Darío Sztajnszrajber en deconstrucción

El próximo 27/11, en el Encuentro de Becarios de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el mediático Darío Sztajnszrajber dará una conferencia titulada “El conocimiento en deconstrucción”. La charla de quien es presentado como “un destacado filósofo argentino” no promete ser puro aplauso. Gastón Mendoza Veirana explicó en su muro en Facebook por qué repudia su filosofía y expone cómo ésta se inscribe en un contexto educativo dominado por el dogmatismo.

Por Gastón Mendoza Veirana

Gastón Mendoza Veirana, estudiante avanzado de Geofísica dedicado a la divulgación científica en el Planetario de La Plata y en Fundacion Planetario de Merlo (San Luis).

¿Por qué el repudio? ¿Cuál es la peligrosidad en las palabras de este personaje? Como estudiantes constantemente nos hacemos preguntas relativas a la filosofía. Recuerdo que en primer año no entendía bien si los eventos que suceden en el mundo son así porque hay ecuaciones que lo dictan o si las ecuaciones intentan más bien describir la realidad.

Estar en contacto desde hace años con la divulgación del conocimiento científico me llevó a hacerme preguntas realmente filosóficas sobre la forma de pensar de un público que puede, por ejemplo, defender a la idea según la cual la Tierra es plana, que la NASA nos oculta verdades misteriosas o que los científicos son unos dogmáticos que se encierran a conspirar, apoyar al capitalismo salvaje y no sé cuántas cosas más. ¿Qué nos diferencia, entonces, de estas formas de pensar?

En contacto con filosofía científica entendí que todos los pensamientos tienen una filosofía de fondo, y si esa filosofía es errada, inconsistente o vaga puede llevarte a pensar que la Tierra es hueca (con una civilización de reptilianos dentro), simplemente por no ordenar lógicamente los pensamientos, ser deshonestos o anticientificistas. Estudié entonces el problema de la seudociencia. ¿Por qué es tan seductora? ¿Por qué si googleamos “física cuántica” aparecen más resultados de charlatanes (seudocientíficos) antes que verdaderos especialistas (científicos)?

JERIGONZA. Sztajnszrajber usa palabras difíciles y arma frases con poco sentido o ningún sentido, como por ejemplo negar la existencia de la verdad. Pero no se le mueve un pelo. ¿Por qué? Porque él, y muchos que piensan como él, creen que decir cualquier cosa que se te ocurra es filosofar: pareciera que, a estas alturas del siglo XX, cualquiera (cualquier profesor de escuela, licenciado en letras, etc.) puede llamarse a sí mismo filósofo y, gracias a cierta capacidad de oratoria, desfilar por los medios, llenar auditorios y hasta asesorar a presidentes. No importa tanto lo que diga sino el quién, cómo y la onda (si parece rocker, mejor). D Szeta es presentado como “un gran filósofo” y, a la manera de Alejandro Rozitchner, tiene cierto carisma, cierto apellido y es afín a espacios políticos mainstream en arreglo a determinadas coordenadas ideológicas. Obviamente, eso no explica los motivos de su éxito. Pero esto es, apenas, el post de un blog. (Alejandro Agostinelli).

El problema más elemental está en la seudofilosofía (entendida como el sistema de pensamiento filosófico que es permeable o fértil al desarrollo de la seudociencia). Las seudofilosofías destruyeron la ciencia en diferentes culturas a lo largo de la historia. Podemos mencionar la seudofilosofía católica del siglo XIII con Tomás de Aquino, que postulaba la existencia de ángeles (entidades inmateriales) o atributos (autoinconsistentes) solo propios de Dios. Estas formas de pensar llevaron a la humanidad a su disrupción social mientras que la ciencia ha pasado siglos, cuando no un milenio, sin desarrollarse principalmente por la instauración del pensamiento mágico, dogmático o irracionalista dentro de la sociedad.

Es realmente difícil contemplar la peligrosidad de traer a un seudofilósofo a divulgar su pensamiento dentro de una universidad laica que lucha por el desarrollo científico y el pensamiento crítico dentro de una sociedad en la que hoy tristemente domina el dogmatismo.

¿Cómo es, entonces, la filosofía de este “pensador”, permeable a la seudociencia, el pensamiento irracionalista o mágico? Analicemos algunos de sus dichos.

“La verdad no existe”. Esta frase no tiene sentido porque es inconsistente; si tuviera sentido, entonces no habría razón para considerarla cierta, ya que la verdad no existe. De esto también se desprende que los enunciados de las seudociencias son tan valiosos como los de las ciencias por ser la verdad inexistente; de otra forma, la astrología representa tanto a la realidad como la astronomía. Los repudiables dichos del Dr. Abel Albino son igualmente aceptables que los de cualquier otro médico, desde esta perspectiva. Es algo que como sociedad no podemos permitir. También, entonces, al considerar que sus dichos no son verdaderos, solo queda la persuasión o la especulación como herramienta de un falso discurso.

No está bien, Darío Sz. Está mal. Hace poco, participó como orador en el 54º Coloquio de Idea donde se refirió a “la importancia del lenguaje filosófico para el empresariado”, citando, a guisa de ejemplo, la necesidad de «contactarse con el otro en su otredad» en el contexto del » insoportable estado de precaridad existencial», usando una jerigonza que aleja al público de la comprensión y de la sistemática sencillez que la divulgación filosófica deberían poseer. “Filosofía barata y zapatos de goma, ni ésta mentira te hace feliz”, canta Charly, como si estuviera pensando en él, o en su colega «filosófico» Alejandro Rozitchner.

“Hagamos política y no metafísica”. Refiriéndose como metafísica al conjunto de conocimientos científicos y filosóficos que pueden dar luz al problema del aborto; mejor dicho, tomemos una decisión política en base a una ideología no definida y despreciemos la ciencia como herramienta de progreso social. De esta forma, en la Argentina se aplican tecnologías sociales y económicas basadas en seudociencia desde hace al menos cincuenta años. Total, la verdad no existe y las discusiones “metafísicas” son para los académicos. “Hagamos política en base a la ideología del momento” (peligrosidad extrema).

Este seudofilósofo también es constructivista. Los constructivistas son de la rama más irracional y conspiradora dentro de la mala filosofía de la ciencia.

Bruno Latour es uno de sus mayores referentes. En 1998 llegó a afirmar que Ramses II no pudo haber muerto en el 1213 a.C de tuberculosis dado que esta enfermedad fue descubierta por Robert Koch recién en 1883. Este es el nivel de desprecio por la ciencia fáctica dentro de los círculos seudofilosóficos más conspirativos.

Entiendo que el desconocimiento de la peligrosidad de esta forma vaga e irracional de hacer filosofía sea imperceptible a primera vista. Mi preocupación surge cuando ciertos estudiantes apoyan abiertamente esta forma moderna de oscurantismo sin miramientos, simplemente apoyados en la bandera que le abrió el micrófono para desinformar a la población. Esa es la misma definición de dogmatismo.

Si consideramos degradante que un chamán cuántico venga a hablar sobre energías milenarias, o que un terraplanista salga en TV Universidad desprestigiando la investigación científica, debemos repudiar a los seudofilósofos que vienen a instaurar pensamiento mágico, irracionalismo y oscurantismo en nuestras filosofías fértiles a la ciencia que se desarrolla en pos del progreso.

Combatamos la seudofilosofía, la seudociencia y el pensamiento mágico e irracional con la ilustración. Discutamos abiertamente qué rumbo vamos a seguir y culturicémonos con los más grandes filósofos humanistas como el Premio Nobel Bertrand Russell, el epistemólogo argentino Mario Bunge (con 21 doctorados honoríficos en todo el mundo) y los ya casi extintos polímatas que dictan clase en nuestra querida facultad.

