Urandir, el contactado de Bolsonaro

Mientras un grupo civil parecía invocar una intervención extraterrestre en una plaza de Porto Alegre, Brasil, para impedir la asunción de Lula da Silva, la fama del contactado Urandir Fernándes de Oliveira empezó a crecer a partir de sus relaciones casi promiscuas con un alienígena llamado Bilú y sus contactos con el gobierno de Jair Bolsonaro. El gurú no quiere a Lula Presidente.

Por Alejandro Agostinelli

PARANORMAL. Antes de ser conocido como contactado Urandir afirmaba poseer capacidades telekinéticas. VER VIDEO.

El domingo 20 de noviembre de 2022, un grupo de partidarios de Jair Bolsonaro armó tres rondas humanas en el Centro Histórico de Porto Alegre y empezó a proyectar, apoyando los teléfonos móviles sobre sus cabezas, haces de luz parpadeantes frente al Comando Militar del Sur. Si el videasta que capturó la escena no entendió mal, los manifestantes creían ser capaces de comunicar a presuntos alienígenas la necesidad de gestionar con urgencia un golpe de Estado para evitar la asunción del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva.

El videasta Marcelo Nunes compartió la escena en su perfil de Facebook y miles de portales tomaron las imágenes de un centenar de vecinos desencantados con la democracia brasileña, plantados alrededor de un cartel con luces amarillas y verdes intermitentes que trazaban sobre el suelo la sigla S.O.S.  Los bolsonaristas, vestidos con los colores de Brasil, sostenían sus móviles sobre sus cabezas tapando y destapando con la mano sus linternas encendidas, como si quisieran enviar una señal a través de flashes intermitentes mientras gritaban por la salvación de Brasil y buscaban la atención de algún general, más probablemente militares terrícolas con ese rango. “Miranos… ¡Miranos, general!”, grita una mujer. “¡Estamos desesperados!”, vocifera otro.

¿Bolsonaristas clamando ayuda de los extraterrestres como último recurso? Sin ser noticia, un meme viral nunca lo debería ser, es una posibilidad tentadora: jugar al prende y apaga con el móvil en la cabeza invita a masticar suposiciones descabelladas. Las dudas en torno a otras fuentes que corroboren la versión del corresponsal espontáneo (un vecino que filmó lo que pudo desde su móvil, pero que no parece haber preguntado nada a nadie) obliga a considerar que los linternazos podrían haber apuntado al Cuartel del Comando Militar del Sur, un edificio de cinco pisos ubicado en el 275 de la Plaza Padre Thomé. Nadie más recogió información del contexto y no parece claro si el camarógrafo escribió el epígrafe de su video en serio. Por si fuera poco, la inmediatez con que circulan por las redes los contenidos atractivos lleva a que interpretaciones más o menos pertinentes se transformen en “información instantánea”, lista para facilitar títulos virales. Así, la performática “llamada a E.T.”, semejante a una danza de la lluvia electrónica y no tan distinta a las procesiones a San Cayetano, quizá fue lo que los medios quisieron que fuera: una crepitante promesa freak a la pesca de clics.

Desde el triunfo electoral de Lula, las movilizaciones golpistas, alentadas por el propio Bolsonaro, fueron rutinarias en las principales ciudades de Brasil, incluida Porto Alegre. Las movilizaciones y acampadas que bramando ¡Fraude! recrudecieron desde mediados de noviembre. Se volvió tan común ver pancartas con la leyenda “S.O.S. Fuerzas Armadas” como escuchar gritos que rechazaban el resultado de las elecciones.

El video de los presuntos platillistas en una sociedad partida al medio refuerza el estereotipo de los seguidores más radicalizados de Jair Bolsonaro, quienes aparecen como dispuestos a hacer cualquier cosa para enamorar a los militares golpistas.

