Remember Roswell (II) Pensé que se trataba de muñecos

tapa-roswell Según la leyenda, en 1947 un plato volador se estrelló en Roswell. Desde 1977, los ufólogos denuncian una vasta conspiración del silencio. En 1994,  La Fuerza Aérea norteamericana investiga y descubre que el famoso OVNI había sido un globo. Nada dijo, en cambio, sobre la recuperación de presuntos tripulantes, ni sobre la versión de la autopsia de un alienígena. Otra revisión revela que el caso es una mezcla extraña de pruebas militares mal interpretadas, memoria remota condimentada con rumores y patrañas descaradas.

A fines de los años setenta, tres conocidos ufólogos yanquis removieron cielo y arena para encontrar testigos que confirmaran su creencia de que la Fuerza Aérea había recuperado cuerpos de extraterrestres entre los restos de una nave accidentada en el desierto de Roswell, Nuevo México, en el verano de 1947. El rumor se convirtió en una bola de nieve imparable. La popularidad trajo presuntas evidencias físicas e historias de la gente. Las pruebas del primer tipo, incluso las más convincentes, fueron confusiones con objetos mundanos o fraudes. Las del segundo tipo, por su naturaleza anecdótica, generaron dudas: la USAF había explicado que el ovni era un globo y, sin embargo, dejaba sin contestar los testimonios de supuestos ocupantes.

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos explicó que el ovni estrellado en Nuevo México surgió de una confusión con la caída de un tren de globos de un proyecto militar secreto justo cuando se vende como pan caliente una bizarra literatura donde algunos autores proponen que los aviones de última generación como el F-117A Nighthawk o Stealth (bombardero furtivo) se basan en tecnología alienígena confiscada en Roswell. La historia de los pobres extraterrestres raptados manu militari estaba tan arraigada en las convicciones de los creyentes que –por sólidas que fueran las evidencias en contrario– seguía siendo mucho más fascinante para unos, y redituable para otros, sospechar, o alentar la sospecha, de que la tesis oficial era un engranaje más de la aceitada maquinaria de la Conspiración.

Roswell Antes y despuesPor eso, sobre todo para los creyentes de buen corazón, no fue fácil digerir las demoledoras consecuencias de El Informe Roswell: Hechos Vs. Ficción en el Desierto de Nuevo México. El documento, resultado de una revisión histórica exhaustiva, demuestra que el ranchero no se había sido topado con un artefacto de otro mundo sino con el tren de globos del Vuelo Nº 4 del Proyecto Mogul, un programa militar secreto diseñado para detectar posibles detonaciones nucleares soviéticas mediante micrófonos acústicos colocados a elevadas altitudes.

Ahora, a modo de homenaje por el 50º aniversario de la creación de la United States Air Force, USAF-, un puñado de oficiales continuó la investigación iniciada en 1994, que se acaba de publicar bajo el título El Informe Roswell: Caso Cerrado (U.S. Goverment Printing Office, junio de 1997).

¿Cuál es el objetivo de éste, el segundo informe? Dar una respuesta definitiva a la asignatura pendiente, ésto es: el origen del rumor de cadáveres alienígenas asociados al caso, un aspecto que no se había tratado en el primer informe porque “en 1947 no hubo testimonios de cuerpos relacionados con la recuperación del globo Mogul”. Algo que se comprueba en los periódicos y las declaraciones de la época, que sólo citaban materiales típicos de un globo entre los restos dispersos en el campo del granjero William Mac Brazel.

The Roswell Report Case ClosedA veinte años de la aparición de los testigos de alienígenas, y a cincuenta de la caída del platillo, el gobierno norteamericano presentaba un documentado estudio donde los orígenes del mito fundador de la ovnilogía quedarían definitivamente al descubierto. The Roswell Report: Case Closed, que consta de 231 apretadas páginas, pretenden haber sepultado miles de páginas de libros, revistas y horas de especiales de tevé donde sus autores arriesgaron su reputación en defensa de la hipótesis extraterrestre. El dossier -rubricado por la Headquarters United States Air Force, USAF– expone en forma minuciosa los fundamentos de su explicación final: “Los relatos de ‘seres’ coinciden con descripciones de maniquíes arrojados en paracaídas desde globos de gran altura para ensayos atmosféricos, en unos casos, y con accidentes donde miembros de la Fuerza Aérea resultaron muertos o heridos en cumplimiento de su deber, en otros”.

