Esta semana, el vértigo de la situación política en la región nos empujó al Lado Oscuro. Cometimos el único pecado que no podíamos cometer por segunda vez: en nuestro muro en Facebook publicamos un fake relacionado con la situación en Bolivia (nada de lo que se escriba sobre una crisis donde seres humanos son asesinados casi a diario es para minimizar). Una cierta demora en removerlo, algo así como 24 horas, generó impaciencia: desde las advertencias serenas al bardeo destemplado; desde talibanes mesándose la pelambre al ver a este blog en falta, hasta impiadosas dentelladas.
Pensamos que el pedido de disculpas es insuficiente, así que vamos a tratar de extraer alguna enseñanza provechosa de nuestro propio papelón.
De pronto nos encontramos sumergidos en nuestro propio oxímoron: paradojicamente, este es un blog que pone especial atención a los fakes; los hemos desenmascarado, hicimos parodias, hemos acompañado a parodias ajenas o hemos intentado averiguar más sobre ellas; a veces hemos determinado qué hay detrás de un fake, o de lo que parece un fake, y, cuando el engaño tenía fines satíricos, fuimos respetuosos de los códigos para reivindicar el humor como arma de desmitificación, como herramienta para hacer visible lo que en una primera mirada no se ve.
Pero ayer cometimos un error: posteamos en el muro en Facebook de Factor un tuit atribuido a la opositora de Evo Morales, la ex animadora de TV y senadora Jeanine Añez Chavez.
En ese meme (ya le quitamos la investidura de tuit) se leía: “Sueño con una Bolivia libre de ritos satánico indígenas, la ciudad no es para los indios que se vayan al altiplano o al chaco!!”. Estaba fechado el 14 de abril de 2013. Se parecía a otros. Pero en fin: era un fake.
Quedó claramente determinado al día siguiente de nuestra publicación, cuando sitios especializados como BoliviaVerifica y AFP Factual expusieron los motivos.
La causa de nuestro error fue no chequear de inmediato si el tuit seguía publicado en la red social; esa primera verificación es fundamental porque su ausencia puede significar 1) que nunca existió y es falso o 2) que fue borrado y hay que profundizar la búsqueda.
POR QUÉ METIMOS LA PATA
Los móviles subjetivos detrás de nuestra acción develan el sesgo que originó el error: ese tuit (porque en el momento de ceguera el meme es un tuit) nos produjo un rechazo instantáneo: representaba para nosotros el colmo de la situación boliviana. Esto es: que el ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el ciudadano de descendencia aymara Evo Morales, amablemente invitado a dejar su cargo por el comandante en jefe, el ahora ex general Williams Kaliman, fuese reemplazado por una “presidenta interina” racista. (Por supuesto, no desconocemos que ese momento fue precedido de otros que configuran un escenario mucho más complejo).
Solo quien no conoce este blog puede pensar que obramos de mala fe. La causa del error fue el apresuramiento: si bien no nos ocurre a menudo, ya habíamos pasado por esto. En este caso, creemos que la circunstancia amerita un somero análisis –que no será una justificación.
Ese impulso por complacer a nuestras creencias al tiempo que descartamos otras hipótesis, el llamado sesgo confirmatorio, explica el procedimiento mental: seleccionamos en nuestra memoria retazos de información que confirman nuestros prejuicios y, acto seguido, interpretamos lo que queremos en arreglo a nuestras creencias y/o preferencias ideológicas.
Cuando publicamos aquel posteo estaba en pleno desarrollo el golpe de Estado: Añez estaba recibiendo el mando por parte de la cúpula militar boliviana y ya habíamos hallado al menos un tuit reciente donde Añez llamaba a Morales «pobre indio». Ese tuit estuvo ahí durante el día, pero por la noche ya no estaba (sí estaba, en cambio, en el caché de Web Archive).
Había personal de Añez tomándose el trabajo de borrar sus tuits racistas. Eso era evidente (al menos para mí, testigo del antes y el después). ¿Y si el tuit que recogí, cuando lo vi pasar en otros muros, estaba entre los eliminados? Entonces, lo publiqué sin chequear. Y ese fue el origen de la metedura de pata. Por eso ante la duda siempre es mejor abstenerse, y no publicar.
Por cierto, en el twitter de Añez encontramos tuits similares, el más explícito era uno de ellos satanizando a los aymara. Pero la gracia del falso tuit que se viralizó era la pretensión de “liberar a Bolivia de ritos satánicos indígenas”, una frase que jugaba con su acendrado catolicismo (durante el mandato de Morales el catolicismo dejó de ser una «religión de Estado» y la constitución de 2009 definió al país como un estado laico.)
Mientras todo esto ocurría, un redactor de la agencia AFP mostró que Web Archive mantenía en su caché otros tuits eliminados que confirmaban la conducta discriminatoria de Añez. “Aferrado al poder el pobre indio” (dibujo donde Morales sujeta el sillón durante “sus últimos días”, 9/10/2019), “Originarios? Miren” (foto que marca los jeans y zapatos que usan los indígenas, 6/11/2019) o “Que año nuevo aymara ni lucero del alba!! satànicos, a Dios nadie lo reemplaza!!”, dice el tuit en otra captura viralizada (201/06/2013). Bien, todos estos tuits desaparecieron de la cuenta de la autoproclamada presidenta según comprobó primero Factual.
Para terminar, otros factores que alimentaron mi sesgo personal sobre la figura de Añez: tuits anteriores al golpe de Estado que la llevaron a la «presidencia interina» contribuyen a crear el perfil de una militante indistinguible de los que brotan como hongos en toda América Latina, el típico de los odiadores seriales dedicados a socavar con todos los elementos disponibles (ciertos y falsos) a los llamados “gobiernos populistas de izquierda” (esto es, aquellos con los que, históricamente, tienden a identificarse las clases oprimidas).
Y un último detalle, sobre todo para los visitantes (quiero creer que primerizos) que atacaron al blog con más ferocidad. ¿Por qué nuestro posteo quedó varias horas colgado, pese a la seguidilla de comentarios enardecidos donde nos acusaban, con razón, de estar difundiendo un fake? En un momento creímos haberlo borrado. Pero solo permanecía oculto y por distracción procedimos (tardíamente) a verificarlo. Fin del misterio.
Reiteramos las disculpas, también para quienes –aun sabiendo que no obramos de mala fe– berrearon como damiselas escandalizadas: nunca pretendimos ser mejores que otros. Lo que nos debe diferenciar –nuestro tesoro como comunicadores, en definitiva nuestro único capital– es la honestidad intelectual; la capacidad de reconocer nuestros errores con humildad.
Lo paradójico de todo este asunto es que hoy, en el twitter de Añez Chávez, podemos leer: “Presidente Consititucional de Bolivia”. Y se supone que ESO –la dolorosa realidad actual de Bolivia y la de una parte de América Latina, que parece haber perdido la memoria– no es un fake.
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