Eloisa Martin: “El clima de terror mediático genera las peores reacciones”

María Eloísa Martín es Profesora Adjunta del Departamento de Sociología de la Universidad de Brasilia, en Brasil.  Trabaja temas de Sociología de la Religión desde que era estudiante, interesándose en Religión Popular, Catolicismo y Religión y Política en América Latina. Hoy es editora de Current Sociology, publicación de la International Sociological Association (ISA). Está afiliada al Research Committee on Sociology of Religion de esta institución y es miembro del Comité de dicho grupo hasta 2014. Fue Secretaria General y Vicepresidente de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (www.acsrm.com.ar) y editora, durante diez años, de Ciencias Sociales y Religión/ Ciências Sociais e Religião (www.ufrgs.br/revistacsr). También integra el staff de Diversa.
María Eloísa Martín es Profesora Adjunta del Departamento de Sociología de la Universidad de Brasilia, en Brasil. Trabaja temas de Sociología de la Religión desde que era estudiante, interesándose en Religión Popular, Catolicismo y Religión y Política en América Latina. Hoy es editora de Current Sociology, publicación de la International Sociological Association (ISA). Está afiliada al Research Committee on Sociology of Religion de esta institución y es miembro del Comité de dicho grupo hasta 2014. Fue Secretaria General y Vicepresidente de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur y editora, durante diez años, de Ciencias Sociales y Religión/ Ciências Sociais e Religião. También integra el staff de Diversa.

1. ¿Puede verse el atentado a Charlie Hebdo como un enfrentamiento entre «terrorismo islámico» y «libertad de expresión»?

No. Como tampoco fue un ataque contra el capitalismo neoliberal el ataque a las torres gemelas en Nueva York.  Eso es una lectura muy específica y muy interesada de un grupo profesional.

Por otro lado, la libertad de expresión no es monopolio de la prensa, de los medios masivos o de la categoría profesional de los periodistas. Hay ataques contra la libertad de expresión de las minorías, en todo el mundo, todo el tiempo, y que funcionan de maneras más efectivas que ataques como el que sufrió Charlie Hebdo. La invisibilización y el silenciamiento –el borramiento de la humanidad del otro, en definitiva– que producen el racismo, el antisemitismo, la islamofobia, la homofobia, la xenofobia, causan más daño a la democracia y a la libertad de expresión en cuanto valor que un ataque a una revista que, por acaso, se caracterizaba por hacer chacota de las minorías. No justifico de ningún modo el ataque a la revista, pero como socióloga, necesito ver más allá del horror que me produce cualquier masacre, para tratar de entender el cuadro más amplio.

Las tapas de los diarios franceses el día después de la masacre.
Las tapas de los diarios franceses el día después de la masacre.

2. ¿Debe ser ilimitado el derecho de la libertad de expresión, si supone ofender a personas por su ideología creencia y etnicidad?

Creo que el límite está en la responsabilidad ética de quien enuncia y quien es objeto de las bromas. Quien ingresa a cualquier facultad de ciencias sociales sale de su primera semana de clases sabiendo que las representaciones colectivas ordenan el mundo, nos definen y definen a los otros, organizan y jerarquizan el mundo, dividiéndolo entre quienes pueden menos y quienes pueden más. Y que ese poder varía de país a país, de grupo social a grupo social.  Y, sobre todo, sale sabiendo que SIEMPRE son las minorías (las mujeres, los pobres, los negros, los gays, los judíos, los musulmanes, los gordos, los provincianos: los otros, ¡siempre!) los objetos de los chistes y las bromas realizados, ¡oh sorpresa!, por miembros de los grupos que “pueden más” -en líneas generales, hombres blancos, heterosexuales, occidentales y cristianos que viven en ciudades.

Bergoglio-FerrariLa respuesta a esta pregunta está en preguntarnos, cada uno de nosotros, cuál es la diferencia entre Charlie Hebdo (dirigido por hombres blancos, franceses, autodeclarados seculares, que hacían bromas racistas, sexistas y xenófobas con las minorías, en un contexto como el francés, donde los partidos de derecha católica tienen una presencia política no poco importante) y, por ejemplo, la obra de León Ferrari que satirizó a la Iglesia y a las FF.AA. en plena dictadura, considerando el papel hegemónico (político y cultural) que el catolicismo tiene en Argentina. Dicho simplemente: es muy fácil hacerse el vivo con el más flaquito de la cuadra, si sos el matón grandote.

