Del espiritismo al laboratorio: cómo los científicos exploran el mundo de los médiums y avanzan más allá, o más adentro, de la esquiva promesa de un paraíso espiritual.
Desde hace siglos, las experiencias mediúmnicas han habitado esa zona ambigua que oscila entre el misterio, la religión y lo inexplicado. ¿Quiénes son los médiums? ¿Simuladores? ¿Portadores de un don innato? Un estudio reciente sugiere que la respuesta podría estar en nuestros genes. ¿Estamos ante la primera evidencia científica de que la espiritualidad tiene raíces biológicas? ¿O acaso los autores del estudio pasan por alto el hecho de que aquello que llamamos mediumnidad es, ante todo, una experiencia sociocultural?
Por Alejandro Agostinelli
Desde tiempos antiguos, la idea de que algunas personas pueden comunicarse con espíritus o entidades inmateriales está presente en casi todas las culturas. Los chamanes de las tribus indígenas entraban en trance para hablar con los ancestros o con fuerzas invisibles de la naturaleza. En la antigua Grecia, el Oráculo de Delfos daba profecías en nombre de los dioses, mientras sacerdotes y filósofos intentaban interpretar esos mensajes crípticos. Hoy mismo existen variantes psicodélicas del espiritismo mediadas por plantas como la ayahuasca.
Con el tiempo, esta capacidad —la mediumnidad— fue tomando distintas formas según el lugar y la época. En el siglo XIX, el espiritismo cobró fuerza gracias a Allan Kardec, quien formalizó la idea de que los espíritus de los muertos podían comunicarse con los vivos a través de sensitivos. Pero la mediumnidad no quedó limitada a ese contexto. A mediados del siglo XX, en pleno auge plativolista, esta renovación del espiritismo propuso que ciertos individuos, los contactados, podían recibir mensajes telepáticos o canalizados de seres extraterrestres, a los que incorporaban.
La figura del médium siempre funcionó como un puente entre la Tierra y el mundo de los espíritus. En muchas culturas fueron considerados intermediarios entre los vivos y los muertos, o incluso entre la humanidad y seres de otros planos o planetas. La canalización, por ejemplo, es una práctica donde el médium imagina, interpreta, actúa o permite un estado según el cual una entidad externa a él hable a través suyo, ya sea un espíritu, un ángel o un extraterrestre.
Si en alguna parte del mundo la mediumnidad echó raíces profundas, ese lugar es Brasil. Es una sociedad donde se practica en el ámbito religioso y es un fenómeno socio-cultural casi cotidiano. Fusión de creencias indígenas, africanas y europeas, el sincretismo brasileño inspiró movimientos religiosos como la umbanda y el candomblé, donde los médiums pueden incorporar entidades espirituales, ya sean orixás, espíritus guías o entidades de la naturaleza.
El espiritismo kardecista también tiene un peso enorme. Traído desde Francia a fines del siglo XIX, encontró su segunda cuna en Brasil. Kardec propuso una visión más científica de la mediumnidad, con prácticas como la psicografía (escritura automática) y la psicofonía (el espíritu que habla a través del médium).
El sociólogo Reginaldo Prandi, profesor emérito de la Universidad de San Pablo y experto en religiones afrobrasileñas y espiritistas, calcula que hay entre 30.000 y 40.000 terreiros en Brasil. En su libro Mortos e Os Vivos: Uma Introducao Ao Espiritismo, describe el proceso por el cual miles de brasileños entran en trance todos los días, ya sea en terreiros de umbanda o en sesiones espiritistas.
Y si sumamos los miles de centros espíritas kardecistas, el número de médiums activos supera fácilmente el medio millón —sin contar la masiva exportación mundial de su versión brasileña, según explicó el profesor de Antropología de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Bernardo Lewgoy.
