No lloremos a Pratchett

DiscworldPor Lucía Manucci *

Hay un mundo pequeño, que tiene forma de disco, que deambula por el espacio, sobre el lomo de cuatro elefantes (los cuales una vez, hace mucho tiempo, fueron cinco), que a su vez van posados sobre el caparazón de una tortuga llamada Gran A´Tuin. En este mundo hay magos y brujas, hay trolls hechos de piedra, dragones que explotan, existe cuanto menos un político honesto y una universidad cuya biblioteca almacena todos los libros del Multiverso, los que son, los que fueron y los que nunca se escribieron.

Son seres y lugares de leyenda, salidos de la mente de un hombre extraordinario que se llamaba Terry Pratchett.

Este señor de sombrero y barba nació en Beaconsfield, Inglaterra, y tuvo, según sus propias palabras, una infancia poco privilegiada para la literatura. “Tuve una niñez desventajada, verás. Había muchos niños con los cuales jugar y mis padres me compraban juguetes para jugar afuera y se rehusaban a maltratarme, así que nunca se me ocurrió buscar el consuelo solitario de un buen libro.”

Terry-PratchettUn día, a sus trece años, descubrió El Señor de los Anillos. Se lo leyó completo en veinticinco horas. A partir de ese momento el mundo de la literatura fantástica fue suyo. Eso lo llevó a escribir The Hades Business y La gente de la alfombra, un relato que años más tarde reescribiría y narra una historia de fantasía cuyo mundo está ubicado, literalmente, a nuestros pies.

Sin embargo, en la bifurcación de los pantalones del destino, el joven Terrence se decantó por el periodismo al elegir una carrera y llegó a ser el jefe de prensa del Central Electricity Generating Board (CEGB), organismo encargado de supervisar, entre otras cosas, las plantas nucleares. Años más tarde Pratchett confesó haber pensado en escribir un libro sobre sus experiencias con la energía nuclear, pero estaba convencido de que nadie lo leería por encontrarlo muy inverosímil. Entre tanto, La gente de la alfombra fue publicada en 1971 (con ilustraciones del propio autor), y dos relatos más de ciencia ficción El lado oscuro del sol (1976) y Strata (1981).

En 1983 empezó todo. Pratchett volvió a su primer amor, la literatura fantástica, con El color de la Magia y la creación de ese mundito, con la forma de “una pizza geológica” donde las leyes de la física ceden su lugar al continuum narrativo, que es en palabras de la propia Muerte “LA LEY QUE RIGE LOS CUENTOS”. Sí, con mayúsculas, porque todos los que hemos leído y amado a Pratchett sabemos bien que la Muerte habla en mayúsculas.

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«No le temas al Segador», se lee en el escudo de armas.

En el Mundodisco se unen los cuentos de hadas en su máxima expresión, la historia universal de nuestro Mundobola, la política, la economía y la gastronomía (no en vano, Tata Ogg, la renombrada bruja sacó un libro de cocina), el teatro y la ciencia, el ateísmo y la devoción. Pero, sobre todo, el pegamento que une a este atajo de personajes y sus convicciones es el humor, el humor más ácido, tierno, puro y descarnado que haya podido conocer.

El color de la Magia tardó tres años en ver su continuación, La luz fantástica, pero desde ese momento, al igual que la bruja Yaya Ceravieja cuando se calza sus antiparras y se sube a su escoba, la saga aceleró y ya no quedo un segundo para pensar en detenerse. También escribió junto al aclamado Neil Gaiman Buenos presagios que es algo así como La Profecía pero con más humor y música de Queen.

Y, aunque resulte poco creíble, su influencia llegó más allá de la literatura en formato Vorbis toma su nombre de uno de los personajes de su obra Dioses Menores.

Con los años, recibió numerosos reconocimientos, incluyendo la Excelentísima Orden del Imperio Británico. En 2009 fue nombrado caballero en reconocimiento a los servicios prestados a la literatura y desde entonces fue Sir Terry Pratchett.

Tristemente, en 2007 se le diagnosticó una rara forma de Alzheimer que ataca prematuramente, motivo por el que decidió participar en un documental sobre la eutanasia. Siempre me pareció una pena que tanta gente que nunca leyó sus libros sólo lo conociera por eso, era como tratar de explicarle a quien duerme durante todas las horas de luz, en medio de la más oscura noche, el Sol que baña los árboles a la media tarde.

TPComo podrán ver, Muerte en persona lo vino a buscar y le dijo “POR FIN, SIR TERRY, DEBEMOS CAMINAR JUNTOS”. “Terry tomó el brazo de la Muerte y lo siguió a través de las puertas, hacia el negro desierto bajo la noche infinita. EL FIN”

Pero este escrito nunca fue para hablar de su dolor o de su enfermedad, eso no fue lo que quise. En este escrito quise hablarles de aquel hombre maravilloso que me unió a gente maravillosa, que me dio risas y lágrimas, que conocí a través de la tinta y el papel y que espero ustedes logren querer, aunque sea en una fracción, con el inmenso cariño que yo lo quiero.

Quiero que conozcan a Yaya Ceravieja, la bruja que es todas las Brujas, que cuando se va a pedir prestado el cuerpo de algún otro ser, siempre deja un cartelito que dice “no estoy muerta todavía”, lema de Pratchett durante mucho tiempo.

Quiero que vean por sí mismos la ternura y compasión de Muerte, quien te pide que no le tengas miedo al Segador. Una Muerte que ama a los gatos, a su nieta y que una vez se enamoró tanto de alguien, que la hizo feliz.

joven terry y neilQuiero que comprendas el ateísmo de Lord Vetinari, que te pide que seas un modelo de moral y ética para cualquier dios que provoque sufrimiento. Y al amor encontrado del Gran dios Om, que aprendió que si quería muchos creyentes debías saber luchar por uno. Y a la enseñanza más grande que dejó Tak, que creó la geoda primigenia de la que surgieron trolls, humanos y enanos; Tak no requiere que pienses en él, sólo te pide que pienses.

La existencia material de una persona puede terminar, pero no su legado. La corona del pastor, el último libro que escribió de Mundodisco, saldrá este año. Dejó además obras de ciencia ficción, mapas, juegos y otras obras que espero descubras si todavía no lo hiciste.

buenos presagiosAbrí un libro, lee un relato online, mira un film y, si su prolífica imaginación te deja sin habla y no sabés por donde empezar, pregúntame. Y así, en lugar de lágrimas, honramos su memoria derramando risas.

Fuentes:
Porque Gandalf nunca se casó. 
The Folklore of Discworld. Terry Pratchett y Jacqueline Simpson. Corgi (2009)
The Wit And Wisdom Of Discworld. Terry Pratchett y Stephen Briggs. Corgi (2009)

presentacion(*) Lucía Manucci estudia Psicología en la Universidad Católica Argentina en Paraná, Entre Ríos. Trabajó en la LT 14 General Urquiza (en Paraná) y es también un raro caso de estudiante de teología volcada al escepticismo. Su primer artículo en Factor fue «¿Quién, o qué cosa, tiene los derechos de Lovecraft?». También escribió un opúsculo (dividido en dos partes) sobre la increíble historia del agujero de Mel (Parte 1 y Parte 2)

El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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