Dioses del espacio exterior ¿acaso vienen a destruirnos? (Parte 3)

¿Por qué no buscar claves ocultas en la moderna cultura cinematográfica? ¿Y Lovecraft? ¿Qué clase de criaturas innombrables inspiraron a Lovecraft?

CTHULHU EYES. Ilistración: Ethan Hernández Botia

Las reescrituras en clave astronáutica de la antigüedad tienden a chocar con hallazgos históricos que contradicen la imaginación danikenista. Cuando no lo hacen es por falta de conocimientos suficientes sobre ciertos artefactos, etapas o culturas. Curiosamente, muchas veces el redescubrimiento de vestigios de una civilización bienhechora debe enfrentar significados propios de un pasado violento. Como pasa en algunas películas. Tercera -y no sabemos si última- parte de este Cursillo Intensivo de Danikenismo Práctico (recomendamos visitar Parte I y Parte 2). Si les pareció instructivo, compartan. ¡Bienvenidos al Club de Alienígenas Ancestrales en Recuperación!

Por Alejandro Marinelli

Ya vimos el tópico de los “dioses del espacio”, seres de proporciones heroicas que llegaron a la Tierra para regalar sus conocimientos y sobre cuya lejana memoria habría quedado rastro en nuestras leyendas y representaciones artísticas del pasado –al menos como quieren interpretarlas los amantes de estas historias de Prometeos extraterrestres que vienen a dar el necesario puntapié inicial a la Historia Humana.

Pero no siempre, en la cultura popular, estos seres vienen con intenciones a la altura de sus capacidades –inconmensurablemente superiores a las nuestras. A veces sólo vienen para destruirnos, ya sea porque tienen sus razones, como los “ingenieros” de Ridley Scott, o porque está en su naturaleza (destructiva).

PARACAS DEL ESPACIO EXTERIOR. Arriba, guerrero sobrenatural con una cabeza trofeo, representado en un manto bordado de la cultura Paracas, perfectamente preservado en las condiciones hiper-áridas del desierto costero del sur peruano. Abajo, otro cazador de cabezas de fuerza y poderes sobrehumanos, pero procedente de otro mundo: el protagonista del moderno clásico de ciencia ficción Predator (1987), de John McTiernan. Según los amantes de las historias seudocientíficas, los visitantes del espacio venían, de puro altruistas, a transmitirnos sus conocimientos superiores, con el loable objetivo de garantizar una convivencia pacífica de todas las especies de la galaxia, etc, etc.  Pero el arte popular, el cine en este caso, puede tomarse otras libertades, y encarar la cosa desde un punto de vista pragmático, incluso humorístico:  el “depredador” no venía a enseñar nada; venía a cazar.

QUÉ COSA, LA COSA. Palmer, el hippie de los encerrados en una base antártica con “la cosa” en el film del mismo título dirigido por John Carpenter (1982). Palmer, fumón y creyente en las especulaciones danikenistas, trata de convencer a sus compañeros de encierro del carácter absolutamente excepcional del hallazgo de un plato volador en la Antártida. “Carrozas de los dioses, muchachos. Les enseñaron a los incas todo lo que saben.” Poco después sabremos que este alienígena en particular no tiene interés en transmitir a los humanos ningún conocimiento nuevo ni filosofía.

CÍCLOPES VENCIDOS. Una raza de cíclopes y alienígenas por añadidura –monstruosos aunque en este caso benévolos– como los grandes arquitectos de la humanidad: cosas que se encuentran en las redes. Los griegos de la llamada “edad oscura”, hacia principios del primer milenio a.C., llamaron «ciclópeas» a las grandes construcciones –hechas con impresionantes bloques de piedra– que habían dejado sus antepasados de la edad del bronce final, la época micénica. Porque en esa “edad oscura” las poblaciones de la Grecia continental aún no habían alcanzado –cosa que empezaría a suceder a partir del siglo VII antes de n. era– una organización social compleja y una organización política fuerte y centralizada que les permitieran encarar, a través de la movilización de la fuerza de trabajo del conjunto, y de la necesaria tecnología,  grandes construcciones y obras públicas. 

