Una obra de nuestro valor, el insigne Migo Wēlsh, “Antes”, fue una de las elegidas por el inusual concurso “Postales de Otros Mundos” organizado por MACA (Muestra de Arte y Cultura Alienígena) de Rafaela, provincia de Santa Fe, auspiciado por el Ministerio de Cultura de Santa Fe y el Café Ufológico Rosario. Otra obra premiada fue «Capitán Beto» de Delfina Armando. Cuáles fueron las menciones y el misterio de los trabajos que quedaron afuera.
Por Rigoberto Gris
MACA desbordó. Literalmente, fue una locura: un buen día, en medio de una pandemia acojonante, los organizadores debieron elegir entre 183 originales (incluyendo polípticos, es decir, obras divididas en múltiples secciones o paneles).
Luis Acosta, abnegado factótum de la Muestra, recibió obras de toda la Argentina. Pero también de México, Colombia, Perú, España y Brasil. En total participaron 127 personas. Ninguna obra se parece a la otra, casi como las infinitas razas humanoides.
¿Qué decir de los trabajos triunfantes? No estamos en la mente del jurado. Y sólo podía haber dos obras ganadoras.
En medio de una lluvia de propuestas heterogéneas suponemos cierto afán por ser justos premiando dos fieles de una balanza imaginaria: por un lado, coronar el talento artístico de Migo Wēlsh, autor de “Antes” (obra que habla sola o, mejor, por sí sola) y, por el otro, el esfuerzo de barricada y shock emocional de la enigmática “Capitán Beto”, poco comprensible pero que transporta a los croquis ufológicos de los años setenta: no es una obra propia si no un dibujo que le regaló a Delfina Armando su abuelo, probablemente Beto (ver GALERÍA, abajo).
Nunca estará bien visto ponerse a la altura de quienes tuvieron que tomar una serie de decisiones que jamás iba a satisfacer al entero universo de concursantes.
Aun así, encontramos nuevas evidencias de esa búsqueda de “un sentido” al desbrozar la raíz artística de las menciones: “Alucienante”, la obra psicodélica de Emanuel Marty, “Camarada Posadas”, el retrato a mano alzada, tinta sobre papel, realizado por Juan Ignacio Valenti de Homero Cristalli, el líder trotskista que incorporó a los extraterrestres a su cosmovisión política, y «Hacia dentro», la ilustración donde Lucía Solís mete el dedo en un agujero negro.
Enfrentados a la totalidad de la muestra estamos, en suma, ante la plasmación de un epítome, sublimaciones intrigantes y esquematizaciones variopintas que en todos los casos cifran los múltiples significados que puede alcanzar la imaginación humana al evocar lo alienígena.
Cierta voluntad por no dejar afuera ninguna de aquellas representaciones podría explicar la naturaleza de los trabajos rechazados, cuyo mayor mérito, probablemente, habrá que buscar explorando las profundidades de la identidad de las obras elegidas.
¡Que siga MACA, caramba!
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