás de las cuales se asoman pequeños humanoides. ¿Habría azafatas también? O la nave espacial de dos plazas vista por Lonnie Zamora en 1966, con una puerta invisible que se oyó cerrar antes de despegar eyectando llamas desde su base, con un sistema de propulsión a chorro obsoleto. ¿Nadie se da cuenta de cuán diferentes son los encuentros cercanos de ovnis entre sí? Cada evento tiene su sello personal, tanto como una entrega y construcción única e individual. ¡Hemos sido –y muchos todavía son– tan inocentes!

¿Hubo algún evento crítico que experimentara Hynek desde 1953 cuando pensaba que una visita extraterrestre era «muy, muy improbable!»? (pág. 105) Ese fue el caso Socorro, Nuevo México, 24 de abril de 1966, un ovni aterrizado con la presencia de dos seres de pequeño tamaño vestidos con un mono blanco. Constituyó un punto de inflexión en la visión de Hynek sobre los ovnis. Por eso, me detendré un poco en esto. Hay abundante literatura sobre el suceso (27,28). Hynek estaba realmente impresionado por el –único– testigo, Lonnie Zamora, un «policía sin imaginación… incapaz de engañar» (pág. 164).

Después de su investigación en el lugar, Hynek declaró: «Es uno de los informes más sólidos y mejor fundamentados hasta donde se sabe». Además, el ingeniero de mente escéptica William «Bill» Powers (empleado a tiempo completo con Hynek) (29) creyó haber encontrado un patrón geométrico en la distribución de las supuestas marcas de aterrizaje. Sin embargo, el libro no dice que Powers debió admitir años más tarde que solo fue un «pequeño ejercicio de especulación» (30). Pero Socorro significó un antes y un después para Hynek. El aterrizaje le marcó para siempre.

Uno de los muchos giros y vueltas del caso Socorro se refiere a la «insignia» vista por Zamora en la superficie del objeto. El veterano ufólogo Ray Stanford, que investigó el evento sobre el terreno al mismo tiempo que Hynek, supo de primera mano cómo era el diseño real. El capitán de la USAF Richard T. Holder le aconsejó a Zamora describir un icono diferente, aparentemente para poder reconocer un engaño de «imitación» (31). 

El caso Socorro según Ray Stanford (ilustración en acuarela).

El mayor Héctor Quintanilla fue el último oficial del Proyecto Libro Azul (1963-1969), y durante aquellos últimos seis años y medio la relación con Hynek fue bastante ácida. Quintanilla le dedica un capítulo de sus memorias, sin mostrar sentimientos particularmente buenos (32). Cuando comienza clasificando a Hynek no como consultor de la Fuerza Aérea de los EE.UU., sino solo como consultor del Proyecto Blue Book, establece el marco de una actitud negativa hacia él. «Ese sentimiento [de admiración] disminuyó proporcionalmente a la cantidad de contactos que tuve con el buen doctor». «En realidad, Hynek aportó muy poco a la investigación… sin embargo, sus típicas ruedas de prensa añadieron más llama al fuego», escribió Quintanilla. Una de las razones de esta crítica de Quintanilla fue la «búsqueda de publicidad» de Hynek. Fue exactamente el caso de Socorro lo que polarizó a los dos hombres, hasta el punto de que Quintanilla llegó a exclamar: «me equivoqué al enviar a Hynek a investigar el incidente de Socorro».

Un comentario final sobre Socorro. Quintanilla nunca estuvo satisfecho con su clasificación como «no identificado». «Hay elementos intangibles –escribió en sus memorias– que son imposibles de verificar, por lo que la solución a este caso podría encontrarse en la cabeza de Lonnie Zamora». Su inclinación a pensar así se debía, entre otras cosas, a la ausencia de pruebas físicas en el área de aterrizaje. El Laboratorio de Materiales de la Fuerza Aérea analizó muestras de suelo del lugar de aterrizaje y no halló residuos extraños; incluso el análisis de los matorrales quemados «no reveló sustancias químicas que pudieran haber sido residuos de propulsores». Zamora falleció en 2009.

O’Connell dedica no menos de dos capítulos (páginas 175 a 205) a un episodio de avistamiento múltiple de luces misteriosas en Dexter-Hillsdale, Michigan, del 20 y 21 de marzo de 1966 y sus importantes secuelas. Como son sucesos bastante conocidos, me limitaré a extraer las reflexiones personales que me sugieren. Todo comienza con una serie de observaciones de luces inmateriales, desprovistas de evidencia física, en una zona pantanosa de Michigan, por muchos testigos, entre los que se encuentran incluidas 80 chicas del Hillsdale College. Fue uno de esos casos repetitivos, con un bajo nivel de extrañeza, y ufológicamente casi irrelevantes. De hecho, para Hynek, estos informes carecían de coherencia y articulación (pág. 183).

En 1966, Hynek sostuvo que en Michigan los testigos sufrieron una ilusión óptica relacionada con el gas de los pantanos. Y que el platillo volador fotografiado por Adamski «se parecía a un comedero de pollos».

Entra en escena el conocido columnista John G. Fuller, quien había estado escribiendo durante meses –con gran reconocimiento público– sobre avistamientos de ovnis y críticas al supuesto encubrimiento de la USAF en el Saturday Review. Convirtió sus artículos en un libro, condensado en la revista Look el 22 de febrero de 1966 y conocido desde entonces como Incidente en Exeter. Sin dudas, esto causó una predisposición popular que tuvo que producir algún efecto, es decir, precalentó un ambiente propicio para próximos avistamientos de ovnis. Cuando Hynek llegó a Michigan  –el Blue Book recibió órdenes explícitas del Pentágono– se encontró con una «situación tan cargada de emoción» (pág. 183) que la investigación resultó imposible. El ambiente era casi histérico. ¡Hynek incluso participó en la persecución de un ovni por parte de varios patrulleros que terminó al darse cuenta de que los excitados oficiales de la ley estaban viendo a la estrella Arcturus! Otro policía (el sheriff adjunto David Fitzpatrick) contribuyó al desastre presentando una fotografía ovni que Hynek reconoció rápidamente como la conjunción de la Luna y Venus.

Los casos de Dexter-Hillsdale fueron una terrible combinación de intenso fervor de la prensa, histeria de testigos no preparados e ignorancia de la policía. Hynek estaba insatisfecho con la «inconsistencia de los testigos» (pág. 187) en una serie de avistamientos de luces ambiguas («las luces en ambos casos estaban asociadas con áreas pantanosas», escribió Hynek en su informe al BB). Pero, en concreto, simplemente no sabía lo que eran, cuando se vio obligado a celebrar una conferencia de prensa («un circo», p. 191) en la que apenas sugirió la posibilidad de luminiscencia debido al gas de los pantanos. Fue el delirio, y la prensa le ridiculizó por ello (aunque, viéndolo retrospectivamente, ese fiasco más que dañar su imagen lo convirtió en una celebridad).

Como resultado, los medios de comunicación nacionales acusaron furiosamente a la USAF de ocultar la verdad y burlarse de los observadores. La secuencia (o, mejor, la escalada) de los acontecimientos que siguieron demuestra cómo algo objetivamente trivial puede volverse crucial, dependiendo de quién impulsa la presión. Si es la prensa y, al mismo tiempo, los políticos, todo puede ocurrir. «El congresista y líder de la minoría de la Cámara de Representantes Gerald R. Ford y el congresista Weston Vivian, de Ann Arbor [Michigan], fueron exhortados por sus electores enojados a convocar una audiencia en el Congreso»  (pág. 195). El Comité de Servicios Armados de la Cámara programó la reunión a mediados de abril. Hablaron el Secretario (Ministro) de la Fuerza Aérea, Hynek y el mayor Quintanilla. En esa ocasión Quintanilla perdió la confianza en Hynek debido a sus declaraciones. En conclusión, el comité del Congreso sugirió que el Pentágono «estableciera una investigación civil sobre el fenómeno de los platillos volantes» (pág. 197). Dos meses después, el comité de la Cámara recomendó que asumiera el trabajo una universidad.

Otra consecuencia importante de esto fue un número exorbitante de casos ovni informados al Blue Book: «Tuvimos un total de 1.112 avistamientos en 1966, nunca ha sido igualado desde entonces», escribió Quintanilla (32). Comprobamos aquí cómo se fabrica una oleada  ovni, un gran incremento artificial de observaciones generadas por el alcance de una prensa sobrecalentada en una población susceptible y convencida.

La Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea se enfrentó al rechazo de 25 universidades estadounidenses. Aquí nos encontramos con otra controversia interna. En sus memorias, Quintanilla es directo al acusar a Hynek de maniobrar para que la Universidad  Northwestern fuera seleccionada para realizar el estudio científico sobre los ovnis. Sin embargo, el libro de O’Connell es claro al respecto: «La propia universidad de Hynek no estaba interesada» (pág. 198). Finalmente, en octubre de 1966, la Universidad de Colorado se adjudicó el contrato. Para entonces, Quintanilla ya no confiaba en Hynek en absoluto: “Traté de mantener a Hynek alejado del equipo de Colorado”. A mediados de 1966 (el cierre oficial del PBB fue el 17 de diciembre de 1969), continua Quintanilla: «La asociación de Hynek con el Proyecto Blue Book ya no era un activo, se había convertido en un lastre». El 30 de junio de 1969, el contrato anual de Hynek expiró y no fue renovado. «La terminación del contrato de Hynek le ahorró a la División de Tecnología Extranjera unos pocos miles de dólares cada año. Hynek había sido bien pagado por sus servicios como consultor sobre ovnis», finalizó Quintanilla crudamente (32).

A. Ribera, V.J. Ballester Olmos y Jacques Vallée. Barcelona (España), 1975.

En 1963, el joven estudiante de doctorado Jacques Vallée ingresó en el Observatorio Dearborn de Hynek. Vallée ejerció una influencia muy destacada en Hynek. Formado en astrofísica y ciencias de la computación, Vallée es carismático, muy inteligente, cultivado, tiene una personalidad cautivadora y, para un estadounidense, tiene el valor agregado del encanto francés. Si a esto le sumamos un conocimiento denso y profundo sobre tema ovni, Jacques inmediatamente se convirtió en un trío de facto con Allen y Bill Powers en asuntos de ovnis. Dicho esto, Hynek siempre fue Hynek.

Jacques Vallée, en sus primeros años en América, con su hijo mayor y Mike Jaffe.

O’Connell toma de Vallée una conversación entre Hynek y él revelando que las primarias ideas de ambos estaban enraizadas en el antiguo «conocimiento» de carácter hermético (pág. 216).

Me pregunto si Hynek estaba más inclinado hacia los ovnis materiales, es decir, un científico más convencional y menos atrevido, temeroso de escapar de ciertos límites frente a sus colegas de profesión. Hynek tuvo su epifanía con el «aterrizaje» de Socorro, pero él era un astrónomo puro y las herramientas para resolver «encuentros del tercer tipo» no se incluyen en la educación de un científico físico, pienso yo. La verdad es que Hynek y Vallée hicieron un excelente tándem.

El capítulo 14 se refiere al caso de secuestro más influyente del mundo, el de la pareja mixta Barney y Betty Hill en septiembre de 1961, el avistamiento de una luz en el cielo, y en febrero de 1964: una aventura de rapto alienígena recuperada por hipnosis. No recordaba haber leído antes que el psiquiatra Dr. Simon le dio a Hynek la posibilidad de interrogar a la pareja hipnotizada en el otoño de 1966 (pág. 212). En mi opinión, las abducciones son puramente fantasías (33). No puedo aceptar, por ejemplo, que médicos de una civilización súper avanzada hagan una prueba de embarazo invasiva consistente en la introducción de una larga aguja en el ombligo de una mujer.

Cuando Hynek y Vallée se reunieron por vez primera con el comité de la Universidad de Colorado, Hynek ya estaba convencido de que había algo innegablemente genuino (nuevo) tras el fenómeno ovni. Con la esperanza de discriminar la señal del ruido en la gran masa de informes de ovnis y encontrar patrones diferenciales, Hynek diseñó su famoso sistema Σ / C de extrañeza-credibilidad (pág. 222) (34). Décadas más tarde, sabemos que los ovnis y los ovis son lo mismo, que no hay diferenciación entre ruido y señal. Como lo ha expresado el erudito francés Jacques Scornaux: «hay una continuidad entre lo ordinario y lo extraordinario, y apreciamos una indiscernibilidad entre casos identificados y casos no identificados» (35). En cualquier caso, la conversión de Hynek fue rápida, ya que en diciembre de 1967 estaba proponiendo públicamente que «la evidencia existente puede indicar una posible conexión con la vida extraterrestre» (36), un salto cualitativo sin una red de seguridad para lo que realmente no tenía pruebas, solo intuición (o, peor aún, esperanza o deseo).

Como el libro explica, en ese momento, cuanta más popularidad alcanzaba Hynek, menos apoyo académico tenía, en general, y de su empleador, la Northwestern University, en particular (pág. 225). Finalmente, el comité ovni de Colorado (dirigido por el eminente físico Dr. Edward U. Condon) emitió un veredicto negativo general sobre el valor científico de los avistamientos de ovnis, a pesar de que el informe final contenía varios ejemplos de casos sin resolver (37). El propio Hynek fue muy crítico y expresó que había sido una oportunidad perdida. Años después, tres miembros del estudio Condon publicarían libros sobre su experiencia personal en el comité (38-40). La verdad es que, si bien ese voluminoso informe probablemente enterró para siempre el interés corporativo de la ciencia establecida en el tema ovni, no sería así en el espacio social. En los años siguientes, con la contribución de producciones de cine y televisión, principalmente, la curiosidad popular por el tema volvió, ahora centrada directamente en nuestra interacción con los visitantes extraterrestres. ¿Es bueno eso? No lo creo. Los informes de ovnis deberían continuar siendo estudiados, pero con un punto de vista no orientado a buscar inteligencia extraterrestre, sino inteligencia terrestre.

