¿Quién «abduce» a quién?

En el siglo XXI los informes sobre abducciones casi han desaparecido. Pero persisten abundantes expresiones mediáticas de folklore y creencias asociadas a la idea de que existen «extraterrestres negativos» que secuestran personas contra su voluntad. Por esta razón, para volver sobre el asunto, hay que desenterrar artículos antiguos, como éste publicado en 2.000. El papel de la parálisis del sueño, la participación de aficionados a la hipnosis en la co-creación del relato de personas que afirman haber sido secuestradas por alienígenas y las encuestas diseñadas a la medida del deseos son los puntos que aborda este artículo escrito por Kevin D. Randle, un ufólogo que empezó siendo conocido por sus investigaciones sobre el caso Roswell y sorprendió a propios y extraños con sus aportes al esclarecimiento de las abducciones.

paralisis-de-suenio

por Kevin D. Randle *

En buena parte de la literatura abduccionista, la mujer es identificada como Pat Price. Pat aseguraba que el 17 de Agosto de 1973 se despertó de un profundo sueño al escuchar los gritos de sus hijos y los maullidos de su gato. Confundida, decidió llamar a la policía para denunciar un intruso en la zona, posiblemente dentro de la casa, pero una de sus hijas negó con la cabeza y le explicó: «Eran hombres del espacio, mami».

El libro de Randle sobre las abducciones cuestionó a la hipnosis desde adentro del movimiento ovni
En The Abduction Enigma, Randle (1999) cuestionó a la hipnosis desde adentro del movimiento ovni.

Dos años más tarde, sometida a regresión hipnótica por el ingeniero civil James A. Harder, Price revelaba como ella, junto con algunos de sus hijos, habían sido sacados de la casa, en su caso siendo examinada médicamente a bordo de un platillo volante. Para ella, la experiencia resultó tan terrible que no podía recordarla sin ayuda de la hipnosis. Una vez hipnotizada, y gracias al interrogatorio de Harder, Price contó como la condujeron flotando hasta el interior de la nave alienígena, cómo había tenido que soportar un examen médico invasivo, a cuyo término fue devuelta a su casa. Ella recordaba haber visto una criatura alienígena de pie en una esquina del cuarto de estar, y cómo otra criatura la tomaba por ambos brazos, impidiendo sus movimientos.

Tanto para ella, como para sus hijos, los recuerdos conscientes de aquella noche eran poco más que fugaces fragmentos de una experiencia recordada a medias. Sin embargo, Pat recordaba lo suficiente como para escribir a los editores de una revista dedicada a historias sobre avistamientos de ovnis asegurando que ella sabía como podrían llegar a desaparecer familias enteras. El suyo fue el primer incidente jamás publicado que sugería que unas criaturas alienígenas habían entrado en una casa para capturar gente a la que someter a exámenes y experimentos.

Alien abduction

Pero no fue el último. Desde esa fecha de 1976, cuando Price contó por primera vez su historia a un grupo de ufólogos, el número de incidentes declarados de abducciones por parte de seres alienígenas ha subido como la espuma. Robert Bigelow, conocido hombre de negocios de Las Vegas, financió en 1991 una encuesta científica realizada por la Roper Organization sobre 5.947 norteamericanos adultos para determinar, si fuera posible, el número de personas que podrían haber sido secuestrados por criaturas extraterrestres. El cuestionario a utilizar fue creado por tres de las autoridades más importantes en el campo de la investigación sobre el fenómeno abduccionista: Budd Hopkins, artista; el doctor David Jacobs (catedrático de Historia en la universidad Temple) y el doctor Ron Westrum (catedrático de Sociología y Tecnología Interdisciplinaria en la universidad Oriental de Míchigan). La encuesta fue diseñada con la idea de establecer la autenticidad de este tipo de relatos y concluyeron que «la incidencia de las experiencias de abducción parece ser del orden del 2% de la población». Si multiplicamos ese porcentaje por la población total del planeta, ello resultaría en la asombrosa cifra de 100 millones de abducciones en los últimos cincuenta años.

