Según el Primer Miccionario de Neortologismos y Barbarismos de Prácticas Religiosas, Científicas y Extrañas, el vocablo «Alucinaje», significa literalmente “Negación del hecho de que el hombre haya pisado la Luna”. “Alunizar” es una flamante y ambiciosa película argentina que aborda un tema universal, como lo es el destino del mayor proyecto científico norteamericano del siglo XX. “Alunizar” es también una película que pretende contar la historia del rodaje de una película que “investiga” las dudas de los directores sobre el alunizaje, o mejor dicho, sobre las imágenes del alunizaje. Desde el título cuestiona una constatación cuya respuesta –para cualquier persona informada sobre el ABC del programa espacial de los EE.UU.– es más que evidente. Los directores del filme se preguntan: “¿Estás seguro de que viste el primer paso?”.
De hecho, ése es el interrogante que preside el afiche promocional que acompañó el estreno del filme en la 15ª edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI). Antes de ver el trailer era exagerado prejuzgar, adelantarse, etiquetar la película. Y era válido preguntarse: ¿Qué es “Alunizar”? ¿Un documental estilo History Channel? ¿Un líbelo pseudocientífico como “Recuerdos del Futuro”? ¿Un falso documental intencional, comparable con “Blair Witch Project”?
Ver el filme fue convertir en juicios los prejuicios que adquirí un año antes de su proyección, cuando los directores me invitaron a participar como entrevistado. Por mail me explicaron que deseaban preguntarme por unos “descubrimientos” que habían hecho e iban a mostrar en “Alunizar”. Así supe que estábamos ante una vuelta de rosca a las teorías de la conspiración clásicas, si se quiere “a la argentina”. Por otro lado, Lucas Larriera y Cecila “Pepa” Astelarra, a la sazón directores de la película, no llevaban el proyecto con mucho coraje, ya que le ocultaron el argumento a otro candidato a ser entrevistado, el ingeniero Pablo de León, presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial (AATE) y director del Laboratorio de Trajes Espaciales de la Universidad de North Dakota (UND), en los EE.UU. Los realizadores le habían pedido a De León, que es proveedor de indumentaria y prototipos de bases para los proyectos de la NASA en la Luna y Marte, una réplica del traje usado en el Apolo XII. Él les iba a prestar la pieza de mil amores. Pero los directores no fueron tan amorosos con él: en vez de revelarle de qué trataba “Alunizar”, le contaron otra película. No bien Pablo –amigo de quien escribe– supo que el film iba a cuestionar la realidad del descenso sobre el Mar de la Tranquilidad quitó su apoyo a “Alunizar” mandándole a uno de los directores un durísimo correo electrónico (Ver el intercambio en el ANEXO, al final de esta nota).
¿PARODIA O PSEUDODOCUMENTAL?
La pregunta con la que empieza “Alunizar” puede partir tanto de una sospecha genuina (a priori indistinguible de una comezón conspirativa) como de la patraña más estúpida que nadie podría haber imaginado jamás. Los directores lo plantean en estos términos: “¿Acaso las imágenes que conocemos de Neil Armstrong, primer hombre en pisar la Luna, corresponden a las de Edwin Aldrin, el astronauta que dio el segundo paso?”. Encontraron inspiración para formular esta pregunta, que no sólo parece tonta sino que lo es, en “For All Mankind” (1989), un documental realizado con imágenes del alunizaje recopiladas en la NASA por el periodista norteamericano Al Reinert y que, en el año de su estreno, tuvo una moderada repercusión. A partir de la “confirmación” de que en su versión el que desciende del LEM es Aldrin, y no Armstrong, siguen las preguntas: ¿Por qué la NASA no querría exhibir la escena del primer paso? ¿Acaso no se filmó? ¿O se filmó algo que la NASA prefiere ocultar? Y así.
“Alunizar” presenta el descenso de Aldrin como si fuera “el primer paso”. Ver entre los segundos 17 y 25 del trailer.
