Carta abierta a los jovenes ufologos

alien que piensaEn 1995 una revista me ofreció espacio para que escribiera “algo” sobre ufología. No me iban a pagar, pero podía escribir sobre lo que quisiera. En aquellos tiempos esa clase de ofertas no me sobraban. Perdí el ejemplar, pero era la revista Cultos y religiones, que se distribuía en kioscos. Aproveché para dirigirme a los jóvenes ufólogos, e instarlos a no cometer los errores que había cometido nuestra generación, la de quienes, por entonces, teníamos más o menos 30 años.

Mis ideas sobre el tema no eran las mismas que tuve después ni las que tengo ahora; de haberlas mantenido, por ejemplo, no hubiese sido capaz de escribir Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Sudamericana, 2009). 

Nunca más, desde aquel manuscrito, volví a pontificar ni a llamar explícitamente a la reflexión a los más jóvenes.

Tampoco tuve la voluntad de republicar este trabajo. ¿El motivo? Con el tiempo, consideré que mi texto no estuvo a la altura. Algunos párrafos eran arrogantes. Otros, demasiado rebuscados. Lo que me gustó ahora (si se me lo permite, hablo de un texto mío), lo acabo de reeler, es su sinceridad. “¿Quiénes responderán sus preguntas?”, apelaba en aquella nota, que reedito completa. “Los que –lejos de arrepentirnos– estamos orgullosos de haber sido ufólogos”.

Diecisés años después, libero aquel viejo ensayo. Quién sabe, a lo mejor todavía sirve como material de reflexión para algún chico que hace sus palotes en el tema.

***
ccyrv-1995Esta revista tuvo la generosidad de considerar que mi opinión sobre los OVNIS podía ser interesante. Es que soy un bicho raro: desde 1977 a 1988 fundé varios grupos de investigación ufológica; desde 1981 a 1986 dirigí la revista Ufo Press, y cuando en 1991 fui cofundador del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP) y de la revista El Ojo Escéptico, me llovieron ofertas para escribir sobre los famosos platillos en las llamadas “revistas de divulgación científica”. Luego –ya “escéptico” confeso– comencé a recibir invitaciones a participar en congresos internacionales sobre la cuestión. Rarísimo. Tras haber sido invitado a España y Brasil para exponer mi visión sobre el movimiento religioso formado alrededor de la creencia en las visitas extraterrestres (que en su momento yerré en llamar sectas platillistas), en la Argentina un ufólogo me prohibía entrar a su congreso por considerar que yo era “un elemento perturbador” (una calificación que, desde luego, me enorgulleció). Eso ya fue menos raro.

Daniel Perisse y Alejandro Agostinelli, en un congreso en La Banda, Santiago del Estero (1988)

Pero no es todo. En España, un ex ufólogo, desde una tribuna escéptica, comenzó a cuestionar la calidad de mi escepticismo: le pareció sospechoso que me invitaran a jornadas “pro OVNI”, aunque lo que más parecía disgustarle era que me pagaran el pasaje.
La cosa es que a mi alrededor se armó una extraña polémica que me hizo alejar cada vez más de estos ambientes (los platillistas y los escépticos), y cuidar un poco más mi oficio, el periodismo. Hecha la presentación de rigor, vayamos al tema.

1. El mito que habla
No es frecuente que una revista de distribución en kioscos esté dispuesta a «bancarse» mi opinión sobre los OVNIS. Voy a aprovechar el convite para ser claro: lo que se conoce como «fenómeno OVNI» es un mito moderno. «¿De qué mito me habla? ¡Son naves alienígenas!», exclamarán muchos. Pues hablo del mito más fascinante y perdurable de la era espacial. Pero repetí esta frase tantas veces que se ha desgastado para mí, y corre el riesgo que corren los clisés; es decir, confundirla con “un ataque emocional a un sistema de creencias” en vez de lo que realmente creo que es: la conclusión a la que he llegado tras analizar durante más de 15 años la evidencia.

Los lectores más recatados replicarán: “Ud. se equivoca; los OVNIS son Objetos Voladores No Identificados”. Responder «sí» es tentador. Porque es verdad. El problema es que no es toda la verdad. Si los OVNIS sólo fueran lo que significa la sigla, habría poco para decir; serían, apenas, algo que no se sabe lo que es. Habría que hacer un esfuerzo racional por determinar sus causas y, si esto no fuera posible, habría que mantener el juicio en suspenso hasta que eventualmente surjan o hallemos evidencias que permitan abonar alguna hipótesis.

Pero las cosas no siempre funcionan como a uno le gustaría.
Porque el “problema OVNI” suscita pasiones. Y esto ocurre porque la palabra (la palabra OVNI) posee fuertes contenidos culturales. Sencillamente, para el común de la gente (y para la mayoría de los ufólogos) los OVNIS (o “el fenómeno OVNI”) son naves extraterrestres. Ese concepto ha configurado el mito, y por eso afirmo que los “conocimientos platillistas” disponibles son menos científicos que folklóricos. Hablo del mito que habla. De un “misterio OVNI” que existe a expensas del mito, del mito que existe gracias al “misterio OVNI”.

Esta gentil reciprocidad construye la mitología de los extraterrestres –le hace hablar y que se hable de él– porque renueva la controversia hasta el infinito. Ejemplo: si el «OVNI» del 14 de junio de 1980 resultó ser la reentrada de combustible de un cohete soviético, ya aparecerá otro caso que “se resista mejor” a la identificación. Hay ufólogos convencidos de que el mérito consiste en no encontrar las explicaciones a los casos. Es increíble, se ponen más contentos cuando fracasan los (generalmente pobres) intentos por descubrir qué fue lo que realmente ocurrió.

¿Entonces son nada más que objetos voladores no identificados? ¿Pero «no identificados» por quiénes? Primero, por el observador. Segundo, por el investigador. ¿Y quién es el observador? Alguien que se declaró incapaz de identificar el objeto. ¿Y quién es el investigador? El ufólogo, claro. Un tipo como nosotros, más o menos informado y sin ningún estudio en especial (cualquiera puede presentarse como ufólogo –no hace falta rendir exámenes ante nadie–). Pero eso sí: debe estar sensibilizado por el tema. El ufólogo se mueve por el deseo de encontrar pruebas de que “en todo esto debe haber algo de cierto”. En caso contrario no sería ufólogo.

Para salir a cazar extraterrestres, es preciso creer que deben andar por algún lado. Si no, tarde o temprano se convertirá en un repulsivo “ufólogo de salón”. Lo peor en su especie: leen, reflexionan, piensan. ¡Miserables intelectuales!

2. Misioneros del espacio
Pero, ¿quién es el ufólogo? Quien decide si un caso permanece en el casillero de «identificados» o en el de “no identificados”. ¿¡Eeehhh!? ¿Esa es la «misión» del ufólogo? No, claro que no. El especialista en “no identificados” debería arriesgar hipótesis científicas para encontrar respuestas, o plantear las alternativas explicativas que mejor se ajusten a la experiencia que vivieron los testigos. Debería preguntarse por qué parte de esos informes le hicieron una gambeta a la identificación. No mucho más que el 5 o el 10% de la totalidad de denuncias.

