Leyes “anti-sectas”: un punto de vista criminológico (IV)

ludovicoCUARTA PARTE: Medios y miedos: el “pánico moral” de las sectas

Por Sergio Sánchez Rodríguez (*)

La criminología, esa búsqueda de las causas sociales e individuales de la criminalidad, tiene sus clásicos. Uno de ellos, indiscutiblemente, es un libro que el sociólogo Stanley Cohen publicara en 1972: Folk Devils and Moral Panics (Demonios populares y pánicos morales). Desde allí la jerga criminológica adoptó el término “pánico moral”. Feliz práctica para efectos analíticos. Leamos la muy buena definición de este concepto que da Karim Murji, en el prestigioso Diccionario de Criminología (Buenos Aires, Gedisa, 2011), coordinado por E. McLaughlin y J. Muncie:

FOLK-DEVILSReacción social desproporcionada y hostil ante una condición, una persona o un grupo a los que se define como una amenaza a los valores de la sociedad. El pánico moral se ve alimentado por representaciones estereotipadas de los medios, genera reclamos para que se refuerce el control social y crea una espiral de reacciones”.

Por cierto, hay miedos que tienen una base real. Pero, y con perdón por la perogrullada, pido al lector que relea la definición transcrita y tome muy en cuenta lo que sigue. Volvamos a nuestro ejemplo y tratemos de identificar el proceso de cómo se construye el pánico.

Una madre angustiada va a la televisión. Comparece ante las cámaras una atribulada Teresa: su hija, mayor de edad, estudiante de Derecho, se fue a vivir con el novio. ¿Quién es el novio? Un tipo buen mozo, seductor, un poco farsante, quizás… ¿Y cuál es la novedad, entonces? ¿Qué vuelve a este caso tan especial, como para terminar con la madre en la tele? ¿Acaso no ha habido cientos, tal vez miles, de casos similares, inspirando desde la comidilla de los vecinos hasta obras literarias? La especialidad del caso viene dada porque se invoca un elemento catalizador: la idea de “secta”. Muy conveniente para tales efectos. Es un concepto ambiguo, difuso, menos claro de lo que se pretende. ¿Los miembros de las sectas se creen los únicos que serán salvados? Vamos, que ese tema de la exclusividad de los dones salvíficos ha atravesado toda la historia del cristianismo (¿no recordamos, acaso, el Nulla Ecclesiam Nulla Salus:“Fuera de la Iglesia no hay salvación”?). ¿Creen en un líder carismático, que se pretende “infalible”?…Vamos; con eso, pocas bromas: desde el dogma de la infalibilidad del Papa (por el mundo católico), hasta el abigarrado mundo de pastores carismáticos y resueltamente sectarios (por el lado protestante), ese argumento se codea con el ridículo. ¿Creen en el fin del mundo? Sinceramente, después del género apocalíptico que la imaginación religiosa semítica ha legado al mundo, carece de sentido seguir mencionando paralelismos. Y la pregunta más importante: ¿tienen algo que ver esas características con la escuela de Yoga regentada por Ariel, el espabilado que hoy vive con Susana, la hija de Teresa?

TV: el espacio más eficaz para la criminalización del "problema"
TV: el espacio natural para la criminalización del «problema»

Introducción del programa televisivo. Cortina musical siniestra. “SECTAS”. Cierta prudencia les invita adjetivar con la palabra “peligrosas”. Claro, se supone que no todas las sectas lo son. Pero sin confusión interesada, estos programas no alcanzan a dar todo de sí. Lo que de partida se dice para algunas sectas termina englobando a todas. “Sectas peligrosas”, entonces, con música ad-hoc. El conductor parte informando de un “gravísimo problema”, que está “en pleno crecimiento”; hay “honda preocupación” en “los más diversos sectores”. Un peligro nos acecha; y no es un peligro cualquiera, pues se trata de uno sibilino, “infiltrado” en el tejido social, en el seno de las familias.

Hoy tenemos en el estudio a Teresa, cuya hija veinteañera, previo ‘lavado de cerebro’, ha sido secuestrada por uno de tales grupos.”

Se han introducido dos elementos perturbadores, que aparecen eficazmente ligados en el relato del conductor. Primero, el “lavado de cerebro”, que es una forma más nueva de referirse al clásico adoctrinamiento. No se trata de negar la existencia de estrategias muy astutas (casi tan viejas como el mundo) destinadas a ligar emocionalmente a un individuo con un grupo, desde los juramentos a la dependencia económica, pasando por diversos grados de chantaje moral. Existen, por supuesto, y pueden cargar a un individuo de dura aflicción, sentimientos de culpa y toda clase de temores. Pero, ¿es eso algo característico y privativo de las sectas? ¿No vale lo mismo para un partido político o, llegado el caso, para la Cossa Nostra? Y, finalmente, todos los grupos a los que se moteja con la ambigua etiqueta de “secta”, ¿practican el mismo tipo de adoctrinamiento y manifiestan tanta pertinacia en la retención de sus adeptos? ¿De qué hablamos, entonces? ¿De la excepción o de la regla? ¿De un simple caso, o de la generalidad de los casos?

