The X-Files: fantasías ufológicas para las masas

De qué fuentes bebieron los creadores de la serie que lanzó al público la agenda de los investigadores de ovnis. Qué ingredientes tomó Chris Carter de la cultura platillista para armar su famosa «mitología». (Alerta de spoiler: si todavía no viste el episodio presentación revelamos detalles que quizás no querrás conocer.)


Hasta la novena temporada, la mitología de “The X-Files” reunía elementos para construir una conspiración alienígena clásica: el gobierno de los EE.UU. mantuvo en secreto no sólo la caída de una nave extraterrestre en Roswell, y la recuperación de su tecnología con fines militares, sino la existencia de un programa de invasión mixto (humano-terrestre), siendo uno de los “colaboracionistas” más notorios un personaje conocido como “El Fumador” (William B. Davis). La idea seguía así: los aliados iban a propagar un virus para transformar a los humanos en esclavos y huéspedes de aquellas especies extraterrestres que iban a colonizar la Tierra.

Como David Vincent (Roy Thinnes) en “The invaders” (Q. Martin, 1967-68), aquellos seres extraños de un planeta que se extingue, Fox Mulder (David Duchovny) y unos pocos saben la Verdad. La inmensa mayoría de la sociedad es víctima inerme de este programa artero, donde los miembros del Sindicato obran cual entregadores de la Humanidad a cambio de privilegios que, por ahora, permanecen en el misterio

x_files_2015___teaserPero la Verdad sobre la Conspiración siempre puede pegar otra voltereta. Los agentes especiales del FBI, quienes a partir de 1993 lucharon por decodificar el escurridizo enigma, redescubren en 2016 que los han estado engañando todo el tiempo. Mulder, quien no cree sino “quiere creer”, compra casi de inmediato la teoría conspirativa que le propone Tad O’ Malley (Joel McHale), conductor de un talk show en Internet igual a (verdadero teórico de la conspiración) Alex Jones: ya no son los extraterrestres los que están detrás de la Conspiración sino criaturas aún más frías y perversas, los propios hombres, guiados por desquiciadas ambiciones de poder. “Una invasión extraterrestre de los Estados Unidos”, define Dana Scully (Gillian Anderson) –no sin acusar de “traidor” a Mulder, si contribuía con la “disparatada” denuncia que O’ Malley amenaza con presentar en su programa. Mulder ya está encendido, todas las piezas de su cadena de razonamientos encajan y el mundo se le viene abajo cuando Scully intenta pincharle el globo. Pero, otra vez, el “escepticismo emocional” de la médica forense sale perdiendo.

Por el episodio que reinicia la temporada 2016 supimos que el platillo que cayó en Roswell sigue siendo el punto nodal de la serie y las abducciones aún son la ligazón entre las víctimas de la conspiración y los invasores, más cerca del Ministerio de Defensa que de otro planeta. Los alienígenas no habrían sido los malvados penosamente construidos en temporadas anteriores sino que fueron donantes involuntarios de su ADN y sus naves espaciales, recuperadas mediante “tecnología inversa” por el gobierno de los EE.UU. El enigma de las abducciones es fácil de resolver: es el gobierno que está secuestrando gente.

El FBI, por razones misteriosas, parece mantener cierta independencia de criterio gracias a la ambivalente supervisión del jefe Director Adjunto William Skinner (Mitch Pileggi), de quien nunca sabemos para qué arco patea. Pero a él le debemos agradecer la reapertura de los Expedientes con sus Agentes Especiales originales, quienes –afortunadamente– han dejado de ser marido y mujer. Y, al parecer, no les sobran motivos para seguir juntos. “The X-Files se han cerrado y, para bien o para mal, tenemos que seguir con nuestras vidas”, le dice Scully a Mulder poco antes de encontrarse con O’ Malley, el periodista conspiranoico que llegó con toda la pinta de quedarse para el resto de la temporada, quizá junto al trío The Lone Gunmen (Los Pistoleros Solitarios).

En una nota previa al estreno publicada en La Nación, mi conclusión fue:

“Si los vampiros, los monstruos e incluso los alienígenas fuesen reales, reconforta saber que estas comprobaciones fabulosas no causarían el menor cambio en estos productos culturales, que tanto disfrutamos y, a veces para bien, otras para mal, alimentan nuestras creencias sociales.”

Ahora que lo releo no estoy satisfecho. Los productos culturales no son frascos cerrados: cambian todo el tiempo y están todo el tiempo abiertos al aporte de sus espectadores (que cuando ven la serie o participan ponen ahí su propia subjetividad), de sus creadores (que siguen pensando en “cómo sigue la vida” de sus personajes), y del ambiente cultural: si los fenómenos extraordinarios que la serie despliega “alimentan nuestras creencias sociales” es porque nos cuenta historias que son, a su vez, alimentadas por la realidad, la realidad-real y la máquina de generar fantasías, que también es parte de la realidad.

