Je Suis Syveton (Aquel Otro Héroe Construido a Partir de una “Muerte Misteriosa”)

Mort_de_M._Syveton_1905Por Boris Matías Grinchpun

Mientras la investigación sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman se prolonga en declaraciones cruzadas, rectificaciones y otros simulacros, proponemos aquí un ejercicio comparativo con el caso de Gabriel Syveton ocurrido en la Francia de principios del siglo XX. Por supuesto, las distancias entre la Tercera República y la nuestra son tan grandes como las diferencias entre nuestra era digital y esa época «analógica».

Pero el juego puede resultar interesante. Primero, porque en una y en otra puede rastrearse una fuerte desconfianza de la opinión pública por las instituciones y los funcionarios, así como un extendido y morboso zeitgeist decadentista. Y segundo, porque permite aventurarse a explorar una trama social un tanto oculta que parece rodear las investigaciones: se trata de un proceso de descomposición y recomposición del individuo en un nivel discursivo en el que participan la prensa, los partidos políticos, los intelectuales y otros actores. Estos ordenarán y forzarán los hechos para crear una víctima o victimario a medida. Así, crearán una multiplicidad de imágenes, contradictorias entre sí pero parecidas en su origen y propósito. Y estas imágenes, el héroe y el monstruo, el salvador y el corruptor, pueden ganar fácilmente independencia de los contextos en que surgieron, y tener destinos insospechados.

¿Suicidio o Asesinato?
La fría mañana del 8 de diciembre de 1904 el diputado Gabriel Syveton fue hallado muerto en su domicilio, en el Segundo Arrondissement de París. Su esposa lo encontró tumbado en el piso boca abajo, con la cabeza dentro de la chimenea y cubierta por un diario. La policía llegó rápidamente a la conclusión de que se trataba de un suicidio provocado por asfixia, pero la opinión pública no se mostró conforme. Todavía estaba fresco el recuerdo del escándalo que había protagonizado en la Cámara de Diputados, donde había abofeteado al Ministro de Guerra Louis André, acusado de realizar tareas de espionaje al interior del Ejército. Syveton, un político tan carismático como brutal, había tenido una muerte que resultaba «extraña», demasiado «oportuna» como para ser autoinfligida. No pasó mucho tiempo antes de que publicistas de derecha como André Baron y Léon Daudet denunciaran que se trataba de un crimen perpetrado por «sociedades secretas» que controlaban el país (y el mundo) desde las sombras. Syveton era, claramente, un mártir.

Gabriel SyvetonDe Espías, Masones y Héroes
Las acusaciones eran creíbles ya que el General André pertenecía a la logia masónica Grand Orient, al igual que el Presidente de la República, Émile Combes. Ambos se encontraban bajo fuego tras la revelación de que agentes especiales en el Ejército habían elaborado «fichas» registrando las creencias y prácticas religiosas de los oficiales. Los detractores del gobierno denunciaron que la masonería quería tomar el control de las Fuerzas Armadas, por lo cual impedían la promoción de los católicos más comprometidos y favorecían en su lugar a los más indiferentes.

El episodio sería conocido como el «affaire de las fichas», y explotó apenas un masón «arrepentido», Jean-Baptiste Bidegain, decidió desprenderse de algunos documentos por la jugosa suma de 40.000 francos. Los papeles fueron reproducidos en los principales periódicos y el gobierno tambaleó por las críticas. Las más feroces provinieron de los sectores católicos que recelaban de la política laicista de Combes. El hallazgo del cuerpo sin vida del diputado fue la embestida final: para mediados de enero de 1905, el gobierno había dimitido. Los corruptos habían sido vencidos. Syveton era un héroe de Francia.

El encarcelamiento del capitan Alfred Dreyfus tuvo su origen en un error judicial y un trasfondo de espionaje y antisemitismo.
La prisión del capitán Alfred Dreyfus -mejor conocido como Caso Dreyfus– tuvo su origen en un error judicial y un trasfondo de espionaje y antisemitismo.

La Revanche Nacionalista
Syveton no era un político cualquiera. Pertenecía a la Liga de la Patria Francesa, una organización nacionalista fundada en 1898 para agrupar a los enemigos de Alfred Dreyfus. Este oficial, de origen judío, había sido condenado por vender secretos militares a Alemania en 1894, por lo cual fue humillado en público y encerrado en la Isla del Diablo. Al principio, sólo su familia y amigos negaban rotundamente que él fuera capaz de esa traición. Poco a poco, su campaña de esclarecimiento ganó adeptos entre una opinión pública abrumadoramente en contra. Y el Ejército se sumió en el desprestigio cuando quedaron expuestas las arbitrariedades cometidas durante el proceso (conocido como «El caso Dreyfus»), entre otras la existencia de documentos falsos para incriminarlo. Así, partidarios y detractores, dreyfusards y antidreyfusards,se volverían bandos irreconciliables en Francia, detrás de los cuales se vislumbraban fácilmente conflictos políticos que desgarraban a la República.