Hoy, con todo el conocimiento histórico y arqueológico acumulado de Schliemann para acá, no es necesario recurrir a las mismas “explicaciones” de los griegos semibárbaros de hace 2.700 años en los casos en que no existan fuentes contemporáneas que hablen directamente de la construcción de estructuras colosales como el llamado Tesoro de Atreo, las murallas de Micenas, en el Peloponeso, o (por mencionar construcciones “ciclópeas” de otras latitudes) las murallas de Sacsayhuamán, en el valle de Cuzco.

S.O.S., HELLBOY. Para mí que los habitantes de Nicaragua hace mil años rendían culto a Samael, y estas son representaciones de sus grandes sacerdotes, caracterizados como la criatura demoníaca de la mitología hebrea (las fotos superior y de abajo a la izquierda representan personajes seguramente reales o al menos nobiliarios –la falta de fuentes escritas impide afirmarlo con certeza– esculpidos en grandes estatuas de piedra halladas en la isla Zapatera, Nicaragua. La otra foto es de uno de los monstruos con los que se enfrenta el personaje Hellboy, llevado al cine por Guillermo del Toro).

LOS ATLANTES DE TULA. Uno podría decir que L. Ronald Hubbard se inspiró en ellos al imaginar las proporciones de sus villanescos extraterrestres, los psychlos. Los toltecas, cultura dominante en la región de México central hacia principios del segundo milenio de n. era, antes de la llegada a la región de los mexicas y el auge del reino azteca, eran considerados los grandes educadores en las tradiciones de los mexica, pueblo que había llegado a la región del valle central de México desde el norte, y con una cultura material propia sumamente sencilla. Como los persas “bárbaros” procedentes del Este, que asimilan la superior cultura de los asirios mesopotámicos, o los pueblos itálicos de la edad del hierro, que hacen lo propio con las complejidades de la cultura griega, en el ámbito de la Antigüedad mediterránea. Pero los grandotes psychlos, que dominan la Tierra en la bastante mediocre (se dice: yo no la leí) novela de SF del creador de la cienciología (scientology: bullshit de alto nivel), Ron Hubbard, aunque por su estatura heroica recuerdan a los colosos de Tula (acaso representaciones de antepasados deificados), no vienen a enseñarnos nada, sino a explotar los recursos minerales de nuestro planeta.

INFLUENCIAS EXTRAÑAS. Dice Von Daniken que los sumerios eran extraterrestres:  «venían de ese planeta de los pelados gigantes, como lo demostró Ridley Scott en su tesis».

¿CHAMANES UCRANIANOS O REPTILIANOS? Esculturas de piedra, probablemente representando chamanes, de los antiguos cumanos (polovtsy, para los rusos) en Ucrania. Hace casi 1000 años los cumanos, jinetes y guerreros procedentes de Asia central, llegaron hasta las regiones abiertas del Europa oriental (región esteparia del sur de Rusia, este de Ucrania, Hungría), y se establecieron allí.  Este es un ejemplo más de los muchos que pueden hallarse en el mundo de representaciones –de dimensiones y aspecto destinados a impresionar– de antepasados glorificados y eventualmente divinizados.  Despojadas del contexto histórico, de su relación con las culturas arqueológicas o aún históricas más o menos conocidas que las erigieron, estas grandes imágenes han podido servir de base para todo tipo de especulaciones fantasiosas y relatos. La realidad (histórica) es a menudo igual de fascinante que los relatos seudocientíficos, pero reconstruirla lleva más tiempo.

La herencia del universo Lovecraft: dioses oscuros primordiales (y casi siempre malignos)

Hasta donde yo sé, no ha aparecido ningún “teórico” que haya tomado al pie de la letra las construcciones cosmológicas de H. P. Lovecraft y otros escritores de su escuela. Según estos autores, hace millones de años la Tierra fue dominada por unos seres arcaicos de procedencia indeterminada –acaso extraterrestre– y extrañas cualidades biológicas y aún físicas (la imaginación lovecraftiana lleva el concepto de lo alien, lo extraño, un paso más allá –mucho más allá). Ni que las haya sistematizado en un corpus similar al de Daniken, de Mahieu y otros. Por cierto, ya están apareciendo algunos. ¿Quién no escuchó que algunas personas creen en la existencia real del Necronomicon, el libro imaginario supuestamente escrito por Abdul Alhazred? Por otro lado, las sumamente atractivas ideas cosmológicas de Lovecraft y sus seguidores (y antecesores) han encontrado eco en el cine, la historieta y otras formas de narrativa popular: formas narrativas asumidas sin complejos –a diferencia de la seudociencia y la seudoarqueología– como fantasía.

