Por Maximiliano Fernández y Lucía Manucci
Del 23 al 26 de Septiembre pasado tuvo lugar el primer Encuentro Latinoamericano de Filosofía Científica. Estas jornadas, realizadas en honor a Mario Bunge en el inédito contexto de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, buscaron a su público entre “…un espectro amplio de participantes: científicos con vocación filosófica, filósofos con vocación científica, estudiantes divulgadores y periodistas científicos”.
Así, representantes de distintos campos del saber pudieron exponer sus trabajos, presentar sus ideas, sus avances y para poder compartir un momento con el homenajeado.
El encuentro contó con expositores y asistentes de diferentes partes de Latinoamérica, quienes buscaron compartir sus ideas, sus descubrimientos y reflexiones. Allí pudimos ver cómo alrededor de Bunge gravitaban personas de diversas de edades y profesiones para saludarlo, para felicitarlo, pedirle su opinión o simplemente manifestarle su admiración.
Cabe resaltar la amplitud de oportunidades en la temática de las charlas. Se habló de filosofía, mátematica, neurociencias, arqueología, entre otras, y hubo acuerdos y discusiones. Lamentablemente no podemos nombrar todas las charlas, pero seleccionamos algunos ejemplos.
En un país donde el psicoanálisis es una cuestión popular, y las opiniones del principal invitado al evento sobre el tema suelen ser lamentablemente impopulares, apreciamos en la charla del doctor Diego Sarasola “El dualismo a la luz de la evidencia clínica en la psiquiátrica” una crítica y a la vez un muy interesante aporte a la problemática de la salud mental y la dicotomía a menudo planteada en esta área, acerca de la división “mente-cerebro”. Ante la situación, Bunge comentó que “los cerebros científicos recién empiezan a salir del dualismo”.
El evento comenzó, como era de esperar, con una muy interesante disertación del mismo Mario, donde explicó la importancia de axiomatizar las teorías científicas, para sistematizar, aclarar las ideas, desenterrar los supuestos fácticos, resolver controversias unificando definiciones, ayudar a enseñarlas, y encontrar errores de la forma más rápida y eficiente posible. Bunge destacó la frase “Mejor errado que confuso”. Un error se puede reparar, mientras que las confusiones no construyen. Repasó axiomas, como los de Spinoza sobre ética, propuestas sobre sobre física, y marcó la complejidad de postular axiomas en las ciencias biológicas y sociales. Finalmente mencionó la necesidad de axiomatizar la física cuántica para evitar confusiones.
“El impacto de las figuras de prestigio en nuestras creencias” fue el tema presentado por la doctora Roxana Kreimer, quien expuso unos estudios realizados por ella misma y su grupo sobre la falacia de la figura de autoridad y cómo la percepción que tenemos de una frase puede variar significativamente de forma negativa o positiva, dependiendo de cómo vemos a quien la haya expresado.
En otra instancia, Paul Femenia expuso cómo en la práctica se usan los conceptos de falsación de Popper para determinar las normas vigentes en ingeniería eléctrica, y citó casos particulares. También resaltó cómo, sin embargo, la epistemología queda relegada o desaparecida en la currícula de las enseñanzas de grado y posgrado en Ingenierías.
Mención especial también merece la charla de Rodolfo Gaeta “El antipositivismo militante de Mario Bunge”, donde resaltó que un prejuicio muy común entre sus críticos es tildarlo de positivista, posición de la que siempre se ha distanciado en sus escritos. La respuesta del aludido había llegado más temprano ese mismo día y fue un tanto conciliadora, cuando destacó que él creía que de los positivistas se puede aprender porque “no reniegan de la razón”.
Y justamente de esta frase surge una reflexión muy importante, no sólo sobre esa charla en particular, sino sobre todo el evento: la posibilidad de aprender y dialogar con personas que son permeables a discutir y aprender. Estuvieron en el Encuentro personas de distintos trasfondos que trasmitieron sus conocimientos, sus ideas, se abrieron al debate y las preguntas.
Por nuestra parte no pretendemos decir que comprendimos perfectamente todas las charlas o que entendimos todos los temas, pero sí que todos podíamos nutrirnos de las conclusiones, de las técnicas e incluso de las dudas ajenas.
Otra importante conclusión compartida entre todos los asistentes es que la filosofía y la ciencia no tienen que seguir separándose como sucede en la actualidad; tienen, por el contrario, que juntarse y nutrirse mutuamente, porque ambas pueden resolver problemas de la otra.
Así se tratara de una charla contra de las pseudociencias, de una exposición sobre la relevancia de la tesis de Turing o sobre neurociencias, lo más importante fue la posibilidad de haber formado parte todos de un espacio de diálogo.
Y es por eso que estamos muy agradecidos, a los organizadores y a quienes se presentaron, y, por supuesto, y en primer lugar, a Mario Bunge, de quien tomamos el punto seis de su decálogo para el estudiante consciente, en el que resalta “la oportunidad de aprender y de enseñar”.
Por Maximiliano Fernández y Lucía Manucci
Sitio oficial del Encuentro Latinoamericano de Filosofía Científica
Página del Encuentro en Facebook
Algunas de las charlas en Youtube.
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