Ser trekkie a los 50: 6 historias reales del futuro

A medio siglo de presencia en la vida cultural de la Tierra, es apabullante la cantidad de conexiones que existen entre el mundo real y el espíritu de Star Trek, la genial franquicia creada por Gene Roddenberry en 1966. Aquí nos centramos en algunas relaciones de ida y vuelta con la cultura platillista, como la aparición de personajes de la serie en encuentros ufológicos o el increíble Laboratorio Nueve, y las marcas de la serie en cultos como Valle del Amanecer, una comunidad de médiums establecida en la periferia de Brasilia desde 1968.

Por Alejandro Agostinelli

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Thomas Alva Nichols

A la memoria de Thomas A. Nichols, uno de los 39 suicidas de Puertas del Cielo en 1997. Su hermana, Nichelle (Uhura), protagonizó el primer beso interracial en la televisión norteamericana.

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«Disculpe, ¿para qué necesita Dios una nave?»
Capitán James T. Kirk en Star Trek V: La frontera final

Ya es un tópico rutinario destacar el enjambre de influencias recíprocas entre ciencia, tecnología y argumentos, inventos y circunstancias abordadas en Star Trek, especialmente en la Serie Original, los 79 episodios transmitidos en sus tres primeras temporadas, entre el 8 de septiembre del 1966 y el 2 de septiembre del 1969. No lo es tanto, en cambio, discutir ejemplos concretos de su impacto en la cultura. La creación de Gene Roddenberry (1921-1991) no sólo se destacó por “traficar” a través de un show de ciencia ficción conceptos avanzados en la sociedad norteamericana de la época: integración de la diversidad de géneros en tiempos de segregación racial, convivencia pacífica con “los otros” y “los diferentes”, inclusión de un tripulante soviético en tiempos de la Guerra Fría, la asignación de papeles destacados a mujeres, incluyendo a una actriz negra, el primer “beso interracial” en la televisión norteamericana, cuestionamiento de la política exterior de los EE.UU., etc. También presentó en un medio masivo una idea novedosa de sociedad científico-tecnológica exitosa y un modelo de sociedad avanzada, multicultural y no religiosa, presentándola como una promesa de “humanidad ideal” en el siglo XXIII, basada en la ilusión positivista de la permanencia ascendente del progreso.

beso-kirk-y-uhuraBESO INTERRACIAL. En 1968 la televisión vivió un momento histórico: capitán James T. Kirk (William Shatner) besaba a Uhura (Nichelle Nichols). Cuando la actriz quiso dejar la serie alguien le pidió que no lo hiciera. “Eres un modelo a seguir”, le dijo Martin Luther King.

Mientras este abanico de valores atraviesa la trama pasa delante nuestro el Señor Spock, el célebre oficial científico mitad humano, mitad vulcano, que no se cansaba nunca de embrujar a sus interlocutores con sus fascinantes clases de lógica ni de enseñar cómo afectan las emociones el juicio crítico. Del otro lado del racionalismo vulcano está la devoción de los fans. El trekkismo, según Michael Jindra, autor del primer estudio etnográfico de una comunidad online de aficionados a la ciencia ficción, afirmó que el discurso de los fans que se tomaron demasiado en serio a la Flota Estelar es indiscernible de una religión secular; en 1969, sin ir más lejos, los vimos desfilar en la primera movilización masiva para reclamar la restitución de una serie, que incluyó cartas de protesta de la tríada Isaac Asimov, Arthur C. Clarke y Carl Sagan a la Paramount, que se vio obligada a reconsiderar la decisión de discontinuarla.

Nuestro homenaje a los 50 años de Star Trek será apuntalar con ejemplos contundentes la influencia que ha recibido de la serie la sociedad y la cultura terrícolas, sin descuidar ejemplos sobre cómo algún chispazo de realidad alucinante alimentó la ficción. Star Trek no sólo hizo extraordinarios aportes a la imaginación de las masas. Ella misma se surtía, en un proceso de ida y vuelta, de relatos y sucesos difundidos durante todos estos años.

De los seis tips, el sexto se refiere a un capítulo de la serie original y su relación con el “mundo real” se da en el exclusivo plano de las creencias ya que, en aquella ocasión, el Enterprise se convierte, por primera vez, en un plato volador venido del futuro.

