Steven Greer y CIA: cuando los alienígenas venían marchando al Pentágono

A principios de junio de 2023 nadie en el mundillo plativolista quedó indiferente ante las declaraciones del ex agente de inteligencia David Grusch, quien denunció que el gobierno norteamericano poseía “naves de origen no humano”, entre otras afirmaciones sin pruebas como las que deslizó, sin tanto coraje, Luis Elizondo en 2017.

De las «escándalosas revelaciones» publicadas por The Debrief hoy persisten las repercusiones de algunos nuevos-viejos protagonistas, como el ingeniero Harold E. Puthoff y el abogado Daniel Sheehan, y los análisis de un asunto condenado a no sobrevivir otra temporada. El plativolista veterano no pudo evitar comparar o hilar estas “denuncias” con otras tan contundentes como las de Frank Scully, John Lear, Bob Lazar, Phillip Corso y, desde ya, las asombrosas “revelaciones” del Dr. Steve Greer, que tuvieron su momento de gloria en 2001.

Esta crónica de Mark Pilkington publicada en la revista inglesa Fortean Times #148 de julio 2001 (que tradujo para Factor Luis R. González) da un buen panorama de lo que representó “el caso  Greer” y la “Revelación” anunciada a platillo batiente por el Centro para el Estudio de la Inteligencia Extraterrestre (CSETI) en una época en que, según parece, denunciar afirmaciones sin evidencias resultaba menos problemático que ahora, cuando, en vez de los narradores de leyendas, son los escépticos quienes deben probar o al menos explicar por qué están con la boca abierta y con los ojos como huevos fritos. Más cuando recordamos que Greer quería –wow!– crear un comité dentro del Congreso de los EE.UU.

Por Mark Pilkington

El 9 de marzo de 2001, el prestigioso y estirado Salón de Baile del Club Nacional de Prensa sirvió de marco a un encuentro que, según confiaron sus organizadores, podría cambiar nuestro mundo para siempre. Las revelaciones que iban a realizarse durante las dos horas de conferencia de prensa, retransmitida en directo a todo el mundo vía Internet, podrían traer la paz y la prosperidad a todas las naciones, acabar con la crisis medioambiental planetaria y, el punto más dramático, anunciar nuestra entrada en la comunidad intergaláctica.

En presencia de unas 250 mil personas, pese a diversos fallos atribuidos a “toda una serie de intentos sofisticados por bloquear la señal”, unos supuestos testigos pertenecientes tanto a las fuerzas armadas como al gobierno, revelaron toda una serie de secretos y engaños verdaderamente impresionantes, incluso para lo habitual en la política norteamericana: ovnis derribados y capturados por militares estadounidenses; interacción humana con sus ocupantes extraterrestres, tecnologías recuperadas mediante el análisis de los restos, incluyendo sistemas de propulsión antigravitatoria impulsados por una fuente de energía ilimitada y gratuita, etc. Secretos todos ellos ocultados al mundo por un pequeño grupo de dirigentes de un complejo militar-industrial rico en petróleo y lleno de ambiciones de poder de carácter internacional (aunque con predominio norteamericano) y tan secreto que ni siquiera varios presidentes de los Estados Unidos, con algunas excepciones notables, estaban al tanto.

Aunque todo esto pueda recordarnos los días más oscuros de la ufología de los ochenta con las paranoicas historias de personajes como William Bill Cooper (NdT: fallecido en un enfrentamiento con la policía  tras abandonar la ufología para pasar a militar en la extrema derecha) o John Lear, tras echar un vistazo a estas recientes revelaciones, todo parece inquietantemente tópico y previsible (1).

