Dos protagonistas que nadie recuerda, Jaime Cañas, acaso el primer escriba sobre los aún innombrados fenómenos del Uritorco, y Roque Balista, el primer testigo y especialista en «misterios» que todavía no habían cobrado forma concreta, nunca recibieron premios, medallas ni gestos de reconocimiento. No fueron bendecidos por la fama y ninguna calle de Capilla del Monte llevará sus nombres. Y algo así ocurrió también con el ufólogo Jorge O. Vásquez.
Son los pioneros olvidados de platillópolis.
Por Fernando Jorge Soto Roland
Tres años antes de la aparición de la emblemática y controvertida “Huella del Pajarillo”, que publicitara a nivel mundial la supuesta irrupción de una nave extraterrestre en las sierras del mismo nombre —muy cercanas a la ciudad de Capilla del Monte, Córdoba, Argentina—, un periodista afincado en la zona y corresponsal del semanario FLASH intentó instalar una idea que, con el paso del tiempo, terminó definiendo el carácter de toda esa región del valle de Punilla. Se llamaba Jaime Cañas (así, sin tilde en la última “a”, muy a pesar de ser pronunciada —“Cañás”— por quienes lo conocieron) y a él la historia ufológica capillense le debe más de lo que públicamente se admite en artículos y libros sobre el tema.
Escuché hablar de Jaime Cañas por primera vez el 24 de junio de 2017 en la Maratón Ovni que el periodista Alejandro Agostinelli organizara en el Museo Roca de la ciudad de Buenos Aires, en conmemoración del 70° aniversario del más famoso avistamiento de “platos voladores” ocurrido en junio de 1947 por el piloto comercial Kenneth Arnold en Estados Unidos, y que diera origen a la “era moderna” de los ovnis.[1]
En aquella oportunidad, el periodista Fernando Diz, residente en Capilla del Monte desde 1990, hizo pública la necesidad de investigar a quien él consideraba uno de los primeros responsables de la “neo-mitología” capillense referida a la presencia de extra e intraterrestres en la región: “un corresponsal —dijo— de la revista FLASH, llamado Jaime Cañas que, desde aproximadamente el año 1982, mandaba artículos sobre eventos raros en Capilla del Monte. Algunos reales, otros claramente inventados”.[2]
Tardé unos cinco años en hacerle caso y sumergirme en la Hemeroteca Nacional para relevar todos los escritos publicados por Cañas en la revista FLASH desde el 30 noviembre de 1982 hasta el 28 de abril de 1987. Un total de treinta y un artículos firmados a pie de página; amén de unos cuantos más sin firmar pero que, por el estilo de escritura y organización del texto, probablemente son también de su autoría. Es por tanto errónea e incompleta la crítica que recibió Diz en el aquel encuentro del Museo Roca, en la que un asistente, Daniel García Molt, adujo no estar de acuerdo “con lo de Cañas, ya que sus artículos eran posteriores a la Huella del Pajarillo”, aparecida, según los lugareños, entre la noche del 9 al 10 de enero de 1986.[3]
Efectivamente, Jaime Cañas publicó con posterioridad a la Huella [4], pero ya tenía en su haber varios artículos sobre platos voladores y eventos misteriosos que ubicaba en Capilla del Monte y el Uritorco mucho tiempo antes. Veintiuno para ser exactos.[5]
Sobre algunos de ellos escribí algo hacia fines de 2022, tras una cuidadosa lectura de todo lo publicado por Cañas en el semanario sensacionalista FLASH, de muy poca credibilidad, amarillista en extremo e inclinado más hacia los chismes faranduleros y la promoción de curas mágicas, parapsicólogos de baja estofa y amuletos protectores. Evidentemente, una muy mala plataforma para divulgar trabajos serios de investigación sobre cualquier tema.[6]
CAÑAS. Casi en silencio trabajó en la difusión de las propiedades sobrenaturales de Capilla del Monte mucho antes de que se conocieran las intervenciones de Angel Cristo Acoglanis, la famosa Huella del Pajarillo o la llegada José de Zer, Chango y aquellos sensacionalistas «informes» para Nuevediario.
Si tuviera que dar una opinión personal sobre su trabajo como corresponsal —fundada únicamente en la lectura de todos sus artículos en FLASH— diría que ésta se podría resumir en los siguientes ítems (convenientemente expuestos hacia fines del 2022 en un escrito anterior):
* Como escritor, Jaime Cañas me resultó bastante limitado. Sus argumentaciones son deficientes y las estructuras de sus trabajos muchas veces inconexas y sin sentido.
* Jamás cita las fuentes eruditas en las que basa sus endebles argumentos.
* La gran mayoría de sus artículos son entrevistas en las que el reporteado, curiosamente, utiliza el mismo vocabulario y formas expresivas que el entrevistador.
* En casi todos sus trabajos, el entrevistado siempre resulta ser un “hueso duro de roer”, de “difícil acceso”, “poco afecto a brindar información” y generalmente “renuente a charlar con desconocidos”. Esa resistencia sólo es vencida por el propio periodista, gracias a la confianza que él es capaz de generar y el conocimiento directo que tiene de las personas de las que requiere información.
* El misterio y lo irresuelto campea siempre al final de la nota. Son finales abiertos, recordándome mucho los famosos epílogos de Rod Serling en la serie de TV La Dimensión Desconocida.
* Sus entrevistados son todos “sabios”, “inteligentes”, “bien informados”. En una palabra, predomina el criterio de autoridad, única base de credibilidad para los temas tratados.
* Sobrevuela la sospecha de que muchas de las personas a las que acude para avalar las historias que reporta fueron inventadas, lisa y llanamente, por él.
* Respecto de las fotos que acompañan sus artículos, a menudo nos encontramos con imágenes que no coinciden con lo escrito en el cuerpo principal de la nota. Además, los epígrafes de las imágenes suelen ser producto de la imaginación y nada tienen que ver con la foto. Con relación a ese asunto hay que considerar la posibilidad de que las fotos mencionadas hayan sido adjuntadas por el editor de FLASH y no por el autor. Aun así, es una clara señal de mala fe y del amarillismo tan característico del mencionado tabloide.
* Una de las preocupaciones recurrentes que acosa a J. Cañas en numerosos artículos es la conformación de un “Nuevo Gobierno Mundial”, cuyos secretos propósitos intentan concretarse haciendo uso de “poderes mentales y tecnología”. Una clara y temprana manifestación conspiranoica, hoy por demás extendida.
* Otro de los tópicos que disfruta es el de los “grupos secretos”, logias y organizaciones discretas que se mueven en las sombras, organizando reuniones (en Capilla del Monte y localidades vecinas) para tratar cuestiones que tienen que ver con lo ufológico y la parapsicológico.[7]
* Tampoco están ausentes las evanescentes expediciones nazis en busca del Santo Grial por la región, la presencia de “agentes” de la NASA indagando los misterios energéticos de la zona (hoy tan de moda) o el antiguo paso e influencia de fenicios en el ámbito precolombino de los comechingones.