RELACIONADAS
Filosofía & ciencia: charlas y chispazos en el ágora porteño
La filosofía científica y los límites de la ciencia
Mario Bunge: nadie es profeta en su tierra
Jorge Wagensberg, el físico que viajó en el tiempo
Carl Sagan: lejos de la santidad, cerca del hombre
La importancia de la estupidez en la investigación científica
La venganza de Einstein: ondas de espacio y tiempo
La física teórica… contra las cuerdas
La cosmología no debería ser un circo (reflexiones sobre el señor Stephen Hawking)


¿Cómo ayudar a Factorelblog.com? Compartiendo nuestras publicaciones, siguiéndonos en Twitter o en Facebook, suscribiéndote para recibir notificaciones de cada nueva publicación o convirtiéndote en anunciante. También podés hacer otro tipo de aportes, comentar en privado o enviar un email a aagostinelli@gmail.com.  Todos los caminos contribuyen a la permanencia, crecimiento y profesionalización de este blog. Pero, sobre todo, conjuran el voluntarismo, la amenaza que ensombrece a todas las experiencias periodísticas independientes.

  1. Gastón:

    Admiro tu valentía, pero me parece muy temeraria.

    DZ es filósofo profesional, te va a hacer picadillo los argumentos si no tenés un sistema filosófico potente como para oponerle, no meramente sacar frases de la galera.

    Para desarmar a un filósofo, aunque sea de la familia de los sofistas, hay que estar muy entrenado y tener mucho conocimiento de lo que le vayas a oponer.

    Pensá nomás si vos estás dando una charla de astrofísica y te aparece un DZ con cualquier argumento. Vas a destruirlo porque sabés mucho más que él. Lo mismo te va a pasar.

    Pensá también que si te vas a enfrentar frente a un público que lo tiene a DZ en el Olimpo de la filosofía, vas a quedar como un salame.

    Que no se me malentienda: estoy de tu lado y ojalá te salga bien. Pero tenés que haber tomado mucha «sopa filosófica» para eso.

    Éxitos sinceros.

  2. » tenemos que repudiar a los seudofilósofos que vienen a instaurar pensamiento mágico, irracionalismo y oscurantismo en nuestras filosofías fértiles a la ciencia que se desarrolla en pos del progreso.» ¿Que es el progreso según la ciencia? ¿Productividad, ganancia económica? ¿Perdida de otras culturas en pos de un único pensamiento «racional»? Dario debe ser uno de los pocos divulgadores argentinos en pos de derribar cualquier postura que se vea como «verdad absoluta» o «verdad incuestionable», y principalmente si ves gran parte de sus charlas, hace hincapié en el uso e impacto del lenguaje en nuestras subjetividades y no tanto en hechos fácticos (los cuales no los desconoce ni critica). No entiendo por que lo plantean como un oscurantista cuando es todo lo contrario. Plantea un ejercicio del escepticismo como pocos ( te juro que me causa mucho que lo intenten plasmar como un magufo o tierraplanista. Nose que es lo que entienden o si se tomaron el tiempo de escucharlo atentamente porque en ninguna de sus exposiciones da a entender un pensamiento mágico. En todo caso creo que la gente que lo critica le falta un pensamiento mas abierto y no tomarse todo tan «absoluto», pero es mi humilde opinión sin ofender).

    “La verdad no existe”: frase sin sentido por ser inconsistente»
    Esa frase depende fuertemente del contexto y del juego de lenguaje en la que se utilice. Me parece que es peligroso defender un pensamiento positivista extremo (lo que no quiere decir que uno pueda asegurar que los cuerpos no caen al suelo al soltarlos, sino que se refiere al valor de verdad de las proposiciones en tanto construcciones del lenguaje, es decir, demostrar que muchas veces las verdades son construcciones o convenciones sociales). ¿Tan difícil es hacer una lectura por fuera de la ciencia dura? ¿Por que se creen tan dueños de una verdad inmutable?¿Acaso el lenguaje no condiciona a las personas? ¿Acaso las palabras tienen un único sentido?

    -«Hagamos política y no metafísica”: refiriéndose como metafísica al conjunto de conocimientos científicos y filosóficos que pueden dar luz al problema del aborto;»
    ¿Escuchaste el discurso entero que dio Dario sobre el aborto?, ¿por qué lo tergiversas cuando nunca dijo estar en contra de la evidencia científica que se daba en el mismo debate? Jamas definió la metafísica de esa forma en la que vos decís.
    Me extraña la forma en que lo atacan cuando no veo ninguna incongruencia con respecto al método científico. En todo caso me atrevo a intuir que el problema esta en el valor que le dan a palabras como «verdad» o «ciencia», pero eso es otro tema. En fin, Darío no es un filosofo científico en el sentido que a veces se discute en este grupo, pero eso no quita que su forma de pensar la filosofía sea «erronea» o «peligrosa», como si hubiera una única y absoluta forma de pensar la filosofía, ¿O no?

  3. Probablemente la intención del editor de este blog, que en otras oportunidades publicó sobre temas filosóficos mejor desarrollados, es generar un debate alrededor de DZ, un personaje con ínfulas que tiende a caer mal entre los aficionados a lecturas filosóficas menos acotadas o que no están apuntaladas exclusivamente en autores posmodernos. Pero hacer una crítica en base a dos ideas y no situarlas en el contexto en que fueron dichas es desprolijo y/o deshonesto. Como seguidor de este blog, descarto que no estamos ante un caso de deshonestidad (sí, probablemente, de entusiasmo del joven autor). Lo que destaco, entonces, es la desprolijidad de un brulote que no cita bibliografía y llega a conclusiones dramáticas. “Peligrosidad” es una palabra fuerte cuando probablemente DZ es, en el mejor de los casos, un idiota con suerte. Saludos

  4. Aclaremos los tantos antes de empezar de un modo brutal, pero efectivo y claro. Digamos que un amigo nos acepta esto de entrada, así podemos empezar a dialogar: La ciencia se ocupa de lo conocible, la filosofía de lo desconocido, y la religión de lo incognoscible.
    Bien, esto es lo que parece desconocer el refutador de Dario Sztajnszrajber, y lo mezcla todo.
    Sus refutaciones están repletas de argumentos débiles y fácilmente desarticulables. Empezamos con una de las fuertes. «La verdad no existe» no es una frase atribuible a Darío Sztajnsrajber. Tiene al menos 2500 años de debate ese eje y fue sostenido desde los sofistas y escépticos griegos hasta Nietzsche y Foucault que afirman que la verdad es solamente una cuestión de poder. Es más, hay epistemólogos que a esta altura del debate de la filosofía de la ciencia no tendrían ningún problema en admitir tal afirmación.
    Y eso porque tal afirmación no solo no es inconsistente -término que usa el refutador-, sino que precisamente, debido a su profunda consistencia fue que se convirtió en una de las afirmaciones más difíciles de refutar desde los intentos de Aristóteles con el principio de no contracción hasta todas las variaciones del criterio empiristas de significado en el siglo xx.
    Vayamos al otro tema con el que quiere despachar a DS: lo acusa de irracionalista y dogmático. Desde luego que no usa el término dogmático como categoría filosófica, como haría cualquiera de nosotros que está leyendo su crítica a alguien que trabaja en el terreno de la filosofía, porque justamente debería reconocer que en los inicios de la filosofía moderna, el término dogmático se utiliza para designar aquella corriente de pensamiento que sí afirma que hay verdades. Es decir que en este caso DS seria precisamente todo lo contrario de lo que se lo acusa: un antidogmático por excelencia.
    Otra cosa no menor, al refutador le parece imposible de pensar una filosofía que sea irracionalista. Debo informarle que gran parte de la historia de la filosofía pertenece a una de las tantas ramas del irracionalismo. El irracionalismo es una de las tendencias filosóficas más importantes de este quehacer intelectual. Desde la configuración que hace Kant al entender a la razón como la facultad que trabaja con antinomias, pasando por los filósofos del romanticismo hasta llegar al vitalismo irracionalista de Henry Bergson. Las escuelas irracionalistas no son ningún insulto en el ámbito filosófico. No me alcanzaría el espacio para nombrar a todos los filósofos que han indicado las limitaciones de la facultad racional.
    Para terminar, el refutador comienza muy suelto diciendo que la “filosofía es errada”. Pregunto yo: ¿Cómo determino cuándo una filosofía es errada? La filosofía puede estar mejor o peor construida, pero hablar de “filosofías erradas”. ¿Quién puede determinar cuándo una teoría filosófica, pongamos por caso si la existencia precede a la esencia, está errada? Ni hablar de otras indagaciones filosóficas como por ejemplo, la belleza, la inmortalidad, el amor, todas esas preguntas seguramente pseudofilosoficas -para el refutador- que se cuestiona la filosofía desde su nacimiento.
    En fin, Dario Sztanjrajber con refutaciones tan desprolijas como esta, tiene una larga vida filosófica por delante.