Génesis de un mito

El 14 de junio de 1947, el granjero William Mac Brazel descubre dentro de su campo -en el condado de Lincoln, a 75 millas al Noroeste de Roswell- restos de un misterioso aparato. No les da mucha importancia. De hecho, recién decide alertar al sheriff tres semanas después, cuando le llegan las primeras noticias sobre platos voladores. El sheriff da parte al oficial de inteligencia de la Base Grupo Bombarderos 509, mayor Jesse Marcel y, el 4 de julio, recoge los fragmentos. El 8 de julio, Walter Haut –portavoz de la base– anuncia a los periódicos que el Ejército del Aire “había capturado un disco volador”. Tres horas después, el General Roger Ramey aclara que el material pertenecía a “un globo meteorológico”.

William Haut
William Haut

Luego de treinta años de silencio, los ufólogos Stanton Friedman y William Moore redescubren aquella vieja noticia e interpretan la desmentida como un “operativo de encubrimiento”… El mundo asistía al nacimiento de la Conspiración Roswell.

Ya en las primeras líneas de Case Closed, el capitán James McAndrew –a quien se encargó armar el rompecabezas y desmontar el andamiaje del mito– aclara que el asunto de los aliens “no se investigó en el primer informe porque en los eventos de 1947 no hubo testimonios de cuerpos relacionados con la recuperación del globo Mogul”.

Tuvieron que pasar entre 40 y 45 años para que aparecieran presuntas criaturas humanoides asociadas al caso. El primer ufólogo que escribió sobre esto fue Leonard Stringfield. Pero Friedman y su colega Don Berliner bosquejaron la base mítica de la historia cuando comenzaron a publicar anuncios en la prensa local solicitando testimonios. Desde entonces, llegó a haber tantos “casos Roswell” como protagonistas: era y sigue siendo bastante común que los ufólogos se dividieran según el cariño que sentían hacia el testigo o al relato que mejor se ajustaba a su versión de la historia. Friedman, por ejemplo, propuso que en julio de 1947 se dio la asombrosa coincidencia del hallazgo de los restos de un globo y ¡la caída de dos naves E.T. en fechas sucesivas!

A diferencia de los ufólogos ingenuos o tendenciosos, que tomaron al pie de la letra los testimonios, y de los escépticos radicales, que los descalificaron, en Case Closed se eligió el camino más difícil: contrastar el relato de los testigos a la luz de archivos oficiales, informes técnicos, documentación fotográfica y declaraciones de personal civil y militar retirados de la fuerza.

Primera sorpresa: para descubrir las claves de la trama no hizo falta novelar un thriller de espionaje: buena parte del material consultado -el mismo que ilustra esta nota- era poco conocido, pero de acceso público y ampliamente difundido por la USAF.

muniecosLa Fuerza Aérea eligió creer

Algunos escépticos, como Philip Klass, no vieron la clave por exceso de celo. “El relato de algunos testigos –escribió– era más emocionante conforme aumentaban sus compromisos comerciales con el tema”. Pero esta constatación se centraba en las distorsiones posteriores, no en las declaraciones originales. Por baja que fuera la credibilidad de los testigos, ¿cuál había sido el disparador de sus historias?

Así explica el estudio de Andrews las razones por las cuales la USAF decidió investigar la validez literal de los relatos en vez de descalificarlos:

“a) debido al detalle y calidad de algunos relatos era probable que ciertos eventos sí hubiesen ocurrido, b) las muchas similitudes entre las descripciones de los dos escenarios de la caída y la considerable distancia que había entre ellos hacía probable que estos testimonios estuviesen centrados en más de un evento con características similares y c) dado que el relato sobre cadáveres en el Hospital de Roswell no contenía elementos similares a los estrellamientos, se tornaba probable que no guardara relación con ellos”.

roswell case closed 2En lo que concierne a los puntos a) y b), Case Closed documenta que los testimonios respetan la misma secuencia cronológica de eventos: “Los testigos estaban en un área rural aislada de Nuevo México hasta que se toparon con un vehículo áereo estrellado. Se acercaron al área y, a cierta distancia, observaron extrañas ‘entidades’ que parecían ser miembros de la tripulación. Poco después, un convoy de vehículos militares llegaban al sitio. El personal conminaba a los civiles a abandonar el área y a olvidar lo que habían visto. Una vez que los civiles dejaban el lugar, los soldados comenzaban a recuperar el vehículo estrellado y a su ‘tripulación’”.