Nadie encarna mejor la mediumnidad brasileña que Chico Xavier. Conocido por su humildad y su impresionante productividad psicográfica, escribió más de 459 libros supuestamente dictados por espíritus. Obras como Nosso Lar (que más tarde se convirtió en película) narran la vida después de la muerte desde la perspectiva espiritista, y vendieron millones de ejemplares. Xavier se convirtió en un emblema cultural, y su legado hoy sigue vivo en redes sociales y plataformas digitales donde se difunden sus mensajes y enseñanzas.
El cine y la televisión brasileña abrazaron el tema. Películas como Chico Xavier (2010) o Nosso Lar y telenovelas populares retrataron la figura del médium y la comunicación con el Más Allá. En Brasil, la mediumnidad no es ya un tema tabú. Es parte del día a día para cientos de miles de personas.
CHICO XAVIER (1910 – 2002). En una edición anterior, Factor se ocupó de la trayectoria del más famoso médium de Brasil.
Independientemente de las prácticas religiosas formales, la mediumnidad en Brasil cumple un rol social esencial. Según Sandra Jacqueline Stoll y Lísias Nogueira Negrão, muchos centros espíritas y terreiros ofrecen servicios gratuitos a sus comunidades: desde consultas espirituales hasta atención médica y psicológica. En barrios vulnerables, estos espacios funcionan como redes de contención, donde lo espiritual complementa la vida social de la gente.
Hay algo profundamente humano detrás del fenómeno: la necesidad de conexión. La mediumnidad ofrece consuelo a quienes buscan respuestas tras la pérdida de un ser querido, orientación en momentos difíciles o, simplemente, esperanza. Incluso las prácticas más controvertidas, como las canalizaciones o el contactismo plativolista, responden a ese deseo de establecer contacto con algo más grande, ya sea del “otro lado” o de otro planeta.
Murmullos genéticos desde el Más Allá
Ahora bien, ¿es posible que algunas personas tengan una condición innata para comunicarse con el Más Allá o con cualquier cosa fuese lo que suceda? ¿Existe una explicación biológica detrás de estas percepciones extraordinarias? Un reciente estudio publicado en Brazilian Journal of Psychiatry se adentra en el fenómeno con una pregunta audaz. ¿Podría la mediumnidad ser algo más que una manifestación espiritual? Más aún, ¿podría tener raíces genéticas?
El estudio susurra un provisorio sí. Coordinado por Wagner Farid Gattaz, profesor del Instituto de Psiquiatría del Hospital de Clínicas de la FMUSP (Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo), la investigación analizó las bases genéticas de la mediumnidad, comparando a 54 médiums con 53 de sus familiares cercanos sin habilidades mediúmnicas declaradas.
La investigación, realizada entre 2020 y 2021 por un equipo integrado por psiquiatras, genetistas y neurocientíficos, identificó cerca de 16.000 variantes genéticas exclusivas de los médiums, las cuales podrían estar relacionadas con más de 7.000 genes. «Algunos de ellos podrían estar asociados al don de la mediumnidad», dice Gattaz. Entre ellos, destacan aquellos vinculados al sistema inmunológico, inflamatorio y a la glándula pineal, tradicionalmente asociada con conceptos místicos, como el «tercer ojo» o conexiones con “planos de conciencia elevada”, pero cuya función biológica es convertir la serotonina en melatonina para sincronizar el reloj biológico del cuerpo con los ciclos de día y noche.
QUIEN DIRIGIÓ LA INVESTIGACIÓN
Wagner F. Gattaz es médico psiquiatra, profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FMUSP) y director del Laboratorio de Neurociencias del Instituto de Psiquiatría (IPq) del Hospital de Clínicas. Su extenso currículum incluye un doctorado y postdoctorado en la Universidad de Heidelberg (Alemania). Fue presidente del IPq y miembro de academias científicas en Brasil y Europa. Ha publicado más de 500 trabajos científicos, recibido premios como el de la Federación Mundial de Psiquiatría Biológica. Sus investigaciones se centran en esquizofrenia, depresión, Alzheimer y trastornos mentales relacionados con el trabajo.
