Parsifal y el Grial en el cerro Uritorco (Crónicas Armoricanas I)

La mitología de Erks tiene tres autores destacados: el casi clandestino osteópata rosarino Angel Cristo Acoglanis, el prolífico abogado cordobés Guillermo Alfredo Terrera y el esoterista brasileño José Trigueirinho, quien, en verdad, copipasteó y recreó textos que obtuvo del círculo de Acoglanis. Sebastiano De Filippi, autor de La Ciudad de La Llama Azul (donde aborda, sobre todo, la asombrosa vida del rosarino), hoy completa la biografía de Terrera y ha comenzado a soltar algunas conclusiones. Por ejemplo, los reales alcances de la influencia del poeta germano medieval Wolfram von Eschenbach en una saga totalmente contemporánea como la del cerro Uritorco. ¿Pudo el cerro Uritorco ser citado en un poema de caballería medieval? La respuesta es No, pero vale la pena enterarse de los pormenores.

Ver también El Sol Rojo de los comechingones (Crónicas Armoricanas II)

Historia de un Objeto Imposible (Crónicas Armoricanas III)


Por Sebastiano De Filippi

Todo el que acostumbre leer y escuchar acerca de los misterios de la zona de Capilla del Monte ha tomado contacto alguna vez con tres mitos que tienen un origen común en el profesor Guillermo Alfredo Terrera: la historia de Parsifal viajando a la Córdoba argentina y depositando el santo Grial en el cerro Uritorco; la existencia, descubrimiento y robo a manos británicas del Sol Rojo de los comechingones; y el extraordinario derrotero del Bastón de Mando de Voltán.

La mayoría de quienes han leído la primera de esas leyendas (que es la que nos interesa en esta oportunidad) escuchó también que la prueba de la existencia de este viaje de quien sería, en principio, un mero personaje de ficción es una extraordinaria fuente literaria: el «Parzival» del poeta germano medieval Wolfram von Eschenbach, que Guillermo Terrera –prolífico autor cordobés sobre este y muchos otros temas– cita en uno de sus libros.

Ya hubo quien señaló que la obra de Wolfram no contendría los versos aludidos, pero hasta ahora estos intentos de refutación se detuvieron allí, sin abundar y sobre todo sin profundizar ni en lo expuesto por Terrera ni en el intento de criticar sus afirmaciones. En el ínterin, claro, la mayor parte de quienes entran en contacto con esta historia siguen repitiendo aquello de Parsifal en el Uritorco.

Este y varios otros tópicos conexos serán dilucidados críticamente con absoluto detalle y profusión de fuentes en algunos libros de próxima aparición, pero parece oportuno anticipar aunque más no sea los aspectos más básicos y contundentes entre los que permiten clarificar la cuestión de raíz.

ERKS LA VERDADERA HISTORIA «La Ciudad de la Llama Azul – Luces y sombras sobre el cerro Uritorco» por Sebastiano De Filippies el primer libro que narra la verdadera historia de Ángel Cristo Acoglanis (“Saruma”), un personaje esquivo que desde 1983 hasta su muerte contactó a centenares de personas para instruirlas en su particular doctrina esotérica. Sus estudiantes eran posteriormente invitados a solitarias alturas montañosas, desde las cuales podían verse luces nocturnas que parecían responder a sus invocaciones. Nació así la historia de Erks, una especie de Shambhala argentina, ubicada en las cercanías del cerro Uritorco. En esta obra se revelan finalmente la naturaleza y la ubicación de Erks, y por primera vez se publican los mantras secretos que Acoglanis utilizaba durante las ceremonias en las cuales –a decir de muchos– sucedía lo imposible y la Ciudad de la Llama Azul se manifestaba en todo su esplendor. + info en Facebook

«WOLFRAM ESCHENBACH», 1992
El grueso de los interesados tomó contacto con este relato leyendo el libro «Wolfram Eschenbach, Parsifal, Orfelio Ulises» del doctor Guillermo Alfredo Terrera. Publicado en 1992 por Editorial Kier de Buenos Aires, tiene – en rigor – un antecedente inmediato en un folleto impreso por el propio Terrera en 1989; el libro en sí fue reeditado posteriomente, pero en la actualidad se encuentra agotado.