  5. Ariel, es cierto que la parte en donde se sostiene que Darío es un dogmático está mal, porque si uno lo piensa en rigor, es cierto, carece de sentido ponerle ese rótulo. Pero, por otro lado, pensá que este escrito que leés fue hecho en el contexto de un grupo de Facebook de una facultad de carreras científicas, no filosóficas. Por tanto, no espereces un desborde de tecnicismos porque está claro que no es el contexto, ni la persona propicia. Ello, en todo caso, lo tendrás que buscar en los círculos académicos que correspondan. Es como si dijeras «la Tierra es redonda»… bueno, se entiende a lo que va; está claro que no es el lenguaje adecuado para un paper, pero para el contexto de un grupo de Facebook entre no-entendidos que a lo sumo intentan rudimentariamente discutir sobre algo, está bien, vaya y pase. Con esto no estoy diciendo de que bajemos la vara y que no nos tomemos nada en serio. Lo que dice el autor lo hace de buena fe, pero creo que podés «perdonarle» ciertas fallas técnicas siempre y cuando le encuentres sentido a lo que intenta decir, ¿me explico?

    Dicho esto, si no te parece mal, podríamos charlar acerca del sofismo y qué consecuencias negativas podría traer si escala hasta lograr reforzar las pseudo-ciencias.

  6. El artículo me deja desconcertado. Avisa que va a hacer algo que me gustaría que alguien hiciera (criticar la mala filosofía que innegablemente existe) y lo hace atacando a la persona equivocada, y con los argumentos más equivocados posibles.

    Antes aclaro por qué me hubiera gustado que el autor tuviera razón:

    Creo que a esa filosofía que al menos yo considero viciada y vacía, no sólo hay que cuestionarla, sino que hay que aplastarla, derribarla definitivamente, porque es, en el fondo, una anti filosofía, es decir, un retroceso a la irracionalidad. O sea que se supone que parto de la misma base que el autor del artículo.
    Y mi formación ES filosófica. Aprendí a amar a la filosofía y a odiar muchos de sus vicios durante años de estudio y a buscar mi identidad intelectual desde ese conflicto y esa tirantez.

    Pero el texto falla en lo que intenta hacer. Me explico:

    Existe una filosofía que peca de ser cerrada en sí misma. No es la única! Pero existe. En ámbitos académicos, en libros, en conferencias, en debates. En charlas con colegas. Es una parte de lo que la filosofía es, mal que nos pese. Esa filosofía construye términos que hacen referencia a otros términos, que hace referencia a cosas que no necesariamente tienen algo que ver con el mundo en el que vivimos. Existe una actitud jactanciosa frente a la dificultad terminológica: si es más difícil de entender, entonces vale más la pena leerlo. Si es pretenciosamente poético, en realidad presenta profundidad hermenéutica. Si no se entiende es porque es difícil, y no es porque está mal escrito.
    Ese carácter pretencioso, autorreferencial (la filosofía como discurso que se cierra sobre sí mismo, dándole la espalda al mundo) y cínico respecto de su vínculo con el mundo (concreto, social, político, y científico), es un síntoma de la decadencia de algunos pensadores posmodernos. Esto es lo que detesto, porque siento que es un enemigo de la verdadera filosofía, es enemigo de la filosofía que no le da la espalda a la ciencia, sino que está ávida de enfrentar al mundo, conocerlo, discutirlo, y acercar esta mirada a todos, a quienes les habla con franqueza y no con condescendencia o ridiculez pseudotécnica. La verdadera filosofía es un juego abierto, una invitación a pensar, no un club de elegidos con lecturas selectas y palabras que pretenden confundir complejidad con complicación, como los que te quieren vender cara una pintura explicándote por qué esa pintura que te parece una mierda en realidad es valiosa, sólo que vos, como ignorante, necesitás que te la expliquen.

    Ahora, sobre Darío.
    Darío es un excelente divulgador de su saber. ¿Por qué? Porque, por empezar, se esfuerza en ser claro y didáctico, explicando conceptos e ideas que suelen ser complejas (y no meramente «complicadas»). Existe en este filósofo (ES un filósofo, y eso puedo discutirlo perfectamente, aunque no es este el tema aquí). ¿Viste alguno de sus programas de televisión, el lenguaje que utiliza y la forma en la que estructura los contenidos? Es súper ordenado conceptualmente y riguroso en sus análisis. Eso es lo que debe hacer un divulgador. Acercar la filosofía a los que no son del palo, y por eso, honestamente, le estoy agradecido, como alguien que siente este amor-odio por la disciplina que lo formó durante años.
    En el caso de la afirmación «No existe la verdad», la respuesta es simple, como Franco Dubois bien mencionó. Tiene que ver con el contexto. Si decís «No existe la verdad» fuera de contexto, por supuesto que es una frase que se autoanula. Si ponés en contexto la frase, simplemente significa «No existe LA verdad». Es decir, la frase no cuestiona la existencia de lo verdadero en sí, sino del postulado de que la verdad es única. O que si la verdad es única, es posible acceder a ella. Ni más ni menos que eso. Cualquier persona entrenada en el problema filosófico de la verdad, sabe qué tan absurdo es sostener que existe una «única» verdad. O al menos considerar que si existe, es cognocible.

    En fin, ese es tan sólo un ejemplo de que quizás, con buenas intenciones, se intentó cuestionar algo que yo también considero cuestionable, pero con una persona que no es merecedora de ello.
    Yo también creo que existe una filosofía que merece ser profundamente cuestionada, pero creo que no es con Darío con quien nos las tenemos que agarrar. Darío es un divulgador, un tipo que lleva años dedicándose a acercar el pensamiento filosófico a la mayor cantidad de personas posible.
    Como todo divulgador, puede pifiarla o hacer las cosas mejorablemente. Su labor como divulgador es necesaria (hacen falta más divulgadores así. Y justamente porque se esfuerza por hacer entender cosas que por ahí son difíciles, es que no le cabe el mote de oscurantista. Y es de los filósofos con los que, justamente, no me he peleado en estos años, por hacer exactamente lo contrario a lo que critico: filosofar para unos pocos.

    Saludos cordiales;

  7. Gracias por sus comentarios.

    Quiero aclarar que las citas son sobradamente conocidas (igualmente dejo la relativa al aborto al final) y por tanto me limité a hacer una crítica superficial contextualizada de los argumentos centrales de sus discursos de los que solo para mencionarlos tomo la frase más representativa de los mismos. Y digo superficial porque mi forma de expresarme es mediante la divulgación, de hecho ++esta nota esta dirigida originalmente a estudiantes de ciencia++, en ese aspecto se valora la claridad por sobre el lenguaje técnico. De ninguna forma intento hacer una refutación brutal como parecerían estar acostumbrados a contemplar, si no mostrar mi postura y dejar en claro el peligro que considero objetivo cuando constantemente veo cada vez más magos que racionalistas en espacios de divulgación científica.

    Seguramente como dice +Diego+ este sofista podría estar más firme en su sistema filosófico que yo; sin embargo eso no me atemoriza puesto que jamás he escuchado a este personaje fundamentar exactamente sus dichos, tampoco «quedar» como un salame me es de temer si frente tengo un público que tiene como gran filósofo a DS; en todo caso lo que me atemoriza sería auto-contradecirme como él lo hace constantemente.

    También creo que pierden el eje central de la nota: la propagación de la seudociencia y la magufeada en los pensamientos de personas con «formación académica» o no, que asiste a mis espacios de divulgación donde exponen el mismo sistema filosófico conspiro-paranoide de este sujeto. Donde el simple hecho de afirmar que una estrella existe lleva al argumento falaz expuesto por +Franco Dubois+: «la ciencia se cree dueña de la verdad», «esta al servicio del capitalismo» o bien «la verdad no existe» quien tomándose el trabajo constructivo de la crítica me siento en deber de debatir.