Kentaro Mori, un experto en marketing y editor del sitio Ceticismo Aberto, aseguró que los golpistas son discípulos de Urandir Fernándes de Oliveira, un contactado que dirige la empresa Dakila Pesquisas, preso en el año 2000 por estafar a interesados en comprar terrenos en una “ciudad extraterrestre”. Otro ufólogo que suele estar bien informado, Edison Boaventura Jr., negó que Urandir tuviera algo que ver con el asunto. La única manifestación explícita que vincula el avistamiento de ovnis en Porto Alegre con la idea salvacionista ante el resultado electoral fue el tuit de un ufófilo bolsonarista viralizado el 6 de noviembre,

«No quiero recurrir a lo que aprendí de la ufología porque prefiero ser escéptico. Sin embargo, siempre se ha hablado de que seres del cosmos intervendrían en el momento de mayor riesgo que la humanidad haya experimentado jamás. Y estoy plenamente convencido de que ahora es ese momento», dijo León P.J. @sabiapatriota

No hay ninguna evidencia, sin embargo, de que estas manifestaciones tengan alguna conexión con la performance de Plaza Thomé.

Pese a las dudas, convertirse en un faro humano se da bien con una afición exótica. Tal vez por eso es una tentación fácil -incluso pueril- tender un puente entre las fantasías conspiracionistas de QAnon, el movimiento de extrema derecha que el 6 de enero de 2021 copó el Capitolio para denunciar el supuesto fraude que permitió a Joe Biden “robar” las elecciones, con sus gemelos bolsonaristas, que abrazan el mismo panóptico conspiranoide que denuncia un fraude electoral, niega la pandemia y ve maquiavélicos intereses ocultos en la vacunación, la tecnología 5G o la esfericidad de la Tierra.

Ahora bien, si la ufología milenarista resulta ser un rasgo idiosincrático de la extrema derecha brasileña, para los adherentes a QAnon las noticias sobre ovnis “distraen al público” para cegarlo ante el “Estado Profundo”, ese poder en las sombras contra el cual luchan Trump y aquellos que se sienten en posesión de tremendas revelaciones.

EL FRAUDE RATANABÁ

Lo más parecido a una alianza entre el bolsonarismo y un culto ufológico fue el caso que el periodista de The Intercept João Filho bautizó el delirio de Ratanabá”, una pretendida ciudad perdida en el Amazonas que, según sus partidarios, fue la capital del mundo hace 450 millones de años, es decir, cuando ni los dinosaurios ni la humanidad misma existían. En el período Ordovícico, los únicos seres vivos eran los peces óseos, los pulpos y las estrellas de mar. La configuración del mapa también era otra: Sudamérica y África eran parte de la misma masa continental y la región amazónica se ubicaba cerca del Polo Sur.

¿Cómo resolver estas incongruencias? Dejando caer la idea de que antiguos astronautas, conocidos como “civilización Muril”, ya estaban aquí. Para los defensores de esta temeraria hipótesis, la prueba definitiva son fotografías aéreas de líneas rectas en la selva amazónica, las cuales serían rastros de una enorme ciudad oculta. Según el geólogo Caiubi Kuhn, de la Universidad Federal de Mato Grosso, las imágenes muestran formaciones geológicas naturales esculpidas por la acción del clima, el viento y las lluvias. “Estas estructuras lineales –explicó–  son el resultado del modelado del relieve producto de la erosión y se ven en cualquier parte del planeta”.

Estas ideas toman cuerpo a partir de tesis difundidas por autores como Erich von Däniken, autor de los más famosos libros dedicados a las visitas interplanetarias en la antigüedad. Una tradición que recoge revelaciones de la “no ficción” teosófica del siglo XIX, en la que abundaron mitos sobre civilizaciones perdidas, subterráneas o increíbles, inspiradas en el relato de ElDorado con el que llegaron a América los conquistadores europeos y en la novela “El Mundo Perdido” de Arthur Conan Doyle de 1912, entre otros.