“For All Mankind” es central para entender lo que no parece tener pies ni cabeza, esto es, la tesis que defienden los directores de “Alunizar”. ¿Por qué? Porque de aquella película Larriera-Astelarra toman la escena del “primer paso”. Aquí no hay misterio: Reinert usó la imagen de Aldrin y le añadió el audio de Armstrong. Es decir, si en esta historia hay un “manipulador”, ese fue Reinert. Claro que su intención no parece haber sido crear algún complot alunado, al menos no en forma voluntaria. Reinert quizá nunca imaginó que su desprolija edición iba a desatar los ratones conspiranoicos de dos estudiantes de la Universidad del Cine de San Telmo.
Los directores de “Alunizar” no pueden invocar ignorancia respecto de las “licencias” que Reinert se tomó para con la realidad: él rescató centenares de cintas inéditas de las seis misiones lunares exitosas del Proyecto Apolo y las usó para realizar un montaje, más artístico que documental, musicalizado por Brian Eno. Y ya, él no quiso redescubrir la Luna. Sus críticos lo dicen sin vueltas: el montaje de Reinert fue un cachivache.
¿Cuál podría ser el origen de esta extraña alteración? ¿Por qué en “For All Mankind”, la famosa frase “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”, aparece mientras vemos a Buzz Aldrin –y no a Armstrong– descendiendo del Módulo de Exploración Lunar Águila? ¿Fue la metedura de pata de un editor? ¿Se “traspapeló” el audio de una escena a la otra y a nadie le importó? No sabemos si fue desidia, torpeza o qué, quizá la escena de Aldrin estaba mejor iluminada que la de Armstrong. Quizá a Reinert, otra vez, le interesó más la estética que la verdad.
Escena de “For All Mankind” donde Reinert pone el audio de Armstrong en el video de Aldrin, en el minuto 5.31. (Gracias Luis Alfonso Gámez por el link!)
Para los directores de “Alunizar” el film de Reinert esconde las claves de un misterio que sólo ellos son capaces de descifrar. Tan inquebrantable es su convicción que confiesan haber desestimado deliberadamente otras fuentes, considerando que esa película les bastaba para reinterpretar el evento. ¿Acaso no se les ocurrió cruzar esas escenas con las imágenes online que ofrece gratuitamente la NASA? ¡Noooo! ¿Para qué? Algo semejante exigiría investigar. Visualizar filmaciones, comparar, confrontar sus conjeturas con el testimonio de astronautas o ingenieros de la época. A Lucas y a Pepa les alcanzó el material recuperado por Reinert (quien a su vez las obtuvo de la malévola NASA, claro). Por cierto, al veterano cronista tampoco lo encontraron. Ante la imposibilidad de dar con él, dramatizaron con actores las circunstancias que vivió mientras trabajó en el Johnson Space Center de Houston, Texas, donde aseguró haber revisado seis mil horas de filmes del Proyecto Apolo que, dijo, la NASA le facilitó sin chistar.
Ahora bien, ¿Larriera-Astelarra ignoraban las críticas a Reinert por la edición? No, pues hacia el comienzo de “Alunizar” rescatan un párrafo de Wikipedia –que hacia el final del filme olvidarán–:
“… algunas imágenes están fuera de contexto: las de la etapa de separación del cohete son grabaciones de pruebas en misiones anteriores, las imágenes de un disparo que se usa para representar la inyección trans-lunar es en realidad el reingreso de la misión Géminis y algunas imágenes de una caminata espacial son de una misión Géminis anterior, no de la Apolo…”
Pese a estas clarísimas señales de alarma, “For All Mankind” fue para Larriera-Astelarra el canon, la matriz “más fidedigna” a partir de la cual reconstruyeron lo que pudo ocurrir –en la Luna o en otra parte, como alguna región desértica próxima a Hollywood– aquel 21 de Julio de 1969.
¿HIPÓTESIS PROSAICA O CONSPIRANOICA?
