Entrevista a Luis R. González, el escritor -y colaborador de este blog- que se acaba de hacer cargo de la broma filatélica de la que habla (casi) todo el platillismo español.
“Mi padre ha muerto. Y he descubierto no sólo que no era mi padre biológico, sino que mi verdadero nombre es DEII99.”
Así comienza Ummo. Historia de una obsesión (2015), nueva novela de Luis Reinaldo González Manso (LRGM). Doy el nombre completo del autor para evitar cualquier tipo de malentendido: así firma la confesión que ayer, 31 de Octubre, dirigó a tres de los destinatarios de una serie de «postales ummitas» enviadas en forma anónima desde distintas partes del mundo, y su obra está firmada con sus segundos nombre y apellido: Luis R. González y Reinaldo Manso son la misma persona.
El pasado Viernes 23 de Octubre LRGM me llamó, confiándome haber sido el responsable de confeccionar y enviar (o haber hecho enviar) las postales ummitas en circulación desde el 24 de Agosto de este año, siendo sus destinatarios cuatro personas de su entorno: José Juan Montejo, Ignacio Darnaude Rojas Marcos, Giancarlo D’Alessandro (creador del Museo Ovni de Tuscia, Italia) y yo mismo. No fue cómodo tener conocimiento de esto, sobre todo porque alteraba mis tiempos: si debía ser el primero en difundir su confesión, el asunto me iba a quitar un tiempo que no disponía (por esos días atravesaba complicaciones personales). Pero tampoco podía escabullir el bulto por mucho tiempo: en este mismo blog me había ocupado del tema y quien se atribuía la broma era amigo mío, y a la sazón colaborador de Factor 302.4.
Además, el rollo de las postales no me desvelaba. Desde el inicio alguno de nosotros generó un pequeño grupo donde intercambiábamos opiniones Montejo, Luis y yo mismo y mi participación fue mínima. ¿El motivo de mi falta de locuacidad? Me espantaba un poco ver a mis amigos enfrascados en detalles nimios o irrelevantes a fin de desentrañar lo que, en definitiva, no era más que un módico misterio.
LRGM ha enviado su confesión adelantándose poco más de un mes a su propósito original, un poco por presión nuestra, los que fuimos blancos de su broma, y otro poco porque su libro comenzó a dejar rastros en la web antes de lo previsto.
Antes de pasar al reportaje, vale aclarar que en las postales LRGM había deslizado datos para buenos entendedores. En la primera postal, por ejemplo, había colado una frase muy ummita de una colección de ensayos de Arthur C. Clarke (“Greetings, carbon-based bipeds!”) y había encriptado (en caracteres ummitas) la fecha de salida del libro (y revelación de la broma), que debía ser el 8 de Diciembre.
El propio LRGM, cuando todavía se fingía investigador y no responsable de la creación del asunto, había compartido algunas deducciones preliminares:
“He estado mirando algunos documentos originales ummitas en la web española (por ejemplo, el de su organización social, donde aparece el nuevo símbolo ummita referido al órgano de gobierno de 116 miembros –¿habrán ganado los de ‘Podemos’ en Ummo?) y también los antiguos en ocasiones no incluían el virgulilla de la “ñ”. La inscripción ummitas son números. Mirando en el libro de Antonio Ribera deberían ser (hay algunas incongruencias, sería bueno ver el documento original): 1, 1, 10, 10 / 1,0 / 8 traducido del sistema dodecimal que utilizan sería:
“Parece claramente una fecha (en formato anglosajón –año, mes, día-). ¿Te suena? Yo la conozco bien, es la onomástica de Inma (N. del E.: el nombre de la ex novia de LRGM). Pero no, no creo que haya sido una broma suya…”
A vuelta de correo le dije que 8 de Diciembre es el Día de la Inmaculada Concepción, a lo que replicó: “Sugerente al menos es. ¿Anunciarán ‘otra’ inmaculada concepción?”.
Francamente estaba muy distraído: hace más de un lustro LRGM me envió unos borradores de su novela. Si mi memoria no hubiese sido tan mala hubiera recordado que Inma también era el nombre de la protagonista.
El propio Montejo planteó sospechas, deteniéndose en el carácter filatélico de la charada –siendo conocida la afición de LRGM al coleccionismo de sellos postales/estampillas– y suponiendo, correctamente, que “Luis estuvo en Londres en ocasiones anteriores a esa, de hace 3 años, y que en alguna de ellas sí estaría el McDonald’s en Piccadilly… ¿no?”.
Esto lo dijo muy al principio y LRGM nunca dijo esta boca es mía.
Ahora, un poco harto de ver en las redes sociales mi nombre asociado a una supuesta co-autoría de una broma de la que soy completamente ajeno (salvo por mi condición de blanco del chiste y amigo de casi todos los involucrados), envié a LRGM algunas preguntas, invitándolo a ahorrar detalles irrelevantes para el lector no especializado.