Los autores del estudio aceptaron los relatos de abducciones alienígenas como hechos probados. Así, escriben: «los autores creemos… que los profesionales de la salud mental tienen una gran responsabilidad hacia aquellos individuos claramente traumatizados que informan de experiencias de abducción por parte de ovnis. Sus afirmaciones deben ser tratadas con objetividad científica, antes que con un rechazo automático».

Abducciones-en-ReptoidsSiguiendo tal recomendación, en la actualidad existen en todas las ciudades importantes y en muchas de las pequeñas, grupos de apoyo para aquellos que creen ser víctimas de abducciones alienígenas. Algunos de estos grupos están especializados y son sólo para aquellos que hayan tenido contacto con alienígenas «reptilianos», o con los pequeños Grises, o con cualquiera otra combinación de criaturas extraterrestres. Algunos aseguran que los alienígenas son el equivalente de nuestros científicos y que realizan un seguimiento a largo plazo de algunos animales seleccionados. Otros sostienen que los extraterrestres son criaturas frías y calculadoras con poco o ningún respeto por la inteligencia humana. Por contra, otros aseguran que los alienígenas están más desarrollados espiritualmente que nosotros. Estos seres extraterrestres entenderían la naturaleza espiritual del universo y estarían intentado guiarnos hacia ese nivel superior.

Los investigadores del fenómeno de las abducciones insisten en que su postura resulta probada con evidencias físicas como esos diminutos artilugios alienígenas implantados en las víctimas y recuperados más tarde por científicos terrestres. Tales investigadores añaden que los casos de abducciones múltiples y los testimonios de testigos independientes constituyen pruebas adicionales. Sólo aquellos de mente estrecha, ignorantes y poco desarrollados espiritualmente rechazan los relatos de abducción. Existen víctimas que necesitan ayuda, que están sufriendo el trauma de las abducciones y que han buscado a aquellos terapeutas que mejor entienden esos específicos, y para los afectados muy reales, problemas.

Parálisis-del-sueño

PARA LIZA

Sin embargo, tras todas esas declaraciones contrapuestas, resulta evidente que no existe ninguna evidencia de abducciones alienígenas y que el origen de tal interpretación para cada caso puede retrotraerse a causas más mundanas y terrenales. Investigaciones científicas han mostrado que muchos de estos casos, posiblemente hasta un cincuenta por ciento, son resultado de las parálisis del sueño, también conocidas como parálisis nocturnas. Aquellos que aseguran haber sido abducidos a menudo recuerdan un suceso disparador que encaja perfectamente con la forma clásica de parálisis nocturna, y no recuerdan nada más que les sugiera una abducción alienígena hasta que se prestan a someterse a una regresión hipnótica en manos de un ufólogo. Sólo entonces parece aflorar todo el asombroso relato.

Jacobs, que ha empleado la regresión hipnótica en docenas de abducidos, rechaza la teoría de la parálisis nocturna. Señala que muchos de los abducidos están totalmente despiertos la primera vez que se ven cara a cara con las criaturas alienígenas. Tras haber escuchado tantos relatos que tienden a corroborarse entre sí, su convencimiento es absoluto sobre la realidad de las abducciones por parte de seres extraterrestres.

Sin embargo, veamos como describe Jacobs en su libro Secret Life (Vida Secreta) lo que para él es un típico caso de abducción alienígena. «Una mujer -explica- se encuentra tranquilamente en su dormitorio preparándose para acostarse, sin sospechar lo que va a ocurrir. Se mete en la cama, lee un rato, apaga la lámpara y se sumerge en un apacible sopor nocturno. En plena noche se da la vuelta y queda boca arriba. Entonces se despierta por una luz que parece inundar la habitación. La luz se mueve hacia ella y toma la forma de un pequeño ‘hombrecillo’ con una cabeza calva y grandes ojos negros. Ella está aterrorizada. Quisiera echar a correr pero no puede moverse. Quisiera gritar pero no puede ni siquiera hablar… Este es el comienzo típico de una abducción». Y también es una descripción de un típico caso de parálisis nocturna.

