DOSSIER: Los asombrosos fenómenos de Trancas (I)

Una noche de octubre de 1963, tres jóvenes hermanas que visitan la finca donde viven sus padres en la apartada población rural de Trancas, Tucumán, pasan más de cuarenta minutos en vilo, aterrorizadas por el acoso sistemático de una serie de objetos y proyecciones luminosas que rodean la vivienda, dejando rastros de su paso en sus proximidades.

La explicación del intrigante espectáculo todavía causa intensos debates.

Esta entrada reúne por primera vez material original producido entre 1963 y 1976 en torno al llamado Expediente Trancas: artículos, noticias periodísticas, historietas y documentos militares y científicos. (Ver Parte II).

Arte: Benjamín Galíndez

Este informe sobre un caso ovni “clásico” argentino es la última versión de varias notas redactadas por el Dr. Oscar A. Galíndez. Fue publicado en la revista Ovnis, un desafío a la ciencia N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, en su edición de noviembre / diciembre de 1974. Otras versiones fueron incluidas en revistas extranjeras, como “Trancas, after seven years” (Flying Saucer Review Vol. 17, Nro 3, mayo/junio de 1971), “Trancas, sept ans apres” , Phénomenes Spatiaux N° 33, set. 1972, y en el segundo libro de Galíndez, “Los OVNI ante la ciencia” (CADIU, septiembre 1971).

«Trancas, sept ans apres», Phénomenes Spatiaux N° 33, set. 1972

Otros informes contemporáneos, por diversos autores, fueron publicados en las revistas 2001, periodismo de anticipación, Primera Plana y en la prensa gráfica (ver abajo). También existen documentos auxiliares como el formulario técnico que completó la sra Yolié del Valle Moreno de Colloti para el Servicio de Informaciones de la Marina a pedido del Capitán Omar Roque Pagani, en 1964, hoy accesible por cortesía del investigador español Vicente-Juan Ballester Olmos (Proyecto FOTOCAT).

El trabajo titulado “Los asombrosos fenómenos de Trancas”, parcialmente republicado a continuación, fue sustancial para la comprensión de los sucesos tanto por la forma de estructurar el relato canónico cuanto porque fue una pieza central en la consagración de Trancas como un “clásico” de la literatura ufológica mundial: desde entonces, el episodio integró un incontable número de revistas, libros especializados e incluso historietas como la incluida en “Histories Fantastiques” de Jacques Lob y Robert Gigi (“OVNI: Dimensions Autre”, Dargaud Editeur, 1975) y el comic de la revista estadounidense UFO Flying Saucers Nro 6. (Western Publishing Company, Inc., 1975), de la que existe una versión en castellano titulada “Terror en el rancho Moreno” (Colección Librigar Nro 53, Ed. Fher SA, Bilbao, España, diciembre de 1976).

Curiosamente, hasta la fecha no existen documentales ni recreaciones integrales del incidente. En 2013, el realizador Pedro Manuel Vicente intentó llevar el caso a la gran pantalla por medio de un proyecto de película documental que no aprobó el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

El resumen previo a la nota de Ovnis, un desafío a la ciencia explicaba que el caso Trancas “consistió en la prolongada observación de al menos seis objetos desconocidos de aspecto metálico situados a ras del suelo que emitían potentes haces luminosos. También se vio una hilera de siluetas de aspecto humano recortadas contra las luces. Luego se encontraron en el suelo restos físicos que fueron analizados en laboratorio”.

Esta entrega ofrece las fuentes originales (de las que han abrevado casi todas las reversiones en circulación, citen o no la fuente) y prepara a quienes no conocen el caso para acceder a la última revisión (Parte II) por parte del Dr. Oscar Galíndez, donde expone sus motivos para rechazar la hipótesis propuesta por el arquitecto y Psicólogo Social por la Universidad John F. Kennedy R. Banchs según la cual aquella noche la familia Moreno interpretó como asedio platillista una operación no autorizada de maniobras militares.

El caso Trancas fue uno de los temas que abordamos en noviembre de 2021 con Galíndez a propósito del inicio de la sección ENTREVISTAS de El Lado Z de la Fe.

El fin de esta entrada es compartir documentación histórica que hasta la fecha no se hallaba disponible en la web. Esta información de ninguna manera representa una opinión o unas conclusiones definitivas sobre el expediente.

Alejandro Agostinelli

Por Oscar A. Galíndez

Existen episodios significativos que por su pluralidad testimonial, la calidad de los observadores, el tiempo prolongado de visualización y el ulterior descubrimiento de residuos físicos en el área, constituyen la más poderosa evidencia a favor de la realidad de fenómenos anómalos que deben ser materia de cuidadosos análisis científicos. El caso argentino de Trancas es uno de ellos.

