La increíble historia del agujero de Mel (Parte I)

F5CPor Lucía Manucci (*) Esta historia continúa aquí.

Para poder contar la extraña historia de Mel Waters y sus agujeros, primero necesitamos hacer un pequeño viaje al pasado del show donde se relató originalmente esta seguidilla de hechos extraños. En 1986, el locutor Art Bell creó «Coast to Coast AM» (De costa a costa AM), un programa de radio que no tardó en convertirse en uno de los más escuchados de América del Norte.

Pasaron por el show, fanáticos de las conspiraciones, criptozoológos, contactados, y créanlo o no, hasta el mísmisimo Michio Kaku.

Con el paso de los años, el programa vio nacer y alimentó muchas leyendas urbanas, aquí es donde se empezó a hablar con fuerza de la gente-sombra. También fue conocido el caso de un supuesto ex trabajador del Área 51 que llamó en medio de un terrible estado de agitación y que terminó con un programa interrumpido a causa de lo que se atribuyó a una falla satelital.

Además de los invitados, también es habitual que los oyentes cuenten sus historias o expresen sus opiniones. Fue así como, una noche, el tal Waters salió al aire. Waters le envió a Bell un fax donde le explicaba que había encontrado un “pozo sin fondo” en su propiedad.

Cost to CoastAcordaron una fecha y Art Bell entrevistó a Waters por primera vez el 21 de febrero 1997, quien se presentó como un granjero que apenas hacía dos años había comprado un terreno cerca al poblado de Manastash (Washington), que, para más datos, se encontraba rodeado por las tierras de una reservación. Los anteriores dueños que habían vivido entre tres y cuadros décadas en el lugar, no le informaron de nada extraño. Según Waters, fueron sus vecinos quienes empezaron a contarle historias acerca del pozo. Durante años, le aseguraron, habían estado vaciando sus desperdicios ahí dentro, sin que éste nunca se llenara. Un vecino, incluso, le reveló haber arrojado una heladera que nunca llego a tocar el fondo.

Intrigado, Mel se apersonó, comenzó a experimentar y hacer mediciones. Según él, el hoyo tenía unos 2,70 m. de diámetro; en su boca había un muro de contención hecho con piedras que se extendía hacia lo profundo hasta unos 4,50 m. y después de eso nada más era visible; tampoco podía asegurar que tan hondo era. Si aparentaba ser artificial, nadie sabía quién podría haberlo hecho. En realidad, según Mel, “nadie recordaba un tiempo en que el pozo no hubiese estado allí”.

Sus propias historias pronto se unieron a las de sus vecinos. Para comenzar, contó que tenía perros muy leales que lo seguían a todas partes pero que de ninguna manera querían acercarse al pozo, y ningún animal doméstico quería pasar por allí, llegando a clavar sus patas en la tierra y empujar en dirección contraria con todas sus fuerzas para evitar el lugar.

Otro pozo.
Otro pozo.

Que un animal evite una zona no tiene porque ser necesariamente extraño. Puede haber algo explicable que el ser humano no detecte pero que quizás para el perro resulte insoportable. Lo escalofriante, al mejor estilo Stephen King, fue que uno de sus vecinos le juró a Mel que, al morir uno de sus perros, lo arrojó al agujero. Y un tiempo más tarde vio al mismo perro con su collar de siempre, corriendo a lo lejos entre los árboles como si estuviese cazando a otro animal.

Cada vez más intrigado, Mel contó que un conocido suyo, un ex cazador de tiburones, le sugirió que usara una tanza de pescar con algo en su extremo.

Mel uso un manojo de caramelos con forma salvavidas al que enhebró con la tanza para poder medir la profundidad del pozo y ver si había agua en su interior. La idea era que el agua disolvería los caramelos, pero al llegar al máximo de la línea (450 m. de profundidad) los caramelos se mantuvieron intactos y secos. Para el siguiente experimento, Mel cuenta que llevó la friolera de 24,000 m. de tanza para pescar, pacientemente uniendo extremos hasta que su provisión tocó fin… pero no por haber encontrado el final del pozo.

A todo esto la audiencia permanecía entre el escepticismo y la curiosidad. Pronto llegaron toda clase de sugerencias: des usar un radar para determinar la profundidad, reproches a la medición… hasta apareció algún oyente que propuso arrojar un gato vivo al pozo “a ver qué onda”.

La idea de soltar un animal dentro del pozo no convenció a Bell, pero igual se preguntó si a alguien se le había ocurrido descender voluntariamente con una cuerda para observar. Un oyente enseguida se ofreció para la misión. Mel declinó la oferta: el voluntario podía toparse con altas temperaturas, gases tóxicos o podría romperse la cuerda.

