Extraña alianza entre plativolistas, bandas y nerds del pop para celebrar el Día Mundial del Contacto el 15 de marzo. Bender, The Beatles y Klaatu ofrecen algunas claves del misterio.
Por Alejandro Agostinelli
¿Sabías que el 15 de marzo es el Día Mundial del Contacto? Ok. Si no lo sabías, ¿se te ocurre quiénes y por qué eligieron ese día?
Su origen es un poco turbio, conocido en detalle por unos pocos aficionados a recoger historias sobre el contactismo. En verdad, casi nadie recuerda ese día. Aun así, algunos medios publican la efeméride o algún programa radial toca el tema. De vez en vez, como el año pasado, algún chamán intergaláctico especializado en «lenguaje de Luz» retoma la iniciativa.
En 1953, Albert K. Bender (1921-2016), ufólogo cuando todavía nadie sabía qué era ser ufólogo, hizo una convocatoria para tratar de establecer contacto telepático con seres del espacio exterior. Bender, presidente de la IFSB, International Flying Saucer Bureau (Oficina Internacional de Platillos Voladores), propuso a los suscriptores de «Space Review» que se concentraran el mismo día para enviar al infinito la frase, que debían memorizar y recitar en silencio:
Calling occupants of interplanetary craft! Calling occupants of interplanetary craft that have been observing our planet EARTH. We of IFSB wish to make contact with you. We are your friends…”
¡Llamando a los ocupantes de las naves interplanetarias! ¡Llamando a los ocupantes de las naves interplanetarias que han estado observando nuestro planeta TIERRA! Nosotros, miembros de la IFSB, deseamos establecer contacto con ustedes. ¡Somos sus amigos…!».
¿Qué día había sido convocado el contacto? El 15 de marzo de 1953, por supuesto. Y el horario era muy preciso: a las 18 hs.
Esta invitación inspiró el tema de 1976 «Calling Occupants Of Interplanetary Craft» (“Llamando a los ocupantes de las naves interplanetarias”) por parte de la banda canadiense Klaatu, que ganó popularidad al ser versionada al año siguiente por The Carpenters.
Pero la historia de cómo el mensaje de Bender a sus seguidores fue musa de aquella banda de pop con reminiscencias futuristas tiene otra vuelta de rosca.
LA CONEXIÓN BEATLE
Veníamos de años en que el plativolismo, la contracultura y la beatlemanía se superponían. No es tan sorprendente que el rumor que acompañó al exitoso lanzamiento de Klaatu rozara a The Beatles. La banda sonaba demasiado beat, especialmente la orquestación de «Sub-Rosa Subway», una canción del álbum “3:47 EST”. ¿Y si eran los Fabulosos 4, disfrazados?
“Calling Occupants…” había estrenado en octubre de 1976, un año antes del escándalo sobre aquella “sospechosa” similitud. Publicado por Capitol Records, el álbum no tenía ninguna información biográfica. Y la disquera tampoco lo desmentía: que se dijera que Klaatu enmascaraba una reunión secreta de Los Beatles era muy conveniente.
¿Qué decir sobre Klaatu, aparte de recordar que así se llamaba el protagonista de “El día que paralizaron la Tierra” (o “Ultimatum a la Tierra”), dirigida por Robert Wise y estrenada en 1951?
En 1967, Jay David editó un libro, “The Flying Saucer Reader” (New York. New American Library), que cayó en manos de John Woloschuk, quien en 1973 iba a integrar Klaatu, el trío de rock progresivo canadiense formado en Toronto.
La banda, inspirada en la ciencia ficción y la ufología, estaba formada por Dee Long, Terry Draper y el propio Woloschuk. Estos dos últimos escribieron “Calling Occupants…” Por cierto, el nombre del álbum “3:47 EST” es la hora en que el platívolo aterriza en Washington, DC en la película de Wise.
Cuando el álbum fue lanzado en Estados Unidos llevó sólo el nombre del grupo y excluyó adrede los créditos de los músicos que participaron en el proyecto. La idea era seguir avivando el misterio.