* Finalmente, presenta al Valle de Punilla —y a Capilla del Monte muy especialmente— como una singularidad. Una región predispuesta a tener un clima ideal, un agua energizada capaz de producir una extraordinaria longevidad a quien la bebe y personajes con intereses artísticos e intelectuales fuera de lo común. Toda una anomalía en sí misma.
FLASH: MAL, PERO PRIMEROS. Algunos de los muchos artículos que Jaime Cañas publicó ensalzando la veta mística y ufológica de Capilla del Monte, mucho antes de que la Huella del Pajarillo hiciera famosa a la localidad cordobesa.
Lamentablemente es muy poca la información que hay sobre Jaime Cañas en la web y fue esa escasez de datos lo que me impulsó a indagar sobre este personaje en los sucesivos viajes que realicé a Capilla del Monte en los últimos dos años. Por desgracia, no pude averiguar mucho. Nadie con quien yo estableciera contacto (incluido Diz) recordaba siquiera la fecha de su muerte que, erróneamente, intuí había sido en algún momento de 1987, dado que en ese año dejaron de aparecer sus artículos firmados en FLASH. Me resultaba perentorio saber algo más. Confirmar de algún modo que lo que opinaba del periodista a través de sus reportajes era cierto (o falso). Sorprendentemente, parte de la solución sobrevino de la manera menos pensada: a través de uno de los tantos personajes que Cañas entrevistara a principios de la década de 1980.
Su nombre era Roque Balista.
ROQUE BALISTA. Foto publicada por Jaime Cañas en FLASH a principios de la década de 1980
El 15 de febrero de 1983 Jaime Cañas publicó en FLASH su tercer artículo, a su vez el primero en el que hace referencia explícita a Capilla del Monte como “un centro de poder esotérico” y “zona en la que los ovnis suben y bajan”.[8] El especialista entrevistado era Roque Balista, a quien el reportero caracterizó como “hombre de lucha” originario de Berisso y afincado en Capilla desde hacía cuatro años [1979], con una “fuerte inclinación por los misterios”. Un estudioso que, “de puerto en puerto”, en sus viajes, “adquiriera “una importante documentación con historias secretas, ovnis y astrología”.[9]
Largas noches frías del invierno serrano, atenuadas por el fuego, fueron dedicadas por Balista a sus estudios profundos sobre los secretos de la meditación, rastreando en viejos volúmenes todas las pistas relacionadas con la provincia mediterránea y las huellas dejadas por los platillos volantes”.[10]
Y agrega:
Los vecinos jamás sospecharon que, bajo su apariencia de pacífico hombre que solía mirar con catalejos el cielo lleno de estrellas, se escondía un sabio discreto y humilde. Es que Roque Balista es un gordo bueno, en el que anida un espíritu inquieto y observador de ciertos detalles que la historia oficial suele olvidar”.[11]
Seguidamente, Cañas pone en boca del entrevistado:
No estamos solos en el universo (…). Sabemos que hay millones de mundos como el nuestro, así como probablemente millones de seres inteligentes. Muchas veces me pregunto, ¿qué clase de superioridad tendrán sobre nosotros? Creo que el primero que lo descubra habrá dado un paso notable, pues lo más urgente que nuestra especie necesita es otro tipo de humanidad con la cual, al compararnos, podremos llegar a conocernos a nosotros mismos y sin pasiones ideológicas”.[12]
Tras esta rimbombante declaración (que dudo mucho haya sido de “Don Roque”, como también lo llama), Cañas inicia un alambicado recorrido de preguntas y respuestas en el que se mezclan los ovnis con la “criptohistoria” (sic); las indagaciones del grupo de investigación regenteado por Balista (supuestamente llamado OVNI-CAP-TEAM) con el “plan premeditado y secreto” que había detrás de la fundación de la ciudad de Córdoba y la existencia de su plano original (hoy perdido), que guardaría una extraña relación con la gran pirámide de Keops, en Egipto.[13]
No contento con esto, el periodista introduce a Balista en el mundo de los sufíes, la Kabbalah judía, la misteriosa disposición de las piedras en la Alhambra (España) y sus mensajes secretos, la Tierra Prometida, la enigmática relación de Córdoba con el místico número siete y La Atlántida.[14]
Recién retoma el tema de los ovnis y Capilla del Monte con la intención de darle al fenómeno una dilatada profundidad cronológica en la región; que más tarde Guillermo Alfredo Terrera profundizaría en varios miles de años en dos libros publicados en 1987 y 1989 respectivamente.[15]
Según afirman los miembros del equipo de investigación OVNI-CAP-TEAM —sostiene Jaime Cañas—, las apariciones de los primeros platillos volantes fueron detectados por los jesuitas en el siglo XVII. ¿Cuál sería el significado histórico?”[16]
Balista responde:
Los jesuitas fueron influidos por las Logias Odinistas de Francia. Por eso ellos se adelantaron con proyectos antes de su tiempo: el canal de Panamá, el primer estado socialista en Misiones, la captura de la China celeste y otros. Fueron ellos los que detectaron la aparición de los platillos volantes, pero sus propios inquisidores frenaron toda investigación por miedo a que la gente buscara en esos milagros una rebelión política con los resultados de un primer Cordobazo”.[17]
Si esta parrafada resulta incomprensible, pues así es el esoterismo ufológico. Una mezcolanza sin evidencias ni fuentes documentales (o arqueológicas), o que son “libremente” interpretadas por mentes abiertas y polifásicas capaces de encontrar relaciones donde no las hay. Quienes somos incapaces de comprender esas retorcidas elucubraciones místico-esotéricas solemos ser enconsertados dentro de la conspiranoica “historia oficial” (Cañas dixit), encargada de ocultar la verdadera historia a los simples mortales.[18]
Pero las dudas de Jaime no se agotaban con desentrañar el pasado histórico. Quería conocer la tecnología que se escondía detrás de los ovnis. Para ello, puso en boca de Balista la siguiente respuesta:
(a) El ovni estaría fabricado de un material poderosamente electromagnético, o sea una especie de imán que vuela. (b) Su imantación es electromagnética, entonces lleva encima una auténtica usina generadora que desarrolla una potencia vertiginosa. (c) Los datos obtenidos apuntan hacia un viejo sueño de los técnicos en vuelo: el ovni se movería por la neutralización de los campos de fuerza de la Tierra. O sea que no está dominado por la gravedad ni por la inercia terrestre ni por el geomagnetismo, sino que cuenta con un acampo magnético particular. (d) En el interior de estos aparatos no se sienten los efectos de los cambios bruscos de dirección y velocidad que caracterizan a los ovnis, además la falta de ruido nos da la idea de que no rozarían el aire, por lo cual dicho aparatos, tendrían su propia atmósfera privada”.[19]
Las supuestas especulaciones de Don Roque no se agotaban en el avance tecnológico de los extraterrestres. El sabio de Berisso también tenía que decir algo sobre la alta evolución moral de los visitantes y, emulando al inefable Fabio Zerpa, sostuvo:
¡Jamás atacaron a nadie, ni destruyeron parte de este planeta! ¡Esto nos demuestra que son superiores a los propios terráqueos, que con sus absurdos imperialismo geopolíticos acabarán con toda la Tierra![20]
Fabio Zerpa tenía razón. Hay marcianos buenos entre la gente. Balista parece que lo sabía y, como el actor uruguayo, agregó:
Para algunos los ovnis están aquí mismo, pero en otra dimensión. Por eso unos los ven y otros no. Estos platillos penetran y salen desde varias dimensiones. Estamos frente a una quinta dimensión”.[21]
Así, Cañas llega finalmente al punto que más deseaba: la relación directa entre los platillos voladores, el Uritorco y su querida Capilla del Monte.