Esta categoría de incidentes encaja dentro de lo que el capitán Edward Ruppelt había bautizado como «clásicos», a los que caracterizaba en función de tres particularidades primordiales: a) son típicos ejemplos de cómo los hechos reales de un fenómeno OVNI pueden ser distorsionados por algunos escritores para avalar sus propios puntos de vista; b) son los informes más publicitados; c) prueban a los especialistas de inteligencia del ATIC que los OVNIS son reales (1).

Muchos «clásicos» de la casuística americana fueron literalmente ignorados por la Universidad de Colorado; con mayor razón, lo fueron cuantiosos sucesos del mismo tenor verificados en otras regiones del mundo. Si a la evaluación de tales incidentes el Comité Condon hubiere unida el análisis comparado, el panorama evidencial al término del estudio hubiere sido completamente distinto.

I. TRANCAS, COMO CARTABON DEL ANALISIS COMPARADO (*)

El caso de Trancas es quizá uno de los hechos excepcionales dentro del historial del problema OVNI. No sólo por el número y calidad de los testigos, sino por las características del fenómeno y la estrecha similitud que guarda con otros incidentes de igual género.

En salvaguardia de la reconocida honorabilidad de los testigos, y entendiendo que el caso merece ser conocido en su faz verdadera, circunscribiremos nuestra exposición el relato que nos hiciera personalmente una de las protagonistas, conforme lo divulgáramos oportunamente en revistas especializados extranjeras (2).

II. EL RELATO.

La señora Yolié del Valle Moreno de Colotti –nuestra entrevistada– cuenta actualmente con 32 años, está casada con un conocido integrante de las Fuerzas Armadas Argentinas y tiene dos hijos. Es licenciada en relaciones Públicas y es una persona de elevada formación cultural, al igual que los demás componentes de su familia, lo que consolida la seriedad de sus afirmaciones. De conformidad a su relato, los hechos ocurrieron en este orden:

A las 19 horas del 21 de octubre de 1963 la usina privada de la finca «Santa Teresa» de propiedad de su familia, no funcionaba. Su utilización resulta imprescindible para el suministro de energía eléctrica, toda vez que la casa se encuentra en un lugar despoblado en un radio de 2 kilómetros a la redonda, y a 3 kilómetros de la Villa de Trancas, Provincia de Tucumán, Argentina. Debieron suplir el desperfecto con faroles portátiles y velas. La testigo ignora si esa dificultad guarda alguna relación con los fenómenos que se producirán con posterioridad.

La prensa argentina dio en su oportunidad versiones muy sucintas de los hechos, cuando no contradictorias. Las agencias noticiosas las reprodujeron a escala internacional, incurriendo en las mismas deficiencias.

En razón de ese contratiempo, y después de cenar, debieron acostarse alrededor de las 20 horas. La señora Yolié, que por entonces ya estaba casada, debió permanecer –empero– en vigilia porque a las 21,30 horas, debía darle el biberón a su primogénito. Estaba recostada en la habitación N° 4 (Ver fig. 1), junto con su hijito y su hermana Yolanda Moreno (30 años, soltera).

PARTE II. El caso Trancas, ¿asedio platillista o militar? Por Oscar Galíndez

Alrededor de esa hora, la empleada doméstica Dora Martina Guzmán (15 años) golpeó la puerta de la habitación para manifestarle que tenía miedo. Pero no le especificó la causa del temor, por lo que Yolié le restó importancia pensando que la causal era la soledad del lugar. Le expresó a Dora su extrañeza de que así fuese ya que como persona de campo debía estar habituada a tales sensaciones.

Instantes más tarde la empleada volvió a insistir, indicando ahora que veía luces en el patio del fondo, cuyo origen no sabía determinar. Explicó que cada vez que salía, el ambiente se iluminaba bruscamente por unos segundos. No había señales de tormenta. Sólo algunas nubes dispersas.

Yolié y Yolanda es levantaron y salieron al patio del fondo. No vieron nada. Aguardaron unos minutos y regresaron a la habitación N° 4. No bien lo hubieron hecho, la empleada Dora Martina las llamó apresuradamente, expresando que las luces habían reaparecido. Salieron las hermanas por segunda vez, pero tampoco advirtieron nada extraño. Dora Martina estaba presa de pánico. Les pidió que permanecieran un rato prudencial porque las luces daban la impresión de manifestarte a intervalos repetidos. Era tanto su temor que les dijo que aplazaría las tareas domésticas restantes para el día siguiente.

