A espaldas del Santuario hay una villa. Su historia está por contarse.

El antimilagro de San Nicolas, o el primer contratiempo

Bidones en venta para conservar agua bendita
Bidones en venta para el agua milagrosa, a tiro de varios grifos.

Se cumplen 30 años desde que una vecina de San Nicolás, Gladys Quiroga de Motta, dijo que se había manifestado por primera vez la Virgen María en su habitación. Esta aparición, como a tantos otros creyentes antes que a ella, le pidió que le edificaran un santuario para honrar su regreso. Nada más lejos de las posibilidades reales de la señora Motta. Pero el poder de las creencias es más fuerte: en 1987 comenzó a construirse el templo, que hoy está -según los que saben, o no pierden la fe- a menos de un año de concluirse. Pocos recuerdan, sin embargo, un hecho terrible sucedido en 1998. Cristian Quiroz, un vecinito de 5 años, cayó a un pozo de 18 metros de profundidad. Las plegarias a la Virgen María fueron insuficientes: Cristian fue rescatado ya sin vida. Las movilizaciones de protesta, las coberturas periodísticas y los juramentos contra el olvido no impidieron que el desagarrador final de Cristian fuera borrándose de los medios y de la memoria de la gente.

En la web no se encuentra mucha información sobre ambos hechos, por eso quise recuperar, con la autorización de su autor, Gabriel Michi, esta, su fresca, descriptiva y desoladora crónica, publicada apenas sucedió la tragedia.

Gabriel Michi
Gabriel Michi

Michi es Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Profesor adjunto de Metodología y Técnicas de la Investigación Periodística en la Universidad de Belgrano (UB); es secretario del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y Director de contenidos de elargentino.com. Muchas de sus notas se pueden encontrar hoy en su blog Secreto Cero y se lo puede escuchar en el programa Diapositivas, que emite Radio América los sábados, de 11 a 13 hs. Dirigió el Diario Buenos Aires Universitario, colaboró en revista Nueva, La Nación Revista y Tres Puntos y entre 1992 y 2000 fue Redactor especial de la revista Noticias. En Marzo de 1998 visitó San Nicolás cuando el pueblo estaba conmovido por la muerte de Cristian. La nota fue publicada por Noticias.

Tomé las fotos que ilustran su crónica en 2010, fascinado ante una visión: a espaldas del templo mariano existía un asentamiento, Villa Pulmón, poblado desde 1950 con trabajadores humildes que vinieron del noreste argentino, expulsados durante la dictadura militar de 1976 y repoblado en 1985 -como cuenta Fabián C. Flores-, en el mismo acto en que la Municipalidad nicoleña donaba los terrenos de “El Campito” para construir el templo.

-Alejandro Agostinelli

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Bienvenidos 5“San Nicolás dejó de ser la ciudad del acero y hoy es la ciudad de la fe”, musita una mujer de mirada sincera y gestos discretos. Está detrás de un multitudinario mostrador plagado de imagenes religiosas. El escenario es una santería a escasos 40 metros del santuario de la Virgen María del Rosario. La mujer mira a su alrededor y se afirma en la idea de que la fe se renueva día a día. A pesar de que hoy aquel milagro, el más requerido, estuvo ausente. Cristian Quiroz, de apenas 5 años, no pudo sobrevivir a los avatares de ese agujero negro sembrado por la negligencia que secuestró sus sueños y los de quienes rezaron por él.

Esa mujer, acodada detrás del mostrador, es María Teresa Feres. Tiene 47 años de edad y cuarenta de “nicoleña”. Su local “San Timoteo” evoca al patrono de la fe. Pero la imagen que se multiplica por miles en su negocio es la de la Virgen del Rosario. Su historia es la de tantas otras. Su marido fue despedido de SOMISA y con el dinero de la indemnización puso un comedor al lado de la santería. Ella, en cambio, estaba instalada allí desde 1986. En ese entonces en las inmediaciones del santuario sólo había cuatro competidores. Hoy son más 20 las santerías grandes, entre 40 y 50 las chicas y más de 90 los puestos callejeros ubicados en los alrededores del lugar.

Vivienda de Gladys Motta está a escasos metros del templo que “hizo construir” la Virgen. Los fieles dejan recados, dinero, cartas y otros mensaje a la Virgen en el buzón (detalle).
Gladys Motta vive a pocos metros del templo que “hizo construir” la Virgen. Los fieles dejan recados, dinero y cartas en el buzón (detalle).

