Más allá del (mal) chiste, «No hay apocalipsis: Por qué el alarmismo medioambiental nos perjudica a todos» es un libro extraordinario que, si estás en el tema, deberías leer
Por Leonardo González Galli *
Piensen en todas aquellas ideas que parecen evidentes para cualquier ecologista: los humanos estamos causando la sexta extinción masiva, el planeta no puede sostener una población de ocho mil millones de personas, los países deberían desarrollarse en base a energía eólica y solar, etc. Bueno, Michel Shellenberger es un periodista y activista ambiental que creyó en todas esas ideas, y luchó activamente por ellas, llegando a ser protagonista y responsable principal de acciones a escala internacional en línea con esas ideas. Sin embargo, a partir de diversas experiencias, se atrevió a poner en cuestión algunos de esos supuestos y a someterlos al veredicto de las evidencias y el escrutinio crítico. Y le sucedió lo que le sucede a toda persona que se atreve a eso con cualquier tema: se encontró con grandes sorpresas y cambió muchas de sus propias ideas. Este libro pone en cuestión muchas afirmaciones (que por su repetición acrítica me animo a calificar de “lugares comunes”) del ecologismo dominante.
La crítica de Shellenberger a estas ideas está muy bien argumentada por lo que, aún en caso de terminar disintiendo con el autor, este nos habrá hecho el favor de forzarnos a revisar las evidencias y los argumentos. Así, si no salimos convencidos de sus ideas al menos saldremos mejor parados para defender nuestras queridas ideas anteriores, y eso no es poco. El tránsito no será duro: el libro está muy bien escrito, y el autor combina los análisis densamente basados en datos (con notas que remiten a cientos de estudios científicos) con sus experiencias como periodista y activista ambiental, conectando lo macro con las vidas de “personas comunes” que entrevistó en diversos países.
Entre la enorme diversidad de ecologismos actuales muchos adoptan un discurso antisistema radical.
Frases como “el problema es el capitalismo” nos suenan familiares. En esa línea, se suele cuestionar la idea tradicional de desarrollo (más producción, más bienes materiales, etc.). Bueno, vaya una advertencia a los posibles lectores identificados con esa línea de pensamiento: el autor no tiene nada de antisistema, sus análisis y propuestas no proponen ni asumen la necesidad de “salir del capitalismo”. Esto será leído por algunos como un crudo y sano realismo, y por otros como un patético derrotismo o, pero aún, un cínico colaboracionismo con los responsables de los problemas ambientales. Cuestión de gustos.
Shellenberger plantea cuestiones realmente incómodas para el ecologista promedio. Por ejemplo, sugiere que el “desarrollo sustentable” (basado en agricultura tradicional a pequeña escala, en energía eólica y solar, sin grandes obras de infraestructura, etc.) no es más que un modo en que los países desarrollados garantizan que los no desarrollados sigan en esa condición. Muestra también como el maltusianismo (que identifica el crecimiento poblacional de los países pobres como uno de los principales problemas ambientales) sigue vigente, contra toda evidencia, lo que revela su persistente y rancia motivación ideológica (ver el libro “Ecofascismo” de Jorge Orduna). Muestra cómo los pronósticos apocalípticos del ecologismo (que en muchos casos tuvieron fechas muy precisas para los desastres terminales del planeta), que hasta hace unos años tenían a la “explosión demográfica” como máximo cuco, ahora reemplazado por el cambio climático, vienen incumpliéndose desde hace décadas (a mi juicio, esto solo ya es un síntoma preocupante sobre los fundamentos y métodos de comunicación del ecologismo dominante). Se pregunta por qué las grandes empresas de combustibles fósiles financian (¡muy generosamente!) las ONG ambientalistas que luchan contra los combustibles fósiles… hipótesis levemente conspiranoica: usan a esas ONG contra la energía nuclear, luego, como – siempre según el autor – las “energías limpias” no dan la talla, y los países (como Alemania) que apuestan por dichas energías al tiempo que rechazan la energía nuclear terminan acudiendo a los combustibles fósiles.
Aunque estas (y otras) cuestiones son inevitablemente discutibles, hay algo que Shellenberger muestra de un modo a mi juicio incontestable: los principales referentes del ecologismo lanzan afirmaciones lisa y llanamente falsas con una frecuencia escandalosa. ¿Lo hacen por ignorancia o a sabiendas? Supongo que habrá un poco de todo.
No es mi idea hacer aquí una reseña pormenorizada del libro, pero me alegrará saber que estos párrafos alcanzaron para despertar interés.
Aclaración necesaria: el autor no niega el cambio climático ni la responsabilidad humana en dicho proceso, “solo” disiente en lo que dicho cambio implicará y en el modo en que el ecologismo dominante nos proponer lidiar con ese problema.
Más allá de coincidir o no con todas las opiniones del autor (nunca se trata de eso, y yo mismo me reservo mi juicio sobre las mismas), el libro muestra claramente que en materia ambiental «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones» y que se repiten acríticamente muchas afirmaciones sin fundamento. Para no colaborar involuntariamente con algunos adoquines en esta highway to hell ambiental, necesitamos cuestionar dogmas y preguntarnos por qué creemos lo que creemos, así como hacer buenos diagnósticos para pensar las posibles soluciones viables. Por el contrario, en este tema abunda la frase hecha, el eslogan, todo breve y fácil, y escasea el análisis, y así nos va.
Como sea, para coincidir o disentir, pero seguro para pensar y repensar, queda recomendado este libro.
(*) Leonardo González Galli es Dr. en Ciencias Biológicas y Profesor de Enseñanza Media y Superior en Biología por la Universidad de Buenos Aires. Es Investigador Adjunto del CONICET en el área de Didáctica de las Ciencias Naturales y Profesor Regular en el Profesorado de Biología de la FCEN de la UBA. En Factor ya publicó La peligrosa pulseada con los anticuarentena.
Clasificación: 1 meñique fracturado: pésimo. 1 meñique: malo. 2 meñiques: regular. 3 meñiques: bueno. 4 meñiques: muy bueno. 5 meñiques: excelente.
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En marzo de 2021, Michael Shelleberger presentó en Madrid «No hay apocalipsis. Por qué el alarmismo medioambiental nos perjudica a todos». Esta es la versión en castellano de su conferencia.
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