Así, la USAF decidió que parte de los relatos eran veraces: la punta de un icberg, una verdad a medias que la fuerza del rumor había convertido en cuentos de marcianos.

Salta, muñeco

La Primera Sección del documento distribuido por la USAF revela que la mayoría de relatos que mencionan cuerpos alienígenas ofrecen descripciones que corresponden a operaciones de rutina realizadas por los Proyectos High Dive y Excelsior, nombres clave de un programa del Laboratorio Médico de la USAF dedicado a estudiar los efectos atmosféricos y el impacto en tierra de pilotos utilizando maniquíes antropomórficos arrojados en paracaídas desde globos de gran altitud. De este modo, los informes sobre unidades militares que parecían llegar poco después de la caída del plato volador para llevarse el disco y la tripulación no eran más que “descripciones de personal de la USAF en operaciones de recuperación de maniquíes”.

Los clásicos alienígenas calvos, de piel grisácea y trajes de una pieza, en suma, están inspirados en muñecos made in USAF. Eran fabricados en vinilo gris, no poseían cabellos y se los vestía con uniformes de piloto. Hay fragmentos de algunos testimonios llamativamente explícitos: James Ragsdale, que paseaba con un jeep a 55 kilómetros al Noroeste de Roswell, declaró: “Usaban maniquíes esas malditas cosas”. El ex policía Gerald Anderson, testigo estrella en los libros de Friedman, ofreció un relato sencillo que –hipnosis mediante– ganó en dramatismo. Pero en una entrevista, dijo: “Creí que eran muñecos de plástico”. Y dio sugestivos detalles anatómicos: “Les faltaba el meñique, eran completamente calvos y llevaban trajes de una pieza, gris o plateado”. Un testigo de segunda mano, Vern Maltais, precisó: “Sus manos tenían cuatro dedos”. ¿Cuatro dedos? “Algunos maniquíes -explica la USAF- eran reciclados y los dedos se rompían en sucesivas caídas”.

Case Closed también plantea una respuesta a la acusación de ‘encubrimiento’: “Los ciudadanos que ayudaban durante las jornadas de recuperación recibían 25 dólares y el personal apuntaba sus nombres, lo que pudo originar el rumor de que eran medidas para amedrentarlos si hablaban…”.

roswell case closedLos ensayos con maniquíes se iniciaron entre 1918 y 1924. Por entonces, eran arrojados en paracaídas desde aviones. La primera vez que se lanzaron muñecos con forma humana desde globos fue en Nuevo México, en junio de 1954. Si bien estos experimentos eran casi desconocidos fuera de círculos militares y científicos, tampoco constituían un secreto: fueron tema de portada en las revistas como Life, Times y Popular Mechanics. Su trascendencia era obvia, ya que preparaban el terreno para los ensayos con pilotos humanos previos al Proyecto Geminis, que puso al primer astronauta yanqui en órbita.

Estas pruebas se realizaron en Roswell entre siete y doce años después de julio de 1947. “Los testigos tardíos no pudieron precisar las fechas de las observaciones de ‘extraterrestres’ (a veces fallaron por más de una década), razón por la cual (ellos y los ufólogos) las asociaron erróneamente con la recuperación de los restos del proyecto Mogul”. ¿Pudieron tener los testigos tan mala memoria? En su evaluación, la USAF descubrió que las distorsiones narrativas, que alejaron las descripciones de los testigos de las actividades militares, fueron producto de las mismas influencias que alteraron el registro histórico de los sucesos: “Los testigos confundieron las fechas o admitieron que sus recuerdos no eran precisos, o los datos fueron fraguados por los pro-ovnis, quienes –de paso– casi nunca hicieron un esfuerzo serio por verificar sus historias”.

Si el primer informe de la USAF consiguió explicar el caso desde sus cimientos, Case Closed da una respuesta definitiva al origen del rumor de humanoides asociados al affaire. Y si nunca cayó un OVNI ni hubo E.T. en Roswell, ¿a quién le hicieron la autopsia? Esta es la pregunta que contesta la Segunda Sección del Informe.

Glenn Denis, el funebrero de Roswell.
Glenn Denis, el funebrero de Roswell.

