Inició la preventa de “Alienígenas carpetovetónicos Ilustrados” (Vol. 1: Platillos y Marcianos. Ed. AppleHead), primero de dos volúmenes. Luis R. González, autor y colaborador de este blog, adelantó para los lectores de Factor un puñado imágenes y el sustancioso prólogo de José María Baena Liberato.
El autor estudia cómo la fascinación alienígena se ha reflejado en medios gráficos en el período 1947-1987, centrándose especialmente en el consumo cultural de los niños que empezaban a alimentar su imaginación. En pos de este objetivo, examinó decenas de miles de tebeos españoles (más una cantidad similar del resto del mundo, en especial norteamericanos, ingleses, italianos e hispanoaméricanos).
Perla: Galería con algunas imágenes que encontrarás en el libro (498 páginas), disponible en Editorial AppleHead.
Por José María Baena Liberato *
¿POR QUÉ ALIENÍGENAS CARPETOVETÓNICOS?
Según la segunda acepción de la RAE, “carpetovetónico” aplica a “una persona, costumbre, idea que se tiene por española a ultranza o se defiende como tal y sirve de bandera ante cualquier influjo externo”. Es un adjetivo periclitado (o, diríamos ahora, viejuno) que al autor le ayuda a expresar dos rasgos del libro: que está centrado en la producción tebeística española clásica posterior a la Guerra Civil y que prioriza a los autores propios frente al material extranjero, sobre todo a partir de los años 60.
El libro, con las inevitables excepciones, está centrado en los alienígenas que han visitado a la Tierra y han quedado plasmados en imágenes dibujadas, no en aquellas que astronautas y cosmonautas han encontrado en sus viajes por el universo fantástico.
De la segunda mitad del pasado y complejo siglo XX destacan dos temas que han formado parte de su devenir sociológico: la posibilidad de que visitantes de origen extraterrestres hubiesen llegado a nuestro mundo y el tebeo (hoy llamado cómic, o historieta en Hispanoamérica) como parte fundamental de la cultura popular del mencionado período.
Aunque los antecedentes de los tebeos los encontramos a partir de finales del siglo XIX, en España no es hasta los años 40 del siguiente siglo, en que pasan a formar parte como medio de masas al que tiene acceso las clases más humildes. Es precisamente en esta década cuando comienza lo que los especialistas han llamado la era moderna de los platillos volantes, dando como punto de arranque el famoso avistamiento de Kenneth Arnold en el mes de junio de 1947. En 1950, particularmente en España, se llega a producir una oleada de noticias sobre platillos volantes, momento en que ya se asumía el posible origen extraterrestre del fenómeno.
De esta manera tebeos/cómics y platillo volante/ovni/extraterrestre han caminado juntos más de medio siglo, no solo por su coincidencia temporal sino por el hecho de que ambas materias se han beneficiado de manera simbiótica en su desarrollo estructural e ideológico.
Este es el punto de partida y el soporte que lleva a Luis R. González a ofrecer al lector esta obra, que pudiéramos calificar como profundamente analítica, donde con pulso firme y fuentes indiscutibles va desplegando a lo largo del tiempo similitudes y paralelismos entre ambos asuntos. Es un trabajo de compleja elaboración, en que el autor ha necesitado escudriñar miles de tebeos y, como afirma en la introducción, pueden quedar otros miles más de documentos.
Aunque el tebeo como producto popular fue considerado, en palabras de Umberto Eco, una cultura de entretenimiento, siempre tuvo, al otro lado, una cultura de provocación como oposición. Esta circunstancia en nuestro caso fue muy intensa durante el período dictatorial, de forma que frente a adoctrinamiento como vehículo ideológico del régimen franquista se opuso una crítica corrosiva, aunque solapada, a través del tebeo. Personajes como Carpanta eternamente hambriento, El repórter Tribulete continuamente vapuleado por su jefe o los hermanos Zipi y Zape sobreviviendo a un modelo educativo caduco, son ejemplos del intento de burla hacia las normas establecidas y a las instituciones oficiales por parte de sus creadores. De manera similar el uso del alienígena, sobre todo en la historieta de humor, nos ofrece una visión contestataria que satiriza nuestros estamentos sociales y nuestras costumbres, a pesar de las buenas intenciones de los seres venidos del espacio exterior.
Este libro cubrirá un importante campo del conocimiento donde el lector interesado en la temática extraterrestre encontrará evidencias de que la llamada, y vituperada en el pasado, hipótesis psicosociológica tiene razón de ser en cuanto a que puede explicar, si no todos, al menos muchos de los aspectos de la casuística ovni.
