Pesca en el Dique La Florida: la oleada ovni de 1978

A 40 años del encuentro cercano con un “hombre del espacio” en el Dique La Florida, algunos hitos de la llamada “oleada” de ovnis que asoló la Argentina en 1978. Los casos que fueron noticia el año que se estrenaba Encuentros Cercanos del Tercer Tipo.

Por Alejandro Agostinelli

A las 4:45 de la madrugada del 4 de febrero de 1978, seis pescadores iban a protagonizar la noticia que marcaría para siempre la historia del Dique La Florida, provincia de San Luis. Los hermanos Pedro, Ramón y Genaro Sosa junto a Regino Salvador Perroni, Manuel María Álvarez y Jacinto Eduardo Lucero afirmaron haber visto un ovni del cual descendió, utilizando una escalerilla convencional, un hombre del espacio de elevada estatura. La entidad permaneció a la vista de tres de los seis testigos, Pedro Sosa, Álvarez y Perroni. Los otros dormitaban en la embarcación, que flotaba frente al Club de Pesca y Náutico. La observación duró entre 18 y 20 segundos, pero en la reconstrucción en la que participó Fabio Zerpa aparecieron muchísimos detalles sobre el aspecto del señor (demasiado humano para ser llamado “humanoide”, ya que fue comparado con un alemán o un ruso): tenía una estatura de entre 1.95 y 2.10 metros, su piel era pálida, llevaba un traje plateado escamado ajustado al cuerpo y una escafandra transparente que dejaba ver su rostro y su cabello rubio. En cierto momento sonrió, mostrando dientes muy blancos, e hizo un gesto con sus manos, con las palmas hacia arriba, que fue interpretado como un gesto de amistad.

Diversas representaciones gráficas del «encuentro cercano» en Dique La Florida.

La investigación oficial fue un poco más parca; en ella intervinieron la Policía de San Luis, la delegación local de la Policía Federal y la cátedra de Mineralogía dependiente de la Escuela de Geología y Minería de la Facultad de Ciencias Físico-Matemática y Naturales de la Universidad Nacional de San Luis, que descartó la presencia de alteraciones producidos por agentes extraños en la zona. Un comunicado del Departamento de Relaciones Policiales, con la firma del teniente coronel Raúl Benjamín López, entonces Jefe de Policía de la Provincia, expresó textualmente:

1) La Jefatura de Policía de la Provincia de San Luis toma conocimiento de la aparición de un OVNI por los medios periodísticos locales el día 6 de febrero del corriente año.
2) Ante este acontecimiento, horas más tarde del mismo día, invita a los testigos del hecho a concurrir a la Jefatura de Policía a fin de relatar sus experiencias.
3) El relato de las personas es el siguiente: “Que aproximadamente a las 4.45 horas del día 4 de febrero del corriente año, a unos 100 metros de dónde se encuentran ubicadas las instalaciones del Club Náutico y de Pesca La Florida, con dirección al sur, observaron un OVNI rodeado de una aureola con irradiación de luz fosforescente, cuya nave estaba suspendida en el aire a una altura aproximada de 4 metros del suelo, desprendiéndose una escalerilla por donde descendió un ser con apariencia humana, que vestía un traje plateado escamado brilloso, ajustado al cuerpo; sobre su cabeza llevaba una escafandra transparente que dejaba ver su rostro y cabellos rubios, como así esbozó una sonrisa y realizó ademanes con los brazos; e inmediatamente la referida nave despegó con rumbo norte, dejando un destello de luz formando un semicírculo”.
4) Al tomar conocimiento del relato efectuado por los testigos, el Jefe de Policía de la provincia de San Luis ordena integrar una comisión con personal de la División Científica, al mando del secretario privado, subcomisario Guillermo Andrés Sosa Pinto, para trasladarse hasta la zona donde presuntamente fue visto el OVNI. Esto es a 47 km al noreste de la ciudad de San Luis, a través de la Ruta Provincial 9, empalme 39.
5) En el lugar donde se supone que se posó el OVNI se efectuaron estudios de terreno, tomándose pruebas del suelo, pastos y piedras, fotografías, planos de ubicación y levantamiento de rastros.
Fotografiando todo el sector y el supuesto trayecto de la “caminata”. Se pudo constatar que en forma regular y en espacios de alrededor de 1,50 m se visualizan “rastros” con la característica de una huella en el terreno, cuyos bordes son irregulares, con la periferia de pastos aplastados y un centro desprovisto de plantas, quedando al descubierto el terreno.
Las huellas en general son de forma ovoide y con la impresión de haber sido producida por un elemento o sujeto de gran peso, dadas las características del terreno. Las huellas oscilan alrededor de los 40 cm de largo por 17 cm de ancho.
6) Por otra parte, se procedió a levantar rocas ubicadas en el posible itinerario a fin de determinar si existía radiactividad. Del análisis efectuado por la División Científica de la Policía de la Provincia y de la cátedra de Mineralogía dependiente de la Escuela de Geología y Minería de la Facultad de Ciencias Físico-Matemática y Naturales de la Universidad Nacional de San Luis, NO se ha podido comprobar la presencia de radiactividad, magnetismo, ni tampoco alteraciones o signos producidos por agentes extraños.