Las ciudades más ricas de América están sufriendo prolongados cortes de energía y los precios de la gasolina siguen subiendo; por todo el mundo, cientos de miles de personas se echan a las calles para protestar el continuo pillaje de las despiadadas multinacionales. Y al mismo tiempo, o apenas pocos días antes, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald H. Rumsfeld, había declarado que debería destinarse una mayor proporción del presupuesto anual del Pentágono (310 miles de millones de dólares) para desarrollar armas espaciales y una fuerza de soldados astronautas. O bien se trataba de la ufología como culto cargo llevada a su conclusión lógica (una manifestación particularmente cósmica y soñadora de las ansiedades socio-políticas compartidas por los ciudadanos de todo el planeta) o, efectivamente, estas personas sabían algo que nosotros ignorábamos…

El impulsor de esta conferencia era un solo hombre, Steven Greer. Como médico de urgencias en Virginia Occidental se dedica a salvar vidas; como director del CSETI, el Centro para el Estudio de la Inteligencia Extraterrestre, él pretende salvar a la raza humana. Su profundo interés desde joven por los ovnis se ha ido decantando gracias a sus estudios y prácticas de Meditación Trascendental y de la religión Baha’i hasta adoptar un fuerte componente espiritual. Es un adepto de la visión a distancia y de los viajes astrales, técnicas que juegan un papel clave en sus investigaciones, y un ardiente teórico de la conspiración, que ha manifestado repetidamente su convicción en la existencia de una elite gobernante supersecreta a escala mundial dedicada a ocultar la verdad sobre la pacífica presencia extraterrestre en el planeta, manteniendo sus avanzadísimas tecnologías lejos del público.

Fundado por Greer en 1991, el CSETI es una “organización mundial dedicada a establecer unas relaciones pacíficas y sostenibles con formas de vida extraterrestre”. Hasta el momento, estas relaciones han sido principalmente telepáticas, y las comunicaciones han tenido lugar durante estados de meditación profunda. La típica sesión de entrenamiento de uno de estos embajadores al universo de CSETI pasa por una reunión grupal en un lugar conocido por avistamientos frecuentes de ovnis, la meditación en torno a sonido “no identificados” grabados en los círculos de cosecha y la transmisión de mensajes mentales de bienvenida durante toda la noche. Técnicamente, esto se conoce como “Secuenciación de Pensamiento Coherente”. Al mismo tiempo, en un proceso conocido como “Vectorizando”, se alumbra el cielo con potentes reflectores, para que sirvan como faros para cualquier nave interplanetaria atraída por los mensajes de amor que se elevan de los asistentes. Tan convencido está Greer de la potencia de esta técnica que ha llegado a entregar tarjetas de embarque alienígenas a todos los asistentes… por si acaso.

Según Greer, algunos de sus éxitos más notables incluyen el famoso incidente de las luces de Phoenix (Colorado), que ha llegado a convertirse, pese a las dudas de los escépticos, en parte del canon ufológico: “tuvo lugar mientras me encontraba en dicha ciudad y las luces se centraron justo en la vertical del edificio donde yo estaba operando” (2). Otros encuentros son mucho más dudosos. En 1992, justo en el punto álgido del misterio de los círculos en los campos de cereal, Greer, acompañado de su Equipo Investigador de Desplazamiento Rápido, entre cuyos miembros se cuentan Shari Adamak y la ufóloga e investigadora de mutilaciones de ganado Linda Moulton Howe, visitaron Alton Barnes (NdT: localidad inglesa donde aparecieron los círculos más complejos) para investigar, confiando en poder comunicarse con la fuerza que estuviese detrás del fenómeno. De hecho, tuvieron éxito, aunque quizá no en la forma que habían esperado. Durante una Secuenciación de Pensamiento Coherente y Vectorización en lo alto de la colina de Woodborough, a la que asistieron numerosos habitantes de la zona (entre ellos, varios sospechosos de crear tales círculos), se decidió mandar un símbolo mental a la fuerza creadora, un triángulo con círculos en cada vértice. Esa misma noche, el equipo CSETI aseguró haber visto una gigantesca nave en forma de árbol de Navidad sobre Alton Barnes, aunque según otro de los presentes en el lugar, Rob Irving, nadie más en el pueblo lo vio. A la mañana siguiente, un enorme glifo (exactamente la misma figura proyectada por el equipo CSETI) apareció en un campo cercano al castillo de Oliver. El símbolo fue rápidamente adoptado como logotipo del CSETI. Quién o qué plasmó esa imagen en el campo de cereales es todavía un secreto muy guardado, pero los supuestos orbs luminosos eran, simplemente, unas luces de discoteca ubicadas en una colina cercana por un grupo ocasional de fabricantes de círculos, el United Bureau of Investigations (UBI). Sin embargo, un antiguo miembro del UBI, John Martineau, niega haber colocado en ese lugar las luces para confundir a Greer: “Si estaban allí, era” nos dice “para ayudar en el intento de comunicación del CSETI, no para sabotearlo”.