Quizás porque los directores advirtieron que filmar una película argentina vampirizando otra norteamericana constituía un desafío poco meritorio, la primera parte de “Alunizar” explora cómo la sociedad argentina de la época fue alcanzada por el acontecimiento. En ese tren, afirman que la transmisión, en nuestro país, “no fue en vivo”. Llegado el caso, había una respuesta prosaica: la demora en completar la instalación de la estación terrena Balcarce. U otras. Por ejemplo, que la Argentina recibiera en directo las imágenes del alunizaje no estaba entre las prioridades del gobierno militar de Juan Carlos Onganía. Más allá de cuál resulte ser la verdad, el interrogante, o el temor de algunos entrevistados a que les traicione la memoria, aporta a la película cierta dosis de misterio. También riega el enigma una frase del documentalista e investigador de la cultura audiovisual, Miguel Rodríguez Arias: “No sería creíble realizar una transmisión tan riesgosa en vivo”. Una afirmación que contradice el monitoreo marítimo de la Unión Soviética, que confirmó la recepción en tiempo real de las señales del alunizaje del Águila desde barcos estacionados en la costa de Australia.
Las señales del Módulo de Exploración Lunar no sólo fueron recibidas por las antenas de los soviéticos desde sus laboratorios flotantes en la costa de Australia. Sin contar a la Estación de seguimiento de Honeysuckle Creek (que trabajaba para la NASA), el Radiotelescopio Parkes del CSIRO (la agencia nacional de ciencia de Australia), localizado en Nueva Gales del Sur, también recibió la transmisión televisiva de la caminata lunar. Es decir, difícil que científicos soviéticos, australianos y norteamericanos estuvieran entongados. ¿Quién sería el beneficiario?
Amstrong desciende por la escalerilla. Así lo vio la tevé. (descargar video original)
Gary Neff, un piloto que trabajó con la NASA en la digitalización de archivos del alunizaje, hizo un buen montaje entre el descenso capturado desde las dos cámaras, la interna y la externa (tal como era vista desde el centro de Houston).
Pero claro, si el alunizaje no sucedió tal como nos lo contaron, Propaganda del Kremlin se hubiese hecho una panzada con el deschave mundial del fiasco. Más cuando, en plena Guerra Fría, el éxito de la misión Apolo constituía una humillación tras haber primereado a los EE.UU. por colocar un satélite en órbita alrededor de la Tierra (Sputnik), enviar al primer ser vivo al espacio (Laika), al primer hombre (Yuri Gagarin), a la primera mujer (Valentina Tereshkova) y haber realizado la primera salida fuera de la nave, entre otras históricas odiseas espaciales. Si el desembarco yanqui en la Luna no hubiera sido claro, la URSS hubiese denunciado el fraude ante la menor sospecha.
De regreso a “Alunizar”, hubo entrevistados que analizaron el acontecimiento como espectáculo televisivo. Mirta Varela, doctora en Letras por la UBA y Magister en Sociología de la Cultura, dirá que del hecho le importa poco “la realidad”, ya que su afán es ver el impacto de la transmisión en las percepciones, las actitudes y las creencias de las personas, en su caso de los argentinos.
Casi se podría decir que cuando entra en escena Mirta Varela comienza otra película, más atractiva desde el punto de vista histórico y documental. La cámara acompaña la investigación de Varela, a quien vemos fatigar el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Nacional y los videos almacenados en Di Chiara Films, entre otros desvanes de Buenos Aires, o enfoca una charla con testigos de la época, como a la conductora de Telenoche (Canal 13), Mónica Cahen D’Anvers, en la búsqueda de las claves sociales de las imágenes que recibió la Argentina del alunizaje.
