En “Historias extrañas” de El Alargue (La Red AM 910) abordamos la experiencia que vivió la cantante Patricia Sosa en la zona Uritorco, a quien una contactada le sugirió hacerse vegetariana para aumentar sus chances de comunicarse con los extraterrestres, y terminamos internándonos en los enigmas de Capilla del Monte y un fenómeno conocido como Luces de Marfa, sobre el cual dos investigadores españoles, Manuel Borraz Aymerich y V.J. Ballester Olmos, acaban de publicar una obra celebrada por importantes especialistas de todo el mundo.
“¿Sabías que la carne tiene una toxina que inhibe la telepatía?”, le preguntó la contactada Lina Castro a Patricia Sosa. Estaban en Los Terrones, un Parque Natural cercano a Capilla del Monte, Córdoba, cuando la cantante vivió una aventura que, si no le cambió la vida, sin duda modificó sus hábitos alimentarios: desde entonces se hizo vegetariana y abrazó con fuerza la causa del contactismo extraterrestre.
En una madrugada de 2001, junto a dos amigas y una “guía” o “contactada solitaria”, Sosa presenció “luces” o “naves” a la distancia, llegando incluso ver cómo “sobrevolaban las copas de los árboles”. En ese lugar interpretó, a instancias de la contactada, una canción que había compuesto hacía diez años en ocasión de un avistaje ufológico anterior: “Luces” (el tema que precede la emisión del episodio 9 de «Historias extrañas»).
Hasta donde sabemos, la cantante hizo pública su aventura ufológica en Canal 9, como lo cubrió Magia Crítica (encarnación anterior de Factor), en agosto de 2009. Desde entonces, cada vez que se encuentra frente a una cámara, o un micrófono, el animador/periodista de turno le pregunta a Sosa por sus visiones de ovnis. Cuando puede Sosa aclara que no les llama “ovnis”, ni siquiera “platos voladores”, sino “luces” o “naves”, expresiones habituales entre los buscadores de experiencias místicas que, también por la denominación del «objeto», intentan diferenciarse de lo que llaman “la parte fenoménica” (sospechosa de «búsqueda científica»). (*)
La guía de aquella experiencia fue Lina Castro, una hotelera de Los Cocos que, años antes, había participado de los rituales de los familiares que continuaron con el legado místico-religioso de Angel Cristo Acoglanis (1925-1989), en la región que él mismo había bautizado Valle de Erks.
Castro promociona “paquetes” turísticos en los que ofrece alojamiento, comidas vegetarianas, clases de esoterismo y visitas nocturnas a “puntos de contacto” donde meditar, recitar mantras en Irdín (el idioma cósmico en que hablaba y cantaba Acoglanis) “y avistar OVNIs”.
De todo esto hablamos en el micro “Historias Extrañas” el miércoles 12 de agosto de 2020 en “El Alargue” en La Red AM 910, el programa conducido por Cali Fidalgo y Marcelo Baffa, penosamente fallecido ese mismo día.
Casi de refilón citamos al rol «disparador» de la mitología que jugó la llamada mancha del Pajarillo y a las peripecias de Acoglanis, quien se presentaba como un “osteópata griego iniciado en el Tíbet” y en realidad era un buscavidas rosarino que desarrolló una vida fascinante, colmada de aventuras, engaños y estafas, revelada en detalle por Sebastiano De Filippi en La Ciudad de la Llama Azul (Biblos, 2018).
El relato de Patricia Sosa es paradigmático porque es bien conocido por el público y, a la vez, se parece al de muchos otros que participaron, antes o después, en los llamados rituales de contacto en Los Terrones. El 8 de julio de 2018, cuando volvía a recordar su experiencia en el programa de Andy Kusnetzoff, Podemos Hablar (PH), la cantante afirmó:
“Esas luces son platos voladores, son unos cachos de luces muy grandes, que las ves, que están ahí, te saludan, te dan manifestaciones, se ponen más chicas, más grandes, que de una salen dos, y además te registran ellos para siempre. Porque los empezás a ver…”
(…)
“…primero te da como un vértigo y después no, vos caminás, eso no se mueve pero siempre está al lado tuyo. No sé cómo es… Son seres de luz que viajan en forma de luz y cuando quieren se corporizan. Yo no los veo, sí recibo algún mensaje” (*)
…(cuando terminé de cantar Luces) en ese momento atrás, que era el Uritorco, se empezó a poner como si fuera de Neón, blanco, y salieron unas 20, 30 naves que se pusieron en el precipicio, y prendieron las luces como si te dijera 15 autos prenden los focos… fue un festival de bienvenida absoluta, no te da miedo”.