El testigo estrella… do

En 1989, otro testigo estrella brilló en el universo Roswell. El funebrero Glenn Dennis le reveló a un ufólogo una historia que se hizo conocida como “el caso de la enfermera desaparecida”. En esa charla está el gérmen de la leyenda según la cual en el Hospital del Campo Aéreo del Ejército de Roswell se practicaron las autopsias de tres alienígenas; es decir, la base del relato en que se inspiró Ray Santilli para fraguar el famoso video.

El 8 de julio de 1947, cuenta Dennis, llevó un herido al hospital. Allí aseguró haber visto un misterioso objeto dentro de una ambulancia. A metros de ahí, “un coronel pelirrojo, acompañado por un sargento negro, me exigió que no hablara con nadie de lo que había visto si no quería meterme en problemas”. El funebrero le respondió que no podía darle órdenes a un civil. “Si abrís la boca, van a tener que desenterrar tus huesos de la arena”, lo amenazó. Salió escoltado por dos soldados y, en un pasillo, se cruzó con una conocida, enfermera militar, que se tapaba la nariz con un pañuelo. Ella le dijo: “Es algo terrorífico”. Y se marchó. Al día siguiente, tras jurar un pacto de silencio, la enfermera le confió que dos médicos habían practicado la autopsia de “tres cuerpos pequeños, negros y muy mutilados”. No volvió a tener noticias de ella hasta que cierto día le escribió desde Londres. Le respondió, pero la carta regresó con el sello “fallecida”. Fue a preguntar por ella a otra enfermera, y ésta le respondió que su compañera había fallecido en un accidente aéreo, “aunque me dio la impresión de que me quiso sacar de encima”.

El piloto herido que parecía un alien Después del documento que difundió la USAF en 1994, varios ufólogos -incluído Kevin Randle, coautor del best-seller UFO Crash at Corona (1991)- llegaron a aceptar que los restos hallados por William Brazel cerca de su rancho eran parte del globo Mogul. No pasó lo mismo con los informes de entidades, tabla de salvación de los últimos promotores del mito. El caso estelar fue el de Glenn Dennis. En The Roswell Report: Case Closed se prueba que, para construir su historia, Dennis mezcló hechos ocurridos en diversas fechas o abrevó de distintas fuentes. En 1957, el coronel Joseph Kittinger fue asignado al frente del Proyecto Stargazer. Su misión consistía en pilotar globos a fin de estudiar la respuesta del cuerpo humano a elevadas altitudes. El 21 de mayo de 1959, un globo de entrenamiento que estaba por aterrizar dio una vuelta de campana que aplastó la cabeza de uno de sus pilotos, el capitán Dan Fulgham, causándole una hematoma frontal que le deformó la cara (ver foto). Al llegar al Hospital Militar de Roswell, los militares se movieron con cautela. ¿Por qué? “Algunos jefes de la USAF -recuerda Kittinger- se negaban a experimentar con globos tripulados por humanos. Y si se iniciaba una investigación, el proyecto corría el riesgo de ser suspendido”. Y los “extraños aparatos” que vio Dennis dentro de una ambulancia, en fin, eran los equipos de comunicaciones utilizados para el seguimiento de los globos. Un dato que sirvió para detectar la fuente del rumor fue el color del pelo de otro militar que “intimidó” a Dennis: era pelirrojo. Y el coronel Kittinger lo era. Primera publicación: Revista Descubrir Año 7, N° 75, Buenos Aires, octubre de 1997. © Mariano Moldes y Alejandro Agostinelli.
El piloto herido que parecía un alien
Después del documento que difundió la USAF en 1994, varios ufólogos -incluído Kevin Randle, coautor del best-seller UFO Crash at Corona (1991)- llegaron a aceptar que los restos hallados por William Brazel cerca de su rancho eran parte del globo Mogul. No pasó lo mismo con los informes de entidades, tabla de salvación de los últimos promotores del mito. El caso estelar fue el de Glenn Dennis. En The Roswell Report: Case Closed se prueba que, para construir su historia, Dennis mezcló hechos ocurridos en diversas fechas o abrevó de distintas fuentes.
En 1957, el coronel Joseph Kittinger fue asignado al frente del Proyecto Stargazer. Su misión consistía en pilotar globos a fin de estudiar la respuesta del cuerpo humano a elevadas altitudes. El 21 de mayo de 1959, un globo de entrenamiento que estaba por aterrizar dio una vuelta de campana que aplastó la cabeza de uno de sus pilotos, el capitán Dan Fulgham, causándole una hematoma frontal que le deformó la cara (ver foto). Al llegar al Hospital Militar de Roswell, los militares se movieron con cautela. ¿Por qué? “Algunos jefes de la USAF -recuerda Kittinger- se negaban a experimentar con globos tripulados por humanos. Y si se iniciaba una investigación, el proyecto corría el riesgo de ser suspendido”. Y los “extraños aparatos” que vio Dennis dentro de una ambulancia, en fin, eran los equipos de comunicaciones utilizados para el seguimiento de los globos. Un dato que sirvió para detectar la fuente del rumor fue el color del pelo de otro militar que “intimidó” a Dennis: era pelirrojo. Y el coronel Kittinger lo era.
Texto: Mariano Moldes y Alejandro Agostinelli.