El diario Clarín un día publicaba que la Policía creía en ovnis y al otro publicaba que había dejado de creer. El impacto del relato de los pescadores fue grande en todos los medios del país. De ser “un clásico argentino” pasó a la cuasi indiferencia por parte de los ufólogos argentinos. De hecho, durante largo tiempo casi no hubo registro alguno del caso en la red, hasta que Periodismo Urbano hizo una valiosa recopilación (que nos exime de entrar en detalles). De su informe se desprende que la Policía parece haber encontrado testigos adicionales, entre ellos el de un campesino de Juan Llerena, un pescador del dique San Felipe y alguien más que oyó una explosión, que habría dejado un tendal de vidrios rotos en el Club de Pesca. Sin embargo, nada de esto quedó asentado oficialmente. Otra singularidad, que iba a repetirse a lo largo de la misma década y en los 80 fue la omnipresencia de Zerpa. Comenzó a apersonarse rápidamente en el lugar de los hechos, en este caso una semana después. El ufólogo incorporó en el relato de los pescadores expresiones tales como “pasaje dimensional” o “moneda dentro de una alcancía”, usado por alguno de los testigos para graficar el momento en que dejaron de ver al ovni, o “postura de loto”, usado para referir la posición de la criatura observada. También agregó detalles innecesarios, transformando una pesca magra en otra exitosa.

El 4 y 5 de noviembre de 2010 visité San Luis invitado por Alicia Bañuelos, Hernán Martens y Federico Abrile para un seminario Ciencia Vs. Pseudociencias organizado por la Universidad de La Punta. En el mismo viaje entrevisté al gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saa. El caso le había causado gran impacto, y me sugirió que fuera en busca de los testigos «de su parte». Finalmente, gracias a las gestiones de Fede Abrile, me hice una escapada para conversar con Pedro Sosa, que conservaba frescos sus recuerdos de la experiencia. Quedó pendiente entrevistar a tres testigos que podrían ser localizados y al personal del destacamento local de la Policía Federal, el subcomisario Oscar Guillermo Rossello, el principal José Luis Bonaventura y el oficial inspector Hugo Ricardo Cremonte. Ya veremos.

¿QUÉ PASABA EN EL MUNDO?
Una costumbre útil para comprender esta clase de escenarios consiste en revisar los temas presentes en el imaginario extraterrestre, por ejemplo, entre los estrenos cinematográficos. Dos grandes películas rondaban por aquellos días. Habían pasado pocos días del estreno en el país de Star Wars: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977), proyectada en salas argentinas el 25 de diciembre de 1977, y todavía faltaban cinco meses para el estreno de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Steven Spielberg, 1977). Es curioso, pero las grandes obras de Lucas y Spielberg florecieron sobre un desierto alienígena: esa década casi no hubo directores que filmaran películas sobre extraterrestres, al punto que emerge como una rosa en el pantano un raro film canadiense que difícilmente se haya estrenado en la Argentina; es una película tan mala que sus protagonistas, Robert Vaughn y Christopher Lee, decidieron borrarla de sus currículums: Starship Invasions (Ed Hunt, 1977). Es la historia de unos alienígenas telepáticos malos de Orión que llegaron a la Tierra para abducir terrícolas, instándolos a cometer suicidio. Pronto éstos son repelidos por una raza de alienígenas cabezones de Zeta Retículi que operan desde una base piramidal escondida debajo del océano Atlántico. Luego se las amañan para abducir al ufólogo, encarnado por Vaughn (este personaje de Vaughn tendría el mismo destino, ser abducido y quedar recluido en el olvido, en el film Hangar 18, de 1980). (*)