Varela dedicó el último capítulo de su libro, “La televisión criolla. Desde sus inicios hasta la llegada del hombre a la Luna (1951-1969)” (Edhasa, 2005), al impacto que tuvo en el público la noticia del descenso de la Apolo 11. “Todo parece guionado”, dirá en “Alunizar”. La ambigüedad de la frase (que implica una actuación o el armado de una escenografía) es aprovechada con efectismo. Pero la intención de Varela es metafórica, ya que la autora divide a la tevé argentina de fines de los ’60 en dos campos; uno, el de los eventos inesperados; otro, el de las profecías autorrealizadas. El Cordobazo, el levantamiento popular que socavó la dictadura de Onganía dos meses antes del alunizaje, fue sorpresivo, próximo e instantáneo; el primer paso de Armstrong, en cambio, fue programado con absoluta precisión. Era la primera vez, sostiene la autora, que “nos reuníamos todos a la vez frente a un televisor para ser testigos de un hecho”. Fue, sostiene, el primer gran ritual familiar de la era espacial.
Esta tesitura no parece haber vacunado a Varela contra la obsesión de los directores. No pudo, por ejemplo, disimular su perplejidad cuando le lanzaron la pregunta-hipótesis “¿y si lo que se vio no ocurrió?”. La historiadora no parece con ganas de polemizar sobre la realidad del alunizaje; más bien vacila y reacciona como ante una emboscada. “Lo que me interesa”, dice, “son las creencias de los espectadores, y no si el hombre llegó realmente a la Luna”.
Según Varela, la NASA era consciente del destino de aquella misión, que será convertirse en el show televisivo con mayor audiencia de todos los tiempos. Las imágenes transmitidas del Cordobazo, en cambio, eran imprevisibles. La Policía Montada retrocediendo ante los cascotazos de las muchedumbres eran escenas que salían al aire casi sin editar. Esta televisación está cifrada por la urgencia y la espontaneidad. “En el noticiero, explica Varela, a veces se filtraba la realidad”. La emisión de esas escenas casi al minuto probaron cómo la rebelión popular invadía los hogares a través del televisor superando las previsiones del Estado, por entonces controlado por una dictadura militar.
El rescate de este material merece ser destacado: no sobran oportunidades para atraer al público joven a la historia social de los argentinos. Sin embargo, aquellas imágenes tienen poco que ver con la tesis del filme, ya que a la hipótesis de que la NASA manipulara las filmaciones del Apolo 11 “en beneficio del ocultamiento y el complot” le caben las generales de la ley: es más fácil viajar a la Luna que pergeñar semejante show y producir imágenes de una hazaña apócrifa; es más fácil alunizar y traer piedras lunares reales que adulterarlas; es más fácil alunizar de verdad que silenciar a 435 mil supuestos cómplices, el personal de la NASA afectado al programa espacial; es más fácil ir hasta allá que engañar al mundo, sobre todo a su contraparte soviética, y seguir contando, casi 50 años después, el mismo “cuento”.
EL DESTELLO “MISTERIOSO”
Al final, “Alunizar” descarga artillería ligera en pos de fundamentar su hipótesis conspirativa: Larriera-Astelarra creen descubrir una forma luminosa no identificada “algo humanoide”, en los fotogramas donde Buzz Aldrin baja por la escalerilla. Dejan caer el detalle casi dando por sentado que es una anomalía real, aunque no realizan ningún esfuerzo por determinar el posible origen del reflejo. Entonces, los documentalistas salen a buscar astrónomos, periodistas y hasta patafísicos para exponerlos a una pregunta –exponerlos a una pregunta, digo, ya que el plan no parece ser buscar ninguna respuesta– para dar una refrescada a su hipótesis de la conspiración lunar: si Aldrin desciende del LEM ¿por qué la NASA habría querido ocultar la escena de Armstrong? ¿Acaso en la Luna había “alguien más”, siendo el resplandor un comité de recepción selenita o cualquier otra cosa de interés ufológico?
El destello es un reflejo luminoso ambigüo, y el misterio sobre el “falso descenso de Armstrong”, un grosero error basado en el exceso de confianza en la película de Al Reinert, quien ya había colado el audio de Armstrong en las imágenes de Aldrin como si él hubiera sido el primer hombre que caminó sobre la Luna.
