El periodista y la carpa de la fertilidad

Víctor Noir (seudónimo de  Yvan Salmon, 1848-1870), entró en el Hall of Fame por el movimiento creado alrededor del potencial reproductivo atribuido a sus genitales que impulsó una escultura de Aimé-Jules Dalou, auténtico responsable de este culto metálico a la fertilidad. La generosa representación del aparato reproductor del periodista aun hoy convoca a hombres y mujeres al cementerio de Père Lachaise de París, quienes participan de rituales que alcanzan altas temperaturas de rozamiento.


Por Alejandro Agostinelli

Su fama fue grande, han mentado su valentía y murió joven. Tal vez por esto último Víctor Noir no tuvo descendencia. Pero, según una historia entre tantas que se cuentan, estaba por casarse y dejó a una viuda con el himen intacto. Hijo del relojero José Jacques Salmón y de Josefina Elizabeth Negro, Víctor nació en Attigny, Vosges, y fue asesinado por un familiar del entonces emperador Napoleón III. El crimen causó una estampida de indignación popular. A los 21 años el joven recibió un disparo cuando fue a mediar entre su jefe, el director del periódico La Marsellesa, y el político que, por motivos que siguen siendo poco claros, desenfundó y le disparó a quemarropa.

El violento episodio —si se quiere, protagonizado por figuras menores— parecía condenado al olvido. Pero sucedió justo lo contrario. Aimé-Jules Dalou esculpió a Victor tal como dijeron haberlo visto la tarde en que su cuerpo apareció tendido en las calles de París: boca arriba y con su pene erecto debajo del pantalón. Sus deudos instalaron la escultura del cronista sobre su tumba. La turgente erección no pasó inadvertida. Sobre todo porque en algún momento comenzó a circular la versión según la cual las mujeres que se animan a besar, tocar o incluso frotarse el pene metálico atraen la fertilidad.

La veracidad de estos relatos, que aseguran celebrar complejos rituales de apareamiento, se ha comprobado de dos maneras. Permaneciendo lo suficiente cerca de la estatua, donde ocasionalmente las muchedumbres parecen hacer cola para acariciar o contemplar el bulto, o por la oxidación del bronce en la representación del miembro de Noir. Si se observa con cuidado, el área en relieve, tanto la prominencia anatómica, la nariz y la punta de sus botas, presentan un tono reluciente, propio del metal pulido por la erosión.

La escena del asesinato de Victor Noir reconstituida en un grabado publicado en una revista de la época.

Al parecer, no sólo es usada con alegados fines reproductivos. «De vez en cuando, sobre la bragueta abultada y corroída, aparce, paradojal y sorpresivo, un escarpín celeste o rosa. Pero la insistente mención de Victor en las páginas gay de Internet muestra que el mito ha sido expropiado y adaptado: tocar íntimamente la estatua de Víctor Noir responde a una creencia más gratuita y placentera que la de garantizar la fecundidad», escribió la ensayista María Moreno.

Las propiedades mágicas del falo brillante que convoca a centenares de señoras y señores cada fin de semana al cementerio Père Lachaise de París tiene que ver con otros condimentos biográficos del periodista. Las mujeres que asisten a su sepultura aducen que, además de bien dotado, el joven recibió el disparo un día antes de su boda. Un rumor sin documentar y que queda relegado a los frondosos territorios del anecdotario.

El 10 de enero 1870, Noir, redactor de La Marsellesa, de orientación antibonapartista, había ido junto a un colega a visitar a Pierre Bonaparte, primo de Napoleón III. Bonaparte se había sentido difamado por un artículo de Pascual Grousset y ambos fueron de su parte para fijar los plazos de un duelo. En ese contexto se produjo la discusión en la que Victor resultó muerto.

El crimen desató una masiva reacción popular e hizo crecer aún más el clima de agitación antinapoleónica. La prensa republicana exigió juicio a Bonaparte. Pero el Tribunal Supremo lo absolvió, consideró que el asesino había disparado «en propia defensa» (pese a que el joven estaba desarmado) y condenó a tres periodistas, incluido Grousset. Tras la caída del Segundo Imperio, la tumba de Noir se convirtió en un símbolo republicano.

Omar López Mato, autor de la obra «Trayectos póstumos» (2006, 2018), refuta algunos mitos de esta historia. Sostiene, por ejemplo, que Noir «era un periodista muy popular, y el escultor era su amigo, quien trabajó ese detalle para acentuar su virilidad». López Mato presenció el ritual de las féminas sobre la tumba de Pere Lachaise. «Es cierto, algunas de ellas se montan y se frotan las partes porque, según dicen, asegura la fertilidad. Pero para mí es más festivo que una creencia real. En Père Lachaise abundan las historias de relaciones sexuales en las tumbas, ésta es una más».

Algunos podrán discutir el punto «festivo» a López Mato, ya que vivimos en una sociedad donde creencias aún más increíbles se extienden más allá de las fronteras nuestra imaginación. Tenemos ya peces que hablan en idish o vecinos que rinden culto a meadas de perros; grupos convencidos de que una raza reptiliana gobierna el mundo o ufólogos asustados por un nuevo diseño de sondas alienígenas iguales a bolsas de nylon, a las que llaman Ovnis de Geometría Variable. O sea: el abanico de creencias posibles es ilimitado.

Se acaba de reeditar TRAYECTOS PÓSTUMOS, una de las más exitosas obras de Omar López Mato sobre las más grandes historias post mortem de todos los tiempos.

La refulgente bragueta de Noir seguirá escandalizando a señoras o causando reprobación entre algunos hombres, quién sabe si no más entre aquellos propensos a combatir supercherías y reacios a admitir la existencia de semejantes más viriles que sí mismos.


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(*) Este texto fue publicado por primera vez bajo el título Una estatua polémica que pasó a la historia en Ciencia Bruja (Yahoo! Argentina), 28 de julio de 2012

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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