Los Expedientes Secretos tampoco cierran: es una obra abierta a nuevos conflictos. “El mundo se ha vuelto muy extraño últimamente”, dice Skinner, quien no sabe explicar a dónde han ido a parar los papeles calientes que reunió la pareja en las nueve temporadas anteriores.

Chris Carter, el creador de la serie, recibió influencias que están más allá de las películas y series que le sirvieron de inspiración. Fue consecuencia, además, de un clima de época: los ’90 fueron probablemente los años más “platillistas” del siglo XX.

Roswell-DailyERES UN MUÑECO FIEL
Es pesado volver a Roswell, pero, nos guste o no, es el clisé estereotípico de la ufología de los ’80. Antes de que el caso fuera esclarecido en forma contundente (Proyecto Mogul), muchas otras noticias mantuvieron a Roswell al rojo vivo.

Roswell creció golpe a golpe. El primer hito fue la publicación de The Roswell incident (El incidente, 1980), escrito por William L. Moore y Charles Berlitz (1914-2003), que recoge los primeros testimonios sobre el ufo-crash y, sobre todo, rumores sobre humanoides recuperados en las proximidades de la nave estrellada en el desierto de Nueva México. En 1982 comienzan a circular las primeras versiones sobre unos memorándums llamados Majestic-12, que luego fueron ampliamente difundidos en el año 1987. elincidente1Estos papeles aludían a una serie de investigaciones de la USAF para ocultar la nave estrellada cerca de Roswell y mencionaban a doce ilustres miembros de este comité MJ-12. La farsa fue develada por el periodista Philip Klass, quien detectó que la firma del presidente Harry Truman había sido tomada de otro documento.

Sobre esta controversia es fascinante escuchar el programa La Caza del Centauro, que emitió FM Mediterráneo 106,5 entre 1997 y 1998. En un programa dedicado a «The X-Files», un oyente de 12 años llamó mientras el equipo, integrantes del Círculo de Investigadores del Fenómeno OVNI (CIFO) de la ciudad de Rosario, llamó y leyó al aire, como si fuesen palabras de la Sagrada Biblia, un texto sobre MJ-12 publicado en la revista Conozca Más, en una serie en defensa de la realidad de esos falsos documentos que venía publicando el periodista Abel González, años después ombusman del diario Perfil. “Ese chico de doce años hoy es analista de sistemas y participó en varias ingestas de ayahuasca”, nos comenta uno de los co-conductores de aquel programa radial rosarino. La anécdota refleja la pasión acrítica que dominaba la época y qué tipo de periodistas manejaban la información.

thexfilesMATRIX O EL INICIO DE LA LOCURA
En 1989, Roswell volvió con el especial de televisión “UFO’s Cover Up Alive!”, que dio masividad a teorías conspirativas de las Entidades Biológicas Extraterrestres (EBEs) impulsadas por personajes marginales del ambiente ufológico, como Valdamar Valerian, autor y compilador de una colección de libros (al principio precariamente fotocopiados), bajo el título “Matrix”; las explosivas declaraciones del John Lear, hijo del dueño de la compañía Lear Jet; la repentina popularidad de Milton W. Cooper, (1943-2001) un ex militar simpatizante de las milicias civiles, defensor de la portación civil de armas de fuego y denunciante serial de las fechorías de Los Illuminati que fue asesinado en un operativo policial; y, por último, el ufólogo quizás más influyente y menos conocido en la mitología de “The X-Files”: Paul Bennewitz (1927 -2003), autor quizá de la intrincada teología del pacto entre el gobierno de los EE.UU. y los EBEs.

Bennewitz creía en la existencia de una enorme red de bases de ovnis cuyos ocupantes se alistaban para subyugar a la Tierra. Su obsesión comenzó cuando una abducida llamada Myrna Hansen lo convenció de que los ETs habían desplegado un programa de colonización que requería de implantes en el cerebro de los abducidos para garantizar el control absoluto de la raza humana y un plan de mutilación a gran escala del ganado. Bennewitz acabó internado en un hospicio. Sus defensores dicen que perdió la chaveta “a causa de pistas falsas de la CIA, que le hizo creer que se estaba comunicando con los EBEs” para desacreditarlo.