Daniel Carpintero, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP, descartó la luz sospechosa como un reflejo del Sol. “Alunizar”, en pos de un equilibrio que demora toda la película en aparecer, recoge sus declaraciones. Pero en unos minutos volverán a referirse a las «anomalías» del alunizaje (imposible prescindir del clásico touch de morbo conspiranoico) y desbarrancan en lo que podría ser una nota de comedia cuando presentan –de un modo cuasi humorístico– la hipótesis de que el reflejo hasta podría pertenecer a un «ser humanoide».
Llegados a este punto, ¿por qué descartar que los directores tuvieron una “agenda secreta” y concibieron a su película con un inconfesable “plan bizarro”? No lo podemos descartar ni afirmar, no estamos en la cabeza de Lucas y Pepa. Pero si quisieron construir un relato fantástico dejaron muchos cabos sueltos (ejemplo: la filmación de Armstrong cuando da el primer paso es un documento de conocimiento público), para no mencionar que carece de toda ética y responsabilidad invitar a tu “documental” a personas engañadas, o por lo menos desinformadas de que iban a formar parte de una parodia.
El problema es cuando el desastre parece demasiado obvio para no darte cuenta de que lo estás cometiendo.
Cuando los directores de “Alunizar” me propusieron opinar en la película escribieron:
“Lo que descubrimos con este documental es que la llegada del hombre a la luna no fue en vivo y en directo como dice ser. Básicamente el descubrimiento es que lo que se conoce como el primer paso es en realidad el primer paso de Buzz Aldrin, el segundo astronauta en descender de la nave. La cámara que registró todo el descenso está en la pata de la nave, por lo tanto el primer paso está registrado. Lo que se deduce de esto es que existe el primer paso pero nunca nadie lo vio.
Entonces, lo que te estaríamos preguntando es: ¿Qué se te ocurre que podría tener el primer paso como para que no se haya mostrado al público? La idea de la entrevista es esa: pensar contigo distintas posibilidades de primeros pasos y, en consecuencia, distintos motivos por los cuales no fue transmitida cada hipótesis.”
Era como si los directores hubiesen tenido un guión para mí. Naturalmente, rechacé la propuesta. Los realizadores de “Alunizar” salieron a rodar con una escaleta prefijada de la cual nada –ni un sorpresivo encuentro con hipótesis que fueran en sentido contrario– los iba a apartar: estaban seguros de algo y durante la producción se lanzaron a reclutar interesados en convalidar una “teoría” personal basada en un recorte (también muy personal) del asunto. .
Pero las leyendas o los rumores conspirativos no califican como “teorías”. Este tipo de pensamiento proviene de una sobredosis de razonamientos injustificados que buscan hallar conexiones, un ligamento u orden oculto; en suma: aquellos que, por las razones que fueren, están dispuestos a adquirir conspiraciones paranoicas postulan conjeturas que pecan por exceso de suspicacia y, a la vez, muchas veces tienden a lanzar suposiciones –verosímiles para propios y extraños– porque carecen de la información suficiente. Esto puede suceder con una investigación sesgada o defectuosa. Pero aquí no hay investigación sino lisa y llana tergiversación de datos fácilmente corroborables.
Filmación original del descenso de Armstrong junto a la versión restaurada en 2009.
Los enlaces que da la NASA (obtenidas por el radiotelescopio australiano Parkes del CSIRO) muestran a Armstrong descendiendo de la escalerilla en dos planos, uno cenital y otro externo. Yo les proporcioné los vínculos para que comprobaran por sí mismos que partían de una premisa falsa. Tal como se advierte en la película, ignoraron esta información. ¿Por qué? De León opina sobre este punto sin abrigar la menor duda: “no leen, no estudian, no investigan, pero para pensar giladas siempre hay tiempo”.