    ¿Qué es el progreso según la ciencia? ¿Productividad, ganancia económica? En ciencias fácticas el progreso esta relacionado a la representación exacta, verdadera y relevante de la realidad que se mide objetivamente con instrumentos (cuando se puede), la «ganancia económica» esta tan lejos de ser el objetivo último de lo que yo considero ciencia básica que me es risible considerarlo.

    ¿Tan difícil es hacer una lectura por fuera de la ciencia dura? ¿Por que se creen tan dueños de una verdad inmutable?¿Acaso el lenguaje no condiciona a las personas? ¿Acaso las palabras tienen un único sentido? Mi lectura es justamente sobre «ciencia dura» y como se relaciona con estos discursos. Inmutabilidad la entiendo como incapacidad de cambio, la verdad no puede cambiar porque no tiene energía y mas bien es una ficción atribuida a una proposición en su correspondencia con el cuerpo de evidencia relacionado al mismo referente. Como bien citas la subjetividad en nuestros lenguajes y en relación a esta última pregunta mi propuesta es que se utilicen los términos bien definidos para no caer en las vaguedades típicas de estas filosofías y casi ausentes en lo que llamas ciencias duras. Dicho de otra forma: existen áreas inmensas del conocimiento humano donde el “lenguaje interpretativo” se superó en buena medida definiendo rigurosamente cada término a utilizar.

    «como si hubiera una única y absoluta forma de pensar la filosofía, ¿O no?» No hay una única forma y absoluta de pensar la filosofía, hay formas contradictorias y permeables a la seudociencia de pensar la filosofía, al menos desde mi perspectiva racionalista.

    El comentario de +Ariel+ parecería ser el mas acertado, y como él bien dice ser mejor filósofo o argumentador, estaría encantado de leer una refutación superadora y prolija.

    Sin embargo quisiera destacar ciertos aspectos; “la verdad no existe” repite DS constantemente y estoy criticándola desde su discurso, no desde el de Foucault o Nietzsche. También estaría realmente encantado de poder razonar esa fácil desarticulación lógica de lo expuesto originalmente sobre la supuesta solidez de la afirmación desde el racionalismo claro está, si no decimos cualquier cosa al boleo. En cuanto a que la verdad es un instrumento de poder quedamos boyando en lo mismo, con ese mismo argumento viene un terraplanista a decirme que yo intento imponer verdades para dominar masas; mientras no se explicite sobre qué tipo de verdades y cuáles son los referentes se está siendo fértil al crecimiento de estas pestes, y eso una buena filosofía no debería permitirlo.

    Sobre el dogmatismo considerando esa definición me considero refutado, sin embargo no es esa la definición que utilizo sino más bien la de permanecer en una postura aun cuando esta no cumple con reglas lógicas o es inconsistente con el conocimiento científico actual.

    No niego que el irracionalismo haya tenido ni tenga espacio en la filosofía, pero no es en absoluto una forma que considere interesante ni útil para desarrollar mi pensamiento.
    “Filosofía errada” igual “seudofilosofía” igual “sistema de pensamiento del cual puedo desprender cualquier boludez” (haciendo abuso de lenguaje)
    Las preguntas que planteas no son en absoluto seudofilosóficas, sostengo que no veo porque se podrían responder esas preguntas sin contradecir lo que si sabemos sobre el mundo y sin que podamos desprender por ejemplo que el alma existe.

    Política no metafísica: https://www.youtube.com/watch?v=s32DtKi0QQs

    Saludos a todos.

  8. Felicito al autor y a su coraje intelectual. Me parece muy pobre los que lo critican, señores esto es un blog, no un ágora de filosofía con revisión de pares internacional. Está exponiendo ideas generales y, sobre todo, denunciando a un charlatán al que podríamos llamar la reencarnación de Ernesto Sábato un poco más informado y con onda, pero igual de inconsistente.

  9. Pibe, si querés prensa no es el camino, no es tu campo. Le erraste y feo. Abrazo!

  10. +Gege+ muy constructivo tu comentario. Te aviso que no tengo un público que me siga en ninguno de mis espacios, mas bien se acercan a observar por telescopios mientras divulgo lo que se sabe en relación a lo que observan. Si quisiera prensa hubiera llamado a la radio donde trabaja el filósofo en cuestión e intentar cruzarlo directamente en los medios.
    Mi intención es cuidar los espacios científicos de los posmodernos como este tipo y viendo que los aquí denominados grandes filósofos racionalistas «merecedores de la crítica +Alejandro+» no hacen mas que refutarlo en soledad yo me animo (con las pobres armas que tengo) a defender mi querida universidad de los chantas destructores de la razón.
    Seria realmente superador que de esto surja la gran crítica brutalmente aplastante que mencionan mas arriba, (ya que ustedes si dicen estar formados en filosofía) y manden al innombrable a la misma caverna de la cual jamas debería haber salido, si es que no le temen. Saludos.

  11. Creo que muchas observaciones que te han hecho al artículo son válidas, Gastón.

    El punto es, 1) ¿Es este hombre un difusor del pensamiento mágico, de la pseudociencia, o un irracionalista?

    Otro punto a considerar (2): Si este hombre fuera esas cosas que le atribuís, ¿Estaría bien cuestionarlo y exponerlo? Mi respuesta es «Sí». Y consideraría necesario hacer esta crítica coextensiva a todos los que hagan lo mismo dentro de su área de conocimiento.

    Bueno, para responder al punto 1, es necesario analizar si las acusaciones son justas. Y no queda otra que tomar en cuenta frases específicas, ideas concretas que este hombre haya expresado. Habrá que tomar, como es de esperar, un criterio básico de contexto, es decir, poner cada frase u opinión, en un contexto que le de sentido a lo que se está transcribiendo o mostrando. Eso es esencial. Hay 2 tipos de contexto necesarios acá:

    a) Contexto Técnico: Hace al conjunto de ideas propias de cualquier debate filosófico. Ejemplo te términos técnicos en filosofía: «a priori», «inmanente», «trascendente», «razón suficiente», y un largo, largo etcétera.
    Vos, o cualquiera me preguntará
    «¿Ale, por qué tengo que saber eso para hablar de filosofía? ¿Es obligatorio? ¿Acaso no es una jerga inventada para que nadie te entienda?»

    Yo respondería: «Lo tenés que saber porque esos términos son la síntesis apretada de debates e ideas que el pensamiento filosófico de Occidente lleva siglos elaborando sobre diferentes problemáticas. Son conceptos filosóficos. Así que sí son necesarios, porque brindan precisión conceptual». «¿Son obligatorios? Ahí seré polémico: sí y no. Depende para qué. Es posible que te cueste mucho más expresarte sobre ciertos problemas si no tenés el andamiaje conceptual que suponen estos conceptos. No digo que sea imposible debatir filosofía sin una base conceptual! Pero es mucho más difícil (y especialmente contra alguien que sí tiene ese andamiaje teórico), porque los conceptos, cuando son relevantes y no mero palabrerío, simplifican la comprensión de ideas muy complejas. Los conceptos son sínteticos y esquemáticos».

    Y en cuanto a la última pregunta, la que considero más importante, «Estos términos de los que hablás, ¿No son una jerga inventada para que nadie te entienda?

    Mi respuesta sería «No. Porque al ser términos técnicos que forman un corpus bien establecido de conocimientos en la historia de la filosofía, están en cualquier manual de filosofía o diccionario filosófico. Si yo le digo a cualquier estudiante avanzado de filosofía «a priori según Kant», todos ellos saben a qué me refiero. No es una mera palabra que utilicé para que nadie me entienda. Por el contrario, podés usar el viejísimo diccionario de Ferrater Mora para revisar el concepto, o el diccionario Herder, o innumerables fuentes en la web en la que se expone ese concepto dentro del idealismo trascendental kantiano. Si fueran meros desvaríos del momento (como las frases de Deepak Chopra) serían inentendibles per se. Porque las frases de Deepak Chopra, cuando por ejemplo trata de explicar la física cuántica, le salen de los cojones, y usa las palabras en sentidos ambiguos deliberadamente, y en contra de lo que los físicos consideran que es lícito hacer. Estos términos técnicos que yo te menciono, en cambio, son técnicos porque están al alcance de cualquiera que los quiera consultar en una biblioteca de filosofía. Eso no significa que todos los términos sean transparentes e indiscutidos en filosofía! Pero sí, que existen criterios básicos desde donde empezar un debate, que se pueden consultar en cualquier diccionario de filosofía.