Una extraordinaria película de John Carpenter, “En la boca del miedo” (In the mouth of fear), aborda las consecuencias de tomar en serio ciertas creencias transmitidas a través de los medios masivos de comunicación: la gran industria editorial, en este caso encargada de difundir la mitología de tipo lovecraftiano y apocalíptico creada por el escritor Sutter Cane, encarna en la realidad cuando todos creen en ella. Y el único escéptico –el editor interpretador por Sam Neill– es considerado un loco, y termina encerrado.

HOMÚNCULOS LOCOS. La publicación de arriba fue hallada en una página de FB donde posteos de arqueología y seudoarqueología conviven sin más problemas que algunos intercambios humorísticos, a menudo iniciados por los responsables de las primeras. El origen, una página llamada a sí misma de “Arqueología’, viene a desmentir mi afirmación inicial según la cual las creaciones lovecraftianas no habían dado origen aún a especulaciones seudocientíficas.

¿Serán los homúnculos de las imágenes que presenta el posteo las mascotas de los Antiguos con cabeza de estrella marina, del extraordinario cuento largo «En las montañas de la locura» (At the mountains of madness)? Todo es posible en el universo seudoarqueológico. A veces, muy divertido.

DE LOS ET CÓNICOS A LOS CRONOIDEOS. En “La sombra fuera del tiempo” (The shadow out of time), otro cuento largo de Lovecraft, están presentes buena parte de los elementos de sus invenciones mitológicas y cosmológicas. Incluye una raza de extraños seres de forma cónica que, si bien no vienen exactamente a “salvar” a la raza humana, aparecen con cualidades positivas y constructivas –a diferencia de los arcaicos dioses “primordiales”, que sólo prometen el caos y la destrucción.  

¿Qué pensar de la masa de crinoideos (antiguos equinodermos) fosilizados de la imagen? En plan seudocientífico, uno puede decir que el hallazgo paleontológico confirma que todo lo descrito por Lovecraft en su cuento “En las montañas de la locura” sucedió en realidad, y que los seres con cabeza de forma estrellada (equinodermos inteligentes) verdaderamente poblaron el continente antártico en las lejanas épocas en que aún no estaba cubierto de hielo, sino de bosques. Este delirio se apoyaría en una minúscula realidad: en la Antártida se han hallado restos fósiles de grandes árboles del género Nothofagus, que siguen dominando los bosques húmedos de la Patagonia andina, Tasmania y el sur de N. Zelandia.

Y si fuese posible ir aún más lejos (se han visto cosas peores que, incluso, obtuvieron crédito y rédito monetario) y decir que el hallazgo fue hecho entre los restos de un edificio (¿una guardería para las larvas de los cabezas de estrella?) en una de las grandes ciudades descubiertas –en el cuento de Lovecraft– a la sombra de las montañas antárticas por la expedición de la Universidad de Miskatonic.

MURAL MAYA O… Estas pinturas del sitio Maya de Bonampak (siglo VIII), en Chiapas, muestra a unos personajes ataviados como extraños seres invertebrados, medio moluscos, medio crustáceos. ¿Sacerdotes del culto de Cthulhu? ¿Acaso los mayas hacían ofrendas a “los profundos”? Si da para contar una buena historia (y estamos dispuestos a dejar de lado lo que se sabe sobre la historia de las culturas mesoamericanas), ¿por qué no?

Y, para concluir, un surtido de Alienígenas ancestrales (tal el título de una serie documental de nuestro conocido el History Channel) de distintas épocas y lugares

¿ANTIGUO COSMONAUTA UCRANIANO? No, una pequeña figurita de metal, hallada en Ucrania y atribuida por muchos investigadores a los primeros grupos eslavos que se establecieron en la región del Danubio inferior y del Dnieper, hacia principios del siglo VI de n. era.

El tema de la etnogénesis de los grupos eslavos –un tema que sigue teniendo, por la escasez de fuentes y de certezas– mucho de misterio para los arqueólogos, carece sin embargo de la capacidad de interpelar al gran público que tendría una historia de astronautas ancestrales, basada –no se requeriría más que eso y un poco de creatividad– en la aparente similitud de la vestimenta del personaje con el equipamiento de un viajero espacial. 