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Los estudios sobre la parálisis nocturna, desde el clásico The Terror that Comes in the Night de David Hufford, hasta los estudios clínicos realizados por K. Fukuda, han revelado un gran paralelismo con las abducciones alienigenas. El Dr. Eddie Bullard, folklorista, ha realizado un detallado estudio de los relatos de abduccion, enumerando todas sus características comunes. Aunque no se interesó específicamente por la parálisis nocturna, su trabajo revela que un gran número de víctimas de abducciones que parecen haber estado en la cama, haberse quedado dormidas y haberse despertado para encontrarse paralizadas en presencia de algo en su dormitorio.

Bajo las regresiones hipnóticas de investigadores como Jacobs, los testigos a menudo relatan un incidente claramente recordado de parálisis nocturna. Sin embargo, cuando se les pide que profundicen más, que recuerden más, la mayoría aseguran inicialmente que no pueden recordar nada más. Bajo el continuo acoso del hipnotizador y del investigador, poco a poco van creando una historia. Muchas veces el testigo afirma no estar seguro de si tales recuerdos son reales o imaginarios, pero el investigador no se percata de la advertencia. Y siguen haciendo preguntas y más preguntas hasta que obtienen exactamente lo que estaban buscando. Tenemos así una pista de como las parálisis nocturnas, que inicialmente no aportaban ningún relato de abducción, acaban convirtiéndose en uno.

De hecho, Jacobs estuvo a punto de dar una explicación terrestre para las abducciones alienígenas cuando sugirió que la orientación personal del hipnotizador, el terapeuta o el propio investigador, influye en el tipo de experiencia de abducción recuperada. Jacobs dice que la hipnosis en manos de personas no expertas crea recuerdos falsos y favorece la imaginación. «El hipnotizador poco experto y el abducido cooperan en una fantasía de confirmación mutua: el abducido genera la fantasía, y el hipnotizador asume que la narración del abducido corresponde a una realidad objetiva», escribió.

Russ Estes, un documentalista californiano colaborador del Dr. William P. Cone, médico internista con más de veinte años de experiencia, notó que, por lo general, es el investigador o terapeuta el que tiene las ideas más claras y enérgicas. Antes que Jacobs comentara eso sobre la hipnosis y los investigadores, Estes había sugerido, tras entrevistar al Dr. John Mack, el psiquiatra de Harvard interesado por las abducciones alienígenas, que la clave podría estar en el investigador. Mack había dicho a Estes, y a otros muchos: «Me parece que Jacobs, Hopkins y Nyman pueden haber sacado de sus sujetos (abducidos) lo que querían encontrar».

Mack estaba sugiriendo que la experiencia de abducción no es lo que la persona que asegura haber sido abducida vio, sino lo que el investigador quiere que esa persona vea. De forma sutil, Mack afirma que el investigador es quien proporciona pistas al abducido y que la experiencia no era un visión momentánea de una nueva realidad desde la perspectiva del abducido, sino la plasmación de las creencias del investigador que dirigía la sesión. En palabras más simples, el investigador estaba viendo lo que él o ella querían ver en vez de lo que informaba la víctima de la abducción.

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Mack, Hopkins, Jacobs. Activísimos co-creadores del fabuloso mito de las abducciones.

El psicólogo clínico e investigador abduccionista Richard Boylan, nos ofrece una imagen mucho más clara. Dos de sus antiguas clientes, una que pensaba que había sufrido abusos en rituales satánicos y otra que pensaba haber sido víctima de incesto, acabaron denunciándole ante el Colegio de Psicólogos, Departamento de Defensa del Consumidor, del estado de California. Ambas aseguraron que Boylan las había convencido de que sus recuerdos de abusos sexuales (satánicos o a manos de sus padres) eran «recuerdos-pantalla» que ocultaban sendas abducciones alienígenas. Aunque una de las mujeres había rechazado esta posibilidad en una de sus sesiones, Boylan se lo había sugerido expresamente a la otra. Ninguna ellas consideraba real dicha posibilidad hasta que Boylan empezó a tratarlas, facilitándoles libros, videos y demás datos sobre abducciones. Él fue quien diagnosticó que las abducciones por parte de seres alienígenas eran la causa de algunos de sus problemas psicológicos y emocionales.