Es bueno refrescar que un caso puede quedar inexplicado por muchas razones: 1) porque la descripción del testigo es errónea, fantasiosa o insuficiente para confrontar lo que percibió con los posibles causantes de la observación, 2) porque el investigador del caso carece de información para establecer qué fue lo que llamó la atención del testigo, 3) porque el investigador no agota los esfuerzos para encontrar una explicación de sentido común, o carece de la competencia para ello, 4) por intereses (ajenos o pertinentes al caso) que obstaculizan la investigación, etcétera.

Por desgracia, el ufólogo medio (lo sé porque fui uno de ellos) cree que cuando “todas las hipótesis fueron descartadas” la única alternativa pasible de ser tenida en cuenta es la extraterrestre o… el “verdadero fenómeno OVNI”. Se ve mejor con un ejemplo doméstico. Si una cortina se mueve y en tu casa no corre una pizca de aire, ¿atribuirías inmediatamente “el fenómeno” al soplo de un duende? No, conviene descartar todas las explicaciones posibles. Y si aún no aparece la clave, la hipótesis del duende aún nos va a parecer exagerada. ¿Cuál es la diferencia entre los OVNIs y el duende del ejemplo?

Pasa que la mayoría de los ufólogos (repito: la mayoría, no todos) tienden a ser más Promotores del Misterio que investigadores del “fenómeno OVNI”. El ufólogo (no necesariamente partidario de las astronaves extraterrestres) es una especie de obrero del mito. Puede ser involuntario, pero es el que mejor sabe cómo modelar el tema que le (nos) fascina.

3. La ufología, ¿sirve para algo?
Tengo mis serias dudas de que valga la pena contribuir a mantener un espacio cultural llamado ufología. A casi medio siglo de su natalicio, creo que ya pasó su cuarto de hora. Cada científico desde su área debería hacer su aporte –como de hecho muchos lo hacen– sin necesidad de declararse dentro del “campo ufológico”.

Pero ya que la ufología existe, a lo mejor puede servir para comprender el mundo desde perspectivas nuevas. Esa esperanza es, al menos, refrescante.

Los interesados en sus aspectos psicosociales pueden aprender –y enseñar– mucho sobre cómo funcionan las creencias, las influencias de la ciencia-ficción, el desenvolvimiento de los mitos y los mecanismos de las percepciones que entran en juego cuando un observador desprevenido se enfrenta a un estímulo cuya fuente desconoce. Es asombroso descubrir cómo se las arregla el hombre para construir sus religiones. Tampoco dejan de sorprender los sucesivos reajustes que sufren los cultos que crecen a expensas de los nuevos mitos. Tengo para mí que estos son los flancos más promisorios de una próxima ufología.

Todo esto, desde luego, no excluye otras alternativas. Quienes se sienten atraídos por los enigmas atmosféricos tienen todo un mundo por descubrir si deciden investigar las propiedades físicas de los rayos globulares. Los buscadores de rarezas marinas pueden entresacar nuevos datos interesándose por los fenómenos de bioluminiscencia. Y los entusiastas de los FX caseros todavía pueden encontrar nuevas recetas para reproducir las artimañas de los fabricadores de ovnis artesanales o de “círculos de cereales”.

Hay otros ejemplos y la duda metódica aconseja dejar la lista abierta. Por suerte, siempre puede haber sorpresas. Cuando nos sabemos despiertos ante la novedad, uno vuelve a experimentar la misma fascinación ante lo desconocido que ha precedido a cada aventura del descubrimiento. Pero para que ese sentimiento sea genuino, tenemos que asegurarnos de que realmente estamos ante una novedad.

Ahora bien, si al despejar el complejo repertorio de fábulas entre los casos “no identificados” resta algo de valor científico, y el descubrimiento hay que cargarlo a la cuenta de los ufólogos, ¡bienvenida esa nueva ufología! ¿Por qué digo “nueva”? Porque la que existió hasta ahora –al menos en la Argentina– no estuvo al servicio del progreso sino al de la preservación o fabricación del mito extraterrestre o –peor– del Santificado Dogma del Inmaculado “Fenómeno OVNI”.

La ufología del primer tipo se descarta por la vía más sencilla; hasta hoy, nadie ha presentado evidencias de que los casos sin explicación correspondan a naves extraterrestres. Si alguno tiene las pruebas, allí está el Proyecto ET de la Fundación CAIRP, con 10.000 dólares para el que llegue primero. Si usted cree y no le interesa probar sus afirmaciones, felicitaciones, será bienvenido a la religión platillista: siempre hay algún gurú simpático a quien seguir. La del segundo tipo instruye aún más sobre la mecánica de la ufología como sistema de creencias. ¿Acaso no suena más seria? Bueno, digamos que “fenómeno OVNI” es una categoría sencillamente inexistente; es como hablar del Fenómeno Accidentes Aeronáuticos Inexplicados. Ningún accidentólogo serio se atrevería a conjeturar que catástrofes de jets, aviones comerciales o helicópteros son víctimas de una misma conjura aérea. Nadie atribuiría a esta clase de siniestros una misma naturaleza ni agruparía bajo la misma etiqueta catástrofes a las que se les pueden hallar las más variadas explicaciones.

¿Cuál es la peculiaridad de los relatos ufológicos para ser exceptuados de esta elemental regla lógica? Varios estudios sugieren que los “casos no explicados” (OVNIs) son indistinguibles de los “explicados” (OVIs).

En otras palabras, mucha gente que “experimenta” un caso OVI (un OVNI que tras la investigación fue despojado del misterio) refleja las mismas emociones, percibe iguales anomalías y describe idénticos atributos que cuando vive una experiencia OVNI –digámosle “OVNI” porque no encuentra la explicación–. Esto dice bastante acerca de la naturaleza de los casos OVNI.

Sin embargo, la inmensa mayoría de los ufólogos prefieren ignorar el mensaje de los casos explicados. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: parten del preconcepto de que los OVI son distintos de los “verdaderos” casos OVNI (por “verdaderos” léase “naves ET” o cualquier otra interpretación exótica). Por eso es legítimo preguntarse, ¿con qué piensan comparar los casos OVNI que han recopilado cuando intenten realizar algún estudio estadístico? ¿Pensarán compararlos con algo? ¿Pensarán? En suma, ¿sirven para algo esas estadísticas, aparte de adornar de ciencia procedimientos que no tienen nada que ver con ella?

Lo peor del asunto es que los mismos ufólogos que tiran los casos identificados a la basura (o simplemente los evitan) no son capaces de dar una definición positiva de un “verdadero” caso OVNI. A menos, claro está, que se resignen a adoptar la definición impuesta por su sistema de creencias; esto es, aceptar sin pruebas que somos visitados por extraterrestres. Como lo hace el miembro de cualquier culto al aceptar sin pruebas la existencia de su dios. De paso, no hay que preocuparse mucho por el qué dirán, las no-ciencias son creencias respetables.

Una definición de sentido común se debería ceñir a la descripción que sugiere el estereotipo social: se le llama OVNI a cualquier estímulo visual no reconocible que el testigo o un tercero (ufólogo, periodista, militar, etc.) le atribuye una naturaleza extraterrestre. Si en vez de “OVNI” le llama “ángel”, “aparición mariana” o “luz mala”, puede cambiar de vela teológica, pero no de santo. La variedad de claves de lectura posibles confirma que las ciencias sociales son el ámbito más pertinente para su estudio.

