Misiones, Posadas: prohibido el escepticismo

Toscano y su telescopio
Toscano y su telescopio. Foto: Misiones online.

Hace algunos meses tuve que hacer un suscinto relevamiento de actividades relacionadas con la promoción de la ciencia y la tecnología realizadas los últimos años por gobiernos provinciales de todo el país. Las situaciones son diversas y hay contrastes muy marcados. Con relación a su mínima densidad de población y la intensidad de sus acciones, el escenario más prolífico es el gobierno de la flamante localidad de La Punta, San Luis, cuya Universidad ha impulsado desde un Parque Astronómico hasta el ciclo de conferencias ArTech – Un diálogo entre la Ciencia, el Arte y la Tecnología, organizado por el Centro Interactivo de Ciencias de la ULP. En el otro extremo, el panorama acaso más desolador se encuentra en la ciudad de Posadas, provincia de Misiones. Si bien su Municipalidad ha incorporado una Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología, a cargo de la maestra Miriam Krujoski, quien organizó ya dos Olimpiadas del Conocimiento y declaró su intención de potenciar una biblioteca pública, cuya aspiración es convertirse en un Centro de Arte y Comunicación del Centro del Conocimiento, esas no son las actividades más visibles asociadas a la ciencia en la ciudad más importante de la provincia.

Sergio Toscano, durante una charla a estudiantes de una escuela militar.
Sergio Toscano, durante una charla a estudiantes de una escuela militar. Foto: Misiones online.

El protagonista de «la ciencia» en Posadas es el señor Sergio Toscano, a menudo presentado como “astrónomo”, “profesor” o “científico” pero que, a juzgar por la información disponible y la que él mismo aporta desde su blog, tiene ciertas particularidades que la alejan de la ciencia sin comillas. Es director del “Observatorio Astronómico Padre Kolping”, un pequeño emprendimiento amateur que comenzó hace 29 años, y recientemente fue nombrado «Asesor Astronómico» por el gobierno provincial. El Observatorio Kolping es una iniciativa privada y, como tal, Toscano está en su derecho a proponer las ideas que se le vengan en gana. Pero a uno le asiste el mismo derecho a cuestionarlas, más cuando se trata de un «Asesor» de una administración provincial.  Entonces, digamos: basta repasar superficialmente su trayectoria para comprobar que su vocación más nítida es alentar el entusiasmo de los aficionados a ovnis. Sus especulaciones sobre “los ovnis que venían detrás del Cometa Elenin” o sus sentencias atolondradas sobre las “escuadrillas de ovnis” que visitan la ciudad, al alcance de la web, son macanas que, localmente, nadie desmiente. Y eso ya no está tan bueno. He aquí un ejemplo:

Si la propuesta de Toscano estuviera centrada en el entretenimiento, su perfil fuese simpático (quiero decir, si no se tomara tan en serio a sí mismo) y no tuviera entre sus pretensiones instituirse como fuente de información confiable para educadores y alumnos de la provincia, el corte pseudocientífico de su discurso no sería preocupante. Pero, según parece, la municipalidad de Posadas le está dando excesivo aire, ya que ahora, además, comenzará a dar “Clases de Astronomía” en el Centro del Conocimiento y en escuelas de la ciudad.

El director de ambos observatorios refiere continuamente a “fuentes superiores” (como el CEFORA, un grupo ufológico del cual dice que “trabaja mancomunadamente con la Fuerza Aérea”, una información errónea que –para colmo de males– busca transferir, vía principio de autoridad, legitimidad a avistamientos de luces que, según él, corresponden a “ovnis”), a un ingeniero de apellido Dillon, quien dice haber trabajado para la NASA y administra el blog El Quelonio Volador (cuya calidad deja bastante que desear) o al ex Ministro de Defensa de Canadá en los años 60, Paul Hellyer y otros exponentes de la ufología loca, como los del Proyecto Disclosure.

Observatorio del Parque  del Centro del Conocimiento, en Posadas.
Observatorio del Centro del Conocimiento, en Posadas. Toscano dirige el emprendimiento. Foto: Misiones Online

La confirmación de cuanto veníamos percibiendo nos la dio nuestro amigo Oscar Catalfo (*), un platense apasionado por la ciencia y la tecnología residente desde hace décadas en esa provincia, a quien recurrimos en pos de la información que mencioné en el encabezamiento. Cuando le preguntamos por las actividades que despliega Toscano en Misiones fue claro y directo: Toscano y él representan visiones opuestas y no se llevaron mal hasta que Oscar se atrevió a cuestionar sus afirmaciones. “Me bloqueó de su muro en Facebook”, dice Catalfo, y “ni siquiera me permitió postear un artículo que escribí inspirado en su comportamiento”.