De esta ciudad perdida amazónica (que no es la Ciudad Z que buscaba el famoso explorador británico Percy Harrison Fawcett, devorado por la jungla en 1925), se dice que estaría escondida entre tres pirámides en la región entre Amazonas, Pará y Mato Grosso.

Las noticias sobre estos supuestos descubrimientos escalaron en medios y redes sociales desde el 5 de junio de 2022, cuando organismos indigenistas denunciaron la desaparición del periodista británico Dom Phillips y el brasileño estudioso de las culturas indígenas Bruno Pereira, quienes se habían internado en el Valle de Javari, estando ambos al frente de las luchas para preservar el Amazonas.

Para los promotores de Ratanabá, es tan grande la riqueza oculta en las selvas amazónicas que “sería suficiente para transformar a Brasil en el país más rico del mundo”. A esas divagaciones le siguió que Phillips y Pereira eran “agentes de oenegés extranjeras que vienen por el oro”. Por entonces, Bolsonaro minimizó la desaparición de los investigadores –quienes, como se confirmó días después, habían sido asesinados–, y la historia de Ratanabá se volvió viral en las mismas redes que habían difundido el negacionismo de la pandemia. 

¿Dónde encaja aquí el platillismo? El primer difusor de una antigua civilización que habitaba Ratanabá fue Urandir Fernandes de Oliveira. El contactado empezó siendo conocido por sus iniciales, U.F.O., y por asistir, a inicios de los 90, a talk shows donde doblaba cucharas como Uri Geller. Más tarde viró a la ufología religiosa y su defensa de la “tierra convexa”, una variante culposa del terraplanismo. Coincidencias con Bolsonaro: Urandir afirma que “el Amazonas no se quema”, desalentó el uso de barbijos y demonizó las vacunas para tratar el COVID.

El sitio AAmazonia notó que la palabra “Ratanabá” empezó a ser buscada masivamente en Google cuando se conoció la desaparición de los investigadores. Así, la noticia de los crímenes se hundió en el fangal desinformativo. “La moraleja, en la fábula de Urandir, es que las potencias extranjeras, el movimiento ecologista, las ONG y los ‘gobiernos pasados’ (excluido Bolsonaro) están al servicio de una gran conspiración (los ‘gobiernos del caos’) para robarse el Amazonas y hacerse con la tecnología de guerra de la civilización Muril”, interpreta Carlos Orsi, editor de la revista Questão de Ciência.

En agosto de 2020, en plena pandemia, Urandir fue llevado de la mano del pastor evangélico y diputado republicano Roberto Alves de Lucena al actor y por el secretario de Cultura del gobierno, Mário Frias, hasta el despacho de Bolsonaro en Planalto. Desde entonces, el presidente saliente no sólo recibió seguido al contactado sino que lo llegó a sumar en una delegación oficial.

URANDIR CON FRÍAS

En junio, Frias  tuiteó que los estudios de Dakila podrían revelar “¡el mayor descubrimiento de los últimos tiempos!” y anunció que Urandir había contado con “todo el apoyo del Ejército, la Fuerza Aérea, la Defensa Civil, el Ministerio de Defensa e incluso el Iphan (Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional)” para investigar la existencia de Ratanabá. “Es una locura”, se indignó el arqueólogo Eduardo Goés Neves, profesor del Centro de Estudios Amerindios de la Universidad de San Pablo (USP).

El gobierno de Bolsonaro promovió la idea de que Urandir, un empresario de 58 años sin formación ni conocimientos científicos, era un académico respetable.

URANDIR FERNANDES DE OLIVEIRA

QUIÉN ES URANDIR

¿Qué dice Urandir sobre sí mismo? A los 13 años fue transportado de su cuarto a una nave a través de un haz de luz violeta. Dos hombres le dejaron una cicatriz de 10 cm en el cuello “y una mujer hizo ademanes con sus manos iluminadas, energizándome. Me anunció que me visitarían otras veces y me encargarían tareas que yo debería cumplir”. Al tiempo, notó que los electrodomésticos hacían interferencias cuando se acercaba y “todo lo que pensaba o deseaba intensamente, ocurría”. Por entonces juraba tener la capacidad de curar enfermedades terminales, resucitar personas “y enviarlas a la cuarta dimensión”, como se ufanó en febrero de 2000 en un programa de la Red Bandeirantes. Impactaba a sus consultantes mostrando cómo sus manos resplandecían en la penumbra. Una mutación genética causada en los tiempos del implante, aseguraba, lo habían convertido en un extraterrestre. Antes de que todo esto ocurriera él era un humilde albañil.