El «superufólogo». Por Allan Hendry (En The Ufo Handbook, por Allan Hendry, 1979)

4. La ufología, ¿tiene futuro?
En un sentido restringido al ámbito local, no soy optimista. Dudo que esta situación cambie. Si me equivoco y cambia, acaso sea para peor. En un sentido amplio, sospecho que los conocimientos que ufólogos con formación científica –o científicos con vocación ufológica– obtengan de los casos “no identificados” confirmarán la casi exclusiva dimensión mítica del complejo de fenómenos responsables de las observaciones OVNI.

Baso mi opinión en la historia ufológica de la última década. Las mentes mejor preparadas que pasaron por la ufología terminaron afianzando su escepticismo. A trazo grueso, se pueden dividir en dos vertientes: 1) el “escepticismo peligroso” (que con su actitud militante intenta “acabar con el mito”; y 2) el “escepticismo pragmático” (cuya actitud reflexiva trata de comprender el mito). Lógicamente, hay casos donde ambas variantes conviven en un mismo sujeto. Para muchos, sus nombres son desconocidos. Pero vale retener algunos para interesarse en sus trabajos: Félix Ares de Blas, Ignacio Cabria, Luis R. González, Manuel Borraz y Vicente-Juan Ballester Olmos (España); Luis Ruiz Noguez y Héctor Chavarría (México); Claude Maugé, Thierry Pinvidic, Michel Monnerie y Dominique Caudrón (Francia); Paolo Toselli y Maurizio Verga (Italia); Jacques Scornaux, Marc Hallet y Win Van Utrecht (Bélgica); Allan Hendry y Martin Kottmeyer (Estados Unidos); Roberto Banchs, Rubén «Gurú» Morales y Heriberto Janosch (Argentina).

Espero que me perdonen los ausentes injustificados.

A ellos no se les reveló “La Verdad” como por encanto ni arriesgan respuestas definitivas. Pusieron ahí su inteligencia y “ensuciaron sus botas” hasta que llegaron a algunas conclusiones.
Los “ufólogos ortodoxos” censuran estas novedades sin necesidad de leerlas. Temen a lo desconocido, o a lo que no alcanzan a comprender. Los vendeplatos, en cambio, prefieren la política del escamoteo. Tienen sus razones: nadie promueve a quienes representan una amenaza para su éxito comercial.

Resumen de ponencia presentada en unas jornadas ufológicas celebradas en Santander, España, y organizadas por la revista «Cuadernos de Ufología», 1991.

5. Palabra de ex ufólogo (orgulloso de haberlo sido)
No me parece que los jóvenes ufólogos deban esperar revelaciones asombrosas conversando con los testigos, apostándose con videocámaras en los santuarios ufológicos de moda, o clavando en los mapas chinches de colores.

Es fácil sentirse identificado: es la misma pasión por la aventura, el mismo deseo de conocer y desafiar “el sistema” que nos impulsó al iniciar este recorrido. Cuando la ambición es grande, las motivaciones también lo son y así aprendemos un montón de cosas que acaso no hubiéramos aprendido de otro modo. Ese entusiasmo es maravilloso.

El esfuerzo puede estar mejor orientado. Porque, a su vez, entristece saber que muchos repetirán nuestro camino. Lo malo es que tropezarán con las mismas piedras. ¿No les gustaría conocer el atajo? ¿No les intriga saber qué libros, qué artículos o qué estudios les podríamos recomendar? ¿Quiénes les señalarán las respuestas (o las aproximaciones a esas respuestas) a muchas de sus preguntas? Los que –lejos de arrepentirnos– estamos orgullosos de haber sido ufólogos. ¿Quiénes, sino los viejos ufólogos, podríamos revelar sus secretos?

Sería fantástico que acortaran distancias. No para que se conformen con nuestro punto de llegada –frustrante para los desertores, fecundo entre quienes perdura la fascinación original– sino para que sepan a dónde estamos parados, abrir caminos diferentes y entonces sí lanzarse a explorar territorio virgen.

Ningún conocimiento es completo. Lo mejor está por venir. Pero para aprender hay que despojarse de prejuicios y mantener la cabeza fresca para asimilar toda clase de informaciones, especialmente aquellas que nos ponen nerviosos porque atentan contra nuestros deseos.

¿Les gusta desafiar la ortodoxia? “¿Y a quién no?” –responderán–. “El problema es ver de qué lado está”. En ufología, reconocerla es fácil. La ortodoxia está allí donde no hay progreso, y te das cuenta cuando la cosa se empieza a poner aburrida. ¿Viste esos tipos que creen en lo mismo toda la vida?

Alejandro Agostinelli

Primera publicación: Revista Cultos y religiones (Buenos Aires, abril de 1995)

  1. Me ha encantado tu carta. Que bueno que te has decidido por exponerla nuevamente. No veo la arrogancia que dices (o yo mismo soy demasiado evangelizador para notarlo).

    Un afectuoso saludo.

  2. Ah, muchas gracias por tu comentario, Javier. Bueno, me alegro que te haya parecido menos arrogante de lo que me pareció cuando la releí, tantos años después. ¡Saludos!

  3. Hola Alejandro. Mi nombre es Gustavo y vivo en Rosario, Sta. Fe. Creo que es irrefutable lo que expresás acerca de que ciertos ufólogos asignan una correspondencia inequívoca entre el fenómeno ovni, su origen extraterrestre y la pasión que se pone en tales declaraciones. Pero aclaremos que también los hay objetivos y no prestos a decir lo que el público ufológico quiere oir. Lo importante, creo, es que como bien decís un 5 a 10 por ciento de los casos resultan inexplicables. Porqué inexplicables ? porque realizan movimientos imposibles para cualquier artefacto de origen humano (conocido al menos) o por las luces que emiten o por las velocidades que desarrollan. Yo mismo he sido testigo, en mi juventud, de un avistamiento (junto a mi viejo ya fallecido) en una noche, lo que no me deja dudas acerca de que existe otra realidad fuese cual fuese el origen de los aparatos que ví. Por otra parte, vos mismo mencionás muy brevemente el fenómeno de los círculos de cosecha. Te parece que son todos manipulaciones de computadora ? Entonces: Cuál es la explicación ? Para concluir, creo que tenemos que separar la ficción de lo real, no meter a todos en el mismo saco. Y por favor, creo que nada mas bello que la verdad (y el amor, si !!), por lo tanto ni escépticos ni ufólogos, CIENTIFICOS !
    P.D.: Si te interesa conocer mas acerca de mi avistamiento, escribime y con todo gusto te contaré con detalle.
    Un abrazo !

  4. CARTA ABIERTA A LOS ESCÉPTICOS

    A.A. (Alejandro Agostinelli) DICE: 1. El mito que habla… No es frecuente que una revista de distribución en kioscos esté dispuesta a “bancarse” mi opinión sobre los OVNIS. Voy a aprovechar el convite para ser claro: lo que se conoce como “fenómeno OVNI” es un mito moderno. “¿De qué mito me habla? ¡Son naves alienígenas!”, exclamarán muchos. Pues hablo del mito más fascinante y perdurable de la era espacial.
    J.M.F. (Jorge Marcelo Ferro): RESPONDO: Con sus mismas palabras digo “¿De qué mito me habla? Y afirmo ¡Son naves materiales tripuladas o no, y de procedencia alienígena o terráquea!”