En los «Fundamentos de Hecho» admitidos por el Colegio se concluía que Boylan había implantado sus personales estructuras de creencias en sus clientes. Esencialmente, esto es lo que tanto Mack como Jacobs habían sugerido sobre sus colegas en la investigación de las abducciones. El contenido de la experiencia de abducción se ve influido por el terapeuta o investigador que haya dirigido la investigación.

Esta parece ser una buena explicación para una de las llamadas «pruebas» de la realidad de las abducciones. Personas, en puntos muy alejados de nuestro país, sin haber hablado previamente unas con otras, aportan relatos de abducción asombrosamente similares. Mack y Jacobs, sin darse cuenta de su trascendencia, llegan a comentar que el punto de contacto para la diseminación de información no se encuentra entre los abducidos, sino entre los investigadores. Todos estos investigadores se mantienen en permanente comunicación unos con otros, buscando pruebas y testimonios que validen cada uno de los casos. Dicho contacto reduce en gran medida la importancia del argumento mencionado a favor de la realidad de las abducciones.

De hecho, hay muy poco dentro del campo de las abducciones que no haya quedado contaminado por el empleo de técnicas deficientes, las regresiones hipnóticas, y el fracaso en reconocer las parálisis nocturnas como tales. La combinación de todos estos factores han convertido en misteriosas a las historias de abducción y les confieren una apariencia de realidad. Sin embargo, al atacar el problema analizando cada uno de los argumentos de forma independiente, empiezan a aparecer las soluciones.

Es indiscutible que muchas de las denuncias de supuestas abducciones alienígenas pueden ser explicadas como episodios intensos de parálisis nocturna, deformados por el empleo de regresiones hipnóticas sin la precaución adicional de intentar comprobar los detalles así obtenidos, y ajustándose exactamente a lo que buscan los investigadores. En las abducciones alienígenas no aparecen involucradas criaturas extraterrestres sino ciertas influencias muy terrenales.

enquirerENCUESTA ABAJO

Queda pendiente el problema de la famosa encuesta Roper de 1991. ¿Pueden considerarse correctos los resultados de tal encuesta? Y, en caso afirmativo, ¿puede deducirse de los mismos que millones de personas han sido literalmente abducidas por seres alienígenas? Robert Hall, Mark Rodeghier y Donald A. Johnson, escribían en el Journal of UFO Studies publicado por el J. Allen Hynek Center for UFO Studies (CUFOS): «Las evidencias científicas ofrecidas (en la encuesta Roper) presentan graves fallos».

En un artículo aparecido en Fortean Times («Do Aliens Dream of Jacob’s Sheep?», Octubre 1995) su autor afirmaba que la encuesta no estaba simplemente plagada de errores, sino que «la interpretación que de los resultados hacen Hopkins, Jacobs y Ron Westrum… es 100% pura bazofia».

El problema con este estudio no se centra en la validez científica de la muestra. La Roper Organization siguió las técnicas habituales ya establecidas para la selección muestral y la entrevista a los seleccionados. El problema aparece en el diseño del estudio, su validez científica interna y en los intentos de sus autores por generalizar los resultados a la población en su conjunto sin aportar una base suficiente desde la que operar.

abduccion

Al principio, los autores habían sugerido que aquellos que contestasen afirmativamente a cinco preguntas claves habrían sido probablemente abducidos. Se añadió una sexta pregunta, no relevante aquí, para detectar aquellos que contestan positivamente a todo, invalidando así sus respuestas. Del total de personas entrevistadas, sólo dieciocho contestaron afirmativamente a esas cinco preguntas. Representarían menos del 0,1% de la muestra. Aceptando las ideas de los autores, ello sugeriría que unas quinientas mil personas habrían sido abducidas en todo los EE.UU.