Antes, otra aclaración: cuando me convertí en receptor de las postales estuve tentado en publicar algo más en plan lúdico. “Yo, contactado (por los ummitas)”, o algo así. Pero decidí esperar: ser otro de los destinatarios sin duda incluía la pretensión del autor de aumentar la difusión. No estaba dispuesto a premiar a él o los bromistas con tanta facilidad. De hecho, el viernes 23 de Octubre pasado escribí al grupo de intercambio:
“Pues bien, voy a decir algo más antes que demasiado silencio me incrimine: estoy taponado de trabajo, pero en la medida de lo posible (tratando de evitar marearme con los detalles) sigo atento a cada cosa que dicen. Atrasé la publicación en mi blog las postalitas que iban dirigidas a mi persona por esa razón y porque, de paso, les siembro inquietud a los neoummitas. ‘¿Qué clase de periodista es éste, que no sale a cantar a los cuatro vientos que es uno de los destinatarios?’, se podrán preguntar. (…). Si lo que quieren es publicidad, me deberían enviar algo más gordito. A lo mejor, mi silencio ayuda a acelerar sus planes, cualesquiera éstos sean.”
En esos días Montejo también recibía su primera postal. “Sin pecar de vanidad –escribió– la evolución ‘lógica’ del asunto postales antes o después tenía que alcanzarme”. Y expresaba sus sospechas: “El hecho de que Dei 99 me haya elegido como otro contactado (y hago esfuerzos por aguantar la risa), reafirma mi sospecha de que el bromista/s son gente próxima a nosotros. Quizás demasiado.”
Comenté que recibir estas postales -y no sé si dije chorradas– infundía un grato cosquilleo de privilegio. “Me ha causado gracia y me ha hecho sentir importante … deudor con ‘el misterio’. Ayuda a ponerse en la piel de nuestros tíos, los primeros receptores de las cartas ummitas.”
Dicho esto ¿alcanza para disculpar a LRGM? Para llegar a alguna parte vamos a dejar que él mismo exprese su punto. A continuación, mi entrevista a Luis Reinaldo González Manso, sobre quien también corresponde decir es autor de importantes estudios y artículos sobre el tema, entre los que se me ocurre destacar Ummo. El planeta de los corresponsales anónimos (1993) y Enredos, embrollos y falacias en nombre de WOA (2007), una crítica exhaustiva al infumable bodrio que le dedicó al tema Juan José Benitez.
-¿Cómo se te ocurrió este montaje, cuál fue tu objetivo?
-Entiendo que te refieres al envío de postales. Estoy seguro que ninguno de los cuatro receptores reales (aparte de mí mismo) creyó ni por un momento que los ummitas extraterrestres hubiesen vuelto. Mi intención era simplemente ofrecerles algo con que entretenerse unas semanas y que despertase su interés hacia mi novela.
Tan importante como lo anterior es la vertiente filatélica. Como coleccionista y ufólogo, desde que descubrí que en España se podían encargar sellos personalizados, siempre quise hacer uno relacionado con la ufología. Cuando por fin terminé y pude publicar mi novela, la ocasión era ideal. Al ver que la misma posibilidad existía en otros países, el montaje estuvo claro, aunque costoso. Esa fue la razón de incluir al coleccionista italiano Giancarlo D’Alessandro entre los receptores.
-Habiendo tantos divulgadores en OOYAGGA, quienes podían cocinar una fantástica paella a la valenciana con tus postales ¿por qué nos elegiste a nosotros? ¿Acaso no había receptores que garantizaban mayor difusión? Salvo Ignacio Darnaude, hay misteriólogos más famosos; al menos no lo es ninguno de los que has elegido…
-Las razones son dos.
Primera y principal, no disponía de las direcciones postales de más gente vinculada con Ummo, y empezar a preguntar hubiese hecho saltar las sospechas rápidamente. De hecho, ni siquiera tenía la de Montejo y tuve que enviarle mi anterior libro dedicado para conseguirla de una forma plausible. E incluso así, me equivoqué y la escribí mal en las primeras postales y por eso no le llegaron. Quizá, si las hubiese tenido el montaje hubiese sido distinto, y más ambicioso, o más probablemente no me hubiese atrevido.
Segunda, al descartarse cualquier posibilidad de una difusión amplia, preferí dejar la cosa como una charada entre amigos. Y recordando al famoso James Randi decidí que sólo si se me preguntaba directamente diría la verdad.
-¿Qué tal se siente manejar los hilos de una farsa?