    A.A. DICE: ¿Entonces son “nada más” que objetos voladores no identificados? ¿Pero “no identificados” por quiénes? Primero, por el observador. Segundo, por el investigador. ¿Y quién es el observador? Alguien que se declaró incapaz de identificar el objeto. ¿Y quién es el investigador? El ufólogo, claro. Un tipo como nosotros, más o menos informado y sin ningún estudio en especial (cualquiera puede presentarse como ufólogo –no hace falta rendir exámenes ante nadie–). Pero eso sí: debe estar sensibilizado por el tema. El ufólogo se mueve por el deseo de encontrar pruebas de que “en todo esto debe haber algo de cierto”. En caso contrario no sería ufólogo.
    J.M.F. RESPONDO: Son “nada más” que objetos voladores no identificados con ningún objeto volador natural, ni con vehículo alguno que aun siendo de construcción terráquea secreta, es reconocido como tal.
    Luego, el ufólogo antes que declararse incapaz de identificar al objeto volador en cuestión (como pretenden los escépticos), debe ser capaz de identificarlo como lo que en verdad es: ¡Un objeto volador de tecnología diferente a la que se ha dado a conocer y es de dominio público!

    A.A. DICE: 2. Misioneros del espacio… Pero, ¿quién es el ufólogo? Quien decide si un caso permanece en el casillero de “identificados” o en el de “no identificados”. ¿¡Eeehhh!? ¿Esa es la “misión” del ufólogo? No, claro que no. El especialista en “no identificados” debería arriesgar hipótesis científicas para encontrar respuestas, o plantear las alternativas explicativas que mejor se ajusten a la experiencia que vivieron los testigos.
    J.M.F. RESPONDO: Las respuestas que explican el funcionamiento de los OVNICTO (OBJETOS VOLADORES NO IDENTIFICADOS CON LA TECNOLOGÍA OFICIAL), son conocidas desde la más remota antigüedad, cuando se sabía que el espacio del Universo estaba lleno de un fluido sutil, denominado “éter”, y se explicaba que el “éter” es lo que impulsa la materia en todo lugar del Universo, y también por entonces y a través de la ciencia Lógica, se había demostrado: que las causas del movimiento están en lo “moviente” y en lo “movido”, y que lo “moviente” es de naturaleza “material” y está siempre en movimiento. Luego es fácil advertir que la teoría del éter es consistente con todo ello, y con la realidad. Además, todo lo demostrado y la teoría del “éter”, se muestra coherente con las leyes empíricas del movimiento (ley de la gravitación universal de Newton, las tres leyes del movimiento de Galileo-Newton, y la teoría cuántica de Planck, Rutherford, Bohr, De Broglie, Heisenberg, Schrödinger, Dirac y otros); en tanto que la teoría de la relatividad de Einstein, además de mostrarse incoherente con las leyes empíricas ante citadas, se demostró falsa e inconsistente con la realidad…
    Y entonces, demostrada la consistencia de la teoría del “éter”, y desechada la teoría de la relatividad de Einstein, el movimiento de los OVNICTO se comprende a partir del conocimiento de las verdaderas causas del movimiento de la materia en el Universo y que a continuación se explican:
    > El “éter” (lo “moviente”), como causa de las fuerzas gravitatorias: Las fuerzas gravitatorias (formuladas por Newton), se producen por la acción del “éter” (lo “moviente”), el cual está integrado con “entes físicos” que se mueven con la velocidad de la luz, en todas las direcciones del espacio tridimensional. De ahí es que los cuerpos cercanos en el espacio, hacen entre sí de pantalla mutua al flujo del “éter” que va en la dirección de un cuerpo hacia el otro; y entonces ocurre que los “entes físicos” que alcanzan las superficies de las caras enfrentadas de los cuerpos, son menos y menores sus acciones (fuerzas), que los que llegan y accionan en las superficies de las caras opuestas. Luego, la resultante de las acciones (fuerzas) de todos los “entes físicos” que actúan sobre cada cuerpo, es la fuerza de “atracción” gravitatoria (de Newton), que se produce por la acción del éter, y aparece en cada uno de ellos.
    > Lo “movido” y el movimiento: Se cuenta que mientras hacía un baño de inmersión en la bañera, Arquímedes descubrió la fuerza de empuje (o flotación) que actúa sobre todo cuerpo sumergido en un líquido; entonces fue tanto su júbilo, que salió de la casa desnudo y corrió por las calles de la ciudad de Siracusa, mientras gritaba en forma repetida eureka (lo encontré). Arquímedes había encontrado la ley del movimiento de los cuerpos sumergidos, la cual corrobora que todo movimiento no sólo depende de lo “moviente”, sino también de las propiedades y el estado de lo “movido” (los objetos que se sumergen), pues de ésos, unos se hunden y van al fondo, otros emergen a la superficie, y algunos, a veces, permanecen a media agua.
    Así las cosas, se podría pensar que un objeto en el espacio (lo “movido”), y bajo ciertas condiciones, pueda presentar comportamientos aparentemente diferentes de los previstos en la ley de la gravitación universal y las tres leyes del movimiento de Newton; ya que de hecho y en el espacio, se han observado “objetos” (OVNICTO) que realizaron movimientos muy diferentes a los pronosticados. Más claramente, la cuestión que se plantea es: ¿Es factible que un objeto en el espacio (por ejemplo no casual: un disco de metal en rotación), pueda presentar diferentes valores de permeabilidad a los entes físicos del “éter”, según éstos accionen sobre una ú otra de las caras del disco, y así produzcan una fuerza resultante no nula, la cual actuando sobre lo “movido” como una fuerza externa, modifique su estado de movimiento (o reposo), en un todo de acuerdo a la ley de “inercia” (la primera de las leyes del movimiento de Newton y Galileo)?
    La respuesta es afirmativa, pues la aparición de una fuerza sobre toda masa con carga eléctrica que se mueve dentro de un campo magnético, es un fenómeno ampliamente conocido en la Física. Esa fuerza se denomina “fuerza de Lorentz” (en homenaje a su descubridor), y la explicación de su causa es consistente con las teorías “del éter” y “cuántica”, pues la diferente permeabilidad al flujo del “éter” según dos sentidos opuestos de una sustancia en movimiento, ocurre cuando los ejes de giro de los electrones de los átomos de la sustancia, están alineados en dirección normal (perpendicular) al del movimiento, y además ambas direcciones son normales a la del flujo del “éter”. De esa forma se explica por qué es factible construir un ingenio que, funcionando de acuerdo a lo explicado, haría posible realizar y controlar a voluntad, los movimientos de la sustancia en todos los ámbitos: terrestre, marino, aéreo y espacial.
    NOTA: Basado sobre la idea de la fuerza de Lorentz, existe la solicitud de patente de invención del objeto título: “Aparato electromagnético para transporte de masas”, que fue gestionada bajo el expediente número 321.292 y presentada ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Argentina, con fecha diciembre 02 de 1991… En diciembre de 2011, se cumplirán 20 años, en los cuales ningún escéptico ha refutado la validez del invento.

