Airship Anastasia (recreación).

La invasión de las naves fantasma y otros dramas aéreos

Airship Anastasia (recreación).
Airship Anastasia (recreación).

¿Acaso la ficción, las ideas que ella inspira y ciertas circunstancias sociales determinan las cosas que esperamos ver en el cielo? Un antiguo artículo de Nigel Watson pone en perspectiva la cuestión ovni a la luz de la oleada de visiones de «naves aéreas desconocidas» en la Inglaterra de comienzos del siglo XX y oleadas anteriores. Según el escritor inglés, el pánico a ser invadidos por el aire alimentó a la industria del espectáculo, proyectando en extrañas naves temores ¿no identificados? En el primer cine, en sus dramas de invasión, hay más respuestas de las que normalmente se cree.

por Nigel Watson
Los ovnis nunca son vistos en medio de un vacío cultural. La propia terminología en uso ayuda a dictar lo que se ha visto y/o denunciado. En el pasado tuvimos carros de fuego, luces encantadas, aeronaves fantasma, foo figthers, cohetes fantasmas y otros marcos de referencia para interpretar las cosas extrañas que vemos en los cielos. De hecho, el propio marco de referencia puede ser una causa coadyudante para que la gente vea o informe sobre avistamientos que, en otras circunstancias, ni siquiera habrían considerado.

El Dia que paralizaron la Tierra 1951Buen ejemplo de esta manera de pensar es el artículo de Brian Burden The Andreasson Affair and The Time Machine; Was H.G. Wells an Unwitting Contactee? (“El caso Andreasson y la máquina del tiempo; ¿fue H.G. Wells un contactado?” (1). Recientemente, y de forma nada sorprendente, Whitley Strieber señalaba que sus temores a ser abducido por hombres del espacio a mediados de los años 50, son anteriores a cualquier posibilidad de haberse podido tropezar con tales ideas en los medios de comunicación accesibles para él en aquella época (2). Tal afirmación ignora descaradamente el amplio rango de revistas y películas de ciencia ficción existentes en los Estados Unidos por aquel entonces. Una rápida mirada al artículo de Martin Kottmeyer Entirely Unpredisposed («Libre de toda predisposición») (3) nos permite conocer películas como Invasores de Marte (Invaders from Mars) de 1953 o Killers from Space de 1954. Otras películas de la época centradas en los platillos volantes y los alienígenas serían: El día que paralizaron la Tierra Ultimatum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still)(1951), El enigma de otro mundo (The Thing)(1951), Vinieron del espacio exterior (It Came from Outer Space) (1953), y La guerra de los mundos (War of the Worlds)(1954) ¡por nombrar sólo unas pocas! (4).

Como de costumbre, el colaborador de la revista Magonia Peter Rogerson fue, muchos años antes que cualquier otro, quien colocó este asunto en la mejor perspectiva. Hizo notar algo importante sobre los primeros años de la creación del mito ovni tal como lo conocemos hoy en día:

“…(el mito ovni) fue alimentado en primer lugar, no por absurdas sectas platillistas, sino por los profesionales constructores de mitos, los comic, las películas, los escritores de ciencia ficción, incluso los anunciantes. El primer gran contactado no apareció entre los platillistas californianos de nuestros recuerdos felices, sino que vino de Hollywood, en la forma de ese drama alegórico de ciencia ficción titulado Ultimatum a la Tierra” (5)

¿De dónde obtuvo Hollywood el molde para tales ideas? Dé un paso adelante, Sr. Keel. Con el estilo exagerado que acostumbra John Keel explica cómo la publicación por parte de Ray Palmer de las historias de Richard Shaver en su revista Amazing Stories durante la década de los 40 facilitó los cimientos para el posterior mito ovni (6). Quizá la influencia de Amazing Stories fuese poderosa, aunque otros factores tales como la Sociedad Forteana (la asociación que nació inspirada en las ideas de Charles Hoy Fort) y las condiciones sociales en general podrían muy bien haber alimentado a la ufología como tal, sin la intervención de Shaver. De hecho, Keel ignora el detalle de que otros países que nunca estuvieron tan expuestos a Amazing Stories (si es que hubo siquiera cierta exposición) también se interesaron con rapidez por los platillos volantes. Bertrand Meheust ha señalado que buena parte de la más temprana ciencia ficción contiene relatos muy similares a aquellos relatados por los testigos ovni, los contactados y los abducidos actuales. Cita, por ejemplo, una historia francesa de los años 20 sobre una abducción con bastantes paralelismos con una abducción real brasileña de la década de los 70 (7).