Como hay pocas cosas que me gusten menos que la censura (más cuando el texto prohibido conspira contra quienes pretenden tener la vaca atada), le pedimos a Catalfo que nos enviara el artículo, que pasamos inmediatamente a reproducir.

Oscar Catalfo
Oscar Catalfo

LA «HUMILDAD» DE LOS QUE CREEN VS. LA «SOBERBIA» DE LOS QUE NO SABEMOS: POR QUÉ ESTÁ LA PSEUDOCIENCIA EN LA CIMA DE LA DIVULGACIÓN

¿Qué significa ser escéptico? ¿Cómo practicar el escepticismo? No sólo sobre ciencias sino sobre las cosas que ocurren todos los días. Es alarmante cómo se tratan los temas que determinan nuestras vidas y la de los que queremos y nos rodean. Los escépticos utilizamos el pensamiento crítico. Es una metodología que se cimienta en confiar en el mérito de los argumentos. Básicamente se trata del razonamiento apoyado en evidencias.

Todos en algún momento creemos en algo: platos voladores, poderes psíquicos, religiones, medicinas alternativas, ideologías políticas y cosas por el estilo. No nacemos escépticos ni creyentes. Tampoco nos hacemos escépticos de manera instantánea, es un proceso, ocurre de manera gradual. Desde adolescente me interesaba la posibilidad de que extraterrestres visitaran la Tierra. Era una idea apasionante, lo mismo que pensar que habían ayudado a la humanidad desde la prehistoria… y quería creer, sin tener más pruebas que el deseo. Pero de a poco fue prevaleciendo la realidad: la falta de evidencias, el tratamiento religioso del tema, las aseveraciones sin argumentos de peso, el permanente latiguillo de la existencia de una conspiración para ocultar algo que evidentemente no estaba oculto ya que todos los investigadores de ovnis, la prensa y luego el público interesado lo estábamos conociendo. El camino al escepticismo resultó –y resulta– muy duro. Cuesta mucho darnos cuenta de que no estamos pensando correctamente, cuando sencillamente no lo estamos haciendo porque no queremos hacerlo.

Prohibido_Pensar__Cuando vamos entendiendo la forma más adecuada de percibir la realidad llegamos a entusiasmarnos tanto ante lo asombroso, lo creativo, increíble y lo profundamente hermoso del avance en el conocimiento científico que queremos transmitir a los demás esa inigualable sensación de comprender el mundo, y compartir la idea de que no existe la magia, ni lo sobrenatural, ni algún principio de autoridad, ni certeza, ni finales felices de cuentos infantiles. Entonces las personas que nos rodean, que son totalmente normales y que lo único que han escuchado es que la ciencia es aburrida, difícil de entender, y todavía peor: que ve a los escépticos y a los científicos como rebuscados, antisociales, engrupidos y soberbios, inclusive como malignos y sociópatas, reaccionan tan vehementemente en contra y de manera tan exaltada, que uno termina por sentirse aislado, viendo que es casi una norma que se prefiera la magia a la ciencia basada en evidencias, y la fantasía a la realidad. Que es más reconfortante recibir regalos de los reyes magos que de los padres.

El método científico está sustentado por dos pilares fundamentales. El primero de ellos es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un determinado experimento, en cualquier lugar y por cualquier persona. Este pilar se basa, esencialmente, en la comunicación y publicidad de los procedimientos de investigación desarrollados y los resultados obtenidos. El segundo pilar es la falsabilidad. Es decir, que toda proposición científica tiene que ser susceptible de ser falsada (falsacionismo). Esto implica que se pueden diseñar experimentos que en el caso de dar resultados distintos a los predichos negarían la hipótesis puesta a prueba.

Según estudios en psicología y en neurología, que se sustentan en el método científico, es decir cumplen con la condición de ser predecibles y falseables, el cerebro humano no parece estar capacitado para el pensamiento escéptico, la opinión predominante, por el contrario, es que parecería estar condicionado para creer, para el dogma, para la certeza infalible, para la fe, es decir, para el razonamiento no basado en pruebas. La transformación de creyente a escéptico es muy difícil porque sucede que cuando se deshecha un concepto erróneo, con el tiempo ese mismo concepto se reavivará renovado. Tanto así que llega a resultar desagradable el tratar de aprender por qué está mal aquel concepto que teníamos por bueno.