  5. @invasoresellibro ¡Hola Jorge! Confieso que cuando hablás de «tecnología oficial» me pierdo un poco, porque la tecnología es una sola, lo importante es que funcione.
    Cuando tu invención pase a la fase práctica y todos podamos verlo andar, avisame que iré a presenciar la prueba. Saludos.

  6. Bueno… tarde, pero seguro. Después de un par de meses retorno a la página y leo tu respuesta a mi planteo (ya conversado por email) y la que le respondes a Jorge. Con respecto a ésta última, me parece (es solo mi impresión), bastante irónica (por no decir «forra»). Pero pasemos al tema «tecnología oficial». Porqué la tecnología es una sola ??!! en nuestro planeta tuvimos y tenemos distintos niveles de desarrollo tecnológico. Y si hubiere una (o muchas) civilizaciones extraterrestres tendríamos muchas tecnologías con similitudes, pero también con diferencias. Ahora bien: Si el tema es hablar solo de la tecnología terrestre, también pueden haber ejemplos. Sabemos que existen los documentos desclasificados. Por lógica, existen los documentos clasificados. Esto significa que existe información que los gobiernos deciden ocultar por razones de «defensa de interes nacional». Algo así, no ? Bien… porqué no suponer que dentro de toda esa información oculta, no existen proyectos y desarrollos de tecnología que estos gobiernos no desean compartir con otros paises ? Entonces, llámase tengo entendido, tecnología oficial a lo que los gobiernos muestran a traves de los medios y físicamente. Tecnología «no oficial» es la que se decide no hacer pública. Y obvio que funciona !! caso contrario no la ocultarían. No te parece ? Saludos.-

  7. ¿ES LA UFOLOGÍA UNA CIENCIA?

    Las razones por las cuales los investigadores del fenómeno OVNI
    no gozan de respeto en la comunidad científica,
    ni se llevan bien -en el extremo opuesto- con los presuntos contactados con extraterrestres

    «La ufología es una ciencia dedicada al estudio serio y objetivo del fenómeno ovni. Los verdaderos investigadores, ufólogos u ovniólogos, nos dedicamos a un análisis serio del tema. La verdadera investigación consiste en comprobar lo no comprobable», declaró un ufólogo.
    «Seriedad»… una ciencia que comprueba «lo no comprobable» (?), cuando la ciencia está para comprobar lo comprobable. Y la comprobación, según el método científico, mediante la experimentación, ¿la efectúan los ufólogos experimentalmente? ¿Trabajan ellos en laboratorios estadounidenses o rusos efectuando ensayos con naves alienígenas accidentadas, donde aplicar el paso-«experimentación» del método científico, para hacer comprobaciones? ¿Dónde realizan la experimentación con el objeto de estudio, sometiéndolo a pruebas, ensayos, reacciones, para medirlo, comprobarlo? ¿Cual es la «experimentación» efectuable en una simple observación o registro fílmico o fotográfico, únicas alternativas de estudio de los ufólogos?
    De ser cierto que existan los laboratorios donde se estudien -secretamente- ovnis accidentados, ¿por qué los únicos testimonios de gente que ha dicho haber trabajado allí, son de profesionales que nada tienen que ver con la ufología? ¿Qué le falta al ufólogo para ser considerado «serio», y necesario para los organismos gubernamentales de investigación aeroespacial que estudian el fenómeno OVNI? ¿Por qué el Pentágono y la NASA no recurren a los ufólogos, sino a profesionales entendidos en navegación aérea y espacial cuando se ocupan de casos OVNI? ¿Cuál es, entonces, la realidad de la supuesta cientificidad de la investigación ufológica?

    El estudio de los vehículos aeroespaciales y de sus tripulantes

    La ufología no es ni puede ser una ciencia: el estudio de naves interplanetarias no terrestres, puede ser hecho por la mismas ciencias que estudian nuestras propias naves, y las leyes de sus movimientos: la astronáutica, la aeronáutica y la física. El estudio de sus tripulantes pueden efectuarlo la biología, la antropología y otras disciplinas. A las cuales la ufología debe necesariamente recurrir para estudiar esas entidades biológicas humanoides. Así como debe recurrir a las otras disciplinas mencionadas para estudiar las naves. Entonces, siendo que la ufología debe recurrir a tantas ciencias por no ser autosuficiente, no hay bases para calificarla como una ciencia en particular, por el hecho de que estudie el fenómeno que configuran vehículos y tripulantes no terrestres, como si acaso sus características y leyes regentes debieran estudiarse por separado del estudio de nuestra tecnología y de nuestra biología. Si la distancia que separa a nuestros transbordadores espaciales de un plato volador, es proporcional a la que separa a un globo aerostático, de esos transbordadores de la NASA, debería haber una ciencia que estudiara los globos y otra los aviones aeroespaciales, y sin embargo la aeronáutica es la misma para ambos vehículos. No tiene por qué ser una ciencia aparte de ella y de la astronáutica la que estudie los vehículos de civilizaciones extraterrenas. Si alguna vez nuestra ciencia aeroespacial pudiera crear vehículos iguales a los de los extraterrestres, para esa ciencia daría lo mismo estudiar dos naves iguales, una de la Tierra y otra foránea. Así como para la biología y la antropología, el estudio de las formas de vida, en este caso antropomórficas, no tiene fronteras planetarias.
    Por lo tanto, la ufología es una improvisación de relleno, con un cartel de «ciencia» demasiado presuntuoso, pero sin autosuficiencia científica. Y sin incumbencia posible a la hora en que la astronáutica le confisque como propio al estudio de las naves, y lo mismo le hagan la biología y la antropología al estudio de los tripulantes. La «ufología» quedará desprovista de objetos de estudio, derivados hacia dichas ciencias, que son las que deben ocuparse de las naves y de sus tripulantes. ¿Y de qué va a ocuparse la ufología, sino de efectuar su propia disolución?