A comienzos de 1978 recrudecía el debate sobre la existencia de visitantes extraterrestres en medios locales. Este fenómeno social se apoyaba, y era parte, de una onda cultural que acompañó a los argentinos a lo largo de toda la década: después de la “era de oro” de 1968, los años 1973 y 1974 habían sido más que significativos para el platillismo argentino, siendo la “abducción” de Dionisio Llanca el episodio estrella. Este caso apalancó a Zerpa, afianzado ya como el “ovnílogo” más consultado por los medios. Sus audiovisuales, presentados con música ambiental y un proyector de diapositivas, recorrieron el país y varios países de América Latina y España, dispersando los «casos clásicos» argentinos más allá de nuestras fronteras.

En abril de 1977 adquiere magnitud periodística otra noticia, esta vez allende los Andes: el encuentro del cabo chileno Armando Valdés, supuestamente abducido y devuelto a su destacamento con una barba de cinco días. La historia tuvo amplia repercusión en todo el mundo (lo que nos llevó a ocuparnos extensamente del caso). 1978 iba a ser también el año de las comedias de situación alienígena, como Mork & Mindy y Battlestar Galactica (entre nosotros “Galáctica Astronave de Combate”) y el regreso de Súperman (Richard Donner) el alienígena de acero procedente de Kryptón. En los ‘80 el caldo iba a engordar aún más, especialmente desde el estreno de E.T. en 1982.

Si bien en su día el caso fue poco conocido, en 1977 también tuvo lugar el caso de la Estancia La Aurora, de Angel María Tonna en Salto, Uruguay. El 18 de febrero, el productor rural juró haber visto una luz brillante, que proyectó seis haces de luz y lo lastimaron a él y a su perro Topo, que murió a los tres días. Lo trascendente del asunto es que vimos, por primera vez en el cono Sur, cómo un presunto “encuentro cercano” clásico mutaba en experiencia religiosa: “La Aurora” se transformó en el primer centro de peregrinación de contactados desde Uruguay, Argentina y países vecinos, adelantándose en nueve años al cerro Uritorco, enclave mítico de Capilla del Monte.

Todo período ufológico también debe situarse en el correspondiente entorno astronáutico-espacial: las noticias sobre esta clase de progresos son parte de un contexto inspirador.

El mismo período, prácticamente desde 1973, con el lanzamiento y puesta en órbita de la estación espacial Skylab, la misión soviética a Marte el mismo año de la Marsnik 6, son años todavía marcados por los destellos de la conquista espacial, siendo la coronación el simbólico acoplamiento (por otra parte muy trekkie) de las naves de sendas superpotencias: la primera misión conjunta Apolo-Soyuz de julio de 1975. El siguiente hito significativo ocurre desde 1976, cuando las Viking I y II descienden en Marte y no solo consiguen transmitir claras fotografías de la superficie del planeta rojo sino que obtienen enorme difusión sus experimentos para detectar actividad biológica marciana. Estas misiones mantuvieron el clima de progreso espacial, sin alcanzar la euforia, naturalmente, del Programa Apolo y el alunizaje, finalizado en 1972 con la Apolo 17, que puso a los últimos hombres sobre la Luna.

OTROS HITOS DE UNA “OLEADA”
Durante este año celebraremos el 40 aniversario de otras noticias significativas para la historia social de la ufología argentina. Uno de ellos es el caso del “ovni estrellado” de la frontera de la provincia de Salta con Bolivia, el 19 de mayo de 1978; otro clásico fue la extraordinaria teleportación de padre e hijo Nuñez a bordo de un viejo Chrysler modelo 33, cuando, el 6 julio a las 21:30 horas, yendo por la ruta nacional 40 desde Mendoza a Luján de Cuyo, Maipú, “sintieron como el coche se elevaba y les rodeaban una creciente luminosidad”. La experiencia continuó hasta que “apareció bajo sus ojos una extraña ciudad con enormes rascacielos de color rojo” que sobrepasaron para volver a posarse “a una decena de kilómetros”, de donde fueron elevados. Sobre este caso volveré -y no seré millones.

