Gracias a Gilda: santuarios sumergidos y condicionamiento positivo

Inundacion Lujan 2014En octubre pasado varios parajes bonaerenses quedaron bajo las aguas, y uno de los sitios emblemáticos inundados de la nación (de esta nación católica, mariana y popular) fue la cripta de la Basílica de Luján. “¿Por qué la habrán construido en una zona inundable?”, se preguntaba (en un dossier sobre devociones populares con el que colaboré este año) el geógrafo especializado en religiones Fabián Flores. ¿Cuáles son las secuelas que deja en la fe popular una iglesia permanentemente amenazada a quedar sepultada bajo el agua?

-Si las lluvias continúan podría volver a inundarse la basílica, aseguró el cronista de C5N apostado en Luján.

-Que Dios y la Virgen no lo permita, contestó uno de los presentadores desde el piso.

Ya había pasado en 2012 y este año volvió a suceder.

Nadie hace preguntas cuando se trata de deidades católicas. Muchos, en tanto, piden milagros a una pobre finada.

2014: La Basílica de Luján colmada nuevamente de agua
Basilica de Lujan 2014

Nadie pregunta por qué Dios y la Virgen ya habían permitido los primeros desbordes: el caudal del río Luján había alcanzado 5 metros y el 30 de octubre ya eran 340 los evacuados en la ciudad de Dios. Pero Nadie no solo evita preguntas, tampoco parece muy interesado en cauterizar incongruencias. Una coartada posible: los evacuados podrían haber sido más en una ciudad de 67 mil habitantes, y el milagro pudo haber sido, precisamente, que sólo fuesen 340 los vecinos evacuados.

Ahora bien, ¿y si el inundado hubiera sido el Santuario de los Milagros de Gilda en Paranacito (Entre Ríos)? En tal caso, Muchos se hubiesen preguntado por qué la cantante no obró desde el Más Allá un milagro para frenar el avance del agua.

Altar de Gilda en Paranacito (Entre Rios)
Altar de Gilda en Paranacito (Entre Rios)

Exactamente esa fue la pregunta que no hice a fines de agosto pasado, cuando me detuve en el Santuario de Gilda para conocerlo, pese a estar sumergido por otra inundación, y sacar las fotos que ilustran este post.

Había poca gente; sólo una familia. Parecían meros curiosos, que revoloteaban alrededor del altar sin dejar rastros de devoción penitente.

ALTAR-5Cerca de una tienda con artefactos sagrados en venta estaba Hugo, mejor dicho: alguien a quien llamaremos Hugo (no encuentro el papelito donde anoté su nombre). El era la persona que se encargaba de todo. Sus movimientos denotaban cierto apuro, faltaban pocos días para la siguiente celebración, cuando iba a tener que traer de vuelta buena parte del santuario, que debió meter en un departamento en San Telmo.

En el recuento de pesares Hugo no parecía diferenciar catástrofes naturales de intencionales. Y si se lo hubiera preguntado directamente quizá hubiese contestado que sí, que una cosa no tiene que ver con la otra.

– Este desastre no es nuevo, dijo Hugo. De hecho cada tanto nos incendian el quincho. Hay gente mala que jode, no les gusta que vengamos de Capital. Para los lugareños somos invasores.gracias2

Admito que en ese momento me pregunté por las justificaciones que podría esgrimir un gildero. ¿Por qué la santa decidió no torcer la voluntad del clima? ¿Acaso en ocasiones prefiere no alterar el libre albedrío? ¿Querrá poner a prueba la fe del devoto, querrá saber cuántos siguen dispuestos a creer pese a que su poderío flaquee? Pero mi urgencia era sacar las fotos. El sol caía a plomo, mi familia esperaba en la ruta y odio manejar de noche.

Por lo pronto, la magia blanda (esto es, la que saca argumentos de la galera) tiene que tomar mucha sopa antes de pretender desplazar a la magia dura (o la fe construida sobre textos sagrados: lo que nadie cuestiona porque es parte de la cultura y la tradición).

Santuario_de_Gilda¿A dónde quiero llegar? A que la mente recurre a estrategias más interesantes que las justificaciones de la disonancia cognitiva estilo When Prophecy Fails. Que son las racionalizaciones que nos ayudan a creer porque la creencia nos permite sobrellevar con mejor cara la incertidumbre, reforzar nuestra necesidad de permanecer optimistas y, en definitiva, sobreponernos y sobrevivir a las inclemencias del mundo.

Voy al punto con un ejemplo. Saqué estas fotos en el Santuario de Gilda cuando regresaba a Buenos Aires. No crean que fui para agradecer un milagro; en realidad, fui a agradecer varios. Me explico: en el camino de ida había pasado frente al Santuario y no entré. Mi horizonte era llegar a Colón lo más temprano posible. De hecho, el encuentro del sitio fue inesperado: si bien sabía que en alguna parte de la ruta a Entre Ríos debía estar, en el trayecto nunca se me cruzó por la cabeza buscarlo ni mucho menos detenerme.

Fue el calor lo que, en medio de la ruta, me llevó a estacionar en la banquina. Bajé para sacarle el poncho a mi hija de tres años. Atención: era la primera vez que paraba desde que habíamos salido de Buenos Aires. Al descender del vehículo miro a mi izquierda y leo:

MUNECOS-2“Bienvenido al lugar de los ‘Milagros’ Gracias. GILDA”.

Y en letra más pequeña: “Sab 6 y Dom 7 Gran Homenaje a Gilda Set 2014. Se resive tierra”. Más atrás leí esta otra leyenda: “Gracias x tus milagros resibidos”.

