La ciencia de los pobres

“Hace mucho sabemos que somos demasiado pobres para darnos el lujo de no tener ciencia”, escribe Pablo Alabarces en esta columna publicada hace días en Diario Perfil a modo de réplica de las declaraciones de Alejandro Ceccatto, doctor en física y nuevo presidente del directorio del CONICET. Quedó off-line, pero valía la pena retomarla aquí.

El Investigador del CONICET invita al Gobierno Nacional a no mirarse en el espejo de Rajoy porque «cambiar no es retroceder» ni podría ser cierto que existan «científicos ñoquis». Según parece, es tarde para lágrimas. Pero no para luchas.

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Pablo Alabarces, Investigador Principal del CONICET.

Por Pablo Alabarces*

¿El CONICET es inviable? La pregunta es errónea: la correcta es si vale la pena tener y hacer ciencia en la Argentina. Pero para responderla es imprescindible manejar datos y argumentos políticos, en vez de rumores o patrañas. Hace mucho sabemos que somos demasiado pobres para darnos el lujo de no tener ciencia. Y también que “tener ciencia” significa producir conocimiento científico, lo que implica la invención de saberes nuevos con técnicas rigurosas y específicas; y esta definición abarca la biotecnología, la investigación teórica en física o la sociología y la literatura. Esa producción de saberes nuevos es lo que le permite a una sociedad ser cada vez mejor: porque cura sus enfermedades sin pagar patentes, porque enriquece su producción industrial o porque se conoce mejor a sí misma, lo que le permite dar soluciones a sus problemas sociales o educativos.

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«En doce años el personal del  CONICET prácticamente se cuadriplicó: hoy somos 9 mil investigadores, 10 mil becarios y 3 mil más como personal de apoyo y administrativos. Es una de las estructuras más complejas y grandes del Estado. Pero en la próxima década no vamos a seguir creciendo al mismo ritmo ¡porque superaríamos las 100 mil personas!», declaró Alejandro Cecatto, doctor en física y nuevo presidente del directorio del CONICET.

Aceptados esos principios –que ya deberían ser indiscutibles– aparecen los datos. Aún con muchos y criticables errores, la ciencia argentina pegó un buen salto durante el kirchnerismo y fue posiblemente uno de sus mayores aciertos. Se diagnosticó correctamente que faltaba inversión en investigación y también en formación de recursos humanos. Se pasó de formar 200 doctores por año a más de 1000, gracias a las becas (que crecieron de 300 anuales a 3000). Hoy tenemos la cifra más alta de investigadores de tiempo completo de América Latina en relación con la población total o con la PEA. Pero a este dato hay que oponerle que ese número es un cuarto del de los países centrales, que invierten el 2,28% del PBI frente al 0,6% argentino (o el 1,15% brasileño: el doble). Además, los científicos, de todas las áreas, son a la vez los de más alta titulación –todos doctores de veras, no como los abogados– y sometidos a evaluaciones continuas y rigurosas, como ningún otro empleado del Estado. Difícil hallar un “ñoqui” entre ellos y ellas.

Cualquier ajuste, entonces, es puro retroceso. Hace falta, por el contrario, multiplicar el presupuesto. Pero el ajuste ya se ha producido: hace meses que el CONICET no tiene fondos para financiar sus proyectos de investigación. Y nos preocupa especialmente un espejo: el gobierno de Rajoy en España, un modelo para el gobierno de Cambiemos, redujo en 2012 su presupuesto de ciencia en un 25%, cerrando incluso el ministerio específico.

(*) Dr. Pablo Alabarces
Investigador Principal del CONICET-Profesor UBA
Instituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias Sociales-UBA

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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