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1. VALLE DEL AMANECER: STAR TREK EN FUTUROLANDIA

Neiva Chavez Zelaya (1925-1985), también conocida como Tía Neiva, tenía 32 años cuando comenzó a ver y oír espíritus. Al principio rechazó sus experiencias. No lo podía creer, contó desde el púlpito y en sus memorias. Ella era muy católica. Al revés, creía estar volviéndose loca. A lo mejor, por cosas del oficio: a fines de los años 50 Neiva era camionera, acaso la primer mujer camionera de Brasilia, en el estresante vértigo de la construcción de la nueva capital, paradigma del Tercer Milenio. Paulatinamente aceptó su misión, su carisma y sus dones de clarividente. Asistió también a las primeras revelaciones, donde se veía sobrevolando el Nilo a bordo de un plato volador y el espejo le devolvía rostros que no eran el suyo sino los de Nefertiti o Cleopatra, sus supuestas reencarnaciones. En 1959 creó junto a una médium espiritista el primer grupo espiritual, la Unión Espiritualista Flecha Blanca. Pero a la médium le espantó que Neiva atrajera espíritus de la Umbanda, “inferiores” para la ortodoxia kardecista.

Cada una hizo su ruta y en 1968, Tía Neiva y un pequeño séquito crearon, a seis kilómetros de Planaltina, ciudad satélite de Brasilia, el Valle del Amanecer, una comunidad de médiums con una base doctrinaria cristiana inspirada en “el amor, la tolerancia y la humildad” y un sistema de rituales próximo al de la Umbanda, inserto en el futurismo de Brasilia, cuyos contenidos reúnen conocimientos e imágenes procedentes de la civilización egipcia, las culturas indígenas, la ciencia ficción y las creencias ufológicas.

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Tía Neiva. Carismática y poderosa «guerrera de Luz». Lució orgullosa su parecido con las representaciones cinematográficas de Cleopatra. Falleció tras una penosa enfermedad.

Sus adeptos creían que en 2001 los seres humanos iban a regresar a Capela, su planeta de origen. El calendario apocalíptico ahora se corrió a fines del año 2.999. En su arco milenarista la tensión está centrada en los errores cometidos durante las sucesivas encarnaciones que nos mantienen a nosotros, pecadores, unidos a la Tierra. “Para que la remisión kármica ocurra es preciso participar de los rituales sagrados que ofrece la comunidad, en carácter de médium o de paciente. El Valle ofrece una suerte de delivery espiritual para dar la bienvenida a los encarnados y los desencarnados y redirigirlos al Astral Superior”, explica la semióloga Carmen Luisa Chavez Cavalcante, en su indispensable tesis doctoral de 2005 publicada bajo el título Dialogias no Vale do Amanhecer: os signos de um imaginário religioso (Coleção Juazeiro, 2011).

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Tripulación del Enterprise. Star Trek (1966-1969).

“Kalu” Chávez Cavalcante resume así una las características que nos interesan ahora de este sincretismo: “El espiritismo kardecista, la ciudad de Brasilia y la ficción científica son los principales sistemas que actúan junto a la comunidad de Tía Neiva en la construcción de un texto pasible de ser llamado ‘Valle espacial’ o ‘Valle científico’.”

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Comandante Johnson Plata. Ilustró: Vilela.

La autora explora mensajes, arquitecturas, diseños, experiencias y en los signos de la cultura de masas que la comunidad asimila y resignifica, “masticado, digerido y restituido a escena como pura creación”. El Valle del Amanecer habla de varias razas extraterrestres, la más importante de las cuales procede de Capela (planeta preexistente en el espiritismo y quizá alusivo a Capella, la sexta extrella más brillante del firmamento), naves espaciales, rayos sanadores, batallas interestelares y una división tajante entre entidades “positivas” y “negativas” que también podríamos encontrar en Star Wars o en películas del lejano Oeste.

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Stuart y Justininha, campesinos que «regresaron a Capela». Ilustración: Vilela

La ciencia resignificada de los discípulos terrestres de los capelinos está al servicio de preservar el diálogo con los mitos fundantes del Valle, entre ellos el espiritismo kardecista, la religión umbanda y ficciones narrativas inspiradas en la ciencia y en la ufología popular, considera Chavez Cavalcante, doctora en Comunicación y Semiótica por la Pontificia Universidad Católica de San Paulo (PUCSP) y profesora de la Universidad de Fortaleza (UNIFOR).