En mi propia colección de libros he podido encontrar una historia escrita en una fecha tan remota como 1757. Nos habla de Israel Johnson, quién se encuentra en un estado de profunda desesperación en lo alto de Penyghent Hill, en el West Riding de Yorkshire. Sus oraciones reciben respuesta cuando una nube cubre la montaña:

 “… y un Carro Etéreo descendió con un Mensajero desde las Regiones de la Felicidad. Ningún idioma puede describir el Porte y la Gloria de un Ángel. Me ordenó que Erigiese un pequeño Montón de Piedras como Monumento de Antigüedad, y volvió a ascender en su Carro; me apresuré a obedecerle…” (8).

El carro lo lleva a la Luna, donde se encuentra con miembros de la población local, compuestos de metal. En Marte puede conocer a sus habitantes asexuados colocados allí para glorificar la visión del Creador. También llega a conocer los esplendores de Júpiter y Saturno, sale del sistema solar y casi llega a alcanzar las puertas del Paraíso antes de ser devuelto apresuradamente a la Tierra. Resulta sencillo comparar todo esto con los escritos de los contactados, que también informaban de parecidos viajes esplendorosos acompañados de descripciones cuasi-científicas de los cuerpos celestiales y discusiones teológicas con sus guías angelicales.

Muchas historias del pasado distante que podríamos calificar casi como de ciencia ficción, así como bastantes experiencias visionarias anteriores a 1947, están sembradas de reflexiones e interpretaciones religiosas (9). A partir del siglo XIX, lo que en la actualidad llamamos ciencia ficción tomó rasgos más abiertamente seculares, y lo mismo puede decirse de la ufología. Sin embargo, los escritos e ideas en ambos campos todavía intentan referirse a los temas fundamentales de por qué estamos aquí y cuál es el significado de la vida, temas que habitualmente no sólo próximos sino que sufren la influencia directa de los puntos de vista religiosos. A menudo, la única diferencia consiste en las expresiones en uso, más que en alguna diferencia fundamental y secular en la forma de mirar al mundo y al universo que nos rodea (10). Recién con la salida de Transformation, por Whitley Strieber, pudimos ver cómo se retiran las trampas seculares de la ufología para revelar de forma más clara que nunca los anhelos religiosos de abducidos y contactados.

Léon Benett 1886 diseñó esta portada de Robur El Conquistador, de Julio Verne.
Benett 1886 diseñó esta tapa para Robur El Conquistador, de Julio Verne.

Los ufólogos han señalado que las naves aéreas fantasmas vistas en los EE.UU. en 1896/7 y a principios del siglo XX en Europa, Nueva Zelanda y los Estados Unidos pueden ser comparadas con las naves aéreas descritas en las novelas de la época. La pregunta es: ¿fueron los avistamientos lo que inspiraron a la ficción, o fueron las novelas las que inspiraron los avistamientos? Esta pregunta es formulada por Iain Johnstone (11). Este autor propone la idea de que los pánicos provocados por las aeronaves fantasmas fueron provocados por las experimentaciones secretas de una serie de inventores que habían desarrollado vehículos aéreos. El simple análisis de las montañas de material disponible impide defender un modelo de causa-efecto. Como ufólogos hemos tendido a ver los informes sobre naves aéreas fantasmas en solitario o, en caso de considerar otros factores, siempre se han empleado como indicios del plan maestro de los ufonautas (o aeronautas).

