Hay registros de la vida cotidiana que no salen en las fotos. Por una vez Factor no se avergüenza de publicar cosas típicas de un blog: un relato corto, en primera persona, sobre la elusividad.
Por Alejandro Agostinelli
Hoy, doblando una esquina, tropecé con una de esas escenas únicas e irrepetibles. Era un viejito, medio encorvado y con bastón, que perseguía a un pájaro con el celular. El ave, negra y pequeña, estaba sobre la vereda. Parecían dos contendientes en un ring. El pájaro daba saltos cortos sin levantar vuelo, como si lo quisiera provocar. El viejo giraba en el sentido de las agujas del reloj, con la lentitud estudiada de un maestro de aikido, mientras el pájaro rotaba, con sus ojos clavados en los del fotógrafo. Los peatones desaceleraban y daban un rodeo cuidadoso para no arruinar la sesión. Tuve el impuso de retratarlos. No pude. Ese momento no era mío. Además, no solo el viejo y el pájaro me interesaban. El respeto de los vecinos tampoco iba a salir.
Algunas circunstancias son adorables pero nada fotogénicas.
Buenos Aires, 25/09/2017
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