Karen y Richard Carpenter escucharon el simple de Klaatu y crearon su propia versión de “Calling Occupants…”, incluida en su álbum Passage de 1977 y la llevaron al top 10 de simples en el Reino Unido. Por cierto, se convirtió en su último éxito.
The Carpenters se basó en el arreglo original de Klaatu, salvo en el primer minuto, donde Richard parodia una llamada telefónica a un DJ de una estación de radio y le responde una voz extraterrestre que intenta hacer contacto.
La portada estadounidense fue creada por el diseñador de Star Trek, Andrew Probert, y el subtítulo, The Recognized Anthem Of World Contact Day (El himno reconocido del Día Mundial del Contacto), se refería a la misión lanzada por Bender para enviar un mensaje telepático al espacio en 1953.
En la página oficial de Klaatu, John Woloschuk escribió que la idea le fue sugerida por «un evento real» incluido en ‘The Flying Saucer Reader’. «En marzo de 1953, escribe, la IFSB envió un boletín a todos sus miembros para instarlos a participar en un experimento denominado ‘Día Mundial del Contacto’ mediante el cual, en una fecha y hora predeterminadas, intentarían enviar colectivamente un mensaje telepático a los visitantes del espacio exterior. El mensaje comenzaba con las palabras…»¡Llamando a los ocupantes de naves interplanetarias!»
En la colección de “Space Review” disponible en AFU no encontré referencias a nada de esto, pero la invitación se hizo efectiva. No todos los miembros de la IFSB estuvieron de acuerdo Algunos, la consideraron ridícula. Bender y otros amigos decidieron seguir adelante y él mismo cuenta la historia de la convocatoria en su libro «Flying Saucers and The Three Men» (1962, p. 83 y subs.). Después de enviar su mensaje telepático, Bender sintió una descarga de olores nauseabundos que se apoderaron de su cuarto y otras visiones espeluznantes, asociadas a la posterior evolución de su experiencia contactista (*).
Fuente: Klaatu.org
BENDER, EL CONTACTADO
El autor de aquella convocatoria sepultada por la historia, Albert Bender, publicó entre 1952 y 1954 “Space Review”, un boletín de pocas páginas que el IFSB distribuía entre 600 o 1500 suscriptores, según qué fuentes consultes, dispersos en los Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia y Francia. Por la diversidad de colaboradores y su dispersión geográfica, no sería temerario decir que el suyo fue el primer gran órgano de difusión de un club ufológico. Sus páginas alternaban noticias de avistamientos con ensayos teóricos, comentarios sobre los contactados de la época (especialmente George Adamski) y abundantes reflexiones sobre las intenciones de los visitantes.
Con todo, Bender es más conocido por el ya citado «Platillos Voladores y Los Tres Hombres», una obra clave para la mitología de los Hombres de Negro (MIB); muy especulativa y por lo tanto muy impactante en su época.
Nacido en 1921 en Duryea, Pensilvania, Bender se enroló en la aviación del Ejército durante la Segunda Guerra Mundial como asistente dental, escribió obras de teatro de terror y editó un periódico militar. Desde los 18 años fue un ávido coleccionista de monstruosidades, como calaveras falsas, cabezas reducidas, murciélagos, serpientes y piezas de arte ocultista. Esta afición lo convirtió en un prolífico corresponsal: se carteaba con medio mundo para conseguir sus excentricidades. «Por mi sangre corre brujería ancestral», le confió a sus amigos.
Fascinado por las historias de platillos voladores, misterios ocultistas y conspiraciones gubernamentales, en 1952 empezó a imprimir su boletín, que preparaba en su casa familiar en Bridgeport, Connecticut, cuando salía de su empleo en Acme Shear Co., el mayor fabricante de tijeras del mundo. Durante ese período se sintió observado, hipnotizado telepáticamente y hasta «levitado» por fuerzas extrañas. Llegó a sentir un fuerte a olor azufre quemado en su estudio, como si sus experiencias y sus dudas estuvieran entre los extraterrestres y el satanismo. Una noche vio cómo una niebla amarilla invadió su ático y sintió mentalmente que debía abandonar estos asuntos.