Como señala Ron Miller en su excelente trabajo sobre Julio Verne y el Gran Pánico de la Nave Aérea, las descripciones de las naves aéreas fantasmas son muy similares a las invenciones, tanto reales como imaginarias, del periodo. Miller dice que todos los avistamientos de naves aéreas fantasmas en América durante 1896 y 1897:

“… podrían ser, bien interpretaciones imaginativas de fenómenos anómalos y amorfos, simples intentos por “subirse al vagón”, o incluso descarados montajes. En otras palabras, nada que no hayan visto repetido en tantos informes modernos sobre ovnis. La única diferencia de los de hace un siglo es su empleo de referencias visuales del siglo XIX” (12).

Ciertamente, nunca han faltado estímulos visuales que pudieran ayudar a crear un molde apropiado para observaciones de naves aéreas o aviones fantasmas.  Las exhibiciones aéreas y las ferias incluían globos aerostáticos, cometas, dirigibles, etc., sin olvidar modelos, planos e ilustraciones de una mucho mayor variedad de navíos aéreos. Las imágenes de aeronaves formaron parte de la cultura popular del siglo XIX en tanta medida como las imágenes de cohetes y naves espaciales proliferaron en los años 50. Los logros de los hermanos Wright en 1903 y los continuos trabajos sobre dirigibles de Zeppelin, demostraron que las aeronaves podían realizar contribuciones importantes a los esfuerzos tanto civiles como militares.

Los periódicos, revistas, tiras cómicas e incluso obras de ficción incluían todo tipo de aeronaves, reales o ficticias. Una nueva forma de influencia, especialmente entre las clases trabajadoras, la constituyó el cine. En 1909 los directores y productores británicos se alimentaron con fruición del popular sub-género centrado en los temores de invasión. La imagen de la nave aérea o del aeroplano (especialmente considerando que ambos tipos de aeronaves estaban siendo construidas y perfeccionadas con mucho más vigor en el extranjero) era una poderosa y muy fotogénica expresión para las intrusiones extranjeras (a menudo acompañadas o sustituidas por otras maravillosas armas tecnológicas como trenes acorazados, submarinos, buques de guerra, etc.).

La mayoría de estas películas tenían que incluir un elemento sentimental.

* En el caso de la película de Walter R. Booth, The Airship Destroyer (El destructor de la nave aérea), un joven inventor es rechazado por los padres de su novia. La destrucción de sus aspiraciones románticas se ve reflejada en la destrucción de los aeroplanos y líneas férreas inglesas por una nave aérea enemiga. Atacado física y psicológicamente, el inventor emplea un torpedo aéreo dirigido a control remoto para destruir la nave aérea y, en consecuencia, ganarse el favor de los padres de su novia. ¡Ya no hacen finales así!

* En The Invaders (Los invasores) de Percy Stow, dos amantes acaban siendo salvados por el ejército. En la película, unos soldados se hacen pasar por pasajeros de un barco y desembarcan en las costas inglesas. Con ellos traen un cañón oculto en un cajón (¿quizá deberían haberse dirigido a Irak?). Tras montarlo, empiezan a disparar sobre la casa de Dora, en lo alto de una colina. La tranquilidad de la vida doméstica inglesa es destrozada por esta inesperada e indeseada intrusión en el pequeño hogar. El amante de Dora sale despedido ante el ataque armado, quedando inconsciente. Dora por suerte consigue mandar una paloma mensajera al ejército que, justo a último momento, los rescata de las hordas extranjeras.

* El ejército que llega a tierras inglesas en Invasion: The Possibilities (Invasión: las posibilidades), producida por Charles Urban, es repelido por un tren blindado, demostrando que la ingenuidad e capacidad inventiva de los ingleses está siempre alerta para salvarnos en nuestros días más oscuros.

* El tratamiento que hace Leon Stormont de una invasión en England Invaded (Inglaterra invadida) es más inusual porque mezcla fragmentos de película ficticia con real, así como acción en directo, canciones y versos. Esta obra se estrenó en el teatro Coliseum de Londres el 22/02/1909 y a finales de año, salió de gira por el país.