A finales de la década de los años 70 del pasado siglo XX, investigadores como el francés Michel Monnerie, el belga Jacques Scornaux o el inglés Hilary Evans, promoverán una explicación alternativa a las ideas de un origen extraterrestre de los ovnis, basada fundamentalmente en que la formación cultural de los testigos es el marco de referencia que estos utilizan para explicar y detallar la manifestación anómala de la que han percibido. Dichas ideas preconcebidas se derivan de la formación cultural del testigo y se alimentan, en gran medida, de la información facilitada por los medios de comunicación de masas. Como en otras partes del mundo occidental, en España los tebeos fueron una forma de cultura popular sobre la que muchas generaciones, que vivieron su niñez y su adolescencia en la Edad de Oro del tebeo español, cimentaron los conocimientos sobre el mundo que les rodeaba y los posibles visitantes llegados del espacio exterior.
Por otro lado, para muchos aficionados a los tebeos, esta obra le retrotraerá a una época de su existencia que recordarán con nostalgia y les descubrirá unos aspectos tal vez poco conocidos de los tebeos e historietas que formaron un capítulo fundamental de sus vidas. Para otros, nacidos después de los años 70, pero también interesado en las creaciones del noveno arte, este trabajo les revelará una conexión con el universo de la conocida como ufología, la posibilidad de visitantes extraterrestre y, al fin y al cabo, de la literatura de ciencia ficción, que quizás les llegue a sorprender de manera provechosa.
Aunque la década de los años treinta del pasado siglo fue esencial para la difusión de los tebeos en España, al llegar a alcanzar su condición de cultura popular, la Guerra Civil (1936-1939) significó un abrupto parón del que la sociedad española, en el aspecto cultural entre otros muchos, tardaría varios años en recuperarse, con el consiguiente atraso con respecto a otros países de nuestro entorno.
No es hasta la mitad de los años 40 cuando la industria editorial, que había estado parada durante la contienda civil, vuelve a recobrar esa posición preminente, que había perdido casi diez años antes, como lectura preferida de unas generaciones ahora empobrecidas por las consecuencias del desastre social y económico que significaron tres años de conflicto y una larguísima posguerra.
Con la llegada de los años cincuenta, nuevas andanzas empresariales animaron a este sector, a pesar de las limitaciones de materias primas y al férreo control de la censura gubernamental, siendo capaces de proveer de renovadas ilusiones a su joven público con sus nuevas historietas llenas de héroes y personajes humorísticos que llenaron las horas de asueto. De esta manera la llamada Edad de Oro del tebeo español conseguiría extenderse hasta toda la década de los sesenta para comenzar a languidecer en la siguiente y desaparecer prácticamente a mitad de los años ochenta con el cierre de las dos editoriales más señeras, Editorial Bruguera y Editorial Valenciana. Afortunadamente, a comienzos de los años ochenta, empieza una etapa distinta con destino para un consumidor más adulto y que bebe de las tendencias “contraculturales” en boga durante aquellos años, pero eso ya es otra historia.
Con Alienígenas carpetovetónicos, Luis R. González nos transporta a un mundo con un pie en la tierra, el tebeo español como cultura de masas, y una mano en los cielos, lugar de procedencia de los supuestos extraterrestres. De esta forma y estructurado por etapas temporales, nos lleva a hacer un recorrido histórico desde el año 1947 hasta 1987, pero sin desechar un muy interesante preámbulo dedicado a los precedentes históricos y un anexo final destinado a un breve análisis en el contexto de otros países.
Dos aspectos relacionados con los medios de masas, como son los chistes y la publicidad, son también tratados en este trabajo. El chiste gráfico, como expresión mínima en forma de dibujo de una creación o un episodio humorístico, no es olvidado, y el autor muestra su evolución en paralelo a la historieta convencional. Por su lado, la publicidad también se vio influenciada, sobre todo en los primeros años. Así podemos contemplar desde un anuncio de enseñanza por correspondencia hasta uno de bebida alcohólica o un reconstituyente en que se hace uso grafica o textualmente del concepto platillo volante. También se abordan, aunque brevemente por caer fuera de los objetivos de esta obra, los conocidos como bolsilibros o libros de “a duro” cuyas portadas, a menudo excelentes, rememoran la iconografía de lo extraterrestre y los viajes interplanetarios.
De esta forma, el autor despliega un inmenso caudal de información respaldado por curiosas y aclaratorias imágenes de apoyo, así como de insertos para cuando necesita entrar en descripciones más detalladas, en particular cuando se exponen el casi medio centenar de personajes extraterrestres con historieta propia. Así, podemos apreciar a El marciano Sinforoso, Cosmolito, Flip o Bip-Bip de autores españoles muy conocidos como Serafín, Raf, Armando Salas o Roja de la Cámara. Pero también se abunda en otros personajes muy populares que en un momento u otro tienen un encuentro con seres extraterrestres. De esta manera, los hermanos Zipi y Zape, las hermanas Gilda, Doña Urraca o la familia Pepe se ven envueltos en aventuras con seres del espacio exterior. Pero no solamente en los referidos a los protagonistas, sino que la influencia de los platillos volantes fue tan acentuada en los primeros años, que hasta la revista JAIMITO llegó a editar un número monográfico sobre ellos en la primavera del año 1950.