En el número de agosto de 1953, «Space Review» anunció que en la siguiente edición publicaría una «revelación sorprendente» y escribió una carta a un amigo confirmándole el anuncio. Poco después de enviar la carta, se presentaron tres extraños vestidos de negro «con la carta en la mano». Lo obligaron a cancelar sus actividades. El número de julio no apareció.
En un memorable biografía, Michael J. Bielawa (1955-2023), detectó un ejemplar de «Space Review», el último número publicado en octubre de 1953. Incluía un mensaje críptico y una advertencia:
El misterio de los platillos voladores ya no es un misterio. La fuente ya se conoce, pero cualquier información al respecto se mantiene oculta por órdenes de una fuente superior. Nos gustaría publicar la historia completa en ‘Space Review’ pero, debido a la naturaleza de la información, el consejo fue no hacerlo. Aconsejamos a quienes trabajan con platillos que tengan mucho cuidado”.
La interpretación de Bender sobre las visitas de los Hombres de Negro, que la industria cultural relacionó con personal militar enviado para amedrentar a los testigos e impedir que cuenten sus experiencias, no dejaba lugar a dudas. Los Men in Black (MIB) eran, para él, seres de otro mundo. Su nivel de complejidad no se reflejó en la literatura especializada, que los mostró «demasiado humanos». A Bender estos seres le explicaron que su apariencia «era pura ilusión». Y que necesitaban «sacar gente de la Tierra para usar sus cuerpos para disfrazar el nuestro». Durante estas experiencias él sufría persistentes dolores de cabeza y ardor en los ojos «que sentía hinchados» en medio de un estado de perturbación no sólo física sino psíquica. «Me senté en la cama, me froté los ojos y mi cabeza y me pregunté si me estaba volviendo loco. ¿Había sufrido algún tipo de ataque? ¿Había soñado ésta y las otras experiencias, que parecían tan realistas? Empecé a pensar que podría ser lógico y sabio ver un médico», escribió.
Poco antes de la experiencia de Bender ya circulaban anécdotas sobre los Hombres de Negro. Su decisión de hacer caso a los supuestos visitantes y suspender la publicación de la revista, bajo los efectos de la paranoia y el terror, no causó sorpresa. Como sea, tuvo más de 65 años por delante para revelar “el secreto de los platillos voladores”, cualquier cosa pueda significar esto para un contactado.
Quien alentó a Bender escribir su libro de 1962 y recargó el misterio fue su amigo Gray Barker (1925-1984). En su primera obra, “They Knew Too Much about Flying Saucers” (“Sabían Demasiado sobre Platillos Voladores”, 1956), ya se había hecho eco de este giro paranoico de las aventuras humanas con supuestos extraterrestres. Barker, escribió el historiador Aaron John Gulyas, “dio forma a la noción de Hombres de Negro, hasta que ésta cobró vida propia”.
El libro de Bender estuvo entre los primeros libros/folleto publicados por la Saucerian Books, que junto a New Age Books editó más de ochenta libros que recorrieron todo el espectro de lo paranormal, más de la mitad de los cuales abordaron temas como los platillos voladores, el contactismo y las conspiraciones.
Definitivamente, Barker estuvo lejos de ser un «honesto buscador de la verdad». Su trabajo como editor incluyó publicar falsos libros de no ficción, como el que en 1967 le encargó a un joven de 17 años, John Sherwood, autor de un libro de ciencia ficción. Barker le pidió que transformara su novela en una «investigación periodística» para que fuese un éxito en ventas. Nadie ha llamado a Barker «mentiroso» para descalificarlo sino para describirlo, ya que en su correspondencia confiesa toda clase de engaños y embrollos para sus negocios editoriales. Es más: existe un torneo de mentirosos que lleva su nombre.