LINDA. Famosa por su generosa credulidad, Moulton Howe fue garante de buena parte de las afirmaciones más improbables de Greer.

Más recientemente, mientras entrenaban en el valle San Luis (Colorado), un conocido punto caliente para los ovnis, las mutilaciones de ganado y las actividades militares más inusuales, el equipo CSETI quedo asombrado ante la aparición de miles de luces estroboscópicas. Saliendo a investigar, vieron como Greer era rodeado por una docena de ancianos extraterrestres, quienes le informaron que su base subterránea en el cercano Mount Blanc estaba siendo atacada por fuerzas militares encubiertas empleando “un gas nerviosos similar al Sarín”. Cuando el investigador Chris O’Brien señaló que las luces y su localización coincidían con la de unas tiras luminosas que se remontaban a los años 60, las declaraciones de Greer fueron rápidamente retiradas de la página electrónica del CSETI, junto a una petición a terceros para que no continuasen diseminando esta historia (3).

Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero el enfoque evangelista de Greer y su actitud excesivamente desenfadada hacia la verdad no le han ganado muchos amigos en la comunidad ovni. En 1998, le premiaron con el título de Incordio Ufológico Público por sus agravios a la ufología, tras la distribución a los cuatro vientos, bajo la bandera de su Coalición Starlight, de una “copia descaradamente pirateada” de un aburrido Documento Resumen de la Coalición para la Investigación Ovni (hoy Explore SCU) preparado por investigadores de los principales grupos ufológicos norteamericanos (4).

La popularidad de Greer en los círculos ufológicos no crece, precisamente, por su habilidad para convencer de la urgencia de su misión a personas importantes, o al menos a aquellos más próximos a ellos (uno de sus ejemplos favoritos: la esposa del ex Secretario general de las Naciones Unidas, Boutros Boutros-Ghali).

Es un zalamero y se mueve por la Red como pez en el agua. Cualquiera que asista a una de sus conferencias de más de dos horas podrá decirles que rara vez se le acaban las palabras, o los padrinos. Nombres de personalidades destacadas (políticos, líderes militares, figuras de televisión, astronautas, multimillonarios…) fluyen de su boca sin esfuerzo mientras regala a los oídos de su audiencia relatos sobre verdades ocultas, encuentros cósmicos y la salvación inminente de todas nuestras penurias humanas. Greer ha sido capaz de obtener pequeñas donaciones (al menos, para esos millonarios). La más destacada fue la del crédulo filántropo Laurence Rockfeller, aunque últimamente su reputación se ha apagado, y con ello sus apoyos financieros. Un documental presupuestado en varios millones de dólares ha quedado reducido a una mera cinta de video que, bajo el título de Witness Archive Project (Proyecto Archivo Testigo), terminó siendo editado por Greer en persona.