Nulla Ecclesiam Nulla Salus: "fuera de la Iglesia no hay salvación”.
Nulla Ecclesiam Nulla Salus: «fuera de la Iglesia no hay salvación”.

Además, con la típica (y tópica) invocación del “lavado de cerebro” se ha borrado de un plumazo una característica muy acentuada de la oferta religiosa contemporánea y de la singular deriva de los fieles en ella: el ingreso voluntario a determinados grupos; el ingreso por afinidades, por lecturas, por filias y fobias de diverso cuño. Pues, aunque la religión “heredada”, familiar, está obviamente muy lejos de desaparecer, con el variado laberinto de formas de vida que se abren en el estado actual de la modernidad (tanto de la central como de la periférica), lo cierto es que su venerable papel se encuentra en rápido declive. Hogaño, millones de personas aumentan las filas de dos categorías que la socióloga francesa Danièle Hervieu-Léger ha llamado “el peregrino” y “el converso”. Los primeros, con una participación religiosa esporádica, ante todo voluntaria, aunque formalmente puedan ser adscritos a las religiones mayoritarias; los peregrinos, o están en búsqueda o simplemente derivando un lado a otro. Según Hervieu-Léger, los peregrinos son hasta cierto punto el emblema de lo inestable que es hoy la modernidad religiosa; su evidente contrapartida viene a ser la figura del “practicante”. Los conversos, en cambio, ya han encontrado su “identidad religiosa”. Y lo han hecho en un contexto de movilidad e inestabilidad. La clientela sectaria suele tener este perfil, que no es más que la consecuencia de la mutación en curso de las identidades religiosas de nuestro tiempo..

Pues bien, la demanda religiosa contemporánea y la oferta sectaria tienen mucho más que ver con esta idea de “religión en movimiento” que con la de una maquiavélica maquinaria de captación de fieles mediante el engaño, el timo y la coerción (éstos, aunque puedan jugar un rol en ciertas ocasiones, no explican el fenómeno de la deriva religiosa en su globalidad, ni remotamente). Así, en la preocupación de algunas autoridades religiosas tradicionales (profusamente entrevistadas por los medios y, valga el ejemplo, en el programa de televisión que ahora referimos) subyace la constatación, alarmante sin dudas, de que el primado de la religión heredada es lo que ha comenzado a socavarse; de que los practicantes están siendo superados por los peregrinos.

Delincuencia_Segundo elemento perturbador: la idea de secuestro. Huelga decir que los secuestros producen, no sin razón, zozobra en los espíritus. Son delitos gravísimos y, en algunas ocasiones, sugieren un despliegue terrorífico para la víctima y familiares. En las legislaciones actuales, secuestro no es sólo subir a alguien a un automóvil a punta de pistola, ni sólo nos remite a la idea de alguien dormido con cloroformo que despierta en un sótano y amarrado a una silla. También es secuestro impedir a una persona que, por ejemplo, abandone un inmueble, aun cuando haya ingresado voluntariamente en él. Los planos, aunque distintos, tienden a confundirse. Queda la impresión de que la misma “caza de fieles” puede asumir una faz tan traumática como la de una privación ilegal de libertad.

marilyn-mansonEl programa continúa con un reportaje a casos espectaculares y famosos: Jim Jones y Guyana; David Koresh y Waco. Y, después de decenas cadáveres y una lluvia de balas (y hasta de alusiones, un poco desenfocadas, a Aleister Crowley y Szandor LaVey), se da la palabra a Teresa, quien cuenta cómo su hija ha decidido irse a vivir con su novio quien, para más inri, lidera una secta “peligrosa”. ¿Cómo? ¿Algunas sectas no lo son? Desde la definición misma, reafirmada por el amplio abanico de los “preocupados”, ya no tenemos dudas: son todas peligrosas. Súbitamente, todas pueden practicar suicidios rituales. ¿Por qué no? No en vano “secuestran” fieles. Indiscutiblemente, se impone una reacción de las autoridades. ¿Están haciendo algo? ¿O van a “cruzarse de brazos”? Hay un “vacío legal”, claro, alecciona el conductor. Es indispensable: “hay que legislar”, para que “no sigan pasando cosas como las que hemos visto”, lo que incluye el suicidio colectivo de unos infelices que recibieron mal la llegada de un cometa, hasta… el testimonio de Teresa. Susana y Ariel en su ashram. Se trata de sectas; según la tele, es todo lo mismo. “Nadie puede permanecer indiferente”, concluye el conductor con voz grave y de mal agüero. ¿Quién podría contradecirle?