La génesis. En diagonal a su negocio vive la mujer que cambió la historia de San Nicolás. Y la de mucha gente, del lugar y foránea. Gladys Herminia Quiroga de Motta es madre de dos hijas y como su vecina también está casada con un ex empleado de SOMISA. Gladys, como la conocen todos, dijo haber presenciado la aparición de la Virgen mientras rezaba el rosario en su habitación. Fue el domingo 25 de septiembre de 1983. La Virgen estaba vestida de azul, tenía al niño Jesús en sus brazos y un rosario en la mano. Luego de esta primera experiencia sobrevendrían muchas más. Seguirían imagenes de la Virgen, su palabra, su rosario y un pedido: la construcción de un santuario en un lugar al que todos llaman “El campito” y que en ese entonces era apenas un baldío bañado por el río Paraná. Dice la leyenda que allí, el 24 de noviembre de ese año, un rayo de luz que se clavó en el piso le mostró a Gladys -en presencia de otra gente- el lugar donde debería ser emplazado el futuro templo en su honor. Ese santuario -cuyas obras se iniciaron el 13 de octubre de 1987- aún no está terminado y culminación definitiva demorará entre dos y tres años más.

Dentro del templo.
Dentro del templo.

Las masas. En tanto, los nicoleños debieron irse acostumbrando a ver las calles abarrotadas de coches de distinta valuación y procedencia. Tuvieron que aceptar la invasión de tours de peregrinos que llegan a buscar esos milagros de los que tanto le han hablado. Y han conseguido que el sincretismo que se da de hecho -se presentan personas de distintas religiones- no ocasione conflictos. También han resignado aquellos tiempos de tranquilidad donde la siesta era un rito inviolable: al santuario llegan en cualquier momento del día. También han visto como medios de todo el mundo han venido a captar este fenómeno religioso sin distinciones sociales.

El cálculo es que sólo en 1997 el fenómeno de la Virgen llevó más de dos millones de peregrinos a San Nicolás, mientras que en aquella ciudad apenas viven 140.000 personas. En los últimos años los hoteles de la ciudad se multiplicaron por tres. Y casi ya nadie recuerda entre los visitantes que en otros tiempos -mucho antes de que su suerte estuviese ligada al acero o la fe cristiana- San Nicolás fue anfitriona del acuerdo que sentara las bases para la Asamblea Constituyente de 1853. Su nombre se asocia a la fe. Y a la tragedia de Cristian.

A espaldas del Santuario hay una villa. Su historia está por contarse.
A espaldas del Santuario hay una villa. Su historia está por contarse.

Los mensajes. Gladys, la vecina más buscada por los visitantes, escribió que la Virgen le confesó, el 15 de noviembre de 1983: “soy patrona de esta región . Haced valer mis derechos”. Días después, el 27 de noviembre cuenta que llegó la distinción para sus coterráneos: “alabado sea el pueblo de San Nicolás por la gran fe que tiene puesta en Dios y en su Santo Patrono. Nada os debe preocupar; todo está en mi mano”, afirma Gladys que le dijo la madre de Dios.

Frente a la tragedia una mujer anónima llamó a una radio y preguntó desde un esceptiscismo forzado por la angustia “¿dónde estaba la Virgen?. ¿Durmiendo la siesta?”. Y esto produjo la furia de muchos fieles. La respuesta fue inmediata. Pocos aceptaron ese reclamo. “La fe no puede ser extorsiva”, se quejaron. Y a pesar de todo las cadenas de oración siguieron. Con sus manos tomadas y el rosario omnipresente dominando la escena. El ruego al cielo fue ininterrumpido. Primero se pedía por la vida de Cristian. Después por su alma.

Direct TVEl 25 de agosto de 1985 la Municipalidad cedió “El campito” a la comunidad eclesiásica. Un año después el obispo de San Nicolás -que ya había sido recibido por el Papa Juan Pablo II- colocó la piedra fundamental del santuario.

Esa mujer. Hoy Gladys vive en el anonimato. Su casa es depositaria los días 25 de cada mes -cuando se llevan a cabo las procesiones en homenaje a la virgen- de centenares de cartas que sobrepasan su buzón y se esparcen por el pequeño jardín. Todos quieren conocerla. Quieren tocar a esa mujer que dice haber recibido la gracia divina de ser elegida como el canal de comunicación entre la Virgen y sus fieles. Todos quieren ver si realmente su cuerpo cada Adviento y Cuaresma es conquistado por los estigmas, esas marcas que emulan las heridas que sufrió Cristo en su calvario. Esa mujer cuyas manos sangran cada viernes Santo. Pero sin embargo respetan su silencio.