Con una estructura textual encadenada y equilibrada, dando mayor peso a los acontecimientos más señeros y estableciendo puntuales relaciones entre medios, historietas fundamentalmente, y casuística de avistamientos, consigue captar la atención del lector y se deja leer con suma facilidad. Es notable como se plantea la evolución del tratamiento periodístico hacia el fenómeno OVNI y la correlación que se establece en unos de sus insertos entre la terna formada por la tecnología (rayos tractores), las historietas (Mickey y Goofy de febrero de 1955) y la leyenda (abducciones). Sus planteamientos, basado en los textos y las imágenes son tan obvios, que a veces el discurso fluye de manera natural, de forma que el lector se convierte en cómplice del propio autor, lo que demuestra la transparencia del discurso.
Una obra, en suma, que cumple con el decimosexto precepto recomendado por Baltasar Gracián en El arte de la prudencia, el del saber con recta intención para garantizar la abundancia de aciertos. Lo contrario sería, como el mismo Gracián añade, una ciencia sin seso, una doble locura.
José María Baena Liberato
Algeciras, noviembre de 2020
(*) José María Baena Liberato es Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla. Desarrolló toda su actividad profesional en una fábrica siderometalúrgica del Campo de Gibraltar. Apasionado de los tebeos clásicos, sobre todo los cuadernos de aventuras, su especialidad es la producción de la extinta Editorial Valenciana. Coleccionista y autor de varios trabajos sobre personajes como El Jabato o El Capitán Trueno, es colaborador de Tebeosfera como documentalista y como redactor.
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GALERÍA
1. Mr. Skygack. Su creador fue Armundo Dreisbach, CONDO (1872–1956). Fue publicado por primera vez en el Chicago Day Book de EE.UU. en octubre de 1907. 2. LA NOVELA DE HOY. El 5 de abril de 1929, aparece “Un mundo al descubierto” (o “El planeta prodigioso”), novela de José María Salaverría (1873-1940) ilustrada por Luis Bagaría (1882-1940). 3. “El ser de otro planeta”. Salió en EL SHERIFF no 26 (de autor desconocido, aunque la ilustración es de Juan José Pedraza Blanco). Fecha: 20 de octubre de 1929.
4. Platillos volantes. Según Baena Liberato, el primer cuadernillo debió aparecer entre marzo y abril de 1950. Estas portadas salieron a partir del número 9. Guionista: Federico Amorós Martín (1914–1991). Ilustrador: Juan Martínez Osete (1921). Editorial: Grafidea. 5. EL DDT CONTRA LAS PENAS. El gran suceso tebeístico de 1951 ilustrado por Guillermo Cifré Figuerola (1921-1962). 6. TOLÍN. A finales de 1948, Pérez Maset enfrentó a su personaje contra unos alienígenas de un solo ojo en la entrega 8 de sus peripecias.
7. Platillos Volantes. Publicado en 1953, pareciera ser el primer tebeo ufológico español. Autor y dibujante: Julio Ribera Trucó (1927-2018). 8. Comando Roy, creación de Rafael Cortiella Juancomartí (1931-2019), fue un cuadernillo en 17 entregas publicado por la editorial Símbolo desde julio de 1954. 9. LOS MACRODONS DE MARTE. En mayo de 1954 sale este cuadernillo protagonizado por el capitán del ejército estadounidense Frederick «Red» Dixon. Esta, la primera de tres series, refleja las noticias de la época sobre platillos estrellados.
10. FREDY BARTON, EL AUDAZ. El 26 de enero de 1961 estrenó este cuadernillo de ciencia ficción. El historietista valenciano Fernando Cabedo Torrents (1907-1988) ilustró unos guiones del bolsilibrero George H. White, seudónimo de Pascual Enguídanos Usach (1923-2006), creador de «La saga de los Aznar». 11. FUTURO. En 1957, la editorial Clíper lanzó la primera historieta del género longeva. La cubierta del número 15 es de Miguel Ripoll Guadayol (1919-1988), con guión de Ricardo Acedo (1923-2016). 12. CLARÍN, suple de la revista JUVENTUD Nros 91 a 101 – abril a dic. de 1955. Texto y dibujos: Alfredo Ibarra Montilla. 13. JAIMITO No 273, 1 de enero de 1955. Creador: Arturo Rojas de la Cámara (1930-2019). “Red Arthur” fue autor de casi media docena de bolsilibros de ciencia ficción para la colección LUCHADORES y ESPACIO (1957).