Quedé pasmado. ¿Cómo era posible? En un trayecto de 300 kilómetros detuve el auto JUSTO AHÍ, frente al santuario de Gilda. La experiencia era significativa para mí: durante tres meses había estado trabajando en aquel proyecto sobre religiones populares (bastante frustrante, que abordé a media máquina a causa de dificultades que ahorraré al lector) en el curso del cual, pese a mi interés por incorporar a la devoción por Gilda, casi debo dejarla afuera por falta de imágenes.

ALTAR-9El dossier para Yahoo! estaba entregado y finiquitado, pero nunca me vas a ver soltando una presa. Me prometí regresar al santuario cuando estuviera de vuelta y seguí manejando, aún conmocionado por los significados agregados a la coincidencia: “¿Por qué a mí?”, “Qué increíble, podría haber parado 100 metros antes o 100 después y jamás hubiese sabido que estaba cerca del Santuario” o –en el colmo de las racionalizaciones-: “Antes que creer en un designio del destino, quién sabe si no detecté el sitio a través del rabillo del ojo y paré el auto por un registro subliminal”.

Como si fuese un nubarrón en medio del cielo desolado, donde no importa cuán disparatada pueda ser nuestra idea, ya que cualquiera puede ser válida, se me pegó el antojo de que aquella parada fue una «coincidencia maravillosa»: “Gilda –concluí– nos va a acompañar en el resto del viaje”.

ALTAR-8Y así fue. Cada paso que dimos en esas vacaciones lo dediqué a Gilda.

Llegamos rápido a Colón y nos alcanzó la nafta: nos dio un empujón Gilda; los días fueron espléndidos: fue gracias a Gilda; llegamos a hacer compras para cocinar en la cabaña y ahorrarnos cenar afuera: Gilda piensa en nuestra economía; me duele una muela: si no redoblo mis pensamientos positivos… Gilda me va a abandonar.

En suma: medio en serio, pero sobre todo en broma, durante aquellas vacaciones me transformé en un gildero y disfruté de las compensaciones emocionales que ofrece la religión a quienes entregan su destino a un designio mágico. Fue gratificante sentir que “alguien” nos ayudaba y también fue “útil” (en un sentido adaptativo, creer era una experiencia nueva para mí) atribuir los momentos malos a una “insuficiente devoción”, ya que, por un lado, los tropiezos eran excepciones en un camino mayormente positivo, y, por el otro, libraba a Gilda de toda responsabilidad: eran mis decisiones, incluida mi decisión de “creer más”, las que me permitirían superar la adversidad.

Mi siguiente idea fue preguntarme cuánto más intensa hubiera sido mi experiencia si hubiese sido un creyente de verdad. Y la última pregunta: si aquella experiencia hubiese sido capaz no ya de «convertirme en un gildero» (algo muy poco probable) sino de transformar mi modo de pensar.

ALTAR-3“¿Cómo alcanzar el conocimiento antropológico del modo en que piensan, sienten y perciben los
nativos?”, se preguntó, en un ensayo clásico, Clifford Geertz.

Evidentemente, fingir ser “nativo” (convertirme en ese sujeto que no soy, que nunca seré) no me vuelve nativo. Sin lograr una empatía plena uno llega, sin embargo, a aproximarse a su punto de vista y, “gracias a Gilda”, a aumentar la masa de información para lograr una comprensión más acabada el fenómeno.

Para concluir con Geertz:

“Comprender conceptos que, para otro pueblo, son de experiencia próxima, y hacerlo de un modo lo suficientemente bueno como para colocarlos en conexión significativa con aquellos conceptos de experiencia distante con los que los teóricos acostumbran a captar los rasgos generales de la vida social, resulta sin duda una tarea al menos tan delicada, aunque un poco menos mágica, como ponerse en la piel de otro.

Sin títuloALTAR-2“La cuestión no estriba en situarse en cierta correspondencia interna de espíritu con los informantes. Ya que sin duda prefieren, como el resto de nosotros, hacer las cosas a su modo, no creo que les entusiasme demasiado un esfuerzo semejante. Más bien, la cuestión consiste en descifrar qué demonios creen ellos que son.

(…)

“Las nociones sobre lo que las personas son pueden parecer, a nuestros ojos, en ocasiones bastante extrañas.

Detalle porton-2014“Las personas pueden concebirse como si se desplazasen nerviosamente en la noche, tomando la forma de luciérnagas. Puede creerse que los elementos esenciales de sus psiques, tales como el odio, se hallan alojados en negros cuerpos granulares en el interior de sus hígados, y que éstos sólo se hacen evidentes tras la autopsia. Pueden compartir su destino con bestias doppelganger, de modo que cuando la bestia caiga enferma o muera, ellos también lo hagan. No obstante, cierta concepción de lo que es el individuo humano, en tanto opuesto a una roca, a un animal, a una tempestad o a un dios, es, por lo que puedo observar, universal.”

accidente de gilda
Vestigios del micro donde murió Gilda

Nosotros podemos hacer de cuenta de que Gilda toma las riendas de nuestra vida, podemos pensar que creer en sus bendiciones nos condiciona positivamente e incluso disfrutar de la experiencia, pero nada de eso dejará de ser una ficción, nunca sabremos realmente qué siente el gildero convencido de que esa mujer que adora obró un milagro en su vida.

Quizás no es posible ponerse «en la piel» del otro, pero sin duda lo es ponerse «en el lugar» del otro.

REFERENCIAS:

Geertz, Clifford; Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas.
Piados Básica, Barcelona, 1994. Cap. 3, pp. 73-90.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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