En 2004, el padre Guillermo «Quito» Mariani desnudó la hipocresía de la Iglesia Católica. Salía de imprenta su autobiografía “Sin tapujos, la vida de un cura”, donde hablaba de su vida como sacerdote católico en la parroquia La Cripta de Villa Belgrano, Córdoba, anunciaba el inexorable derrumbe del celibato y confiaba sus experiencias con chicas y hasta un «frustrado» encuentro homosexual. En 2006 renunció a la Iglesia y miles de cordobeses acudieron a su despedida. Se había ganado tres cosas: el cariño de los católicos que no compraban todas las figuritas del Vaticano, el acoso de la institución a la que había pertenecido por 53 años y el afecto de ateos practicantes como el escritor y humorista Mariano Cognigni, con quien terminó escribiendo el libro “Religión / off”, un debate humorístico entre un no creyente y un religioso.
Durante el festejo, el pasado 31 de Agosto en las llamadas Peñas de La Cripta, Mariano leyó parte del capítulo final del libro que escribieron juntos. Tras el fragmento del libro te invitamos a ver el documental «Antes del fin», que resume la vida del «cura insurrecto», con la producción de El Ágora, El Camboyano producciones y Al revés y el propio Cognigni.
Amigo Quito, dicho en criollo, se nos acabó la joda, llegamos al final de nuestros diálogos, ya no lo voy a atosigar más con preguntas. Todo concluye al fin, nada puede escapar.
Finalmente usted no se volvió ateo ni yo me volví creyente. Esta fue una final que terminó en empate, acá no hay alargue ni penales que patear. Fue un empate pero yo fui el ganador. No lo tome a mal, quiero decir que yo salí ganando por todo lo que aprendí, aprendí que su Dios no se expresa, no se ve, no responde, no se deja desafiar, no manda alertas, no castiga, no tiene superpoderes, no es el responsable de «todo lo malo» que sucede en el mundo pero si de «todo lo bueno». Aprendí que La Biblia no es su palabra, que la iglesia no es Dios, que no representa a la religión, que la religión consiste en tener fe, que la fe es creer en algo sin prueba alguna, y que esa creencia nos lleva tanto a comportamientos pacíficos y solidarios, como a persecuciones y guerras atroces.
Después de estos reportajes me queda un imagen diferente de Dios, una mucho mejor, ya no es un superhéroe espacial ni un sabelotodo con poderes telepáticos; es un ser tan terráqueo, tan familiar, tan cotidiano, que se parece mucho a un ser humano común y corriente. Le digo más, creo que usted es Dios, sólo que no se ha dado cuenta.
También he aprendido que nada refleja mejor su pensamiento que el grupo scout que usted fundara hace casi medio siglo, grupo al que van mis hijos y sobrinos, un grupo scout basado en la tolerancia, en la alegría, en la diversidad, en el diálogo, en el respeto al otro y en la solidaridad con el más débil. Acaso por esto, tres veces el grupo fue expulsado de la Unión de Scouts Católicos Argentinos. Sin embargo se ve que tan errado no estaba usted, cincuenta años después su grupo scout -que bien merecería llamarse “Quito Mariani”- es el más grande de toda Sudamérica, nada menos. Tomando esto como ejemplo, me pregunto qué hubiese pasado si desde el poder civil y eclesiástico no le hubiesen cortado las alas con el cristianismo que siempre quiso llevar adelante, qué hubiese pasado si no lo hubieran bajado de un hondazo.
Pero bueno, dejemos las ucronías de lado, levanto mi copa para brindar –usted puede usar el cáliz si quiere– por un mundo más racional, más crítico, más respetuoso del otro, más tolerante con el semejante y el distinto. Celebro el tiempo y el lugar en el que nos ha tocado vivir y mantener estos diálogos. Hace poco me enteré que en un tercio de los países del mundo podríamos haber sido enjuiciados, multados, encarcelados o condenados a muerte por ofender o incumplir la religión oficial (1).
Brindo por nuestra amistad, por nuestras similitudes y diferencias, por su buen humor y por un futuro sin fanatismos de ningún tipo. Este ateo escéptico se despide de su amigo, el cura retobado, aunque sólo sea hasta el próximo asado. ¡Salud!
(1) Centro de Investigaciones Pew Research Center, 2012.
Hasta acá lo que leí en público. En el libro sigue lo que me contestó Quito.
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