El absurdo es tan enfático que cabe preguntarse si Astelarra-Larriera no se burlaron de todos: de los entrevistados, que participaron convencidos de que el plan iba a ser filmar un documental serio, del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que subsidió el proyecto con dinero de nuestros impuestos, y del espectador, que cerca del final de película sigue preguntándose cómo le pueden llamar “teoría” a semejante despropósito.
LA HIPÓTESIS DE LA «BROMA CONVINCENTE»
Sobre el final, “Alunizar”, reivindica una conveniente ambigüedad. Cuando recurre a una suerte de broma con final abierto, pasan un video del “verdadero primer paso de Armstrong”. Es una filmación de procedencia misteriosa que, aseguran, recibieron a último minuto de Canadá. Pero la imagen muestra la escena que fueron capaces de lograr en su simulacro.
No seremos totalmente negativos: los responsables de la factura técnica –la imagen, el sonido, iluminación, el ritmo de la edición y efectos especiales– hicieron un gran trabajo; pero, claramente, el trabajo que realizaron es digno de mejores causas. Ahora, si la sentido de la película fue sembrar surrealismo, equívocos y confusión, el logro es completo. Sin embargo, si lo que hubiesen querido hacer era una broma convincente no hubiesen debido dejar duda alguna sobre ese propósito (por ejemplo, explicitándolo al final de la película). Si “Alunizar” hubiese concluido con este video, me hubiesen ahorrado este antipático comentario. Miren qué buen final se perdieron:
Hubiese aplaudido de pie. Y todos tan contentos.
ANEXO
Primera carta recibida por Alejandro Agostinelli de Proyecto Apollo
Asunto: ALUNIZAR
Fecha: 31 de Marzo 2012
Somos Lucas y Pepa, directores de Alunizar. Nos interesaba contactarnos antes con vos para darte una idea acerca del documental y de tu participación en él.
Te contamos un poco:
Lo que descubrimos con este documental es que la llegada del hombre a la luna no fue en vivo y en directo como dice ser. Básicamente el descubrimiento es que lo que se conoce como el primer paso es en realidad el primer paso de Buzz Aldrin, el segundo astronauta en descender de la nave. La cámara que registró todo el descenso está en la pata de la nave, por lo tanto el primer paso está registrado. Lo que se deduce de esto es que existe el primer paso pero nunca nadie lo vio.
Entonces, lo que te estaríamos preguntando es: ¿Qué se te ocurre que podría tener el primer paso como para que no se haya mostrado al público? La idea de la entrevista es esa: pensar contigo distintas posibilidades de primeros pasos y, en consecuencia, distintos motivos por los cuales no fue transmitida cada hipótesis.
Espero que se haya entendido, cualquier duda decinos y charlamos. Igual ese día también nos podemos tomar un rato antes de la entrevista por si queda algo por responder.
Estamos hablando, un saludo,
Lucas
El 1º de Abril reenvié este mail al Ing. Pablo de León con un solo comentario: “Comparto con vos un… ¿dislate? ¿broma de los inocentes? No sé qué pensar…”
Pablo respondió ese mismo día:
Estimadísimo Alejandro,
Te cuento que estoy recién llegado del Sur, estoy en Buenos Aires desde la semana pasada.
El mail que me enviaste es como un baldazo de agua fría. Te cuento, el año pasado unos chicos de la Universidad del Cine de San Telmo se contactaron conmigo a ver si los podia ayudar con una película que iban a hacer, se trataba de un chico que soñaba con el viaje a la Luna y quería recrearlo en su mente. Para eso iban a filmar parte del alunizaje y necesitaban asesoramiento para hacer la pata del LEM, y un traje lunar, etc.
Yo les dije que con mucho gusto los iba a ayudar como pudiera, incluso les dije que tenía una réplica del traje Apolo en Argentina, que si arreglaban para filmar esa parte cuando yo estuviera en Buenos Aires con gusto se los prestaba sin ningún problema.