Fig. 1. Referencias del plano general de la finca «Santa Teresa»: _._._.: Recorrido de Argentina; …: Recorrido de Yolié, Yolanda y Dora; 1: Living; 2. Habitación de Argentina; 3: Habitación de los padres; 4: Habitación de Yolié y Yolanda; 5: Cocina; 6: Baño; 7: Despensa; 8: Galpón; 9: Gallinero; 10: Vivienda de Tropiano; 11: Vivienda de Acosta; 12: Via férrea; 13: Camino a Las Arcas. (Ilustración Copyright by CADIU)

III. – SILUETAS ANTROPOMORFAS

Las tres jóvenes se dirigieron entonces hacia el extremo izquierdo del patio (Sector «A» en el gráfico 1). Allí vieron que en dirección a las vías del Ferrocarril Belgrano –a unos 150 metros de la casa– había dos focos luminosos unidos por una prolongación brillante, como un tubo de unos 100 metros de extensión (Objetos «b» y «c», en el mismo gráfico). Unas siluetas (cuarenta, aproximadamente) se recortaban sobre el fondo luminoso.

Caminaban en distintas direcciones, por lo que pensaron en la posibilidad de algún descarrilamiento o de un sabotaje inminente. Las sombras, de Indudable perfil humano y talla normal, parecían moverse en uno y otro sentido, pero piensa Yolié que lo hacían DENTRO del «tubo» (Fig. 2). La vegetación impedía apreciar mayores detalles, de modo que tuvieron que arrodillarse para evitar que las copas de los árboles les obstaculizasen la visión. Convinieron en aproximarte a la línea férrea para Investigar.

Las dos hermanas regresaron a su habitación para vestirse adecuadamente ya que la noche era muy fría.

Mientras Yolanda buscaba una linterna y Dora un Colt 38, que tiene para cuando queda sola en la casa, Yolié pasó en puntas de pies por la habitación N° 3, en la que dormían sus padres (Antonio Moreno Ebalch, 72 años, y Teresa Kairuz de Moreno, 63). Llegó así a la habitación N° 2, donde dormitaba su hermana Argentina Moreno de Chávez (28 años, casada con un militar) y sus dos hijitos. Lo hizo con el propósito de pedirle que vigilara a su niño. Sus comentarios determinaron que Argentina tratase de disuadirla, frente a la eventualidad de guerrilleros o saboteadores que –advirtiendo su presencia– no vacilarían en abrir fuego. Insistió Yolié en que nada sucedería, dado que tomarían los recaudos del caso.

IV. OBJETOS NO CONVENCIONALES

Las tres avanzaron resueltamente hacia la vía férrea. Dora Martina lo hacía delante de las dos hermanas. Un primer detalle que les llamó la atención fue una tenue luz verdosa situada en las proximidades del portón de entrada de la casa. Pensaron que se trataba de una pick-up del señor Huanca -peón de la finca- por lo que Dora Martina se aprestó a abrir la portezuela para facilitar el paso del vehículo. Cuando se disponía a hacerlo, Yolié dirigió un haz de linterna hacia la luz verde. Súbitamente se iluminaron seis ventanillas correspondientes a una extraña masa discoidal que se encontraba suspendida en ese lugar, a sólo 8 metros de distancia (Objeto «f» en el gráfico l).

V. FRENTE A LO INSOLITO

Argentina, llevada por la curiosidad, salió de su habitación y pasó a la galería contigua. Comenzó a caminar hacia el extremo de la misma en procura de visualizar las presuntas luces vistas por sus hermanas y la empleada doméstica. Sorpresivamente profirió un grito, exclamando que había varios aparatos extraños cerca de la casa. Perdió entonces el control de sí misma y corrió desesperada hacia el fondo de la casa (ver línea de puntos en el gráfico l). En su turbación tropezó con un montículo de ladrillos que estaba en el patio y rodó por tierra. Se levantó prestamente y penetró sobresaltada a la habitación N° 4. Resultaba sorprendente para las otras hermanas la transfiguración de Argentina, persona de carácter apacible e introvertido. Jamás la habían visto tan alterada. Lloraba y expresaba con voz entrecortada que lo que había observado eran realmente naves.

Los padres de las jóvenes se despertaron inquietos, no así los niños. Yolié, Yolanda y la empleada Dora Martina salieron apresuradamente por la habitación N° 4, dirigiéndose hacia el sector derecho de la vivienda (ver trayecto en gráfico l).

Se trataba de un cuerpo de unos 8 ó 10 metros de diámetro, cuya superficie parecía metálica, similar el aluminio. Presentaba varios casquetes unidos por protuberancias como remaches, y un domo en su parte superior, también de aspecto metálico, pero más oscuro y sin casquetes. No había ningún emblema o distintivo en su estructura. Las mirillas eran ligeramente rectangulares, de unos 70 x 50 cms., e irradiaban una potente luz blanca que impedía ver su interior. El resto de la superficie no se apreciaba ya que una niebla blancuzca –que salía del extremo inferior del objeto– obstruía la visión de todo lo que pudiese existir más abajo de las ventanillas. Desde el domo hasta la base de éstas habría entra 2,50 y 3 metros, y desde esas bases hasta el suelo, apenas 1,50 metros. El artefacto se balanceaba suavemente, pero no giraba sobre sí. Evidentemente no estaba posado en tierra.

