A 45 años del estreno de Star Wars / La guerra de las galaxias de George Lucas y 40 de la llegada de E.T., el extraterrestre, de Steven Spielberg, el periodista Leo Ibáñez me pidió una columnita para una revista donde yo trabajé hace 30 años.
Por Alejandro Agostinelli (*)
¿Cuán presente está la ciencia ficción en nuestras vidas? Una forma simple de averiguarlo consiste en escrudiñar gestos, frases o imágenes cotidianas. Así es: esquirlas de grandes producciones cinematográficas están incrustadas en el habla de millones de personas. No importa dónde vivas o cuándo suceda. Que la fuerza esté contigo, el saludo vulcano, E.T. phone home!, el vuelo en bicicleta de Elliott o el combate entre Darth Vader y Luke, el día que se entera quién es su padre, son un puñado entre muchos ejemplos.
En la lengua estos íconos sufrieron mutaciones. En los 80, los marcianos o humanoides de la cultura plativolista pasaron a ser llamados “ETs”, hasta que el calado de la saga Alien acabó por desplazarlos y hoy todos hablamos de alienígenas (**). Ya sea como visitantes o como visitados (remember Avatar), son hechos culturales tan persistentes que las fronteras entre la comprobación científica y el conocimiento popular se vuelven cada vez más borrosas. Casi no importa si son realidad o ficción.
Hoy, imágenes idealizadas de los ufonautas guían experiencias de conversión religiosa casi indiscernibles de otras más aceptadas socialmente, como las apariciones de la Virgen o de la Pachamama, los ángeles o los santos populares.
En los ’80, Star Wars nos hizo soñar con guerras cósmicas y héroes interplanetarios. E.T. nos enamoró no sólo porque, a millones de años luz de su casa, él representaba la profundidad de la melancolía cósmica. Fue como un niño tierno que nos enseñó a “tolerar a seres que no son idénticos a nosotros”, según Ariel Dorfman.
No era poco mérito en tiempos de Ronald Reagan.
(*) Alejandro Agostinelli es autor de INVASORES. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Sudamericana-Random House, 2009) y edita FactorElBlog.com. Las madrugadas de los miércoles hace la columna “Historias extrañas” en El Alargue (La Red) con Cali Fidalgo.
(**) Como el espacio era reducido, quedó afuera un curioso matiz: entre nosotros la expresión se empezó a imponer en 1967 por la serie Los invasores, aunque en el doblaje David Vincent se refería a alienígenos.