Una vez más le hace decir a Balista la siguiente explicación:
Revisando revistas extranjeras especializadas, descubrimos una foto de un ovni correspondiente al Uritorco de las Dos Gemelas (sic) de Capilla del Monte (…). Es que existe en las viejas culturas una pauta común; el del pico energético. Si observamos los sombreros de los incas, tibetanos y astrónomos egipcios, notaremos que simbolizan una salida de energía hacia el exterior, hacia lo alto. Por eso, no es extraño que las primeras apariciones fueran detectadas en el Himalaya (Everest, K.2), en los Andes (Aconcagua, Chimborazo, Lago Titicaca, etc.), en las pirámides construidas en pico, en las otras pirámides de México y Guatemala etc.… Y actualmente en el Uritorco de Capilla del Monte (picos terráqueos que liberan energía). (…) Según mis cálculos los ovnis se adelantan a ciertos hechos decisivos históricos. Las mejores reservas del mundo sin contaminación se hallan aquí, en el centro y noroeste del país, por eso muchas veces vienen disfrazados estudiosos de plantas, presuntos sabios naturalistas. En realidad colocan sus aparatos para medir las radiaciones y registrar nuestras riquezas naturales. Somos, sin duda, el futuro para ciertos grupos poderosos de la economía y la ciencia. (…) Para el futuro gobierno mundial que nos sucederá antes del año 2000, estas tierras tienen la categoría de reservas estratégicas y ecológicas”.[22]
Dos años después de este primer reportaje, el 26 de marzo de 1985, Jaime Cañas volvió a entrevistar a Balista, a quien describió como un hombre taciturno, de difícil abordaje. Un tipo que se niega al diálogo por no querer perder el tiempo con fanáticos o incrédulos de los ovnis. Un hombre, dice, “de largos estudios y corta conversación, que acepta sólo una entrevista por año”.[23]
Con este preámbulo, entiendo, el periodista quiso evitar que cualquier eventual lector intentase acercarse a Balista. Es ésta una práctica común: en el mundillo ufológico existe una tendencia a adueñarse de ciertos testigos, “sabios”, sucesos o territorios, sea por egocentrismo, temor descubrir algo que otros no averiguaron o revelar que detrás de un acontecimiento anómalo sólo hay —como decía Alberto Brescia— un tipo en camiseta.
En poco menos de veinticuatro meses, Balista había diversificado sus intereses ostensiblemente. Él y su grupo de investigadores de Capilla del Monte habían establecido, gracias a experimentos realizados en “su laboratorio”, que “los niños más inteligentes y sensibles soñaban con ángeles cuando “naves interespaciales” aparecían cerca o a concluir que aquello era una especie de “mensaje cifrado” basado en una antigua simbología religiosa enviada por seres superiores a fin de aumentar nuestra sabiduría y “estados mentales y parafísicos”.[24]
No contento con semejante descubrimiento, Jaime Cañas informa que, gracias a los “archivos confidenciales especializados” de don Roque, era posible afirmar que los “platillos volantes” habían hecho su aparición durante el “pasado histórico”, quedando esa visita reflejada en libros sagrados de Oriente y Occidente. La hipótesis de los antiguos astronautas estaba más que viva en el valle de Punilla.[25]
Pero era el “monte Uritorco” y la atracción que generaba en “técnicos, buscadores de misterios y ovniólogos” —debido a su “gran energía”— lo que parecía quitarle el sueño al sabio capillense.
Estamos ante la vivificación de un viejo mito, esta vez en medio de la técnica —dice Cañas citando a Balista. — Fíjese que la montaña corresponde por la forma, a un árbol invertido cuyas raíces están en el cielo, y cuya copa expresa la multiplicidad, la expansión del universo, la gravedad terrible. Buscar la cima del monte Uritorco es tratar de unir el cielo con la Tierra, captar el centro por donde pasa el eje del mundo. (…) Es una larga tradición que nosotros hemos retomado. Esto significa que vivir un tiempo sobre el monte es tratar de obtener por medio de la meditación, observación y respiración, estados de conciencia muy importante para el desarrollo espiritual de cada persona. Pero ojo, existen dos montes Uritorco, el visible y el invisible, y solamente aquellos elegidos podrán y sabrán captar las energías necesarias. Se trata de lograr la identificación con esta pirámide natural, llena de energías que desde hace años yacen esperando que cada ser seleccionado las capte para bien propio”.[26]
La espiritualidad de Balista, según parece, había alcanzado altos niveles de New Age, concordantes con los que en 2024 pululan en Capilla del Monte con gurúes, contactados e iluminados de todo tipo.
Córdoba, y en especial el pueblo que había elegido para vivir, por ser el centro del país, era la depositaria de “fuerzas todavía no liberadas” que modificarían el mundo.
EL OVNI DE BALISTA. ¿Será esta fotografía una de la pruebas que Balista conservaba en su “archivo confidencial especializado”? (FLASH, 15 de marzo de 1985)
¿Quién era en realidad ese Roque Balista que tantas alabanzas y tiempo le dedicara Jaime Cañas en sus artículos? ¿Estábamos ante un relegado promotor de la mitología capillense? ¿Por qué nadie lo cita? ¿Qué oscuros intereses había detrás de la omisión de semejante “sabio”? De haber sido —como se desprende de las fechas de los artículos de FLASH— un pionero en el campo de la “capillología”, ¿por qué fue desterrado al más ignominioso olvido?
Resuelto a desentrañar estas dudas viajé a Capilla del Monte en enero de 2024, como lo hago todos los años desde hace más de trece temporadas.
EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS
No se requiere la capacidad de observación de Sherlock Holmes, ni la sagacidad del teniente Columbo, para rescatar del olvido a personas u objetos. Basta con la curiosidad, la pregunta apropiada y el deseo de mover un poco el traste. Claro: también es necesario un poco de suerte, paciencia y la certeza de que muchas cuestiones quedarán en el tintero. Tal vez, con el paso del tiempo, se irán sumando nuevos datos que corregirán eventuales errores o llenarán los espacios en blanco. Con seguridad, otros interesados (ya sea para engalanar su ego, dar puntos de vista diferentes o contribuir a un mayor conocimiento aportando nuevos datos) agregarán piezas al rompecabezas hasta darle un cierre, siempre provisional.
Pero hoy todo se atrasaría sin el recurso a Internet. Por ende, a ella acudí a fin de acelerar el trámite. Como dije, muy poco y nada había de Jaime Cañas. Roque Balista, brillaba por su ausencia.
En diciembre de 2022, con todos los artículos de Cañas en FLASH en mi poder, hubiera podido acercar un poco el bochín. Pero nada de eso pasó. Otros proyectos habían demandado mi atención.
Así pues, a fines de 2023 volví a Balista. Me metí en las redes sociales y en menos de 48 horas emergió la punta del ovillo: la cuenta de Instagram “capilladelmonteuritorco” (así, todo junto). Era regenteada por un capillense nativo al que todos parecían conocer muy bien y tratar con afecto. Como en los videos que subía a la cuenta su rostro no aparecía (sólo su cadenciosa voz explicando recorridos y/o entrevistando a vecino del pueblo), imaginé que era un muchacho muy joven. De tener menos de 40 años, su mocedad poco me serviría para conocer hechos y personas de principios de la década de 1980.
Su nombre era (es) Juan Antonio Calderato. Le escribí por Instagram, con pocas expectativas (tal vez sus padres podían saber algo sobre el tema de mi interés). Pocas horas más tarde, me contestó y, para mi sorpresa, Juan tenía unos pocos años más que yo. Superaba los sesenta pirulos. Me pasó su número de teléfono y entablamos una cordial charla “de oreja a oreja”.
— ¿Don Roque? ¡Claro que lo conocí! —me dijo. — ¡Por supuesto! Participamos juntos en política a principios de la década de los ’90, cuando presenté mi candidatura a intendente de Capilla del Monte. Él me acompañó en la lista.
¡Bingo! La suerte volvía a estar de mi lado.
Entonces, Calderato agregó:
—Incluso conozco a su hija…
Le pregunté si era factible entrevistarla. Quince minutos después, Juan me mandó un Whatsapp.
—Acá te dejo su contacto. Comunicate con ella. Ya le hablé. No tiene ningún problema en recibirte cuando vengas a Capilla.
Menos de un mes más tarde —el 4 de enero de 2024— compartía con Liliana Balista la mesa del comedor de su casa, junto a mi esposa Verónica.[27]
LOS BALISTA. Liliana Balista y el autor. Derecha: Don Roque Balista (foto cedida por su hija)
—Contame, por favor, quién fue tu padre —arremetí sin preámbulos.
—Papá era nacido acá, en Capilla del Monte —inició Liliana. —En 1925. Pero siendo niño perdió contacto con su madre. Ella desapareció. Nunca se la volvió a localizar. No se sabe qué fue de su vida. Él la buscó hasta 1970/1978, pero sin suerte. Se cree que pudo haber fallecido, o mudado a otro lugar. No hay registros. Se la buscó en un montón de cementerios y nada… A menos que se haya cambiado el apellido. Lo cierto es que papá fue a parar a un orfanato y lo mandaron a la ciudad de La Plata, de donde salió a los 18 años para hacer el servicio militar en el Regimiento 7. Ahí conoció a su esposa, mi madre. Se casan y en el año 1978 (el 18 de noviembre) decide volver a Capilla, ya jubilado.
— ¿Cómo era tu viejo?
—Era una persona muy amable. Muy libriano. Un tipo muy dado. Muy agradable. No era de mucho hablar, pero cuando hablaba y se enojaba “te la ponía en la nuca”. Es que fue criado en hogares. De ahí que viniera con un carácter algo complicado. En 1979 /1980 compró un campo en Dolores, a cinco kilómetros de acá. Ahí fue donde se hicieron varios avistamientos de ovnis que consistieron, según escuché, en luces que iban del rojo oscuro al amarillo. Esos fueron los avistamientos… Después supe que vino gente de la NASA. Que estuvieron en el aeródromo de La Cumbre. Fue entrevistado. Ahí ya estaba con Jaime Cañas. Todo esto ocurrió antes de la Huella del Pajarillo.
— ¿Cómo fue que tu papá se metió en el tema ufológico?
—Todo empezó porque lo conoció a Jaime (Cañas). Él venía siempre a casa. Se sentaban juntos en ese porche [lo señala] y charlaban. Recuerdo que en el patio había un antiguo respiradero de baño hecho de cerámica, tirado. Esos de color rojo. Antiquísimo. Y Jaime lo miraba y miraba… Entonces le dice a papá: “¡Ah, vos no sólo viste ovnis, sino que también tenés a los enanitos verdes en el jardín!” ¡Se cargaban con el tema!
— ¿Se veían muy seguido? —le pregunté.
—Sí. Iban a Ongamira, a Los Terrones… Han ido con el tema de Erks… ¿Qué pasaba? No tengo idea. Fueron también a las termas de Quicho. Están a unos 135 kilómetros de acá. Hicieron una excavación en el lugar y, en vez de salir agua potable, salió agua termal. Pero yo no estaba… ¡Todo lo hacía con Cañas!
— ¿Qué me podés decir de Jaime?
—Cañas vivía en la zona de los Tres Puentes, donde después estuvo el Hotel El Remanso. Ahí tenía (en lo que fue el comedor del hotel) el living de la casa y allí había un biblioteca que ocupaba todas las paredes. ¡Era apoteótica! ¡Una cosa de locos! Íbamos seguidos a almorzar allí. Ahora, si me preguntás qué se hablaba en la mesa, no lo sé. No tengo la menor idea de lo que charlaban. Los menores quedaban afuera.
—Y Cañas, ¿cómo era?
—Mi papá le había puesto un apodo —sonrió Liliana: “el sapito”. Porque sacaba la lengua, humedeciéndose el labio superior, constantemente. Como Palito Ortega… Yo lo miraba y no podía contener la risa. Vos lo mirabas y ¡era un sapito! Además de eso, Cañas era medio petisón. Una persona chiquita con bastante imaginación. Yo no sé si él vio algo o si no vio [ovnis]. Pero vio la veta en las cosas que se veían en el campo de papá (aunque nunca estuvo en ese campo) y en las historias que le había contado mi viejo. Con todo eso armó las notas [del semanario FLASH]. Te digo más, hay una foto en la que papá está con unos auriculares en la montaña, con un traje de lluvia de color amarillo, que se la sacó él [Cañas]. Lo llevó exclusivamente para sacarse la foto. Y papá le decía: “Che, ¿no será mucho todo esto?”
