El misterioso platillo de Charles Fort

Los primeros platos voladores fueron dibujados 27 años antes de que estos artefactos recibieran un nombre. Y aparecieron ilustrando el comentario de El Libro de los Condenados, la obra de Charles Hoy Fort (1974-1932), que acaba de cumplir cien años. Las posibles influencias de la oleada de «naves aéreas» de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX y un anticipo de las Obras Completas de Martin Kottmeyer, uno de los más grandes ensayistas ufológicos de los EE.UU.

Por Alejandro Agostinelli

A cien años de El Libro de los Condenados, las evocaciones a Charles H. Fort solo resonaron en las catacumbas forteanas, lo cual no deja de tener coherencia si consideramos la escasa consciencia que hay sobre la influencia de este libro en la cultura popular. El centenario ocurrió hace dos meses: el biógrafo de Fort, Jim Steinmeyer, determinó que el libro se publicó el 1 de diciembre de 1919.

MISTERIO ILUSTRADO. En diciembre de 2019 se cumplieron los primeros cien años de El Libro de los Condenados (The Book of the Dammed) de Charles Fort. Uno de los comentarios que suscitó la publicación fue acompañado por un dibujo que podría mostrar la primera representación gráfica de un platillo volador.

En diciembre Factor destacó el reciente rescate de la traducción de El Libro de los Condenados al castellano por Reediciones Anómalas. Y ahora volvemos sobre el tema in extenso a cien años de que los críticos empezaran a hablar del libro, un compendio de acontecimientos extravagantes o dudosos, recopilados de revistas científicas del fin de la época victoriana, aderezados con dosis más o menos parejas de fantasía, pseudociencia y ciencia ficción.

“Fort firmó la primera copia para su esposa, Annie, el 7 de enero de 1920. La primera reseña que he encontrado es de hace cien años, el 1 de febrero de 1920”, escribió Terence E. Hanley, autor del artículo publicado en Tellers Of Wierd Tales donde cuenta las últimas noticias de una ilustración que podría mostrar la primera representación gráfica de un platillo volador (*).

ENIGMÁTICX ERH. En los diarios donde Hanley vio la ilustración solo varía el título: texto, retrato e ilustración se repiten. La  versión publicada corresponde a The Times of Shreveport, Louisiana, 16 de julio de 1920, p. 7.

El artículo de Hanley, un ilustrador experto en historietas, plantea un enigma sin resolver. El enigma es el nombre del dibujante. El nombre del dibujante que esbozó el primer platillo volador, tomando como tal el concepto que se propagó a partir del 24 de junio de 1947, fecha de la observación de nueve objetos sobre el monte Rainier, estado de Washington, por parte del piloto Kenneth Arnold.

PRIMEROS PLATILLOS El 24 de junio de 1947, Kenneth Arnold vio una formación de objetos sobre monte Rainier, estado de Washington. Podrían haber sido gansos o pelícanos, según las últimas revisiones del caso.

Según Hanley, el dibujo, que incorpora un retrato de Fort, comenzó a circular por los periódicos estadounidenses en julio de 1920. Hasta hoy, el estudioso no ha localizado la primera vez que salió la nota que incluyó la ilustración. El autor es anónimo, mejor dicho, solo son conocidas unas iniciales, que podrían corresponder a un nombre o a un seudónimo: E.R.H.

«La primera persona que dibujó un platillo volador es un artista desconocido».

CURIOSO ANACRONISMO

Así, el nombre de la primera persona que dibujó el prototipo de platillo volador, y que lo hizo 27 años antes de que esa configuración atribuida a un vehículo aéreo de origen desconocido invadiera la cultura de masas, también es el de un NN, el de un artista desconocido.

Hanley buceó en catálogos de ilustradores y dibujantes estadounidenses con esas iniciales. Ningún nombre correspondía con las iniciales E.R.H.