La llegada de André al Ministerio en 1900 significó un espaldarazo para los defensores de Drefyus, ya que el general lanzó una investigación personal sobre lo ocurrido en respuesta a un reclamo de Jean Jaurès. La pesquisa demostraría que los cargos habían sido inventados y culminaría, años después, en la proclamación de su inocencia. Además, André era un liberal que apoyaba la línea republicana y laica de Combes y pretendía reducir la influencia de los sectores más reaccionarios del Ejército. Esto era algo que la derecha nacionalista y antisemita no podía tolerar. Y el affaire des fiches, orquestado por la Liga de la Patria Francesa, resolvió esta situación. Syveton era un campéon anti-dreyfusard.

Reconstrucción.
Reconstrucción.

André, el Monstruo
¿Acaso esto se podía poner en cuestión? ¿No había organizado el Ministro de Guerra una red ilegal de espionaje? ¿No estaba sometiendo al Ejército al control de «sociedades secretas» de intereses inconfesables? Sus detractores creían que sí, y recurrieron una y otra vez a la teoría del complot para «destruir a Francia».

Los defensores presentaron argumentos difíciles de ignorar: si el objetivo era «masonizar» el Ejército, ¿por qué permitieron el ascenso de oficiales que no pertenecían a la logia y que ostentaban, incluso, credenciales conservadoras y hasta monárquicas? ¿Acaso no se habían confeccionado perfiles de oficiales antes de la llegada de André? Después de todo, ¿qué tan invasivas eran las fichas? Cuando salieron en los diarios muchos señalaron el carácter trivial de la información recopilada, que detallaba, por ejemplo, qué llevaban los oficiales a misa (un libro, por ejemplo, podía ser interpretado como señal de desinterés por la religión). Sin dudas, no era un episodio más severo que las falsificaciones de evidencia, defendidas en su momento por los anti-dreyfusards. Syveton era un «campeón de la derecha»: violento y sectario.

Presidente Combes. Caricature de Achille Lemot, Le Pèlerin (1902).
Presidente Combes. Caricatura de Achille Lemot, Le Pèlerin (1902).

Después de mí, el Diluvio
Las revelaciones de su viuda arrojaron una marcha indeleble sobre este héroe de la nación. La mujer reveló que Syveton había mantenido una relación prohibida con su hijastra, nacida en un anterior matrimonio. Además, había robado fondos del tesoro de la Liga de la Patria Francesa, que se encontraba prácticamente en bancarrota. Según el historiador Eugen Weber, fue el temor a que esos secretos vegonzantes vieran la luz lo que habría movido a este diputado a suicidarse. Syveton era un hipócrita.

Si el affaire había sido un canto de sirena para el André y Combes, fue un canto de cisne para la Liga, que se disolvió frente a la crisis financiera, los fracasos electorales y el descrédito. Pero otros grupos de la derecha medraron. La Acción Francesa, dirigida por el escritor neo-monarquista Charles Maurras, ocupó el lugar de la Liga y creció en público con una retórica explosiva y violenta dirigida contra republicanos, demócratas, socialistas, alemanes, ingleses, masones, protestantes y judíos. El Ejército, por su parte, continuó dominado por generales de orientación conservadora como Ferdinand Foch y Philippe Petáin: militares que defenderían la Tercera República a regañadientes durante la Primera Guerra Mundial, y que la sepultarían después de la invasión nazi bajo el régimen de Vichy. Syveton había hecho escuela, en la prensa incendiaria de la derecha y en los sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas.

Para entonces, Syveton ya había sido depositado en el tacho de basura de la Historia. Posiblemente, el mismo destino que le espera a Nisman, cuya imagen de “Fiscal de la República” tambalea entre las fotografías virales y el olvido. En última instancia, ellos no fueron “protagonistas de la Historia” sino más bien actores secundarios. Ponerlos en el centro de la escena parece más una estrategia de los que “hacen la Historia” que una versión ajustada a los hechos. Supone además poner a la víctima de un crimen en el lugar del victimario. Un error trágico que solemos cometer con demasiada frecuencia.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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