Paul Bennewitz: la contribución ignorada a "The X-Files"
Paul Bennewitz: la contribución ignorada a «The X-Files»

Quizá Bennewitz fue el autor de la teología del pacto entre los EE.UU. y los Grises, y subrayo quizá porque es difícil estar seguro habiendo tantos otros autores posibles confluyendo en el famosa serie “Matrix”, de la que Valerian que llegó a publicar cuatro gruesos volúmenes.

El ex sacerdote jesuita y ufólogo español Salvador Freixedo, citando a Mónica Williams y Robert Girard, resumió las ideas de “Matrix” en un artículo publicado en la revista “Más allá” de Marzo de 1989:

-En algunas ocasiones, los esfuerzos del gobierno de USA para obtener tecnología alienígena de las naves estrelladas han resultado satisfactorios.
– Durante algún tiempo, el gobierno de USA ha practicado autopsias de estos seres y tuvo rehenes alienígenas.
– las agencias de seguridad norteamericanas están involucradas en el encubrimiento de estos hechos.
– como resultado de las actividades de ciertos alienígenas, muchas personas han sido y están siendo actualmente abducidas, secuestradas, mutiladas y asesinadas.
– hoy, una presencia activa alienígena controla diferentes elementos de nuestra sociedad.

La "muñecopsia" de Roswell: hundió a varias revistas que le dieron crédito a la patraña.
La «muñecopsia» hundió a varias revistas que dieron crédito a la patraña.

– el Gobierno USA tuvo por un tiempo relaciones de trabajo con estos seres para obtener tecnología de propulsión gravitacional, armamento de rayos y control mental.
– millones de reses han aparecido muertas a fin de obtener de ellas material biológico.
– nuestro desarrollo genético y las religiones tienen que ver con la intervención de estos seres, tanto terrestres como extraterrestres.
– la tecnología actual en poder de algunos gobiernos excede, con mucho, aquello que es conocido por el público.
– algunas personas que han llegado a saber lo que está sucediendo han sido asesinadas. La CIA y la NASA están involucradas en esto.
-tenemos la impresión de que entre 5 y 10 años la presencia alienígena será un hecho manifiesto reconocido por las autoridades (recordemos que esta nota se publicó hace 27 años).
– nuestra civilización es una de las muchas que han existido en los últimos dos millones de años.
– aunque algunas de estas afirmaciones concretas pudieran no ser ciertas, el fondo de todo ello es real: la presencia y actividad de seres inteligentes no humanos en nuestro planeta es algo que la Humanidad no puede permitirse el lujo de ignorar por más tiempo.

Los paralelismos entre el ideario de «Matrix» y la mitología  de «The X-Files» son bastante evidentes. Freixedo entiende que las dudas antes estos hechos extraños, o la imposibilidad de tener una idea clara de todo esto, puede causar “el desboque enloquecido de la mente”. Pero de “ellos” también es la culpa. “Eso es parte de la estrategia de estos seres”.

Seis o siete años después de la publicación de “Matrix” la historia cobró un giro definitivo en la cultura de masas con el más famoso ramalazo del expediente Roswell: el video de la autopsia del extraterrestre.

Quién más, quién menos, recordará su presentación en la Argentina en el programa “Siglo XX Cambalache” y la réplica realizada poco después por el experto en FX Ger Bernstein presentada por Chiche Gelblung en “Memoria”, en 1995.

Diez años después, John Humphreys, un especialista en FX que había trabajado en series como Max Headroom, admitió haber sido el creador del alienígena del video pergeñado por el productor Ray Santilli, un fraude que por años sumió a la ufología en un prolongado desprestigio.

x-files-autopsy-1993A Dana Scully le debemos otro aporte en este proceso de retroalimentación: la médica del FBI exhumaba cadáveres de presuntos alienígenas desde el episodio piloto, en 1993.

Desde la conmemoración del 50º Aniversario del caso Roswell, la USAF publicó dos extensos dossiers y varios ensayos que dejaban pocas dudas sobre el origen del mito. Inmediatamente después estrenaba “Día de la Independencia” (R. Emmerich, 1996), donde el presidente de los EE.UU. charla con un alien en Área 51 y el muchacho destruye la nave utilizando un virus, el mismo antídoto que había envenenado a los marcianos durante La Guerra de los Mundos (G. Pal, 1953). Este año asistiremos al “contrataque” de la película, también producida por la Fox.