Pero al mejor estilo de esas historias en las cuales convergen distintos fenómenos peculiares, Mel contó que había otras cosas que ocurrían en aquella zona que resultaban, cuanto menos, inusuales.

Ideas fotográficas sobre lo que el pozo de Mel debería ser.
Ideas fotográficas sobre lo que el pozo de Mel debería ser.

Aparecían cosas extrañas en el campo de Mel sin que nadie supiese como habían llegado hasta allí, como por ejemplo un sobre rojo (de la clase que se suele usar en China para colocar dinero dentro y regalarlo a familiares en ocasiones especiales, como nacimientos, año nuevo y bodas) que contenía monedas de 10 centavos de dólar; Mel las usó para uno de sus hobbies: fabricar cinturones artesanales con monedas incrustadas, los que regalaba a sus amigos o vendía en mercados locales (otra de sus actividades recreativas era cultivo de hierbas medicinales). También encontró una pistola P38 (estas se comenzaron a fabricar durante el régimen nazi y se continuaron hasta principios de los 90’). Otro hallazgo sorprendente: dijo que en el pueblo de Ellensburg, desde donde llamaba, apareció un hueso de ballena atascado en un árbol.

Si algo salió alguna vez del pozo (no hablemos del supuesto perro resurrecto) habría sido un rayo que parecía estar hecho de lo que llamaron “anti-luz”, el cual algunos vecinos describieron como “una columna inmaterial negra y densa que se precipitó directo hacia el cielo”. Pero eso fue lo que le dijeron sus vecinos, Mel aclaraba no haber visto nada de esto personalmente.

Pese a todo, Mel contó que le dijo a su esposa y otros seres queridos, que, al fallecer, lo arrojaran al pozo. Bell quiso saber si con tantos electrodomésticos (entre otras cosas varios televisores) y basura ahí tirados habría existido contaminación en las napas de agua de la zona, cosa que, según Mel, no había pasado. Bell planteó que si realmente el pozo no tenía fondo y no estaba contaminado, el gobierno lo podría usar para volcar deshechos radioactivos.

En cualquier caso, ya más alarmado por lo que había presenciado y oído, Mel decidió colocar una tapa de metal sobre el pozo y lo cerró.

Imagen capturada desde TerraServer.
Imagen capturada desde TerraServer.

Los cazadores del agujero perdido

Cuando terminó la entrevista había suficiente información como para comenzar a rastrear el lugar. La historia atrajo mucho la atención de los oyentes; algunos quizá querían que fuera cierta, otros quizá querían desenmascarar a un posible mitómano y no pocos sospecharon que se trataba de un actor o conocido de Art Bell y que todo había sido una mise en scène. El primer paso fue buscar en TerraServer, un servicio de imágenes sátelitales que existió varios años antes que Google Maps y que sigue activo. La sorpresa fue que en la supuesta área donde estarían las tierras de Mel sólo aparecía un gran rectángulo blanco.

Como es de imaginar, el dato disparó un sinfín de teorías conspirativas.

Pero si analizamos la historia, la mayoría de las cosas extrañas que Mel relata que le pasaron a otras personas, como el perro que volvió de la muerte y el rayo de “anti-luz”, el pozo, por más profundo que fuese, podía tener un curso de agua subterráneo que arrastrase los deshechos, la medición que intentó simplemente podría haber estado mal hecha, los vecinos podrían haber exagerado mucho o inventado cosas como una especie de broma para el recién llegado y lo que Mel aseguró hallar simplemente podrían ser agregados de alguien que quiere embellecer la historia.

Por supuesto que el pozo simplemente podría no haber existido jamás, pero el encanto de buscarlo fue suficiente motivación para un cierto grupo –ya llegaremos a eso.

Lo más extraño ocurrió dos años más tarde, cuando Mel regresó al show para contar como perdió el primer hoyo, sus muelas, su esposa, unos cuantos marsupiales, encontró un segundo agujero y la cura para una enfermedad terminal que lo acosaba.

(A LA SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)

Referencias:

1) Página web de Coast to Coast AM

2) Audios de la primer entrevista de Mel en Coast to Coast AM (1997)

http://hideousmonster.com/mh97-1.mp3
http://hideousmonster.com/mh97-2.mp3
http://hideousmonster.com/mh97-3.mp3
http://hideousmonster.com/mh97-4.mp3

presentacion(*) Lucía Manucci estudia Psicología en la Universidad Católica Argentina en Paraná, Entre Ríos. Trabajó en la LT 14 General Urquiza (en Paraná) y es también un raro caso de estudiante de teología volcada al escepticismo. Su primer artículo en Factor fue «¿Quién, o qué cosa, tiene los derechos de Lovecraft?».

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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