En lo que respecta a Hynek, su coqueteo con temas irracionales como la fotografía mental, la cirugía psíquica o la experiencia extracorporal preocupaba a sus colegas Powers y Vallée, comenta O’Connell (pág. 239). Cuando se celebró un simposio sobre ovnis patrocinado por la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (41) en diciembre de 1969, Hynek preparó un discurso basado parcialmente en sus conversaciones con el filósofo de la ciencia T. A. Goudge. Básicamente afirmó que el estamento científico rechaza nuevas observaciones empíricas que no procedan de un esquema previamente aceptado (pág. 245). Aquí, debo disentir frontalmente. Basta de hacernos las víctimas. La frase de E. Schrödinger de que el científico debe ser curioso está bien. ¿Quién no lo es? Cualquier investigador lo es. Y atrevidos para aventurarse en territorios nuevos e inexplorados. Pero antes de cambiar el statu quo, se requiere un mínimo: evidencia. Material. Legítima. Objetiva. En más de 70 años no ha habido evidencia duradera, solo observaciones visuales que podemos describir como ambiguas, inarticuladas, difusas, inciertas, imprecisas, dudosas, evasivas, etc. Nada permanente, comprobado de hecho, medible, ni bien registrado. Todos los investigadores de ovnis somos conscientes de que esto falta. Hay algunos avistamientos de aspecto sólido reportados por personas de buena reputación (siempre fenómenos evanescentes, de corta duración). Pero ¿dónde está la evidencia sólida de esos informes de aterrizaje con seres humanoides? ¿Dónde?

Sí puedo entender la frustración con la línea de investigación de ovnis por parte del BB. Estoy a favor y simpatizo con los esfuerzos que Hynek y sus socios hicieron desde finales de los años sesenta para mejorar las técnicas de investigación, seleccionar, reevaluar y estudiar los mejores casos, buscar patrones, crear un colegio invisible, etc. Pero ahora es 2020. ¿Qué se ha agregado a nuestro conocimiento de los ovnis desde entonces? Por el contrario, en todo el mundo, los casos clásicos han sido revisados y resueltos, los cimientos del edificio ovni están podridos. Los casos de humanoides ahora son narraciones solo válidas para películas. En este sentido (véase el Capítulo 17), la publicación de The UFO Experience de Hynek en 1972, su principal trabajo fuera del ámbito científico, produjo una llamarada tan señalada como efímera en el entorno científico.

El año 1973 vio a Hynek reunirse en Boianai, una isla del Pacífico Sur, con los dos misioneros anglicanos que contemplaron la larga exhibición de un ovni de 1959 (pág. 142), dotado de una tripulación de seres de pie sobre un objeto volador suspendido, mirándose los unos a los otros. Por extraño que parezca (y, como casi cualquier incidente extraordinario de ovnis, exclusivo en el amplio censo de casos), Hynek «sintió» que el evento fue real para los nativos y «le pareció… controlado de manera inteligente» (pág. 263). La transfiguración de un nuevo Hynek estaba en progreso. En ese momento, Hynek estaba muy dedicado al bien remunerado circuito de conferencias, así como asesorando a productores de televisión. Así que, cuando ocurrió el secuestro de Pascagoula, el 11 de octubre de 1973, un suceso que lanzaría una erupción nacional de casos de humanoides en los Estados Unidos (42), Hynek no tuvo problemas en admitir que los secuestrados estaban diciendo la verdad y que «tuvieron una verdadera experiencia ovni» (pág. 278). Esta vez fue patrocinado por la NBC News: afectado por las críticas mordaces de la prensa tras el episodio del gas de los pantanos, ¿creyó que los medios tratarían mejor una postura no escéptica? ¿O se volvió más osado, para compensar? Peor aún, me temo que fue totalmente sincero.

Un astrónomo está completamente capacitado para analizar anomalías de observación, por supuesto. Desde mi punto de vista, sin embargo, las supuestas experiencias de contacto o cuasi contacto con naves espaciales y entidades extraterrestres no pertenecen al ámbito de la física. Es un compartimento mental que pertenece al mundo interior de cada cual. Esta es la razón por la que cada «experiencia» es única y exclusiva para quien la origina, una sola persona o (rara vez) dos, donde una es claramente la influyente. Un físico no puede manejar este tipo de problema. Menos aún si lo aborda como un creyente.

El 18 de octubre de 1973, tuvo lugar otro destacado avistamiento ovni. Un helicóptero del Ejército de cuatro tripulantes pilotado por el Capitán Lawrence Coyne surgió de la nada para agregar complejidad a una oleada de ovnis en curso en el país (pág. 281). Para hacerlo corto, y como siempre, tenemos dos puntos de vista para juzgar e interpretar el suceso, el crítico Philip J. Klass («bólido») (43) y la colaboradora de Hynek, Jennie Zeidman («no identificado») (44). El lector interesado en el debate ovni versus meteoro (cuya solución es bastante clara, para mí), encontrará más literatura al respecto de ambos contendientes (45,46).

Allan Hendry, el investigador del CUFOS elogiado por Philip Klass.

A fines de 1973, Hynek fundó el Center for UFO Studies (CUFOS), lamentando que los gurúes de la Northwestern no estuvieran ni remotamente dispuestos a asociar la Universidad con esta iniciativa. Fue una bofetada para él. El CUFOS tenía un respaldo impresionante de científicos, con la misión de investigar y educar al público en general. Yo he sido un defensor declarado del CUFOS desde el minuto uno. Corresponsal, autor de informes, participante en conferencias, suscriptor de la revista y amigo de muchos miembros de la dirección del Centro. Durante años, su producción material en términos de documentación ha sido más que sólida: una revista académica, un boletín de alta calidad y varias monografías (47). Para mí, sin embargo, la contribución individual más importante es el influyente libro escrito por Allan Hendry, investigador jefe de CUFOS durante el período 1977-1980 (48).

La revista anual y el boletín dejaron de publicarse (2006 y 2012, respectivamente) y la organización ha languidecido hasta nuestros días, convirtiéndose en solo los archivos. Debemos enfrentar una reflexión. Los proyectos gubernamentales, las organizaciones con enfoque científico, los grupos y clubes civiles, los científicos, los aficionados, las revistas especializadas han surgido y desaparecido. Han operado varios años sin generar un avance real en nuestro conocimiento de la naturaleza de los ovnis, porque no hay una sola causa detrás, sino una variedad de fenómenos, todos de origen convencional. Por último, los registros militares de un gran número de naciones se han desclasificado (49), ajenos a existencia de una supuesta información extraordinaria. Se han producido toneladas de documentos y estudios, pero hoy dudamos si hay radio en la masa de pechblenda recogida. De hecho, todo apunta a que no.

Habiendo llegado a este punto en la historia del desarrollo de la fenomenología (o de los informes de ovnis), creo que es estéril definir esto como un dilema entre escépticos y creyentes. Porque no hay certeza de que exista algo desconocido después de 74 años. Solo palabras sobre sucesos aparentemente increíbles, sin pruebas contundentes ni pruebas demostradas empíricamente. Y si hay alguien que las tiene (inequívocas, definitivas, físicas), que las muestre.

El fondo de esta cuestión está claramente expuesto en los supuestos que Hynek enumeró en una conferencia sobre el futuro celebrada en Chicago el 1 de noviembre de 1975: [los ovnis muestran] «aceleración fantástica; simulación de masa cero; aislamiento en espacio y tiempo; cambio de forma; manifestación aparente de inteligencia» (pág. 302). Este es el problema: al no poder resolver y aclarar una serie de informes de avistamiento (de una variedad tan heterogénea como testigos), tomamos erróneamente como ciertas las características que cualquiera imagina o malinterpreta. Y elevamos estas características a la categoría de propiedades estándar de un supuesto fenómeno compacto. Hynek estaba envolviendo en términos científicos lo que no son sino absurdos relatados por los presuntos testigos.

Esta es, básicamente, la misma objeción que Carl Sagan hizo a Hynek en ese foro científico hace 46 años. Esos extraños informes de ovnis se explicarían por «la amplia gama de percepciones erróneas humanas más la amplia gama de cosas en el cielo de naturaleza no terriblemente exótica». Declaraciones mayúsculas tratadas, por cierto, no sin un toque de ridículo por O’Connell en su libro.

El otoño de 1975 fue testigo del estreno en la NBC de la recreación del secuestro del matrimonio Hill. Unas semanas más tarde emergió la abducción de Travis Walton. Para mí, el detalle que revela las buenas prácticas de esos habitantes de otros planetas es que mantienen a su sujeto bajo observación inconsciente durante unos cinco días. Un «tratamiento» inaceptablemente cruel, si fue así. Otro mal asunto fue la opinión de Hynek sobre el incidente en una conferencia de hipnotizadores: «la parte original del rapto y la visión de la criatura fueron recuerdos conscientes» (pág. 31o).

O’Connell continúa con el segundo libro de Hynek, The Edge of Reality (en coautoría con Vallée), donde su postura se inclinaba hacia lo intangible: «La solución puede estar en el ámbito parapsicológico», responde a su propia pregunta sobre lo rápido que viaja el pensamiento (pág. 312).

Dr. Jacques Vallée y Dr. J. Allen Hynek.

¿Dije algo sobre la relación entre los estímulos que recibe el público y la creación de una oleada ovni? De cien informes de ovnis por año que llegaban al CUFOS en 1977, pasaron a cientos de cartas y testimonios diarios después del lanzamiento de Encuentros en la Tercera Fase, la película de Steven Spielberg donde Hynek tuvo un cameo de seis segundos (pág. 320). El título original en inglés obviamente está tomado del primer libro de Hynek.

Déjenme corregir dos errores de O’Connell. Después de referirse al establecimiento por parte del CNES (el equivalente en Francia de la NASA) de una unidad oficial sobre los ovnis en mayo de 1977, el Group d’Etudes des Phénomènes Aérospatiaux Non-ldentifieés (GEPAN), impulsado por el Dr. Claude Poher, el libro señala que no duró dos años (pág. 324). Eso no es exacto, GEPAN se transformó en SEPRA y años después en el actual GEIPAN, cuya actividad continúa sin cesar hasta hoy (20). Además, en la película de Spielberg, el personaje del científico francés «Lacombe» retrataba a Jacques Vallée, no a Claude Poher (56).

Dr. Claude Poher, Washington, D.C, 2011.

La historia está llegando a su fin. En 1982, preguntado sobre a la posibilidad de que la explicación de los ovnis estuviera en visitantes del espacio exterior, Hynek dijo que “la respuesta será muy exótica y estará más allá de nuestra imaginación; posiblemente algo que podríamos llamar paranormal» (pág. 328). Pero cualquier cosa paranormal no se puede colocar en un laboratorio, ni medir ni ponderar.

Todavía hay un capítulo poco claro en la actividad profesional de Hynek. Me refiero al nuevo contrato de asesoramiento firmado con la USAF en 1970 (pág. 254) y que periódicamente le llevó a visitar la Base Aérea Wright Patterson (pág. 283). Parece que el tipo de trabajo que desempeñaba no se ha revelado nunca. He hecho mis averiguaciones y nadie en el entorno del CUFOS lo sabe. Ni siquiera J. Zeidman, la amiga más cercana a Hynek (50).   

Los últimos años de Hynek no fueron muy alentadores. Ni se encontraron pruebas irrefutables de la naturaleza física de los ovnis, ni se hicieron realidad las ofertas de financiación para estudios de alto nivel sobre los ovnis que le plantearon. No me detendré en esas etapas tan tristes al final de su vida.

Vicente-Juan Ballester Olmos, autor del artículo, en su estudio. Foto: Kike Taberner (Valencia Plaza).

Puede sorprender que este libro no hable de fotos de ovnis. La fotografía ovni es una de las clases de evidencia tangible más importantes. De hecho, gran parte de la realidad de los ovnis a nivel popular proviene del fetiche fotográfico. Yo mismo he dedicado 20 años a compilar la base de datos más extensa de imágenes de ovnis del mundo, FOTOCAT, un catálogo que recopila más de 12.600 casos (cerrado a 31 de diciembre de 2005) (51). La razón se encuentra en la desdeñosa opinión de Hynek sobre este tipo de evidencia: «Como es el caso de la mayoría de las fotografías de ovnis, que siguen siendo inexplicables y muy desconcertantes, pero que no prueban nada positivo. La ufología aún no ha producido una buena fotografía de un objeto extraño a corta distancia» (52). En The UFO Experience, Hynek estableció sus criterios para juzgar supuestas fotografías de ovnis. También abordó este tema específico en el Capítulo 10 de su último libro (53) (escrito por Elaine Hendry, afirma O’Connell) y, como no podía ser de otra manera, en un artículo escrito para una revista de fotografía (54).

J. Allen Hynek, finales de los 70. Lindheimer Observatory, Northwestern University, Evanston, Illinois . Foto: CUFOS.

Una biografía es un libro de historia. Y tengo la impresión de que no aprendemos en el transcurso del tiempo. ¿Cuántas décadas más tienen que pasar hasta que estemos convencidos de la ausencia de una garantía física incontrovertible, reputada, confiable e incontestable para supuestos ovnis anómalos y no identificables?