Fig. 3El objeto «f» de Trancas. De su parte inferior emanaba un gas blancuzco de olor fuerte y penetrante. (Ilustración copyright by CADIU)

Una suerte de serpentina se encendió inmediatamente en el interior del objeto y comenzó a girar, detalle éste que fue advertido a través de las mismas ventanillas. Éstas cambiaban de colores, lenta y sucesivamente, lo que les comunicaba un efecto de circunvalación que se daba en sentido contrario a las agujas del reloj. La impresión de este movimiento estuvo representado originariamente por una luz rosada o rojiza que circulaba de una ventanilla en otra. Este proceso se hizo paulatinamente más rápido, hasta adquirir el conjunto de la periferia una tonalidad anaranjada, no sin antes haber pasado por el rojo vivo. (Los marcos separativos de estos portillos no cambiaban de posición, de manera que resultaba obvio que no era el objeto el que giraba, sino una suerte de anillo o serpentina luminosa del interior). Un suave ronroneo acompañaba estos movimientos. La niebla comenzó a tornarse espesa, despidiendo un olor penetrante, como azufre.

Las tres testigos certificaron estos pormenores en menos de 30 segundos. Una súbita llamarada que partió del objeto (no saben de qué sector), las hizo volver a la realidad ya que las tiró con fuerza al suelo, rodando sus cuerpos unos 2 metros. Se incorporaron y, presas de pánico, corrieron hacia la galería e ingresaron prestamente a la casa. La empleada doméstica había sufrido en mayor medida los efectos de la llama, ya que se encontraba delante de las dos hermanas, las que sólo experimentaron una fuerte sensación calórica. (Al día siguiente, Dora Martina será asistida en el Hospital de Trancas, con quemaduras de primero y segundo grado en el rostro, brazos y piernas).

Paralelamente, se encendieron en la vía férrea otros tres focos luminosos (Objetos «a», «d» y «e» con lo que totalizaron seis cuerpos extraños. Entre los objetos más alejados («a» y «e») mediaba una distancia aproximada de 400 metros.

(Es probable que las luces vistas desde el fondo de la casa por Dora Martina, cuyo origen no pudo determinar, hayan sido consecuencia del encendido simultáneo o intermitente de esos focos. Desde el medio del patio, resulta materialmente imposible la observación del terraplén, pero es factible que el resplandor emitido por los objetos haya iluminado el ambiente del patio).

FINCA SANTA TERESA. Fachada de la vivienda de la familia Moreno, escenario de uno de los más notables episodios ufológicos de todos los tiempos. (Archivo Agostinelli)

VI. HACES COHERENTES DE LUZ

A medida que la serpentina interior giraba con mayor velocidad, el objeto «f» fue paulatinamente cubierto por la niebla que salía de su extremidad inferior. Las formas estructurales del artefacto llegaron a perderse, siendo perceptible después como una nube de tonalidad naranja.

Desde la ventana de la habitación N° 2 –que da hacia el este– pudieron ver que desde la parte superior de ese mismo objeto partió un «tubo» de luz de unos 3 metros de diámetro, que siguió con minuciosidad los distintos accidentes de la casa, como efectuando una cuidadosa escrutación.

Los demás objetos, posados o suspendidos a muy baja altura en la línea férrea, tenían una apariencia metálica semejante a la del objeto ‘f’, aunque éste parecía considerablemente mayor. (La señora Yolié le llamará «nave madre» no sólo por su volumen, sino porque su comportamiento denotaba ser inspirador de los correspondientes a los otros cinco). El ambiente estaba muy Iluminado, de modo que fue relativamente sencillo apreciar estos detalles.

VII. DESCRIPCION DE LOS HACES

Al advertir que desde el objeto «d» comenzaron a avanzar dos rayos compactos, Yolié salió nuevamente por la puerta de la habitación N° 4 y se dirigió hacia el extremo derecho de la casa (Sector «B», en el gráfico l). Los haces se orientaron directamente hacia un galpón situado a 50 metros de la vivienda, y en donde se guardaba un tractor (N° 8 en el mismo gráfico). Tardaron unos minutos en cubrir los 200 metros que median entre la vía y el galpón; se detuvieron a 2 metros de éste. Verlos avanzar con sus 3 metros de diámetro fue un espectáculo sobrecogedor.