La doctrina del grupo coquetea con la ciencia pero mantiene una relación frustrante con ella. Tal vez por eso prefiere a la ciencia ficción como “fuente calificada” para responder a los cuestionamientos y legitimar sus respuestas. “La ficción científica es más coherente que las concepciones puramente científicas que, por otra parte, son pocas”, dijo a un diario Mario Sassi, esposo de Neiva, número dos de la comunidad y sociólogo. No estaba lejos del pensamiento de Roddenberry: “Para mí, la ciencia ficción es una forma de pensamiento, una especie de lógica que explica multitud de sinsentidos. Permite a la gente fijarse en lo realmente importante”.

El imaginario alienígena que sobrevuela y “energiza” el Valle del Amanecer recibe el evidente aporte de Star Trek (en Brasil, Jornada Nas Estrelas), especialmente de la serie original. En las pinturas del adepto Vilela, artista oficial del Valle, los capelinos usan ropas ajustadas y escudos del lado del corazón. Esa uniformización es una forma de mantener una identidad única en pos de un objetivo común y también una manera de destacar los niveles jerárquicos o de pertenencia al grupo.

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Dimensiones Paralelas. Es el nombre de un documental de Valle del Amanecer de 2004. La imagen que aparece en la portada del DVD, dibujada por el ilustrador oficial Vilela, desnudaa el origen cultural de las naves de Capela. Fuente: Dialogias no Vale do Amanhecer (2011). Por “Kalu” Chávez Cavalcante.

En el diseño de las naves prevalecen las líneas y las curvas, siguiendo un poco, dicho sea de paso, la concepción con que inspiró a Lucio Costa y Oscar Niemeyer cuando crearon Brasilia, una ciudad literalmente faraónica que acompañó la estética futurista y espacial del cine de ciencia ficción. Lo mismo sucede con el área central del Vallde del Amanecer, el Solar de los Mediums, y el templo: la zona sagrada de la ciudad de los médiums puede parecer, como escribí en un ensayo más extenso, una parodia minimalista de Brasilia.

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Ilustración: Stanley Chow

2. NUNCA VEREMOS A SPOCK DESCENDER DE UN OVNI ¿O SÍ?

Cierta vez el ensayista norteamericano Martin Kottmeyer refirió, con algún ejemplo, que las abducciones o cualquier caso de encuentro con extraterrestres que presente elementos muy cercanos a la cultura humana o, peor, semejantes a las escenografías de la ciencia ficción, son pudorosamente recortados, filtrados e incluso escondidos por periodistas y ufólogos (y más por editores-ufólogos). La eficacia de este tijereteo, sería el corolario, es proporcional a lo burdo de la escena en cuestión. Esta preselección aumenta la extrañeza de la perspectiva global al tiempo que deforma y reduce la casuística disponible para estimar la influencia de la ciencia ficción. Si este sesgo es real, sería realmente raro que alguna revista dedicada al misterio le diese amplia cobertura a la visión de un ufonauta demasiado parecido a Worf, el klingon huérfano criado en la Tierra que coprotagoniza Star Trek: La nueva generación y Star Trek: Espacio Profundo Nueve. Y aún más bajas serían las posibilidades de que en un encuentro del tercer tipo se apersone el mismísimo Señor Spock, sin duda el más popular y reconocible de la saga. Pues, como veremos, del horno platillista brasileño salen esos bollos.

El ufólogo Reginaldo de Athayde contaba que, a mediados de 1994, la señora Joaquina Nogueira de Sousa regresaba a su casa, en la ciudad de Pacajús, estado de Ceará, cuando se le apareció de la nada una pareja de seres luminosos “vestidos con ropas fosforescentes pegadas al cuerpo”. El hombre era alto y fornido, tenía un cabello lindo y renegrido peinado hacia atrás, piel marrón, mentón sobresaliente, ojos rasgados, cejas en ángulo y… orejas puntiagudas, más grandes que las humanas. “Yo soy Karran. Estamos aquí de paso, ya estuvimos antes. No temas”, dijo en un tono grave y seguro. La mujer, idéntica al hombre pero con silueta femenina, sacó un aparato de su cinturón y lo apoyó en su oreja derecha, pronunciando algo como “Ami”, “Sabatan” o “Radan”. Acto seguido, la pareja se evaporó del mismo modo en que había aparecido.