Simpatizo mucho con la figura de Allen Hynek. Un buen científico y un modelo de investigador ovni. Hubo un tiempo en que era un héroe para mí. ¡Era nada menos que consultor científico de la USAF! Él tenía, como cualquier ser humano, sus fortalezas y debilidades, debido a las creencias internas que podrían haber moldeado su trabajo, escritos y acciones. Está muy bien que haya un libro sobre él. Se lo merece, ya que fue el personaje más destacado y respetado en la investigación de ovnis en el mundo (el segundo detrás de él, inequívocamente, es Jacques Vallée). Este libro es literatura para ufólogos, fundamentalmente. Para saber más unos de otros en este microcosmos del movimiento ovni. Pero no nos equivoquemos, cualquiera de nosotros, incluido Hynek, es una figura extremadamente minúscula en la historia del mundo. La nuestra es una especie de subcultura (con amplio impacto social, especialmente en la industria del entretenimiento) y los nombres se perderán en el transcurso de los años. Pero este libro es un homenaje al primer nombre en la lista, y eso está bien.

El subtítulo del libro dice: «Cómo un hombre hizo que el mundo creyera en los ovnis». Afortunadamente, Hynek no fue responsable de este descomunal fallo. Fueron los medios de comunicación y el cine.  Y varios escritores prolíficos y sin escrúpulos, y sus editores, orientados al aprovechamiento mercantil del tema. Hynek fue, en cambio, una pieza central para un grupo reducido de individuos, nosotros los ufólogos, que usamos sus palabras como un mantra.

J. Allen Hynek en el popular programa de TV “To Tell the Truth”, 25 de mayo de 1964.

En el libro que estoy reseñando se lee esta frase: «Hynek estaba preocupado porque el fenómeno parecía afectar cada vez más a toda la raza humana» (pág. 146). ¿Qué pasa si, al final, el concepto ovni se queda solo en una creencia sin base y sin sustancia? Quiero decir, no en un misterio impenetrable e insondable que no se pueda descifrar. Entonces, su expansión (globalidad) no es un rasgo del fenómeno (como creía Hynek), sino, más bien, una lamentable concatenación de errores de observación y peor interpretación, que ha crecido exponencialmente hasta crear un mito social sin sustancia material. Historias magnificadas por escritores crédulos y explotadas por publicistas sin escrúpulos para crear un estado de opinión basado en algo ficticio e irreal.

Para aquellos que no conocían a Hynek, excepto por el nombre tras del término «encuentro cercano», el libro de O’Connell expone con justicia y detalle al gran científico –en mayúsculas– que realmente era Hynek, así como su «talento para la gestión y resolución de problemas ”(pág. 149). Me ha gustado el libro. No solo porque me gustaba la persona. Es la referencia definitiva sobre Allen Hynek, como hombre de ciencia y ufólogo. A través de sus páginas, realiza un viaje cronológico a través de la operación montada por la USAF sobre los ovnis y su propio trabajo personal sobre esta problemática, con sus altibajos. Es un trabajo recomendable, con la advertencia de que está escrito por alguien que cree que algo desconocido se encuentra en el núcleo de los informes de avistamiento de ovnis.

La crítica de un libro implica una evaluación de lo valioso que es, sí. Pero también es un vehículo para que el crítico exponga sus propias ideas. Claramente, este ha sido el caso.

Entrevista de Tom Snyder a J. Allen Hynek, a principios de los 80.

El trabajo de O’Connell es una fuente indispensable y segura de material biográfico sobre la persona que llegó a ser el mayor peso pesado en la historia de la ufología, el Dr. Josef Allen Hynek. Un placer para leer y así descubrir a un gran hombre de ciencia que deseaba tratar los informes de avistamiento de ovnis dentro del medio académico. No lo logró. Pero no porque él fallara. Más bien porque los ovnis nunca se materializaron. Permítanme cerrar esta reseña con unas palabras del propio Hynek. Unos años antes de su muerte, escribió:

«Debemos reconocerlo: la ufología es hoy una gran mezcla de supersticiones, creencias e ilusiones» (55).

Amén. 

CALIFICACIÓN: 
Clasificación: 1 meñique fracturado: pésimo. 1 meñique: malo. 2 meñiques: regular. 3 meñiques: bueno. 4 meñiques: muy bueno. 5 meñiques: excelente.

Notas

(1) Bosque de Baciu, cerca de Cluj (Rumanía), 18 de agosto de 1968, fotos de Emil Barnea. Las fotos muestran una incongruencia en la luz incidente y no hay signos de dispersión atmosférica, por consiguiente se trata de un modelo lanzado al aire.

(2) Publicado en 2017 por HarperCollins (Nueva York) como edición de bolsillo a $17,99:

(3) V.J. Ballester Olmos, A Catalogue of 200 Type-I UFO Events in Spain  and Portugal, Center for UFO Studies, Evanston, Illinois, abril de 1976,

(4) V.J. Ballester Olmos, “Monitoring Air Force Intelligence (Spain’s 1992-1997 UFO Declassification Process),” en MUFON 1997 International UFO Symposium Proceedings, Walter H. Andrus & Irena Scott (eds.), Mutual UFO Network, Seguin, Texas, julio de 1997, págs. 139-178,

 (5) V.J. Ballester Olmos, “Spanish Air Force UFO Files: The Secret´s End,” in MUFON 1993 International UFO Symposium Proceedings, en Walter H. Andrus & Irena Scott (eds.), Mutual UFO Network, Seguin, Texas, julio de 1993, págs. 127-168,

(6) V.J. Ballester Olmos, “UFO Secrecy and Disclosure in Spain,” en UFOs and Government. A Historical Inquiry, Michael Swords & Robert Powell, con Clas Svahn, Vicente-Juan Ballester Olmos, Bill Chalker, Barry Greenwood, Richard Thieme,  Jan Aldrich y Steve Purcell, Anomalist Books, San Antonio, Texas, julio de 2012, págs. 423-438 y 513-529,

(7) V.J. Ballester Olmos, “Desclasificación OVNI en España: El Mando Operativo Aéreo busca casos perdidos,” junio de 2015.

(8) V.J. Ballester Olmos, Investigación Ovni (Plaza & Janés, 1984)

(9) J. Allen Hynek prologó otros ocho libros:  Challenge to Science (1966), de Jacques & Janine Vallée, The Utah UFO Display (1974), de Frank B. Salisbury, UFOs: Interplanetary Visitors (1974), dey Raymond E. Fowler, The UFO Controversy in America (1975), de David M. Jacobs, Exobiology: A Research Guide (1978), de Martin H. Sable, The Andreasson Affair (1979), de Raymond E. Fowler, The UFO Handbook (1979), de Allan Hendry, Clear Intent (1984), de Lawrence Fawcett & Barry J. Greenwood, y UFOs and the Extraterrestrial Contact Movement: a bibliography (1986), de George M. Eberhart.

(10) Jacques Vallée, Forbidden Science. Volume One. Journals 1957-1969, Documatica Research, San Francisco, California, 2007, ver índice página 479.

(11) John Franch, “The Secret Life Of J. Allen Hynek,” Skeptical Inquirer, Vol. 37, Nº 1, enero-febrero de 2013.

(12) V.J. Ballester Olmos, “¿Dónde fueron los aterrizajes de ovnis?”, diciembre de 2017,

(13) William K. Hartmann, “Process of Perception, Conception, and Reporting,” en Scientific Study of Unidentified Flying Objects, Daniel S. Gillmor (editor), E.P. Dutton & Co., Nueva York, 1969, págs. 567-590,

Ver también: James Oberg, http://satobs.org/seesat_ref/Oberg/680304-Eastern-US.pdf

(14)  H.H. Nininger, “Air pilots and meteor hazards,” Popular Astronomy, Vol. 44, 1934, págs. 45-47,

(15) James Oberg, “A 50-Year Old Soviet UFO Case is the Key to Unlocking the Mystery of the Giant Alien Motherships,”

(16) Manuel Borraz, “Meteoros con ventanillas,”

(17) Vicente-Juan Ballester Olmos, “UFO Waves: An International Bibliography,” noviembre de 2015 (GEIPAN página web).

(18)  J.A. Fernández Peris, “The Manises UFO File,” 

(19) J.A. Fernández Peris, “Caso Manises: ¡Aterriza como puedas!”, Cuadernos de Ufología, 25-26, 2000, págs. 4-12.

(20) «La oportunidad de hacer un balance de la evolución de GEIPAN durante este período» (Web del GEIPAN, 2016)

(21) Karl T. Pflock, Roswell. Inconvenient Facts and the Will to Believe, Prometheus Books, Nueva York, 2001.

(22) Gilles Fernandez, Du niveau d’étrangeté des récits d’OVNI : l’exemple de Yukon (1996).

(23) Donald H. Menzel & Lyle G. Boyd, The World of Flying Saucers, Doubleday, Garden City, Nueva York, 1963, págs. 174-176.

(24) J. Allen Hynek, The UFO Experience. A Scientific Inquiry, Henry Regnery, Chicago, 1972, págs. 123-128.

(25) Hay mucho más, naturalmente, pero para mí es puramente circunstancial. Por ejemplo, tras el segundo bloque de tres llamadas, el sheriff and otros oficiales fueron informados. Dos de ellos vieron “luces brillantes…durante unos segundos…[pero sin ninguna] detención del coche.” El jefe de bomberos de Levelland Ray Jones, que también escuchó las conversaciones de Fowler, salió a investigar y “encontró un objeto y experimentó una breve dificultad en luces y motor.”  Cuanto de esto fue un contagio debido al nerviosismo, nunca lo sabremos. Pero este tipo de cabos sueltos siempre aparecen en casos de larga duración y ampliamente difundidos por la prensa. El oficial Fowler dijo que en total recibió hasta 15 llamadas diferentes.  En los días siguientes, hubo también varios informes que contenían aspectos comunes con las llamadas telefónicas; sin embargo, informes post-datados, especialmente en casos agitados por la prensa, tienen una alta probabilidad de ser falsos.  

(26) De https://www.fold3.com/image/7229541 a https://www.fold3.com/image/7229904

(27) Jerome Clark, The UFO Encyclopedia. Volume 3: High Strangeness UFOs from 1960 through 1979, Omnigraphics, Detroit, 1996, págs. 452-465.

(28) Matt Graeber, “Twenty-First Century Ufology IV: Socorro Revisited,” SUNlite, Vol. 2, Nº 2, marzo-abril de 2010, págs. 15-21.

(29) Durante su carrera como consultor del Blue Book, Hynek se sirvió de su personal para ayudarle en investigaciones ovni: Walter Webb, Andrew Ledwith, Jennie Zeidman, William Powers, etc.

(30) William T. Powers, “The Landing at Socorro,” in Charles Bowen (ed.), The Humanoids, Neville Spearman, Londres, 1969, págs. 130-142.

(31) Ray Stanford, e-mail a V-J Ballester Olmos, 29 de enero de 2015.

(32) Lt. Col. Hector Quintanilla, UFO’s, An Air Force Dilemma [1974], National Institute for Discovery Science, 2001.

(33) Vicente-Juan Ballester Olmos, “Alleged Experiences Inside UFOs: An Analysis of Abduction Reports,” Journal of Scientific Exploration, Vol. 8, Nº 1, 1994, págs. 91-105,

(34) Durante estos años, otros investigadores han propuesto métodos alternativos para calibrar la bondad de cualquier informe ovni denunciado.  Yo mismo he aportado un ensayo a este respecto: V.J. Ballester Olmos y Miguel Guasp, “Standards in the Evaluation of UFO Reports,” in Mimi Hynek (ed.), en The Spectrum of UFO Research, J. Allen Hynek Center for UFO Studies, Chicago, Illinois, 1988, págs. 175-182,

(35) Jacques Scornaux,  “L’hypothèse sociopsychologique : ce qu’elle est et ce qu’elle n’est pas,

(36) J. Allen Hynek,  “The UFO Gap,” Playboy, diciembre de 1967, págs. 143-146 & 267-271.

(37) Daniel S. Gillmor (ed.), Scientific Study of Unidentified Flying Saucers, E.P. Dutton & Co., Inc., Nueva York, marzo de 1969.

(38) David R. Saunders & R. Roger Harkins, UFO? Yes! Where the Condon Committee Went Wrong, The World Publishing Company, Nueva York, febrero de 1969.

(39) Roy Craig, UFOs. An Insider’s View of the Official Quest of Evidence, University of North Texas Press, Denton, Texas, 1995.

(40) William R. Altschuler, The Science of UFOs, St. Martin’s Press, Nueva York, 2001.

(41) Carl Sagan & Thornton Page (eds.), UFO’s- A Scientific Debate, Cornell University Press, Ithaca, Nueva Yo1k, 1972.

(42) Vicente-Juan Ballester Olmos y Luis Ruiz Noguez, “Pictures of aliens in USA, octubre de 1973,” 

(43) Philip J. Klass, “The Other Side of the Coyne Encounter,” FATE, 345, diciembre de 1978, págs. 72, 74, 76-82.

(44) Jennie Zeidman, “Zeidman on Klass on Coyne,” FATE, 345, diciembre de 1978, págs. 73, 75, 82-85.

(45) Jennie Zeidman, A Helicopter-UFO Encounter Over Ohio, Center for UFO Studies, Evanston, Illinois, marzo de 1979.

(46) Philip J. Klass, UFOs. The Public Deceived, Prometheus Books, Buffalo, Nueva York, 1983, págs. 135-160.