No tocaban el suelo en toda su extensión: se mantenían apenas a 10 cm. del mismo. Eran perfectamente cilíndricos, sin sombras por ninguna parte. (Sin embargo, en atención al diámetro de los objetos, estimamos que el punto de origen de los «tubos» debió haber sido inferior al de su extremidad). No despedían vapor ni emitían sonido alguno. Permanecieron frente al galpón unos 30 minutos (Al día siguiente se comprobará que las manchas de aceite que cubrían algunas partes de la estructura del vehículo habían desaparecido, como si hubiese sido sometido a un cuidadoso lavaje).

En una acción instintiva, Yolié introdujo su mano derecha –hasta la mitad del antebrazo– en la «pared» de uno de los «tubos» del objeto «d». Hasta ese instante había discurrido en la posibilidad de un chorro de agua concentrado por algún mecanismo desconocido. (La notable claridad de los haces la inducía a tal especulación). Pero su antebrazo no se humedeció en lo más mínimo. El contacto con la luz –o lo que fuera– le permitió experimentar una fuerte sensación calórica que no le produjo -empero- ningún efecto cutáneo. Era algo inmaterial que no acusó ninguna alteración como consecuencia de su actitud. (Por de pronto, si los haces llegaron hasta el galpón, resulta evidente que tampoco se alteraron cuando atravesaron el cerco de la casa). El temor a lo insólito hizo correr a Yolié nuevamente hacia la vivienda.

El padre de las tres hermanas quiso salir a indagar la causa de estas luces, pero ellas se lo impidieron. (Durante varios años había ocupado la intendencia de Trancas. De allí que el comenzar estas manifestaciones luminosas, pensara en enemigos políticos que se aprestaran a perpetrarle un atentado). La madre de las jóvenes oraba.

Desde las ventanas de las habitaciones 2, 3 y 4 se veía cómo desde los otros objetos partían haces luminosos que avanzaban lentamente hacia las adyacencias de la finca. Eran muy blancos y de perfecta configuración cilíndrica. Sus luces no se dispersaban. Parecían caños de unos 3 metros de diámetro dispuestos paralelamente a razón de dos por cada objeto, salvo el «f», que proyectaba uno solo. Sus extremidades terminaban abruptamente. (El «tubo» que unía los objetos «b» y «c» había desaparecido, así como las sombras humanoides. Ahora ambos objetos dirigían rayos compactos en dirección de la casa).

Desde el objeto «e» se vieron emerger dos rayos coherentes que llegaron lentamente hasta un criadero de 400 gallinas, ubicado más el sur del galpón (Ver N° 9 en gráfico l). Se detuvieron a corta distancia del gallinero y así permanecieron por espacio de largos minutos.

VIII. VARIACION TERMICA

En el interior de la casa la temperatura fue creciendo hasta oscilar en los 40° C. (Antes de la manifestación de estos fenómenos, el índice mercurial sólo alcanzaba los 16 grados). Los tres niños transpiraban mojando sus ropas, sin despertarse.

Dentro de la finca el ambiente estaba iluminado como de día. La señora Yolié no acierta a explicarse por dónde se filtraba la luz. Ninguno de los testigos advirtió si los rayos atravesaban las paredes, pero Yolié nos manifestó que ello bien podría ser la causa de la luminosidad interior, aunque no se aventuraba a afirmarlo rotundamente. La superación del cerco de la casa y del antebrazo de Yolié, por parte de los «tubos» consolidaría la posibilidad apuntada.

(La hipótesis del campo magnético canalizado, del francés Jean Goupil, explica teóricamente estos «tubos» como descargas toroidales del campo.

Las paredes, de madera o piedra no constituyen un obstáculo para un campo magnético. A su criterio el haz luminoso de la descarga toroidal puede reconstituirse del otro lado de la pared, dando la apariencia asombrosa de una luz que atraviesa un cuerpo sólido.

De igual modo, y teniendo en cuenta el desprendimiento de una cantidad no despreciable de energía, la temperatura debe elevarse necesariamente en el interior de la casa (3).)

En determinado momento del desenvolvimiento de esos fenómenos, la señora madre de las tres hermanas, vio una sombra que se recortó fugazmente a través de ventana de la habitación N° 3. Pero no sabe precisar si la visión fue producto del mismo estado emocional o si realmente existió.

Poco después el objeto «f» proyectó el haz de luz compacto hacia el sur, en dirección de la Villa de Trancas. Se extendió con lentitud, y al cabo de 10 ó 15 minutos parece que alcanzó las inmediaciones del poblado. Luego el haz se elevó hasta completar un giro de 180° (Fig. 4) quedando en orientación norte. Después se retrajo despaciosamente hasta desaparecer en el objeto «f», el que comenzó a desplazarse hacía la vía férrea. Allí se le unieron los demás objetos, dirigiéndose todos a baja altura hacia el este, en dirección de la Sierra de Medina. Habían transcurrido 40 ó 45 minutos de la primera observación. El horizonte se tiñó de luces anaranjadas por espacio de más de media hora.

