2012: Bienvenidos al fin del mundo

En 1945 el hombre probó en Japón la más poderosa arma de aniquilación masiva. Despuntaba la era atómica. Así, el apocalipsis ganó credibilidad y el fervor milenarista fue como Jano: una cara del temor y otra de la esperanza.

Datos, reflexiones e historias para un (im)probable cierre de ciclo.

Por Alejandro Agostinelli

(Fuente: revista Bacanal Nº 86, enero de 2012. Primera publicación online del artículo, sin infografía y recuadros del original).

Patrick Geryl es un escritor belga a quien le apasiona hacer encajar piezas de rompecabezas imposibles. Es capaz de articular en un encadenamiento de apariencia lógica escenarios o conocimientos que otras personas, incluso los especialistas, no ven en absoluto. Patrick une campos tan alejados entre sí como la historia, la geología o la mitología. Un día, enfrascado en la lectura de unos códigos, creyó descubrir que el eje de la Tierra no es tan estable como los científicos creen. Y notó que los mayas y los egipcios antiguos lo sabían. Sabían, por ejemplo, que en 2012 el Polo Norte pasará a ser el Polo Sur. La hecatombe que imagina disparará violentos terremotos y desatará olas que alcanzarán cientos de metros de altura. Este fenómeno, relacionado con cambios en las manchas solares, está a tiro de los poderosos telescopios orbitales que escudriñan cada erupción solar. Pero ningún científico ve lo mismo que Geryl.

Los “descubrimientos” de este esoterista son apenas parte del fenómeno 2012. Amazon.com ofrece más 58.700 libros (incluyendo ficciones, diferentes ediciones, calendarios, kindles y otros formatos) con “2012” en el título. Sobre el tema se publican miles de sitios web, y se sigue sumando. Se movilizan cientos de miles de grupos en el mundo alrededor de la interpretación –totalmente occidental y moderna– según la cual el calendario usado por las civilizaciones mayas u olmecas vaticina algún cambio a partir del 21-12-2012. Los productores de la película “2012”, dirigida por Roland Emmerich, triplicaron la inversión. En 2009, previo al estreno, consiguió el rebote esperado. En los avances, actores vestidos de científicos pregonaban la inminente catástrofe en un contexto engañoso. La cultura empezaba a cebar el temor. La NASA investigó el tema ya que miles de norteamericanos enviaron un aluvión de preguntas, algunos de los cuales anunciaban sus planes de quitarse la vida. Tampoco todo es malo. En México revivió el turismo místico, o comenzó a recuperar el que había perdido por la interminable guerra entre los carteles del narcotráfico.

Este trepidante movimiento social pendiente del futuro inmediato tiene pocos antecedentes. Ni siquiera en 1999, cuando no sólo la religión, sino todos los medios seculares agigantaron la relevancia del fin del milenio, hubo semejante preocupación, ni tanta producción cultural dirigida a tratar de representar el porvenir, constituyéndose la misma expectativa en fenómeno.

Pero la bola de cristal es borrosa para todos. No sólo las profecías religiosas fallan, también lo hacen las seculares. Antes de 2000, el presagio fue un crash informático que no sucedió. La segunda profecía laica –después de Heavens Gate, el culto platillista de Marshall Applewhite– fue que el auge de creencias estrambóticas provocaría una ola de suicidios en masa. Eso tampoco sucedió.

COMO UN HADRÓN EN LA NOCHE
Mezcla de anhelo social por un cambio profundo y el pesimismo de pensar el porvenir en el umbral de una crisis económica mundial, la historia del apocalipsis que nos merecemos tiene la forma del futuro que cada sociedad sueña para sí misma.

No habría espacio para teorías alarmistas sin malas noticias. E internet ayuda a corroborar y nutrir más rápida y eficazmente la sospecha de un giro siniestro. El rumbo geopolítico de las potencias que invaden o acorralan a los países débiles, la represión a los movimientos de protesta, la mezquina distribución de la riqueza y la imprevisión ecológica, refuerzan las visiones apocalípticas de la crisis social. Este apolipticismo secular, sin embargo, no pierde las ilusiones: el cambio depende del hombre.

