“¿Qué descubrimos seguro y valedero hasta ahora en parapsicología? NADA. ¿Qué descubrimos sobre los ovnis en treinta años de investigación? En mi opinión: NADA”, confiaba el escritor, pensador y ufólogo francés Aimé Michel a una joven pareja argentina que en 1980 viajó hasta su pueblito natal para entrevistarlo y sellar una amistad que hasta entonces sólo había sido epistolar.
Aquí, un Michel de andar por casa admite que una de sus ideas más conocidas, “tirar todas las mañanas por la ventana dos o tres de sus hipótesis preferidas”, la tomó de Konrad Lorenz, e iluminó a sus entrevistadores con varias sentencias. Una de ellas: “antes de la ufología, salvo las religiones, nadie reflexionaba sobre inteligencias no-humanas”.
Por Martha Beatriz González y Adalberto Carlos Ujvári
A fines de noviembre de 1980, los periodistas y ufólogos argentinos Martha B. González y Adalberto C. Ujvari lograron una entrevista que sólo en perspectiva cobra su real dimensión histórica. Visitaron al profesor Aimé Michel (1919-1992) en su casa, ubicada en una pequeña comuna alpina al sur de Francia, y le hicieron una interesante entrevista, hasta hoy desconocida por varias generaciones de interesados por misterios ufológicos y paranormales. Es quizá el único reportaje hecho por periodistas argentinos y es también, seguramente, una de las pocas que alguna vez le hicieron a Michel, quien mantuvo un perfil bajo y no solía ser presa fácil.
“Descubrimos en Aimé Michel a un hombrecillo de una agilidad mental extraordinaria, amabilísimo y divertido. La experiencia fue extraordinaria, no sólo por el conocimiento que obtuvimos como investigadores, sino también la alegría de confirmar una gran amistad con ese ser maravilloso”.
Así presentaron Martha Beatriz González y Adalberto Carlos Ujvári su entrevista a Aimé Michel, publicada bajo el título “Un grande de la ovnilogía: Aimé Michel” en el Nro 88 de la revista Cuarta Dimensión, dirigida por Fabio Zerpa. La estridente tapa roja lucía el titular junto a temas como “El mundo de los gnomos”, “El catecismo de los uránides”, y la nota exclusiva “El Cuarto Estado. Excepcionales Experiencias Hipnóticas”, escrita por el médico psiquiatra y contactado santafesino Enrique Briggiler.
Ujvari y González ya se escribían con Michel y habían previsto visitarlo en el marco del proyecto de Ujvari de reunir en Europa evidencias sobre el “misterio ummita”, sobre el cual iba a escribir un libro junto a Antonio Ribera, o al menos firmado por Ujvari y Ribera.
“Hoy en ufología –comentaba a los argentinos Michel, hace más de 40 años– estamos obligados a creer a los testigos. Tratamos de saber si dicen la verdad y finalmente estamos obligados a creer o no creer. (Llegará el día en que) no habrá que probar si el testigo es de buena fe. Ya no tendremos que elegir entre creer o no pues se impondrá el saber y los hechos. Entonces comenzaremos a avanzar”.
A Factor le gusta pensar que este material, hasta hoy casi inaccesible, aporta al colosal trabajo del escritor chileno Sergio Sánchez Rodríguez con su historia de largo aliento sobre la ufología francesa que viene publicando Ediciones Coliseo Sentosa bajo el título «Érase una vez Ovnilandia«.
Esta entrada debe ser la tercera en la que traigo a Factor a las dos primeras personas a las que me acerqué, a mis 16 años, interesado por sus investigaciones ufológicas (la primera se puede encontrar aquí, y la segunda aquí). Martha viajó a España, donde fue conocida como contactada. Nunca más la volví a ver ni recibí noticias suyas. Adalberto vive en Austria desde hace décadas y somos viejos amigos; hace poco, a partir de cierto revival del asunto Ummo, fue entrevistado por Lorena Sciarratta del Café Ufológico Rosario.
– Alejandro Agostinelli
A continuación, la nota publicada por Cuarta Dimensión.