El común de la gente tiene su propia identidad arraigada a su cultura y formación. Lo que más se usa para identificarse es la religión, la creencia o la ideología. Se define como espiritualista, naturalista y así por el estilo. Cosas que la sociedad en que vivimos se encarga de enfatizar y poner como modelo, desacreditando la duda. La persona que duda es mal vista, la creencia y la ideología se ubican en el nivel más alto. No es accidental que, en política, la lealtad incondicional sea más valorada que la honestidad intelectual, esa que lleva a cambiar cuando el argumento es superior por su coincidencia con la realidad.

curso de astronomiaQuiropraxia, homeopatía, astrología, ovnilogía, acupuntura, flores de Bach, reiki, feng shui, ciertas teorías económicas, el psicoanálisis y algunas pseudociencias sociales han sido puestas en evidencia por la ciencia como desprovistas de resultados verificables, o como simples engaños. Y sin embargo se reinventan cada día. A pesar de la falta de demostraciones con resultados que puedan ser replicados por otros investigadores, mediante un simple “a mí me funciona” se mantienen vigentes. Y así siguen actuando terapeutas alternativos alejando a la gente de la medicina convencional, hay movimientos antivacunas proliferando por todas partes (evidentemente nunca han visto enfermos de polio, o chicos morir de sarampión y viruela…. ¡enfermedades que están reapareciendo por falta de vacunación!) y sobre todo se acentúa la falta de cuestionamiento por las cosas que deciden el futuro de todos.

El camino a recorrer es cuesta arriba, cansador e intimidante por las dificultades que presenta. Y, por la misma esencia del escepticismo, no siempre estamos seguros de estar en el camino correcto. A lo sumo, ante la casi imposibilidad de eliminar nuestra irreflexiva y apresurada forma de pensar, podemos aspirar a ayudarnos a pensar razonadamente por nosotros mismos, tener la posibilidad de discernir y comprender cuando tengamos la posibilidad de analizar o juzgar respecto de temas que nos determinan vida, sobre todo cuando resistimos la dureza y lo disciplinante de la verdad estructural natural y nos inclinamos ante la blandura de la apariencia y el artificio coyuntural social.

Los creyentes aseguran que los que practicamos el pensamiento crítico o somos escépticos en la vida diaria, somos desapasionados, incapaces de sentir amor o empatía por los demás. Eso es falso: todos sentimos amor, alegría y emociones como cualquiera, lo que nos diferencia es que nos gusta la realidad tal cual es. Hemos comprendido que una vez que aprendimos el método para razonar, ya no podemos dejar de pensar, aun conociendo las limitaciones que tienen nuestros cerebros y la manera en que nuestros sentidos pueden engañarlos. Y que a pesar de ello se pueden hacer generalizaciones a partir de cosas específicas, mediante la práctica reiterada, prueba, evaluación, más práctica, y más tiempo.

martilloTanto el pensamiento crítico, como el método científico, son herramientas. Es como un martillo que si se lo utiliza para construir un mueble es una buena herramienta, pero si lo utilizamos para romper cabezas… se entiende que no es tan buena. Pero el problema es que no todos sabemos usar un martillo, si pegamos muy fuerte al hacer un mueble, podemos dañar la madera, mientras que con más golpes más suaves aseguramos que terminamos prolijamente lo que nos propusimos. Es práctica, práctica diaria hasta que se vuelve costumbre o hábito.

Hay toda una cuestión ideológica que hace que quienes no tuvieron la posibilidad, voluntaria o involuntariamente, de capacitarse en ciertos temas, la adquieren de una manera misteriosa, o a través de enseñanzas que no conllevan el trabajo de estudiar y aprender razonadamente. Y desprecian inmensamente nuestros intentos por poner en duda sus afirmaciones y sus dogmas mediante un tratamiento adecuado de confrontación de argumentos. Tratando de evitar que se opaquen las maneras fantasiosas en que presentan sus creencias, sostenidas solo por sus deseos. Llegando al punto, incluso, de censurar la participación escéptica en sus blogs, o páginas de internet por las que divulgan sus ideas.

Y sin embargo nosotros, los escépticos, somos los acusados de soberbios, cuando lo que decimos es que no tenemos todas –ni las mejores– respuestas, que una de nuestras expresiones más más interesantes, comprometedoras y provocadoras son: “no sé” porque nos moviliza a investigar y aprender, a diferencia de las verdades de los gurúes que aseguran tener todas las respuestas, todas las explicaciones, sin ninguna sombra de duda. Como si esa actitud los hiciera “humildes”.

NOTAS

(*)  Oscar Catalfo es platense, Agrimensor recibido en la UNLP Facultad de Ingeniería y con formación científica desde la secundaria (Bachiller con orientación científica) del Colegio Nacional de La Plata. Entre los 70 y los 80 fue ufólogo y activo participante en los congresos de la Fundación Argentina para el Estudio de la Ciencia Extraterrestre (FAECE). Hoy se presenta como «escéptico militante y promotor del pensamiento crítico, ante la actitud pasiva de una sociedad en la que predomina la ingenuidad, la superstición y la credulidad acrítica». Por el desencuentro que existe entre la realidad y su postura, dice Oscar, «es difícil encontrar canales donde exponer a las pseudociencias y su incidencia en la sociedad».

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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