Dióxido de cloro: una refutación basada en las fuentes de sus promotores

Otros sitios explicaron por qué su consumo puede ser peligroso. En esta publicación, Diego Rodríguez revisa las afirmaciones de quienes pretenden avalar el uso terapéutico del Dióxido de cloro, entre otras cosas para el tratamiento de la COVID-19, y contesta a los promotores según sus propias fuentes: 83 supuestos estudios que aseguran probar la inocuidad y eficacia del llamado “clorito”.

Por Diego Rodríguez

En la clorósfera está circulando una supuesta lista de estudios científicos que avalan el uso dióxido de cloro y su consumo para curar enfermedades. Se puede ver ese listado aquí: https://bit.ly/clorosferalist

Los cultores del dióxido de cloro (o cloreutas, de aquí en adelante) copian y pegan este link o los links sacados de allí para intentar convencer a los incautos de que “está probado científicamente” que tomar cloro cura enfermedades.

Pues bien, spoiler alert: resulta que NO. Ninguno de esos estudios hablan de consumir dióxido de cloro para curar ninguna enfermedad.

Ninguno de esos trabajos avala la idea de que consumir dióxido de cloro cure alguna enfermedad. Y las descripciones que hace el autor del documento agrega cosas que no están el artículo, y muchas veces… hasta dicen lo contrario. Uno se pregunta si es porque no sabe inglés, o porque no tiene comprensión de textos, o porque quiere darle más fuerza a la estafa.

Sólo hay un dato interesante, que es el estudio de las abejas, analizada abajo.

LISTA DE «ESTUDIOS CIENTÍFICOS». Este post revisa los presuntos estudios científicos que avalan el uso dióxido de cloro para curar enfermedades. Se puede ver el listado aquí.

Separando la paja del trigo

Al momento de hacer este análisis hay 83 links o “estudios”, de los cuales:

– 17 NO son estudios: hay desde patentes (simples actos administrativos de registrar algo sin comprobación científica), minutas de reunión, artículos editoriales (es decir, de opinión), artículos de alguna revista, reportes de agencias, regulaciones de otras agencias, una monografía escrita por Andreas Kalcker, etc, etc, etc. El colmo: uno es un folleto promocional de una empresa que produce máquinas para fabricar dióxido de cloro.

– 22 están repetidos: hay algunos estudios que están puestos dos veces (uno en su link original, otro en un link a una copia en el sitio de Kalcker), e incluso hay dos que están repetidos TRES veces.

Por lo tanto, sacando esos 49 apócrifos de la lista, quedarían 44 estudios científicos reales.

VIVIANA CANOSA. La conductora de Canal 9 se convirtió en la más famosa -y burda- promotora de la peligrosa falsa medicina. Probablemente sólo buscaba autopromocionarse.

¿Avalarán el uso de dióxido de cloro para curar enfermedades?

Lectura de los dichosos 44 estudios

Oh, sí. Me tomé el trabajo de leer y revisar uno por uno los 44 estudios restantes. Pueden ver el título y el comentario a cada uno en este excel online: https://bit.ly/exceldebunkingcloro

¿Qué encontré?

– 9 son sobre uso externo, es decir usar una solución de dióxido de cloro para desinfectar cosas (es decir, como la lavandina, el alcohol o cualquier otro desinfectante externo).

– 6 son sobre uso externo en forma gaseosa, es decir usar el gas del dióxido de cloro para desinfectar habitaciones de hospitales, instrumentos, rincones difíciles, y hasta para la desinfección de arándanos. Uno de ellos, únicamente, muestra que a muy bajas dosis en el aire es bueno para prevenir el contagio de gripe (ya que mata a los virus que flotan en las gotículas).

– 3 son sobre su uso como enjuague bucal. Sí, es interesante saber que uno se puede enjuagar la boca y será efectivo. Pero no dice nada de tomarlo.

– 6 son estudios no relacionados, es decir, ni siquiera hablan del dióxido de cloro. Uno de ellos es sobre una droga llamada W10 (Tetraclorodecaóxido), y los otros 5 sobre el estrés oxidativo generado a través del ejercicio y sus beneficios.

– 7 son sobre potabilización del agua, para lo cual ya sabemos que es efectivo (como la lavandina) y, por supuesto, que en muy bajas dosis, menores a 1ppm. Son la base de su uso real y legítimo como desinfectante.

– 1 es sobre tratamiento de aguas fecales. No hace falta decir que esto no apoya en nada tomárselo.

– 1 es para su uso en procesos industriales, tomando en cuenta que su acción principal es romper proteínas, inactiva a los virus y estos virus inactivados se pueden usar para generar vacunas o sensibilizaciones, etc.

– 1 es para su uso como desinfectante en transfusiones de glóbulos rojos. En ese estudio se analiza el efecto de distintos desinfectantes, entre los que se encuentran el dióxido de cloro, pero debe tomarse en cuenta que sólo se analizaron los glóbulos rojos, y que por lo tanto no se midieron otros parámetros y componentes de la sangre.

– 9 se refieren a dosis de seguridad: en ellos se experimenta con diversos animales (ratones, monos, etc) y también con personas para intentar encontrar dosis no dañinas. En humanos se probó con seguridad por períodos cortos hasta 24ppm. y por 12 semanas dosis de 5ppm, y no causaron daños. Pero recordemos que estos son números bajos para las dosis que suelen consumir los cloreutas. La mayoría coincide en que, en dosis mayores (a partir de 100ppm), se encuentran efectos adversos: un marcado descenso del glutatión (indicando estrés oxidativo), disminución de la hormona tiroxina (aparentemente por un mecanismo de competencia), anemia hemolítica leve, defectos en los glóbulos rojos, disminución de la síntesis de ADN en los intestinos, y espermatogenia reducida (es decir, se generan menos espermatozoides).