Gladys también rezó por Cristian Quiroz. Al igual que toda la comunidad nicoleña. Las cadenas de oración se multiplicaron al ritmo de la cadena mediática. El dramatismo del caso contrastaba con las plegarias esperanzadas de los fieles. La imagen de la Virgen del Rosario había sido emplazada al pie del pozo maléfico, como un exorcismo de fe frente a la desesperación. Allí estuvo más de un día. Llegó casi al principio de aquel calvario de 33 horas y se fue en retirada minutos antes de que sacaran el cuerpo ya sin vida de Cristian.

Testimonios. Luego de la desgracia los más firmes militantes de esta fe continuaron con su “novena”, una modalidad de rezo que se establece 9 días antes de cada 25 en la que se proclama un rosario por hora durante gran parte de la jornada. La fecha, que en los últimos tiempos coincidió con los homenajes a José Luis Cabezas, propició que también en estas cadenas de oración los devotos de la Virgen pidieran por la memoria del fotógrafo. Sus plegarias parecen también estar cruzadas por las tragedias que conmueven desde las actualidad. “Nosotros no sólo pedimos por nuestras cosas. Hemos hecho cadenas de oración por María Soledad, por Omar Carrasco, por Daiana Amorín… Rezamos por todos los que sufren. Y por sus familias”, dice María del Carmen Aremani, quien cuenta haber visto en 1986 junto a su sobrino los estigmas que se le formaban a Gladys. También rezan por Carlos Menem Junior, muerto a escasos 21 kilómetros de San Nicolás y cuya causa se investiga en un juzgado local. Fue otro episodio que golpeó a la espiritualidad nicoleña.

Fieles recogen bidones de "agua milagrosa".
Fieles recogen bidones de «agua milagrosa».

Carlos Cordero dejó su industria textil y levantó la santería “Santa Elena”. El dice ser otro de los testigos que presenció fenómenos sobrenaturales en la casa de la vidente. “Yo tuve la suerte de ver como una cruz de madera se movía sin explicación alguna como una manifestación de la Virgen. Esto duró dos o tres días. En ese momento Gladys llamó a todos los vecinos y pudimos comprobarlo”. Cordero pudo ver el crecimiento de este fenómeno ya que la casa de su padre queda justo frente al Santuario. “Aquí viene gente de todo el país y algunos llegan desde el exterior”, dice. En su negocio se pueden ver vírgenes e imágenes religiosas de todos los tamaños, colores y materiales. A escasos metros se levanta la Casa del Peregrino, un espacio donde los fieles paran a comer o tomar algo y a meditar sobre las experiencias vividas. Allí los miembros del Movimiento Mariano -quienes llevan adelante la “acción social” en el lugar- siempre aclaran que ”no se puede vender nada que no haya sido bendecido”.

El anfitrión. El padre Carlos Pérez, sacerdote  destinado a este lugar cuando apareció la primera referencia a la presencia de la Virgen, no cree que la fe se haya visto diezmada por el azote de la tragedia de Cristian Quiroz. “En casos como este se renueva la fe en Dios porque nos muestran la impotencia del ser humano. Uno debe aprender a hacer frente a estos designios misteriosos ya que el dolor es la consecuencia de ese pecado con el que todos nacemos”. Al padre Pérez lo secunda un grupo de cinco sacerdotes permanentes y dos ayudantes que refuerzan su tarea cada 25 de septiembre, cuando se produce la mayor concentración de fieles. En 1997, según el clero local, se reunieron más de 300 mil personas. “El mayor milagro es la conversión. El poder está en la oración”, argumenta el párroco.