Pero sabemos, también, que los profesionales de los medios responden, ellos mismos, a intereses de los más diversos tipos. Ser cool, como Charlie Hebdo, no necesariamente implica subvertir los valores dominantes –esa sí, me parece, una de las funciones sociales más importantes del humor.

2. Es inevitable repudiar un asesinato masivo a sangre fría a periodistas. Pero la violencia del grupo islámico ¿no invita a pensar la violencia discursiva ejercida desde los medios y la violencia estructural presente en las sociedades occidentales?

Sí, justamente es lo que decía. Cualquier acto de terror es repudiable. Pero ahí está la cuestión: hay actos de terror que se clasifican como más repudiables que otros. Y hay otros actos de terror que no se clasifican como tales, sino como “intervenciones militares”.  Y reproducir los peores estereotipos de una minoría es también una forma de violencia, menos abierta pero no menos cruel.

Pero esto nos toca de cerca, cuando candidatos presidenciales en Argentina hacen chacota sobre los derechos humanos, y no hay un repudio masivo: se toma en chiste. Y ahí radica el peligro: hacer chistes, es serio. Y los peores discursos pasan, por esa vía, desapercibidos.

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Bernardo Vergara (2015) para la edición homenaje a Charles Hebdo de «Orgullo y satisfacción».

“No se trata de autocensura sino de una ética básica para la convivencia social”

El punto a ser discutido, insisto, NO es la libertad de expresión o la vigilancia de lo políticamente correcto (ambas, soluciones cosméticas), sino en quién puede enunciar qué, quién es agente y quién es objeto de esos discursos. El límite debería estar, siempre, en evaluar si el otro (el objeto del chiste) tiene la capacidad, la libertad, el espacio de responder. Si no tiene ese espacio, la conducta éticamente correcta, en mi opinión, sería rever si ese discurso (ese chiste, en este caso) precisa ser publicado y cuáles serían sus consecuencias.  No se trata de “autocensura”, como a algunos les gusta llamar, sino de ética básica para la convivencia social. Y evidentemente, este es un ejercicio dificilísimo para quien enarbola los valores dominantes y tiene medios y espacio para hacerlo público.

charlie_hebdo_reuters3. Hay ateos militantes identificados con las víctimas (“todos somos Charlie”). Hay religiosos no islámicos que descargan su ira contra el mundo musulmán y olvidan la intolerancia de sus propias iglesias. Ahora bien, el atentado a Charlie Habdo se produjo en un marco de creciente intolerancia social, religiosa y cultural. ¿Qué estrategias y agentes se deben considerar para descomprimir el escenario de tensiones que origina este tipo de atentados? ¿Qué secuelas imagina en una Europa en crisis?

Europa viene girando a la derecha desde hace un par de años: basta mirar quiénes han ganado las elecciones en países que antes fueron socialdemócratas o evaluar las nuevas políticas civiles y laborales para los inmigrantes o nativos de padres o abuelos inmigrantes. Los partidos de ultraderecha, incluyendo los aparentemente inofensivos grupos pro-vida en Francia, tienen espacios cada vez mayores en los medios, y nadie se horroriza. La crisis no ayuda en estos casos y refuerza los discursos anti-minorías que permean y se convierten en ese sentido común que ordena y organiza el mundo también a través de los chistes.

Jean_charles_de_menezesNo soy muy optimista sobre el escenario en Europa: como es natural, habrá (y ya hay) una intensificación de las ideas más conservadoras y reaccionarias en pro de una “unidad nacional” que va a dejar a las minorías afuera. Además de los ataques a mezquitas, que ya se iniciaron, es esperable una agudización de la percepción étnica, como ocurrió en 2005, cuando el brasileño Jean Charles de Menezes fue asesinado por Scotland Yard, que lo confundió con Hussain Osman, quien había intentado un ataque en la víspera. En este sentido, todos y todas somos potenciales sospechosos. Y el clima de terror que los medios instalan (¿alguien se acuerda del terrorismo mediático producido por la “amenaza del ébola”, hace sólo un par de semanas?) genera siempre las peores reacciones: diluye la solidaridad, mata cualquier tipo de empatía y refuerza las ideologías de superioridad (cultural, ética, étnica) de quienes, no casualmente, disponen de los medios económicos, políticos y bélicos.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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