En los noventa, Urandir anunció el Proyecto Portal y un plan para erigir la Ciudad Zigurats en la región de Corguinho, estado de Mato Grosso do Sul. En ese condominio, sus seguidores erigieron viviendas en forma de iglúes, domos y pirámides. El subsuelo del complejo edilicio está atravesado por galerías donde refugiarse en caso de cataclismo y túneles que conducen a una desconocida ciudad intraterrena. Iba a ser un sitio antisísmico destinado a preparar a los elegidos para evacuar el planeta en 2012. Fracasada la profecía, el grupo impulsó una variante más high tech de su milenarismo.

En septiembre de 2002, Urandir contó cómo él mismo fue abducido de su cama, atravesó el techo y acabó dentro de una nave tripulada por seres altos y rubios. Esta historia fantástica le sirvió para introducir su caso en los Estados Unidos. Un amigo empresario de Urandir le pagó el pasaje a la ufóloga Linda Moulton Howe y le mostró el contorno chamuscado de una silueta humana sobre las sábanas de su cama y una marca igual en el techo de la habitación. Moulton Howe no quedó asombrada pero creyó en su relato. Por supuesto, la norteamericana ignoraba el frondoso prontuario de Urandir. El 26 de marzo de 2000, ya había visitado la Comisaría 17ª de Policía Distrital de Porto Alegre acusado de curanderismo, charlatanismo, estafa y falsedad ideológica por personas que compraron de buena fe parcelas en un “pueblo elegido por los extraterrestres” en el municipio Corguinho, estado de Mato Grosso do Sul. Urandir vendía terrenos sin escriturar.

Ese mismo año, la revista Istoé recogió el testimonio de ex integrantes que dieron ejemplos sobre otros manejos tramposos de Urandir, desde haber sido amenazados para que no revelaran secretos internos (como el uso de punteros láser para proyectar “naves” sobre las nubes) ni el engaño de sus pretendidas curaciones. Su ex mano derecha, Rubem Índio Godoy, se alejó incrédulo. “Cada vez que sus hijos se enferman, relató, Urandir corre al médico”. Elaine Sabaliauskas, ex pareja de Urandir, declaró: “Todo tiene precio para él, cuando usa sus trucos solo piensa en quedarse con el dinero de la gente”. Otros se quejaron porque ofrecía viviendas inhabitables o lo acusaron por el perjuicio social que les significó haber acercado a otras personas. El abogado Cid Carvalho reclutó 320 personas a Proyecto. “Mi pérdida fue económica y moral. Perdí mucho dinero con Urandir, pero lo peor es que mis testimonios influyeron en mucha gente”, dijo a Istoé.

BILÚ, EL E.T. MÁS FAMOSO DO BRASIL

El ascendente imperio interplanetario de Urandir parecía lejos de lograr el dominio de la galaxia. Pero, al tiempo, rebautizó a su empresa Dakila Pesquisas, una “asociación de investigación” dedicada al estudio de terremotos, tornados y fenómenos esotéricos a partir de la data revelada a Urandir por los E.T.

La nueva estrategia fue alentar las visitas turísticas a su comunidad. El recurso no deja de tener su encanto: dada la fascinación que ejerce la posibilidad de conversar con extraterrestres, Urandir empezó a llevar a los visitantes a conocer a Bilú, una criatura de pequeña estatura, voz infantil y 4.013 años de edad procedente de la Constelación Pegasus. “Busca conocimiento”, es la frase predilecta de esta criatura tímida, desconfiada y poco sociable.