IX. COMPROBACIONES

Resultan de particular interés los siguientes detalles posteriores al incidente, toda vez que avalan en forma fehaciente la manifestación de un fenómeno verdaderamente insólito.

a) Una vez desaparecidos los artefactos, la familia Moreno en pleno salió al jardín, en donde se mantenía en suspensión la niebla producida por el objeto «f». Era muy densa. Un fuerte olor a azufre flotaba en el lugar. La niebla recién se esfumará 4 horas después.

b) Debajo del sitio en que se balanceó aquel objeto, y dentro de un círculo de 8 a 10 metros de diámetro, comprobaron la existencia de innumerables bolitas blancas de 1 cm. diámetro. Al día siguiente encontraron iguales esferitas en la vía férrea, pero no en la cantidad desmesurada existente en el jardín. Al ser suavemente presionadas se deshacían.

El jefe de laboratorio químico del Instituto de Ingeniería Química de la Universidad de Tucumán, Walter Gonzalo Tell, procedió a realizar el análisis correspondiente, que arrojó presencia de carbonato de calcio, en un porcentaje de 96,48%, y carbonato de potasio, en un índice de 3,51%.

c) Los perros de la casa, conocidos por su bravura, no ladraron en ningún momento. Tampoco lo hicieron después de la desaparición de los objetos. Parecían atontados, como adormecidos. Iguales efectos se advirtieron en las gallinas;

d) La plantación de arvejas del sector donde aparecieron las bolillas se secó días después.

Con los años, pese a la utilización de. fertilizantes, se pudo estimular el crecimiento en el área, pero no con la fuerza que tenía;

e) La señora Yolié se aproximó a las 22,30 a la casa del vecino Francisco Tropiano situada a unos 100 metros al norte de la de ellos (ver N° 10 en el gráfico l). Le indagó sobre si había advertido algo raro durante los últimos minutos. (El objeto «a» habla estado dirigiendo rayos compactos hacia la finca del señor Tropiano). Este declaró no haber sentido ni visto nada, ya que estuvo profundamente dormido. Sólo alcanzó a comprobar la iluminación anaranjada que persistía en el cuadrante este;

f) Siempre con igual propósito de recoger detalles ampliatorios del fenómeno, los protagonistas Interrogaron al día siguiente al capataz de la finca, señor José Acosta, quien tiene su morada al oeste, a unos 100 metros de la de aquéllos, más allá de un canal de riego.

Acosta les preguntó sobre la razón por la cual se había incendiado el campo, ya que lo vio iluminado hacia el este. Agregó que por esa hora se «entretuvo» observando numerosos objetos que evolucionaron largo tiempo hacia el Oeste (Evidentemente, se trataba de elementos no visualizados desde la finca «Santa Teresa». Si se estudia el gráfico N° 1 se constatará la existencia de una arboleda que cierra la visual por los fondos de la casa. Sus moradores es encontraban imposibilitados de advertir los objetos denunciados por Acosta, hacia el oeste. Igual consideración –aunque en contrario– cabría para éste con relación a los fenómenos de la vía férrea, vistos hacia el este. Acosta sólo pudo percibir un resplandor persistente, atribuyéndolo a un incendio);

g) Otro testimonio de valía corresponde a la doctora René Vera, médica del Hospital de Trancas, situado en las afueras del pueblo.

Esa misma noche, al descomponerse su automóvil –mientras conducía hacia la Villa– decidió completar a pie el trayecto restante. Eran alrededor de las 23 horas, cuando vio venir en dirección oeste-este, y con ligera orientación norte, una flotilla de 40 ó 50 cuerpos luminosos que pasó a baja altura. Dejó el ambiente impregnado a azufre, al extremo que la doctora estuvo a punto de perder el conocimiento.

(Como estos elementos procedían del oeste –y en atención a su elevado número– pensamos que probablemente se trató de los mismos cuerpos vistos por el capataz Acosta, en viaje hacia la Sierra de Medina. Hacia ésta habían convergido minutos antes los objetos observados por los ocupantes de la finca «Santa Teresa»).

La figura 5 aclara convenientemente la observación de la doctora Vera;

h) A criterio de la señora Yolié, los objetos visualizados serían producto de una tecnología terrestre, basando sus presunciones en los remaches advertidos en la estructura del objeto «f», así como en las sombras humanoides vistas a la distancia.

Esta afirmación resulta de particular importancia, no en orden a la hipótesis terrestre en sí, sino en cuanto tal expresión muestra a la entrevistada como una persona no proclive a lucubraciones fantásticas. Si algo la serenó durante los acontecimientos fue su creencia de que siendo «personas como nosotros, no podía tratarse de inteligencias extraterrestres».