La tecnología cinematográfica presentó a su audiencia imágenes de cómo otras formas de tecnología podían llegar a tener una influencia dramática en sus vidas y en su futuro. El mensaje primordial de las películas sobre invasiones era que -si no nos mostramos vigilantes-, el enemigo se infiltrará en nuestra aislada y tranquila isla para revolucionarlo todo. Ciertamente, ésta era una de las grandes preocupaciones de las clases dirigentes que tenían que hacer frente a las sufragistas y a los sindicatos aspirando por aumentar su parcela de poder político en Gran Bretaña, así como las aspiraciones imperialistas de Alemania que sólo podía expandirse conquistando tierras gobernadas por otros poderes europeos.

El interés por las naves aéreas despertado por el pánico suscitado en el país sobre este tipo de aeronaves a principios de 1913 impulsó la producción de una obra teatral titulada Sealed Orders (Órdenes selladas). Su presentación tuvo lugar en el teatro Royal de la calle londinense de Drury Lane el 11 de septiembre de 1913. Esta obra de Cecil Raleigh y Henry Hamilton tenía más vueltas que un manifiesto político. Dos hombres, uno de ellos diplomático extranjero, chantajean a la esposa de un almirante para obtener ciertas órdenes selladas de gran importancia. Uno de los chantajistas consigue hacerse con ellas y se marcha con su hija a bordo de una nave aérea que le estaba esperando. El plan era usar la nave para hacer llegar las órdenes a sus contactos extranjeros. El plan fracasa cuando el espía descubre que el piloto de la nave aérea es un antiguo adversario. Ambos luchan  y caen de la nave precipitándose a la muerte. La hija es rescatada por la Marina Real, y las órdenes consiguen salvarse.

La obra recibió críticas de todo tipo, pero la nave aérea a tamaño real suspendida sobre el escenario era impresionante. Durante la I Guerra Mundial, la obra volvió a representarse, pero en este caso el diplomático extranjero era identificado sin vueltas como el embajador alemán.

Otra obra teatral, An Englishman’s Home (El Hogar de un patriota inglés), se estrenó en el Wyndham’s Theatre de Londres en Enero de 1909. Llegaría a la pantalla grande en 1914, justo a poco de iniciarse la Gran Guerra. Esta historia de Guy Du Maurier se refiere a un soldado de la defensa civil que desea la mano de Joan Brown. Pero el padre de ella lo rechaza. Recién cuando los alemanes nos invaden y matan a su hijo en su presencia del padre, que estaba encantado de contar con la ayuda de estos milicianos. En Mayo de 1939 la obra volvió a representarse en el Teatro del Príncipe. Uno de los críticos comentó:

 “.. es el tipo de historia cuyo éxito depende de que la mente de la audiencia esté llena de miedos, dudas y oscuros presentimientos sobre siniestros enemigos extranjeros” (13).

The Invasion of 1910Ciertamente, la ficción del periodo anterior a la I Guerra Mundial explotaba y alentaba los temores de la población. William le Queux llegó a hacer toda una carrera de ello. Su best-seller The Invasion of 1910, publicado en 1906, llegó a convertirse en película bajo el título If England Were Invaded (Si Inglaterra fuese invadida) (1913) que no apareció en los cines hasta después del inicio de las hostilidades. En la misma, unos alemanes (hábilmente apellidados los Nordeners -los Nórdicos-) se hacen pasar por turistas de vacaciones en la costa. Sus planes malvados son desbaratados por una joven del Servicio Postal y un teniente fuera de servicio.

Documentos y planos robados juegan un papel fundamental en England’s Menace (La amenaza sobre Inglaterra) y Wake Up! (¡Despertad!). Las dos películas fueron proyectadas tras la declaración de guerra en Agosto de 1914. En la primera, dirigida por Harold Shore, la hija de un lord descubre varios mensajes olvidos en un descuido por un espía extranjero. Uno de ellos menciona que una flota enemiga ha zarpado rumbo a Inglaterra. La chica corre a la carrera hasta el número 10 de Downing Street, desde donde el Primer Ministro moviliza al ejército y la marina. Usando la radio y el código secreto del enemigo consigue ordenar a la flota que se retire. La guerra logra abortarse gracias a la rápida actuación de una jovencita.