La noticia de un tour que provee encuentros cercanos llegó enseguida a oídos de la producción de la versión brasileña de CQC.

En noviembre de 2010, el programa dedicó un segmento a Bilú. Realizarlo no fue fácil, considerando que los prodigios suceden cuando baja el sol. La Asociación Dakila Pesquisas prohíbe el uso de reflectores. Aquella noche, para grabar, la producción llevó cámaras de visión infrarroja. El cronista y el camarógrafo se acercaron mucho al supuesto E.T., que intentó ocultarse. CQC registró entre los matorrales una silueta, un corte de pelo y una camisa blanca sospechosamente familiares. Era el mismísimo Urandir, escabulléndose entre la maleza.

El Proyecto Portal se defendió acusándo a CQC de descontextualizar, pero matizó. “Después de todo, es un programa humorístico y Bilú tiene mucho sentido del humor”. Esta impresión podría estar equivocada, pero a mi juicio la emisión, lejos de liquidar la reputación de Urandir, la fortaleció.

La emisión pudo quitarle la máscara de Urandir para algún público, pero desde la inexistencia mediática de partida, hay que decir que él y sus actividades empezaron a figurar en el mapa de las celebridades. Desde entonces, lanzó negocios ambiciosos (no necesariamente reales) y se acercó más a la política, un espacio donde podía recibir los favores que los medios le mezquinaban.

Urandir tenía buenos motivos para arrimarse al bolsonarismo. Desde 2009, un decreto de expropiación con la firma del presidente Lula da Silva lo conminó a vender 625 hectáreas de sus haciendas a descendientes de esclavos en Corguinho. El Incra (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) le puso un precio a la indemnización que Urandir no aceptó. Según sus cálculos, sus tierras costaban 20 veces más. “Bilú las revalorizó”, contestó a Folha de S. Paulo. Urandir consultó a su amigo alienígena sobre qué convenía hacer. “Podemos tomar el dinero y reinvertirlo”, dijo que le contestó. Hizo la contraoferta cuando Bilú estaba en el pico de su popularidad. Un funcionario del Incra que actuó en nombre de las 45 familias que reclamaban lo territorios ocupados por el Proyecto Portal denunció que la relación entre Urandir y sus vecinos era muy conflictiva. Llegó a apoderarse de 41 cabezas de ganado que sólo devolvió cuando intervino la Policía Federal.

En 2011, Urandir afirmaba contar con 2.000 socios y recibir 3.700 visitantes al año de varios países. Se convirtió en un auténtico emprendedor. Creó el Ecosistema de Dakila, una tienda dedicada a la exportación e importación con los Emiratos Árabes, una aerolínea comercial de lujo, una marca de vinos, una línea de cosméticos elaborados con arcilla y un negocio de criptomonedas, BDM Digital. En sus comunicaciones oficiales ahora hablan de 4.500 socios.

ASÍ SE PRESENTA URANDIR. Dakila Pesquisas sobre sí mismos

Nunca faltan políticos que miman a empresarios para recuperar favores al salir del poder. Urandir ya parecía haber alcanzado ese perfil. En junio de 2018, una ignota Asociación Brasileña de las Fuerzas Internacionales de Paz (Abfip) “vinculada a la ONU” (pero sin la relación con Naciones Unidas), rindió tributo a Urandir por su largometraje “Terra Convexa: El Documental” lanzado tres meses antes en 13 idiomas a través de su canal en YouTube. El film pretendía demostrar “el verdadero formato de nuestro planeta: convexo en los continentes y plano en las aguas”. En octubre de ese año, el gobernador del Estado de Mato Grosso do Sul, Reinaldo Azambuja, recibió a Urandir y lo presentó como un pujante empresario de la región de Corguinho.