En la edición de 1992, un Terrera ya alejado de la vida académica, de los trabajos científicos y aquejado por crecientes problemas de salud citaba los siguientes versos del «Parzival» de Wolfram (respetamos sintaxis, ortografía, acentuación, puntuación y mayúsculas de Terrera):

«En que lejana Cordillera podrá encontrar
a la escondida Piedra de la Sabiduría Ancestral
que mencionan los versos de los veinte ancianos,
de la Isla Blanca y de la Estrella Polar.
Sobre la Montaña del Sol con su triángulo de Luz
surge la presencia negra del Bastón Austral,
en la Armórica antigua que en el sur está.
Solo Parsifal el ángel, por los mares irá
con los tres caballeros del número impar,
en la nave Sagrada y con el Vaso del Santo Grial,
por el Atlántido Océano un largo viaje realizará
hasta las puertas secretas de un silencioso país
que Argentum se llama y así siempre será.
El caballero del Sol, con su fuerza caminará,
llevado por la Piedra del combate ancestral.
Diadema de Lucifer, luz de su corona encantada
convertida en vaso, por el poder del Dios Vultán
junto al Bastón de Mando, por los siglos, descansará.
De donde ha salido el caballero angelical
si hace milenios en el corazón de Pamir nació.
Los hiperbóreos lo recuerdan como un Vril
convertido en el defensor del Vaso Sagrado,
de la música cósmica y de todo el lugar,
para buscar las Tierras Blancas, de la Galia partió,
como buen templario la Cruz Gamada lo acompañó.
Antiguos viajeros del Himalaya y la Rueda del Sol,
le dieron la presencia del milenario Bastón
en las altas montañas del Argentum Polar.
Porque el Lapis Exilis fue caído del Cosmos
envuelto en un tonante fuego celestial.
Oculto lo mantuvieron los Dioses de la Tierra
en un Monte Sagrado de la innombrable Viarava
donde Vultán le otorgara su Mágico Destino.»

Estos curiosos versos contienen tal acumulación de elementos dispares –provenientes de lugares, tiempos y contextos culturales lejanos entre sí y además desconocidos por Wolfram (imagine el lector qué podría saber un caballero alemán del siglo XIII del Himalaya)– que su análisis requeriría de muchas páginas.

Dejamos entonces un estudio pormenorizado para mejor ocasión, siendo suficiente de momento indicar dos elementos. Primero: se menciona la palabra «Vril» (*), voz y concepto inventados de 1871 (Wolfram murió en torno a 1220). Segundo: se menciona también al bastón de mando lítico que Terrera tenía en su poder.

Hasta aquí la exposición del problema, originada –como venimos de consignar– en la Argentina en torno a 1992.

Sigamos nuestro derrotero.

«PARZIVAL», 1215
No muchos años antes de morir –se estima que en torno a 1215– Wolfram, poeta y caballero nativo de la ciudad bávara de Eschenbach, terminó su poema «Parzival», una obra de significativa importancia dentro de su género. Es un típico relato de caballería, lleno de aventuras y de una solapada mística católica, en la que los viajes son claros símbolos de búsqueda espiritual y el Grial la meta última a alcanzar.

Una lectura somera del poderoso poema de Wolfram arroja un resultado desolador para nuestra búsqueda: los versos que venimos de reproducir no existen en la obra mencionada.

Diremos más: no hay en «Parzival» una sola palabra que haga suponer la existencia de Armórica, Argentum, Viarava, Vultán ni de bastón de mando alguno y – por supuesto – de nada llamado Vril en el imaginario de Wolfram (o de cualquiera de sus contemporáneos, en rigor de verdad).

Terrera, que no sabía alemán – ni hablar del antiguo alto alemán de Wolfram – y no poseía una computadora, reprodujo la supuesta cita cuando Internet estaba en sus albores y varios años antes de que se pusiera en circulación la primera edición en castellano de «Parzifal» (que, irónicamente, se publicó un año después de la muerte del cordobés, es decir en 1999, gracias a Editorial Siruela de Madrid).

«POEMAS INCONCLUSOS», 1992
El asunto presenta ribetes todavía más interesantes si de los libros que Terrera publicaba para el público general por medio de Editorial Kier pasamos a los folletos que auto-editaba bajo el sello de Editorial Patria Vieja para su distribución entre discípulos de sus doctrinas esotéricas.

El opúsculo «Orfelio Ulises, maestro de Samballah. Poemas inconclusos» no lleva pie de imprenta pero la datación de publicaciones aparecidas poco antes y poco después permite ubicarlo entre 1991 y 1993, es decir como contemporáneo del libro «Wolfram Eschenbach, Parsifal, Orfelio Ulises».