    Perdón por ser tan extenso, pero este tema lo amerita.

    Ese es el contexto teórico básico. Si le cuestionás a Darío que diga cosas sin sentido, hay que tener cuidado, no sea cosa que esté usando terminología técnica de filosofía y no te estés dando cuenta (como ejemplo, el concepto de verdad. El concepto de verdad en filosofía es inmensamente problemático, y no se agota ni por chiste tomando una frase descontextualizada como «la verdad no existe». Esa frase requiere muchísimo contexto para ser entendida si la querés analizar filosóficamente, por lo que vengo diciendo: es un tema que los filósofos vienen pensando hace siglos).

    2) El contexto del autor.

    Relacionado con lo anterior, hay que contextualizar una frase o afirmación en las ideas del propio autor. Para entender lo que dice, hay que leer el libro entero, en general. es cierto que no se puede criticar a un autor repitiendo el contenido entero del libro en cada lugar, eso también está claro. Entonces, es justo brindar al menos el contexto mínimo de cada frase que explique de dónde sale. Un contexto que le brinde coherencia al mensaje, si la obra entera así lo hace en su contexto original.
    Y ese contexto está faltando. En el ejemplo que citás, del Coloquio de Idea, ocurre que juzgás que el lenguaje utilizado es innecesariamente rebuscado. Yo creo que ahí hacen falta como mínimo 2 contextos, uno, es a quién le está hablando. ¿Quiénes van al coloquio de Idea? Vos bien mencionás que debería usar un lenguaje para todo el mundo, pero en realidad, ese coloquio no está orientado a todo el mundo. Enfocar y poner en perspectiva su mensaje con relación a quién le está hablando, es, como mínimo, justo.

    Volvamos a lo dicho por él. No tengo acceso a la transcripción completa de sus palabras. Sólo al artículo del Cronista cuyo link compartiste.

    https://www.cronista.com/amp/economiapolitica/Filosofia-para-empresarios-el-desafio-que-sembro-Sztajnszrajber-en-Idea-20181018-0032.html

    En ese link no encontré la cita al «insoportable estado de precariedad existencial». No es ni siquiera una oración, no sé quién está en ese insoportable estado, y por lo tanto, no sé si la frase es feliz o no.

    Sí encontré el término «otredad». A mí no me convence mucho el término otredad, pero que yo prefiera el de «alteridad» que viene del latín, en realidad no aporta nada, bien podría ser un esnobismo tonto de mi parte. Pero bueno, yendo al tema, ¿Es un tema irrelevante o mero palabrerío hablar de alteridad (u otredad, como diría Darío)? Para nada. Bah, si tenés una palabra mejor para definir el conjunto de ideas y representaciones mentales, que están incluidos en el carácter «otro» de un otro con quien me cruzo en la calle, o simplemente advierto que es un otro «símil yo», o la condición de ser «otro» de alguien, bueno, enhorabuena. Escuchamos tu propuesta, si resulta más clara o fácil de asir conceptualmente que «otredad», o «alteridad». Se supone que al término le estamos criticando el no ser lo suficientemente claro, ¿Verdad? Entonces proponer un término que signifique lo mismo pero sea más fácil de comprender para todos, sería un buen comienzo. Al menos «otredad», aunque suene espantoso, proviene del español, y por lo tanto, es más factible que alguien más rápidamente entienda a qué hace referencia, que si digo «alteridad», que por más que a mí me guste más, viene de «alter», y eso no ayuda en nada.

    Esto que acabo de hacer es simplemente intentar desglosar (apenas empezando) un concepto, que es el alteridad. Es un concepto filosófico.

    ¿Y por qué viene al caso el concepto? Porque está hablando en un coloquio de Idea, básicamente.
    Meter y problematizar ahí el concepto de alteridad (otredad ponele), es hacer lo que justamente dice Darío que hay que hacer desde la filosofía: buscar problemas donde quizás no parece que los haya (eso dice en las frases citadas en el artículo del cronista).

    ¿Y Cómo lo hace? Diciendo cosas incómodas para la gente que lo estaba escuchando ahí, por ejemplo. ¿Por qué el concepto de alteridad es incómodo en ese coloquio? Qué sé yo, quizás decir en ese lugar, que «el otro», desde una perspectiva de productividad empresarial, a veces es deshumanizado (tal vez estés de acuerdo conmigo en que desde el empresariado argentino no siempre se priorizan consideraciones solidarias o humanitarias respecto de quiénes son los que generan dinero y riqueza con su fuerza de trabajo, verdad? Ni siquiera digamos que siempre es así! Seamos generosos y asumamos que la posibilidad de que lo que yo digo, suceda, ¿Estás de acuerdo?). Profundizar más sería irme mucho del tema, porque sería intentar ya discutir temas político económicos y cuál es o debería ser el lugar de los filósofos frente a la economía. Pero creo que la idea se entiende.

    Hablar, entonces, de un «otro» en un contexto bien determinado, el coloquio de Idea, cobra particular relevancia a mi entender.

    Creo, una vez más, que lo que le falta a tu crítica es más contexto.

    Yo intenté, tratando de no escribir un libro entero, de dar algo de contexto a este debate, y en particular, a cosas específicas que dice este hombre.

    Si querés, o si te parece que es más productivo, discutamos frases concretas o específicas que dice (en vez de hablar de él el general), poniendo los contextos adecuados, y analizando juntos si lo que dice es un desvarío, o si tiene fundamento filosófico.

    Saludos;

  12. Estimado tocayo y otros.
    Primero, dirigido a quienes acusan a Gastón de “buscafama”. Es una acusación absolutamente injusta y gratuita: él publicó su opinión en Facebook y fui yo, editor de este blog, quien le pidió autorización para reproducirla. ¡Un post en Facebook! Eso publiqué. Me halaga que los lectores de este espacio, seguidores o paracaidistas, esperen más ¡pero esto es un blog! No corresponde esperar, al menos no siempre, el tratamiento de una revista académica con revisión de pares. Amablemente, Gastón me dio permiso para agregar su texto al blog sin pretensiones de ninguna clase.
    Segundo, mi intención al publicar el posteo de Gastón fue llamar la atención sobre las “filosofías” estilo DZ . Lo hice a partir de una crítica (tal vez no la que más me gustó, pero sí la primera que leo) que permitiera iniciar un debate que, afortunadamente, se está dando en este blog y en otros sitios. Es más, hay críticas que enderezan el sentido a dónde deben ir dirigidas otras críticas sobre este tipo de filofalsías en el futuro.
    Tercero, ahora sí para Alejandro, cuando te referís a contextualizar el texto que se critica, estoy de acuerdo en esa necesidad, pero elegiste el ejemplo equivocado, ya que el autor de los recuadros que acompañan al artículo son míos, del editor, no de Gastón.
    Cuando cito el Coloquio de Idea, escribo que sería deseable que DZ usara un lenguaje accesible, entre otras cosas porque probablemente el empresario tenga encima tantas lecturas filosóficas como un bombero, un artesano o un periodista y porque, por mi experiencia como lector, aprendí que el lenguaje críptico o rebuscado esconde ignorancia o falsas pretensiones. A veces el uso de palabras que parecen complicadas o las frases ambiguas sirven para fingir un conocimiento que el autor no posee o se aplica para disimular la ausencia de saberes precisos.
    En ese link no encontraste la cita al “insoportable estado de precariedad existencial”, pero si lo volvés a intentar vas a leer el párrafo (que no publiqué completo porque ese recuadro es un apretadísimo resumen de todo lo que podríamos agregar, ahora hasta el infinito, en esta sección, aunque ya con muchísimos menos lectores). Dice DZ según El Cronista (tampoco encontré la transcripción completa):

    “La filosofía no resuelve problemas, los crea en aquellos lugares donde se nos dice que no hace falta problematizar la realidad. Es increíble que creamos que no hace falta problematizar la realidad siendo lo que somos, seres contingentes, provisorios, precarios, no nos aferramos a certezas incólumes para tratar de soportar lo insoportable que es este estado de precaridad existencial en el que estamos”, apuntó Sztajnszrajber.