-Yo no he manejado los hilos de nada, no he pedido a mis corresponsales que hiciesen nada. Lo único que hice fue mandar cierta información y ver por dónde seguía la historia. De hecho, aunque nadie se lo creerá, fui el primer sorprendido cuando Ignacio se apresuró a hacerlo público. Yo pensaba que antes de decir nada la prudencia le aconsejaría esperar un poco más, al menos a la segunda tanda. Porque, repito, estoy seguro que ni él, en su fuero interno, pensaba que fuesen reales. De todas formas fue fascinante estar metido en el ajo y ver lo que cada uno iba diciendo, mientras sólo yo sabía la verdad. Entendí perfectamente a José Luis Jordán Peña.
-Le entendiste. En tal caso, ¿has aprendido algo que no supieras? Me refiero a algo más que comprobar las deficiencias del correo postal.
-No diría que haya habido descubrimientos, pero sí confirmaciones de lo que ya sabía. Si acaso, lo que más me ha llamado la atención es lo fácil que resulta atribuir un significado profundo a lo que sólo son detalles casuales e imprevistos, irrelevantes. Por ejemplo, mi máquina de escribir eléctrica, por algún motivo que desconozco, después de haber estado arrumbada años, cambiaba las íes por jotas (DO NOT BELJEVE).
De todas formas, sí ha habido una serendipia fascinante: el hallazgo (N. del E. por parte de Luis Ruiz Noguez, y publicado en su blog Marcianitos Verdes) de un episodio de la serie televisiva Science Fiction Theatre de Noviembre de 1955, titulado ni más ni menos que “Postales desde Barcelona” que prefiguraba bastante bien el posterior montaje de Jordán Peña.
-¿Cómo te las arreglaste para hacer los envíos desde cada punto simbólico de Ummo? Te suplico que me ahorres detalles.
-El primero que envié desde el buzón del King’s College de Cambridge, como otro guiño a las ideas de Juan Domínguez Montes, lo realicé yo mismo. La casualidad me permitió viajar a Inglaterra. Para el resto de los envíos, y la obtención de los sellos personalizados correspondientes, he contado con la ayuda de diversos amigos, coordinados a través de internet.
Era complicado, porque primero tenía que conseguir las postales y los sellos, rellenarlas con el sello neo-ummita que encargué en una copistería, y reenviarlas de nuevo para que ellos las echasen al correo. De hecho, a varias de las postales también las tuve que falsificar, tanto el anverso como el reverso.
-No me gusta enjuiciar a mis entrevistados, pero me temo que en este caso corresponde porque fui uno de los convidados de piedra. ¿No sientes que te has pasado de listo? A mí me daba igual, de hecho halagó mi vanidad ser uno de los “elegidos” y no perdí tiempo intentando verificaciones. Pero haber metido en el brete a gente entrañable y de buena fe, como Ignacio Darnaude, u obsesivos del detalle, como Montejo… Porque convengamos que en esto también estuviste en la piel del autor original de los informes ummitas: no has tenido contemplaciones en traicionar la confianza de gente buena. ¿Qué respondes a ello?
–“Traicionar la confianza de gente buena” me parece muy fuerte. Respecto a todos los que se han hecho eco de las postales más allá de los receptores y las han creído en mayor o menor grado, lo decían bien claro las propias postales: “No nos crean”. No me siento en absoluto responsable de la falta de espíritu crítico.
Otra cosa, claro está, son los cuatro receptores originales. Sinceramente pensé que ninguno se lo tomaría en serio y se limitaría a recibirlas sin decir nada o comentándolo como una broma. Yo mismo me dejé llevar por la historia e hice sinceros esfuerzos por descifrarla, por ejemplo en el caso de la supuesta fecha ummita. Yo ya sabía cuál era, pero al intentar reconstruir como llegué a ella, descubrí que algunas de las numeraciones publicadas eran erróneas y logré reconstruir la correcta empleando sólo la lógica.
En cualquier caso, les pido disculpas. No hubo mala intención y si ahora estáis dolidos espero que con el tiempo podréis perdonarme. Sin olvidar que sospecho o sé que todos vosotros en algún momento hicisteis algo similar…
-¿Por qué decidiste confesar tu autoría? ¿Por qué has empezado contándomelo a mí, y no al grupo?
-En ningún momento pretendí ocultar mi autoría. Si me hubiesen acusado directamente lo hubiese revelado. Y en cualquier caso, la broma tenía su fecha de caducidad (O8 Dic 2015), momento en que haría pública mi autoría.
Al precipitarse los acontecimientos, porque se difundía en las distribuidoras de libros mi novela antes de tiempo, decidí revelar mi historia.
Empecé por ti por tres razones. Primera porque eres mi mejor y más antiguo amigo y has tenido un papel clave en la génesis de mi obra. Segundo porque eres periodista y te merecías la exclusiva de mi revelación, por irrelevante que sea. Y tercero, porque a los demás tenía pensado ir a disculparme en persona y dedicarles un ejemplar de mi novela, pero tú me pillas un poco lejos.
