Editorial Autoría acaba de publicar “Del cáncer y sus demonios. Un mapa de la esperanza”, por el Dr. Ernesto Gil Deza, una obra imprescindible –colmada de emocionantes casos clínicos, rebosante de erudición histórica y de conocimientos basados en lo que la evidencia enseña– para la comunidad afectada por el cáncer, desde pacientes y familiares hasta médicos y alumnos. Gil Deza aborda el problema sin rodeos ni prejuicios, con solvencia narrativa y científica, constituyéndose, desde hoy, en un clásico de divulgación. Autoría facilitó a Factor un avance de su tesoro de herramientas: el capítulo dedicado a las llamadas “terapias alternativas”.
Por Ernesto Gil Deza
Un número muy importante de pacientes –que oscila entre el 30% y el 90% según las comunidades, el tipo de tumor y la manera de estudiar el fenómeno– recurre a tratamientos alternativos –que algunos llaman complementarios.
La mayoría de estos tratamientos tienen en común que no han sido estudiados con rigor científico y que sus beneficios son testimoniales. Así, se postulan curaciones con dietas variadas, meditaciones, rituales, sanaciones de distintos tipos, técnicas de masajes, acupunturas, remedios homeopáticos y derivados, medicinas tradicionales de todos los colores, magnetoterapia y diferentes aparatologías esotéricas, astrología, adivinación, limpiezas colónicas y otras ofertas variopintas que pululan en los medios de comunicación.
No vamos a abrir juicio sobre la honestidad de quienes postulan estos tratamientos –aunque algunos son honestos–, pero es claro que los pacientes deben saber que están en una situación muy vulnerable, por lo cual pueden tener propensión a creer cuando les dicen algo que desean escuchar, y que muchos de estos medios obran a través del efecto placebo de la sugestión.
El punto crucial de estos tratamientos es que tanto los oferentes como los adquirentes (pues la mayoría son onerosos y pocos son gratuitos) están convencidos de que son inocuos. Esta idea de inocuidad es lo que lleva a que los pacientes piensen frecuentemente que “en el peor de los casos no me hará nada”, y lo cierto es que no todos son inocuos. Algunos de ellos pueden ser muy tóxicos, sobre todo cuando sus componentes secretos no son sino fármacos disfrazados, pero aun cosas tan saludables, como una dieta, pueden ser causa de interacciones deletéreas con algunos fármacos.
Por eso el primer consejo que debe recibir el paciente es que le informe a su médico todos los tratamientos que está haciendo, inclusive los alternativos; y para los médicos, que presten atención a lo que sus pacientes hacen, pues despreciar estos tratamientos tampoco es serio. No conocerlos es un problema, pues no podemos decir hasta qué punto sirven, si son inocuos o no, si tienen interacción con lo que indicamos o no.
En conclusión, seleccionar un tratamiento o una secuencia de tratamientos determinados es un momento en el cual el médico debe explicarse, explayarse, tratar de que el paciente comprenda las opciones, los pro y las contras que tiene un camino u otro. Es un momento de deliberación, de consultas, de confianza. Para algunos será muy sencillo y para otros, complejo; pero para todos es difícil. Elegir un tratamiento no es solo seleccionar una cosa en detrimento de otra, también es apostar, por lo que resulta comprensible la ansiedad que esta instancia genera. Una vez hecha la elección, no se puede revisar retrospectivamente, el tiempo es una flecha que corre en un solo sentido, allí la suerte está echada y se debe cruzar el Rubicón para adentrarse en la república de la incertidumbre. Luego vendrán los controles junto con el hecho de convivir con la espada de Damocles que significa la posibilidad de que la enfermedad reaparezca.
Clasificación. 1 meñique fracturado: pésimo. 1 meñique:malo. 2 meñiques: regular. 3 meñiques: bueno. 4 meñiques: muy bueno. 5 meñiques: excelente.
«Del cáncer y sus demonios. Un mapa de la esperanza», por Ernesto Gil Deza (Autoría, 2019) se puede adquirir aquí.
ENLACES EXTERNOS
Biografía en Dios! Por varios años esta fue la única biografía online del Dr. Gil Deza; hoy conviene entrar en la biografía que publica el Instituto Oncológico Henry Moore, del que es Director de Docencia.
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