(47) Web del CUFOS

(48) Allan Hendry, The UFO Handbook, Doubleday & Company, Inc., Garden City, Nueva York, 1979.

(49) Vicente-Juan Ballester Olmos, “State-of-the-Art in UFO Disclosure Worldwide,”

(50) Mark O’Connell, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 15 de abril de 2020: “Hasta que falleció la semana pasada, he estado trabajando con la asistente más próxima del Dr. Hynek, Jennie Zeidman, y ella no sabía nada de importancia sobre el trabajo de Hynek desde 1970 y su relación con la base aérea de Wright Patterson. Si Jennie no sabía de lo que se trataba, no se me ocurre a nadie más que pudiera saberlo.”

(51) Desde el año 2000, FOTOCAT es un archivo físico y un catálogo por ordenador de aquellos casos donde se han logrado fotos analógicas o digitales.

(52) Gert Herb & J. Allen Hynek, “The Amateur Astronomer and UFO Phenomena,” International UFO Reporter, Vol. 30, Nº 3, mayo de 2006, págs. 14-16 y 24.

(53)  J. Allen Hynek, “UFOtos: A picture is not necessarily worth a thousand words,” The Hynek UFO Report, Dell, Nueva York, 1977, págs. 230-252.

(54) J. Allen Hynek, “How to Photograph a UFO,” Popular Photography, marzo de 1968, págs. 69, 100, 110, 112 y 114.

(55) J. Allen Hynek, “Ufology as a Profession: A Manifesto,” CUFOS Associate Newsletter, Vol. 2, Nº 9, septiembre de 1981, págs. 3-5.

(56)  El artículo “We Are Not Alone” de Marcia Seligson (New West, 7 de noviembre de 1977) refiere una comida que ella organizó en Hollywood entre Steven Spielberg y Jacques Vallée. Durante la misma, y en respuesta a una pregunta directa, el afamado director de cine respondió que había creado el personaje de “Lacombe” en torno a Vallée. No solo eso, como el propio Vallée me ha informado, Spielberg había leído su primer libro Anatomy of a Phenomenon (1965) y confesó haberle intrigado mucho el hecho de un francés investigando ovnis en los Estados Unidos y a quien, además, le interesara la parapsicología, que es un factor clave del carácter ficticio cinematográfico de “Lacombe”.

Agradecimientos

Doy las gracias a Martin Shough por editar la versión original en inglés. Y a Terry W. Colvin, Dr. Félix Ares de Blas, Dr. Gary Posner, Dr. Gilles Fernandez, Barry J. Greenwood, Igor Kalytyuk, Tim Printy, Mikhail Gershtein, Jacques Scornaux, Wim van Utrecht, Dr. Claude Poher, Dr. Mark Rodeghier, Clas Svahn, y Dr. Jacques Vallée por datos puntuales, referencias o ilustraciones.  También agradezco a Ignacio Cabria García por su cuidadosa traducción del original en inglés.

Valencia (España), 25 de abril de 2020.

Apéndice 1

A propósito de una legendaria fotografía tomada por J.A. Hynek

Un verdadero misterio que Hynek se llevó a la tumba es un par de fotos que tomó durante un vuelo comercial. ¿Cuándo, dónde, cómo, quién más fue testigo, información sobre los hechos? Nadie lo sabe. ¿Por qué no proporcionó estos datos? Nadie lo sabe. Por lo tanto, su valor científico como evidencia es cero. Lo menciono aquí como una ilustración anecdótica. Encontramos la primera referencia a estas fotos en el libro seminal de Hynek, The UFO Experience (1), «tomado desde la ventana de un avión a 30.000 pies». Nos cuenta un poco más, pero escribió una frase curiosa: “Quizás algún lector pueda identificarlo como un objeto natural. Si es así, agradecería saber la solución». Es una forma extraña de abogar por su análisis. Más bien parece un reto. Casi un concurso.

Fred Beckman, un distinguido experto en fotografía de la Universidad de Chicago, seleccionó estas dos imágenes para la sección de fotos de un libro escrito por Hynek y Vallée. «No se han identificado», escribió Beckman al final de su introducción (2).

¿Cómo se puede identificar algo cuando faltan todos los datos básicos? Ni siquiera cumple con la definición de ovni dictada por el propio Hynek. Tomadas desde la ventana de un avión «a altitud de crucero, el objeto estuvo a la vista el tiempo suficiente para que la cámara fuera desempacada de una maleta, almacenada debajo del asiento y para que se tomaran las dos exposiciones. Este requisito de tiempo a una velocidad cercana a Mach 0.8 descarta muchas explicaciones», se lee en el pie de la foto (3).

Se habla por primera vez de estas fotos en los diarios de Jacques Vallée correspondiente a la entrada de fecha  21 de septiembre de 1969 (4). Su socio, Fred Beckman, se las mostró, indignado porque Hynek ni siquiera había registrado el lugar, la fecha o la hora: «A veces tengo la sensación de que Allen simplemente no quiere saber», replicó.

Hace unos años intenté investigar sobre estas imágenes y me puse en contacto con John Timmerman, del CUFOS. «Allen nunca reveló la fecha o ubicación de esta fotografía, tomada con una cámara binocular, alegando falta de memoria, debido a los años transcurridos» (5). Además, me dijo que él personalmente había preguntado a Hynek después de que aparecieran las fotos: «Me dijo que estaba usando una cámara de doble lente y que pudo obtener un registro tridimensional del objeto» (6). Timmerman no pudo encontrar los negativos a través de la editorial que publicó el libro donde aparecieron. De todos modos, una editorial generalmente recibe fotografías impresas para su publicación, rara vez negativos. Durante la década de los 80, Timmerman discutió estas fotos con Jacques Vallée durante una cena privada: «él había intentado localizar los negativos, sin éxito» (5). Timmerman solo tenía una copia a color 11×14 que mostraba anotaciones en lápiz para usar en The Edge of Reality (ver arriba  la imagen sin recortar). Otros colegas del CUFOS tampoco tienen información. Para el Dr. Mark Rodeghier, científico jefe, “cuando [Hynek] se mudó a Arizona se llevó con él las fotos estereoscópicas. No las encontramos cuando fuimos a Arizona y devolvimos los archivos a Chicago» (7).

En 2011, el abogado e investigador británico Isaac Koi me refirió a un artículo de Richard Dolan que presentaba la historia insinuando un encubrimiento por parte de Hynek (8). Bueno, pensamientos conspiranoicos aparte, no hay nada sólido detrás de esta presunción. Al menos, no con los militares, como conjeturaré más adelante.

Recientemente, Barry Greenwood, uno de los principales investigadores estadounidenses de archivos ufológicos y coautor de Clear Intent (Prentice-Hall, 1984), recibió de Mary Castner una caja de variado material audiovisual del CUFOS. En el interior, había dos pequeñas cajas de diapositivas en 3-D hechas por el propio Hynek, con imágenes inéditas, tanto de investigaciones de casos como tomas personales. Desafortunadamente, la fotografía del ovni que tomó desde el aire tampoco está allí (9).

Sin información técnica, no es posible un análisis científico. Por lo tanto, abordemos esto intuitivamente. ¿Algo dentro del avión pudo reflejarse en la ventanilla? ¿Podría el bueno de  Hynek querer hacernos una broma a todos? Tenía sentido del humor, eso lo sabemos. O, más inteligente aún, una invitación a presentar hipótesis para ponernos a prueba. Eso explicaría por qué no aventuró más pistas. No sorprende, pues, conocer la opinión del analista belga Wim van Utrecht: «Las formas luminosas en las imágenes pueden ser cualquier cosa, desde envoltorios iluminados sobre un plato, reflejados en el cristal de la ventanilla del avión, hasta el sol reflejado en una masa de agua» (10). Es probable, me barrunto yo, que sea en ese contexto en el que podamos interpretar la forma inusualmente secreta en que Jenny Randles presentó esas dos fotografías en uno de sus libros: «Dijo que podía ‘responder absolutamente’ de su autenticidad. El Dr. Hynek luego me explicó por qué esto era así, y estoy de acuerdo. ¡Ahora puedo responder por ellas yo también!” (11). Percibo el fino humor inglés en esta frase. Mi amiga de muchos años Jenny no ha respondido a dos mensajes que le he planteado al respecto. ¿El que calla otorga?

Sin embargo, una fuente impecable que debería haberlo sabido me ha confirmado que no fue una broma y que la falta de información era simplemente una «distracción ocasional», y ha conectado el destino de estas fotos con las implicaciones de una «interferencia» indeterminada, mientras que, al mismo tiempo, no considera esas fotos entre aquellas en las cuales se debiera «invertir más investigación» (12). En vista de tan ambiguas circunstancias, me temo que dejaré al lector juzgar el estatus de esta imagen ovni.

Notas

(1) J. Allen Hynek, The UFO Experience, Henry Regnery, Chicago, 1972, plates 9 & 10.

(2) J. Allen Hynek & Jacques Vallée, The Edge of Reality, Henry Regnery, Chicago, 1975, pág. 120.

(3) Ibid., plates 10 & 11.

(4) Jacques Vallée, Forbidden Science. Volume One, Documatica Research, San Francisco, 2007, págs. 436-437.

(5) John Timmerman, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 29 de diciembre de 2002.

(6) John Timmerman, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 19 de abril de 2006.

(7) Dr. Mark Rodeghier, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 7 de noviembre de 2019.

(8) Richard Dolan, https://web.archive.org/web/20100728213404/http://keyholepublishing.com/hynek.html

(9) Barry J. Greenwood, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 25 de abril de 2020.

(10) Wim van Utrecht, e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 7 de noviembre de 2019.

(11) Jenny Randles, UFOs and How to See Them, Barnes & Noble, Londres, 1997, pág. 135.

(12) Llamaré a mi fuente “Father Jacobus,” e-mails fechados el 4 de abril de 2o20.