-Tu novela ¿tiene relación con las postales? Quiero decir, ¿eran necesarias?
-No lo había pensado. Estrictamente no, aunque algunas de las revelaciones de las postales sí tienen relación con lo que se cuenta ahí. Podrían ser una buena excusa para una posible secuela…
-¿Están claramente separadas las aguas entre realidad y ficción? ¿Lo dejas librado al discernimiento de los lectores? Cuéntame un poco más qué te ha movido a escribirla.
-Entre el ochenta y noventa por ciento de lo que la novela cuenta es verídico, en el sentido de que responde a la realidad o ha sido defendido como real por algún testigo. Yo llego a mi propia conclusión, que aparece claramente expuesta. Sin embargo, la novela está escrita de tal forma que el propio lector puede decidir hasta dónde se la cree. Aunque contiene elementos de ciencia ficción, es más bien una novela de intriga, que espero haga disfrutar también a los lectores interesados por los misterios y la psicología humana.
El subtítulo, “Historia de una obsesión”, fue una buena idea de mi editora pues puede aplicarse a todos los protagonistas, en grado y por razones distintas. He querido que el lector se encuentre tan fascinado como yo por el misterio original. Para aquellos que se decidan a profundizar y continuar investigando, he preparado incluso unas extensas notas aclaratorias que enviaré gratuitamente a los interesados que me las soliciten.
***
Fin de la entrevista. A partir de aquí, mi reflexión.
LRGM, reasumiendo el papel de Jordán Peña, ha disfrutado el placer morboso que debió sentir aquél cuando enviaba las pioneras cartas de )+( y los cobayos de su juego echaban a volar la imaginación en busca de alguna respuesta o el sentido del misterio. Los receptores de las postales neo-ummitas revivimos la sensación de pertenencia de los receptores originales de las cartas de Ummo, que para algunos es una extraña forma de reconocimiento a nuestro interés por la cosmogonía y folclore gestada en derredor de lo ummita y, para otros, la cobertura de una sensación de plegaria atendida. Claro: al develarse el engaño, a nadie le gusta comprobar que ha sufrido una tomadura de pelo. Salvando volúmenes y distancias, en el curso del nuevo engaño ummita reaparecieron conflictos, dramas y situaciones parecidas a las que vivieron los integrantes de los Grupos de Estudio del Planeta Ummo que existieron entre mediados de los sesenta y los ochenta, especialmente en Madrid y Barcelona: el recelo entre camaradas, los afanes de protagonismo, las emociones encontradas, las alianzas provisorias, las problemáticas atribuciones de intenciones y, sobre todo, el temor a fallar a la amistad, que, como todos sabemos, es lo que nos falta o nos queda al final del camino.
No me sumaré a quienes acusan a LRGM de haber pergeñado un “burdo” fraude, porque las cartas de Ummo fueron burdas desde el principio. Sí concederé que quedan pocos creyentes en el asunto, aunque dicho así es más un atenuante para el autor de la novela, a quien nadie podrá acusar de no haber usado un recurso original para despertar interés por su trabajo.
Lo que innegablemente me ha molestado es que incluyera entre los receptores a otro gran amigo. Me refiero a ese distinguido y generoso caballero llamado Ignacio Darnaude, a quien, a sus 84 años, no debió herir su sensibilidad ni hacer perder su precioso tiempo.
Que involucrase a Darnaude me fastidió especialmente porque el autor del Ummocat comparte un atributo que distinguió a los destinatarios originales de las cartas ummitas, casi todos ellos muy creyentes o dispuestos a dar un margen de credibilidad a la hipótesis extraterrestre de Ummo y todos ellos, absolutamente todos ellos, personas íntegras, honradas, desprendidas y enamoradas del conocimiento a quienes Jordán Peña burló en su buena fe para hacerles entrar como caballos en un engaño -en aquella ocasión no sólo postal, justo es diferenciarlo- que les acompañó durante una parte inmensa de sus vidas. Vaya, entonces, mi cariñoso recuerdo a Fernando Sesma Manzano, Dionisio Garrido, Juan Aguirre Ceberio, Enrique Villagrasa Jorge Barrenechea, Rafael Farriols, Juan Dominguez Montes, Hiltrud Nordlin, Luis Jiménez Marhuenda, Alberto Borrás, Joaquín Martínez, Francisco Mejorada, Adalberto Ujvari y Franco Muela, por sólo citar a algunos nombres de aquella época cándida y añorada.
Agradezcamos, en última instancia, que la broma de LRGM duró 3 meses y no 30 años, como la de su predecesor. Y que, a lo mejor (digo a lo mejor porque todavía no la leí), su novela vale la pena.
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En el Anuario 2017 de El Escéptico, Luis R. González contó, con pelos y señales, las características de su proyecto.
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