En este estudio pionero, el equipo analizó la composición de la receta (es decir, el exoma completo) seleccionando 53 médiums experimentados, todos ellos reconocidos por sus comunidades espirituales, que practicaban la mediumnidad con regularidad (al menos una vez por semana) y por su compromiso altruista, ya que no cobraban por sus servicios. En la elección de los candidatos solo una de las condiciones siembra dudas: “Capacidad para obtener información anómala verificable (no adquirida por medios convencionales)”. ¿Cómo la confirmaron los investigadores? Si este ítem fuese verificable, como pretenden los diseñadores del estudio, esto constituiría una revolución en sí misma.
Los médiums convocados provenían de tradiciones como el espiritismo, la umbanda y el espiritualismo, donde las prácticas mediúmnicas son parte integral de la experiencia religiosa. Además, el trabajo no se enfocó solo en los médiums: “Al compararlos con sus familiares, se minimizaron las diferencias socioculturales y genéticas”, explicó Alexander Moreira-Almeida, coautor del estudio y director del Nupes (Centro de Investigación en Espiritualidad y Salud) de la Universidad Federal de Juiz de Fora. “Si eligiéramos un grupo de control formado por cualquier otra persona al azar, abundó, podría haber muchas diferencias socioculturales, económicas y genéticas. Si elegimos a un pariente, tendrá una genética más parecida y un entorno sociocultural mucho más cercano». (La trayectoria de Moreira-Almeida, aclarémoslo, fue duramente cuestionada, entre otras cosas por su compromiso con la Fundación John Templeton, un organismo señalado por su marcado sesgo fundamentalista cristiano.)
¿Quiénes participaron?
En términos sociodemográficos, la mayoría de los médiums eran mujeres (55,3%) y blancos (72,4%), con una edad promedio de 53,4 años. El nivel educativo era considerablemente alto: el 74,8% tenía estudios superiores completos o posgrados.
Casi todos (92,7%) afirmaron hablar bajo la influencia de espíritus, mientras que el 70,9% escribió mensajes dictados por entidades. Más de la mitad informó ver espíritus (52,7%) y experimentar trances completos (50,9%), mientras que el 47,3% vivió experiencias fuera del cuerpo y el 41,8% escuchó voces espirituales.
En un subgrupo específico de médiums más experimentados, el 62% eran mujeres, con una edad promedio de 59 años. Más de la mitad (51%) contaba con títulos de posgrado, lo que destaca un perfil educativo elevado incluso en prácticas espirituales. Aunque predominan los blancos (71,7%), también participaron médiums pardos (18,9%), negros (3,8%) y asiáticos (1,9%), mostrando cierta diversidad étnica en la práctica mediúmnica.
Un medio local entrevistó a dos participantes del estudio (1). Darcy Neves Moreira es profesora jubilada, tiene 82 años y coordina reuniones en un centro espiritualista del norte de Río. Ella describe su don como “la capacidad de sentir la influencia de los espíritus”. Dedicó su vida a perfeccionar este canal de comunicación, lo que le da “la certeza de que seguimos viviendo en otro plano”. Tenía 18 años cuando detectaron su propio don, dice. “Sentí una presencia. Empecé a pensar en algunas cosas sobre nuestro trabajo. Me di cuenta de que no eran exactamente mis ideas, sino ideas sugeridas por el amigo que estaba justo a mi lado”.