En ese breve escrito estos versos son atribuidos no ya al germano medieval Wolfram von Eschenbach sino al criollo contemporáneo Orfelio Ulises Herrera, que fuera profesor de matemática e instructor espiritual de Terrera. Son publicados como un poema, junto con otros cuatro. En uno de ellos, titulado «Iniciados, discípulos y maestros» se puede leer lo siguiente (respetamos en todo y por todo la redacción original):

«Hallouine lo hace beber el líquido de los Dioses
como ya otros inmortales lo han tomado y comprobado
para que cruce el Atlántido Océano en austral viaje
y llegue con el Santo Grial y la Cruz Templaria
hasta el lugar donde quedara enterrado el Toqui Lítico,
luego que los antiguos pueblos de Viarava y Charava
siguiendo el mensaje de Vultán, el Dios de Dioses,
en las blancas y eternas luces del Templo de Piedra
y en la Erks mitológica de los cantantes espejos,
se convirtieran en mágicos hombres que no son hombres.»

Orfelio Herrera Ulises, según una recreación gráfica contemporánea.

Una vez más, dejamos un análisis pormenorizado de estos versos –que llevaría mucho espacio– para una futura ocasión y nos detenemos únicamente en dos elementos: el contenido y estilo prácticamente idénticos en relación a los versos citados anteriormente (nótese, por caso, la locución «Atlántido Océano»), y el hecho de que se mencione Erks, la mitológica ciudad intraterrena que hoy hace las delicias de los turistas citadinos de tendencias esotéricas en la zona del cerro Uritorco.

CLARIFICACIÓN POSTRERA, 2018
No hemos indicado en vano los elementos que venimos de destacar en relación al poema «Iniciados, discípulos y maestros» firmado por Orfelio Ulises y explicaremos de inmediato por qué.

La primera: tras años de investigación, hoy sabemos que nadie pronunció la palabra «Erks» antes de principios de 1983: quien lo hizo fue Ángel Cristo Acoglanis, el terapeuta rosarino que tuvo cercano trato con Terrera entre 1985 y 1986, y del que el profesor cordobés derivó sus doctrinas en torno a este supuesto centro intraterrestre. Es decir, Herrera –fallecido en 1951– jamás podría haber mencionado «Erks» en sus (por otra parte ignotos) escritos.

Guillermo Alfredo Terrera, abogado y prolífico escritor esotérico.

La segunda consideración no es más que la lógica consecuencia de todo lo expuesto hasta aquí: los versos de marras no solo no fueron escritos en Alemania durante el siglo XIII por Wolfram von Eschenbach… tampoco lo fueron por Orfelio Ulises Herrera en Córdoba hace más de medio siglo. Fueron creados a fines de la década del ’80, en su casa de San Isidro, por Guillermo Alfredo Terrera y en su inconfundible estilo.

La conclusión (si fuera necesaria) es que no existe ninguna fuente literaria que atribuya a Parsifal –por otra parte, lo repetimos, un personaje de ficción– ninguna peregrinación a nada que se pueda identificar con las sierras de Córdoba. Quienes así lo crean podrán seguir repitiéndolo como un mantra hasta el fin de los tiempos, claro está, pero eso no hará que los poemas de caballería de la Edad Media se reescriban. Los méritos del doctor Terrera (que los tiene) han de buscarse en otros aspectos de su vasta obra.

BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL
De Filippi, Sebastiano: «La Ciudad de la Llama Azul. Luces y sombras sobre el cerro Uritorco»; Editorial Biblos, Buenos Aires, 2018
De Filippi, Sebastiano – Soto Roland, Fernando: «Los Señores del Uritorco. La verdadera historia de los comechingones»; Editorial Biblos, Buenos Aires, 2019
Terrera, Guillermo Alfredo: «Orfelio Ulises, maestro de Samballah. Poemas inconclusos»; Fundación de las Ciencias del Hombre, Buenos Aires, 1992
Terrera, Guillermo Alfredo: «Wolfram Eschenbach, Parsifal, Orfelio Ulises. Leyenda y metafísica»; Editorial Kier, Buenos Aires, 1992
Wolfram von Eschenbach: «Parzival»; De Gruyter, Berlín, 2003

(*) N. del E.: La cuestión Vril es abordada en un artículo del editor del blog titulado El despertar de la Fuerza. El editor también escribió un perfil sobre Guillermo Terrera en 1992 en la revista El Ojo Escéptico Nro 5, aún disponible aquí.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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