RELACIONADAS

  1. Vicente-Juan, excelente análisis! Felicitaciones. Me encantó. Por demás interesante!

  2. Capítulo 12. Enciclopedia Galáctica
    Carl nos dice: “En la inmensidad del Cosmos debe haber otras civilizaciones mucho más antiguas y más avanzadas que la nuestra. Entonces, ¿no deberíamos haber sido visitados? ¿No debería haber naves alienígenas en los cielos de la Tierra? No hay nada imposible en esta idea. Y nadie sería más feliz que yo si nos visitaran. Pero, ¿ha sucedido de hecho? Lo que cuenta no es lo que es plausible, no es lo que nos gustaría creer no lo que uno o dos testigos reclaman. Pero solo lo que está respaldado por pruebas sólidas, rigurosa y escépticamente examinadas. Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria. Desde 1947, ha habido cientos de miles de informes de OVNIS: Objetos Voladores No Identificados. Este tema tiene más que ver con la religión y la superstición que con la ciencia. Consideremos uno de los relatos más famosos de un supuesto encuentro con seres alienígenas. El 19 de septiembre de 1961 una pareja estadounidense conducía a casa a través de New Hampshire. Volvían por una carretera solitaria, a altas horas de la noche de unas vacaciones en Canadá. Recuerden que sólo tenemos su palabra para lo que pasó después. Habían observado una extraña luz en movimiento en el cielo. Por definición, un Objeto Volador No Identificado.Parecía seguirlos por millas. Después de un tiempo, los patrones de iluminación en el OVNI cambiaron. Pareció aterrizar. Bloqueó la carretera, impidiéndoles seguir conduciendo. Dijeron que vieron criaturas sin boca acercándose que no eran exactamente humanos. En este punto, la historia se vuelve aún más extraña. Perdieron todo recuerdo de lo que sucedió en las siguientes horas. Pero semanas más tarde, dijeron que recordaron algunos detalles y discutieron la experiencia con otros. 26 meses después, bajo hipnosis informaron que un OVNI había aterrizado y que la tripulación había salido. Fueron capturados, dijeron, y llevados abordo de la nave. Esa fue la historia contada por Betty y Barney Hill. Prácticamente todos los científicos que lo han estudiado son escépticos. Pero los entusiastas de los OVNIs piensan que el caso Hill es un ejemplo clásico de un «Encuentro Cercano del Tercer Tipo». ¿Por qué? ¿Qué lo hace tan especial? Mientras estaba a bordo, Betty había notado un libro escrito en una escritura jeroglífica desconocida. También se le mostró una ventana extraña a través de la cual podía ver un patrón brillante de puntos conectados con líneas. Fue, le dijeron a ella, un mapa estelar mostrando las rutas del comercio interestelar. Posteriormente, fueron liberados y se les permitió regresar a su hogar. O al menos, ésta es su historia. Los creyentes encuentran esto convincente, o al menos plausible principalmente por el supuesto mapa estelar. El propio psiquiatra de los Hill describió su historia como una especie de sueño. No hay evidencia que lo corrobore. El argumento del mapa estelar no tiene valor. Y sin embargo, este es uno de los mejores casos atestiguados de encuentros cercanos con OVNIS. Por lo que sé, somos visitados por una civilización extraterrestre diferente cada segundo martes. Pero no hay apoyo para esta atractiva idea. Las afimaciones extraordinarias no están respaldadas por pruebas extraordinarias. Hay curiosas fotos diurnas de ovnis. Algunos parecen sospechosamente sombreros o tapas lanzados al aire. Las fotos pueden ser falsificadas. Más comunes son las luces no identificadas en la noche. A menudo son aviones. Pero si no podemos identificar una luz, eso no la convierte en una nave espacial. Otros solo son un pedazo de un asteroide ardiendo cuando entra a la atmósfera de la Tierra. La mayoría de los informes de OVNIs son otra cosa, como la imagen refractada de un planeta o la reentrada de un satélite artificial. Algunos son aberraciones psicológicas. Algunos son engaños. Nunca hay evidencia física convincente, una fotografía detallada de primer plano de una extraña nave espacial o un pequeño dispositivo de fabricación extraterrestre o un libro escrito en jeroglíficos alienígenas. Nunca. Hay informes de tales cosas, pero nunca las cosas en sí mismas”.
    Ahora bien, con respecto a lo que menciona Carl a cerca de dónde están los ETs, a este planteamiento se le llama la Paradoja de Fermi, debido a que Enrico Fermi, un físico italiano que hizo grandes aportaciones a diversos campos de la física, desde la estructura nuclear hasta el comportamiento estadístico de muchas partículas cuánticas, la planteó en el verano de 1950, mientras Fermi estaba paseando un día junto a otros tres colegas, Edward Teller, Herbert York y Emil Konopinski, y donde salió a colación la posible existencia de civilizaciones extraterrestres presentes en nuestra galaxia. Como no podía ser de otra manera, Fermi se mostró entusiasmado con la cuestión y, de hecho, se planteó la posibilidad de que nos hubieran visitados tales civilizaciones. Su planteamiento fue el siguiente:
    •Tenemos unas cien mil millones de estrellas en nuestra galaxia. Muchas de ellas serán similares a nuestro Sol y muchas de estas serán mucho más viejas que nuestra estrella.
    •Seguro que algunas de esas estrellas tienen planetas que pueden soportar vida.
    •En muchos de esos planetas con vida se darán las circunstancias y características de estabilidad que hayan permitido el desarrollo de vida inteligente.
    •Algunas de esas civilizaciones habrán sobrevivido en el tiempo y habrán avanzado tecnológicamente tanto como para afrontar viajes espaciales.
    •Aunque no se puedan mover a la velocidad de la luz ni superior, han tenido el tiempo suficiente de llegar a la Tierra.
    Estos planteamientos se pueden englobar en la ecuación de Drake, N = N* fp ne fl fi fc fL, donde:
    N*, número de estrellas en la galaxia Vía Láctea;
    fp, fracción de estrellas que tienen sistemas planetarios,
    ne, número de planetas en un sistema planetario adecuados para la vida,
    fl, fracción de planetas adecuados en donde nace la vida,
    fi, fracción de planetas habitados en los que una forma inteligente de vida evoluciona,
    fc, fracción de planetas habitados por seres inteligentes en los que se desarrolla una civilización técnica con capacidad de comunicarse;
    fL, fracción de vida planetaria que evita su destrucción, ya sea por causas naturales o por la invención de armas de destrucción masiva.
    Podemos suponer que, como la vida es posible, y dado que el Universo es tan vasto, no debería ser solo posible, sino casi cierto que hay un gran número de civilizaciones extraterrestres en el Universo. Sin embargo, la gente que se adhiere a la premisa de la paradoja de Fermi cree que, debido a la falta de evidencias en este sentido, con toda probabilidad los humanos, como especie tecnológicamente avanzada, están efectivamente solos al menos en su parte de la Vía Láctea. Aún más, dicen que dado que todavía no podemos determinar con seguridad las variables de la ecuación de Drake, no podemos determinar el número de civilizaciones extraterrestres basándonos únicamente en esta igualdad. Debemos, por lo tanto, dicen, confiar en los datos, que solamente ahora están empezando a ser recopilados de manera significativa. Solo entonces podremos empezar a presumir los valores de cada una de las variables de la ecuación de Drake.
    Ahora, si queremos suponer que existen millones de civilizaciones en nuestra galaxia, entonces ya deberíamos de haber tenido evidencia de la visita de extraterrestres. Como no es el caso, Fermi se preguntó: ¿Dónde está todo el mundo? Hay varias posibles respuestas:
    •Somos los primeros. La Tierra es especial y es la única que tiene vida.Richard Dawkins y Paul Davies, proponen que las condiciones para que se cree la vida son raras en el Universo
    •Los recursos finitos impondrían límites al desarrollo exponencial. La propuesta más nueva y aceptada es la planteada por Jacob Haqq-Misra y Seth Baum, de Pennsylvania State University, que sugiere que la clave de esta paradoja está en el error de suponer que una civilización puede colonizar el Universo a un ritmo exponencial. Según ellos, el agotamiento de los recursos impondría límites al desarrollo de cualquier civilización y, por tanto, no se podría dar un crecimiento exponencial de la misma.
    •Existen, pero la mayoría de la gente no lo sabe todavía.Pudieramos haber sido ya detectados por ellos, y un mensaje o un emisario están “en camino”. Otros sostienen teorías de conspiración: que las pruebas de visitas extraterrestres están siendo ocultadas por una élite de políticos, ricos, banqueros, corporaciones o gobiernos, que no quieren que el público sepa la verdadera extensión de los contactos.
    •Existen, han estado aquí, pero no estábamos. Stephen Baxter, han hecho notar que la capacidad de la humanidad para detectar y comprender vida extraterrestre inteligente existe solo desde un periodo muy corto de tiempo, quizás solo un siglo. De acuerdo con este punto de vista, la humanidad simplemente no lleva el suficiente tiempo como para encontrar vida extraterrestre.
    •Existen, pero no se comunican con nosotros o Hipótesis del zoológico.Una posibilidad es que escondan su existencia a la humanidad. Podrían hacerlo debido a consideraciones éticas o un deseo de mantener la diversidad cultural con una idea similar a la “Primera Directiva” de la serie Star Trek, donde la humanidad tendría que alcanzar cierto nivel antes de ser contactada. También se ha sugerido que existe la posibilidad de que simplemente no presentan interés hacia los seres humanos. Esto podría suceder debido a que su posible psicología podría ser muy diferente a la hipotetizada en otras posibilidades, que parten de la premisa de que al ser inteligentes, su conducta debe ser similar a la humana; y por ello deberían presentar interés hacia otras formas de vida
    •Han desaparecido. Según esto la vida inteligente tiende a destruirse a sí misma; por ejemplo, guerra nuclear, guerra bacteriológica, química, agotamiento de los recursos, etc. Autores de ciencia ficción han propuesto otra posible explicación: algo o alguien destruye la vida inteligente. Este tema puede encontrarse en novelas de ciencia ficción como Pórtico y sus secuelas de Frederik Pohl.
    •Existen, pero no somos conscientes de ellos. A modo de ejemplo, como sucede entre hormigas y humanos, somos conscientes de ellas, pero ellas no lo son de nosotros, los humanos, aunque tendrían el poder específico de destruir sus comunidades, no generan en ellas temor, porque “lo humano” no existe para ellas.
    •Somos nosotros o todavía no existen. Algunos investigadores unen la teoría del viaje en el tiempo y la de la existencia de vida extraterrestre, llegando a la conclusión de que la vida inteligente interestelar está originada en la Tierra. Consistiría en que un grupo de seres inteligentes del planeta Tierra hubieran salido a velocidades cercanas a la de la luz rumbo a otros mundos, una vez conseguidos los conocimientos tecnológicos para tal viaje, evitando cualquier desastre intergaláctico sobre la Tierra. De esa manera, cada nuevo planeta civilizado evolucionaría de distinta forma a través de los tiempos. En resumen, la vida inteligente interestelar provendría de una vida inteligente común, nosotros, que a la vez hemos provenido de los seres vivos que habitan la Tierra. Según Brian Cox, divulgador científico en la televisión británica y ex baterista del grupo D:ream, “una solución a la paradoja de Fermi es que no es posible desarrollar un mundo que tiene el poder de destruirse a sí mismo y que necesita soluciones globales de colaboración para evitar eso”.
    •Son inteligentes, pero no desarrollados. También puede darse el caso de que estas civilizaciones sean formas de vida inteligentes, pero que se encuentren en períodos de su historia semejantes a nuestra edad media, o prehistoria, por lo tanto faltan cientos y hasta miles de años para que lleguen a un nivel de desarrollo tal que les permita comunicarse con nosotros.
    •Existen y se comunican, pero no los oímos. Los extraterrestres están intentando comunicarse con nosotros o comunicándose entre sí, pero no los detectamos, debido a que nuestra tecnología es todavía muy atrasada para poder captar sus mensajes. Por ejemplo, si una forma de vida inteligente a un millón de años luz usa actualmente ondas de radio desde hace 5000 años, a la primera señal emitida le faltarían aún 995,000 años para llegar a la Tierra. Pero… ¿qué pasaría si llegáramos a recibir un mensaje por radio de una civilización extraterrestre? Carl explora ésta posibilidad en su novela Contacto. Aquí https://youtu.be/7Ic8rYVwks4 la pueden leer, escuchar la música o ver la película, que en muchos aspectos se me hace mejor que la novela.
    La Paradoja de Fermi toma en cuenta implícitamente dos presuposiciones: La primera es que los ETs quieran comunicarse con nosotros. El hecho de que nosotros nos queremos comunicar con otras civilizaciones extraterrestres usando nuestra rudimentaria tecnología no implica que ellos quieran comunicarse con nosotros de la misma manera o que siquiera quieran comunicarse. Ni que los ETs vengan y se presenten alegremente ante todos nosotros. Que decidan hacer civilizaciones más avanzadas tecnológicamente con respecto a nosotros, está totalmente fuera de nuestra comprensión y alcance y es absurdo querer imponerles nuestras propias limitaciones. Lo que nos lleva a la segunda presuposición: ignorar a propósito y por completo el fenómeno OVNI para poder afirmar que estamos solos. Los “científicos” quieren comunicarse con los ETs sólo por radio, porque no pueden tolerar la idea de que tal vez los ETs siempre han estado aquí, observándonos e interviniendo a su antojo. Jugando con nosotros. Probando nuestra primitiva tecnología. Tratándonos como ratitas de laboratorio por lo atrasados que somos para ellos.