— ¿Me querés decir que Cañas armaba toda una escenografía?
— ¡Claro! Le creó toda una escenografía alrededor. Pero, a ver… No es que papá no hubiera visto nada. Ver decía que veía, pero Cañas fabricó toda una historia alrededor de mi viejo. Papá se empezó a agarrar la cabeza [tras la publicación de los artículos] y decía: “¡Esto no puede ser!” (…) Es que empezó a llegar gente. Venían a buscarlo y (él) nos hacía salir a nosotros a decir: “No está en este momento. Está de viaje”. ¡No sabés lo que fue!
—En los artículos, Cañas pone en boca de tu padre cosas que no sé si realmente él dijo. El estilo de escribir de Cañas es idéntico al de las respuestas que dan todos sus entrevistados, incluido tu papá. En mi opinión, inventaba todo o casi todo.
Liliana esbozó una sonrisa y contestó:
—Mirá, papá a Cañas le decía: “Si vos creés que esto va a traer turismo, me parece genial. Escribí lo que quieras”. Pero la verdad es que el que estaba mucho más metido en el tema ufológico dentro de la familia era Jorge Omar Vásquez. Era el yerno de mi viejo.[28] Se juntaban a charlar. No sé de qué hablaban. No tengo la más mínima idea porque era una adolescente y no me interesaba nada de eso.
EXPEDICIÓN. En el centro, Jorge O. Vásquez, coordinador de la expedición. Derecha, edición de la revista FLASH del 6 de mayo de 1986 que informa sobre el viaje a las «cuevas misteriosas en el interior del Uritorco».
—Leyendo las notas de FLASH —arremetí—, parecería que tu papá era un miembro sumamente importante de la comunidad ufológica local. En caso de haber sido así, ¿por qué creés que lo dejaron de lado? No es citado en ningún libro o artículo sobre el fenómeno capillense. ¿No le interesaba ser parte?
—No, nunca le interesó. Pero dejá que te cuente lo que pasaba (y pasa) en Capilla. El tema es así: vos llegás a Capilla del Monte y es todo un comercio. Un comercio espiritual, un comercio ufológico. ¡Un comercio! —exclamó. —De Capilla han salido mujeres abusadas por los “espiritualistas”. Hay mucho “manochanta”. Están los que vienen y te hacen la meditación del sol y te ponen totalmente desnuda en la base del cerro (Uritorco). Tenés de todo. Tenés gente seria y tenés chantas. Hay que saber diferenciar lo que es serio de lo que no le es. Desgraciadamente, la gente de la ciudad está en la búsqueda de una tabla de salvación y se enganchan en cualquiera… Mirá, una vez apareció un loco por acá. Un petiso de sombrerito. Parecía un duende. Llegó a casa, me golpea la puerta y me dice que se había enterado que yo había terminado mi trabajo en la terminal. “Vengo a hablar con vos porque sé que te quedaste sin trabajo y tengo una propuesta laboral para hacerte”. Le dije que me interesaba y lo invité a que se sentara. “Vos sabés —me dijo— que en el cerro se va a crear una ciudad de cristal. Con cúpulas, y se van a necesitar profesionales…”. ¿Te das cuenta? ¡Qué locura! ¡Tuve que aguantar a semejante marmota en mi propia casa!
—Entonces, ¿tu papá se alejaba de todo este tipo de temas?
—No quería meterse con los chantas. No le interesaba. Él se limitaba a hacer sus caminatas, volvía y por ahí te decía, “¡No sabés lo que vi!”. Para serte sincera, empezamos a charlar mucho cuando yo tenía 25 o 30 años. Papá falleció el 17 de diciembre de 1998. Tenía 73 años. ¡Era un personaje! Como te contaba, salía a caminar al atardecer, se ponía mirar el cielo y después venía y te decía: “¡No sabés! ¡Vi una nave así y asá!”. Después se sentaba y se servía unos mates. ¡Era un personaje! Buena persona. No le gustaba la gente chanta…
— ¿Dejó algo escrito?
—No. Todo lo que había de él lo saqué cuando murió y lo puse en un altillo. Pero se nos rompió una cañería y se nos mojó todo. Libros, papeles, todo lo que había…
— ¿Por qué Cañas dice que tu padre era “un hombre de lucha”?
—Era peronista. Incluso se presentó en una lista de Juan Calderato como senador provincial.
—Cañas también afirma que tu viejo “iba de puerto en puerto”. ¿Era marino?
—Sí, claro. Fue capitán de remolcadores de YPF. Pero le gustaron esos temas de ovnis toda la vida.
—Cuando él y Cañas se conocieron y empezaron a deambular por la región —y Jaime a publicar sus artículos sobre Capilla, allá por el ‘82— ¿te acordás cómo estaba el tema ufológico en la zona?
—¡Cero ufología! Acá lo único raro que teníamos eran las tormentas. Papá salía a caminar y nos decía: “Lo que me llama la atención es que los rayos caen todos en dirección al cerro Uritorco”. Pasa que, según dicen, debajo del cerro hay uranio. Eso pensaba mi viejo. Creía que el Uritorco era un volcán apagado. Contaba que, si te acostás y apoyás la oreja en el suelo, se podía escuchar cómo las piedras raspan con otras. Muy fuerte… Decía que el cerro tenía chimeneas y que las piedras desprendidas eran las que provocaban esos ruidos. Esta es una zona con movimientos tectónicos. Hay movimientos sísmicos. Se sienten. Los ventiladores del techo se mueven…
— ¿Tu papá formó y dirigió un grupo de investigación llamado OVNI-CAP-TEAM?
—No. No me acuerdo nada de eso.
— ¿Y tenía un laboratorio, acá, en su casa?
—No, no… El único laboratorio que tenía era la cocina. ¡Le encantaba cocinar! Ese era su único laboratorio… ¡Pesaba 120 kilos!
—Entonces todo lo que hemos charlado y lo que publicó cañas en FLASH fue unos cuantos años antes de la huella del Pajarillo…
—Sí.
— ¿Y qué opinás vos de esa huella?
—Que es todo una chantada. Yo no hubiera explotado eso. Hubiera explotado más la parte indígena. La de los comechingones. La parte espiritual. Hay pinturas rupestres… Hubiera explotado más esa historia. Pero también tenés a la gente que dice haber visto la ciudad de Erks. La viuda de Acoglanis tiene su casa por la Ruta 17. Un lugar para hacer meditación.
— ¿Lo conoció tu papá a Ángel Cristo Acoglanis?