PROFECIA SECULAR. ¿Es esta temprana revisión del San Francisco Chronicle (1/02/1920, p. 2) profética? [El libro], afirma en la última oración, “será apreciado por los coleccionistas de curiosidades de la literatura pseudocientífica”. No es profética, pero lo parece. [“Pseudociencia”, por entonces, no tenía el significado que rige hoy: algunos le llamaban así a la embrionaria ciencia ficción; una expresión que iba a tomarse diez años para nacer.] Agrandar: haz click en el botón derecho del mouse

¿Por qué este dibujo podría ser el primero que representa a un platillo volador, es decir, a una nave espacial en forma de disco de origen extraterrestre? Porque no solo se presta para ello el dibujo mismo sino el contexto histórico en que fue publicado.

Así comienza el comentario que incluyó, entre otros, el San Francisco Chronicle sobre El Libro de los Condenados en su edición del 1 de febrero de 1920:

“¡Espías de otro mundo –emisarios celestiales– […] que planean la destrucción del hombre, la aniquilación de su civilización y la anexión de su globo!”

Casi tres décadas antes del vuelo de Arnold, E.R.H. había imaginado platos voladores con cúpulas en la parte superior y trenes de aterrizaje. La góndola que cuelga debajo es lo que debía tener una máquina voladora en el siglo XIX, a mitad de camino entre los globos o dirigibles soñados por los hombres técnicos y a las directamente imaginadas, como las aeronaves fantasma reportadas en los EE.UU. y Europa a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. “Incluso si lo fuesen [globos o dirigibles], plantea Hanley, ¿por qué la forma del disco? Una buena explicación podría ser que este dibujo de naves extraterrestres muestra un salto de la imaginación del artista desde las visiones del futuro del siglo XIX hasta la literatura pseudocientífica del siglo XX.”

Hay que decir que la fuente de alimentación más directa para la imaginación del artista podría haber sido la propia obra de Fort. Pero nuestro autor no menciona nada parecido a platívolos, platos voladores o platillos volantes, aunque sí la existencia de indicios sobre visitas extraterrestres y abundantes conjeturas sobre sus intenciones.

Si bien el precedente más popular para este tipo de relatos es la novela Guerra de los Mundos de Herbert G Wells, las especulaciones de Fort estaban más cerca del género fantástico, más precisamente del subgénero fantasía oscura, “un tipo de historia de terror en la que la humanidad está amenazada por fuerzas que están más allá de la comprensión humana”. Charles L.  Grant, autor de la definición, sitúa su origen en el llamado Cthulhu Mythos de HP Lovecraft, que a grandes trazos no es otra cosa que una crónica fantástica sobre una invasión alienígena.

Fort cultivó la idea de que somos espiados en secreto, e incluso controlados, por inteligencias misteriosas, soporte del concepto general según el cual somos propiedad. Estos argumentos son los que, al cabo de unos años, fueron a parar al trasto de “historias realistas” de terror subterráneo que Richard Shaver, con la ayuda del editor Raymond A. Palmer, empezó a publicar en Amazing Stories, que encontraban también un precedente en el propio Lovecraft. Ideas que, en definitiva, terminaron derivando en ese otro gran catalizador de la naciente ufología que fue la búsqueda de indicios de visitas alienígenas en la antigüedad que llegaron a la Tierra para dirigir la evolución de la especie. 

PREUFOLOGÍA: LA ERA ROCOCÓ

En plan de buscar posibles inspiraciones del artista, otra fuente cantada son las noticias sobre naves aéreas fantasmas informadas en los EE.UU. en 1896/7 y a principios del siglo XX en Europa, Nueva Zelanda y los Estados Unidos. La famosa oleada de avistamientos de dirigibles fantasmas en Inglaterra, por ejemplo, fue atribuida a una histeria social estimulada por un creciente sentimiento antigermánico y el temor a una guerra. Aquellos misteriosos “vehículos aéreos” eran “avanzados”. Hoy diríamos que, por su estética rococó y sus motores ruidosos, no eran buenos ejemplos de tecnología extraterrestre. Eran más parecidos a los dirigibles sobre los que se hablaba varios años antes de que comenzaran a volar.

PROTOTIPO DEL PRIMER DIRIGIBLE. Su inventor, Henri Giffard, es uno de los 72 hombres de ciencia reconocidos por sus contribuciones en la famosa guarda de la Torre Eiffel.
Clarke, David:
«Naves amenazantes sobre Inglaterra: la oleada de la «nave aérea» en 1909. En CdU Suplemento Internacional Nro 7 (2001). Fundación Anomalía.