En marzo de 2019, la Asamblea Legislativa del mismo Estado le entregó una placa “por sus investigaciones en áreas como matemáticas, física, física cuántica, astronomía, geología, biología, geografía y paleontología.” La distinción fue aprobada por unanimidad. “Usted ya había sido homenajeado por el Ayuntamiento de San Pablo y por representantes de las Fuerzas Armadas Brasileñas. Sabemos de la grandiosidad que eso representa en el mundo. Para todos los parlamentarios de esta Cámara, principalmente para mí y para el presidente Junior Mochi, es motivo de satisfacción entregar este sencillo homenaje”, lo endulzó el diputado del MDB, Paulo Siufi.

PREMIADO. Urandir recibió un reconocimiento con toda la pompa del diputado del MDB, Paulo Siufi.

No todos sus tiros dieron en el blanco. El 14 de marzo de 2019, en el auditorio del Congreso Nacional del Paraguay, iba a dictar una conferencia gracias a la mediación de Óscar Salomón, un senador aliado del presidente de la República, Mario Abdo Benítez. “El Congreso no permite este tipo de pelotudeces”, declaró un día antes de la charla, Silvio Ovelar, Presidente del Congreso y senador por el Partido Colorado. En el Paraguay Urandir fue ninguneado. Pero se rió último con la llegada de Jair Bolsonaro al poder.

En estos días, cuando los golpistas lanzaron su S.O.S. al cielo de Porto Alegre, muchos brasileños habrán pensado en Urandir. Eso es haber llegado lejos para un pícaro albañil cuya vida dio un vuelco cuando presentó un par de buenos trucos en televisión.

INFO COMPLEMENTARIA

FÉLIX, EL PROFETA MESIÁNICO

El platillismo politizado de Urandir no es único en la historia de Brasil. En su tesis para recibirse de Dr. en Historia, Claudio Suenaga reveló vida y obra de Aladino Félix (1920-1985), también conocido como Sábado Dinotos. En su libro “Mi contacto con los platillos volantes” (1957), firmado bajo el pseudónimo de Dino Kraspedon, Félix juraba estar en contacto con seres de Júpiter. En 1959, tras haber creído encontrar referencias a su persona en las Centurias de Nostradamus, se autoproclamó “mesías del pueblo judío”. Entre 1967 y 1968, siguiendo instrucciones secretas del régimen militar, lideró un grupo terrorista que puso bombas y atacó blancos del gobierno para que la izquierda resulte acusada y los militares puedan endurecer la represión. El 22 de agosto de 1968, fue arrestado por el DOPS (Departamento de Orden Político y Social) y otros órganos de represión por el robo a un banco, cometido para reunir los fondos que le iban a permitir financiar su “proyecto de dominación mundial”. Después de tres años en prisión, fue liberado y se refugió en el más completo anonimato.

DAKILA: LA MARCA DE ERKS

A mediados de los 80, el quiropráctico y contactado Angel Cristo Acoglanis llevaba a sus seguidores, entre ellos el dictador Alfredo Stroessner, a un sector Los Terrones, en las sierras de Córdoba, a vivir una experiencia de otro mundo. Desde ese lugar –a una hora exacta–invocaba a la ciudad intraterrena de Erks, que aparecía con la misma puntualidad que las luces del dique de Cruz del Eje.  Parte del ritual de contacto era elevar unos salmos en un idioma “similar al sánscrito”, el irdín. En este lenguaje se escribe el nombre “Dakila” de la Asociación de Urandir Fernandes Oliveira. Significaría “sabio de sí mismo”. Acoglanis decía ser griego y haber sido iniciado por monjes budistas en el Tíbet, aunque nunca se alejó mucho de Rosario, su ciudad natal. Acoglanis murió en 1989 asesinado por su mejor discípulo y amigo, Rubén Antonio, hermano de un famoso financista de Juan Perón. El irdín usado por Acoglanis hoy es la lengua oficial de grupos espirituales que florecen alrededor del cerro Uritorco, y muy conocido en Brasil a través del prolífico Jose Trigueirinho.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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