Danna ScullyTODOS SOMOS ABDUCIDOS
Chris Carter, al crear “The X-Files”, partió de un poco de seudociencia ufológica. Su motivación fue un dato que recogió en la prensa: 3.7 millones de estadounidenses, leyó, habían sido secuestrados por alienígenas. ¿Qué encuesta vio el productor? En 1991, la Organización Roper había entrevistado a 5.947 ciudadanos para determinar cuántos adultos podrían haber sido abducidos. Para diseñar el cuestionario no convocaron a científicos imparciales sino a los ufólogos Budd Hopkins, David Jacobs y Ron Westrum, un sociólogo de la Universidad de Michigan largamente vinculado con la causa ovni. Según el informe, el 2 % de la población había sido secuestrada por ETs al menos una vez en su vida. De multiplicar ese porcentaje por la población del planeta en los últimos 50 años surgía una cifra insólita: ¡había nada menos que 100 millones de (potenciales) abducidos! Era una encuesta con trampa: los entrevistados no admitían abiertamente la situación de rapto. Los resultados estaban basados en “síntomas” que surgían de indicadores obtenidos a través de preguntas clave, las cuales habían sido interpretadas a piacere por los autores de la encuesta. Por ejemplo, los encuestados que declararon que soñaban con volar, ver luces extrañas o sentir haber experimentado un tiempo perdido, eran candidatos a ser considerados “abducidos latentes”.

Alien en libro de W Strieber
Estereotípico «Gris» en la portada de «Comunión», el libro de Strieber.

A fines de los 80 dos autores habían elevado la casuística de las abducciones a un estatus que las historias sobre extraterrestres nunca tuvieron. Uno de ellos fue el escritor de terror paranormal Whitley Strieber, en cuya obra autobiográfica, “Comunión” (1987), confesó que unos seres “Grises” lo atormentaron y hasta sodomizaron desde su infancia; el libro, un arrollador best-seller, fue llevado al cine en 1989; el otro, el ufólogo y artista plástico Budd Hopkins, presentó en “Intrusos” (1987) la tesis según la cual el objetivo primordial de los extraterrestres es “crear un híbrido extraterrestre/humano”.

Para Hopkins los alienígenas usaban procedimientos de inseminación artificial, tomaban muestras de óvulos y esperma humanos e incluso removían fetos híbridos de abducidas embarazadas. Su obra se transformó en miniserie y sus ingredientes fueron parte esencial de “The X-Files”. Estos inspiraron, a su vez, a la exitosa “Taken” (S. Spielberg, 2002). Otra serie, la primera que compitió abiertamente con “The X-Files”, “Dark Skies” (1996-1997), se nutrió de los mismos contenidos. La serie, que repitió a la pareja de investigadores y se situó en los tiempos de JFK, mostraba los avances del llamado Proyecto Majestic, otra vez, el famoso programa cívico-militar ahora dedicado a combatir y ocultar “la invasión de los implantados”, un ejército invisible que surgió como herencia directa del mito Roswell. Las dos series reescribían la historia jugando con la misma idea: cómo sería el mundo si los ufólogos tuviesen razón.

skeptical_inquirer_x_filesMuchos escépticos, incluido Carl Sagan, pusieron el grito en el cielo por los contenidos de “The X-Files”. “Una serie llamada Expediente X, que presta un flaco servicio al examen escéptico de lo paranormal, se inclina claramente hacia la realidad de las abducciones por extraterrestres, los poderes extraños y la complicidad gubernamental para encubrir prácticamente todo lo que pueda ser interesante. […] Sería mucho más acorde con la realidad, además de un servicio público mucho mayor, una serie para adultos (como hace Scooby Doo para niños) donde se investigasen sistemáticamente las afirmaciones de fenómenos paranormales y se encontrara en cada caso una explicación en términos prosaicos”, escribió Sagan en “El mundo y sus demonios” (Planeta, 1997).

Sagan le reprochaba a esta ficción que no fuese… algo distinto de una ficción, una serie fantástica que pretendía contar atrapantes historias de miedo con algunos ingredientes científicos o pseudocientíficos.

En 1995, el Comité para la Investigación Escéptica (CSI) dijo que la serie retrataba con más simpatía a los ufólogos que a los escépticos. La mirada de otros críticos del CSI llegó a ser clasista. «The X-Files» “sugiere que los eventos paranormales son comunes, y que incluso personas simpáticas, educadas y atractivas como los agentes Mulder y Scully pueden aceptar lo sobrenatural”, escribió William Evans Skeptical Inquirer (1996).

Ni una a favor. Pero había otra perspectiva posible: la serie incluyó, por primera vez, una mirada escéptica de la investigación de casos inexplicados. Y en muchos casos el episodio pone en escena diversidad de puntos de vista con un encuadre y amplitud difíciles o imposibles de encontrar en otras ficciones e incluso en documentales de National Geographic, Discovery o History Channel.