En su monografía, De Filippi no solo precisa la curiosa coincidencia que se da entre la posición de la “Ciudad de Erks”, aquella que señalaba en sus rituales de contacto Acoglanis, y la central hidroeléctrica “Arturo Illia” de Cruz del Eje, ubicada a siete kilómetros de la ciudad. El autor también destaca la recurrente referencia a luces que resultan ser indistinguibles de faros de automóviles. Estas fuentes de confusión se «extrañizan» o «extraterrestrizan» en combinación con factores ambientales (variaciones de temperatura, humedad y densidad del aire en este caso proyectadas por las luces de los coches), las especiales condiciones psicológicas del observador, con su mochila de «conocimientos» sobre el imaginario platillista y su bagaje de expectativas. En general son personas que casi nunca visitan esos lugares por casualidad sino, antes bien, se encuentran preparadas para vivir una experiencia extraordinaria e, incluso, fotografiarla: esos efectos distorsionados que asemejan esferas luminosas suspendidas en el aire que van y vienen, desaparecen, se juntan, se separan, crecen y disminuyen en dimensiones y luminosidad, pueden estar hasta a unos 30 kilómetros de distancia del punto de observación: son auténticos espejismos.
Las Luces de Marfa: un análisis científico
Esta larga intro viene a cuento de la flamante publicación de Las Luces de Marfa. Examinando la Evidencia Fotográfica, 2003-2007, libro escrito por los investigadores españoles Manuel Borraz Aymerich y Vicente-Juan Ballester Olmos (gestor del Proyecto Fotocat), quienes analizan las fotografías más intrigantes de las llamadas “Luces de Marfa”, una serie de supuestos fenómenos anómalos observados en Marfa, Texas, EE.UU. En la obra (lamentablemente sólo disponible en inglés), el dúo ibérico se concentró en siete secuencias fotográficas que muestran luces extrañas evolucionando cerca del suelo, las cuales parecían desafiar cualquier explicación convencional: son fotos de alta calidad usualmente presentadas como los más significativos registros nunca antes conseguidos de las supuestas luces desconocidas.
Pues bien, al cabo de dos años de estudiar cuidadosamente las imágenes aplicando software geográfico y mapas satelitales, como Photo Overlay de Google Earth, y programas astronómicos, como el planetario de código abierto Stellarium, Borraz y Ballester Olmos identificaron las causas de las luces de Marfa: los faros de los automóviles combinados con espejismos. Toda vez que la verificación geográfica de los eventos fue posible, los senderos luminosos fotografiados coinciden con las carreteras locales.
Gran parte de la comunidad científica interesada en esclarecer las llamadas “Luces de Marfa” coincidió en que la reevaluación de los españoles “replica en forma sorprendente el ‘comportamiento’ de casi, y probablemente, todas las observaciones conocidas de este fenómeno”. El Dr. Sten Odenwald, Astrónomo, Consorcio de Educación de Ciencias Espaciales de la NASA, indicó además: “El corolario aplicado a las imágenes y otros sucesos similares puede hacerse extensivo al resto de las denominadas luces misteriosas de Marfa.” Más contundente fue Marcel Delaval, ingeniero informático del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, Ispra, Italia: “Alguien podría decir: ‘tanto trabajo para llegar allí’. Yo diría que sí. Es necesario, porque creer es fácil y comprender es un trabajo duro. Hoy, nuestra sociedad está muy preocupada por las noticias falsas y tiene cierta aversión a la ciencia; entonces, cualquier contribución que intente equilibrar esta actitud es bienvenida”. O la caracterización que hizo del libro Vladimir Bychkov, profesor de la Academia Rusa de Ciencias Naturales, Rusia: “Este libro es un gran ejemplo de lo que debería ser un análisis moderno de datos sobre fenómenos naturales”.
THE MARFA LIGHTS. Examining the Photographic Evidence (Las Luces de Marfa. Examinando la Evidencia Fotográfica, 2003-2007) Por Manuel Borraz y V.J. Ballester Olmos (julio 2020). Este trabajo (Informe FOTOCAT Nº 8 en la serie de monografías producidas por el proyecto FOTOCAT), contiene 174 páginas, 102 ilustraciones (fotos, mapas y diagramas) y 70 referencias. Este libro puede descargarse gratuitamente aquí.
REFERENCIAS
(*) Relatos como el que hizo en el programa de Andy Kusnetzoff confirman que las vivencias de Sosa no son las típicas del testigo pasivo, en ocasiones incluyen visiones que la acercan a la experiencia religiosa, propia de quien asiste a una revelación que está más allá de su propia comprensión y la desea compartir con otras personas, a quienes incorpora a su visión del mundo.
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