O sea, me lo vendieron como que era una película inocente de un pibe que soñaba con los vuelos Apolo, bla, bla. Sin duda, sabiendo como yo pienso y lo que hago, no me la contaron completa, según ahora me entero por vos, y su idea era filmar otra gilada de «fraude lunar». El email que vos me reenviaste es del mismo Lucas, proyectoapollo@gmail.com. O sea, para resumir, me hicieron el cuento del tío !!! Te envío por separado algunos de los mails que cruzamos.
Por el mail que me reenviaste, estos chicos tienen toda la información mal (que es pública y está en todos lados, pero esta gente no se toma el trabajo de leer).
La posición de las cámaras de 16mm color y la de video blanco y negro, montadas en las patas y parte superior del LEM, son bien conocidas y sus films también. Nadie duda de que las transmsiones de tv fueron en tiempo real, los rusos especialmente decodificaron el video desde barcos de seguimiento cerca de la costa australiana, a dónde el Apolo 11 apuntaba en ese momento. Solo gente desinformada puede discutir eso. O sea ¿para qué perder el tiempo con eso? Se pueden ver documentos como “Live from te Moon”. Pero eso no lo leen, no estudian, no investigan, pero para pensar giladas siempre hay tiempo.
Ahora, salvo esto, me da bronca que me hayan hecho el cuento. No me imaginé que iban a hacer nada diferente a lo que me habían dicho, pero imaginate: con tu «warning», sin querer, no puedo ayudarlos ni pasarles más info, ya que va a ser otra estupidez sin asidero tipo Apolo 18, pero a la Argentina.
Pablo.
Fecha: 1 de abril de 2012
Alejandro Agostinelli escribió:
Hola Lucas, hola Pepa! Sinceramente creí que el enfoque iba a ser distinto, algo más parecido a «¿Fuimos a la Luna?» , ver abajo (*).
El problema que tienen con el enfoque que eligieron es que ese punto no es materia de opinión. La NASA tiene todo documentado. Están las fotos: http://history.nasa.gov/alsj/a11/images11.html
Los videos http://history.nasa.gov/alsj/a11/video11.html y las transcripciones con sus respectivos audios: http://history.nasa.gov/alsj/a11/a11.step.html
Tienen para entretenerse, porque también están las comunicaciones de cuando Amstrong dio el primer paso. Toda la misión fue detallada en horas, minutos y segundos desde el despegue. Estamos en contacto, saludos
La respuesta de Lucas Larriera fue inmediata:
Hola Ale. Entiendo lo que decís.
El punto que quizás no quedó claro es que nosotros no nos basamos en documentos de la NASA divulgados hoy en día. Nos basamos específicamente en el material de archivo de la transmisión de 20 de Julio del ’69. Es decir, viendo lo que salió en televisión aquélla noche, supuestamente en vivo y en directo, es para nosotros la prueba irrefutable del hecho. Al tener la transmisión con la bajada del segundo astronauta (Buzz Aldrin) y no el primero (Armstrong), necesariamente nos llevó a pensar que hubo un montaje en el cual la frase de Neil Armstrong que vos nombras fue «puesta» o editada sobre la imagen del segundo astronauta en descender.
En ese sentido, el problema de los documentos que da hoy en día la NASA es justamente que los da la NASA. Nosotros nos anclamos en el hecho de que esto fue un acontecimiento televisivo, y al serlo uno sólo puede confiar en lo que se vio por televisión. O dicho de otra manera, quizás no confiar, pero son los únicos documentos válidos para analizar. Lo que vio la gente es la transmisión, los documentos de la NASA fueron dados a conocer años más tarde.
De ahí nuestra diferencia con las teorías conspirativas clásicas como la que nos enviaste.