—Creo que sí.
— ¿Estaba interesado por temas históricos?
—No tanto. A él le gustaba el tema de la Atlántida y demás. Eso sí le gustaba.
—Y sobre orientalismo o sufismo, ¿conocía algo?
—No, no. De eso nada. Todo eso fue una mezcla que hizo Jaime Cañas. Pasa que, el tema de la ovnilogía es ovnilogía. El esoterismo es esoterismo, y no tiene nada que ver con los ovnis. No mezclemos las cosas.
—En los artículos de Cañas aparece todo mezclado…
— ¡Es una mezcla! Jaime era muy amarillista…
— ¿Cuál fue su intención, a tu modo de ver?
—Su intención no fue mala. Digamos que lo de mi padre y él fue una asociación ilícita para traer turismo. El fin era bueno. El turismo empezó a venir. Empezó a llegar gente, gente y más gente, a raíz de las notas de FLASH. ¡Antes de la huella empezaron a llegar!
—Es decir que, para enero de 1986, cuando la huella del Pajarillo estalló en los medios, ya tenía algo donde apoyarse…
—Había una base. No sólo Jorge Vásquez daba conferencias, sino que Jaime Cañas usó el nombre de mi papá para promocionar todo (aunque en realidad mi viejo había sido un mero testigo de lo que pasaba en Capilla).
—Entonces, ¿por qué eligió a tu padre? ¿Por qué él?
—No sé… ¿Viste cuando vos conocés a alguien y te cae bien? Así fue como empezaron a hacer amistad. Aunque, ¿qué pasó? Jaime no tenía vehículo. Papá, sí. Y lo llevaba para todos lados. Para la Posada del Silencio, para Ongamira, para Los Terrones…
— ¿Y qué opinaba tu papá de la Huella del Pajarillo?
—A mi viejo todo lo que fuera traer gente a Capilla del Monte le parecía bárbaro. Aun así pensaba que el tema de la huella era una chantada. Pero, si traía plata, si traía turismo para el pueblo, estaba bárbaro. Le parecía genial que Capilla remontara y floreciera. Porque cuanto más gente viniera con los grupos de meditación, los ovnis y todo lo demás, mucho mejor.[29]
DE CAMINO AL PURGATORIO
De buenas intenciones, dicen, está pavimentado el camino que conduce a Satanás. Desconozco cuál habrá sido el destino final del alma de Cañas; pero —aunque no creo en la vida más allá de la muerte— de existir la tan mentada geografía de ultratumba, don Jaime merecería —como mucho— estar en el purgatorio.
Fue uno de los responsables primigenios en la construcción del “mito” capillense. Se adelantó en relacionar a los extraterrestres con místicos, conspiranoicos y exploradores esotéricos de fin de semana. Publicitó al pueblo que quería, siendo —según Liliana Balista— el responsable de las primeras oleadas de turistas a la región en busca de energías y marcianos. Se apoyó en un tabloide amarillista —FLASH— y no dudó en exagerar e inventar situaciones y hechos que, con el tiempo, fueron creídos por muchos. Construyó los cimientos sobre los cuales —a partir de 1986 con la aparición de la Huella del Pajarillo— Capilla del Monte levantó un “negocio ufológico” que ya lleva treinta ocho años dando réditos y mucho de qué hablar.[30]
Difícilmente haya lucrado con el asunto. A primera vista, sus intenciones estuvieron cargadas de cierta generosidad. Amaba a su pueblo, como lo amó Roque Balista. Ambos lo querían ver crecer, desarrollarse, en base a fantasías que los medios hicieron verosímiles –y que en muchos casos ellos mismos se creyeron.
Aun así, Jaime Cañas no figura en los anales oficiales de la ufología capillense. Poco se dice, se dijo o se sabe de él en la Meca cordobesa de la ufología. Sus aportes no son señalados por (casi) nadie. El olvido se los fagocitó. Por eso la memoria deficiente de unos pocos (que jamás leyeron sus artículos de FLASH o tienen de ellos lejanas referencia) lo convirtieron —en escasísimas ocasiones, repito— en un “intelectual” y eximio escritor, comprometido con la tarea de difundir la “verdadera magia” que la región posee.
***
Antes de dejar Capilla del Monte visité su cementerio principal. El que se levanta a la vera de la Ruta 38. Suelo ir cada vez que viajo al pueblo. Me gustan los cementerios. Suelen decir más de los vivos que de los muertos. Pero en esa ocasión quería conocer algo bien concreto sobre uno de sus finados.
Desconocía si Cañas estaba enterrado en Capilla; nadie supo decirme la fecha de su muerte. No se requirió de ningún recurso extraordinario para averiguarlo. Fui a ver al cuidador de la necrópolis, quien consultó los archivos y encontró todo. El lugar de su fosa y el momento de su paso a la eternidad.
Jaime Cañas falleció el 19 de abril de 1989 y sus restos descansan en la fosa FFFFF10929 (inhumado en tierra).
Lamentablemente, falta la placa que identifica el lugar exacto de su tumba. Se perdió en algún momento de los últimos treinta y cinco años. Sí permanece en su sitio, denotando un amor literalmente eterno, su esposa, Margarita Bunge de Cañas. Una mujer que, al decir de Liliana Balista, era elegante, de tez muy blanca, alta y finos modales. Su marido la nombra en uno de sus artículos FLASH[31], señalando que era hija del economista y político socialcristiano argentino Alejandro Bunge, autor del libro La Nueva Argentina (1940).[32]
Si la historia no es otra cosa que un largo camino hacia el olvido y nuestra existencia apenas un accidente inserto en el infinito universo que nos rodea, el paso de Jaime Cañas por el devenir capillense pareciera confirmar esas premisas.
A casi 35 años de su muerte, otros, con mayor fortuna mediática y quizás menos laureles que exhibir, lo desplazaron de la conversación de la ufología local. Lamentablemente, no pudo alcanzar a ver en lo que se convirtió su pueblo querido, ni gozó del reconocimiento que los románticos creyentes en ovnis les dispensaron a personajes que no lo merecían tanto. Pero a veces así son las cosas: construimos ideas, fantasías, mitos y mentiras a partir del aporte de quienes nos antecedieron.
[DESPUÉS DE LAS CITAS CONTINÚA…]
* Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de la UNMdP (Argentina).
[1] Véase: Maratón Ovni: Todas las conferencias, en Factor 302.4. Disponible en Web
[2] Véase la conferencia de Fernando Diz en aquel encuentro (minuto 12’:13’’). Disponible en Web
[3] Véase: Erks-Debate con el público. Disponible en Web (minuto 4’;31´´)
[4] Artículo escritos (y firmados) por Jaime Cañas después de enero de 1986 [Ver Lista Archivo del autor al final del artículo].