    Carl se involucró con los OVNIs en 1947 cuando tenía 12, que fue cuando Kenneth Arnold reportó su avistamiento sobre Mount Rainer. La cantidad de reportes hicieron que Carl creyera en que los OVNIs eran naves de otro mundo. No como gas de pantano, ni histeria colectiva, sino como naves tripuladas que visitaban la Tierra. Su interés llegó a tal grado de que en Agosto 3 de 1952, envío una carta al Secretario de Defensa, Dean Acheson, a cerca de que planeaban hacer “si los OVNIs resultabano ser naves de ETs que investigaban nuestro progreso en astronáutica y física nuclear para evitar nuestra expansión al espacio en nuestro tiempo”. Sólo recibió una (típica) respuesta de que “Bajo las circunstancias de un situación puramente hipotética, el Departamento no tiene ningún comentario a sus preguntas”. Incluso, una mañana de Domingo concluyó que Jesús, Moises y todas las figuras religiosas eran en realidad ETs que usaban alta tecnología que los hacía parecer dioses. Esa misma tarde, mientras cenaban en un restaurante que la gente frecuentaba después de ir a misa, Sagan golpeó la mesa, y gritó: “¡¡Les puedo decir que Jesucristo es extraterrestre!!”. ¿Qué fue lo que hizo que Carl pasara de ser un “creyente” a un “escéptico” de los OVNIs?
    A pesar de ser muy escéptico a cerca de los OVNIs, Stuart Appelle menciona que Carl escribía en lo que creía en falacias empíricas y lógicas a cerca de los OVNIs y las abducciones, pero pensaba que podía ser útil como una manera pedagógica de investigación y para mostrar cómo funcionaba la ciencia, por lo que los científicos deberían estudiar el fenómeno, debido a que había muchos reportes de OVNIs que interesaban al público en general.En 1966 Sagan fue invitado por Edward Condon a participar en el Ad Hoc Committee para revisar el proyecto de investigación de OVNIs de la Fuerza Aerea (USAF) del llamado Proyecto Libro Azul.
    Los antecedentes del Proyecto Libro Azul fueron el Proyecto Sign, con el capitán Edward J. Ruppelt a cargo, que reclutó al astrónomo Dr. J. Allen Hynek. La primera mirada de Josef Allen Hynek a los cielos se produjo solo unos días después de su nacimiento el 1 de mayo de 1910. Sus padres, Joseph y Bertha, llevaron a su hijo recién nacido al techo de su edificio de apartamentos en Chicago, Illinois, para ver al brillante rastro del cometa Halley, que estaba haciendo su aproximación más cercana a la tierra. A algunos les preocupaba que cuando nuestro planeta pasara por la cola del cometa, la catástrofe caería sobre la Tierra, pero el efecto del cometa en el joven Hynek fue todo lo contrario. A partir de esa noche, cada evento significativo en la vida de Hynek se anunciaría con la aparición de un extraño visitante en el cielo.Hynek se interesó por la ciencia cuando se enfermó cuando era niño y su madre le leyó un libro de texto de astronomía. Cuando asistió a la Universidad de Chicago, sabía que su futuro estaba en las estrellas, y comenzó a identificarse con Johannes Kepler, el astrónomo del siglo XVI. Kepler fue famoso por analizar las observaciones astronómicas de Tycho Brahe y utilizar los datos de Brahe para desarrollar sus tres Leyes de movimiento planetario, un hecho que impresionó mucho a Hynek. «Kepler era un místico», escribió con admiración Hynek en un periódico de la universidad, «y no le importaba nada más que la búsqueda de la Verdad». A Hynek también le interesaron los escritos de los Rosacruces y del escritor hermético Rudolph Steiner, quien creía que había un reino separado, «supersensible» cercano a nuestra propia realidad, y que, con esfuerzo, uno podía estudiar ese reino tan concretamente como uno podría estudiar el nuestro. Sin embargo, este coqueteo con el misticismo no chocó con la fe de Hynek en el racionalismo kepleriano, el método científico o su dependencia de los hechos en su propia búsqueda de la Verdad. Años más tarde, Hynek admitiría que su atracción por la ciencia se derivaba, en gran medida, de su interés en lo desconocido: «Para mí», le dijo una vez a su amigo y colega el Dr. Jacques Vallee, «el desafío era para descubrir las limitaciones de la ciencia, los lugares donde no funcionaba, así como los fenómenos que no podía explicar”.Regresando a el Proyecto Sign, el trabajo de Hynek era simple: leer los informes de OVNIs (fue él quien acuñó el término de “Objeto Volador No Identificado”, para reemplazar los términos de “disco volante” y “platillo volante” que los militares habían usado antes y pensaba que era un término más neutral y preciso) que le daba la USAF y determinar si el objeto en cuestión era un fenómeno astronómico mal identificado. Hynek hizo su trabajo con gran entusiasmo, y fue capaz de indentificar a los misteriosos OVNIs con simples meteoros, planetas y estrellas.Hynek encontró que sólo el 20% de los reportes no podían ser identificados y pensaba que si se le proporcionaban el tiempo y los recursos suficientes, podrían ser explicados también. De hecho, el no estaba simplemente inventando un fenómeno no probado para explicar un OVNI, como lo hizo con un avistamiento en 1947 en Idaho que declaró que era un raro «remolino atmosférico», algo de lo que nunca antes se había visto. Pero así fueron los primeros días de la investigación OVNI. La USAF estaba inicialmente interesada en una investigación legítima, pero pronto hubo cambios en la política. El proyecto fue acusado de hacer desaparecer los OVNIs, y Hynek hizo todo lo posible para complacerlo. Y cuando su contrato de Project Sign finalizó en 1949, Hynek volvió su atención a su carrera académica y se olvidó de los OVNIs. Los problemas de la Fuerza Aérea, solo habían comenzado. Cuando algunos miembros del personal del Proyecto Sign promovieron una «teoría extraterrestre» para el fenómeno OVNI, el Pentágono desaprobó y reasignó a los miembros responsables del personal. El informe final fue destruido por el General Hoyt Vandenberg, que demanteló al Proyecto Sign, y creó uno nuevo en 1948, llamado Proyecto Grudge, que fue muy criticado porque tenía la orden de desacreditar el fenómeno OVNI. Cuando esta postura resultó imposible de mantener y la USAF parecía cada vez más inepta con cada nuevo avistamiento que capturó los titulares, de acuerdo a Ruppelt, a final de 1951, varios generales de alto rango con mucha influencia en la USAF estuvieron tan decepcionados con el Proyecto Grudge, que crearon el Proyecto Libro Azul en Marzo de 1952. Uno de ellos era el General Charles P. Cabell, que cambió el enfoque cuando el General William Garland se unió al equipo, ya que Garland pensaba que la interrogante de los OVNIs merecía un escrutinio serio debido a que él mismo había prescenciado un OVNI.Cuando Ruppelt, acudió a Hynek en busca de ayuda para interpretar los viejos archivos de casos del Project Sign, Hynek se sorprendió al descubrir que el fenómeno OVNI no se había desvanecido simplemente como había esperado. No solo los informes de OVNIs fueron más persistentes de lo esperado, sino que se dio cuenta tardíamente de que el 20% de los casos que permanecían sin explicación y presentaban un problema científico real. Muchos de los incidentes le parecieron a Hynek dignos de un estudio serio.
    Después de un aterrador «asalto» de OVNIs sobre los cielos de Washington, D.C., en 1952, la CIA convocó a un panel de científicos del Libro Azul para abordar el tema de los OVNIs. El «Panel de Robertson» declaró en enero de 1953, después de solo cuatro días de estudio, que los OVNIs no eran una amenaza y que no merecían estudios adicionales, lo que enfureció a Hynek. Ahora completamente integrado en el Proyecto Libro Azul, y completamente consciente de lo que estaba enfrentando, Hynek abordó el problema de los OVNIs desde una nueva perspectiva, la de un investigador de mente abierta. Comenzó a usar su posición para desafiar a la comunidad científica, y le dijo a una reunión de físicos ópticos que «Ridiculizar no es parte del método científico». Él encuestó a otros astrónomos y descubrió que un sorprendente 11 por ciento de ellos había visto un OVNI, pero la mayoría tenía miedo de denunciarlos. Enviado para llevar a cabo su primera investigación de campo de un evento OVNI, un avistamiento masivo en Rapid City, Dakota del Sur y Bismarck, Dakota del Norte, Hynek encontró el caso mucho más inquietante de lo que Ruppelt y el personal del Libro Azul habían afirmado, y él criticó sus hallazgos. Obtuvo un nuevo aliado en este trabajo, a la ex alumna Jennie Gluck, que asumió el cargo de asistente de Hynek y pronto se convirtió en un ayudante invaluable para trabajar con, a veces y en contra de la Fuerza Aérea.
    Sin embargo, justo cuando estaba ganando fuerza en sus esfuerzos de OVNIs, Hynek fue reclutado por el Observatorio Harvard-Smithsonian en Cambridge, Massachusetts, en 1956. Su misión era establecer una red global de estaciones de rastreo en previsión de que Estados Unidos lanzara el primer satélite artificial en órbita terrestre. Fue una oportunidad significativa para Hynek, y se enfrentó a la tarea con entusiasmo, estableciendo una docena de estaciones de rastreo satelital en todo el mundo y equipándolas con instrumentos de medición electrónicos y ópticos tan avanzados que muchos tuvieron que inventarse específicamente para el proyecto. Cuando los Soviéticos vencieron a los Estados Unidos al espacio con el Sputnik, los periódicos y las cadenas de televisión recurrieron a Hynek para explicarle al público estadounidense lo que había sucedido, y Hynek se convirtió instantáneamente en una voz de tranquilidad para millones de personas, uno de los científicos más famosos y respetados del país.
    En 1960, Hynek asumió el cargo de presidente del departamento de astronomía de la Universidad Northwestern en Evanston, Illinois, y comenzó algunos de sus años más productivos como astrónomo. El Proyecto Stargazer fue su más ambicioso pero condenado intento de elevar telescopios sobre la atmósfera en globos a gran altitud. El telescopio híbrido de video óptico Image Orthicon, mientras tanto, le permitió a Hynek recolectar mucha más luz estelar que un sistema estándar de imágenes fotográficas. Con él, su equipo produjo imágenes sin precedentes de los cielos y fue pionero en el futuro de la astronomía en imágenes electrónicas para reemplazar a la película fotográfica que antes se usaba.
    Incluso cuando Hynek dejó su huella en el mundo científico, una serie de casos de OVNIs de alto perfil lo llevaron de regreso al Proyecto Libro Azul una y otra vez. En el caso del Padre Gill de 1959, un ministro y su rebaño en Nueva Guinea hicieron contacto visual con los ocupantes de un OVNI y se comunicaron con ellos agitando el brazo. El caso de Barney y Betty Hill de 1961 introdujo el concepto de secuestro extraterrestre en la psique estadounidense, y el caso de Lonnie Zamora de 1964 en Socorro, Nuevo México, incluyó tanto ocupantes de ovnis como evidencia física de un aterrizaje de ovnis. Cada caso a su manera desafió las suposiciones de Hynek sobre el fenómeno OVNI y lo acercó a las limitaciones de la ciencia.
    En Northwestern, Hynek comenzó a reunir en silencio un grupo informal de estudio de OVNIs que incluía al Dr. Jacques Vallee, William T. Powers, Fred Beckman y Don Hanlon, entre otros. «The Invisible College» reunió a científicos y profesionales interesados en un equipo interdisciplinario para estudiar el fenómeno OVNI mientras se ocultaban a la vista. Aprovechando el acceso de Hynek a los vastos archivos de informes de OVNIs del Proyecto Libro Azul, el grupo comenzó a buscar patrones y elementos comunes en informes de OVNIs inexplicables. En esencia, Hynek ahora estaba interpretando a Johannes Kepler para Tycho Brahe de la USAF, y se propuso dar sentido a la gran acumulación de datos en los archivos del Proyecto Libro Azul.
    Un avistamiento masivo de OVNIs en 1966 en el sur de Michigan acaparó los titulares nacionales y se convirtió en un punto de inflexión en la carrera de Hynek. Su investigación de los dos avistamientos principales fue apresurada y obstaculizada por las intensas presiones de la USAF y los medios frenéticos, y su propia mala salud (se había roto la mandíbula una semana antes). Cuando anunció en una conferencia de prensa que los OVNIs podrían haber sido gas de pantano, se desató el infierno. Hynek fue ridiculizado por lo que muchos creían que era una negación ignorante de la realidad de los OVNIs de Michigan o un intento deliberado de engañar al público y proteger a la USAF. Hynek regresó a Evanston bajo una tormenta de mala publicidad.
    Paradójicamente, la gran debacle del gas del pantano convirtió a Hynek en una celebridad de la noche a la mañana y la autoridad de referencia para todo lo relacionado con los OVNIs. Mientras su buzón se llenaba de cartas de admiradores y testigos de OVNIs de todo el mundo, los políticos en Michigan exigieron una audiencia en el Congreso sobre el mal trato de la USAF de su estado. El futuro presidente y entonces congresista Gerald R. Ford fue uno de los indignados. Hynek aprovechó su momento ante el Congreso para pedir un estudio científico imparcial sobre el fenómeno OVNI, y su mensaje llegó a la Cámara de Representantes. Hynek triunfó, ya que el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes respaldó la idea de un estudio universitario para determinar si los OVNIs constituían un fenómeno objetivamente real que justificaba la investigación científica. Cuando el proyecto de la Universidad de Colorado, a menudo denominado «Comité Condon» porque fue dirigido por el físico escéptico Edward U. Condon, comenzó más tarde en 1966, Hynek creía que su momento de reivindicación había llegado por fin.
    A medida que avanzaba el Proyecto de la Universidad de Colorado, Hynek vertió su energía en la construcción de dos nuevos observatorios para el noroeste, uno en la orilla del lago Michigan y otro en las montañas de Nuevo México. El observatorio de Corralitos, Nuevo México, se convirtió en uno de los logros más orgullosos de Hynek, y al frente descubrió una asombrosa cantidad de supernovas, estableciendo su legado en el campo de la astronomía.
    Después de dos años de conflicto, escándalo y vergüenza, el Comité Condon declaró que los OVNIs no merecían una atención seria, y la Fuerza Aérea pronto canceló el Proyecto Libro Azul y se retiró del estudio de los OVNIs para siempre (al menos eso quisieron aparentar, cuando en realidad nunca lo han hecho). Repentinamente libre de decir lo que quisiera sobre el fenómeno OVNI, Hynek se convirtió en un fuerte defensor público para el estudio continuo de los OVNIs mientras continúaba investigando los interminables informes de OVNIs que se le presentaron. Sin embargo, a medida que su trabajo se hizo más público, también lo hicieron sus detractores. Curiosamente, debido a su insistencia en adherirse a los hechos y al método científico, a menudo parecía simplemente negarse a decir de qué lado estaba, lo que antagonizó a los creyentes y escépticos de los OVNIs por igual.
    Por cierto, hay una muy buena serie basada en los casos del Proyecto Libro Azul. La pueden ver aquí https://mega.nz/#F!3f4VkAqC!UTFZayOhVwE87HX8YCyFMA