«LIBERTAD O MUERTE». Detrás de la horca, un cartel pide “¡Ensayos Clínicos con Dióxido de Cloro Ya!”. De la marcha realizada en Buenos Aires el 17/08/2020
MARCHA DEL «ORGULLO SUICIDA». Otra vista (parcial) de la manifestación anticuarentena del 17/08/2020

Bueno, hasta ahí vamos 43 de los 44 estudios. Ninguno de ellos anima al consumo de cloro, a lo sumo se establecen dosis de seguridad (y se descubren efectos secundarios negativos), y hay CERO estudios que indiquen que sirva para el tratamiento de enfermedades tomándolo.

¿Y el estudio que falta? ¿De qué trata el estudio 44?

El estudio 44 aborda el caso de las abejas longevas

Bueno, ese es el único estudio que reporta algo positivo: en 1972 se hizo un experimento con abejas. Se las separó en 6 grupos, uno se dejó para control, y a los otros se les mezcló en la sucrosa que comían 1ppm, 10ppm, 100ppm, 1.000ppm, y 10.000ppm de dióxido de cloro.

Si bien las que recibieron 1.000ppm y 10.000ppm murieron enseguida, el grupo de control y el de 1ppm vivieron más o menos lo mismo, pero los grupos de 10ppm y 100ppm vivieron más que los otros. Se puede leer aquí.

¿Qué quiere decir esto? ¿Que tomar dióxido de cloro alarga la vida?

No. Quiere decir que las abejas a las que les mezclaron dióxido de cloro en su comida tuvieron, en promedio, una vida más larga. ¿Por qué? Las razones pueden ser muchas. Puede ser, por ejemplo, porque la alteración del sabor les hizo comer menos (es lo que se ve en tablas numéricas) y se sabe que mantener una dieta baja en calorías alarga la vida. Puede ser que alguna bacteria o virus en la sucrosa resulta inactivada por la desinfección del cloro, puede ser que tengan una variación en la flora intestinal de la abeja a causa del cloro, o muchos factores más. No es extrapolable a los humanos directamente (aunque sí es un buen punto para profundizar los estudios).

Nota especial: los ecuatorianos y su “estudio”

Hay un ítem de los descartados como “no es un estudio”, que es el “estudio” de la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa.

Eso no es un estudio científico, ni siquiera se le acerca. Es un grupo de médicos entusiastas por el uso del dióxido de cloro, que se lo dan a pacientes y luego toman nota de los síntomas de los pacientes en encuestas. Afirman que pocos días después (unos 4 días) los síntomas “disminuyeron”.

El error gravísimo de metodología es claro, incluso para un lego.

Primero: no hay grupo de control. No se sabe qué le pasa a pacientes similares luego de 4 días.

Segundo: no hay grupo placebo. No se puede descartar, entonces, que ese “disminuir síntomas” no sea efecto placebo.

Tercero: no hay doble ciego. Los mismos doctores que esperan “demostrar” que el dióxido de cloro “cura” la COVID son los encargados de anotar las planillas de sus pacientes. Sabemos cómo se puede “guiar” un interrogatorio y que es natural responder tratando de agradar al entrevistador. Así, es posible que muchos cuadritos de la planilla de síntomas hayan sido anotados por un médico deseoso de que eso funcione.

DIÓXIDO DE CLORO: SOBRE SU TOXICIDAD
Antonio Laje:Doctor Cahn, ¿Ud sabe que no está prohibido tomar dióxido de cloro ?
Dr. Pedro Cahn:Es verdad, tampoco está prohibido tomar nafta y eso no quiere decir que sea bueno para la salud.
Instituciones sanitarias de todo el mundo informan que NO es recomendable usar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso. No hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos. El producto reacciona rápidamente en los tejidos humanos y puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales. Además, la inhalación puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo. Fuentes: ANMAT / OPS.

Para considerar a los datos válidos, la encuesta de síntomas la debería hacer alguien que no esté informado sobre quién no recibió tratamiento, quién recibió el placebo y quién el dióxido de cloro.

Cuarto: no hay triple ciego. Esto es, que el estadístico que analiza los datos tampoco sepa qué grupo recibió cual tratamiento, para que no ceda al sesgo de “amasar” los números para que den los resultados esperados.

Y por último, pero no menos importante, este “estudio” ni siquiera fue analizado por un comité de bioética.

O sea: no sirve. Es tan chapucero que demuestra claramente que no es lo mismo ser un médico (en la versión más básica, alguien que aplica tratamientos y protocolos en base a diagnósticos) que un investigador (que sabe cómo diseñar un experimento válido, evitar sesgos, etc, etc). Son campos totalmente diferentes.

En resumen:

De los 83 estudios que los cloreutas copian y pegan, 39 no son estudios, 34 son no relacionados a consumirlo, y sólo 9 son de determinación de dosis seguras (con descripciones de efectos secundarios y destructivos).

Sólo hay uno, en abejas, que determinó que una dosis de entre 10 y 100ppm en su comida alargó la vida de las obreras, sin determinar la causa.

Hay 0 (CERO) ¡CERO! estudios que apoyen que consumirlo cure alguna enfermedad.

No te automediques. No caigas en cadenas o modas de pseudociencia.

Publicación original: Diego Rodríguez

ENTREVISTA

Reynaldo Sietecase entrevista por esta nota al editor de Factor El Blog («La inmensa minoría», en RadioConVos, 18/8/2020)

HUGOX CHUGOX. Excelente exposición del youtuber peruano sobre el tema de este post.

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

Contacto: aagostinelli@gmail.com
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