Por cierto, el primer dirigible, un aeróstato de hélice de tres aspas y timón, lo piloteó el 24 de septiembre de 1852 el ingeniero francés Henri Giffard (1825-1882). El artefacto, que era propulsado por una máquina de vapor, recorrió 27 km, entre París y Trappes, a una velocidad media de 10 km/h.

Los dirigibles fantasma, en cambio, eran alados, tenían grandes hélices tipo turbina y los pilotaban inventores en “vuelos secretos” rodeados de historias extrañas; en todo caso, aquellas florituras eran hijas no reconocidas de la influencia literaria de Luis Senarens (1863-1939), “el Verne estadounidense”, y del propio Julio Verne (1828-1905) en su novela Robur el Conquistador (1884), a su vez representadas en ilustraciones retrofuturistas como las de Albert Robida (1848-1926) y en varios exponentes de la filmografía de la época.

AERONAVES «RETRO-AVANT GARDE». A fines del siglo XIX el artista francés Albert Robida (1848-1926) representó el futuro de la aeronáutica visualmente y en una trilogía de novelas de anticipación: Le Vingtième Siècle (1883) La Guerre au vingtième siècle (1887) y Le Vingtième Siècle. La vie électrique (1890).

Ahora detengámonos en las diferencias conceptuales (origen y naturaleza) y estéticas (detalles estructurales) entre el platillo de Fort  y las aeronaves fantasma: éstas últimas eran atribuidas a potencias enemigas o a la inventiva de científicos chiflados o paranoicos (la discreción de los vuelos nocturnos sería para ocultarse de posibles apropiadores), nunca, o casi nunca, eran vehículos de procedencia extraterrestre; en cuanto a lo estructural, el dibujo de 1920 introdujo como novedad el formato platilloide de esa plataforma escalonada, guardas que recuerdan a ventanillas, la cúpulas y, por último, los patas de aterrizaje. La góndola era directa herencia de los primeros aeróstatos -entre los que prevalecía el formato esférico, pelota de rugby, cilíndrico o con forma de habano.

AIRSHIP. Preanunciado por un presunto inventor, el San Francisco Call publicaba este croquis en su edición del el 17 de Noviembre de 1896 .

Charles Fort todavía no tenía cómo nombrar las cosas raras que se veían en el cielo (afortunadamente no les llamó “forteanas”); en El Libro de los Condenados son manchas, nubes, objetos, estrellas, cilindros o superestructuras. “Para la mayor parte de mis datos, pienso en super-objetos que atraviesan el cielo sin manifestar más interés por la Tierra que el que los pasajeros de un transatlántico manifiestan por las profundidades oceánicas”, escribió.

El autor de El Libro de los Condenados tampoco se propuso escribir ciencia ficción, pero sus “hechos malditos” terminaron siendo reivindicados como precedente por escritores, estudiosos y aficionados de esa nueva área de interés cuando el platillismo explotó, a mediados del siglo XX, diluyéndose en aquel híbrido cultural que nutrió el sueño alienígena desde el boca-en-boca, los medios de difusión y la industria del entretenimiento.

Los platillos voladores propiamente dichos no fueron extraterrestres desde el inicio; basta recordar los resultados de una encuesta Gallup realizada en 1947: el 29% de los norteamericanos pensaba que eran una ilusión óptica, un 15% un arma secreta norteamericana; un 10% los consideraba un fraude, 3% globos o aparatos meteorológico y 1% naves soviéticas.

Pero en un par de años, de la mano de la revista Fate (Ray Palmer otra vez), y del mayor (RE) de la marina Donald Keyhoe, la etiqueta “platillo volador” se volvió popular y, junto a ella, empezó a volverse aceptable la idea de que podía tratarse de vehículos de otros mundos.

En 1953, esos platos voladores aprovechados por la prensa amarilla y ninguneados o ridiculizados por los medios conservadores ascendieron de categoría cuando una comisión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos adoptó la sigla Objeto Volador No Identificado (O.V.N.I.). Pero aquellas pretensiones de seriedad duraron poco. A mediado de los sesenta el tecnicismo O.V.N.I. volvió a ser devorado por el mito cuando se sustantivó y se incorporó en el lenguaje como OVNI u ovni; la operación semántica a la sigla recibió su puntazo final cuando los aficionados a la cuestión le añadieron el atributo que le iba a dar cuerpo y coherencia a esa colección de relatos heterogéneos: empezaron a llamar a eso que se ve, te abduce o se experimenta “Fenómeno OVNI” (muchas veces así, usando mayúsculas).