Otra que se perdieron los productores de Alienígenas ancestrales.

“GRIS” INDONESIO. Una imponente escultura en la isla de Sulawesi, Indonesia. ¿Cómo se le escapó a von Daniken?¿Habría escrito que es una representación de nuestros ancestros venidos del espacio, con el miembro enhiesto y listo para fertilizar a las hembras del primitivo Homo sapiens, y así originar a los humanos actuales? No es improbable, considerando las pocas inhibiciones del maestro suizo al arrancar con sus especulaciones. Quizá se la perdió por motivos históricos: la imagen estereotípica de los “Grises” alcanzó el cénit en la década del ’80, cuando el autor de “El regreso a las estrellas” estaba con el caballo cansado.

CUATROCHI ¡Alienígenas de cuatro ojos que visitaron Anatolia hace 4 mil años!

LLEGARON PRIMERO. Fantásticas pinturas rupestres de miles de años de antigüedad en Kimberley, en el noroeste tropical de Australia. ¿Extraterrestres? ¡Qué duda cabe!, contestará don Erich. De hecho, estas imágenes australianas fueron tomadas en varios seudodocumentales sobre “alienígenas ancestrales”.

ALIEN MEX. Una cabeza de cerámica relacionada con la civilización del período clásico de Veracruz, en México. Me parece que ahora sí da para convencerse de la presencia de aliens en Mesoamérica –y de los que no parecen amistosos.

“¡LLEVENME CON SU LÍDER!” Bien podríamos imaginar esa orden de mando, metálica y sinuosa, en la voz de una criatura inspirada en esta figurilla –con ojos de insecto, hay que decirlo–. Es una representación originaria en las culturas arqueológicas del Neolítico de los Balcanes.

XENOMORFO SHANG. Lo que muchos interpretarán como una prueba de la presencia de xenomorfos en la época de la dinastía Shang, en el norte de China hace 3 mil años, es uno de los muchos bronces que produjo esta cultura: la criatura representa un animal fantástico de difícil identificación –con una cabeza sospechosamente alargada, eso sí.  H.R. Giger,  el artista suizo responsable de imaginar el aspecto físico del desagradable primer actor de la película de Scott, no se inspiró en el (de por sí fantástico) arte de los Shang. Y sí más bien en una novedosa –e inquietante– combinación de imágenes biológicas y otras tomadas del mundo de las máquinas y otros objetos industriales: lo que shoquea es la combinación de carne y metal.  

OJOS OBLICUOS ¿O ACHINADOS? Cabeza de bronce de la cultura Sanxingdui, Sichuan; edad del bronce del sur de China. Al lado, los repulsivos enanitos verdes imaginados por Roger Corman para su clásico clase B. Ni Daniken ni nadie, que yo sepa, teorizó a partir de esta sorprendente similitud –acaso porque los hallazgos de Sanxingdui son relativamente recientes, o por vergüenza (la figura es de origen chino). Alguno bien podrían haberlo hecho –añadiendo su cuota de especulación.

ALIEN HITITA. ¿Esta representación esculpida en cristal de roca corresponde a un niño hitita? ¿O fue inspirada por un antiguo dios extraterrestre? Ni von Daniken ni Alienígenas ancestrales lo descubrió. Para mí, los nearqueólogos son parte de una conspiración para ocultar la Verdad.

¡OH, NO! TAMBIÉN VIENEN ELEFANTOIDES. El alienígena músico de “La guerra de las galaxias” parece haber encontrado su musa en esta pequeña figura de piedra de una cultura precolonial de Costa Rica. La imagen de la izquierda podría disparar las especulaciones seudocientíficas en dos direcciones. Una: ¿Hubo alienígenas en América central? Otra: ¿Hubo elefantes en América central? La respuesta a la segunda pregunta: los hubo, pero mucho antes de la época a la que pertenece la figura, tallada hacia 1.000 de n. era.

C3PO PRECRISTIANO. Según parece, el androide de “Star Wars” anduvo por Cerdeña. De esa zona proviene la cabeza de la izquierda. Tiene unos 2700 años de antigüedad. ¿Presagio de la aparición en escena del personaje del film de George Lucas? Quien lo considere probable, está listo para creer en cualquier cosa.

El prof. Alejandro Marinelli, autor de este post, es uno de los administradores del Grupo de Factor El Blog en Facebook

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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