Imperturbable ante estos reveses, la Misión Greer prosiguió con una sucesión de anuncios, a cada cual más portentoso, sobre las inminentes revelaciones de un creciente número de personalidades militares y políticas. En 1996, el presidente Clinton y su equipo recibió varias cartas donde pudieron leer que “dado que han existido y existen proyectos relacionados con los ovnis fuera de la vigilancia y el control legal constitucional, consideramos que todos los juramentos de confidencialidad relacionados con los mismos son nulos e inválidos de propio derecho”. Al no recibir respuesta, en abril de 1997 el CSETI organizó un pequeño encuentro con un grupo de curiosos representantes de varias oficinas del Congreso. Varios periódicos, incluyendo The Sunday Times del 27 de abril de 1997, informaron sobre el evento tras la conferencia de prensa, pero el gobierno de los EE.UU. no acusó recibo. Poco después Greer anunció que tanto él como su colega del CSETI, Shari Adamak, tenían cáncer: “En ambos casos”, escribió en una circular electrónica solicitando donaciones, “estas dolencias han aparecido al mismo tiempo en forma bastante enigmática, nos parece bastante más que una simple coincidencia”. Aunque Greer consiguió recuperarse, el tratamiento de Adamak fracasó y falleció poco después. En palabras de Greer:

“Cuando las luces y el aliento del gran espíritu llenaron la habitación, supimos que había llegado la hora, y yo le dije: ‘Shari, vete hacia la luz eterna’. Con ella, dio su último suspiro y ascendió a la Providencia…”.

Parece difícil reconciliar a Greer, el gurú hablando de viajes astrales por el cosmos y de personalidades espirituales abordando naves espirituales, con el Greer elegante, bien trajeado y pulcramente afeitado que se dirigió a los medios en mayo de 2001. Aún mencionaba otras realidades, pero eran cosas muy concretas como naves materiales capaces de superar la velocidad de la luz (vehículos extraterrestres, ETV) navegando sobre ondas gravitacionales que les llevaban sin esfuerzo de un planeta a otro, hasta acabar siendo derribados, de manera regular desde la década de los 40, por militares americanos anónimos. Estas tecnologías alienígenas han permitido, desde los años 40, el desarrollo de ovnis de fabricación humana (reproducciones de vehículos alienígenas, ARV), así como de otros artilugios más útiles como los transistores y chips electrónicos, los láseres, las lentes de visión nocturna y los chalecos antibalas.

Con un celo casi mesiánico, Greer escribe:

“Si fueran desclasificadas todas estas tecnologías de energía libre y fuesen destinadas a usos pacíficos asistiríamos al nacimiento de una nueva civilización sin desigualdades, pobreza o daños al medio ambiente… Si actuamos ahora, para el año 2030 habremos eliminado toda la pobreza del mundo, tal como la conocemos hoy. Sólo necesitamos el coraje para aceptar estos cambios y la sabiduría para orientar a la humanidad de forma segura y pacífica hacia esta nueva era…”.

Pocos negarán que poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles supondrá un gran salto adelante para todo el planeta, y pocos de los que hayan asistido a los primeros meses de George Bush Jr. como presidente podrán negar que el lobby de los productores de petróleo es terriblemente poderoso. Lejos de traernos el fin de la dominación corporativa de la globalización, una nueva fuente de energía limpia e ilimitada sería lo mejor que podría pasarle a los poderosos gigantes del petróleo; basta pensar en todos esos generadores, motores y redes de suministro que deberían ser reemplazadas, revisadas y atendidas por todo el planeta, y los miles de millones a cobrar derivados de las patentes internacionales y las licencias de fabricación.

Y, ¿qué pensarán todos esos científicos y hombres de negocios que ya están tratando de descubrir los secretos de la energía libre y desarrollar sistemas de propulsión de campo si recurrir a tecnologías extraterrestres?

El Dr. Harold Puthoff, cuya empresa Earthtech hoy examina las posibilidades de la Energía del Punto Cero, aparece mencionado en el informe de Greer, aunque ambos jamás han coincidido. Como científico con más de treinta años de experiencias en programas gubernamentales secretos, si alguien debería conocer indicios de lo que Greer menciona ese sería, precisamente, Puthoff. Sin embargo, incluso él se mantuvo a oscuras:

“Ciertamente, desde mi perspectiva, no tengo la menor evidencia de que fuentes de energía basadas en el Punto Cero o sistemas de propulsión anti-gravitatorios hayan sido desarrollados por nuestra industria aeroespacial, incluso siendo conocido mi punto de vista de que el potencial es legítimo para cualquier diseñador. Como todo el mundo, quedo a la espera de posibles revelaciones que pudieran salir a la luz si Greer alcanzase su objetivo de la creación de un comité del Congreso para este asunto”.

