Visita de ensueño al Museo OVNI de Tuscia (Italia)

Luis R. González viajó a Italia y no resistió la invitación a visitar un impresionante museo dedicado a la cultura extraterrestre. Encontrarlo era tan sólo el principio: en el trayecto le esperaban otras sorpresas, como el célebre bosque de los monstruos de Bomarzo, el dantesco paisaje de los acantilados de Bagnoregio y los primeros síntomas de una abducción latente. Ahora, que nadie se llame a engaño; si hemos de creerle, la invasión ha comenzado.

UFO-Museo-Bagnoregio

Al noroeste de Roma, tras una hora de viaje por carreteras estrechas llenas de baches, se encuentra la Tuscia, la región italiana que abarca los territorios de influencia etrusca anterior a la conquista romana. Una de sus más famosos monumentos forteanos es el Parco dei Mostri (El Parque de los Monstruos), situado en un bosque bajo el castillo de los Orsini, en Bomarzo (bien conocido entre los lectores de la obra de Manuel Mujica Láinez). Hoy recibe cientos de visitantes tras su restauración en los años ’60 del siglo pasado. Sus monstruosas estatuas (muchas de ellas de tamaño superior al natural) no parecen seguir ningún plan racional, como si su propósito no fuese agradar sino provocar asombro. Como sugiere una inscripción: “Sol per sfogare il Core” (“Solo para desfogar el corazón”).

Civita, una ciudad celestial. Foto: Giuseppe Scaramucci
Civita, una aldea celestial. Foto: Giuseppe Scaramucci

Pero no era éste el lugar que me había llevado hasta Italia. Mi búsqueda de un tesoro ufológico me había atraído hasta Bagnoregio, un encantador pueblecito rodeado de abundantes yacimientos arqueológicos, la mayoría tumbas etruscas excavadas en los acantilados de la zona. Centrado en la agricultura y el comercio, junto con algo de industria ligera y servicios, tiene unos 4.000 habitantes. Su nombre deriva de los muchos manantiales de aguas sulfurosas y ferruginosas que lo rodean, creados por la continua actividad volcánica del territorio.

Mi guía fue Giancarlo D’Alessandro, un coronel médico de la Fuerza Aérea italiana en la reserva, que primero me llevó a visitar otro pueblo cercano, Montefiascone.

Giancarlo D'Alessandro
Giancarlo D’Alessandro

Famosa propiedad papal durante siglos, la antigua residencia de verano del Sumo Pontífice situada en lo más alto de la colina sobre la que se erige la población, ofrece un maravilloso panorama de 360 grados de los alrededores, en especial del mayor cráter volcánico del país, donde se embalsa el llamado lago Bolsano. Según un grupo contactista local, en una de sus islas llamada Bisentina, se abriría una de las pocas “puertas estelares” conocidas. La vista durante mi visita era sugerente: un tempestuoso frente se acercaba con rapidez, con rayos y truenos saltando entre las nubes y a tierra, hasta cubrir todo el horizonte sobre el lago. Sin embargo, en honor a la verdad, no puedo garantizar la existencia de ese “artefacto” alienígena.

Ya en Bagnoregio, mi primera sorpresa fue descubrir una pequeña pirámide negra de unos doce metros de altura, rodeada de unos cuidados jardines en el centro de una plaza. Mi guía despejó cualquier ilusión de conexión extraterrestre. Según me explicó, se trataba de un osario erigido en el siglo XIX en honor de unos cuántos seguidores de Garibaldi que fueron masacrados en una de las batallas de la época fundacional de Italia.

Para conocer los Jardines de Bomarzo debemos comenzar por una de sus fauces.
Para conocer los Jardines de Bomarzo hay que juntar coraje y entrar por una de sus fauces.

Los orígenes volcánicos de la región han creado un paisaje extraño y fascinante. Merece la pena la visita al valle de los calanchi (acantilados de arcilla bellamente erosionados) y ver sus formaciones espectaculares. Junto a Bagnoregio, sólo separada de ella por una tremenda sima, se encuentra la aldea de Civita. Las leyendas locales aseguran que un tremendo terremoto en la Alta Edad Media habría separado ambos municipios, pero los historiadores han documentado un proceso mucho más gradual durante los siglos XIV y XV por la acción erosiva de las aguas, las inundaciones y los corrimientos de tierra.