En junio de 1996, Carter fue invitado a hablar en el Primer Congreso Mundial de Escépticos en la Universidad de Nueva York. En el debate, Neil deGrasse Tyson le cuestionó que, para muchos, la serie “está inspirada en casos reales”, una frase que sólo figuró en el episodio piloto y enseguida se retiró. “¿No piensa que su serie es peligrosa para quienes tienen dificultad en separar los hechos de la ficción?”, preguntó el astrofísico. “En tal caso el problema no es de la serie si no del espectador. No somos paternalistas y creemos en la inteligencia del público”, contestó Carter.

¿Habrá habido en el siglo XIX racionalistas enojados con Mary Shelley por haber escrito «Frankenstein» (1818), o que le pidieran a Bram Stoker que se abstuviera de volver a crear algo parecido a «Drácula» (1897) porque «alguna gente confunde ficción con realidad»?

xsimpsonEl colmo del enfrentamiento del CSI con “The X-Files” fue una carta para recaudar fondos que Barry Karr, editor de The Skeptical Inquirer, envió a los suscriptores de la revista. “El éxito sobrenatural de ‘The X-Files’ tiene a todas las cadenas creyendo en lo paranormal… (Nosotros podemos) ser uno de los últimos baluartes de la razón (…) Para mantener la batalla, pido que hoy haga su donación más generosa”.

Como en las iglesias evangélicas, Karr pasaba la alcancía tras azuzar con el nuevo demonio.

“The X-Files” muestra el drama humano en su vertiente mágica, paranormal y sobrenatural no para promover la pseudociencia o pretender que las creencias en las que se basa son reales, sino para hacer un espectáculo que consiga una atención sostenida del espectador. Las herramientas son los conocimientos que se extraen de la cultura popular, el miedo a lo desconocido y la fascinación que ejercen sobre nosotros las conspiraciones, que ofrecen un marco para explicar una realidad incómoda o insatisfactoria. Y a las que, por suerte, podemos poner a prueba a ver qué tal salen paradas de nuestros experimentos mentales.

¡Larga vida a “The X-Files”!

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DESCARGAS
McAndrew, James. The Roswell Report: Case Closed (USAF 1997)

  1. Está bueno el texto.

    Igual hago una corrección: para mí, la propia serie ya había mostrado un giro hacia la conspiranoia mas desarrollada antes de su final oficial. Básicamente, porque el menjunje político que el conspiranoico no tenía al iniciar la serie, si empezaba a mostrarse cuando terminaba (en mayo de 2002), o tal vez un poco antes -el giro ese de los rebeldes aliens-.

    Será interesante ver si Mulder se convertirá o no en un Alex Jones sin micrófonos. Y se verá si Carter camina con la conspiranoia actual o se planta.

    Igual, a mí me gusta más cuando X Files hace capítulos con monstruitos, casi como un twilight Zone remakeado antes del auge de las remakes.

  2. Excelente. Me ubicó en la serie, es decir, el artículo ofició de GPS para orientarme nuevamente. Sospecho que esta vez nos las tendremos que ver con los «iluminatis» y gobiernos paralelos. Rescato un párrafo, que a mí en lo personal, es significativo: «El colmo del enfrentamiento del CSI con “The X-Files” fue una carta para recaudar fondos que Barry Karr, editor de The Skeptical Inquirer, envió a los suscriptores de la revista. “El éxito sobrenatural de ‘The X-Files’ tiene a todas las cadenas creyendo en lo paranormal… (Nosotros podemos) ser uno de los últimos baluartes de la razón (…) Para mantener la batalla, pido que hoy haga su donación más generosa”. Como en las iglesias evangélicas, Karr pasaba la alcancía tras azuzar con el nuevo demonio». Y bien dije significativo porque revela dos cosas: primero, que proponer el uso de la razón -si bien interpreto- como un modo de entender y explicar casi todo, obró negativamente en una gran cantidad de gente -que me incluyo- que apoyamos la ciencia sin desear por eso, abandonar el pensamiento mágico de creer en un Dios tutelar. Creo que hubo algo de dogmático en ese modo de pensar, que la razón lo explica todo si se le da tiempo a investigar. Algo similar a lo que encuentro en ciertos círculos protestantes donde todo se explica según la voluntad de Dios y por último, me sorprende que siga la serie utilizando Roswell como fuente de nuevos capítulos. Algo decepcionante ya que es tanto lo que se ha dicho sobre este asunto, que es como bien lo dijiste, pesado de digerir. O sea, aburre. Pero bueno, hay una nueva generación que «quiere creer». Gracias por el aporte Alejandro.

  3. Y con tan poco argumento se hizo una serie.
    Encima falso: aliens sometidos a USA. Qué extraterrenidad tan débil.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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