Aimé Michel ocupa un lugar de privilegio entre los escritores y pensadores de nuestro tiempo. La ovnilogía le debe bastante. Aunque se ubicó en una posición independiente, también es cierto que el problema de los ovnis mantuvo latente su inquietud trasmitida en su larga labor intelectual. Tal vez su mejor aporte lo constituye su hipótesis de la ortotenia, esto es, las relaciones lineales geográficas entre distintos avistamientos, y aunque en los últimos tiempos él mismo parece dudar de ellas, aún muchos estudiosos creen y se guían por ellas.
Hacía poco más de un mes que estábamos en Europa.
Desde España escribimos anticipando la visita y ya en Francia confirmamos esto desde una cabina telefónica de Digne, en el departamento de Alpes de Alta Provenza. Al día siguiente, muy temprano, tal como lo acordamos, nos esperaba en su coche en la parada del bus.
Siendo sus huéspedes por un par de días, descubrimos en Aimé Michel a un hombrecillo de una agilidad mental extraordinaria, agradabilísimo y divertido, y a pesar que hacía varios años intercambiábamos correspondencia con él, tenía bien en claro todas las cosas que habíamos tratado por carta.
La experiencia fue extraordinaria, no sólo por nuestro enriquecimiento como investigadores, sino por la alegría de confirmar una gran amistad con este ser maravilloso.
Cher Aimé, merci de votre amitié.
Esta es la transcripción de la entrevista realizada el 26 de noviembre de 1980 en la comuna de Saint-Vincent-les-Forts, Francia, en la propia casa de Aimé Michel:
– ¿Cuál es su opinión sobre los OVNI tras 34 años de estudios e investigaciones?
A.M.: Mi opinión es que no sé más que hace treinta años y que todo lo que yo sé –desde el punto de vista del saber como tal– son cosas que sé sin poderlas probar y que por lo tanto, al no ser comprobables, no son científicas. Una de ellas es, por ejemplo, la certeza que me dio la larga frecuentación del fenómeno. Son opiniones, más no certezas científicas. Pero, ¿qué falta? ¿Qué le falta a este conocimiento? Descubrir un método confiable ya que todavía no hay ninguno para estudiar esto.
–Si no existe este método, ¿debemos abocarnos a su búsqueda?
A.M.: No podría asegurar si debemos buscarlo directamente, pues los sabios jamás buscan el método, sino que lo encuentran investigando. Como decía un filósofo griego, el movimiento se demuestra andando. Creo que para el caso vale lo mismo. No encontraremos el método para investigar a los ovnis buscándolo, sino precisamente estudiándolos. Además, no creo que ese método –una vez encontrado– sirva exclusivamente para la investigación de los casos ovni sino también para estudiar otros fenómenos muy importantes que nos rodean, con los que vivimos. Como los que estudia la Parapsicología, por ejemplo. Es la misma falta de método que nos impide progresar tanto en uno como en otro campo. ¿Qué diferencia hay entre el arte y la ciencia? La ciencia pasa de moda, progresa reemplazando lo ya existente por concepciones totalmente nuevas. Hoy en día no hay un solo biólogo que se tome el trabajo y el tiempo de leer las obras de Pasteur. Eso ya es “obsoleto” y no le interesa más a nadie. Por el contrario, todo médico escucha Bach o contempla extasiado un cuadro de Leonardo Da Vinci. Es porque éstos son eternos. El arte es eterno mientras que la ciencia “progresa” y “pasa”, se vuelve caduca. Siempre que algo nuevo es encontrado o descubierto, el conocimiento científico lo capitaliza rápidamente, desplazando lo anterior, y los científicos se ponen inmediatamente a buscar lo que vendrá luego para reemplazar lo que acaban de aprender. En el arte no ocurre esto.
–¿Es un desarrollo constante?