Este caso, recogido por Claudio Tsuyoshi Suenaga en su libro Contatados (2007), es fácil de imputar a la influencia trekkie. Pero, según Athayde, la testigo “nada sabía de ovnis, eran personas muy simples del interior”. El nombre del extraterrestre es significativo, porque en Brasil, el 12 de enero de 1976, presuntamente tuvo lugar el caso de Herminio y Bianca Reis, una pareja contactada por … una criatura llamada Karran, del planeta Klermer.

Tsuyoshi Suenaga, que posee una maestría en Historia por la Universidad Estadual Paulista (UNESP), examinó el relato del matrimonio Reis, quienes aseguraron haber permanecido dos días en una nave, a la que fueron llevados mientras iban por una ruta de Minas Gerais. El animador televisivo Flávio Cavalcanti preguntó a la pareja si durante ese lapso habían ido al baño y la pareja quedó balbuceando: no pudieron explicar cómo aliviaron sus necesidades fisiológicas.

El ufólogo nordestino, fallecido en 2014, decidió dar crédito a Joaquina porque ella “no se beneficiaría en nada contando estos hechos”.

Si el Karran que apareció 1976 es pura fantasía, otro tanto sucede con el que vio Joaquina en 1994. Pero a veces, demorarse en la ecuación verdadero-falso impide darle una vuelta más al asunto. Más si nos preguntamos, como lo hizo Suenaga, por qué la nave Enterprise o cualquier otra de la Federación tampoco tienen baño: “Por primera vez aparece un lavabo, de manera rápida y silenciosa, en la película Star Trek: Primer Contacto”. La extraña ausencia de referencias al dichoso “lugar sagrado” también es evidente en los casos ufológicos, como si a la ficción y al mito les importara ahorrar los tiempos muertos y escabullir ese tipo de detalles. La desinhibición causada por la hipnosis en los casos de abducción tampoco parece facilitar la evocación de recuerdos escatológicos.

Volviendo a Joaquina, al margen de la presunción de inocencia, que deja a salvo su honestidad -y, quizás, el futuro de la ufología-, Suenaga destaca cómo se desdibujan los límites de lo concreto y lo fantástico, de lo real y lo imaginario, máxime cuando “basta observar un par de episodios de Star Trek para identificar las ‘marcas de fábrica’ de la serie, como el teletransporte, la aparición y desaparición de la nada de los ‘vulcanos’, el uniforme pegado al cuerpo y el instrumental sujeto al cinturón. ¡Sólo faltaban la phaser y el escudo de la Federación!”.

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50 alienígenas. Ilustración: Derek Charm

3. FEDERACIÓN DE PLANETAS UNIDOS (Y DESORGANIZADOS)

Se ha dicho que el concepto de un crisol de razas unidas bajo la bandera de la Federación de Planetas Unidos es mérito de Star Trek. No es así. En El día que paralizaron la Tierra (The Day the Earth Stood Still, Robert Wise, 1951), el embajador extraterrestre Klaatu ofrece un discurso final donde nos invita a “unirse a ellos” so pena de hacer añicos el planeta. “Tenemos una organización para la protección mutua de todos los planetas y para la eliminación completa de la agresión”, en referencia a una raza de policías robots cuya función “consiste en vigilar los planetas en naves espaciales como ésta para preservar la paz”. El argumento del film es el inconfundible modelo que inspira las intenciones pacifistas que los contactados atribuyen a los visitantes del espacio, empezando por George Adamski (1891-1965) desde 1952.

También está la Federación Unida en El Planeta Prohibido (Fred McLeod Wilcox, 1956), la película que el mismo Roddenberry reconoce como musa y donde debuta el iconográfico Robby, el robot que acompañará a los protagonistas de algunos episodios de La Dimensión Desconocida (1960), Perdidos en el Espacio (Irvin Allen, 1965-1968) y Proyecto UFO (1978), entre otras series de aquellos años.

flyingsaucerscloseup1969También aparece citada una Federación Galáctica en la obra del contactado John W. Dean, quien describe tecnología, vida social y lenguaje de los habitantes del planeta Korendor (o Korender) en Flying Saucers Close Up (1969) y en Flying Saucers and the Scriptures (1964), donde revela sus intercambios postales con un extraterrestre llamado Zagga, oriundo del planeta Zakton, uno de los doce miembros del Concilio Galáctico que Dean conoció en una convención de contactados en 1961.