AsincreticosNecesidades. Este fenómeno de fe en San Nicolás creció geométricamente con la debacle económica producida tras los despidos masivos en SOMISA. La feroz desocupación propició en este pueblo mayoritariamente peronista -y con fuerte presencia del sindicalismo más ortodoxo a través de la UOM- marchara firmemente y sin desmayos hacia la creencia en milagros. Atrás quedaron los sueños grandilocuentes que potenció el fulgurante desarrollo de SOMISA. Hay quienes añoran aquellos tiempos donde se decía que “cuando estornuda SOMISA, el país se resfría”. Y, en parte, muchas víctimas de la “modernización” acabaron depositando sus pagos por despido no ya en kioscos y remises –como ocurre en tantos otros lados- sino en locales vinculados al cultivo del espíritu cristiano. Como si la Virgen, con sus milagros, les hubiese concedido la posibilidad de subsistencia. María Cristina Galván, una de las tantas puesteras apostadas en la calle del santuario que vende esas imágenes fabricadas en Luján, San Nicolás o Buenos Aires. “Yo lucro con la Virgen. Pero todo lo que hago es porque realmente creo que ella es milagrosa. Sino no podría hacerlo”, confiesa. Y para ejemplificarlo narra varios casos de gente cercana que vivió experiencias sobrenaturales en materia de salud. Experiencias que derrotaron enfermedades terminales que «la misma ciencia no había podido dominar».

Y es que si hay algo que se le endilgan los creyentes a la Virgen del Rosario de San Nicolás es su poder de sanación. Incluso hay un libro donde se relatan en forma confidencial estas experiencias que comenzaron el 30 de octubre de 1984 con Gonzalo Miguel Godoy, un niño de 7 años, y que luego se multiplicarían.

BienvenidosLa disputa. Los devotos hablan de “fenómenos milagrosos”. Sus detractores los definen en forma despectiva como “milagreros”. Incluso dentro de la Curia hay sectores que se inclinan por esta visión crítica pero se resignan a aceptar el influjo popular que produjo el fenómeno y revitalizó el contacto entre la Iglesia y la gente. De hecho hay quienes sostienen que la Virgen del Rosario le “robo” público a la Virgen de Luján. Pero en San Nicolás no quieren entrar en esta competencia. “La virgen es una sola, más allá de donde y cómo se manifieste”.

Lo cierto es que en San Nicolás muchos personajes de las más diversas estirpes morales y sociales han intentando socorrer su espíritu bajo el designio de la Virgen del Rosario. Desde Guillermo Suarez Mason a Zulema Yoma. Desde Mohamed Alí Seineldín a Marina Dodero. La fe no tiene fronteras, ni hace diferenciación alguna. Ni tampoco enarbola un derecho de admisión.

Los números de la fe (en 1998) * En 1997 más de dos millones de personas visitaron el santuario de la Virgen. En San Nicolás viven 140.000. * En 1986 había solo cuatro santerías. Hoy hay 20 grandes, entre 40 y 50 chicas y 90 puestos callejeros. * La construcción del santuario ya lleva 10 años. Faltan por lo menos dos más. * Los hoteles de la ciudad se triplicaron. * El 25 de septiembre del año pasado se congregaron 300.000 devotos.
Los números de la fe (en 1998)
* En 1997 más de dos millones de personas visitaron el santuario de la Virgen. En San Nicolás viven 140.000.
* En 1986 había solo cuatro santerías. Hoy hay 20 grandes, entre 40 y 50 chicas y 90 puestos callejeros.
* La construcción del santuario ya lleva 10 años. Faltan por lo menos dos más.
* Los hoteles de la ciudad se triplicaron.
* El 25 de septiembre del año pasado se congregaron 300.000 devotos.

La medicina. San Nicolás, la ciudad del pacto, del acero y de la fe ha dejado de ser ese lugar de paso ubicado casi accidentalmente en el camino entre Buenos Aires y Rosario. San Nicolás es esa postal donde los fenómenos de la fe se estructuran como un contradiscurso frente al pragmátismo hegemónico. O, mejor dicho, parecen ser la medicina que sosega el dolor que aquel provoca.

“El mayor milagro es la conversión. Y el poder está en la oración”, argumenta el padre Pérez para contrarrestar a los devenidos en escépticos por la mala nueva. En ese San Nicolás inundado de fe un pequeño de 5 años no pudo tener sobre sí la gracia de que un esperado milagro subsanase la sinrazón humana.

El espíritu se derrumbó ante la negligencia más trivial. El símbolo quedó al desnudo en la marcha que se realizó el lunes 23 para reclamar Justicia y bajo la consigna “no se olviden de Cristian”. Partió del más terrenal de los escenarios -el pozo de la desidia- y culminó en el propio santuario sintetizando este fenómeno. La tragedia, la protesta y la fe. Y el reclamo que terminó en una misa. Dos días después en la peregrinación del 25 unas 8.000 personas marcharon y rezaron bajo el designió de la Virgen por el pequeño Cristian. Los dramas terrenales volvieron a demandar la atención divina. A buscar en la fe el antídoto ante las propias flaquezas. Allí, en la casa de los espíritus.

