El peligro de creer – Luis Alfonso Gámez
Léeme Libros / España, 2015 / 226 páginas
Por Diego Zúñiga
Cualquiera que haya seguido permanentemente, o al menos de forma esporádica, el blog Magonia, sabe que una cosa es segura en esta vida: cualquier obra del escéptico español Luis Alfonso Gámez es una inversión segura. Un libro de este periodista bilbaíno, redactor del diario “El Correo” e hiperactivo difusor del pensamiento crítico, es una apuesta que tiene todas las posibilidades de ser ganadora, porque estamos ante un profesional informado, que escribe bien, que se apasiona por lo que hace, que recurre a las fuentes indicadas y que, por si fuera poco, le encanta poner los puntos sobre las íes.
El libro “El peligro de creer” es su última publicación, lanzada en mayo de 2015 por Léeme Libros. Sobre el título podemos discutir y discrepar, porque no solo parece poco atractivo sino además es cuestionable (no siempre creer es peligroso, hay cosas que uno cree sin ninguna importancia que no afectan a nadie: yo creo que si viajo mucho me convertiré en mejor persona, por ejemplo). Pero si vamos a centrarnos en cosas estéticas, también digamos que la edición de Léeme es de lujo: tapa dura, diseño lleno de detallitos y un cuidado trabajo de edición, lo que denota cariño por lo que deja en manos de lector. Hay otras editoriales que, en su afán por sacar y sacar libros, se despreocupan de todo y terminan vendiendo mamarrachos que se desarman a la media hora.
No es el caso. Pero profundicemos de una vez, caray, que el libro no importa tanto por su (mal) título ni su (muy hermosa) edición, sino por lo que contiene. Y lo que contiene es un ensayo lleno de citas y referencias sobre esos asuntos que durante tantos años llamaron la atención de tantos de nosotros: espiritismo, fenómenos paranormales, vida después de la vida, astrología, etcétera. Una omisión de lamentar para los aficionados a esas áreas del “misterio” es la ausencia de los ovnis y la criptozoología, pero bueno: ahora Gámez tiene excusas para sacar otro libro.
Dos de los capítulos se centran en la historia del espiritismo y su desarrollo a lo largo del siglo XIX, dejando en claro cómo surgió el fraude aquél y cómo se sigue practicando hasta hoy, con unos engaños que son indignantes cuando de abusar de gente que ha sufrido pérdidas familiares se trata. Salta luego hasta Uri Geller, el israelí que dice tener poderes parapsicológicos y engañó con sus trucos a científicos y eruditos, pero no a magos. Habla de la “comunicación facilitada” con el ejemplo de Rom Houben, un belga que está en estado de coma y que, por negligencia y credulidad, un grupo de expertos hizo creer que se podía comunicar por intermedio de una asistente. Y repasa el vergonzoso caso de la empresa ATSC, que vendía detectores de bombas que “funcionaban” mediante los principios del zahorismo. Esos detectores se vendieron en varios países, incluso Irak, y bueno… Ya vemos que no funcionaron.
Homeopatía, el terror a las ondas electromagnéticas y la tan actual (y estúpida) moda de no vacunar a los niños son carne de los capítulos siguientes, siempre abordados desde una lógica que compartimos cabalmente: el pensamiento crítico, la duda, el ir más allá de lo que dicen los iluminados de turno, es el camino correcto para detectar fraudes y engañabobos. Nadie quiere ser bobo: entonces la premisa es no actuar como tales, tragándonos el primer sable que nos presenten. Generalmente, y en esto los periodistas deberíamos hacer un mea culpa, es la prensa la que, ansiosa por un clic, por un poco de ese efímero reconocimiento, es capaz de ensalzar cualquier historia, por ridícula que sea, pasando por alto el sentido común y, a veces, hasta la decencia.
Hay algo en Gámez, que, a diferencia de otros escépticos, vale destacar: respeta a quien no está de acuerdo y no va por la vida humillando o tratando de imbéciles a quienes creen en los efectos de la homeopatía, por ejemplo. Se ha visto a otros sujetos, menos inteligentes y por ende más engreídos, basureando al resto. Así, flaco favor le hacen a la difusión del pensamiento crítico.
Es en esta parte del comentario donde cuento una experiencia personal que no le importa a nadie y que no tiene mucha relación con nada de lo dicho antes: viajé a Madrid porque quería ir a la Feria del Libro. Por casualidad uno de los días en que yo estaría en la capital española, Luis Alfonso Gámez firmaría ejemplares de “El peligro de creer”. A Gámez no lo veía desde 2005 y, considerando que él no vive en Madrid, no estaba en mis cálculos reencontrarme con él. Casualidad de casualidades. Pues eso, las casualidades y los “milagros” son también un elemento esencial de un libro que no queda más que recomendar.
Clasificación. 1 meñique fracturado: pésimo. 1 meñique:malo. 2 meñiques: regular. 3 meñiques: bueno. 4 meñiques: muy bueno. 5 meñiques: excelente.
Entrevista al Luis Alfonso Gámez en Ciencia al cubo, con América Valenzuela
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