Esta idea de la Confederación de Planetas de la Galaxia está presente en los relatos de ciencia ficción y también en la mayoría de los grupos de contactados con extraterrestres que emergieron en la década del 70, empezando por la Misión RAMA de los peruanos Sixto y Carlos (hoy Verónica) Paz Wells para seguir con todos aquellos médiums, canalizadores o telépatas que afirmaron relacionarse con el linaje para-teosófico de hermanos cósmicos de Ashtar Sheran, Kutumi, Sananda y compañía. Con todo, la Federación Unida de Planetas de la franquicia ha dejado una huella persistente en la memoria popular.

Gene Roddenberry
Gene Roddenberry

4. EL AUTÉNTICO PLAN 9 DEL ESPACIO EXTERIOR

No todas las influencias son proporcionadas por la serie. Star Trek también se ha alimentado del mundo real, incluso de aconteceres reales suficientemente excéntricos como para ser parte de esta peculiar lista. El más estrecho vínculo entre Gene Roddenberry y la religión platillista ocurrió en 1975, cuando el productor estrella fue contratado por el ex piloto de carreras Sir John Whitmore para escribir un inesperado guión cinematográfico.

Whitmore era un millonario que representaba al “Laboratorio Nueve” (Lab Nine), un grupo que afirmaba canalizar a un alienígena al que bautizaron “Tom”.

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Puharich y Geller. Sus presuntas aventuras paranormales los proyectaron a la fama en los 70.

¿Qué le encargó a Gene? Pues escribir un guión para “preparar a la Humanidad para el primer contacto”, que iba a suceder en 1976. Laboratorio Nueve era la continuación de otro grupo, conocido como la Fundación Tabla Redonda, creado a instancias del médico y parapsicólogo Andrija Puharich en 1948. El grupo seguía a un médium indio, un tal Dr DG Vinod, con quien desde 1952 integraba un Consejo de los Nueve y solía reunirse en la finca de Puharich en Ossining, Nueva York. Eventualmente Vinod debió volver a la India y Puharich buscó otros médiums, entre los cuales estuvo el mismísimo mentalista israelí Uri Geller. Nueve eran los miembros de ese comité de sabios, aristócratas y canalizadores que se iba renovando y también eran nueve “los principios de Dios”, colmados de rastros teosóficos, espiritistas y ufológicos.

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Phyllis Schlemmer. Activa como el primer día.

En la biografía que escribió sobre Uri Geller en 1974, Puharich cuenta historias asombrosas. Dice que vio cómo Uri transmutó plomo en oro y teletransportó un perro a través de las paredes, siendo Andrija testigo único de ambos prodigios. También dice que, bajo hipnosis, el “doblacucharas” le reveló que sus poderes procedían de una súper computadora extraterrestre llamada Spectra. El médico halló sin dificultad conexiones con Los Nueve y concluyó que “estos seres habían programado a Geller desde pequeño”. En 1973, el israelí ya era una celebridad mundial y se apartó del grupo. Así Puharich se asoció con Whitmore y la sanadora Phyllis Schlemmer, aún activa en la ufología religiosa. El nuevo equipo reclutó a otro canalizador, conocido por el seudónimo “Bobby Horne”, quien abandonó el grupo muy afectado emocionalmente. Otras figuras relacionadas con Puharich durante su participación en Los Nueve fueron los místicos Charles y Lillian Laughead (Thomas y Daisy Armstrong), dos personas muy relevantes en la historia de los cultos platillistas por su relación con los contactados Dorothy Martin (Sister Thedra) y George H. Williamson, el más famoso amigo de Adamski, con quienes viajan a Perú a fines de 1956 en pos de la legendaria Hermandad de los Siete Rayos.

Ahora bien, ¿cómo llegó Roddenberry, con su merecida fama de antirreligioso, a embarcarse en semejante proyecto? Le ofrecieron 25.000 dólares y él, bueno, él estaba en un parate y necesitaba la plata. El productor asistió a las sesiones de Schlemmer y conversó con otros simpatizantes del grupo. Como la primera versión del guión no les gustó, le pidieron que lo reescribiera por otros 25.000. La segunda versión tampoco gustó, aunque para esas alturas Gene ya había delegado la tarea a su asistente.

James Hurtak con el editor de este blog en un congreso ovni en Brasilia, 1997.
J. Hurtak con el editor de este blog en un congreso ovni en Brasilia, 1997.

