Según los únicos testigos del hecho, Santiago Maldonado fue secuestrado por la Gendarmería Nacional. Ante la gravedad del hecho armamos un cuadro que hipotetiza cómo crear un nuevo enemigo sin necesidad de imaginar una conspiración. En este «complot» cada participante juega naturalmente su papel.
A casi dos años de gobierno macrista, el latiguillo de la “pesada herencia” pierde efectividad. El plan sigue adelante, el ajuste es más duro y lo que no se disimula con retórica, se combate con represión. Si el discurso de “mano dura” es consistente y se garantiza la impunidad, nunca falta el que se pasa de rosca. Pero las elecciones son inminentes.
Así que todo vale. Hay que distraer, tapar y disfrazar. Es imperioso nutrir al “periodismo de guerra”. Ante la desaparición de Santiago Maldonado, los medios afines aportarán “evidencias” y “teorías” para agigantar la amenaza.
Por último, el gobierno confirmará el peligro. No solo el conflicto original, la desaparición de Maldonado, quedará relegado, sino que podemos retorcer aún más las “evidencias” para criminalizar a la oposición, obvia aliada del nuevo enemigo. Ni siquiera es necesario conspirar: cada factor de poder juega naturalmente su papel.
En el peor escenario, nadie es inocente.
El gráfico («caserito», perdón) desarrolla visualmente la idea. La letra es chica, pero si hacés click se deja leer.
MINI DICCIONARIO
Santiago Maldonado es un ciudadano que, según los únicos testigos, el 1º de agosto estuvo presente durante una acción de la Gendarmería en la que se desalojó a un grupo mapuche en la comunidad de Cushamen. Santiago “corrió entre las balas tratando de resguardarse, siendo alcanzado, golpeado brutalmente y detenido por la Gendarmería Nacional”. Tras días de silencio, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich restó responsabilidad a la fuerza y puso en duda la presencia de Santiago en el lugar. Permanece desaparecido.
Pu Lof en Cushamen. Es una comunidad mapuche que habita el Noroeste de Chubut enfrentada con Luciano Benetton, quien pretende desalojar a esos pueblos originarios de sus tierras.
«Periodismo de guerra». Variante argentina de la Posverdad. Expresión instalada por el editor de «Clarín» Julio Blanck durante una entrevista en la que admitió que su diario hizo eso y que hacer eso «es mal periodismo».
«Medios afines al gobierno». Son los que se tomaron hasta 6 (seis) días en difundir la noticia, o si lo hicieron antes omitieron el papel de la Gendarmería conocido desde el primer día. Pronto hicieron circular la versión de la «guerrilla mapuche» y sumaron «evidencias» para tal fin, en casi todos los casos risible. Tampoco publicaron la exigencia de respuestas por parte de la ONU.
Agradecimiento:
El epígrafe del «armamento pesado» es autoría de nuestro amigo, el escritor Patricio G. Bazán.
ENLACES EXTERNOS
El silencio de los culpables
El candidato que inventó la «guerrila» mapuche
Mapuches, represión, destierro y tergiversación
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