    El ocaso de los ufólogos

    La desaparición de la ufología se podría producir por una abierta manifestación mundial de los extraterrestres, que vinieran a mostrarse, decir lo suyo y poner fin al misterio de los ovnis y a la actividad de quienes los investigan, pues se quedarían sin objetos de estudio: a sus naves las estudiarían ingenieros y no ufólogos, y éstos tampoco serían quienes estudiaran a sus tripulantes, porque para eso estarían las ciencias que estudian la vida, la mente, la cultura y la sociedad. Pero antes de que tal acontecimiento pueda ocurrir, si es que ocurriera, estará destinado a desaparecer el hoy ufólogo que mañana no sea un poco físico, ingeniero espacial, biólogo, antropólogo, y un poco más de toda disciplina de las que tienen jurisdicción sobre las respectivas áreas del fenómeno de «la nave y su gente a bordo». Para temas puntuales sobre naves, la prensa y el público ya no querrán escuchar a un ufólogo, sino a un ingeniero, un físico; para saber sobre lo físico, lo mental, lo social y cultural de sus ocupantes, preferirán no la palabra de un ufólogo, sino la de un biólogo, un médico, un antropólogo, un psicólogo. No se puede pretender que alguien domine todos los aspectos de la vida y tecnología de seres de otros mundos, como no se puede pretender abarcar todos los campos del conocimiento sobre astronautas de la NASA y sobre los vehículos que utilizan. Nadie es especialista en todo, para saber desde dónde van los cables y tornillos en los motores, pasando por tablas de cálculo matemático sobre aceleraciones, masa, fricción atmosférica y calentamiento, hasta los efectos de la ingravidez en el torrente sanguíneo, o los procesos psíquicos desde el entrenamiento hasta el retorno a Tierra. Sin embargo, los ufólogos estudian un fenómeno en el que deben abarcar cosas parecidas a estas, lo cual en la práctica resulta imposible. Entonces llega un punto en que el ufólogo debe recurrir a diversos científicos para que le realicen trabajos de estudio de los que él no es capaz. Si la ufología termina donde empieza la Química para saber de qué está hecho el pedazo de nave que el ufólogo lleva al laboratorio; si termina donde empieza la Física para explicar los movimientos aéreos, si termina donde empieza la ingeniería para tener alguna idea sobre la constitución de esos vehículos, y si la ufología termina donde empiezan las ciencias del estudio de la vida, para conocer sobre la gente que viaja en las naves; entonces, siendo que la ufología termina en tantos lugares, ¿qué queda de ella en esos límites?, ¿dónde empieza realmente?, ¿qué es al final?, ¿qué es lo que sólo ella y ninguna ciencia puede estudiar, para ser «ella misma» y no un rejunte de convergencias científicas ensambladas bajo un rótulo nominativo como si fuera una ciencia autónoma?
    Ser «ufólogo» por estudiar los UFO (ovnílogo u ovniólogo por estudiar los OVNI) equivale a ser «globólogo», «avionólogo», o «coheteólogo». No existe la «globología», ni la «avionología», ni la «coheteología» (sí la «cohetería», sin el «logos» de ciencia); sus métodos serían el mismo; el mismo que debería emplear la «ufología». Curiosamente, los «avionólogos» -por caso- si existieran y estudiaran los pilotos, estudiarían lo mismo que los «globólogos» y los «coheteólogos»: seres humanos. Por lo tanto le dejarían esa parte a las ciencias del ser humano y de la vida, y se ocuparían de los vehículos nada más. Los ufólogos, en cambio, sí se ocupan de los pilotos de las naves, debido a que aparentemente, por sus características, escapan a las ciencias de estudio de la vida y del ser humano, como si ellas estuvieran diseñadas sólo para estudiar vida y humanos de la Tierra -que habrá que ver si somos de la Tierra, o si somos descendientes de antiguas colonias alienígenas instaladas en el planeta-, por lo que los ufólogos hacen un trabajo innecesario al estudiar tripulantes, cosa que los cohetólogos no harían, si existieran. Pero como la coheteología no existe, porque a los cohetes los estudia la ingeniería aeronáutica y espacial, la ufología se ha quedado sola, sin primos cohetólogos, globólogos o avionólogos, porque ellos se han hecho ingenieros aeronáuticos y espaciales, como correspondía. Será por eso que en la NASA los ufólogos no caen bien: no se dieron cuenta de que querían manejar «científicamente» un tema que, para manejarlo profesionalmente hay que hacerlo con un aval de ingeniero, de piloto profesional, de astronauta, u otras profesiones relacionadas con aparatos voladores. Sin ese aval, ser ufólogo es simple afición; un hobby en el que muchos han empezado como fanáticos de los ovnis, mientras a su vez podían ser fanáticos de algún músico o de un club de fútbol, pero en esto de la investigación ovni encontraron una ocupación especial. Destinada a su propia disolución en caso de encontrar elementos de comprobación científica que explicaran las causas del fenómeno en estudio. Porque se trataría de elementos medibles con las herramientas de las ciencias que pasaran a ocuparse de ellos, por corresponderles el espacio de investigación, en el que los ufólogos no tendrían nada más que hacer. Espacio que los ufólogos pretenden -entre astuta e ingenuamente- ocupar aprovechando el vacío que diversas ciencias están dejando ante el fenómeno. Como en todas esas ciencias hay cada vez más profesionales que están ocupándose del área que les corresponde (tecnológica, biológica, antropológica, etc.) del fenómeno «vehículo-entidad biológica», no tardará en estar de más la ufología.
    La ufología como actividad, puede, hasta su desaparición, al menos registrar un avance, en tanto los que la ejercen se dejen de andar presumiendo ser especialistas en una «ciencia». Ese avance consistiría también en deshacerse de los escépticos que desde adentro la frenan, negando cosas que es prematuro negar; y en deshacerse de los crédulos que la ridiculizan. No obstante la depuración y avance que pueda experimentar, su durabilidad será limitada, a partir de lo anteriormente expuesto sobre su ocaso inevitable. Por lo tanto, no se trata de salvar a la ufología de su futura desaparición, sino de entender que es una actividad provisoria, inventada para rellenar un hueco producido en un segmento de tiempo histórico en el que las causas del fenómeno que estudia no han podido o querido ser esclarecidas por las diversas ciencias que deben tener competencia en ello. Las cuales, en cuanto se ocupen del asunto, habrán de llenar el hueco y anular a la ufología. Lo que la ufología hace no es otra cosa que estar reclamándoles permanentemente a las ciencias, que se ocupen de lo que ella se está teniendo que ocupar. Para que, cuando lo hagan, de una buena vez ella pueda dejar de tener que hacerlo, y descansar definitivamente en paz, sabiendo que los científicos ya han asumido toda responsabilidad en la materia.

  8. Muy buen artículo. Por lo que se ve a muchos «ufólogos» se las ha olvidado que el objetivo principal de la ufología moderna, es desmitificar a los ovnis; refutar o confirmar que son. Eso es la investigación, y no creer en extraterrestres. El creer es igual a no tener nada, lo único que tiene valor en el campo de la investigación es el saber, y hoy se sabe que los presuntos ovnis, o al menos los que se han presentado, no son para nada extraterrestres.

  9. Jorge. ¿Que clase de barbaridades estás diciendo sobre la relatividad? ¿Defiendes la existencia del éter? Creo que te tienes que poner al día. Llevas un siglo de retraso.
    Un saludo,
    Jaime

  10. CHE… POBRES UFÓLOGOS, POBRES NABOS ENGAÑADOS, Y POBRES MENTIROSOS PSEUDOCIENTÍFICOS DE LA CIENCIA OFICIAL, QUIENES SON TODOS CIPAYOS VERNÁCULOS OSCURANTISTAS A SUELDO DEL DEMONIO Y SUS ESBIRROS Y SICARIOS INTEGRANTES DEL DIABÓLICO ESTABLISHMENT: TERMINEN CON LA PAVADA Y DEJEN DE OCULTAR LA VERDAD QUE ES CONOCIDA DESDE HACE MILENIOS…

    PRESIDENTA CRISTINA E INGENIEROS ARGENTINOS… ¡A DESPERTARSE Y ACTUAR EN CONSECUENCIA, PORQUE EL CAMBIO CLIMÁTICO ES CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE PARA LA HUMANIDAD Y EL MUNDO!…

    ARGENTINOS… Deben saber que los oligarcas del “Establishment”, juntos con los ufólogos berretas que pululan en los medios, vienen ocultando la verdad científica de la “energía libre” y los «platos voladores», aunque ya no pueden ocultar lo que muchos saben: Que es inminente el colapso del ya insostenible paradigma decimonónico de los combustibles fósiles, lo cual se ha constituido en “cuestión de vida o muerte”, ya que ha sido demostrado que los gases generados por el uso generalizado de los combustibles fósiles, es el principal factor (contribuyente en más del 95%) del peligrosísimo cambio climático global, en el cual ya se producen temperaturas de frío y calor, que cada vez más se aproximan a extremos incompatibles con la vida humana, animal y vegetal en nuestro planeta Tierra.