La USAF determinó que la historia se basaba en el accidente de un bombardero KC-97 ocurrido el 26 de julio de 1956, donde murieron once soldados. Sus cuerpos habían quedado empequeñecidos y chamuscados. La autopsia sólo se practicó en tres de los once cadáveres. El único retrato que se ajustaba a la descripción de la enfermera desaparecida correspondía a la capitán Eileen Fanton, quien había sido dada de baja por enfermedad. El “sargento negro” que acompañaba al “coronel pelirrojo” nunca había existido: en 1947, la fuerza estaba segregada racialmente. Sí existió, en cambio, un coronel de cabello rojo, Lee Ferrell. Pero estuvo al frente del hospital entre 1954 y 1960, no en 1947. Dennis había mezclado verdades a medias, recuerdos erróneos y fantasías, lo que llevó a presumir que el testigo estrella se había apropiado de un relato ajeno. Las sospechas fueron devastadoras cuando se supo que el funebrero no vivía en Roswell en la fecha de los hechos.

“¡Recuerden Roswell!”

Las librerías de Los Angeles, Washington y New York seguramente venderán más ejemplares del libro del coronel Philip Corso -promotor de la idea de que los bombarderos invisibles fueron construidos a imagen y semejanza de la nave secuestrada en Roswell- que del informe de la Fuerza Aérea.

Imaginar un complot detrás de cada texto oficial no es un buen consejo para sopesar las evidencias. En un celebrado capítulo de los Expedientes Secretos X, donde los protagonistas son víctimas de un alucinante juego de percepciones engañosas, un ufófilo obsesionado con la teoría de la conspiración vociferaba: “¡Recuerden Roswell! ¡Recuerden Roswell!”.

¿La verdad está ahí afuera? Tal vez para los que confunden buena ciencia ficción con realidad: en la Guerra del Golfo, el bajo rendimiento de los bombarderos furtivos supersecretos demostró que eran demasiado lentos, inestables y mucho menos invisibles al radar de lo que se esperaba. “Si este es un ejemplo de tecnología alienígena en acción –ironizó David Hambling desde la revista inglesa Fortean Times– no resulta nada sorprendente que un platillo volador se estrellara en Roswell”.

Case Closed no deja alien con cabeza. Ahora bien: si los ufólogos sólo tenían un heterogéneo conjunto de narraciones anecdóticas, los militares tomaron sus relatos como evidencias para apoyar sus conclusiones. Pero claro: así como el sentido común no es homogéneo, la investigación oficial no garantiza, ni mucho menos, el fin de la controversia: el negocio debe continuar. Es un fenómeno conocido que la memoria de los testigos de sucesos remotos tienda a acomodarse al guión de moda.

“¡Recuerden Roswell! ¡Recuerden Roswell!” O, mejor, que algunos ufólogos recuerden las enseñanzas de Roswell para no tropezar dos veces con el mismo globo.

Primera publicación:
Revista Descubrir Año 7, N° 75. Buenos Aires, octubre de 1997.

© Alejandro Agostinelli

ENLACES RELACIONADOS

Parte I – Naufragio alienígena en Roswell. Por Alejandro Agostinelli. En Descubrir Año 7 Nº 73, Agosto 1997.

El marciano de la autopsia era primo de Max Headroom. Por Luis Alfonso Gámez.

Roswell: autopsia de un fraude. Por Alejandro Agostinelli

Muñecopsias, mentiras y videos. Por Philip Klass

El FBI libera otro expediente X. Por Alejandro Agostinelli

El día que Klass desafió a Friedman y perdió

El día que me putearon en prime time. Por Alejandro Agostinelli

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McAndrew, James. The Roswell Report: Case Closed (USAF 1997)

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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