En el resumen del documento presentado por Greer hay más de 70 “declaraciones juradas” y “testimonios”. Durante la conferencia de prensa del 9 de mayo, unos 20 de ellos salieron a la palestra para hablar unos 10 minutos cada uno, finalizando siempre sus declaraciones con la aseveración de que estarían encantados de declarar ante un comité del Congreso. Pero, dados los problemas ya conocidos en torno a algunos de estos testimonios, quizá fuese mejor para el Proyecto Revelación (Project Disclosure) que la campaña no tuviese éxito.

También se incluyen algunos relatos genuinos de asombrosos encuentros por parte de personal militar, algunos de los cuales son ya tan antiguos que no resulta creíble el riesgo de una posible acción de castigo por su revelación. Entre ellos, varios casos ovni clásicos, luces misteriosas y platillos voladores de características hoy desfasadas. Por ejemplo, el capitán de la Fuerza Aérea retirado Robert Salas relató haber visto un brillante objeto de color rojo flotando sobre una base de misiles nucleares de Montana en 1967, justo cuando toda la base quedó inutilizada repentinamente. Un anciano operador de radar retirado relató, entre ataques de risas, lágrimas y tarareos, un incidente que tuvo lugar en los años 60 cuando él y su equipo pudieron ver a tres ovnis flotando a unos 1.220 metros de altitud durante 40 minutos, captados tanto por el radar como por una cámara. Un oficial les ordenó a todos los testigos que le describiesen lo que habían visto –lo que sugiere, quizá, que podría haberse tratado de un ejercicio psicológico o de vigilancia. Aunque el testigo aseguró que todavía retiene las fotografías que entonces tomó, se las debió dejar en casa porque no las exhibió.

Uno de los testimonios más intrigantes fue el de la Dra. Carol Rosin, una asesora para la defensa espacial con misiles que en su momento llegó a ser portavoz de Werner von Braun. A mediados de los 70, Werner Von Braun habría advertido a Rosin sobre los peligros de la militarización del espacio. Según él, además de la amenaza comunista y de los asteroides, también debía utilizarse la amenaza extraterrestre como medida de presión para tratar de convencer a los Estados Unidos del establecimiento de un sistema de defensa situado en el espacio y cuyo objetivo principal en la actualidad sería, según Greer (quién asegura que tal sistema es ya totalmente operativo), el derribo de las naves espaciales extraterrestres que vienen en son de paz. Afortunadamente para George Bush Jr, todavía tenemos un buen montón de dictadores locos y asteroides rondando. Al menos, como mínimo, para convencer a Tony Blair de que el Escudo Espacial es algo más que una idea alocada del propio Greer.

QUINTO TIPO. “Close Encounters of the Fifth Kind”, dirigido por Michael Mazzola, fue el tercer documental que presentó los temas del ufólogo Dr. Steven Greer. Dos horas dedicadas a mostrar al equipo que trabaja para iniciar encuentros cercanos del quinto tipo mostró que su gente está más cerca de alcanzar algún tipo de verdad revelada que a presentar alguna evidencia para convencer a personas ajenas a las revelaciones místicas.

Las credenciales más impresionantes de entre todos los asistentes a la conferencia de prensa  (merecedoras incluso de un burlón ataque por parte del conocido comentarista político de extrema derecha Rush Limbaugh) eran las de Daniel Sheehan, consejero legal del Proyecto Revelación.

Sheehan fue uno de los fundadores del Christic Institute, que jugó un papel clave en la revelación del asunto de los Irán-contra en los años 80 (NdT: la financiación de los contrarrevolucionarios nicaragüenses con fondos procedentes de la venta de armas al archi-enemigo Irán), y ha intervenido en varios pleitos por derechos civiles pioneros, como el de The Washington Post contra el Pentágono, en 1971, cuando los tribunales confirmaron el derecho del periódico a publicar documentos secretos sobre la guerra de Vietnam.