Civita es casi inaccesible con medios modernos de transporte. Para llegar a ella tienes que ascender lentamente por un empinado y estrecho puente suspendido a unos 300 metros sobre el nivel del valle, aunque parece incluso más alto. En algunas mañanas neblinosas, el pequeño conjunto de casas sobreviviente en lo alto de la colina parece casi flotar sobre las nubes en una visión que no dudaría en calificar de surrealista. Para las almas sensibles podría considerarse como un portal de acceso al mundo sobrenatural. De noche, el silencio es palpable.

Bagnoregio ha sido cuna de diversos santos a través de la historia, siendo el más conocido el franciscano San Buenaventura (1218-1274). Pese a su reducido tamaño, ofrece dos museos a sus visitantes. El primero, dedicado a un famoso piloto italiano de carreras de los años 30, Piero Taruffi, alberga diversos coches y micro-coches antiguos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su visita puede resultar útil para imbuirse del espíritu de aquellos tiempos, como preludio de la principal atracción para los seguidores de Charles Fort: El Museo OVNI, creado por el propio Giancarlo D’Alessandro en base a su colección personal (visitas, sólo con cita previa, a la dirección ascaris@tin.it).

El Museo OVNI de Tuscia según la cámara de Maurizio Verga.

Según D’Alessandro, su inspiración fue el escritor turco Orhan Pamuk, ganador del Nobel de Literatura en 2006, quien usó parte de lo ganado para recrear el “Museo de la inocencia” de su novela del mismo título. Donde Pamuk exhibe una colección que evoca la vida cotidiana y la cultura de Estambul durante la época que describe en su novela, D’Alessandro pretende preservar, de alguna manera, la cultura de la Ufología. Desde finales de los años 70, cuando empezó a investigar el misterio de los ovnis, Giancarlo ha recogido todo aquello que tuviese la más mínima relación con los platillos volantes, como si padeciese un síndrome de Diógenes ufológico. Cualquier cosa que se le ocurra (y muchas que no), él la tiene; suficientes para llenar un museo.

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La primera vez que se utilizó el término “dischi volanti” (platillos volantes) en la portada de un tebeo italiano fue en Junio de 1950, cuando Onofrio Bramante dibujó y publicó Qual’è il mistero dei dischi volanti? (¿Cuál es el misterio de los platillos volantes?). La trama incluye un cadaver alienígena cabezón recuperado de un platillo estrellado en México y trasladado a los Estados Unidos, donde se le hace la autopsia. Asimismo tenemos un piloto que es abducido y transportado hasta una “nave nodriza”.

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Antiguo comic exhibido en el Museo Ovni de Tuscia (agrandar de a una por vez).

 

Los objetos exhibidos ponen de relieve el grado de penetración que el meme alienígena ha alcanzado en  muchas esferas diferentes (y algunas inesperadas) de la cultura actual. No obstante, este Museo OVNI es muy distinto de experiencias semejantes que proliferan por el mundo. No podrás ver en él todas esas fotos falsificadas, maquetas, modelos o dioramas tan abundantes en otros lugares (aunque también tienen su lugar en este). En su lugar, centenares de piezas grandes y pequeñas llenan a rebosar las estanterías de la sala principal; desde vajillas hasta muñecas hinchables, cualquier artilugio imaginable ha tenido su versión alienígena.

Desde finales de los años 90, la parafernalia alienígena ha llegado a convertirse en universal, especialmente la icónica cara “Gris”. Pero el museo también incluye material mucho más antiguo, remontándose al inicio mismo de la locura platillista en Junio de 1947. En la década de los 50, el icono por antonomasia era el platillo de George Adamski con su tren de aterrizaje compuesto por tres semiesferas bajo la panza. Productos alimenticios, caramelos, juegos, juguetes, radios y relojes, perfumes y cosméticos, objetos de diseño y accesorios de moda (hasta desodorantes para el coche), no existe área comercial que no haya explotado la idea de los OVNIs.