    Eso que le dice a empresarios argentinos (personas que en su abrumadora mayoría tienden a pagar el mínimo posible a sus empleados para asegurarse mayores ganancias) es bastante pueril, a menos que DZ crea que enseñándoles a problematizar la realidad porque somos seres contingentes, provisorios y precarios, lo pensarán dos veces antes de darles una patada en el tujes sin indemnización cuando no los necesiten, no sea cosa de “aferrarse a certezas incólumes”; además, como todo el mundo sabe, a los empresarios les pesa insoportablemente vivir en un “estado de precaridad existencial”, un estado, ya que estamos, queda por probar (máxime en el caso de ciertos empresarios).
    En cuanto al término “otredad”, también pienso que es preferible a “alteridad”, pero sin duda no es superior a “los otros”, “las otras personas”, etc. Y si estamos hablando de “un conjunto de ideas y representaciones mentales incluidas en el carácter de otro”, pues entonces no importaría referirnos a “las ideas de los otros”, “las representaciones de los otros”, etc. Por mi experiencia como lector, el uso de la expresión “otredad” suele estar relacionado con cierto esnobismo y cháchara rocambolesca que busca maravillar con artificios lingüísticos en vez de transmitir ideas originales, claras y constructivas.
    Sería interesante saber si, como mencionás, DZ dijo en Idea cosas incómodas para quienes lo estaban escuchando. Para mí, hablar en ese marco de “otredad” es escabullir el bulto. Usar ante empresarios “otredad” es diluir el sustantivo, despojarlo de sujetos, y eso, sospecho, no representa el menor desafío.
    Desde ya, todo esto es mi opinión personalísima: cualquiera puede disentir, yo por eso no me voy a ofender ni te pediré que mejores tus lecturas o revises bibliografía.
    Saludos,

  13. Vuelvo a mi primer comentario, repitiendo que banco a Gastón en su intención, pero que le falta mucho para plantar cara a DZ de manera eficaz.

    El problema mayor, me parece, es que si en algo tienen que trabajar juntas la filosofía y la ciencia, lejos está lo que predica DZ.

    El científico necesariamente está inmerso en supuestos filosóficos y sería importante que los tuviese en claro y meditados. Dudo mucho, sin embargo, que equiparar el «discurso» científico como uno más entre otros «discursos» posibles sea una alternativa deseable. Y mucho menos todavía que abrace una filosofía enrevesada y -desde todo punto de vista- inútil para su práctica cotidiana.

  14. Con respecto a la necesidad de contextualizar los dichos de DZ, creo que es una parte vital de la crítica a cualquier autor. Desconocía a quién correspondía la cita, pero eso no inhabilita mi planteo en general. En lo personal, cuanta más información se tenga respecto de cómo viene hilvanando una idea un autor, menos tendremos que suponer o sospechar sobre ello, y por eso consideré que una transcripción completa de lo dicho por DZ sería más que útil para analizar sus ideas (desconozco si habló 30 minutos o 2 horas, pero creo que la idea se entiende). Un link a la totalidad de lo expuesto por DZ ayudaría a ello.

    Con respecto a si el mensaje de DZ a los empresarios, desconozco si es pueril o no. Comparto, eso sí, la idea de que si lo que se espera de su exposición es que el empresario cambie abruptamente su forma de ver la realidad por las observaciones de DZ. Aunque si lo pensamos detenidamente, ¿Qué le estaríamos pidiendo que haga en realidad? Es decir, ¿Qué se necesita para que un empresario luego de asistir a un coloquio de Idea revea sus prácticas? Porque si la respuesta es «nada, porque de todos modos lo seguirán haciendo porque les parece mejor» (opinión que me parece razonable) entonces la falencia no está en que DZ quiera problematizarlos, sino en esperar que el coloquio sea en sí mismo algo útil para instalar debates incómodos a un sector que de todos modos no les interesa que los incomoden. Es decir, podés criticarle asistir a un lugar donde nadie le prestará atención (lo cual sea probablemente cierto), pero sería injusto achacarle incapacidad para generar algo que de todos modos ni él ni ningún otro filósofo de todos modos podría, verdad?

    Con respecto a las terminologías, creo que puede ser un tema espinoso dependiendo desde dónde se lo enfoque. Comparto totalmente que muchas veces las palabras que parecen complicadas sirven para fingir conocimiento en ausencia de saberes precisos. Comparto, especialmente, el «muchas veces», porque muchas otras veces no. Y es por eso que di ejemplos en mi respuesta anterior, de palabras que quienes no están acostumbrados a leer filosofía pueden considerar rebuscadas sin razón, pero en realidad son términos bien conocidos en la historia de la filosofía y tienen mucho significado.

    Si uno va a criticar que otro habla en difícil sin razón, tiene que mostrar que se puede decir lo mismo perfectamente sin necesidad de complicar las palabras. No siempre esto es tan fácil. Intentaré expresar por qué es tan difícil querer cambiar las palabras para simplificar un concepto, aludiendo a la carga de significado filosófico que tiene (es decir: por qué si lo querés simplificar, terminás diciendo otra cosa en este caso)

    Puntualmente en el caso de la «otredad»:
    No es sinónimo de «los otros», ni de «las otras personas». Una cosa es la existencia del otro, y otra cosa es la representación del otro que cada uno asocia a la existencia ajena. Justamente porque no son lo mismo una cosa y la otra, es que es tan problemático llegar a entender a los demás en lo que lo hacen realmente diferente a mí, y precisamente porque los demás no se condicen necesariamente con lo que yo espero de ellos, y con lo que yo creo que signifia ser ese «otro» que el otro es. En esa diferencia entre ser otro, y mi comprensión de su «ser otro» (su carácter ajeno a mí, su «otredad») es que el concepto cobra significado.

    Cuando decis que «si estamos hablando de “un conjunto de ideas y representaciones mentales incluidas en el carácter de otro”, pues entonces no importaría referirnos a “las ideas de los otros”, “las representaciones de los otros”. Si digo «las ideas sobre los otros», o «las representaciones sobre los otros», no es exactamente lo mismo que enfatizar que esas son MIS ideas sobre lo que el otro es (no todos tenemos las mismas ideas sobre lo que significa un otro, por ejemplo). Y no es lo mismo decir de alguien que debo repensar su «otredad».

    Intentaré explicarlo.

    Si hablo de la «otredad» de alguien, estoy hablando de un carácter que le atribuyo a alguien, pero no es un carácter que necesariamente le es propio. Es un carácter que le es impuesto desde mi subjetividad. Es decir que construyo una idea de un otro, sea ésta vinculada con ese otro o no. Y no es cualquier idea: es la idea misma de considerarlo un «otro» (un alter ego, es decir, un otro «yo», o sea que es otra cosa, pero una cosa análoga a mí a su vez). Qué tan análoga y diferente a mí, es otro largo tema, así como el modo como llego a construir ese concepto y esa representación).

    Varios autores profundizan la constitución de un sujeto precisamente desde la relación dialéctica con el alter ego, es decir, que el proceso de constituirse como sujeto es inseparable al reconocimiento del otro en el proceso. Pero ese es ya otro tema.

    Si hablo de la otredad de alguien, en resumen, no estoy diciendo que es un «otro» nada más. Ni tampoco estoy diciendo, nada más, que tengo ideas acerca de ese otro.

    Estoy resaltando el carácter subjetivo de esa idea, estoy resaltando el hecho de que
    Soy un sujeto que construye una representación sobre otro sujeto, y el problema que esa representación implica.

    El problema de lo que expongo es que algunas ideas realmente requieren cierto desarrollo para ser entendidas. En ese desarrollo es en donde yo siento la necesidad de poner el contexto. Necesito saber qué venía diciendo para llegar adonde llega cuando alguien habla.