Por su parte, Roberto Lúcio Vieira de Souza, de 66 años, dice que comprendió su potencial mediúmnico en la adolescencia, cuando presentó síntomas que los médicos no podían explicar. Tenía calambres dolorosos durante el sueño, “acompañados de la sensación inminente de muerte, lo que me desequilibraba emocionalmente”. En aquella época formaba parte de un movimiento juvenil católico y su gran anhelo era ser sacerdote. En una casa Umbanda terminó por comprender el origen de sus penurias físicas. En una vida pasada, supo —ya veremos cómo—, fue un dueño de esclavos que ordenó a uno de ellos que lo ataran en el patio de la casa y pasaran un carro sobre sus piernas. Quedó allí tirado durante días, hasta que murió. ¿Cómo lo supo? Se lo reveló, dice, el propio espíritu del asesinado: “Él me gritó que quería recuperar sus piernas y que yo debía morir con mucho dolor en las piernas, como él. Según un amigo espiritual, esa era una actitud común de mi persona en esa encarnación. Habría sido un hombre muy irascible, orgulloso y cruel”.
Souza es psiquiatra y autor de libros psicografiados, dirige una institución espiritista en Belo Horizonte y afirma especializarse en salud mental y dependencia química.
MUC19, ¿el eslabón genético perdido?
Uno de los descubrimientos más intrigantes de esta investigación fue el protagonismo del gen MUC19, presente en el 87% de los médiums estudiados. ¿Qué clase de gen este? Se lo puede comparar como el guardián de las mucosas. Produce una sustancia, la mucina, que cuida el tejido epitelial de invasores como bacterias y virus. Está activo en lugares como la boca, los pulmones y, curiosamente, en la llamada glándula pineal. Este gen mostró una alta expresión en esa enigmática estructura cerebral que Descartes llamó «el asiento del alma». Resultó ser el gen más frecuentemente mutado en los médiums. Además, se encontró en el 91.67% del subgrupo de control (12 médiums sin controles familiares).
Los científicos encontraron el gen MUC19 en dos gemelos idénticos que participaron en el estudio. Como los hermanos eran médiums y compartían este gen, es más probable que este gen específico esté relacionado con la mediumnidad. ¿Será cierto que el gen MUC 19 les ayuda a percibir cosas que otros no pueden?
HIJOS DE SANTOS. Los miembros de un terreiro umbanda reciben a las entidades durante un culto de Pai Benedito, en Codó, Maranhão. Crédito: Albani Ramos / FOLHAPRESS
Mientras las preguntas rebotan en el éter, sigamos sorprendiéndonos —y mientras las pruebas definitivas siguen sin aparecer.
Si el cuerpo humano fuera un recetario de cocina, el exoma equivaldría al 1% o 2% del libro. Contra toda intuición, ese pequeño porcentaje es crucial: contiene las instrucciones esenciales para preparar los platos. Si una receta tiene un solo error, el plato se echa a perder. Entonces, estudiar el exoma ayuda a entender por qué algunas personas tienen habilidades especiales, quizá como la mediumnidad. El exoma revela los detalles únicos de los «ingredientes» y la «receta» que nos conforma como seres humanos. En otras palabras, nos da pistas sobre “cómo estamos escritos”. Así, el exoma es la parte del ADN que contiene las instrucciones para fabricar proteínas, esenciales para el funcionamiento del cuerpo.
El siguiente descubrimiento surgió de otra conexión inesperada.
El estudio reveló que los médiums comparten 15.669 variantes genéticas únicas, muchas de ellas relacionadas con el sistema inmunológico. Esto podría explicar por qué algunas personas tienen una percepción sensorial más amplia o menos filtrada: 33 genes se diferenciaron por estar alterados en al menos un tercio de los médiums.
Esta hipótesis retoma una idea clásica planteada por Aldous Huxley en Las puertas de la percepción: el cerebro actuaría como un colador o filtro que limita la información sensorial para que podamos funcionar en el mundo. En los médiums, este filtro podría ser más «permeable», permitiendo experiencias que otros no perciben.
¿Sanos o alucinados?