A.M.: Diría acumulativo. La razón por la que creo que no encontraremos nada por ahora sobre los ovnis ni sobre parapsicología es que el conocimiento no es acumulativo. Ello es peor en el caso de la parapsicología porque es más antigua. Si Ud. lee libros del fin del siglo XVIII o de principios del XIX, de la época en la que se hablaba mucho del magnetismo animal, verá que todas las experiencias realizadas por el francés Puisegur * cubren todas las actuales dentro del campo de la parapsicología. No avanzamos, simplemente cambiamos la manera de abordar las cosas. Por eso que no es una ciencia. Lo será cuando encontremos la manera de hacerla progresar. ¿Qué es lo que descubrimos de seguro y valedero hasta ahora en parapsicología? NADA. ¿Qué es lo que descubrimos sobre los ovnis en treinta años de investigación? En mi opinión: NADA. A pesar de que no aprendimos nada sobre ellos, puedo asegurar que nos enseñaron mucho. Ahora no se piensa de la misma manera. Hace treinta años nadie pensaba que podría existir una “mentalidad no terrestre”, salvo la religión que aborda el problema desde un ángulo diferente.
Con la excepción de las religiones, hace varios años a nadie se le hubiera pasado por la cabeza algo sobre una inteligencia no-humana, un sentimiento, un espíritu no-humanos. Para encontrar una reflexión interesante sobre el pensamiento no-humano hay que remontarse a las concepciones de la Edad Media sobre los ángeles. De la Edad Media y también antes. Casi diría de los confines de la antigüedad pues, por ejemplo, el tratado sobre ufología más completo escrito hasta el día de hoy es un libro que se llama Elementos de Teologíade Proclus (**), un filósofo de la Grecia antigua. Aquí se pueden encontrar todas las reflexiones teóricas realizables sobre un pensamiento superior al humano. Creo que para averiguar algo más deberemos corregir la ciencia. Para avanzar en ciencia no se necesita ni genio, matemáticas o inteligencia superior, alcanza la paciencia y la aplicación de un método conocido que se enseña en el colegio. Algún día encontraremos el modo de hacer progresar la ufología sin ser genios y ni siquiera inteligentes en demasía. Hoy en ufología estamos obligados a creer a los testigos. Tratamos de saber si dicen la verdad y finalmente estamos obligados a creer o no creer. Ese día no habrá que probar si el testigo es de buena fe. Ya no tendremos que elegir entre creer o no pues se impondrá el saber y los hechos. Entonces comenzaremos a avanzar. Por dar un ejemplo, hoy en día no estamos obligados a “creer” en la buena fe de un erudito. Ello sería completamente ilógico. Por el contrario, por mi parte estuve en permanente contacto con ellos durante todos mis años de trabajo en un centro de investigaciones. Siempre se cree que los sabios son mentirosos. La primera hipótesis es que se equivocaron. Pero incluso suponiendo que uno se equivocó, que es un mentiroso o un imbécil, uno puede realizar la experiencia y comprobar por sí mismo si sus resultados o conclusiones son ciertas. Es algo a lo que todavía no se llegó en ufología, encontrar algo creíble y factible de ser comprobado.
–¿Quizá, porque no se puede experimentar en ufología?
A.M.: Exacto. Como un ejemplo podemos citar la astronomía. Durante mucho tiempo se creyó que era imposible realizar experiencias. Esto fue cierto hasta principios del siglo XVII, cuando apareció Galileo y dijo: “Vean mi telescopio, se construye así y así y sirve para hacer tal o cual experiencia”. Ese fue un hito porque antes parecía absurdo que pudieran hacerse experiencias en astronomía, por la inaccesibilidad del objeto de estudio. El caso de la ufología es idéntico, el objeto de estudio es inaccesible y esto parecería indicar la imposibilidad de realizar experiencias. Algún día descubriremos que, pese a las apariencias, es posible. No sé como pero lo será.
–¿Qué representa la música en su vida? (Antes de la entrevista nos deleitó con varias fugas de Bach interpretadas por él al piano).