[5] Artículos escritos (y firmados) por Jaime Cañas antes de enero de 1986 [Ver Lista Archivo del autor al final del artículo].
[6] Véase del autor: La persistente búsqueda del Grial en Capilla del Monte, en Academia.com, diciembre 2022. Disponible en Web. / El ovni que no dejó huellas en Pueblo Encanto (pero contribuyó con la mitología local), en Academia.com, diciembre 2022. Disponible en Web. La expedición científico esotérica al Cerro Uritorco en mayo de 1986. En Calameo.com, diciembre 2022. Disponible en Web. Huertas malas, el Grial, grupos nazis y la guerrilla esotérica, en Academia.com diciembre 2022. Disponible en Web. / La revista Flash, el valle de Punilla y sus fantasmas, en ISSUU.com, diciembre 2022. Disponible en Web. / Una mentira piadosa. La huella del Pajarillo, entre la meteorología y el fraude, factorelblog.com. Disponible en Web.
[7] Nota: No es de extrañar que J. Cañas haya sido autor de varios libros que rozan el tema del secreto. Espionaje en la Argentina, Editorial Mundo Actual, Buenos Aires, 1969. // Los Hijos del Apocalipsis. La corte de Lucifer, E. Madera Editor, Buenos Aires, 1979. / ¿Qué hicieron los agentes secretos en Río de la Plata?, Plus Ultra, Buenos Aires, 1970. / Historia Secreta I: Espionaje desde la antigüedad a Federico II, Editorial Kraft, Buenos Aires, 1968.
[8] Cañas, Jaime, “Por Córdoba, centro de un poder esotérico, los ovnis suben y bajan”, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983, pp. 12-13.
[9] Ibídem, pág.12.
[10] Ibídem, pág.12.
[11] Ibídem, pág.12.
[12] Ibídem, pág.12.
[13] Ibídem, pág.12.
[14] Ibídem, pág.12.
[15] Terrera, Guillermo Alfredo, Antropología metafísica. El bastón de Mando y los triángulos de fuerza, Editorial Kier, Buenos Aires, 1987. / El valle de los espíritus. Las luces cósmicas y la ciudad de Erks, Editorial Kier, Buenos Aires, 1989.
[16] Cañas, Jaime, “Por Córdoba, centro de un poder esotérico, los ovnis suben y bajan”, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983, pág.12.
[17] Ibídem, pág.12.
[18] Práctica aún de moda en la Zona Uritorco, véase: Templarios del Uritorco: la nueva trama conspirativa urdida en Capilla del Monte (2023). Disponible en Web.
[19] Cañas, Jaime, “Por Córdoba, centro de un poder esotérico, los ovnis suben y bajan”, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983, pág.12.
[20] Ibídem, pág.12.
[21] Ibídem, pág.13.
[22] Ibídem, pág.13.
[23] Cañas, Jaime, Los ovnis nos visitan desde hace 25 siglos afirma quien descubre naves en Córdoba, FLASH N° 251, marzo 26 de 1985, pág.33.
[24] Ibídem, pág.33.
[25] Ibídem, pág.33.
[26] Ibídem, pág.33.
[27] Entrevista a Liliana Balista. Archivo del autor.
[28] En mayo de 1986, Cañas mencionó en una nota una “expedición” que saldría en busca de ciertas cuevas misteriosas. El emprendimiento exploratorio tenía como líder a su cuñado, Jorge O. Vázquez, de quien no aclaró que era su familiar político. Véase del autor: Expedición científico esotérica al cerro Uritorco. Disponible en Web.
[29] Entrevista realizada a Liliana Balista en Capilla del Monte el 4 de enero de 2024. Archivo del autor.
[30] Véase del autor: Serpientes de verano: el extraordinario caso de la Huella del Pajarillo en Capilla del Monte. Disponible en Web.
[31] Véase: Cañas, Jaime, En Capilla del Monte se encuentra una de las más importantes colecciones de muñecas, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983. [Nota: Cañas nombra a su suegro como profeta y sociólogo].
[32] Véase en Wikipedia: Alejandro Bunge. Disponible en Web.
LISTA DE ARTÍCULOS FIRMADOS POR JAIME CAÑAS EN REVISTA FLASH
Publicados después de enero de 1986:
Testimonios exclusivos del ovni que dejó sus huellas en las sierras cordobesas, FLASH N° 296, febrero 4 de 1986.
Extraños casos de reencarnación se producen en un centro psíquico de Córdoba, FLASH N° 297, febrero 11 de 1986.
Una condesa, a caballo por las sierras, fue quien descubrió la última oleada ovni, FLASH N° 298, febrero 16 de 1986.
En Córdoba demuestran que hace 2600 años los fenicios habrían llegado hasta estas tierras, FLASH N° 305, abril 8 de 1986
Una expedición buscará cuevas misteriosas en el interior del Cerro Uritorco, Córdoba, FLASH N° 309, mayo 6 de 1986.
El actor Jorge Matthews, estudioso de misterios cósmicos [en Capilla del Monte] explica teorías sobre las pirámides, FLASH N° 339, diciembre 2 de 1986.
En capilla del Monte hay un Rembrandt auténtico y joyas de la emperatriz Eugenia, FLASH N° 352, marzo 3 de 1987.
Las sierras de Córdoba albergan un triángulo magnético similar al de las famosas Bermudas, FLASH N° 352, marzo 3 de 1987.
Los especialistas extranjeros que observaron la base ovni y la energía del Cerro Uritorco, FLASH N° 360, abril 28 de 1987.
Publicados antes de enero de 1986:
Capilla del Monte, donde los viejos se siente jóvenes y los geriatras estudian el fenómeno, FLASH N° 132, noviembre 30 de 1982.
Dos mujeres muertas y un falso parapsicólogo quemados en un rito satánico realizado en Córdoba, FLASH N° 139, enero 18 de 1983.
Por Córdoba, centro de un poder esotérico, los ovnis suben y bajan, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983.
En Capilla del Monte se encuentra una de las más importantes colecciones de muñecas, FLASH N° 143, febrero 15 de 1983.
Perdido en las sierras cordobesas, un sabio estudia extraños fenómenos parapsicológicos, FLASH N° 151, abril 19 de 1983.
En Córdoba vive Héctor Salvo, sobreviviente de aquellos organilleros típicos porteños, FLASH N° 155, mayo 17 de 1983.
Capilla del Monte: estremecedor relato sobre la aparición de un ovni que pudo ser mortal, FLASH N° 171, septiembre 6 de 1983.
La juventud cordobesa y los ovnis: grupos de estudios ya reciben mensajes desde el cosmos, FLASH N° 183, noviembre de 1983.
En 1943 le cayó un extraño objeto de un ovni y aún recibe la visita de platos voladores, FLASH N° 197, marzo 5 de 1984.