14. CAPITÁN SATUR. Creadas y dibujadas en 1954 por Sidney Jordan (1928). A España llegarían en 1965 gracias a la editora Olivé y Hontoria. 15. HURÓN, de ediciones Toray, aparecida en 1967 y nro. 8, guionado por Eugenio Sotillos Torrent y dibujado por Jorge Nabau Pérez (1937-2000). 16. SUPER ROMPETECHOS número 27, nov. de 1982. Francisco Ibañez Talavera (1936-2023), su creador, prefería ET parecidos a cefalópodos.
17. MATA RATOS. El 1º de marzo de 1968 comenzó la serie sobre «La incógnita de los platillos volantes». 18. ALMANAQUE. Roberto Alcázar y Pedrín fueron creados en 1940 por el guionista Alfonso Arizmendi Regaldie y el dibujante Eduardo Vañó Pastor (1911-1993). Salieron 1.219 historietas. 19. SÚPERLOPEZ. En 1973, dentro de la colección «Humor, siglo XX» dedicada a la sátira de la cultura estadounidense, la editorial barcelonesa Euredit encarga a JAN (Juan López Fernández, 1939) una serie de historietas mudas que parodian a Superman. Esta portada de julio de 1988 luce un típico platillo adamskiano.
20. CHISTE MARCIANO. Del genial Antonio Fraguas de Pablo, Forges (1942-2018). Es parte de su serie de revisionismo histórico humorístico Los forrenta años (1977, Sedmay). 21. ENANITO. Nro 41, 1 de agosto de 1951. Dibujante desconocido. 22. SUPER DETECTIVE LIBRARY nro. 44 (2 de diciembre de 1954), Tebeo británico con una aventura del personaje Rick Random. 23. TANDA. De bebida refrescante Pepsi-Cola y Pepsiman. Autor: Francisco Ibáñez Talavera (1936-2023). Publicada en PULGARCITO (6ª época) Nro 1865, 30 de enero de 1969. 24. TÍO VIVO (2ª época). Nro 252, 3 de enero de 1966. Autor: ARPO.
25. AGUILUCHOS. Creado y dibujado por Armando Salas Martínez (1946). Primera aparición: Misioneros Combonianos nro. 279 – mayo de 1982. 26. OZZO. Primera aparición en EL PEQUEÑO PAÍS, suplemento del diario nro. 479, 3 de febrero de 1991. Por MAX, Francesc Capdevilla Gisbert (1956-). 27. TEBEO ITALIANO. Fecha: junio de 1959. 28. MORTADELO, PRIMERA APARICIÓN. Anuncio de Bruguera nro. 544 – 27 de abril de 1981. 29. PRITT. Ejemplo de publicidad alienígena de barra de pegamento infantil aparecido en la contraportada del número 78 de la revista “para niñas” ESTHER, en mayo de 1984.
30. JAIMITO número 1283, 6 de julio de 1974.Creador: Josep Sanchís Grau (1932-2011). «Otra vez los OVNIS (y van…)». El Soldadito Pepe se publicó por primera vez en el calendario del Taco MYRGA en 1948 en JAIMITO. 31. SUPER PULGARCITO (2ª época). En noviembre de 1976 (nro. 66) se anuncia la salida de MORTADELO Especial «Marcianos». 32. EL JUEVES nro. 289, 8 de diciembre de 1982. Contraejemplo del estereotipo «alienígenas con trompetillas». De autor desconocido. 33. BICHOS nro. 32, fechada el 27 de febrero de 1987. Portada de Vázquez.
PINÍN, UN VIAJE ESPACIAL. Creador: Iglesias López de Vivigo (1910-1988). En GENTE MENUDA 2ª Época (suplemento de ABC), nros. 15 a 55 (1976-1977) y «En los mundiales de fútbol», GENTE MENUDA 2ª Época (suplemento de ABC), nros. 60 a 106 (1977-1978). 35. MAMPATO. Portada del nro. 22 del tebeo chileno publicado en marzo de 1969. 36. PANTERA ROJA, noviembre de 1952. Portada del no. 13 del tebeo mexicano. 37. CHISTE GRÁFICO. Contraportada del DDT número 287, del 15 de noviembre de 1956, mucho antes de que Erich von Däniken hablase de alienígenas ancestrales.
38. HARA KIRI no 6, abril de 1981, humor “bestia y sangriento”. 39. TITANIC, revista para adultos. En enero de 1984, el número 6 se preguntaba «OVNIS, ¿A qué vienen?». Cinco trabajos de los principales autores de la revista EL JUEVES daban la respuesta. 40 – PETETE Tapa del no. 48, diciembre de 1982.