Una de las críticas recurrentes hacia las experiencias mediúmnicas es su aparente similitud con alucinaciones psicóticas. Sin embargo, el estudio pretende haber despejado la incógnita: los médiums analizados no mostraron signos de trastornos mentales. Sus puntajes en calidad de vida (medidos por el índice WHOQOL) fueron incluso superiores a los de sus familiares.
De ser estos datos correctos —tengamos en cuenta que la población bajo estudio no es aleatoria— refuerza la idea de que las experiencias mediúmnicas, aunque inusuales, no son necesariamente patológicas. En palabras de los autores: “La mayoría de estos individuos presentan niveles de salud similares o superiores a la población general, desafiando la idea de que sus experiencias sean meras alucinaciones clínicas”.
Ahora bien, el estudio se enfoca en una parte específica del ADN llamada exoma, que contiene las instrucciones para fabricar las proteínas del cuerpo. Aunque el ADN completo (genoma) tiene muchas secciones cuya función no está clara, el exoma es la parte más importante para el funcionamiento del cuerpo, ya que influye directamente en cómo se forman y funcionan los órganos y tejidos.
¿Cuáles son las dudas pendientes? Aunque la investigación identifica variantes genéticas exclusivas en los médiums, no establece una relación causal directa entre estas variantes y la mediumnidad. Es posible que estas mutaciones solo sean coincidencias, o que estén relacionadas con otros factores que no fueron considerados. Además, la muestra es relativamente pequeña. Para confirmar los hallazgos, sería necesario replicar el estudio en una población más grande.
Si bien este es un primer paso, los hallazgos plantean más preguntas que respuestas, especialmente en lo que respecta a la causalidad, la función de los genes identificados y la influencia de otros factores no genéticos. Hacen falta más investigaciones para confirmar estos resultados y explorar cómo las variantes genéticas podrían interactuar con otros aspectos biológicos y ambientales para dar lugar a eso que llamamos mediumnidad.
SANTAS NEURONAS. En 2002, reeditamos en nuestro portal Dios! un dossier previamente publicado en la revista Descubrir N° 86 (septiembre de 1998) dedicado a los cambios que se producen en los circuitos neuronales toda vez que los religiosos tratan de acceder a estados espirituales trascendentes. La nota central era de la doctora María Julia Carozzi, incluía un artículo del doctor Alejandro Frigerio sobre trance y posesión y una entrevista al doctor Andrew Newberg, entre otros aportes.
El mapa del misterio
Este estudio abre otra ventana a la posibilidad de que aspectos profundamente humanos, como la espiritualidad y la percepción de lo invisible, tengan correlatos biológicos aún inexplorados.
Los investigadores reconocen los límites: aunque puede dar inicio a futuras investigaciones sobre las bases biológicas de las experiencias espirituales, los genes identificados no explican por sí solos la complejidad de la mediumnidad. Además, muchos de los genes destacados, como los del sistema inmune, son conocidos por su alta variabilidad natural. ¿Estamos ante una predisposición genética a experiencias espirituales? ¿O estas variantes solo facilitan ciertos estados mentales sin garantizar experiencias mediúmnicas? “El estudio reveló algunos genes que están presentes en los médiums, pero no en personas que no son médiums y tienen el mismo origen cultural, nutricional y religioso”, dice Gattaz.
Cuando otros investigadores repliquen el estudio con muestras más grandes y diversificadas, surgirán nuevas preguntas. Otras seguirán siendo las mismas. ¿Existen nuevas conexiones entre biología y espiritualidad? ¿Este tipo de estudios cambiará la forma en que entendemos estas experiencias? Para Gattaz, responsable del equipo científico, cualquier afirmación categórica es prematura: todavía no sabemos si «es necesario» tener una determinada combinación de genes para ser médium. «Nuestro estudio sólo demuestra que algunos de estos genes son candidatos a ser estudiados en nuevas investigaciones sobre las bases biológicas que permiten experiencias espirituales como la mediumnidad», concluyó.