Una sala lateral contiene el material impreso y sonoro. El visitante podrá encontrar en ella todos los libros ufológicos publicados en Italia (incluyendo traducciones), más una abundante representación de revistas y comics. Existen también muchos CDs y vinilos con canciones donde se mencionan los extraterrestres o sus naves. Entre los planes para un futuro próximo, está previsto que puedan escucharse por el público. Existe también un espacio para los carteles ufológicos de películas y en un rincón podemos encontrar una pequeña colección de ex votos mexicanos de inspiración platillista y otros ejemplos diversos de arte contactista.

Estampilla de Sierra Leona. Fuente: PhilCat
Estampilla de Sierra Leona. Fuente: PhilCat

En la primera planta del edificio, Giancarlo guarda el material ufológico más genuino: sus propios archivos con investigaciones sobre el terreno, revistas ufológicas, recortes de periódicos y revistas, así como una buena colección de tebeos y novelas de ciencia ficción. Incluso así, debido a la falta de espacio, debe guardar en su casa una de sus principales atracciones. Me refiero, claro está, a la mejor colección temática de sellos ufológicos existente en el mundo, catalogada en su propia página web, Philcat  (en italiano). En la actualidad, trabaja en su traducción al inglés, aprovechando para añadir todo el material recogido desde aquella primera versión. Además de cualquier sello jamás puesto en circulación que pueda relacionarse en cualquier forma con el fenómeno, su colección incluye monedas, postales, tarjetas de teléfono, etc. Siempre insatisfecho, Giancarlo ahora recopila los membretes de todos los grupos ufológicos que en el mundo han sido. Así que ya sabes, si formaste parte de algún pequeño grupo de investigación ovni que sólo llegó a diseñar un bello logo y pelearse por los cargos directivos, compártelo.

La primera vez que se utilizó el término “dischi volanti” (platillos volantes) en la portada de un tebeo italiano fue en Junio de 1950, cuando Onofrio Bramante dibujó y publicó Qual’è il mistero dei dischi volanti? (¿Cuál es el misterio de los platillos volantes?). La trama incluye un cadáver alienígena cabezón recuperado de un platillo estrellado en México y trasladado a los Estados Unidos, donde se le hace la autopsia. Asimismo tenemos un piloto que es abducido y transportado hasta una “nave nodriza”.
E.T. autopsiado en 1950. La primera vez que se utilizó el término dischi volanti en la portada de un comic italiano fue en Junio de 1950, cuando Onofrio Bramante dibujó y publicó Qual’è il mistero dei dischi volanti? La trama incluye un cadáver alienígena cabezón recuperado de un platillo estrellado en México y trasladado a los EE.UU., donde se le hace la autopsia. También tenemos un piloto abducido y transportado hasta una “nave nodriza”.

Junto a la sala de exhibiciones se encuentra un pequeño apartamento completamente equipado para visitantes… pero ¡cuidado! Una de las noches que pasé allí, me desperté con un repentino y tremendo dolor en la pantorrilla izquierda, como si me hubiesen pinchado con una aguja ardiente. No era visible la menor marca, pero durante los siguientes días anduve a trompicones. No recuerdo nada, pero me niego a ser hipnotizado… por si acaso.

Contento de que mi peregrinación hubiese terminado, agradecí de todo corazón a D’Alessandro y su esposa, Carla Vittoria Rossi, por su hospitalidad. Entonces, una revelación final dio paso a un nuevo desafío. Giancarlo me confesó que la suya no es la mejor colección de material relacionado con temas ufológicos existente en manos privadas. Para visitarla, debería viajar al norte, a Turín… pero esa es otra historia.

Para cerrar este círculo forteano de forma elegante, debo mencionar que D’Alessandro produjo en el año 2000, Enthusiasmòs, un cortometraje de 28 minutos dirigido por su esposa Carla y basada en la idea de que el infierno de Dante, tal como lo describía en su famosa Divina Comedia (1321), podría ser el mapa de un lugar real… los jardines de Bomarzo que mencionaba al principio. Sí, es cierto: se dice que fueron construidos años más tarde, en el siglo XVI, pero…

La versión en inglés de este artículo fue publicada en Fortean Times Nº 331 (Septiembre 2015)

De Luis R. González también recomendamos su serie «Un marciano en mi buzón», en El Escéptico. La última entrega: «Alienígenas en cómics y novelas gráficas». Descargar pdf

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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