Poco después ocurrió el sorprendente encontronazo en la estación de El Ramblón, en la provincia de San Juan. En la noche del 12 de julio de 1978, el jefe de la estación, Felipe Onofre Orozco, aseguró haber sido envuelto por una luz que lo encegueció. El hombre acabó en un hospital reportando varios daños fisiológicos, entre ellos un cuadro de aguda crisis nerviosa, debilidad en los miembros, hemorragia nasal, taquicardia y una fuerte presión en el tórax. Se agregaron al caso, investigado por la policía provincial y por Guillermo Roncoroni, otros testigos secundarios, como Lorenzo Correa, encargado de la estancia Santa Ana, quien informó a un periodista local que a las 23 de ese día se interrumpió un programa de TV y apareció en su lugar ¡la imagen de un hongo!

El 30 agosto 1978, en Mendoza, un hachero de 23 años, Miguel Freitas, aseguró a la policía haber sido llevado por la fuerza dentro de un ovni donde la tripulación le realizó pruebas, lo interrogó y le entregó varios obsequios. Eran las 16:30 horas cuando un ser envuelto en una luz azulada salió de un objeto que se le acercó mientras descansaba. El leñador solo le vio sus manos, no así la cara ni las piernas. Cuando quiso huir, el ser tocó un botón en su pecho y quedó paralizado. Según el ufólogo Victorio Corradi, el entusiasta fundador del Instituto de Fenómenos Extrahumanos, Freitas declaró que en el interior de la nave le untaron una sustancia grisácea en la boca y le pincharon agujas en uno de los brazos. Lo liberaron a 30 ó 40 kilómetros del lugar donde lo habían recogido, dijo. Antes de soltarlo le dieron varios regalos: una caja con las voces de los ufonautas, que abandonó en el lugar, y otros que, según Corradi, “requisó la policía”.

Por la misma fecha, tres vecinos de Coronel Dorrego, localidad próxima a Bahía Blanca, dieron la nota cuando, a cien metros de un fogón donde se disponían a comer un asado, empezaron a sentir ruidos extraños procedentes de un monte vecino. “En ese preciso instante percibieron un fuerte olor a azufre, la carne asada había tomado repentinamente un color violáceo y el pan se había vuelto esponjoso”, dice Crónica. Luego afirmaron haber visto un objeto enorme, negro y circular, “de bordes blancos y que despedía reflejos azulados”. Lo más insólito del caso estaba por empezar. “Inexplicablemente –aseguraron– después de haber viajado en dirección a la casa se encontraron en el camino vecinal que corre a 150 metros del lugar donde se hallaban en un principio”. Ninguno notó el traqueteo propio del tránsito sobre terreno arado, motivo por el cual uno de ellos concluyó: “Nos dio la sensación de haber ido en el aire”.

Sin ninguna duda el caso argentino más difundido de 1978 fue el que protagonizaron los pilotos del Rally de la Vuelta de América del Sur, Miguel Angel Moya, chileno, y Carlos Acevedo, argentino hijo de chilenos. En la madrugada del 23 de septiembre, cuando recorrían con su Citroen GC francés el último tramo de la competencia, cerca de la ciudad de Carmen de Patagones, vieron cómo “una luz densa y brillante inundó todo el habitáculo”. Tras perder el control del auto, Acevedo contó que miró por la ventanilla y “estábamos a casi dos metros del asfalto”. En pocos minutos el auto estaba detenido en la banquina y a contramano, sobre la izquierda de la Ruta 3. Cuando llegaron a la estación de servicio más próxima, cerca del pueblo de Pedro Luro, descubrieron que, según el marcador, habían recorrido 52 kilómetros, siendo la distancia real entre las dos localidades es de 127 kilómetros; la segunda cosa que descubrieron es que habían demorado 70 minutos más de lo esperado para cubrir esa misma distancia. Y tenían en el tanque 40 litros menos de nafta.

Hay más historias, pero serán parte de otro boletín.

AGRADECIMIENTO ESPECIAL
A Federico Abrile, él me despabiló con el 40 aniversario del caso del Dique La Florida.

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(*) Nota: Luis Emilio Annino, editor del blog cuyano Órbita Cero, nos informó que vio en Mendoza la película canadiense Starships Invasions. «Se estrenó en 1978, no recuerdo bien el mes, pero me consta haberlo visto en los diarios locales de la época. Me quedó grabada la forma típica de platillo volador, muy bien lograda. Los alienígenas inspiraron a un ummologo español a fraguar un caso famoso de abducción en aquel país…». Luis se refiere al caso de Julio F., otra creación de José Luis Jordán Peña.

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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