Pero el problema para los autores, y para todos los creyentes en las abducciones alienígenas, era que este 0,1% cae dentro del margen de error de la encuesta, que era del 1,4%. En otras palabras, el número de supuestos abducidos por alienígenas era, estadísticamente, cero. En el mejor de los casos, los resultados debían considerarse no concluyentes y la encuesta debería haber sido repetida con una muestra mucho mayor, entre veinticinco y treinta mil personas, para que pudiera deducirse algún significado real.

En cambio, los autores optaron por cambiar sus criterios básicos, y aceptar a todos aquellos que respondieron afirmativamente a cuatro de las cinco preguntas clave. Con este nuevo criterio, ellos pudieron argumentar que el dos por ciento de la población ha sido abducido, lo que se traduce en 3,7 millones de personas. Aunque si tenemos en cuenta el margen de error, las cifras podrían oscilar entre un mínimo de 1,11 millones hasta 6,29 millones de estadounidenses. Desde que se hicieron públicos los resultados, los investigadores abduccionistas han hablado siempre en torno a los 5 millones de abducciones en nuestro país, aunque los datos realmente no apoyen tal conclusión.

Pero no son éstos los únicos problemas con la mencionada encuesta. Hall, Rodeghier y Johnson señalaban: «… cada elemento de la encuesta puede tener significados más o menos distintos para cada entrevistado. Hopkins y Jacobs ofrecen una especie de argumento racionalista, introspectivo sobre «como» responderían a sus preguntas los entrevistados. Pero cualquier experto en este tipo de encuestas sabe que tales análisis acostumbran a ser erróneos».

De hecho, si examinamos con detalle los resultados, podemos observar uno de sus fallos más graves. Una de las preguntas decía: «¿Recuerda Vd. haberse despertado alguna vez paralizado y con la sensación de que había una persona o una presencia extraña en la habitación?». Conforme a los resultados de esta encuesta, «casi uno de cada cinco adultos se ha despertado paralizado y con la sensación de una extraña presencia o figura en su habitación».

The Terror that Comes in the NightLa pregunta no fue formulada dejando abierta la posibilidad a alguna explicación alternativa que no implicase una intervención alienígena. Resulta evidente que tal alternativa existe. La parálisis nocturna, tal como ahora es entendida y estudiada por la comunidad científica ofrece precisamente esa respuesta. David Hufford, en su estudio de la «Old Hag» («vieja bruja») recogido en su libro The Terror that Comes in the Night, informaba que el 17% de los estudiantes que respondieron a uno de sus cuestionarios habían dado una respuesta positiva a la idea de la «Old Hag», que en esencia puede definirse como despertarse paralizado con la sensación de una presencia o figura extraña en la habitación. En otra de sus encuestas, Hufford encontró que el 23% habían experimentado ese despertar en medio de la noche con sensación de parálisis. En la actualidad, dicho fenómeno está mucho mejor entendido, y es sujeto de experimentación continua en los laboratorios sobre sueño. No obstante, para lo que ahora nos interesa, lo importante es que la parálisis nocturna no tiene nada que ver con las abducciones alienígenas, y sin embargo ha sido empleada como uno de los síntomas de éstas.

Hall, Rodeghier y Johnson también se preguntaban «si la combinación global, o cada uno de sus componentes, ofrecen suficiente validez interna como indicadores de una experiencia de abducción». Para estos tres críticos, Hopkins, Jacobs y Westrum no han ofrecido ninguna prueba de ello y parecen haber basado su selección de elementos indicadores en su propia experiencia sin ofrecer la menor documentación sobre posibles correlaciones en base a tales criterios. En otras palabras, se tratan de meras opiniones sobre la validez del estudio a partir de los conocimientos acumulados por Hopkins y Jacobs como investigadores, pero sin ninguna prueba de que sus opiniones sean válidas científicamente.