Helicoptero de Carlitos Jr¿Nuevo santuario? En el kilómetro 211 de la ruta nacional nº 9 se levanta el monumento que se levantó en homenaje a Carlos Menem Junior y a su compañero de tragedia Silvio Oltra quienes encontraron la muerte el 15 de marzo de 1995 cuando su helicóptero cayó estrepitosamente en un campo lindante a ese lugar. Allí -a escasos 21 km de San Nicolás- manos anónimas habían dejado unas pequeñas y rústicas cruces de madera que luego se fueron inundando de obsequios y distintos elementos de homenaje o que le pedían a las almas de los muertos. Hoy aquellas cruces están relegadas a un costado -casi escondidas detrás de unos pequeños árboles sembrados para la ocasión- y a su lado se alza un enorme paredón de lajas rosadas y un monumento cuyo centro es una roca con dos cascos plateados y una pista partida al medio. Este espacio también se convirtió en un lugar de procesión, donde los viajantes dejan pañuelos anudados que contienen simbólicamente sus pedidos y sus promesas al espíritu del hijo del presidente de la Nación, tal como ocurre con la Difunta Correa. Eclécticamente, en el monumento se configuró una melange de stickers “tuercas” y muchos que promocionan agencias de remises.

Cristian Quiroz
En 1998, el país estuvo en vilo por el pequeño. San Nicolás salió a la calle y pidió “no olvidar a Cristian”. Crédito foto: Página 12

El factor humano. Oscar acaricia la cabeza de Joana de apenas cuatro años. Trata de sosegar su dolor. Sólo una ilusión. Norma ni siquiera lo intenta. Su espíritu está tan agotado como su cuerpo. Hace dos días enterraron a Cristian. Ni su padre ni su madre pueden dejar de hablar de su hijo del medio quien el 13 de septiembre hubiese cumplido seis años. Melina, la mayor, fue enviada a la casa de su padrino. Es que ni Oscar Orlando Quiroz ni Norma Mabel del Prado pueden evitar que sus ojos se llenen de lágrimas cuando recuerdan al más travieso del barrio. En su humilde casilla de dos ambientes arrumbados, Oscar y Norma no terminan de elaborar su duelo. Los acompañan sus seres queridos, que según su definición “son de fierro”.

“Yo era su amigo, no su papá. Cuando lo retaba él no se quedaba callado. Me peleaba. Pero siempre cuando volvía a casa me abrazaba como si hiciese años que no nos viéramos”. Oscar sonríe en el recuerdo, con una mueca más cercana al llanto que a la risa. Norma rememora los ataques de cariño con los que Cristian la abrazaba, el amor que tenía por los caballos y el miedo paralizante por las vacas. Sonríe. Y llora.

Viven de las changas que Oscar puede conseguir. A veces vendiendo helados. Otras, productos de limpieza. Siempre en la calle. Ahora las cosas no iban tan mal porque lograba hacer una buena diferencia al vender más por tener mejores precios. Eso le permitió anotar a Cristian en el jardín y comprarle los útiles necesarios. Y hasta le pudieron sacarle -apenas dos días antes de la tragedia- esa foto que lo inmortalizó en los medios.

Bienvenidos

En la marcha que se realizó el lunes 23 sus compañeritos de jardín de infantes tenían colgado sobre su delantal carteles que exigína que “no se olviden de Cristian”. El pequeño cayó en ese pozo de casi 20 metros cuando su madre lo pasó a buscar por el jardín junto con su abuela. Falleció entre tres y nueve horas después de haber caído. Y su cuerpo recién pudo ser rescatado tras 33 horas.

Ahora Norma y Oscar quieren saber quién fue el incapaz que dejó abierto ese pozo de la muerte. Las investigaciones del juez nicoleño Héctor Lezcano apuntan a la empresa rosarina -hoy quebrada- Topsa. Y los concejales opositores denuncian los estrechos vinculos de esta con el ex intendente y actual diputado provincial Eduardo Di Rocco, quien estaba al frente de la comuna cuando se realizaron las excavaciones en busca de agua potable.

Sin embargo, nadie se hace cargo de la tragedia que conmovió al país y que lo mantuvo en vilo un día y medio por todos los canales de tv que mudaron sus móviles a San Nicolás. En tanto, los Quiroz buscan que ese abismo no se devore también la verdad.

-Gabriel Michi

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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