En Wake Up! el Secretario de Estado para la Guerra sólo busca tibios compromisos y poder jugar al golf. Cuando la guerra acaba llegando, es su hija la que ayuda a recuperar los planes para la defensa costera de las manos del enemigo.

airship1Con esta sucinta muestra basta para comprobar que incluso los miembros menos leídos de las clases trabajadoras enterados de la amenaza de Alemania y podían, merced a estas películas, letreros, chistes y tiras cómicas, etc. estar familiarizados con el aspecto de aeroplanos y dirigibles. Quizá fue la mayor exposición del público urbano al cine una de las razones por las que buena parte de los avistamientos de naves aéreas fantasmas, durante las oleadas de 1909 y 1913 en Gran Bretaña, sucedieron en ciudades. No obstante, debe aclararse que la mayoría de las denuncias recogidas en los periódicos fueron realizadas por hombres de clase media, las visiones de los trabajadores o las mujeres no recibían tanta atención; si acaso, eran mencionados de pasada para respaldar los avistamientos de los «testigos importantes».

Habiendo establecido que la mayoría de la población estaba familiarizada con las imágenes de la nave aérea y del aeroplano, especialmente en el contexto bélico, resulta oportuno considerar cómo podrían dichas imágenes haber jugado un papel importante en la creación y/o mantenimiento de los pánicos de las naves aéreas.

El mejor ejemplo nos lo facilita el pánico en torno a las naves aéreas que se desató en Nueva Zelanda en 1909. El avistamiento que atrajo mayor interés tuvo lugar a mediodía del 23 de julio de 1909. La prensa lo recogió de la siguiente forma:

“No existe la menor duda de que la nave aérea fue vista ayer al mediodía en Kelso. Tengo testigos oculares que lo demuestran. Tenía forma de bote o cigarro, con los extremos terminados en punta. Aquellos que pudieron verla no tienen idea de la altitud a la que podría encontrarse. No parecía demasiado larga, pero sí tenía bastante anchura. Los chicos que la vieron aseguran que sobre el bote había algo en forma de pontón y con un pequeño mástil en el centro. Pasó sobre los terrenos de la escuela, giró en redondo, y volvió a marcharse por la dirección por la que vino. Volaba con facilidad y no tuvo el menor problema en dar la vuelta, procedía de las montañas Azules, pasando sobre la colina boscosa que domina Kelso, para luego retroceder de vuelta a las montañas. Fue visto al menos por cinco personas, que coinciden en todos los extremos” (14).

Esta noticia hizo que mucha más gente jurase haber visto naves aéreas en el cielo. Por ejemplo:

“El martes (27 de Julio) sobre las 10 en punto de la mañana, el Sr. Allan Mitchell, hijo del Sr. J.R. Mitchell… y el Sr. Alex Riach, se encontraban trabajando en Lambourne, cerca de la desembocadura del río Pomahaka, cuando en lo alto del cielo, aparentemente sobre Messrs Begg Bros, en Pukepito, una gran estructura con forma de bote que flotaba en el aire. Se detuvieron y se pusieron a observarlo para estar seguro de que no se habían confundido. Parecía estar viniendo directamente hacia ellos, lo que les llevó a pensar que pasaría sobre sus cabezas en dirección a las montañas Azules. Oscilaba arriba y abajo en el aire, con un movimiento grácil, y ambos testigos pudieron observarlo a placer, pues la distancia sería unas dos millas y media, a bastante altura sobre el horizonte. Sus primeras impresiones sobre la forma resultaron confirmadas. Tenía forma de bote y en lo alto podían ver lo que parecía un largo mástil. Siguió avanzando hacia ellos con ese movimiento de cabeceo durante un tiempo, pero entonces volteó hacia el oeste y pasó sobre el río rumbo a Whitelea, desapareciendo en dirección al mar a una velocidad considerable. La vista lateral les permitió comprobar esa forma de bote con un mástil encima… Por sus movimientos parecía estar bajo algún tipo de control… Puede verse que todo esto corresponde casi exactamente a lo visto en Kelso…” (15)