A.M.: Representa una forma de rigor, una matemática intuitiva. Yo adivino siempre cuando alguien no es amante de la música. Se deja traslucir que “algo” falta en su memoria, quizá un método. La música es el rigor matemático y también un poco la intuición. Incluye también los sentimientos, por supuesto. Si tomamos por ejemplo los trozos más patéticos de la música como lo que toqué antes de Bach o bien la sinfonía número 5 de Tchaikovsky, yo siento que es el destino el que habla, la muerte, es lo más profundo del ser humano que aflora. También es el lenguaje de rigor absoluto y de una aparente matemática. Por otra parte, como ud. sabe, una gran parte de los matemáticos son músicos o tienen un excelente talento musical.
–¿Qué piensa de las personas que investigan los ovnis, los “ufólogos”?
A.M.: Deben tener mucha, pero muchísima imaginación, pues para descubrir y reconocer que uno se equivocó al formular una hipótesis fantástica hay que poder imaginar cosas más fantásticas todavía. Recuerdo algo que dijo un físico amigo a Max Born: “Lo que ud. dice es falso, sabemos todos que es totalmente falso, lo que nos preguntamos es si es lo suficientemente falso”. Y hace falta mucha imaginación para llegar a comprender que nuestros más hermosos sueños pueden ser falsos. Konrad Lorenz me dijo en una oportunidad que el mejor ejercicio para los investigadores o para quienes ejercen la investigación es tirar todas las mañanas por la ventana dos o tres de las hipótesis preferidas.
La gente que no práctica la ciencia cree que los científicos y sabios no utilizan suficientemente su imaginación. En realidad la utilizan enormemente, pero todas las mañanas se guardan y se creen esas hipótesis. Esto es lo que sucede en ufología, cada uno tiene su hipótesis y se las cree. Que existan tantas demuestra claramente que todavía no se encontró la verdadera, la única. Como consejo para los ufólogos podría decir que es fundamental tener mucha paciencia, pues para encontrar cosas tan simples como la ecuación elemental de la dinámica creo que no tardaremos mucho. Pero hay que seguir trabajando aunque la tarea lleve 2.000 años.
En este momento todo el mundo se empeña en demostrar, unos que son de la Tierra, otros que provienen de otros planetas, de mundos paralelos, etc. Creo que son maneras de pensar que traslucen una carencia de rigor muy grande, pues, ¿cómo puede oponerse la hipótesis de los mundos paralelos a la extraterrestre? Hay veinte maneras de probar que son la misma cosa y otras veinte de probar que son diferentes. Se debe pensar en todo eso ejercitando la imaginación, desconfiar y agudizar el espíritu crítico. Porque si alguien le muestra algo nunca visto, algo en lo que ud. nunca creyó, es necesario que ud. pueda vencer todos los prejuicios y sentirse interesado. Ya cité a Lorenz pues me gusta mucho, él decía que el chimpancé no es un animal. Le pregunté que si en el caso de no ser un animal es un hombre, a lo que me respondió que tampoco es un hombre sino que es algo intermedio entre el hombre y el animal. Eso demuestra su apertura. Es parecido al hombre pero no lo es, es inteligente, tiene lógica pero no la tiene… Es igual en ufología. Hay cosas ilógicas, todavía misteriosas que parecen lógicas, pero hay que estar dispuesto a aceptarlas. Cuando alguien nos cuenta una historia increíble, lo lógico es que digamos que, como es increíble, debe ser falso. El asunto es poder llegar a pensar que, a pesar de ser increíble, podría ser cierto.
–¿No debemos dejarnos acomplejar por el absurdo? (parafraseando a Michel).
A.M.: Si les hubiéramos mostrado y explicado este pequeño grabador a Descartes o a Galileo hubieran dicho que concebir algo así es completamente idiota y absurdo. Sencillamente, hay cosas que no se entienden y probablemente no se comprenden nunca. Lo absurdo y lo incompresible nos rodea, el mundo está lleno de cosas así. No hay que tenerles miedo y estudiarlos de frente.
Agradecimiento especial por la transcripción: Paulo Lage
Notas:
* Referencia a Jacques François de Chastenet de Puysegur (1655-1743)
** O Proclo de Constantinopla.
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Transcripción de la entrevista traducida al inglés (Cortesía de Adalberto Ujvari)
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