¡Adiós, Leia! La princesa que enamoró a generaciones

“Al menos sé lo que quiero estas Navidades: La princesa más querida de la galaxia en perfecto estado cuanto antes”, tuiteó Anthony Daniels, el actor enlatado en C-3PO. No pudo ser. Carrie Fisher, bautizada por toda la eternidad Princesa Leia, su nombre de guerra allí donde su sonrisa brillara, murió hoy en Los Angeles. A los 60 años seguía siendo una piba, pero el viernes 23 sufrió un infarto durante un vuelo de Londres a Los Ángeles. Ese día fue internada. Allí murió hoy, 27 de diciembre de 2016.
La recordamos en fotos, videos, datos y en toda la magnitud de nuestro amor.

carrie_fisher_leia — Leia vivirá por siempre en el corazón del pueblo Jedi.

Carrie Fisher murió hoy: es el tipo de noticia que nadie quiere dar, y menos recibir. Adoramos a Carrie. La quisimos a través del personaje que encarnó en una de las sagas más importantes del siglo XX. Y no sólo como obra cinematográfica, desde luego. «Star Wars» mantuvo unida a varias generaciones a través del espíritu que le impregnó George Lucas, y que resonó en todas las culturas, en todos los idiomas, ewokese incluido, hasta alcanzar el siglo XXI con el regreso de la vieja guardia en “El Despertar de la Fuerza” (2015), 32 años más tarde, en una escena que merece un lugarcito en la inmortal memoria de los fans: la despedida de Leia a Han Solo.

HABLEMOS DE LEIA. “Una chica estupenda… acabaré matándola o acabará cayéndome bien”, dijo de Leia Han Solo cuando la conoció, en el Episodio IV «La nueva esperanza».

Leia Organa Solo, nacida Leia Amidala Skywalker, fue dirigente político, líder revolucionaria y dama Jedi de la Nueva Orden Jedi, según la época de que se trate. Hija del General Anakin Skywalker y la senadora Padmé Amidala de Naboo, Leia fue la hermana melliza de Luke Skywalker, acaso el primer dato genealógico curioso de la constelación familiar de la saga.

¿De qué reino era princesa esta joven guerrera? Ella fue adoptada por Bail Prestor Organa y la reina Breha Antilles Organa de Alderaan. Leia resulta, así, princesa de Alderaan, donde además fue electa senadora, la más joven del Imperio Galáctico. Más tarde probaría que, aparte de manejar las leyes, sería de armas llevar. Fue una muñeca brava durante la Guerra Civil Galáctica y otros conflictos a escala cósmica que ocurrieron con posteridad. Casada con Han Solo, aquel simpático y corajudo contrabandista, tuvo tres hijos: Jaina, Jacen y Anakin Solo.

HABLEMOS DE CARRIE. Carrie nació en 1956. Inició su carrera en Hollywood gracias al aliento de sus padres, la actriz Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher. Debutó en 1975 en el film “Shampoo”. Tenía, apenas, 17 años. En solo dos años alcanzó el estrellato como la princesa Leia Organa de «Star Wars», desde “La nueva esperanza” (1977), “El Imperio contraataca (1980) y “El retorno del Jedi” (1983). Llegó a cerrar un ciclo de la saga cuando participó en “El despertar de la Fuerza” (2015).

Siguió actuando, aunque ya no en grandes papeles, y se dedicó a la escritura. Escribió guiones cinematográficos, teatrales y tres libros semi-autobiográficos, alimentados por chismes de aquellos buenos tiempos de fragor galáctico: “Postales del abismo”, “Wishful Drinking” y «The Pricess Diarist».

De los gloriosos años de «Star Wars» Carrie trascendió un breve romance con Ford y su temprana adicción a la cocaína, los antidepresivos y el alcohol –esta última adicción tuvo bastante publicidad. El ambiente no ayudaba, pero Carrie luchó contra la dependencia.

Carrie padecía de trastorno bipolar, enfermedad sobre la que fue muy activista. También militó su agnosticismo. Se definió a sí misma como una «agnóstica entusiasta que sería feliz si se demostrara que hay un Dios».

Leia fue una princesa cósmica valiente y sagaz cuando los héroes espaciales con esas cualidades abundaban, pero casi no había heroínas que inspirasen la misma devoción. Una mujer rebelde y armada era una combinación peligrosa y desafiante a fines de los setenta. ¿Fue una señal de aquellos tiempos? Quizá.

CASTING. La audición de «Star Wars» donde Carrie dejó a los productores boquiabiertos.

No es culpa de 2016, todos lo sabemos. Pero ¿a qué otra cosa le podemos echar la culpa? Dios no se hace cargo de las muertes seriales de las grandes figuras del siglo XX que nos dejaron este año. George Michael, Fidel Castro, David Bowie, George Martin, Keith Emerson y Greg Lake, Leonard Cohen, Robert Vaughn, Gyula Kosice, Umberto Eco, Muhammad Ali … sin mencionar a los argentinos Clomro, Alberto Laiseca, Andrés Rivera y Eliseo Subiela.Y sigue la lista.

Todos le echan la culpa al 2016 cuando en realidad es el mundo. El destino. La vida. La muerte. El tiempo de los grandes se acaba. Y hoy las redes transmiten como instantáneas las malas noticias. Empezamos a notar esa macabra acumulación en 2015, cuando este blog comenzó a actualizarse más seguido porque tropezó con el riesgo de transformarse en un necro-blog, un nicho de lágrimas donde dejar dicho cuánto quisimos a nuestros muertos.

Nada de esto nos impide imaginar que, en 2017, la pesadilla quede atrás. ¿Será cosa del 2016? Algunos llegan a esgrimir estadísticas que lo demuestran. La intuición dice que, cuando las celebridades llegan a cierta edad, la muerte es una posibilidad concreta. “Salvo Don Francisco”, aclara el periodista chileno Patricio Abusleme, quien desde hace años anuncia la desesperante inmortalidad del popular animador trasandino (que, entre los argentinos, es comparable a la eternamente vivaz Mirtha Legrand).

A la luz de la cibersociedad de consumo, no hay que descartar que los famosos que mueren generan más clicks que los famosos que hacen algo tan aburrido como seguir vivos. Estamos seguros de que no es el caso de Leia. Carrie nos llenó de gozo: su sonrisa, su luz, sus actuaciones y su vida fuera de las cámaras. Todo eso por decir algo, porque hay más. No olvidaremos a la princesa guerrera. Este es un modesto piloncito de bits. Por suerte, otros se encargarán de mantener su holograma vivo, y ojalá puedan preservar su imagen y su voz con toda la frescura que hoy le recordamos.

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