El 30 de Julio a las 5:00 a.m. dos trabajadores de una draga vieron también una nave aérea similar. Desde su ubicación, justo al norte de Gore, vieron una nave estrecha con forma de bote. Llevaba luces en ambos extremos y dentro del aparato pudieron ver dos figuras. Tras dar vueltas sobre la zona durante varios minutos se marchó en dirección a Otakarama (16). Otro incidente de una semejanza asombrosa con el caso de Kelso tuvo lugar a las 3:00 a.m. del 2 de Agosto:

“El Sr. Thomas Robertson, panadero al servicio del Sr. Irvine, pudo ver con toda claridad un gran cuerpo con forma de bote que pasaba sobre el extremo norte de Oamaru, a poca distancia a este lado de la colina Sumpter… También vio contra el fondo iluminado las siluetas de lo que el testigo tomó por dos personas en la estructura. Sin embargo, reconoce que podrían haber sido partes de la nave aérea, aunque al testigo le parecieron personas” (17).

Afiche de un musical de Joseph M. Gaites', "The Air Ship" (1899-1900)
Afiche de un musical de Joseph M. Gaites’, «The Air Ship» (1899-1900)

Estas evidencias podrían sugerir que efectivamente hubo una nave aérea real en los cielos de Nueva Zelanda por aquellas fechas. Los testigos coinciden en que la cosa tenía forma de bote, llevaba dos pilotos y tenía una estructura como un mástil en la parte superior. El problema con semejante idea es que cuando un reportero acudió a visitar a los testigos originales de la aparición de Kelso, su historia era diferente. No habían visto ningún mástil ni a ningún piloto. Se le pidió a los niños, y al adulto, que vieron el aparato un dibujo de lo que vieron. Las ilustraciones resultantes no se parecen en nada a vehículos aéreos con forma de bote. Parece ser que el informe original sobre lo ocurrido en Kelso fue realizado por un corresponsal local que medio adivinó lo que los chicos habían visto. Algunos sospechaban que los dibujos de los niños podrían haberse visto influenciados por sus ideas del aspecto que debía tener una nave aérea, tomado de un reciente número del Windsor Magazine. También se comentó que un comic llamado Chums había incluido poco antes una historia sobre una nave aérea titulada The Peril of the Motherland (“Amenaza para la Madre Patria”).

Sólo nos queda preguntarnos si la historia de Kelso fue empleada deliberadamente por los bromistas locales para inventarse sus propias historias, o si efectivamente habrían visto algo ambigüo en el cielo que fue interpretado en los términos ya descritos por los periódicos. O, como ocurrió con el caso Kelso original, si fueron los reporteros lo que añadieron los detalles a unos avistamientos sucintos.

Lo más intrigante de todo lo sucedido en Kelso es que en 1966 el Otago Daily Times consiguió localizar a los testigos originales, enturbiando aún más las aguas. Agnes Falconer, quién había figurado en forma destacada en los relatos de 1909 y uno de cuyos dibujos fue reproducido por varios periódicos, aseguraba ahora que no había visto nada. Todavía peor, añadía:

“Estoy completamente segura de que no dibujé nada. Puedo recordar cuando el reportero visitó la escuela, pero yo no estaba en la clase a la que entrevistó… Circulaban muchos rumores. Se formó un gran revuelo en aquella época, pero si realmente ocurrió algo, lo desconozco”.

Ninguno de los restantes testigos quiso reconocer que hubiese sido un montaje; pero al mismo tiempo, ninguno le dio tampoco gran importancia a los avistamientos.