Lo dijo William James hace más de un siglo: la pregunta no es si estos fenómenos son reales o no, sino “qué parte de la naturaleza aún no entendemos para explicarlos”. Las respuestas aguardan en el código silencioso de nuestros genes. La mediumnidad, lejos de ser solo un fenómeno espiritual, podría permitir avanzar en algunos enigmas cifrados de nuestra biología.
¿Estamos más cerca de entender cómo funciona el cerebro que busca conexión con otros mundos que están en este?
Asignaturas pendientes: la inclusión de la complejidad
Probablemente puedan agregarse muchas otras preguntas. Por ejemplo: ¿Es la mediumnidad una capacidad innata, codificada en nuestros genes, o es más bien un fenómeno que surge de la interacción entre individuos con predisposiciones psicológicas particulares y un contexto sociocultural que valida y moldea su expresión? Tal vez, como plantea el profesor Carlos Domínguez (ver Apostillas, al pie), «buscar un gen de la mediumnidad resulta infructuoso. Tanto como buscar un gen de la homosexualidad, un gen de los libertarios o incluso un gen de los ajedrecistas. ¿Acaso la mediumnidad no espeja la complejidad humana, donde factores como la sugestión, la empatía y la necesidad de conexión espiritual juegan un papel central?».
Quizá, en próximos estudios de caso y en base a nuevas evidencias, los especialistas podrán demostrar que la mediumnidad no existe “en el vacío” sino que está correlacionada con la presencia de una audiencia que la sustenta y la valida. ¿Qué nos revelará esto sobre la naturaleza de las creencias humanas y su dependencia de contextos específicos? ¿Acaso no deberíamos entender la mediumnidad como un fenómeno multidimensional, en vez de reducirla a una simple cuestión biológica o genética? Por cierto, como señala Alejandro Frigerio, “hay muchas cosas que un escáner no puede detectar”. En estas experiencias, escribe, “se produce una construcción social del trance, ya que además de lo que el individuo sienta o experimente —y de los mecanismos biológicos que intervienen— es el grupo religioso el que debe validar que la suya es una posesión total y no parcial y que en ella interviene el espíritu correcto y no otro de menor jerarquía espiritual, por ejemplo”.
Es necesario explorar la mediumnidad desde una perspectiva interdisciplinaria, que integre neurociencia, psicología, antropología y otras ciencias humanas.
Pronto veremos qué queda de este caudaloso torbellino de ensoñaciones científicas.
“El ADN de la mediumnidad”: Más especulaciones que ciencia Apostillas del Psicólogo Carlos Domínguez (blog Hipótesis)
El concepto de mediumnidad no es unívoco
La mediumnidad, como fenómeno, no se puede definir de manera única o universal. Su interpretación varía según el contexto cultural, religioso e incluso individual. ¿Es posible, entonces, reducir algo tan complejo y multifacético a una base genética específica? Que un estudio científico haya identificado 16.000 variantes genéticas «exclusivas» asociadas a la mediumnidad es, cuanto menos, extraordinario. Aquí surge la primera duda: ¿qué significa que estas variantes «podrían estar asociadas» con el «don de la mediumnidad»? El uso del condicional «podrían» y la expresión «estar asociadas» sugiere que estamos ante una hipótesis, no ante una conclusión sólida. ¿No debería ser esto una señal de alerta?
¿Variantes genéticas «exclusivas»?
El término «exclusivas» implica que estas 16.000 variantes solo se encuentran en personas que practican la mediumnidad. Pero, ¿cómo se llegó a esta afirmación? ¿En qué condiciones se identificaron estas variantes y cómo se compararon con las de la población general? Sin una metodología clara y un grupo de control adecuado, resulta difícil aceptar que estas variantes sean verdaderamente exclusivas. Además, ¿qué tan representativa es una muestra de 53 mediums para sacar conclusiones tan amplias? La muestra no solo es pequeña, sino que también podría estar sesgada: los sujetos fueron seleccionados por su reconocimiento en comunidades espirituales. Pero estas medidas no excluyen la posibilidad de autosugestión y mucho menos de fraude o simulación.