(*) El artículo completo incluye dos apartados más, X. -APLICACION DE LA UFOLOGIA COMPARADA EN EL CASO DE TRANCAS y XI. – CONCLUSIONES SOBRE LOS HACES COHERENTES, disponible en el antiguo sitio de la Comisión de Investigaciones Ufológicas (CIU), Mitos del Milenio, o descargando el pdf en el sitio de la AFU).

Fuente: Revista «Ovnis, un desafío a la ciencia», N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, Argentina, nov-dic 1974. Reproducido con la amable autorización del editor.

CITAS

1) RUPPELT E., «The Report on Unidentified Flying Objects», Ace Books Inc. NY, 1956, p. 44-45.

2) GALINDEZ 0. A., «Trancas, after seven years», FSR, mayo-jun 1971, p. 14-20.

-«Trancas, sept ans apres», Phén. Spat., N° 33, set. 1972, p. 18-28

-«Trancas, sept ans apres» LDLN, Fcla., N° 121, dic. 1972, p. 16-22.

-«Amérique du Sud, continent de prédilection des Ovnis: Trancas», Inforespace, Bélgica, N° 9, 1973, p. 29-36.

3) Goupil, J. «L’Hypothese du champ magnétique canalisé», Phén. Spat., N° 12, jun., 1967, p. 24.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

DESCARGAR PDF de “Ovnis, un desafío a la ciencia” N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, noviembre-diciembre de 1974. Contiene el artículo completo «Los asombrosos fenómenos de Trancas», por Oscar A Galíndez.

ARCHIVO / REVISTAS

Visitantes / Luces de otros mundos en Tucumán

¡Vengan! ¡Hay un accidente en las vías! ¡Algo se está quemando!

El llamado de Dora Martina Guzmán, de 15 años, retumbó en la noche. Delante de ella, a no más de cien pasos, el terraplén del ferrocarril podía divisarse apenas en medio de la cerrada oscuridad. Eran las 9 y media de la noche, el 22 de octubre pasado, que es casi como decir las 2 ó 3 de la mañana en la quieta finca de don Antonio Moreno, situada a 4 kilómetros del villorrio de Trancas y a unos 80 al norte de San Miguel de Tucumán.

Dora había advertido algunos intermitentes resplandores en el patio de la casa. Cuando empezó a vocear, acudieron don Antonio Moreno, de 72 años; su mujer, Teresa Kairuz, y sus hijas, las señoras Argentina Moreno de Chávez y Yolié Moreno de Colotti. Todos pudieron atestiguar, tres horas después, la visión de un espectáculo que raramente se ofrece a los ojos humanos: los merodeos de una escuadrilla de platos voladores.

De acuerdo con la minuciosa versión proporcionada por el diario La Gaceta, de Tucumán, la presunción de incendio que había lanzado Dora Martín no duró sino lo que sus voces: cuando la señora de Colotti salió al patio para observar el terraplén, vio que desde dos centros luminosos, a unos 70 metros sobre las vías, eran lanzados cegadores haces hacia el suelo. También, a pesar de la distancia, se divisaba gente caminando alrededor de los golpes de luz. «Fue como si, repentinamente, una cuadrilla de peones se hubiesen puesto a trabajar en el terraplén —dijo la señora de Chávez—. Pero no se movían como seres humanos. Más bien se desplazaban raudamente, lo mismo que gigantescas orugas.»

La primera reacción de los testigos fue escapar hacia el camino de Las Arcas, ubicado a unos 80 metros de la finca. No pudieron. Justo entonces, desde atrás del jardín y sobre el mismo portón de acceso, nuevas luces blancas y gaseosas horadaban la noche.

La señora Kairuz de Moreno, que llevaba consigo una linterna de mano, procuró iluminar el portón. Casi instantáneamente, y a manera de respuesta, uno de los círculos de luz cambió de tonalidad hasta convertirse en un fuego violeta que los encegueció y cayó sobre ellos como una plancha de calor, obligándolos a refugiarse en la galería.

Desde allí pudieron ver, sobre las vías, otros tres objetos iluminados que desprendían un gas blanquecino. Se sintió un leve e intermitente zumbido, al tiempo que un aroma acre envolvía la región.

Los rastros del otro mundo

La historia coincide, curiosamente, con algunas especulaciones deslizadas en las novelas de ciencia-ficción: según muchas de ellas, los visitantes, aunque de aspecto humanoide, tienen un sistema óptico sólo sensible a los rayos infrarrojos; sus quemantes haces, así, no estarían disparados sobre las criaturas terrestres agresivamente: ver es lo único que, al menos por ahora, les importaría a los recién llegados.