En «Platillos Voladores y Los Tres Hombres», Albert Bender cuenta que los seres del planeta Kazic lo raptaron y lo condujeron a la Antártida. Más tarde viajó a aquel lejano planeta. En una habitación, tres mujeres excepcionalmente atractivas “vestidas con ajustados uniformes blancos” le quitaron la ropa y vertieron sobre él un líquido que «calentó cada parte de mi cuerpo, sin excepciones». Cuando las alienígenas se fueron, una máquina bajó del techo y bañó a Bender en una intensa luz púrpura, acaso para prevenir «una enfermedad temible en su planeta».
Los Kazik, contó Bender, tienen tres sexos: masculino, femenino y un tercer sexo «elevado». El tamaño del planeta es dos veces el de la Tierra, pero se parece a la Luna, con cráteres que son entradas a ciudades subterráneas, iluminados por un misterioso material bioluminiscente. Sin avaricia ni crimen, Kazik es una sociedad sin dinero, en la que todos colaboran y trabajan gratis. «El amor en Kazik», dijo Bender, «es amor libre, ya que no existe el matrimonio».
No creyeron en la historia ni sus amigos más cercanos.
Esta constatación abre varias alternativas: 1) él seguía cumpliendo órdenes de aquellos seres, obligándolo a contar una historia inverosímil, 2) la humanidad todavía no estaba preparada para conocer el secreto del planeta Kazic, y otras opciones -fácilmente imaginables. Ahora bien, si los extraterrestres que lo contactaron no quisieron dejar rastros, vaya si lo consiguieron: basta googlear el planeta Kazic (1).
El recuerdo de Albert Bender se convirtió en «agua en el agua», como diría Borges.
Gray Barker, en cambio, un escritor calificado y editor pícaro e imaginativo, aún es recordado como el gran abultador de la casuística sobre Hombres de Negro.
La historia es más larga. De hecho, David Halperin, profesor emérito de estudios religiosos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, considera que, si bien Barker cultivó una merecida fama de mentiroso, la carga de secreto y terror inexpugnables le imprime a su libro sobre el misterio de Bender “tremenda autenticidad emocional”. Esto ha llevado al experto a pensar que el autor estaba reflejando los temores con que sostenía su homosexualidad. El pánico de tener que guardar su propio secreto en tiempos en que era socialmente inaudito «salir del placard».
Si, en los inicios del mito plativolista, el llamado a los ocupantes de las naves interplanetarias fue contestado, termina siendo claro que atendieron los seres equivocados.
La Tierra gira y gira y El Gran Secreto permanece.
Fuentes consultadas:
(*) Pude consultar las páginas del manuscrito original de Bender por cortesía de uno de los grandes bibliófilos de la literatura ovni, Carlos González.
Clark, Jerome. «Men in Black» en Proceedings of the First International UFO Congress, ed. Curtis G. Fuller, pp: 273-293. New York: Warner Books, 1980.
Rojcewicz, Peter M. «Gli Uomini in Nero e La Tradizione. Ipotesi di analogie con la figura tradizionale del Demonio» en MIB Gli Úomini in Nero’tra mito e fenomeno (varios autores), Documenti UFO – Suplemento de UFO Rivista di Informazone Ufologica. Anno IV N.7, junio 1989. Ed. Centro Italiano Studi Ufologici. (Disponible en inglés en The Journal of American Folklore. Vol. 100, No. 396 (April/Jun, 1987), pp. 148-160. Ed. American Folklore Society.
Gulyas, Aaron J. Extraterrestrials and the American Zeitgeist: Alien Contact Tales Since the 1950s. Jefferson, Carolina del Norte: McFarland, 2013.
Sherwood, John C. “Gray Barker: My Friend, the Myth-Maker”, en Skeptical Inquirer (May/June, 1998)
‘Calling Occupants’: Carpenters van al espacio exterior. Por Paul Sexton
El mito de la censura OVNI en el siglo XX revisado. Hombres de Negro: Un Exámen Crítico. Por Chris Aubeck
Campo Pérez, Ricardo. «Conspiraciones y encubrimientos: el mito autoprotector». En Vida en el universo. Del mito a la ciencia. Biblioteca Camille Flammarion. Ed. Fundación Anomalía, 2008. Pp. 98-116.
Albert Bender and the Girls from Kazik