El pasado 2 de Mayo, cerca de Malabrigo, ciudad del departamento General Obligado, al noreste de la provincia de Santa Fe, aparecieron unas huellas circulares estampadas sobre un campo, huellas que podrían haber sido realizadas por cualquier crestiano. Pero, ya desde la primera noticia, publicada el 13 de Mayo, las marcas son relacionadas con alienígenas.
Cualquier cosa que haya causado tal alteración en el terreno, la acción de vincular un conjunto de marcas con seres de otros mundos supone un alucinante salto argumental.
Sin embargo, para muchos está naturalizado asociar un misterio provisorio con una tradición de enigmas similares y hermanar a unos con otros bajo una misma etiqueta o categoría explicativa, en este caso: «extraterrestres».
Otros casos donde la huella fue relacionada con luces –obviamente atribuidas a la presencia de alienígenas en mérito a su condición de “no identificadas”–, confirman la extrañeza y pertenencia familiar de la nueva huella, la cual –aunque no haya sido directamente relacionada con luces u ovnis–, parece tener algo en común con sus antecesoras.
Se invoca el continuum de casos para reforzar la falacia: aquellos posibles extraterrestres entroncan con una tradición y la novedad se incorpora a la “casuística”; por lo tanto, el último caso es tan verdadero como el primero. Félix Ares de Blas llama a este argumento la falacia del residuo: no importa cuántas ‘apariciones’ resulten explicadas, siempre habrá un reducido residuo de sucesos inexplicados que animará a los creyentes a celebrar la nueva aparición (*).
El diario La Nación cita una extraña luz azul vista en la zona el 6 de Mayo, no importa que las huellas hayan sido descubiertas cuatro días antes ni que el «testimonio» resulte ser el comentario de un anónimo en una red social. Dice «Un campo en Santa Fe tiene marcas que sorprenden». ¿A quién sorprenden? No se sabe, el único sorprendido parece ser el redactor del título.
¿Por qué algunos pensamos así y otros asá? ¿Cómo debemos razonar en Buenabrigo?
POSTDATA (18/5/2014)
El 14 de Mayo pasado, Andrea Pérez Simondini, integrante con Silvia del grupo ufológico Visión Ovni, siguiendo indicaciones de Darío Graffigna y Leonardo D. Despósito, atribuyó las huellas en el terreno a una serie de microrrelieves conocidos como gilgai o vertisoles, consecuencia de expansiones y contracciones del terreno donde “hay un alto contenido de arcilla expansiva conocida como montmorillonita que forma profundas grietas en las estaciones secas” (Wiki).
Moraleja: a veces Wikipedia rinde mucho más que ponerse un casco de explorador. Felicitaciones Andrea!!!
NOTICIAS
¿Marcas alienígenas en un campo en Malabrigo?
Un campo en Santa Fe tiene marcas que sorprenden
Las marcas en un campo de Malabrigo abren la incógnita sobre «presencia alienígena»
REFERENCIAS
(*) Ares, Félix [1985]: La falacia del residuo. Edita José Ruesga. Cuadernos de Ufología (Sevilla), Nº 13-14 (Diciembre), 46-48. Citado en La Alternativa Racional. No. 27. Invierno 12. Disponible online.
Dossier Círculos de las Cosechas. En Dios!, Fenómenos, 01/02/2003.