¿Es cierto que existen 7.000 genes relacionados con la mediumnidad?
La afirmación de que estas variantes «podrían estar relacionadas con más de 7.000 genes» es, cuando menos, sospechosa. ¿Cómo se llegó a ese número? ¿Es 7.001, 8.467 o 10.000? Sin precisión ni transparencia en la metodología, aumentan las dudas. Además, asociar una cantidad tan grande de genes con un fenómeno tan abstracto como la mediumnidad parece exagerado, especialmente cuando la relación causal no es clara. ¿Esto no indicará que la investigación podría estar sobreinterpretando los datos?
¿Ciencia o esoterismo?
El estudio menciona genes vinculados a la glándula pineal, una estructura cerebral que regula los ritmos circadianos (como el ciclo sueño-vigilia) a través de la producción de melatonina. Sin embargo, la conexión entre estos genes y la mediumnidad parece más inspirada en tradiciones esotéricas (como la idea del «tercer ojo») que en evidencia científica sólida. ¿Qué pruebas concretas respaldan esta asociación? La extrapolación de funciones biológicas a conceptos místicos sin una base empírica robusta pone en duda la credibilidad del estudio.
¿Genes del sistema inmunológico e inflamatorio?
El estudio también menciona genes relacionados con el sistema inmunológico y procesos inflamatorios. Pero, ¿qué tienen que ver estos genes con la mediumnidad? Como no aparece una explicación clara y coherente sobre cómo estos genes podrían influir en habilidades mediúmnicas, solo aumenta las dudas. Más bien, parece un intento de forzar una conexión donde no la hay.
¿Acaso 53 mediums son suficientes?
Una muestra de 53 personas es insuficiente para sacar conclusiones generalizadas, máxime cuando se trata de un fenómeno tan complejo y subjetivo. El criterio de selección, ser reconocidos por sus comunidades espirituales, tampoco garantiza que todos los participantes son mediums genuinos. Podría haber una mezcla de individuos con habilidades reales, fraudes conscientes o incluso personas sugestionables. ¿Cómo se controlaron estos factores en el estudio? Los autores no disipan cualquier duda que pueda haber sobre este importante asunto.
¿Ciencia o especulación?
En resumen, el estudio sobre el «ADN de la mediumnidad» plantea más preguntas que respuestas. Desde el uso de términos ambiguos como «podrían estar asociadas» hasta la falta de una metodología clara y una muestra representativa, hay razones para dudar de sus conclusiones. La conexión entre genes específicos y la mediumnidad parece más una extrapolación especulativa que un hallazgo científico sólido. ¿No deberíamos ser más críticos ante afirmaciones tan extraordinarias? Después de todo, buscar un gen de la mediumnidad es tan problemático como buscar un gen de la homosexualidad , un gen de los libertarios o incluso un gen de los ajedrecistas. La complejidad humana no puede reducirse a simples correlaciones genéticas.
Fuentes del artículo principal:
1) Balloussier, Anna V. Médiuns têm alterações genéticas, mostra estudo coordenado pela USP en Estado de Minas, 18/2/2025. Disponible en línea.
2) Gattaz, Wagner F.; Moreira-Almeida, Alexander y otros. Candidate Genes Related to Spiritual Mediumship: A Whole Exome Sequencing Analysis of Highly Gifted Mediums en «Brazilian Journal of Psychiatry» (Revista Brasileña de Psiquiatría), 25 de enero de 2025.
Prandi, Reginaldo. «Mortos e Os Vivos: Uma Introducao Ao Espiritismo”. Ed: Tres estrelas. (2012)
Lísias Nogueira Negrão: «Entre a Cruz e a Encruzilhada: Formação do Campo Umbandista em São Paulo» Edusp, 1996