SHEEHAN. Reapareció como abogado experto en 2023. Para él, los denunciantes de programas recuperación de platívolos accidentados dicen la verdad. Otra vez, The Debrief lanza la piedra.

Sheehan también fue consejero legal en el caso de Karen Silkwood, así como en el asunto Watergate. Más recientemente, representó al catedrático de Harvard e investigador de abducciones John Mack frente a los intentos de su propia universidad de destituirlo. Quizá parezca que el proyecto de Greer está alejado de sus trabajos habituales, pero las aventuras de Sheehan con la ufología se remontan a 1977. En aquella época, Sheehan colaboraba en las investigaciones promovidas por el presidente Jimmy Carter tratando de estimar la posibilidad de que estuviésemos siendo visitados por extraterrestres. Durante dicho proceso, asegura haber podido acceder (en una sección de los Archivos Nacionales bajo estricta vigilancia) a diversas fotos de ovnis con marcas, estrellados en la nieve y rodeados por oficiales de la Fuerza Aérea. Allí también pudo encontrar documentos que confirmaban la presencia en nuestro planeta de entre dos y seis especies alienígenas. El proyecto de Carter fue torpedeado por George Bush padre, por entonces director de la CIA, quien impidió el acceso presidencial a los archivos ovni de la CIA. Bush padre, principal defensor del Nuevo Orden Mundial, es considerado por el CSETI como uno de los pocos presidentes conocedores de la verdad sobre la situación extraterrestre.

Aunque testigos de este calibre pueden parecer dignos de crédito, otros resultan mucho más problemáticos. Entre ellos, el sargento Clifford Stone, quien asegura haber visto involucrado en varias misiones de recuperación de ovnis estrellados, así como en otros sucesos claves de la historia ufológica. Afirma haber visto documentos describiendo 57 variedades conocidas de extraterrestres y haber asistido a la proyección completa, allá por 1969, de la famosa película de la “autopsia alienígena”, donde era claramente visible el presidente Harry Truman. Revelaciones recientes de los creadores británicos del segmento de la autopsia conocido como “película de la tienda” han asegurado que el “Presidente Truman” (NdT: que supuestamente aparecía en dicho segmento fílmico) era en realidad un espantapájaros. Las investigaciones del ufólogo Kevin Randle sobre el pasado militar de Stone apenas han encontrado nada que corrobore sus afirmaciones y sí mucho que sugiere que es un fantasioso desbocado, mientras que el propio Stone fue incapaz de facilitar documentación alguna que respalde sus afirmaciones.

Igual de problemático resulta Larry Warren, co-autor de Left at East Gate, quien asegura ser testigo clave del incidente ovni de la Navidad de 1980 en la base conjunta anglo-norteamericana de Bentwaters/Rendlesham. En su declaración, describe un ovni que lanzaba rayos luminosos hacia una de las casamatas subterráneas donde se almacenaba material nuclear, detalle que tanto James Easton como Georgina Bruni, en uno de sus escasos puntos de coincidencia, han descartado como irreal. Warren, cuya historia ha ido variando considerablemente con los años, también asegura haber sido asaltado y secuestrado durante el incidente.

SIRIUS: EL ESQUELETO VERDADERO DE UN… HUMANO

¿Extraterrestre? ¿Primate subhumano? ¿Niño deforme? ¿Feto momificado? «Ata», un extraño esqueleto de 15 cm de largo que aparece en el documental Sirius y fue hallado en un pueblo en el desierto de Atacama en Chile, fue parte del hervidero de noticias locas de principios de siglo XXI. Garry Nolan, científico de la Universidad de Stanford, California,  concluyó que Ata era humano. «Esto parece un feto humano muy disecado y momificado o un mortinato prematuro», dijo William Jungers, paleoantropólogo y anatomista del Centro Médico de la Universidad de Stony Brook en Nueva York.