    En septiembre de 1968, Hynek recibió una carta del coronel Raymond Sleeper de la Foreign Technology Division. Sleeper señaló que Hynek había acusado públicamente al Proyecto Libro Azul de ciencia de mala calidad, y además le pidió a Hynek que ofreciera consejos sobre cómo el Proyecto Libro Azul podía mejorar sus métodos científicos. Hynek declararía más tarde que la carta de Sleeper era «la primera vez en mis 20 años de asociación con la fuerza aérea como consultor científico que me habían pedido oficialmente críticas y consejos sobre el problema de los OVNIs”. Hynek escribió una respuesta detallada, fechada el 7 de octubre de 1968, sugiriendo varias áreas donde el Proyecto Libro Azul podría mejorar. En parte, él escribió:
    1)Ninguna de las dos misiones del Proyecto Libro Azul (determinar si los OVNIs son una amenaza para la seguridad nacional y utilizar los datos científicos recopilados por Proyecto Libro Azul) se está ejecutando adecuadamente.
    2)El personal del Proyecto Libro Azul, tanto en números como en capacitación científica, es extremadamente inadecuado.
    3)El Proyecto Libro Azul sufre porque es un sistema cerrado. Prácticamente no hay diálogo científico entre el Proyecto Libro Azul y el mundo científico externo.
    4)Los métodos estadísticos empleados por el Proyecto Libro Azul son nada menos que una parodia.
    5)Ha habido una falta de atención a casos importantes de OVNIs y se ha pasado demasiado tiempo en casos de rutina y en tareas periféricas de relaciones públicas. La concentración podría estar en dos o tres casos científicos potencialmente significativos por mes, en lugar de estar esparcidos entre 40 y 70 casos por mes.
    6)La entrada de información al Proyecto Libro Azul es extremadamente inadecuada. Una carga imposible se coloca en el Libro Azul por la falla casi constante de los oficiales de OVNIs en las bases aéreas locales para transmitir información adecuada.
    7)La actitud básica y el enfoque dentro del Proyecto Libro Azul es ilógica y no científica.
    8)Se hizo un uso inadecuado del consultor científico del proyecto (el propio Hynek). Solo se le llama si la atención los casos que el monitor del proyecto considera que valen la pena. Su alcance de operación se ha visto constantemente frustrado. A menudo se entera de casos interesantes solo un mes o dos después de recibir el informe del Proyecto Libro Azul.
    En su primer libro, The UFO Experience (1972, Henry Regnery), Hynek explicó los elementos esenciales de un evento OVNI e introdujo su influyente sistema de clasificación de OVNIs, incluida la ahora famosa terminología «Encuentro Cercano». Un Encuentro Cercano del Primer Tipo, implica el avistamiento de uno o más objetos voladores no identificados en el cielo. Un Encuentro Cercano del Segundo Tipo Corresponde a la observación de un OVNI, junto a evidencia física de su aterrizaje o, en su defecto, de efectos físicos sobre una superficie. Un Encuentro Cercano del Tercer Tipo es la observación de un OVNI junto a entidades biológicas, llamadas originalmente seres animados por Hynek. El escogió a propósito esa denominación relativamente vaga, evitando términos alternativos como «extraterrestres» o «alienígenas» (aliens) y así no dar ninguna opinión personal no fundamentada acerca del origen o naturaleza de aquellos seres. Incluso Hynek escribió en su libro que sentía disgusto por ese tipo de informes, pero que sin embargo sentía la obligación científica de incluirlos, ya que, si bien representaban una (pequeña) minoría de los encuentros alegados con OVNIs, se trataba de un porcentaje mensurable de ellos. Con una gran popularidad, Hynek hizo un viaje largamente esperado a Australia y Nueva Guinea, donde finalmente conoció al famoso Padre Gill. Incluso después de 14 años, el testimonio de Gill y los otros testigos fueron lo suficientemente fuertes como para convencer a Hynek de que habían experimentado un verdadero «Encuentro Cercano del Tercer Tipo». Sin embargo, esta no era una píldora completamente fácil de tragar para Hynek, ya que estaba personalmente preocupado por la idea de los ocupantes de OVNIs.
    Esos problemas se hicieron más profundos en 1973 cuando NBC News lo envió a investigar el presunto secuestro de dos pescadores en Pascagoula, Mississippi, por seres robóticos que emergieron de un brillante OVNI. Convencido por su testimonio de que los dos hombres habían tenido una experiencia muy real, pero incapaz de definir qué fue esa experiencia, Hynek se encontró cuestionando la naturaleza misma de la realidad. Una vez más, consideró necesario recordar a sus colegas escépticos que «Ridiculizar no es parte del método científico», pero sin embargo se encontró en el lado perdedor de un debate televisivo con un despectivo profesor Carl Sagan que descartó cáusticamente lo que sucedió en Pascagoula. La respuesta de Hynek a los ataques de Sagan fue organizativa; anunció la creación de su Centro de Estudios de Ovnis, o CUFOS, la primera organización nacional dedicada al estudio científico de los OVNIs.
    Cuando Hynek estableció un sistema nacional de notificación de OVNIs para CUFOS, la joven organización obtuvo su primer caso importante: el evento Coyne en octubre de 1973. Este espectacular encuentro, en el que un helicóptero militar casi se estrella después de una llamada cercana con un objeto en forma de cigarro, se convirtió en el estándar de oro para los casos de OVNIs y ayudó a establecer la estatura de CUFOS en el campo de la ufología. En particular, el caso atrajo la atención de la vieja amiga y colega de Hynek, Jennie Zeidman (Gluck), quien investigó el caso independientemente de CUFOS y estuvo de acuerdo con el veredicto de Hynek de «inexplicable».
    CUFOS rápidamente cumplió su promesa inicial, estableciendo una publicación periódica (International UFO Reporter) y una revista científica (Journal of UFO Studies). El número de la línea de denuncia nacional pionera de CUFOS se distribuyó a los agentes de la ley de todo el país, lo que les permitió informar rápidamente sobre los eventos locales de OVNIs y solicitar que CUFOS enviase investigadores a la escena.
    El año 1975 trajo un segundo libro, The Edge of Reality (1976, Henry Regnery), coescrito con el Dr. Jacques Vallee, en el que Hynek expresó abiertamente sus dudas sobre el estado de la ufología, su arrepentimiento por su temprana experiencia como desacreditador de OVNIs, y su confusión sobre la verdadera naturaleza del fenómeno.
    Mientras tanto, Hynek había estado trabajando con los Archivos Nacionales para poner a disposición del público la colección completa de archivos del Proyecto Libro Azul. Esperaba seleccionar los mejores casos para un conjunto masivo de 3 volúmenes en informes a los militares, pero cuando los planes iniciales no pudieron llevarse a cabo, Hynek tuvo que conformarse con un pequeño libro de bolsillo. Este se convirtió en su tercer libro de OVNIs, The Hynek UFO Report, (1976, Dell), que por primera vez divulgó los secretos y errores del Proyecto Libro Azul y el Proyecto Colorado. A pesar de su tamaño y alcance disminuidos, el nuevo libro solo aumentó el rumor y atrajo a más seguidores.
    Poco después, Hynek apareció en la película Encuentros Cercanos del Tercer Tipo de 1977, donde fue asesor, y fue la que puso de moda otra vez a los OVNIs y trajo nueva publicidad a Hynek y CUFOS (incluso si no reflejaba completamente las verdaderas creencias de Hynek). Más estadounidenses que nunca creían que había «algo ahí afuera», incluso cuando Hynek se preguntaba cada vez más qué significaba «afuera».
    Después de las reiteradas negativas de Northwestern para apoyar su trabajo OVNI, Hynek se retiró de la universidad en 1978 para dedicar toda su atención a CUFOS. Siempre un orador popular, continuó aprovechando todas las oportunidades para criticar públicamente a sus colegas científicos por su «provincialismo temporal» en lo que respecta a los OVNIs, mientras que su renuencia a decidirse por cualquier explicación para los OVNIs continuó irritando a los que estaban a ambos lados.
    Después de un período razonablemente exitoso en la década de 1970, el financiamiento para la investigación de OVNIs disminuyó en la década de 1980, y los OVNIs se retiraron un poco de las noticias. Como consecuencia, CUFOS disminuyó en tamaño y alcance, y finalmente se mudó a la casa de Hynek en Evanston en 1981. Sin embargo, esta nueva limitación física fue de alguna manera adecuada por décadas después de insistir en un enfoque científico rígido para la investigación de OVNIs, Hynek ahora coqueteó abiertamente con explicaciones paranormales para al menos una parte del fenómeno.
    Tentado por las promesas de lujosos fondos para CUFOS, Hynek y su esposa Mimi se mudaron de Evanston a Scottsdale, Arizona, en 1984. Pero el dinero no se materializó. Sin embargo, la desgracia no logró atenuar la luz de guía de J. Allen Hynek, y como reveló una entrevista final en la Revista OMNI, sintió que estaba «a punto de resolver uno de los mayores misterios de la humanidad». «El fenómeno OVNI puede enseñarnos más sobre nosotros mismos que sobre el Universo exterior», dijo a OMNI. «No sabemos la respuesta, pero hay varias posibilidades interesantes». Pero, fiel a su forma, insistió en que «la hipótesis de E.T. es insostenible», frustrando a los creyentes de OVNIs hasta el final mientras continúa acercándose a los límites de la ciencia.
    El Dr. J. Allen Hynek ingresó al reino suprasensible el 27 de abril de 1986, todavía cuestionando, aún explorando, aún desconcertando sobre las incógnitas del 20 por ciento, aunque en su opinión disminuyó al 5 por ciento. Un corto mes antes de su muerte, hizo un largo viaje al desierto de Arizona con su esposa Mimi y su amiga Jennie Zeidman para concertar una cita con un visitante perdido hace mucho tiempo. Por segunda vez en su vida, Hynek se regodeó a la luz del cometa Halley.
    Es curioso como Carl padeció toda su vida el acecho conservador de los “científicos de élite” y como con respecto al tema de los OVNIs se terminó comportando exactamente como ellos. Los llamados escépticos parecen tener una tendencia natural descalificar cualquier fenómeno que muestra los límites del método científico. Nos recuerdan mucho a los viejos escépticos que afirmaban que la tierra era plana o era el centro del Universo, y se negaban a aceptar cualquier otra explicación que hiciera tambalear su “fe”. Carl habla a cerca de los testimonios OVNI, como si todos fueran ignorantes, charlatanes o gente loca. Nunca toma en cuenta los testimonios de los controladores, pilotos comerciales y militares, que son personal altamente calificado. El miedo disfrazado de arrogancia de muchos científicos al apresurarse a descalificar el fenómeno OVNI parece ocultar su incapacidad de decir “No Sé”. Los científicos se acostumbraron a tener la razón y a tener un cierto “status” de “sabelotodo”, y creen que sino tienen una explicación, la gente les va a dejar de creer. Parafraseando a Hynek, los escépticos de los OVNIs se vuelven maestros de lo posible: posible globo, posible avión, posibles pájaros, posible dron, etc. Su objetivo no es investigar toda la evidencia del fenómeno OVNI, su objetivo es descalificarlo. Los creyentes de los OVNIs estarían en el lado opuesto. Pero aquí lo que importa no es descartar ni creer todo desde un inicio, sino estudiar toda la evidencia y hasta entonces poder llegar a una conclusión. Suponiendo, sin conceder, que algunos relatos de abducciones fueran ciertos, los ETs al entrar en contacto con los humanos, nos inmovilizan en contra de nuestra voluntad para hacer sus experimentos, de la misma manera que nosotros inmovilzamos animales para ponerles sensores, lo que impediría que cualquier humano se llevara algún objeto para demostrar su experiencia. Esta impotencia se ve reflejada en nuestra ciencia, que ahora ya no tiene el control y que es sobrepasada, por mucho, por ETs a los que no les importan nuestro método científico. Y por eso el fenómeno OVNI es visto como una amenaza. Tan es así que la mayoría de los gobiernos, empezando por el de Estados Unidos, se han dado a la tarea de estudiar y hasta dedicarse a descalificar el fenómeno OVNI, al cual consideran muy seriamente por ser a la vez una amenaza a la seguridad nacional, y una oportunidad de obtener tecnología avanzada que les daría ventaja sobre los demás. En 2017, varias organizaciones de noticias revelaron la existencia del Programa de Identificación de Amenazas de Aviación Avanzada (AATIP), una investigación de $22 millones, financiada por el gobierno de Estados Unidos, sobre Objetos Voladores No Identificados desde 2007 hasta 2012. La revelación de 2017 de que el gobierno de Estados Unidos estaba investigando activamente los OVNIs reavivó el interés mundial en los OVNIs y los extraterrestres. A continuación se presentan varios casos significativos del fenómeno OVNI:
    El incidente del OVNI de Roswell (Julio 1947) involucró a civiles de Nuevo México, agentes de la ley locales y el ejército de los Estados Unidos, donde el último de los cuales supuestamente recolectó evidencia física del lugar del accidente del OVNI.
    Avistamiento de OVNIs de Kenneth Arnold (Junio 1947) El avistamiento del piloto Kenneth Arnold de nueve objetos de «tipo circular» volando en formación a una velocidad que se considera que es más del doble de la velocidad del sonido dio origen a la noción moderna de Platillos Voladores. Los informes del piloto de Idaho de que presenció la extraña nave mientras volaba al norte del Monte Rainier fueron descartados por una investigación de la Fuerza Aérea. Hasta su muerte en 1984, Arnold sostenía que había visto los OVNIs. Le dijo al Seattle Times en 1977: «Hice mi informe porque pensé que era mi deber. Era lo único que podía hacer como estadounidense. Vi lo que vi».
    El incidente OVNI Mantell (Enero 1948) el capitán Thomas F. Mantell, de 25 años, piloto de la Guardia Nacional Aérea de Kentucky, murió en el accidente de su caza Mustang P-51, luego de ser enviado en busca de un Objeto Volador No Identificado.
    Avistamiento en Washington, D.C. (Julio 1952) En dos ocasiones separadas, los F-94 de la Fuerza Aérea sobrevolaron Washington después de que los OVNIs fueron vistos en el radar en las bases de la Fuerza Aérea Andrews y Bolling. Los informes de OVNIs que desaparecieron o huyeron de los aviones de la Fuerza Aérea cimentaron la locura del Platillo Volador en la imaginación popular además de las irregularidades inusuales vistas por múltiples controladores de tráfico aéreo, que afirmaron que volaban entre 100 y 130 mph antes de alejarse a una velocidad increíble. Incluso, The Washington Post publicó el titular: «‘Platillos sobrepasan jets, Revela Piloto».