Lo que faltaba: el dramaturgo Agustín Cuzzani denuncia un secreto “pacto militar-cultural”, FLASH N° 199, marzo 20 de1984.
En las Sierras Chicas de Córdoba se estudia el pensamiento del célebre filósofo Gurdieff, FLASH N° 206, mayo 15 de 1984.
Hay campos electromagnéticos que nos dan la vida y son medible, FLASH N° 213, julio 3 de 1984.
Dentro de nuestro cuerpo existen fuerzas que hacen ver el Más Allá, FLASH N° 214, julio 10 de 1984.
Las sierras de Córdoba fueron escenario de un congreso internacional sobre fantasmas, FLASH N° 214, julio 10 de 1984.
Los neonazis buscan en las sierras de Córdoba el santo Grial y una lanza que es sagrada, FLASH N° 220, agosto 21 de 1984.
Los supervivencistas (sic) integran una secta en el mundo que se adelanta a la guerra nuclear, FLASH N° 235, diciembre 4 de 1984.
Los ovnis nos visitan desde hace 25 siglos afirma quien descubre naves en Córdoba, FLASH N° 251, marzo 26 de 1985.
Capilla del Monte, uno de los siete mejores lugares ecológicos del país, festeja sus 400 años, FLASH N° 265, julio 2 de 1985.
Algo muy extraño sucede en Capilla del Monte, FLASH N° 276, septiembre 17 de 1985.
Las raras experiencias del pintor que percibe “ondas” de ovnis y los retrata, FLASH N° 283, noviembre 5 de 1985.
Operación ERKS en marcha: ¿encontrarán en Córdoba una civilización perdida en el tiempo?, FLASH N° 290, diciembre 24 de 1985.
** Todos estos artículos se encuentran en el archivo del autor.
Addenda: Jorge O. Vásquez: una carta desde “Tierra de Ovnis”
Por Alejandro Agostinelli
Desde su empleo en la boletería de la terminal de ómnibus de Capilla del Monte, Jorge tenía una visión panorámica para detectar quién era quién en la marea humana que empezaba a transformar el pueblo. Allí estaba él, continuamente expuesto a los turistas embelesados con esa nueva atracción que ofrecían las sierras, que a veces era un enclave místico, otras un sitio desde donde “ver naves” y, al principio en escaso número, un espacio donde “recibir las energías”, contactarse con los “hermanos mayores” o, incluso, refugiarse de todo lo malo que estaba por suceder en el mundo.
Antes de las revelaciones de Fernando Soto Roland yo estaba convencido de que el interés de Jorge Omar Vásquez, que se presentaba como “periodista y ufólogo”, había comenzado con la Huella del Pajarillo. Pero resultó ser yerno de Roque Balista, el informante de las “novelas esotéricas” de Jaime Cañas, con quien compartí la redacción del diario La Voz en 1982 y, desafortunadamente, nunca crucé palabra.
Contra toda suposición, Vásquez ya estaba interesado por el esoterismo y la ufología cuando se disparó el furor ovni en el pueblo hasta entonces sólo conocido por El Zapato. Tal vez por eso, cuando la nueva historia de Capilla empezaba a escribirse, él enseguida se puso al hombro la difusión de los precursores eventos temáticos, como los que convocaba el Grupo Alfa de Francisco Checchi, el FUPEC de Dante Franch o el Primer Encuentro Internacional de Investigadores de las Ciencias No Tradicionales, celebrado en una fecha tan temprana como noviembre de 1988, junto a Roberto Basso y algunos otros, aquellos ya de triste memoria (ver epígrafe, arriba).
Algo más: Jorge Vásquez fue mucho más ufólogo que casi todos los que vinieron después.
Después de nuestro desencuentro en febrero de 1986, cuando viajé a la zona para intentar averiguar qué había sucedido en el Pajarillo, nos hablábamos por teléfono y nos carteamos. En un correo fechado el 28 de octubre de 1988, Jorge me confiesa sus ideas sobre el tema ovni, los grupos de investigación y el significado que tenía para él ése, su lugar en el mundo .
Los tiempos están dados para terminar con el sectarismo y el oscurantismo, en cuanto a le información que cada grupo o centro investigador posee. Debemos trabajar en conjunto, mancomunadamente, a fin de empezar a obtener resultados más contundentes. No debemos tratar de convencernos unos a otros, sino buscar puntos de coincidencia. Ninguno de nosotros posee la verdad total, pero sí parte de ella. Tal vez llegue el día en que nos unamos para trabajar a nivel nacional y esa pequeña partícula de verdad se amplíe en una gran verdad”.
En otro párrafo expone su cambio de perspectiva, haciendo suya una frase de Fernando Sesma, el contactado español:
Hace algunos meses descartaba a los delirantes, a los místicos y mucho más aún, a los que consideraba mentirosos. Hoy no descarto nada: creo en todo hasta que se me demuestre lo contrario. (Existe) una sucesión de hechos que, tomados en forma superficial, parecen no tener ni «ton ni son», pero que, profundizándolos, parecen responder a un “algo” que va más allá de lo puramente sensible y comprensible (…) creo intuir y no equivocarme (que) se está manifestando una presencia extraterrestre, guiada, conducida, manifestada o inducida, o lo que fuere, que se siente, en el caso de los que no conocen el tema y que se afirma de continuo entre los investigadores locales. Te ampliaré cuando llegues por aquí”.
En una entrevista que dio al diario Córdoba, a la que no pude acceder, relacionaba a los dinosaurios “con todo lo demás”, según me contó él mismo. Y agregó:
Te pido que analices la posible relación de estos fenómenos con OVNIS y con el supuesto vórtice energético, corredor atemporal o ventana abierta a los distintos planos de existencia que al parecer existiría en esta zona”.
Jorge O. Vásquez se despedía con un fuerte apretón de manos y ofrecía su colaboración, “no sólo con las palabras si no con la acción”.
Y cerraba su carta, cada una de ellas, con el siguiente «mantra»:
Desde Capilla del Monte, TIERRA DE OVNIS»
Lamentablemente, Vásquez vivió pocos años más. Falleció en Chile, a comienzos de los noventa. Como ocurre con muchos otros protagonistas de la saga capillense, no sobra ni un poco de fervor entre los aficionados al plativolismo locales por documentar vida y obra de figuras como Jaime Cañas, Roque Balista, Monir Addur, Guillermo A. Terrera, Jorge Vásquez, Roberto Basso, Jorge Suárez y el mismo Angel Cristo Acoglanis, quienes ocuparon un lugar destacado en la historia del “pueblo de los ovnis”. Pero cuando llega alguien de Buenos Aires, investiga, mal o bien, y escribe sus conclusiones, éstos —sean influencers, youtubers o escribas que ocultan su identidad—, son los primeros en poner el grito en el cielo.