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«Abducción» de Samantha Mulder (The X-Files)

Estos autores llegan a afirmar que los abducidos responderán afirmativamente a todas las cinco preguntas indicadores (o más bien, a cuatro de cinco), pero no dan la menor estimación sobre cuantos no abducidos también contestarían positivamente. Hall, Rodeghier y Johnson apuntan que no existe forma de separar a la población no-abducida de la población abducida «si aceptamos las evidencias clínicas sobre la amnesia y los «recuerdos-pantalla».

Nos vemos atrapados en un círculo vicioso. Si un no-abducido respondiera positivamente a tales preguntas, Hopkins y Jacobs argumentarían que lo ha hecho porque es realmente un abducido, aunque no lo recuerde. Los alienígenas, tras su abducción, han obligado a su víctima a olvidar, o le han implantado «recuerdos-pantalla» para que recuerde otra cosa distinta. En otras palabras, simplemente por el hecho de que no recuerde haber sido abducido no quiere decir que no haya ocurrido así. Resulta imprescindible interrogarlo bajo hipnosis para descubrir la verdad.

Lo que tenemos aquí es una encuesta científicamente llena de errores y conclusiones no válidas. No se han ofrecido evidencias para considerar que sus resultados sean correctos y reflejen fielmente el volumen de abducciones alienígenas reales en la población estadounidense, si es que realmente existen tales sucesos. Recordemos que, ajustándose a los resultados de la encuesta y a los criterios originales, podría argumentarse que no existen las abducciones, pues el número de personas que respondieron afirmativamente a las preguntas claves era, estadísticamente, igual a cero.

El argumento a favor de las abducciones alienígenas se vuelve todavía más débil si tomamos en consideración los resultados de una encuesta similar, realizada en 1998. En esta segunda ocasión, tras entrevistar a 5.995 hombres y mujeres, los resultados se redujeron de forma significativa. Según el informe publicado en el sitio de National Institute for Discovery Science, «cuando se analizan las cifras combinadas de todos aquellos que respondieron afirmativamente a cuatro o cinco de las preguntas claves, los porcentajes bajan del 2% al 1% de la población total. Ello representa una caída cercana al 50% respecto al número de personas que se consideraba que habrían sufrido una abducción OVNI».

La dificultad real no se encuentra en la encuesta, ni en los intentos por parte de Hopkins, Jacobs y Westrum para acumular datos a su favor, sino en las conclusiones extraídas de la misma y en la aceptación de tales conclusiones sin la menor objeción. En el mundo actual, nos encontramos con cientos de investigadores declarando que hasta unos seis millones de norteamericanos han sido secuestrados por alienígenas. Y todo ello en base a la encuesta Roper original.

Desde un punto de vista científico, los resultados de la misma no respaldan tal conclusión. Hemos visto como los datos han sido manipulados para producir resultados tangibles que permitan hacer una declaración tan sospechosa. Y hemos visto como tan sospechosa declaración ha sido acogida con los brazos abiertos por toda la comunidad ufológica y muy especialmente por los investigadores abduccionistas. Se ha convertido en un hecho demostrado, no en un elemento especulativo.

[ttshare]»Algunos ufólogos insisten en que hay 6 millones de abducidos en EE.UU.»[/ttshare]

Dicha encuesta podría haber sido un buen punto de comienzo, pero de ninguna forma puede acabar convertida en un punto final. Para entender el significado de dicha encuesta deben contestarse otras preguntas. No existe ninguna definición precisa de qué es una abduccíón, paso necesario para cualquier investigación científica correcta. Tampoco existe ningún intento de descubrir cuántos miembros de la comunidad no-abducida responderían afirmativamente a las preguntas «clave». Son necesarias nuevas entrevistas e investigaciones para determinar la validez de estas dos encuestas. Sin una respuesta adecuada a estas dudas, y sin nuevas investigaciones, lo que queda es prácticamente lo mismo que nada.

Para ponerlos en perspectiva, los resultados de la encuesta Roper no prueban nada. Resultan confusos en vez de iluminadores. Para descubrir la verdad, debemos hacer mucho más. De momento, sólo podemos reconocer que no existe ninguna evidencia científica de que hasta seis millones de norteamericanos hayan sido secuestrados por criaturas alienígenas. Sugerir lo contrario es abusar de los resultados estadísticos de dicha encuesta.