    Avistamiento en Levelland (Noviembre 1957) Múltiples testigos informaron haber visto un objeto en forma de huevo o un gran destello de luz moviéndose por el cielo en la pequeña ciudad de Levelland, Texas. Un testigo le dijo a la policía que el objeto que pasaba había interferido con el sistema eléctrico de su automóvil. Associated Press informó en ese momento que un «objeto misterioso» había volado con un «gran sonido y una ráfaga de viento». El avistamiento fue luego desacreditado por el Proyecto Libro Azul de la Fuerza Aérea, que afirmó que el fenómeno había sido causado por tormentas eléctricas severas y rayos de bolas.
    El secuestro de Betty y Barney Hill (1961) fue el primer incidente de secuestro reportado.
    En el incidente del OVNI de Kecksburg, Pensilvania (Diciembre 1965), los residentes informaron haber visto un objeto con forma de campana estrellarse en el área. Oficiales de policía, y posiblemente personal militar, fueron enviados a investigar donde los militares recogieron un objeto que fue visto ser trasladado por tierra por varios testigos.
    Avistamiento en Valensole, Alpes-de-Haute-Provence, France (Julio 1965) Apodado Roswell de Francia por el periódico regional Le Dauphine, este avistamiento por Maurice Masse constituye un Encuentro Cercano del Tercer Tipo. Masse afirmó que vio a dos alienígenas humanoides aterrizar un OVNI esférico en un campo. Luego salieron de la nave. El granjero francés dijo que quedó paralizado cuando uno de los seres le apuntó con un instrumento cilíndrico. La pareja luego se fue volando después de inspeccionar brevemente los alrededores.
    Avistamiento de Shag Harbor, Nueva Escocia, Canadá (Octubre 1967) Varios testigos, incluidos pilotos, informaron a la Real Policía Montada de Canadá que habían presenciado un OVNI con muchas luces brillantes o intermitentes volando sobre la costa de Nueva Escocia. Una docena de testigos dijeron que vieron una esfera naranja brillante estrellarse en el agua y luego deslizarse debajo de la superficie. Nunca se encontraron restos, informó el National Post de Canadá.
    Incidente del anillo de Delphos, Kansas (Noviembre 1971) Ronald Johnson, de dieciséis años, afirmó haber visto un objeto brillante flotando sobre un área específica cerca de la granja de su familia a primera hora de la tarde. Cuando fue a buscar a otros testigos, el objeto había desaparecido. Sin embargo, se encontró un misterioso anillo brillante donde había estado el OVNI. Otro testigo corroboró el avistamiento del extraño objeto volador. En 2017, el periódico británico Daily Express informó que un científico del Reino Unido había analizado el suelo preservado del sitio del avistamiento y descubrió que contenía un compuesto orgánico potencialmente quimioluminiscente.
    El incidente del helicóptero Coyne, Mansfield, Ohio (Octubre 1973) Cuatro miembros de la tripulación de un helicóptero de la Reserva del Ejército estuvieron apunto de chocar con un OVNI cerca del lago Charles Mill. El incidente fue corroborado por testigos en los condados de Richland y Ashland que describieron un objeto o una bola de luz que se movía de una manera no consistente con el vuelo humano. La tripulación del helicóptero, pilotado por Lawrence Coyne, informó haber visto un objeto en forma de cigarro de 60 pies de largo con una luz verde brillante, según el Mansfield News Journal.
    El caso de secuestro de Travis Walton, Snowflake, Arizona (Noviembre 1975): Walton, era un leñador de 18 años. Trabajaba con un equipo de leñadores en el Parque nacional de Sitgreaves. Según la historia, esa noche Walton y seis miembros del equipo (Mike Rogers, Ken Peterson, John Goulette, Steve Pierce, Allen Dallis y Dwayne Smith) se trasladaban en camioneta de regreso a sus casas luego de un arduo día de labor. Cuando se encontraron con una intensa luminosidad que ellos creyeron se trataba de un incendio, pero al acercarse vieron algo parecido a un platillo flotando sobre la tierra a unos 30 metros de altura. Walton salió, se puso debajo del OVNI y fue impactado por un rayo que salió de la nave. Sus compañeros huyeron asustados al creerlo muerto. Les recomiendo ver la película Fire in the Sky (1993) que se basó en este famoso caso. Aquí la pueden ver: https://youtu.be/YSBWEAnm5BI
    Avistamiento en Base de la Fuerza Aérea Loring, Maine (Octubre 1975) En dos noches sucesivas, los miembros del servicio informaron haber visto un OVNI flotando sobre la Base de la Fuerza Aérea Loring. Según los informes, un objeto descrito como una nave en forma de cigarro fue visto en el radar. La CIA ha publicado documentos que muestran un registro de vigilancia de 1975 que describe «helicópteros no identificados que salen de Canadá».
    El incidente de Teherán (Septiembre 1976) Dos aviones interceptores F-4 iraníes informaron que su equipo se atascó al acercarse a un OVNI en forma de estrella sobre las áreas que rodean la capital iraní, Teherán. Según los informes, los equipos de control de tierra en el aeropuerto internacional de Mehrabad también se vieron afectados por la extraña nave. Hablando en una conferencia de pilotos en 2007, el piloto Parviz Jafari dijo que intentó disparar contra el OVNI pero que no pudo causar ningún daño. «Mis armas se atascaron y mis comunicaciones de radio sufrieron interferencia», dijo, según Irish Independent.
    Incidente del comisario Val Johnson, Condado de Marshall, Minnesota (Septiembre 1979) En las primeras horas de la mañana del 11 de septiembre de 1979, el alguacil del condado de Marshall, Val Johnson, se encontró con lo que describió como una bola de luz blanca mientras conducía en una sección rural de la carretera estatal 220. Después de sumergirse hacia la “luz brillante”, “que flotaba a tres o cuatro pies del suelo”, Johnson se despertó en una zanja media hora después. Su patrulla había sufrido daños superficiales y tenía quemaduras alrededor de los ojos. Cuando se retiró, el jefe de policía ha mantuvo una mente abierta sobre la experiencia. «Vi una bola de luz», dijo a MPR en una entrevista. «Conduje hacia él, y de repente estaba en el auto conmigo. Es inexplicable, y seguirá siéndolo. Estoy feliz con mi estabilidad mental».
    Avistamiento Cash-Landrum, Dayton, Texas (Diciembre 1980) Nombrado así por las tres personas involucradas en el avistamiento, Betty Cash, Vickie Landrum y Colby Landrum, quienes afirmaron que fueron seguidos por un objeto en forma de diamante que despedía mucho calor y fuego de su base, mientras conducían a casa a través de densos bosques en el este de Texas. Cuando el trío abandonó su automóvil para verlo más de cerca, sintieron un intenso calor generado por el OVNI cuando se alejaba. Después del encuentro, los tres afirmaron sufrir náuseas, vómitos, diarrea, debilidad generalizada, una sensación de ardor en los ojos y sensación de que sufrían quemaduras solares.
    Incidente del bosque de Rendlesham, Suffolk, Inglaterra (Diciembre 1980) Entre el 26 y el 28 de diciembre de 1980, el personal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, estacionado en RAF Bentwaters informó haber visto luces extrañas cerca del bosque de Rendlesham. El incidente, que se ha denominado Roswell de Gran Bretaña, nunca fue investigado por las autoridades del Reino Unido. En 2015, el Coronel Charles Halt, uno de los observadores, le dijo a la BBC que había recuperado declaraciones de operadores de radar en la base que relataban cómo habían observado un OVNI moviéndose demasiado rápido para un vuelo humano normal.
    Caso Trans-en-Provence, Var, Francia (Enero 1981) Al anochecer, en su granja en el sur de la región francesa de Var, Renato Nicolaï, un agricultor de 55 años, observó un OVNI en forma de platillo en su propiedad a una distancia de aproximadamente 50 yardas. El objeto de color plomo se levantó del suelo y voló hacia una línea de árboles cercana. El caso se considera notable debido a las marcas de quemaduras dejadas por la máquina, documentadas y ampliamente analizadas por las autoridades francesas. Nunca se ha dado una explicación definitiva del incidente, y 31 años después la policía francesa retirada confirmó al Var-Martin que creían que el caso seguía siendo de suma importancia.
    Avistamiento de Nancy, Grand Est, Francia (Octubre 1982) Según una investigación de GEPAN, una unidad de la agencia aeroespacial nacional de Francia encargada de investigar avistamientos de OVNIs, un biólogo, identificado como M. Henri, y su esposa observaron un objeto no identificado que se cernía sobre su jardín durante 20 minutos. El objeto ovoide tenía una apariencia metálica brillante. M. Henri intentó fotografiar la nave, pero descubrió que su cámara se había atascado. Entonces el OVNI se elevó y se movió a una velocidad y trayectoria imposibles para los aviones hechos por el hombre. El testigo afirmó que el objeto tuvo un efecto en las plantas de su jardín, pero al analizarse sólo se encontró que estaban deshidratadas.
    Incidente del vuelo 1628 de Japan Airlines, Alaska (Noviembre 1986) El piloto y la tripulación de un vuelo de carga de Japan Airlines que transportaba vino de París a Tokio informaron haber visto extrañas luces de colores brillantes que seguían a sus aviones sobre Alaska. El New York Times informó durante una investigación de la FAA sobre el avistamiento que el piloto Kenji Terauchi vio las luces amarilla, ámbar y verde en una noche despejada. Las luces aparecieron cuando el vuelo cruzó a Alaska desde Canadá, mientras el avión navegaba a 35,000 pies. La FAA luego no llegó a una conclusión definitiva sobre el avistamiento.
    Oleada OVNI en Bélgica (Marzo 1990) Durante varios días a finales de Marzo, decenas de personas informaron haber visto extrañas luces en el cielo sobre Bélgica. Se enviaron F-16 de la Fuerza Aérea Belga para investigar. Los pilotos del F-16 no descubrieron nada, pero el frenesí mediático sobre los avistamientos europeos explotó cuando surgió una supuesta imagen de uno de los OVNIs, una nave triangular con cuatro propulsores. En 2011, el canal de televisión belga RTL reveló que la foto era falsa. El caso es importante ya que fue presenciado por múltiples individuos y controladores de tráfico aéreo capacitados.
    Avistamiento de luces sobre Phoenix, Arizona (Marzo 1997) Los ufólogos han afirmado que cientos de testigos vieron las luces «de otro mundo» en Arizona, Nevada y el norte de México. El avistamiento constaba de dos partes principales: la observación de una nave gigante en forma de V que mostraba una serie de luces o propulsores emisores de luz y la vista de una serie de luces estacionarias de color naranja y rojo que colgaban en el cielo. Según KStar News de Arizona, el gobernador del estado en ese momento, Fife Symington, afirmó que vio las luces. «Soy piloto y reconozco a casi todas las máquinas que vuelan», dijo Symington. «Era más grande que cualquier cosa que haya visto. Sigue siendo un gran misterio».
    Incidente OVNI Tic-Tac del USS Nimitz, Costa de California (Noviembre 2004) El piloto de la Marina de los Estados Unidos, David Fravor afirmó haber visto «algo que no es de esta tierra» mientras comandaba un escuadrón de caza de ataque de la Marina de los Estados Unidos, durante los ejercicios a unas 60 a 100 millas de la costa de California. Relató haber observado un objeto en forma de tic-tac moviéndose a gran velocidad. El OVNI fue visto por un equipo separado de Fravor que rastreó el objeto y lo filmó durante más de un minuto. El video ha sido desclasificado y publicado. El caso fue publicado por The New York Times tras el reconocimiento del Pentágono de su Programa de Identificación de Amenazas de Aviación Avanzada, un estudio del siglo XXI sobre avistamientos de OVNIs.
    Avistamiento en el aeropuerto de Chicago O’Hare, Chicago, Illinois (Noviembre 2006) El personal y los pilotos de United Airlines en el Aeropuerto O’Hare de Chicago informaron haber visto un platillo volador sobre la terminal del aeropuerto en un día nublado. La nave se disparó al aire tan rápido que abrió un agujero en las nubes. La FAA le dijo a The Chicago Tribune que el avistamiento probablemente había sido causado por un «fenómeno climático» y no investigó más el incidente. Un funcionario del controlador de tráfico de vuelo comentó en ese momento: «Volar siete millones de años luz a O’Hare y luego tener que dar la vuelta e irse a casa porque su puerta estaba ocupada es simplemente inaceptable». Les recomiendo la película de UFO de 2018, inspirada en éste caso. Aquí la pueden ver: https://youtu.be/RFzTWFqiTCg
    Incidente del aeropuerto de Aguadilla, Puerto Rico (Abril 2013) Se vio un Objeto Volador No Identificado volando a baja altitud a través de la pista del aeropuerto Rafael Hernández en Aguadilla, Puerto Rico. El objeto no dio ninguna señal de advertencia, aunque retrasó la salida de un vuelo comercial. Un avión de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos capturó un video infrarrojo del episodio que fue entregado a la Coalición Científica para la UFOología (SCU) por un denunciante. El video muestra que el objeto aparentemente viaja sin luces, en algunos casos por debajo de la altitud de la copa del árbol, a velocidades cercanas a las 100 mph. Un análisis del video fue publicado en un informe de la SCU.
    F / A-18 Super Hornet GO FASTER Video, Costa Este (2015) El tercer video publicado después del reconocimiento del Pentágono de su Programa de Identificación Avanzada de Amenazas de Aviación, este video muestra el vuelo de alta velocidad de un objeto no identificado a baja altitud por un Super Hornet F / A-18 de la Marina de los Estados Unidos. Revelado por el Departamento de Defensa, la fecha, el lugar y otra información han sido eliminados por la autoridad de origen como parte del proceso de aprobación de liberación.
    Aqui https://www.youtube.com/channel/UC-xzVmjSzyFSTye5bz-efQw pueden ver la serie completa de Carl Sagan Cosmos HD (1980, 1080p, 5.1, Español Latino AC3, Eng TrueHD, Multisubs spa, eng, fre, por, ger, ita, jap, chi), así como el libro que la complementa (lee el capítulo antes de verlo) y más de 12 horas de música inédita de Vangelis y otros. Los enlaces están en la descripción del video.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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