Conclusión: el proyecto de la película naufragó. En 1976 la Tierra siguió girando, pese a lo cual Los Nueve siguieron su camino. Se sumaron otras figuras del fandom ufológico yanqui como Richard Hoagland, infatigable defensor de La Cara de Marte, y un profeta conocido por sus incursiones en Sudamérica, el Dr. James J. Hurtak, autor de Las Claves de Enoc (1973) y fundador de la Academia para la Ciencia Futura. Buena parte de las convicciones de ambos, como la “extrañeza” de la Cara y los monumentos de Marte, procedían de Los Nueve.

Otros detalles sobre esta increíble aventura real nos esperan en ese inconmensurable archivo hipertextual de las religiones ufológicas que es la Biblioteca Pléyades. Ahí está, por caso, Preludio al aterrizaje en el planeta Tierra (1977), el más completo libro sobre la historia que Puharich y Whitmore encargaron al escritor británico Stuart Holroyd. Hay otra bibliografía interesante, pero entrar en ella exige una cautelosa revisión para no caer en las trampas que pone el conspiracionismo.

fortean-times-star-trekPara David Sutton, responsable de haber desempolvado el asunto en la revista Fortean Times, persisten conceptos de Los Nueve en las películas de Star Trek: La Nueva Generación (1987-1989) y en la siguiente, realizada tras el deceso de Roddenberry, Star Trek: Deep Space Nine (Viaje a las Estrellas: Abismo Espacial Nueve o Star Trek: Espacio Profundo Nueve, 1993-1999). Mientras algunos creen que el productor hubiese rechazado sin chistar éste spin-off de Star Trek, otros aseguran que Gene levantó el pulgar antes de morir. Aparte del “Nueve” en el nombre de la Estación Espacial, en un episodio de la serie hay un personaje llamado Vinod.

Por si no hubiese quedado claro.

Celebrity City5. DECIMELO EN KLINGONÉS

Es irresistible traer a cuento al idioma alienígena más popular del universo de Star Trek. Millares de fans de la serie adoptaron el klingon como segunda lengua. Si fuesen miembros de una extravagante religión que cree en los Hermanos del Espacio serían una caterva de lunáticos. Por el contrario, pocos se animarían a acusar a los trekkies de tener sus facultades mentales alteradas: usan el idioma por hobby, devoción o para conversar con fans que comparten el mismo compromiso con la serie. Los contactados merecen ser arrojados al fuego purificador del racionalismo porque sus actividades y creencias no son percibidas como parte de un juego. Su condena es tomar en serio sus creencias. Y tomarse en serio aficiones intensas como la religión no está bien visto.

the-klingon-dictionary-por-marc-okrandLa compañía de Roddenberry concretó proyectos heroicos. En 1985, el lingüista Marc Okrand, creador del idioma klingon, escribió El Diccionario Klingon. En el 2000, el Instituto del Lenguaje Klingon, dedicado a su estudio y enseñanza, tradujo Hamlet, de William Shakespeare (1564-1616), al idioma oficial de Qo’noS, el planeta natal del teniente Worf. El kligonés es limitado: si alguien quiere hablar de otra cosa fuera de batallas galácticas, le faltarán palabras. Pero ya alcanzó la misma difusión que el esperanto.

Google ofrece el klingon como una lengua más. También sufrió equívocos que no tienen nada que envidiarle a mitologías espontáneas. En el 2003, la agencia Associated Press informó que funcionarios del condado de Multnomah, Oregon, buscaban intérpretes de klingon para un hospital psiquiátrico local. “Tenemos que dar información en todos los idiomas que hablan nuestros pacientes”, decía el cable. David Samuels, doctor en antropología de la Universidad de Texas en Austin, EE.UU., consideró que creerse un klingon no era imposible, más si un fan de la serie sufría un brote psicótico. Samuels dio la versión por buena sin notar la falsedad de la noticia. Pero la parodia fue tan sutil que el académico acabó reforzando una leyenda urbana. (Fuente).

6. MAÑANA ES AYER

El escepticismo según el Señor Spock debería ser materia obligatoria en las escuelas, y ojalá no estemos lejos de ese día. Así como Roddenberry despreciaba a las religiones y a lo sobrenatural, le daba una oportunidad a los fenómenos paranormales. Las contradicciones del oficial científico del Enterprise son otras, ya que su sangre paterna procede de un planeta donde algunos principios increíbles de su religión son realidad. En Vulcano la transmigración de las almas no sólo era parte de la religión: sucedía efectivamente, como lo demuestra el “regreso de la muerte” de Spock en Star Trek III: En busca de Spock, dirigida por el mismo Nimoy.