    Es entonces que muchos confiamos en que los gobiernos del mundo resolverán el problema antes de traspasarse el punto de no retorno del equilibrio ambiental global, y así se allanará el ingreso de la Humanidad al nuevo paradigma de la “energía libre”.

    De ahí es que informo otra vez sobre el invento que más abajo se detalla…

    – INFORME SOBRE UN INVENTO –

    Soy el titular de la solicitud de patente de invención título: “APARATO ELECTROMAGNÉTICO PARA TRANSPORTE DE MASAS”, registrada con fecha 02 de diciembre de 1991 en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Argentina (INPI), bajo el expediente número 321.292…
    El objeto de invención al que hago referencia, consiste en dos platos de material paramagnético enfrentados y vinculados entre si; uno unido al estator de un motor (eléctrico) y el otro solidario al eje del rotor del mismo motor, el cual mediante su accionamiento imprime a los platos movimientos de giro con sentidos opuestos. Además a los “platos” se los carga eléctricamente y se los somete al flujo de un campo magnético de dirección radial. Generándose así las fuerzas (de Lorentz), las cuales actúan aplicadas sobre cada plato en dirección normal a su superficie, y son capaces de impulsar al aparato así construido; ya fuese ése una nave en sí (un platillo volador), o bien obrando el aparato como motor, impulsando vehículos o naves tradicionales o novedosas en todos los ámbitos: terrestre, marino, aéreo y espacial.

    La solicitud de patente fue denegada en julio de 1997, sosteniéndose en un informe del evaluador Ing. C. K. Quinteiro fechado 01/04/1996, en el cual se alega que el OBJETO de mi solicitud es “una idea teórica de imposible reproducción”, lo cual se demuestra falso, dado que el mismo evaluador, dos años antes de emitir su mendaz informe, el 04/02/1994 remitió mi solicitud de patente a CITEFA “Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FFAA” (dependencia del Ministerio de Defensa Nacional), requiriendo “… que se realice el estudio de antecedentes del OBJETO de la solicitud…”. Y lo notable fue que CITEFA mediante nota “CONFIDENCIAL” del 19/09/1994, informó que se había encontrado que el OBJETO (no “idea teórica…”) de mi invención, guardaba alguna semejanza con otro OBJETO de invención en proceso de I&D, y que era una lancha experimental que por entonces desarrollaba Mitsubishi Co.

    Hago notar que en treinta años mantuve reuniones con científicos y personas calificadas que examinaron el proyecto, sin que ninguno manifestase alguna objeción, sino todo lo contrario; como es el caso de un ilustre anciano ingeniero; quien por la década de 1990 era decano en la Facultad de Ingeniería UBA, y presidente de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, y que luego de escuchar mi exposición me dijo al despedirse y darme la mano: “sígalo, que vale la pena…”. De ahí es que vengo requiriendo a las autoridades gubernamentales argentinas, quieran destacar personal calificado para dialogar sobre la cuestión.

    Jorge Marcelo Ferro
    ing. civil (UBA)

    PD: Ufólogos chantas… Ustedes han hecho un gravísimo daño a la Humanidad, por unas monedas vienen sirviendo al demonio y ocultado la verdad, a través de cuyo conocimiento es posible recrear aquí y ahora: Un mundo como DIOS manda…

  11. CHE MARMOTAS UFÓLOGOS Y DEMÁS BADULAQUES DE LA FALSA CIENCIA OFICIAL… LES PRESENTO LOS CONOCIMIENTOS VERDADEROS, MEDIANTE LOS CUALES SERÁ POSIBLE RECREAR; AQUÍ Y AHORA: UN MUNDO COMO DIOS MANDA”

    “LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES” (JESÚS).

    “LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD” (ARISTÓTELES).

    LA INTELIGENCIA: Consiste en utilizar los puro conocimientos para procurar el bien y evitar el mal. Y mediante el ejercicio de la inteligencia y el razonamiento lógico, SE DEMUESTRA QUE ES INDEFECTIBLE VERDAD QUE: [El ser humano puede acceder al conocimiento de la verdad]; que [El conocimiento es afección exclusiva del alma, de ahí es que el alma puede existir separada del cuerpo]; que [DIOS existe], que [El Diablo existe]; que [No todo lo que ha llegado a ser (DIOS y el Universo) tiene un comienzo]; que [No todo lo que sucede (la existencia de DIOS y el Universo) tiene una causa]; que [Existen voluntades que generan el orden y el desorden del Universo]; y que [DIOS es el supremo ordenador del Universo]. (Aristóteles; Metafísica y Tratado Acerca del alma)

    LAS CUATRO PRIMERAS CAUSAS (Aristóteles):

    La primera causa es la ESENCIA que es la entidad “metafísica” de la naturaleza de DIOS y el alma de los seres vivientes.

    La segunda causa es la SUSTANCIA, que es la entidad “física” del Universo material que es percibida por los sentidos en sus tres formas: materia, energía y espacio.

    La tercera causa es la del MOVIMIENTO de la sustancia en el Universo, la cual se explica con la teoría del ÉTER, conocida desde la antigüedad, cuando se sabía que el espacio del Universo es un fluido sutil denominado ÉTER, que en contínuo movimiento, impulsa la materia en todo lugar del Universo.

    La cuarta causa es el ORDEN ó BIEN COMÚN de los sistemas materiales. Así el ORDEN o BIEN COMÚN es lo que adquieren las partes cuando se unen y forman un todo ó cosa única de mayor orden ó bien común.
    EL BIEN COMÚN que poseen las células de un ser viviente es el mayor orden que adquieren todas ellas cuando funcionan unidas integrando el organismo vivo que componen. El bien común de las personas integrantes de una nación, es el mayor orden que poseen esas personas, cuando funcionan unidas integrando la nación. El bien común del sol, los planetas, y demás cuerpos celestes del sistema solar, es el mayor orden del sistema solar en conjunto. El bien común de los elementos que integran la galaxia, es el mayor orden de esa galaxia en conjunto. El bien común de todas las galaxias que integran el Universo, es el mayor orden del Universo. Y el bien común universal es DIOS: supremo ordenador de todo lo existente.

    EDUCACIÓN Y GOBIERNO EN EL NUEVO PARADIGMA: La ciencia Lógica se aplicará en la educación, y a través del razonamiento lógico deductivo, los niños y jóvenes accederán a los conocimientos verdaderos. Y la Cibernética (que es la ciencia que estudia la “comunicación” y el “control” de los sistemas materiales, en relación con sus estados de mayor o menor “orden” o “bien común”), será aplicada en toda gestión ejecutiva, y en especial en la gestión de gobierno, a fin que el sistema ambiental, económico y social de la nación se desarrolle y evolucione progresivamente hacia estados de MAYOR ORDEN o MAYOR BIEN COMÚN.