Nadie sabe todavía el nombre del dibujante que diseñó hace cien años el primer platillo volador. Pero el intento por situar históricamente ese precioso recorte ha sumado un nuevo ladrillo en la construcción del rascacielos mítico de la ufología.

(*) La principal fuente para escribir este artículo se la debemos a la edición de febrero de 2020 del Tellers of Weird Tales. Gracias Luis R. González por el enlace.

¿EN EL ORIGEN DE LA PARANOIA OVNI?

KOTTMEYER: GRAN NOVEDAD. El Tomo I de las obras completas de Martin Kottmeyer, uno de los pensadores más estimulantes de la ufología contemporánea, está disponible en Mercado Libre Chile. También se consigue en Lulu.com y Amazon

Aquel lector interesado en profundizar en estas fascinantes discusiones debería aceptar un consejo desinteresado de este blog y adquirir el Vol I de OBRAS COMPLETAS DE MARTIN KOTTMEYER (Ediciones Coliseo Sentosa, 2020). De sus páginas sacamos un texto de Martin S. Kottmeyer que se nos antojó más pertinente para dar un remate digno a este posteo.

“Desde un punto de vista histórico, el origen de la ufología como disciplina se le atribuye a Charles Fort. La biografía de Fort elaborada por Damon Knight ofrece pruebas indiscutibles de que la sintaxis paranoica de Fort era debida a un revés de índole social. En su juventud, Fort viajó por todo el mundo con el claro propósito de acumular experiencias e impresiones vitales, a fin de convertirse en escritor. Pasados unos años, contrajo matrimonio, se estableció, y empezó a escribir. En 1905, fue proclamado fugazmente como una nueva y rara estrella de la literatura, pero sus ambiciones quedaron en su mayor parte frustradas. Para 1906, ya estaba consumido por profundos ataques de amargura y resentimiento. Pasaban los meses y no lograba vender ninguna de sus obras. Empezaron a rondarle ideas suicidas. Se sentía aplastado por la pobreza en la que estaba viviendo. Decidió abandonar los relatos cortos y pasarse a las novelas, publicando en 1909 The Outcast Manufacturers. Pero la obra no cosechó reconocimiento alguno. Se retiró de la vida mundana y se sumergió en la lectura. Poco se sabe sobre los años siguientes, en parte porque destruyó sus notas y escritos. Sabemos que escribió una obra extravagante titulada X, cuya idea central era que Marte controlaba a distancia toda la vida sobre la Tierra por medio de rayos, algo similar a como la luz en una cámara de cine controla las imágenes que aparecen en la película sensible. (¡Raramente encontramos la proyección tomada de forma tan literal!). A este libro le siguió otra obra excesiva titulada Y (en torno a 1915).

KASPAR HAUSER. El chico misterioso de la Tierra de Y

Según parece, trataba sobre una civilización siniestra ubicada en el Polo Sur de la que habría sido expulsado Kaspar Hauser, el muchacho misterioso que apareció en Nuremberg en 1828. Se dice que Fort llegó a afirmar que Hauser había sido asesinado para evitar que revelase la verdad sobre la “tierra de Y”. Tanto X como Y nunca llegaron a publicarse y, al parecer, acabaron en la basura. En una carta a Theodore Dreiser en 1916, Fort se imaginaba a sí mismo “en comunicación con unos extraños dioses ortogenéticos”. Ya en 1919, la progresión era completa. El Libro de los Condenados propugna una posición filosófica que Fort denomina Intermediatismo, la cual sostiene que todo acto de identificación es arbitrario porque la realidad, el Universal, es un nexo ininterrumpido en el que todas las cosas son poco más que expresiones localizadas de independencia. Según la inteligente analogía de Fort, “creo que todos somos hormigas y ratones, apenas expresiones diferentes de un mismo queso que todo lo incluye”. En varias de sus reflexiones pueden percibirse algunos débiles rastros de su sintaxis paranoica: el Sistema excluyente que excluye a todos los demás, y que “cuasi-(se)opone” a los datos que ha recogido; los Visitantes subrepticios que se comunican secretamente con cultos esotéricos que dirigen a la humanidad, etc. De niño, Fort había sido el bromista de su clase, y su personalidad de payaso travieso juega con ideas como que la Tierra puede no ser redonda o “que la ciencia y la estupidez son contiguas”. El término paranoico parece quizá algo exagerado para describir a Charles Fort. De hecho, existe tanta erudición, sofisticación e ironía bienintencionada en sus libros que yo sigo considerándolo como un verdadero santo, muy por encima de quienes le sucedieron. Sin embargo, no debemos olvidar el punto central: la ufología comenzó con las meditaciones paranoicas de un novelista fallido.