En el episodio 21 de la primera temporada, Mañana es ayer, escrito por D. C. Fontana y dirigido por Michael O’Herlihy, los radares de una base de la Fuerza Aérea norteamericana detectan un ovni. Despega un caza armado con misiles nucleares para derribar el objeto, cuyo piloto lo describe como “algo grande, con dos cilindros en la parte superior y otro debajo”. ¡Era el Enterprise! Golpeada por una estrella de neutrones, la nave de la Federación fue proyectada a la Tierra del año 1969. Kirk ordena detener al avión con el rayo tractor, pero lo destruye accidentalmente. Para salvar al piloto, el capitán John Christopher, decide teleportarlo inmediatamente a bordo de la Enterprise.

Técnicamente, la situación del capitán Christopher es la de un abducido. Por cierto, al comienzo él cree haber sido raptado por alienígenas. Pero en la nave se familiariza con el entorno. Testigo del futuro, su permanencia implicaba alterar la línea del tiempo. Además, la tripulación de la Enterprise descubre que un hijo no nacido del piloto tendrá un papel clave en el futuro de la Tierra.

Deben regresar al siglo XXIII; pero antes, devolver a John al planeta. En lo posible, con su memoria libre de sus nuevos conocimientos tecnológicos. Para más Inri, Christopher había tomado fotos de la Enterprise. Recuperar las imágenes y las transmisiones radiales en la base aérea suma nuevos problemas. O no tanto: los registros que pudiesen quedar en los archivos de la base podían corresponder al de “un caso ovni más”, claro. “Por mis lecciones de Historia sé que esas cosas eran consideradas globos meteorológicos, efectos del sol, cosas explicables públicamente”, comenta Kirk. “Nuestro rayo tractor capturó y destruyó un avión de la aeronáutica. Será imposible explicarlo como otra cosa, a menos que haya sido un ovni genuino, posiblemente alienígena, con instintos agresivos”, responde Spock.

El piloto no está muy convencido de eliminar las pruebas de su observación. “Eso me convertirá en un mentiroso o un loco”, protesta. “De ninguna manera”, contesta Spock. “Será uno de los miles que creen haber visto un ovni”.

Pero la escena más deliciosa del capítulo es otra, como señala Suenaga en su libro Contactados. Kirk trata de explicarle al piloto que ellos procedían del futuro. Al llegar al puente de mando, Christopher comenta:

– Nunca creí en hombrecitos verdes.

– Ni yo, retruca Spock.

Agradecimientos:
La “conexión platillista” de Roddenberry fue recordada por David Sutton en la edición de la revista Fortean Times dedicada al 40º Aniversario de Star Trek, pero yo leí por primera vez algo sobre el asunto en Magonia, el blog de Luis Alfonso Gámez.

Gracias también a Carmen Luisa Chavez Cavalcante, quien en su día me envió su magnífica obra Dialogias no Vale do Amanhecer: os signos de um imaginário religioso (Coleção Juazeiro, 2011).


«¿Para qué necesita Dios una nave?», le pregunta Kirk al mismisimo dios.

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El futuro prometido. La edición de Septiembre de 2016 de la revista Muy interesante incluye un gran trabajo de Federico Kukso sobre cómo Star Trek inspiró las ciencias y la tecnología.

ENLACES EXTERNOS
Dossier Valle del Amanecer: ciudad en trance. Por Alejandro Agostinelli
Biografía de Chaves Zelaya, Neiva [“Tía Neiva”]
Erik Davis: domesticando el fantasma en la máquina (en Dios! M. Pilkington 1999)
Golpeando los portales del cielo (en Dios! A. Agostinelli, 2000)
Mauricio «Tiberius» Macri: “oigo la palabra cultura y desenfundo mi Taser” (Magia crítica)
Alien Power (Magia crítica)
Dígame, Obama, ¿debemos esperar una invasión de ciborgs extraterrestres? (Magia crítica)
Dialogias no Vale do Amanhecer: os signos de um imaginário religioso (Coleção Juazeiro, 2011), Carmen Luisa Chavez Cavalcante (descargarlo).
Vilela e o Kitsch do Vale do Amanhecer, en Fatea (2009). Por Carmen Luisa Chaves Cavalcante
Oigo la palabra cultura y desenfundo mi taser

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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