    LA ENERGÍA LIBRE EN EL NUEVO PARADIGMA: Serán aplicaciones de la ENERGÍA LIBRE:
    • La generación de energía eléctrica mediante dispositivos accionados por imanes permanentes.
    • El transporte en todos los ámbitos (terrestre, marino, aéreo y espacial), mediante ingenios impulsados por la fuerza de Lorentz, que es el principio de funcionamiento de los platos voladores. (Ver solicitud de patente de invención: “Aparato electromagnético para transporte de masas”. Registro INPI Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Argentina. Nro. 321292, de fecha 02 diciembre 1991).

    Jorge Marcelo Ferro
    ing. civil (UBA)

  12. SOBRE LA ENERGÍA, EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA TECNOLOGÍA DE LA ENERGÍA LIBRE Y LOS PLATOS VOLADORES:

    UFÓLOGOS CHANTAS… Deben saber que la energía debe generarse donde se consume, evitándose así los elevadísimos gastos de transporte y distribución; y eso de acuerdo al CONCEPTO CELULAR bajo el cual es en las células mismas que se produce la energía que cada una de esas células utiliza y consume para cumplir su función. Claro que para cambiar el actual paradigma energético, primero se debería echar a los funcionarios y técnicos cipayos a sueldo de los oligarcas usureros del capitalismo liberal, quienes manejan y controlan el transporte y la distribución de la energía, bajo el ineficiente sistema que armaron para monopolizar el negocio. Y luego simplemente debe convocarse a quienes buscarán el bien común de Argentina y su pueblo, y que saben del tema; esos son los cuerpos colegiados de la ingeniería de Argentina…

    ARGENTINOS… ¡¡¡A DESPERTARSE!!!… Deben saber que los oligarcas del “Establishment” vienen ocultando la verdad científica de la “energía libre” y los platos voladores, aunque ya no pueden ocultar lo que muchos saben: Que es inminente el colapso del ya insostenible paradigma decimonónico de los combustibles fósiles, lo cual se ha constituido en “cuestión de vida o muerte”, ya que ha sido demostrado que los gases generados por el uso generalizado de los combustibles fósiles, es el principal factor (contribuyente en más del 95%) del peligrosísimo cambio climático global, en el cual ya se producen temperaturas de frío y calor, que cada vez más se aproximan a extremos incompatibles con la vida humana, animal y vegetal en nuestro planeta Tierra.

    VAYAMOS AL PLANTEO DE LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA CONCRETO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PLANETA TIERRA… Así, sabiendo que los gases generados por la combustión de los combustibles fósiles (petróleo y gas), es el principal factor (contribuyente en más del 95%) del cambio climático global, y sabiendo además que el ciclo climático (de las cuatro estaciones) tiene una duración de 1 (un) año; entonces resulta que si no se quemase combustibles durante un año, el clima de la Tierra se restauraría en gran medida en ese breve tiempo de un año… Es el caso análogo al de una persona que se emborracha, y durante el día siguiente se abstiene de tomar alcohol, entonces resulta que después de un día de dormir la mona se restaura la salud del curda, dado que 1 día o 24 horas es la duración del ciclo del metabolismo humano.

    Es entonces que muchos confiamos en que la presidenta Cristina junto con todos los gobiernos del mundo resolverán el problema antes de traspasarse el punto de no retorno del equilibrio ambiental global, y así se allanará el ingreso de la Humanidad al nuevo paradigma de la “energía libre”, el cual reemplazará al ya insostenible y peligrosísimo paradigma decimonónico de los combustibles fósiles.

    Jorge Marcelo Ferro
    ing. civil (UBA)

  13. Sr. Jorge M. Ferro: Ante todo, manifestarle que me parece una falta de respeto insultar a los ufólogos. La ufología es un movimiento que trata de recopilar y estudiar los numerosos casos de avistamientos de objetos voladores que no responden a una tecnología terrestre conocida (por ej. objetos que se desplazan a velocidades imposibles o que hacen movimientos en zig zag igualmente imposibles para la tecnología que conocemos). Que hay ufólogos mentirosos y sensacionalistas, seguro ! pero rara vez se debe generalizar. Los hay muy serios y que trabajan con métodos científicos y racionalmente. Respecto a su visión del tema energía libre, estoy en un todo de acuerdo a su postura y felicito su ingenio e invento.
    Un saludo cordial.-

  14. Que verguenza decir que los circulos de los campos fueron hechos por computadoras que verguenza….Te hago una consulta Alejandro el caso de las vacas mutiladas me vas a decir que fue el raton hocicudo ?

  15. muy lindas discuciones , pero yo soy del partido de los escepticos pragmaticos como dice Afostinelli, habiendo pasado por ufologo creyente en enanitos verdes, ja ja, el diseño de nave voladora basado en las fuerzas de <lorenz ya se habia expeimentado en los años 60 en sumarinos y aplicables tambien a naves voladoras, y explicada su teoria de funcionamiento.
    Trayectoria bajo la fuerza de Lorentz de una partícula cargada en un campo magnético constante, según el signo de la carga eléctrica. A mitad de los 1960s un submarino electromagnético diseñado por el Dr. Stuart Way, con permiso del Westinghouse Research Laboratory, fue probado con éxito. Es un hecho que un campo eléctrico y uno magnético en ángulos rectos uno del otro producen una fuerza (Lorentz) perpendicular para ambos. La fuerza empuja contra el fluido circundante conductor (agua de mar), el cual reacciona moviendo el submarino. Es posible imaginar un análogo aéreo en el cual el agua del mar es reemplazada por aire conductor eléctricamente ionizado, y donde campos electromagnéticos convencionales son producidos por magnetos superconductores que necesitan poco espacio, muy poca energía y peso, y generan altos campos magnéticos. Investigación substancial, mucha de ella clasificada, ha sido realizada mostrando que el sistema magnetoaerodinámico sería capaz de resolver todos los problemas que surgen del vuelo a altas velocidades controlando la elevación, la resistencia, el calentamiento y la producción de explosiones sónicas —todo electromagnéticamente en vez de mecánica o químicamente. El sistema resultante sería simétrico, altamente maniobrable, relativamente silencioso, a menudo con un halo luminoso alrededor, y otorgaría la capacidad de realizar aceleraciones y desaceleraciones repentinas. Podría llevar su propia fuente de energía o bien ser cargado a bordo de una nave madre como si fuera un carro de golf que lleva solo una batería recargable. Izq: Fuerza sobre una partícula cargada. Der: Fuerza sobre una corriente. La razón por la cual la investigación sobre estos sistemas de propulsión es clasificada responde a que las cabezas de los cohetes crean aire ionizado en la región que los rodea a medida que reingresan. Modificaciones en las cabezas de los cohetes pueden ser aplicadas para variar el perfil de radar, resistencia y la dirección de la luz entre otros importantes parámetros, sin necesidad de cargar con combustible o algún propulsor que normalmente sería requerido. Debe resaltarse que tales sistemas funcionan interactuando con el ambiente que los rodea y no llevando con ellos algo de lo que se desprenderán al final. El verdadero beneficio se observa en la producción de altos campos magnéticos ya que un solo campo diez veces produce lo mismo que cien veces la misma fuerza.

    Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: Sistemas de Propulsión OVNI http://mysteryplanet.com.ar/site/sistemas-de-propulsion-ovni/2/

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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