    Jamás me creería lo suficientemente hábil como para decir que agoté acá el tema de la otredad, y es más, para decir que lo hice más claro, o que lo resumí bien. Sólo lo intenté, evitando caer en el lugar común de citar la bibliografía filosófica donde estos temas se tocan, como si fueran textos sagrados que todos deberían leer.

    Ahora, después de esto que digo, podrías plantearme «Ale, con más razón, con lo complejo que es el término, ¿No es una estupidez meterlo justo ahí entre los empresarios que por ahí no leen nunca filosofía?» Y yo diría: depende. Depende de la habilidad con la que haya podido acercarles estas ideas. Si tuviera la suerte de haber escuchado la ponencia entera podría evaluar si en mi -recontra humilde- opinión fue hábil al hacerlo o no. Por empezar, ni siquiera sé si fui demasiado hábil yo al hablar de este tema tan difícil. Pero haría el intento igual. De puro kamikaze. Cualquier profesor de filosofía sabe lo difícil que es acercar los problemas filosóficos a quienes no son del rubro. Si es hábil o no al hacerlo creo que es un tema re discutible pero interesante también.

    Sólo puse en ejercicio una capacidad que se supone aprendí estudiando filosofía, que es apropiarme de ciertos conceptos, como para poder dar mi propia explicación sobre qué significan. Bien, o mal, o como pude.

    Hay que tener en cuenta que si alguien nunca leyó sobre este tema, es natural que esto le parezca un palabrerío. Pero eso no significa que lo sea. En la obra de Sartre, por ejemplo, se puede apreciar de diferentes maneras la problemática del otro, no sólo en textos como El Ser y La nada, sino en obras de teatro también, y cabe recordar, que este hombre siempre tuvo un compromiso político activo. No cito a Sartre como máxima autoridad, sino simplemente como un autor que supo hablar de temas complejos como el de la intersubjetividad y la alteridad, sin por eso dejar de lado un compromiso político claro. Es decir que era un tipo con los pies bien en la tierra, además de ser un autor complejo a la hora de ser comprendido.

  15. +Alejandro M.G.+muchísimas gracias por tu comentario, ejemplifica perfectamente lo que entiendo por no seguir el eje de una discución, ¿Qué sentido tiene ponernos a discutir el concepto de
    «otredad»? A efectos, ninguno.
    Como además dice Agostinelli no es una acusación particular que yo haya hecho ni tampoco la de ser rebuscado en su discurso, no creo que lo sea mas que otros charlatanes como los psicoanalistas lacanianos.
    Si me parece que +Diego+ en su simpleza observa el punto: la problemática de la seudociencia.
    No se si alguna vez tuvieron el desagrado de toparse con un conspirador o un terrahuequista, yo si, y muchísimas veces, cada vez son mas numerosos y dogmáticos. Conozco sus argumentos y sus filosofías de pensamiento, incurriendo en este campo observo que las últimas justificaciones de un seudocientífico como estos son exactamente los argumentos de DS o de +Franco Dubois+ ejemplos: «la ciencia intenta imponer sus verdades egemónicas sobre las masas oprimidas», «necesitas deconstruirte un poquito, tu postura es positivista y muy sesgada», «la verdad no existe, estas pretendiendo tener la verdad última, positivista!», «la realidad no existe, es subjetiva e interpretativa»
    Si alguno de ustedes me refuta en este punto entonces yo me retracto abiertamente. Demuestren como NO se desprende seudociencia de las frases contextualizadas o no de DS y yo pido públicas disculpas.
    Así con estos pensamientos errados, y digo sin miedo, seudofilosofías, filosofías erradas, formas verga de pensar, puedo considerar beneficioso para mi salud un tratamiento «alternativo» de homeopatía, exponerme al psicoanálisis o la yoga ayurveda como disciplinas igualmente válidas de la salud frente a la medicina; total la ciencia es una construcción social y la verdad no existe.
    Demos un paso mas y vayamos de lleno al barro, «no voy a vacunar a mi hijo porque las vacunas dan autismo, hay todo un sistema capitalista de imposición sobre las voluntades y libertades individuales que nos controla a través de la vacunación» cualquier persona que se escude tras la conspiroparanoia típica del innombrable va a dejar de vacunar a su hijo arriezgando la salud no solo del mismo sino de toda la población, vos y yo incluidos. ¿Qué hacemos entonces? ¿Seguimos discutiendo el concepto de otredad? ¿o alguien con mas «sopa filosófica» se le va a plantar al oscurantista este?
    En apariencia observo que aquí hay realmente filósofos académicos que huyen pavorosamente de la idea de criticar una seudofilosofía fuera de la comodidad de sus mismos pensamientos bajo el lema de la libertad de opiniones y la apertura mental; yo no comparto esta última postura, la tierra es maciza y esférica, las estrellas y árboles existen y lo hacen independientemente de lo que yo piense de ellos, la homeopatía y el psicoanálisis no brindan mejores respuestas que el placebo cuando no te matan.
    Podría seguir mencionando peligrosidades relacionadas a tecnologías sociales y económicas que evidentemente se aplican a diario en nuestra sociedad y no se corresponden con la realidad pero mi limitación en estas ciencias es apreciable como para discutir este punto.
    Quiero también señalar y citar explicitamente a DS junto con la opinión de otro comentarista de arriba «la tarea del filósofo consiste en pelearse con el hijo de puta que dice tener la verdad» entonces parecería que los filósofos deberían ser peleadores profesionales cuando no pensadores. Lo que entiendo por tarea del filósofo es como la de cualquier otro científico: realizar enunciados verdaderos, exactos y relevantes sobre la realidad.
    Ahora intentaré hacer un brevisimo análisis del criterio de demarcación entre ciencia y seudociencia, por lo general solo se lo menciona a Popper en este punto pero considero que su criterio es largamente incompleto; por poner un ejemplo, las afirmaciones de los terraplanistas son totalmente refutables con experimentos o desarrollo matemático en física, sin embargo estas pestes son cada vez mas abundantes siendo promovedores de la conspiroparanoia. Uno de los al menos ocho criterios adicionales que podría mencionar es el de la consistencia y cooperación entre todas las ciencias: las seudociencias están aisladas, no aportan unas a otras y rara vez se fusionan como lo hace la neurociencia con la psicología madura; cuando pasa raramente lo mismo en seudociencia surge un vómito intelectual tan horripilante como sostener que la ciencia es una convención social
    ¿Es entonces de tolerar una filosofía que no sea amigable, consistente y que coopere con el grueso del conocimiento científico? ¿Es de tolerar una filosofía que sea fértil al desarrollo de la seudociencia? así nace la filosofía científica.

  16. No estoy de acuerdo, Gastón, en que mi comentario ejemplifique el hecho de no seguir el eje de una discusión. Qué sentido tiene ponernos a discutir el concepto de «otredad»? Dejame darte mi opinión y explicarte por qué me tomé la molestia de meterme con el concepto de «otredad»:

    Si vas a decir que un intelectual formado en filosofía es innecesariamente rebuscado en su manera de hablar, el análisis de sus palabras cobra particular importancia. Si no, estamos acusándolo de algo sin dar fundamento de ello. Si entre las palabras que el artículo resalta se encuentra el concepto de «otredad», y se sugiere que incurrir en eso es hablar rebuscadamente en vano, o que ese concepto no es todo lo complejo que pretende ser, bueno, Gastón, entonces hay que detenerse a analizarlo.

    No veo otra alternativa que analizar los conceptos que problematizás, que oniendolos en un contexto filosófico. Al menos si vamos a acusarlo de ser un mal filósofo. Si vas a opinar sobre filosofía, hay que opinar desde la filosofía y sus conceptos, ya sea para defenderlos o para cuestionarlos.

    Si no los ponés en un contexto filosófico, la crítica no es ya al autor en particular, sino a las problemáticas específicas que este autor está tocando. Hay que diferenciar entonces, cuestionar a DZ como filósofo, de cuestionar los problemas filosóficos o las temáticas filosóficas que él, como autor, aborda.