(*) La ufología como un sistema de paranoia en evolución. (“Ufology Considered as an Evolving System of Paranoia”). En Cyber-biological studies of the imaginal component in the UFO contact experience (Stillings, 1989). En castellano, este texto fue incluido en el libro Lo imaginario en el contacto OVNI (Dennis Stillings, comp. Heptada, Madrid, 1990)  

GALERÍA / MÁS OVNIS VINTAGE

RETRO SAUCER MODELO 1925. Ilustración de André Galland para La Fin d’Illa, de José Moselli (1882-1941), una novela por entregas publicada en 1925 en la revista Science et voyages.
RETRO SAUCER MODELO 1925. Ilustración de André Galland para La Fin d’Illa, de José Moselli (1882-1941), una novela por entregas publicada en 1925 en la revista Science et voyages.
RETRO SAUCER MODELO 1929. Portada diseñada por Frank R. Paul para la edición de octubre de 1929 de Science Wonder Stories dirigida por Hugo Gernsback.

MAS EJEMPLOS EN «ALIENÍGENAS SUPERSTAR«

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  1. Esto, es del famoso proyecto masturbazión azul, según dicen, existe un paraíso fiscal intergaláctico para los superiores, y por la tanto, los más evoluzionados.
    Cuenta la leyenda, que el proyecto masturbazión azul se constituyó una noche de navidad bajo «complejas» lógicas boleanas polimesarosas, es decir, de facciones comunistas-Irigoyenistas-alfonsinistas-peronistas- kirhneristas-oligarquianas-tibias, que acatan ordenes a rajatabla, sin chistar, desde una distancia al alcance de la mano peluda con cinco dedos generadores de realidad y placer cómodo.

    En lo correspondiente a Kaspar hauser, el solito se expulsa solito de cualquiera fiesta(con esa pinta), sin embargo las más malas lenguas dicen que está pidiendo diezmo para construir aparcamientos en Marte, red de satélites grtarolas, y fábricas de vacunas en lugares amigables y ecológicamente socialdemócratas del planeta Terra, y así, reirse de aquellos que se han reído de el. Tarde o temprano Kaspi, que no Kapi, como lo llaman los amiguetes, dicen, y solo dicen, que construirá las ciudades del futuro, es decir, las villas volarán antigravitacionalmente por un lado, y los countrys por el otro, hacia el infinito y más allá.
    Por supuesto, hay una plaga molesta llamada jóvenes(Qué asco me dan), que parece que que no están de acuerdo con los términos, y no se basan en la domesticación de corral.
    ¡Qué ingenuos! ¿A caso no saben del proyecto masturbazión azul? ¿El de aceptar la verdad sin chistar? ¿El del salvador azul? Pobres…

    Esta naturaleza está equivocada, si SHÓ tengo razón, tengo títulos, plata, familia, paseo al perro, doy diezmo, pago mis impuestos, voy a misa, me río del inferior en todo el mundo, escuendo en tres idiomas, tengo amigos que hablan con esdrújulas…

    Ahora respiro, me acordé que tengo un amigo Científico, un Cura, un Juez y un Comisario.

    ¡Qué hermosa la evolución, puedo explicar la teoría de la relatividad!
    ¡Soy cuántico!
    ¡Viva la relatividad de la vida!
    ¡Agora, puedo cagar sin culpa!

    Gracias totales Dios(soy sho), gracias pueblo(idiotas).

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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