Con los conocimientos actuales, ¿podemos decir que no ha existido ninguna abducción real? ¿Y qué ocurre con Pat Price? Su historia fue corroborada por sus hijos, poseía recuerdos conscientes de una criatura dentro de la casa, y todo ello fue confirmado mediante la regresión hipnótica empleada por Harder.

Es claro que la experiencia inicial de Price fue un episodio de parálisis nocturna. Se despertó creyendo que había una criatura en su habitación, descubriendo que no podía moverse y enfrentándose a la caótica situación creada por sus forcejeos para romper esa parálisis. Su conclusión de que habían sido seres espaciales es resultado de su creencia en los ovnis y su lectura de relatos similares de abducción por alienígenas en las revistas antes de su experiencia, un hecho confirmado en la primera carta que escribió precisamente al editor de una de esas revistas.

Añadamos esto a los resultados de las demás investigaciones, los fallos en las regresiones hipnóticas, la imaginación desbocada y el sesgo del investigador, etc. y los problemas con la hipótesis de las abducciones alienígenas aparecen en toda su crudeza. La gente no está siendo secuestrada por extraterrestres, simplemente creen que lo están siendo, pero ambas son cosas muy distintas.

(*) Traducción de Luis R. González Manso. Abril 2000

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  1. Las abduciones han evolucionado con el tiempo. Las actuales, como esta en el 2015, se presentan mas complicadas y con evidencias fisicas que dejan a la ciencia sin argumentos logicos.
    Tu interesante articulo refleja el incomprensible principio de las abduciones. El atrazo psiquico que todavia predomina en la ciencia de hoy. Sin embargo, las actuales abduciones, como la de Grise, revelan elementos fisicos que la ciencia actual puede tecnicamente comprobar pero no explicar.
    Esperamos que en un futuro, no muy lejano, la parte psiquica se equipare a la fisica. Entonces pedremos conocer la «realidad» del fenomeno de las abduciones.
    Saludos,

  2. Al comentarista anterior: será maravilloso el día que a la señora le extraigan el chisme, la comunidad científica lo analice y por fin se obtengan las evidencias incontrovertibles de algo en los cuentos chinos sobre extraterrestres puede ser verdad pero ¿sabe qué? yo de vd. ni me molestaría, como sin duda sabe, los científicos son una panda de reptilianos y dirán que se trata de un cacho de metralla, sin más, eso si no se presentan los MIB y les arrebatan las pruebas antes de poder presentarlas a la humanidad y abrirnos a todos el tercer ojo. Ya sabe, siempre pasan esas cosas para que los maguferos paranoides puedan seguir ordeñando la vaca sin aportar jamás esa prueba que los escépticos cerrados de ojo, es decir, de mente como yo nos empeñamos en exigirles

  3. Gran nota que da en el clavo con dos temas interesantes, la parálisis del sueño y la impericia y manipulación de datos de los autoproclamados investigadores.
    Me interesa porque toca dos aristas importantes. La parálisis del sueño, por un lado, es una experiencia horrorosa que desde hace cientos de años viene dando material para mitos como los íncubos y súcubos. Años atrás, una amiga contaba cómo despertaba algunas noches sintiendo un peso en el pecho y viendo a una sombra oscura con sombrero en la habitación. Ahora lo puedo relacionar con este fenómeno.
    Por otro lado está el tema de la inutilidad de muchos «investigadores» de ovnis que, con sus intervenciones, no hacen más que contaminar al supuesto testigo con sus propias expectativas de ver seres grises donde sea.
    No basta con viajar a los lugares y entrevistar a las personas si no hay métodos correctos y se «investiga» solo para confirmar sus ideas. En estos casos se termina arruinando todo. Esas regresiones que estuvieron de moda en aquella época son una payasada peligrosa. Me termina dando gracia como muchos se llaman investigadores solo por saberse todas las anécdotas ovnis, ir al Uritorco y ver un par de luces, pero nunca se calientan en intentar explicar las cosas

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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