    Resumido: el concepto de «otredad», o «alteridad» no lo inventó Darío Sztajnszrajber. Si querés cuestionar ese concepto, por resultarte vacío, entonces la crítica no es hacia Darío Sztajnszrajber, sino a todos los autores filosóficos que consideran que este tema reviste importancia filosófica. No tiene nada de malo que alguien cuestione ese concepto. El error es asumir que es un invento de este hombre, ignorando que en realidad es una problemática intrínseca al estudio de la filosofía en cualquier ámbito académico. Hay que separar, una vez más, una crítica a una idea que lleva muchos años de desarrollo en una disciplina de estudio, o una crítica al tipo de cosas que se estudian en las carreras de filosofía, de la crítica a un autor específico como ser Darío Sztajnszrajber.

    Si me tomé la molestia de hablar del concepto de «otredad», es sólo porque el artículo invita a analizarlo, poniéndolo como ejemplo de charlatanería, y de un mal modo de hacer filosofía. Puse en contexto el término para que quede claro que el término no lo inventó él, sino que es una problemática recurrente en la historia de la filosofía de los últimos siglos. Omití dar nombres de autores porque no me pareció necesario, pero si a alguien le sirve como referencia con gusto los brindo, si alguien sospecha que en realidad nadie lo pensó antes, y se le ocurrió un día a Sztajnszrajber salir con esa palabra.

  17. Con respecto al tema de la pseudociencia:

    Estoy en contra de la pseudociencia. Simple.
    Si Darío Sztajnszrajber la apoya, está equivocado, y mucho. Yo hablo de Darío Sztajnszrajber, no de Franco Dubois, si no me voy de tema si me pongo a analizar lo que él diga.

    Aceptaré cuestionamientos a mis dichos o a los de Darío Sztajnszrajber, que son el tema del artículo, pero no a los realizados a Franco, o a cualquier otro que intervenga aquí. No me puedo hacer cargo de todo lo que dicen los demás acá.

    Cuestionar el problema de la verdad, como dije antes, no equivale a caer en un relativismo absoluto. Así que si pensás que porque alguien simplemente enuncie «La verdad no existe» ya le da de comer a los antivacunas, es una exageración muy grande.

    Si problematizás el concepto de «verdad», en tanto «verdad única», eso implica, ni más ni menos, que reconocer limitaciones en el acceso a ella. El problema de la verdad es mucho más complejo que reducirlo a si «existe o no existe». Por supuesto que si tomaras la frase «la verdad no existe» descontextualizada y llevada a un plano absoluto, es una frase autocontradictoria, como ya dije antes también, y estaríamos de acuerdo en desacreditarla. Pero no es esa la forma en la que usualmente se trata el tema en filosofía.

    Definir la tarea del filósofo «como la de cualquier otro científico» es ya partir de un error, porque implica que filósofo y científico son sinónimos. Y no lo son.

    Y si decimos que su tarea es realizar enunciados «verdaderos, exactos y relevantes sobre la realidad».

    Ahí tenemos varios problemas, ya que tenemos que definir ¿qué es lo verdadero, de lo que el filósofo tendría que hablar, en primer lugar?. Si me decís que la verdad es el conocimiento científico (algo que ni siquiera discuto, porque si algo hace la ciencia es progresar y modificar la vida de las personas todo el tiempo), entonces la labor del filósofo es repetir lo que dice el científico. Y para eso ya está el científico, ergo, el filósofo no tendría que existir. ¿La verdad científica es la única verdad posible? Aquí podríamos volver al concepto de verdad, ¿La verdad es una sola?

    Y esos enunciados que considerás que deberían ser la tarea del filósofo, deberían ser relevantes según vos. Relevantes para quién, o para qué? Cuál es el criterio de relevancia? ¿Acaso todos tenemos las mismas inquietudes y los mismos intereses, como para considerar relevantes las mismas cosas?

  18. Y quisiera retomar algo que dijo Diego aquí, que me parece importante.

    «Dudo mucho, sin embargo, que equiparar el “discurso” científico como uno más entre otros “discursos” posibles sea una alternativa deseable»

    En esto no estoy de acuerdo. El discurso científico ES uno más entre otros discursos posibles. Esto no significa caer en un relativismo epistemológico. Significa comprender que la actividad científica no se ocupa de todo.

    Esto no implica avalar el anticientificismo, ni la pseudociencia por ejemplo. Caer en la pseudociencia sería decir:
    «La ciencia no puede saberlo todo, ergo, la pseudociencia o mi religión sí saben lo que la ciencia todavía ignora».

    Para temas de salud, tengo que acudir a la ciencia y a sus métodos. El método científico es el método más confiable que ha desarrollado la humanidad para ocuparse de temas de salud, por ejemplo.

    Para comprender cómo razona una persona, y cuáles son sus argumentos, las herramientas que utilizaré, sin embargo, no proceden con la misma metodología exacta que una ciencia como la matemática o la biología. Comprender esto no va en desmedro de ninguna ciencia. Implica separar ramas del saber: una cosa es la lógica y el análisis del discurso, y otra la biología. Que aprecie la necesidad de saber de lógica, no me vuelve insensato automáticamente y querer curarme a través del uso del mero lenguaje rezando, si estoy enfermo.

    Cuál es el error de la pseudociencia? Querer superponerse con la ciencia, pretender ocupar su lugar, pero desde una alternativa irracional. Irracional es decir que la ciencia no sabe nada, o que no sabe cosas en verdad sí conoce: cómo curar enfermedades, cómo cambiar nuestra vida a través de sus derivaciones tecnológicas, cómo explorar el universo y conocerlo, y un enorme etcétera.

    Decir que no todas las respuestas a todas las preguntas son -o deberían ser- científicas, en ningún momento supone negarle méritos, o querer negar su superioridad en miles de campos del saber. Que ese argumento sea a menudo usado por los magufos, no significa que sea erróneo. Los magufos, a menudo lo utilizan mal, porque afirman que «como la ciencia no lo sabe todo, entonces la pseudociencia suple esa supuesta falencia científica».

  19. Alejandro:

    Tu corrección sobre lo que escribí es totalmente acertada. Es lo que hubiera querido expresar si supiera escribir 🙂

  20. Gracias Alejandro por ampliar el punto, ahora entiendo que tu definición de «otredad» no se parece mucho que digamos a la que yo presuponía. Saludos!

  21. Gracias, el que este blog barato se preste a la difusión de semejante escrito, hecho por un intelectual funcional pues deja muy claro la postura y la ignorancia del autor, o bien, la perversión de presentar como una crítica a considerar el escrito de un alumno de ciencias naturales que claramente no tiene idea de lo que habla…

  22. Estimado Gastón, coincido en gran parte con tu crítica a Sztajnszrajber, he notado muchas de esas falacias que nombrás y creo que él es consciente de eso, pero lo utiliza para construir su propio personaje, que vende y mucho. Ciertamente me da bastante bronca que defienda la filosofía falopa y relativice todo hasta el absurdo y se ponga la gorra cuando adentra en una cuestión política y clausure el debate cuando se trata de tocar en entablishment del «progresismo» o del Kirchnerismo, paradójico.
    Sin embargo también le reconozco que trata muchos filósofos incluso no afines a su pensamiento de manera magistral y muy didáctica, además de manera muy objetiva. Invita a pensar y deconstruir mucho los valores y la ética que damos por hecho, tiene sus logros también.
    Por otro lado no es precisamente Bunge un valor a contraponer, Bunge sufrió del síndrome en el que caen todos los que buscan la antítesis permanente, se convirtió en su propio enemigo, en un auténtico charlatán, primero se auto entronizó con el cientificómetro, donde a su placer se dedicó a rotular ridículamente toda disciplina sin conocerlas en profundidad y a defenestrar autores sin comprender sus contextos y sin reconocer sus contribuciones, en cambio resguardó a otros de su estricta vara a quién le pareció. De hecho poco científico es un método que investiga poco y solo busca desacreditar y polemizar, eso no es ciencia.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
Alejandro Agostinelli en Twitter
Alejandro Agostinelli/Factor 302.4 en Facebook
+ info sobre el autor, Wikipedia en Español
+more info about Wikipedia English