Al día siguiente, las repercusiones del programa. Entrevistan a un parlamentario. ¿Por qué no, un nuevo delito en una nueva ley? Delito de “control mental”, suena bien. Ardua tarea para definirlo y, más aún, para aplicarlo, pero esto no parece desanimar a nuestro diputado, quien flanquea luego a Teresa en una nueva entrevista, en la que llama a otras madres a organizarse, a luchar por el dictado de una ley que permita conjurar esa amenaza que se cierne sobre nuestras familias. No podemos quedarnos indiferentes mientras estas cosas siguen pasando. ¿Hemos de esperar a que se produzca “un nuevo Waco”? Lo dice el diputado. Y Teresa asiente.

Es el momento en que hacen su entrada los expertos, con frecuencia “sociólogos confesionales” (recuérdese lo que hemos llamado ”efecto Ernst Troeltsch) o derechamente teólogos (ya sea, católicos o protestantes). Son bienintencionados y saben de lo que hablan, aunque lo hacen desde una perspectiva partidaria y, por lo mismo, irredimiblemente sesgada. Para un ojo secular, entonces, el espectáculo se torna un poco irónico (y puede que hasta cómico: una disputa de creyentes en entidades espirituales o, a veces, meramente inaccesibles). ¿Qué dicen estos expertos? En síntesis: si las religiones tradicionales encarnan “la libertad”, las sectas constituyen “una negación” de dicha libertad. Sin embargo, estos planteos, no sólo son muy mesurados para las exigencias televisivas, sino que, por su mismo carácter confesional, ofrecen demasiados puntos débiles para cualquiera que desee pasarles factura. Después de todo, la Ilustración los ha dejado en un plano que a la larga no es tan distinto del que ocupan las sectas. Religiones nuevas, religiones antiguas… Religiones, en suma. Vino nuevo para odres viejos. Ya el rey Salomón sabía de estas cosas. Y el emperador Constantino también.

Cult-groupNo. Los expertos que se requiere ahora han de tener otra faz. No hablarán en representación de la “buena y vieja religión de nuestros padres”, sino del “auge del irracionalismo”, de la conjura de la sinrazón. Y las sectas son una clave de primer orden en ese amenazante estado de cosas. Algunos son escépticos; otros son creyentes de nuevo cuño. Pero no han venido a comprender el fenómeno sectario sino a destruirlo (o, si no alcanza, a neutralizarlo). Son los ”cazadores de sectas”. Los nuevos expertos. Los verdaderos expertos. Los únicos capaces de desafiar a “las hordas de la irracionalidad”. Su labor no es sociológica, sino detectivesca y punitiva. Denuncian gurúes, acosan clubes de yoga y sociedades teosóficas o antroposóficas. El “cazador de sectas”, claro está, tiene más encanto televisivo. Él mismo se pone en movimiento y sale al encuentro del mundo. No se queda elaborando teorías al lado de su biblioteca sino que necesita ir de cacería. A veces exagera, mezcla cosas, termina siendo injusto o grosero, sin más. No importa. La lucha contra el irracionalismo tiene sus costos, sus daños colaterales. La misión es demasiado importante como para entrabarla con nimiedades de buena crianza.

La televisión en campaña, un diputado inquieto, una madre desesperada, un cazador de sectas (y, ¡ay, debilidades humanas!, a veces también de luces y cámaras). El miedo. La amenaza es clarísima, aunque poco nítida. No importa la incongruencia. El miedo permite que se hable de ciertas cosas. Por ejemplo, de dictar leyes que nos salven de esta amenaza. ¿Y quién o qué ofrecerá el “sustento teórico” -aunque sea pobre- para cabalgar en las ancas del miedo y justificar una aventura legislativa? Pues la “criminología mediática”, ni más ni menos.

(Concluirá)

(*) Sobre Sergio Sánchez Rodríguez

LEYES ANTI-SECTAS: UN PUNTO DE VISTA CRIMINOLÓGICO (Notas anteriores) 

PRIMERA PARTE: ¿Quién ha dicho secularización?

SEGUNDA PARTE: De la sociología de las religiones a la criminología “mediática”

TERCERA PARTE: la irresistible magia del poder punitivo

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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