Un catastrofismo más ligado a interpretaciones religiosas, ajeno a la voluntad humana, pone el ojo en los fenómenos climatológicos, sísmicos y planetarios. Otro, combinación de las anteriores, vislumbra un futuro negro en el manejo de la ciencia y la tecnología. Así tenemos un apocalipsis a medida de un terrorismo pequeño y poderoso (provisto de armas nucleares o bacteriológicas), desastres atómicos latentes a semejanza de Fukushima o mitos rampantes como el que inspiró el Gran Colisionador de Hadrones, cuando la imaginación popular le adjudicó a un acelerador de partículas el don de crear un big-bang con la capacidad de destruir el mundo.

En este marco, la religión y las ciencias sociales, la magia y la pseudociencia, avanzan en pos de un significado. La idea de un mundo sin un propósito es difícil de concebir. “El concepto de andar eternamente a la deriva repugna a nuestra imaginación moral”, escribió Malcom Bull, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Oxford. Esta búsqueda de sentido reaparece en la subcultura conspirativa, viva entre protestantes, católicos y otros sectores que desconfían de la autoridad. “La teoría de la conspiración es la teología de los paranoicos”, sentenció el ensayista Mark Dery. “Karl Marx –continúa– lo podría haber llamado ´el opio de los grupos extremistas´ si hubiera vivido para leer ´The New World Order´ de Pat Robertson”, el pastor de la Coalición Cristiana de EE.UU, conocido por decir que matar al presidente Hugo Chávez “es más económico que empezar una guerra” y por justificar el terremoto de Haití de 2010 alegando que “miles de esclavos murieron por pactar con el diablo a cambio de su libertad”.

Creer en conspiraciones “reemplaza a la religión como medio para situar el mundo sin desencantarlo, sin robarle su misterio”, dijo el crítico literario John McClure. Explicar el mundo postulando el imperio de fuerzas ocultas que nos trascienden podría ser una suerte de satanismo al paso. Ejemplos extremos: las milicias derechistas de los EE.UU. o aquellos personajes extravagantes que ajustan cuentas por libre, como Timothy McVeigh, autor en 1995 de la voladura del edificio federal de Oklahoma, cuando vengó el ataque a los davidianos en Waco, o científicos pasados de rosca como el matemático Theodore Kaczynski, o Unabomber, quien –entre 1978 a 1995– envió 16 cartas bombas, que mataron a 3 personas e hirieron a 23, en su afán por difundir su crítica a la sociedad moderna. Para no citar las profecías autocumplidas como las que, desde el 11-09-2001, abrieron otro ciclo de muerte, paranoia y terror.

PRESAGIOS SURTIDOS

Patrick Geryl no es una persona fácil de localizar por estos días. Su profecía es laica, él no apela a las plegarias sino a salvar físicamente el pellejo. Por eso se mudó a algún lugar de los montes Drakensberg, las montañas más altas de Sudáfrica. No cuesta imaginárselo recalculando fechas (especialmente después de lo mal que le fue al pastor Harold Camping, quien en 2011 vaticinó dos acontecimientos bíblicos que no sucedieron) o en pos de ofertas de barcos insumergibles, las arcas que recibirán a los supervivientes de último momento, que ya abonaron 15 mil euros per cápita para reservar lugar en su refugio del fin del mundo.