Para la mayoría de los ufólogos, el principal problema reside en la imagen que sobre esta disciplina está ofreciendo Greer ante las personas ajenas al tema, especialmente entre aquellos en puestos de importancia política. Como señala Kevin Randle:

“si éste es el calibre de las fuentes de Greer, entonces pronto quedarán al descubierto sus falsedades. Resulta obvio que ni Greer ni su equipo se ha tomado la molestia de investigar estas afirmaciones. Y cuando queden como mentirosos, todos nosotros quedaremos como imbéciles y/o creyentes incapaces de discriminar la realidad de las mentiras”.

Al incluir al menos a estos dos frágiles eslabones en su presentación inicial ante la prensa, además de varios igualmente sospechosos que aparecen contando sus historias en el documento puesto en circulación (por ejemplo, el ya fallecido coronel Phillip J. Corso, autor del controvertido The Day After Roswell, quien llegaba a afirmar que la tecnología de los transistores procedía del ovni estrellado en Roswell en 1947), Greer amenaza con socavar todo su Proyecto Revelación y cualquier credibilidad que le pudiese quedar a la ufología. La inclusión de mentirosos reconocidos podría sugerir que, o bien Greer es un tonto incapaz de molestarse en comprobar las afirmaciones de sus testigos, o que no le importa los creíbles que sean, siempre que logren trasmitir el mensaje deseado.

Los observadores más cínicos consideran que las principales motivaciones de Greer son económicas, pero por lo que he podido conocer de él, me parece que, al igual que David Icke, con quien comparte parecida receptividad a las afirmaciones absurdas, creo que ha llegado a creerse la mayoría de lo que dice.

Algunas personas que se han ido separando de Greer se sienten molestos por haber formado parte de lo que alguien, nada amablemente, calificó como “su espectáculo de perros y caballitos”. Al descubrir que estaba siendo usado para promover la revelación, el astronauta Edgar Mitchell, fundador del Instituto de Ciencias Noéticas, emitió el siguiente comunicado:

“Hace algunos años cooperé con Steve Greer, pero como continuamente iba más allá de los datos disponibles, se impuso mi retirada y, creo, la de otros. Le he pedido que retire mi nombre de cualquier documento, página electrónica, etc. pero hasta el momento ha hecho oídos sordos”.

Con sus insinuaciones metafísicas, sus conspiraciones gubernamentales secretas, sus tendencias escatológicas, su enfoque evangélico y su amor a lo Lafayette R. Hubbard (NdT: escritor de ciencia ficción fundador de la Cienciología) por las estructuras y jerga organizativas, algunos han calificado a Greer de contactado, e incluso de líder sectario. Esto último probablemente sea injusto: CSETI busca donantes y apoyos financieros antes que seguidores, aunque Greer sí mantiene un séquito personal muy cerrado, donde algún antiguo miembro habla de un trato estricto.

Greer sabe, sobre todo, autopromocionarse y en la última década ha sido capaz de llevar su fantástica causa mucho más lejos que cualquier otro ufólogo, atrayendo más atención mediática y política, para bien o para mal, que cualquier otro personaje en este mundillo. Y como hasta el momento nadie ha alzado su voz para denunciar públicamente sus esfuerzos, parece como si, a todos los efectos, Greer fuese la ufología.

Lo importante: un comité del Congreso sobre ovnis y cierta apertura gubernamental sería una oportunidad única, aunque improbable. Aunque es cierto que Greer ha conseguido hacer que el movimiento ufológico avance algunos pasos, al propagar sus propias afirmaciones disparatadas (y las de otros testigos poco creíbles), ha echado por tierra toda la credibilidad de la ufología. Sin duda, la saga continuará.

REFERENCIAS

1) Fortean Times nº 121 y 122

2) Entrevista de Steven Greer para The Edge : www.edgenews.com/archives/StevenG.htm

3) Ver: http://www.aliensonearth.com/misc/1998/mar/d20-001.shtml

4) Ver http://www.parascope.com/articles/0697/fufor3.htm

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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