El episodio de Trancas parece no haber durado más de 40 minutos. Los testigos seguían aún refugiados en la galería cuando uno de los platillos (la escuadra constaba de 6) lanzó dos rayos rojizos hacia el gallinero de la finca, un galpón de unos 20 metros de largo que dista 50 pasos de la casa. «Los chorros de luz eran paralelos —describe la señora de Colotti— y mantenían su forma sin difundirse.»

A esa altura, el señor Moreno, cuya enfermedad lo retenía en la cama, optó por levantarse y caminar hacia el terraplén para observar de cerca los discos volantes. «Vi —asegura— seis ventanillas circulares en cada uno, y todas variaban de color a intervalos. Cuando lo hacían, iban desprendiendo una nube gaseosa y acre.»

Poco después de las 22, una levísima señal rayó el aire. Simultáneamente, los discos se elevaron entonces por el cielo, no demasiado, quizá 100 ó 200 metros, y enfilaron hacia las sierras de Medina, al norte de la provincia.

Algunos pocos rastros persistieron en el área de su aparición durante media hora más: el pesado y picante aroma del gas y un polvillo grisáceo, ceniciento, casi impalpable, sobre las hojas de los árboles y las flores del jardín. A medianoche, cuando los enviados de La Gaceta llegaron al lugar, el polvillo se había volatilizado por completo.

Los animales inmóviles

Atribuir el episodio a una alucinación colectiva es una hipótesis que desecharon drásticamente los médicos que conocen a la familia Moreno: «Sus hábitos son rurales —dijo uno de los médicos—. Trabajan en la tierra, se acuestan al anochecer, como si fueran monjes retirados del mundo. Nadie podrá argumentar que la imaginación es su fuerte. Su costumbre es mirar antes dónde pisan.»

Pero el episodio de los discos voladores ha quebrado esa rutina por completo. En la tarde del miércoles 23, la familia se trasladó a San Miguel de Tucumán porque temía una nueva aparición de los visitantes. Entonces, comenzaron a reflexionar: «El tiempo no pareció existir esa noche —dijo la señora de Moreno—. Escondí a los niños en sus cuartos, tomé la linterna y salí al patio. Sólo ahora advierto que los perros estuvieron inmóviles, como piedras, a lo largo de aquellos 40 minutos. Las gallinas no saltaron de sus nidos. La voz también se nos quebró a nosotros en la garganta. Cuando los discos se fueron, fue como si la vida resucitara a nuestro alrededor. Con un cambio apenas: los perros ya no dejaron de aullar hasta que amaneció, y el gas estuvo flotando un largo rato sobre las plantas, como en los días de neblina.»

«Pero, por favor —pregunta el señor Moreno—, ¿puede saberse quiénes eran ellos?»

Fuente: Revista Primera Plana, 5/11/1963

Recorte cortesía de Mágicas Ruinas

2001 Periodismo de anticipación Vol 1. Nro 3. Noviembre de 1968. Informe de Eduardo Azcuy. Escaneado por AHIRA. Descargar PDF.
2001 Periodismo de anticipación Vol 1. Nro 5. 6 de diciembre de 1968. Escaneado por AHIRA. Descargar PDF.

ARCHIVO / HISTORIETAS

Revista UFO Flying Saucers Nro 6. (Western Publishing Company, Inc., 1975). Existe una versión en castellano titulada “Terror en el rancho Moreno” (Colección Librigar Nro 53, Ed. Fher SA, Bilbao, España, diciembre de 1976). Cortesía Luis R. González (Reinaldo Manso).

Fascículo “Histories Fantastiques” de Jacques Lob y Robert Gigi (“OVNI: Dimensions Autre”, Dargaud Editeur, 1975)

ARCHIVO / RECORTES DE PRENSA (Muchos de ellos proceden del CADIU, grupo ufológico fundado en Córdoba por Benjamín Galíndez y el Dr. Oscar Galíndez)

Entrevista al Dr. Oscar Galíndez en La Voz del Interior (20-01-72)

Diario La Gaceta, 23 de octubre de 1963

Informe de Vicente Juan Ballester Olmos a propósito del Formulario Técnico recogido por el Servicio de Informaciones Navales de la Secretaría de la Marina Argentina completado en 1964 por la Sra Yolié del Valle Moreno de Colotti a pedido del Cap Omar Roque Pagani / Descargar de ACADEMIA.org

RESIDUOS. Informe del Ing. Químico Walter Gonzalo Tell sobre las «bolitas» halladas en proximidades de los acontecimientos registrados en la finca «Santa Teresa» en Trancas, Tucumán, el 21 de octubre de 1963

GALERIA / Historieta de Jacques Lob y Robert Gigi (“OVNI: Dimensions Autre”, Dargaud Editeur, 1975)

(Buena parte del material reunido es libre de derechos, pero FactorElBlog.com agradecerá citar la fuente por el trabajo de recopilación)

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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