Geryl recoge un poco el fruto del pánico que él mismo ha sembrado en libros como “El cataclismo mundial de 2012 (Kier, 2006) y “Cómo sobrevivir al Cataclismo de 2012” (Kier, 2006). “No habrá nada más horrendo, a la Tierra le espera la destrucción total. Será mil veces peor que mi descripción, porque una terrible hambruna, frío y dolor nos dominará”. En España sus seguidores se agrupan en torno a los GSE2012 (Grupo de Supervivencia de España 2012) y al dinámico emprendedor, Jonatan Bosque. Ya son 165 miembros, de los cuales 50 han aportado 200 euros por el terreno para el bunker, hasta completar 2.400 euros de inversión. En su web indican cómo construir y proteger a los refugios de hormigón de la radiactividad: “Dos metros de tierra equivalen a un metro de hormigón, y es una opción mucho más barata”, explican. “Si no declaran su refugio como búnker, evitarán el registro de la Guardia Civil y la expropiación forzosa por causas mayores. Ud. se vería privado de su refugio en beneficios de otros”.

La iniciativa de rescate que lleva Geryl no sólo es para quienes crean en su relato, sino para quienes se lo puedan pagar. La oferta religiosa, contra lo que sugiere la intuición, exige más voluntad de creer que dinero o bienes materiales. Los grupos apocalípticos milenaristas –desde los pentecostales hasta algunos New Age– esperan recompensas más complejas, empezando por los mil años de reinado del mesías tras su Segunda Venida y terminando con la historia de la humanidad, de la que sólo sobrevivirán los justos. Religiones exóticas, como el movimiento de contactados con E.T., donde la evacuación de los elegidos por un ovni reproduce la escenografía cristiana del arrebatamiento de la iglesia, volvieron la fantasía realidad cuando los 39 norteamericanos que integraban el culto Heavens Gate se quitaron la vida convencidos de que sus almas ascenderían a una nave que, según un ufólogo, escoltaba el cometa Hale-Bopp, en la víspera de Pascuas de 1997. O las secuelas que dejó Erich von Däniken. El escritor suizo, en su libro Recuerdos del futuro (1967), que pese a las críticas vendió más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo, vio en la losa funeraria de Palenque, Estado de Chiapas, México, a un astronauta operando un módulo espacial. José Argüelles, tal vez el gran impulsor del movimiento 2012, decidió que él era la reencarnación de Pakal, el príncipe maya representado en la cripta.

La cosmovisión de Argüelles también tiene mucho de milenarismo cristiano. En 1987 convocó a celebrar la Convergencia Armónica e intentó reunir 144 mil almas. Esto fue muy claro, aunque no aguardase el retorno de Jesús sino el del dios azteca Quetzacoatl. Más cerca de 2012, bajó los decibeles. Y aclaró que, si la dimensión de la catástrofe era mayor que la transmitida por los seres de Sirio con los que juraba estar en contacto, “las naves pasarían a buscar a los 144 mil de frecuencia más elevada para continuar con su educación en otros mundos”.

Argüelles, un doctor en Historia del Arte de la Universidad de Chicago, murió el 23 de marzo de 2011 y no podrá “cerrar el ciclo”, tarea para la que había sido ungido por los “mayas galácticos”. Pero su movimiento perdura entre quienes consideran que “su deceso significa que el ciclo está llegando a su fin”, como explicó Guillermo Medina Gómez, uno de sus seguidores en Yepómera, México, y como lo ratifican cientos de arguellistas que se alistan en el mundo, incluyendo los alrededores del cerro Uritorco, en las sierras de Córdoba.

ECOS DE LA UTOPIA MILENARIA
El concepto de apocalipsis, una revelación que puede constituirse en catástrofe o renovación, es ante todo una construcción social. El 21 de diciembre de 2012 sin duda asistiremos a un cierto cierre de ciclo. Inmunes a las decepciones, ya que los buenos creyentes son capaces de racionalizar las noticias y legitimar las profecías que más se alejaron del blanco, nuevas fechas prorrogarán las amenazas de Dios o las esperanzas de convivencia armoniosa.