George McDuff, que habría visto una nave aérea sobre Kelso el 24 de julio de 1909, aseguraba:

“Los chicos habían estado leyendo ciertos artículos en las revistas (donde se describía una nave aérea) y soñaron despiertos. Yo le hecho la culpa a eso.”

¿Será que las naves aéreas fantasmas, los ovnis y fenómenos similares meras fantasías diurnas están tratando de convertirse en realidad? ¿Produce la ficción y/o nuestros pensamientos sobre ella, combinados con las circunstancias sociales, precisamente el tipo de cosas en el cielo que estamos esperando ver? No creo que existan los platillos volantes: hemos tenido que inventarlos; se trata de elocuentes expresiones de nuestra incapacidad para articular lo maravilloso y nuestra angustia vital hacia cómo nos relacionamos con la naturaleza.

Título Original: «Seeing things». En Talking pictures (1999)
Autor: Nigel Watson.
Traducción: Luis R. González Manso
Primera publicación en español:  Cuadernos de Ufología (2005), Nº 31, pp 119-131.

Notas y referencias

1. Burden, Brian; “The Andreasson Affair and The Time Machine: Was H. G. Wells an Unwitting Contactee?”, Awareness, Vol. 9, No. 3, 5-7.
2. Strieber, W.; Transformation: The Breakthrough, Arrow, 1989, p. 101.
3. Kottmeyer, Martin; “Entirely Unpredisposed” , Magonia, No. 35, Enero 1990. Traducción: Libre de toda predisposición.
4. Un comentario más exhaustivo de películas de ciencia ficción de temas similares aparece en: Watson, Nigel, «The Day Flying Saucers Invaded the Cinema», in UFOs 1947-1987, Fortean Tomes, 1987, pp. 333-337.
5. Rogerson, Peter; “The Mythology of UFO Events and Interpretations”, MUFOB, Vol. 5, No. 3, Verano 1972, pp. 19-23.
6. Keel, John; “The Man Who Invented Flying Saucers”, Fortean Times, No. 41, pp. 52-57.
7. El libro de Meheust Science Fiction et Soucoupes Volantes es comentado Evans, Hilary; “The Actor’s Dog”, Common Ground, No. 7,  pp. 25-27.
8. Wilson, Mark; The History of Israel Jobson, the Wandering Jew , citado en Frank, Joseph (ed.); The Doomed Astronaut, Winthrop Publishers, Mass., USA, 1972, pp. 81-89.
9. Véase, por ejemplo, la experiencia de Charles Woodward y recogida en Watson, Nigel; “Green Monsters”, Folklore Frontiers, No. 9, 1989. Jimmy Goddard comenta más paralelismos entre este caso y la imaginería cristiana en el número siguiente de Folklore Frontiers.
10. Estas conexiones religiosas son expresadas en forma más terminante por John Paul Oswald (en un comentario que circuló privadamente en Mayo de 1990) asegurando que debemos reconocer la existencia de Dios, que Jesús es nuestro maestro y salvador, y que en armoniosa unidad con ellos, “tenemos a esos ovnis alienígenas en su papel como agentes operativos de Cristo en la fase de control encubierto. En otras palabras, los ovnis alienígenas están despejando el camino para la Segunda Venida predicha en el Libro de las Revelaciones”. Esta idea no es nueva entre los contactados, pero con el fin de siglo este tipo de ideas aflorarán incluso en la ufología más tradicional.
11. Johnstone, Iain; “The Aeronauts of Victoriana”, UFO Brigantia, No. 25, Marzo-Abril 1987, pp. 18-23.
12. Miller, Ron; “Jules Verne and the Great Airship Scare”, International UFO Reporter, Vol. 12, No. 3, Mayo-Junio 1987.
13. Manchester Guardian, 23 Mayo 1939.
14. Otago Daily Times, Dunedin, 26 Julio 1909.
15. Otago Daily Times, 31 Julio 1909.
16. The Dominion, 31 Julio 1909.
17. The North Otago Times, 4 Agosto 1909.

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Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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