El fin de las utopías, o visiones como “el fin de la historia” de Francis Fukuyama, han encajado con la caída de la Unión Soviética y la supremacía del “paraíso capitalista”, como si tal cosa hubiese liberado a la humanidad de sus conflictos históricos. Tales diagnósticos contrastan con una reciente portada de la revista Time, que –un año después de haber coronado personalidad del año a Mark Zuckerberg, fundador de ese altar al ego que es Facebook– eligió a la figura de El Manifestante, que –encapuchado y multiplicado por miles- salió a las calles de Medio Oriente, el norte de Africa, Grecia, Chile, España y Wall Street para luchar por sus derechos, muchos de los cuales se repiten como ecos milenarios.

Por lo demás, la ciencia ya hizo su pronóstico: el Sol, transformado en una gigante roja, engullirá a la Tierra dentro de 5.000 millones de años. Para entonces, si se cumplen las profecías cientificistas de Ray Kurzweil, ideólogo del transhumanismo, el contenido de nuestro cerebro se podrá descargar en una tarjeta de memoria, tal resurrección significará cierta clase de inmortalidad biotecnológica y la inteligencia humana tendrá sus mil años para conquistar el universo.

Primera publicación: revista Bacanal Nº 86, enero 2012.

Enlaces:

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El profeta del 2012 se fue justo antes de «el fin del los tiempos». Por A. Agostinelli, en Ciencia Bruja (31-3-2011)

La última profecía del fin del mundo ¿será la vencida? Por A. Agostinelli, en Ciencia Bruja (19-10-2011)

Llegó 2012: los otros pregoneros del apocalipsis. Por A. Agostinelli, en Ciencia Bruja (4-1-2012)

El 30 de junio de 2012 es el fin del mundo… de una larga lista. Por A. Agostinelli, en Ciencia Bruja (30-06-2012)

  1. Surtidísimo prospecto de la actual situación esotérico-blablística de la humanidad. (esotérico por el puro esoterismo, y blablística por el puro bla-blá).
    Lo que sí, Ale, la mitología no es una disciplina alejada de la Historia para nada, aunque sí es entendible que lo digas en el sentido de que lo que narra la mitología no son acontecimientos históricos, sino imaginarios.
    Y por último, si nos salvamos del 2012, hay que ver la que se va a venir en el 2013 !!!

  2. Creo que para evitar que este tipo de profecias se siga repitiendo deberíamos ponernos de acuerdo y destruir el mundo nosotros, los humanos. Asi de una buena vez la cortamos con tanta expectativa anodina. Saludos. Muy buena la nota

  3. Indudablemente, las profesias suelen fallar, si. Pero esto para yo le llamo un «koan de hecho». Esto significa que ante la segurida de algo que va a ocurrir(afirmar), por ese mismo hecho, NO ocurre….De tal manera, toda la info, mientras mas conocida en la sociedad-y mas ahora con la red- al decir que va a suceder tal o cual cosa, generalmente, catastrófica, provoca el efecto contrario…NO OCURRE…..Entonces, sugiero que se piense en qué ocasiona en nustras mentes y epíritus todos estos «vaticinios»…Porque al final, y después de todo, lo que ocurra sea lo que sea, ocurrirá cuando en el plano superior, se ordene que asi sea…Y por cierto, debemos estar siempre alertas….Por lo tanto, no me interesa la posición donde se hace hincapié en que los que predicen son o comerciantes o mentirosos o fantaseosos, o delirantes….Esto está mas allá de la psicologia y la sociologia….Trasciende el tiempo y el espacio….No habria que ser tan virulento con los profetas, sean estos llenos de dinero o personas hijos de vecino….Porque al final, se tiene que despertar la conciencia y hagamos o digamos lo que sea, Ella, la Conciencia, se despertará…no sólo eso: Se está despertando!!!….

  4. En el libro secreto de Paul dice: los seres de luz de la octava dimensión se pelearon con los de la 5ta y desterraron a su ángel llamado Patrick Geryl en una gran nave espacial junto al LÍDER, el cual vendrá a rescatarnos después del 21 de diciembre, ALAVADO SEA EL LIDER DE LA OCTAVA DIMENSIÓN…

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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