Nuestro descubrimiento se basa principalmente en la imagen y no se concentra en si fueron o no a la luna como las demás teorías. Nosotros sabemos que lo que se transmitió no fue en vivo y en directo y por eso ahora nos preguntamos, ¿por qué habrá sido? Puede que haya sido que llegaron y hubo algo en esa imagen del primer paso que no quisieron pasar o por el contrario, puede que no hayan llegado y lo hayan hecho en un set. De alguna manera, nuestra teoría viene antes de las teorías convencionales y de alguna manera les da un sustento por el cual pueden ser posibles. Lo que nosotros planteamos es que en la transmisión del 69 en Argentina se vio a Buzz Aldrin descender con el audio del primer paso.
Espero que te interese la propuesta.
Un abrazo
El 3 de abril de 2012, Agostinelli le escribe a Lucas Larriera:
Mirá Lucas, lo veo todo medio raro, por un lado me interesa saber más, pero por el otro no termino de entender para qué me necesitás… Si estás muuuuy interesado en que participe de esta historia y “me querés convencer” llamame al 15 5 14….. No te quiero hacer perder tiempo, que a mí también me escasea. Salute
PD: Para seguir pensando en mi participación o no, ¿me pueden mandar la resolución de la declaración de interés del INCAA? Supe que mi amigo Pablo de León, les va a prestar uno de sus trajes, ¿le contaron a él la hipótesis que explora el documental?
Saludos
El 6 de Abril Lucas y Pepa contestaron:
Alejandro,
Te estuve llamando últimamente y no logramos comunicarnos.
En principio mi idea era decirte que entendemos si no te convence tu participación en el film, que no hay drama con eso. La idea justamente no sería convencerte de nada sino que a nuestro entender las participaciones en un documental se hacen por propia voluntad y por un interés genuino en el vínculo que se pueda llegar a establecer entre la relación entre las tres partes involucradas en la imagen final, en este caso vos, nosotros y la cámara.
En ese sentido es que entendemos que si te genera desconfianza la participación no tenemos problema en no hacerla dado que, como te dije, ante todo se basa en un acto de fe (tanto tuyo como nuestro).
Te mando un gran abrazo, y si no es por este, será por otro proyecto en donde tendremos oportunidad de cruzarnos.
Saludos
Lucas y Pepa
El 7 de Abril les escribí nuevamente:
Lucas, estuve muy ocupado y las veces que llamaste no estuve a tiro del teléfono.
Cuando te pregunté si le contaste a Pablo de León la hipótesis que explora el documental fue porque cuando él me habló de la película de ustedes, me habló de una película totalmente distinta.
Eso fue lo que me terminó por desorientar, y por qué no, a preocupar.
En la semana trato de llamarte yo así dejamos las cosas aclaradas, ya que no me respondiste lo que te preguntaba y el tema me interesa más allá de mi participación o no en el proyecto.
Saludos
Alejandro Agostinelli
ESTE MAIL NO FUE CONTESTADO
El mismo día, el Ing. Pablo de León les envió este último mail.
Como te imaginarás, después de los mensajes que cruzaste con mi amigo Alejandro Agostinelli, me enteré que, a diferencia de lo que me habías comentado vía email y vía Skype, sí se trata de teorías conspirativas en referencia al proyecto Apolo.
No necesito decírtelo, porque me imagino que lo debés saber, pero no hay nadie en la comunidad científica internacional que le dé ningún viso de realidad a que no se fue a la Luna, o que se filmó todo en un estudio, o que las grabaciones o transmisiones lunares no son auténticas, o que Aldrin descendió primero, o cualquier otra estupidez que gente inescrupulosa, con más interés en el dinero que en la verdad, durante los últimos años ha tratado de transmitir a través de libros, películas, supuestos documentales, etc.
No es un tema serio ni un tema que a mi juicio merezca discusión. Los alunizajes han sido probados, tanto en su momento, como posteriormente, y no por la NASA, sino por en su momento la Unión Soviética y sondas de otros países que lo comprobaron, entre otros tantos cientos de comprobaciones independientes, información que se encuentra publicada y a disposición de quien quiera leerla.
De manera que lo que me molesta es que me hayas contactado para esto, y que me ocultaras la realidad de lo que querías hacer, haciéndome perder un tiempo del que no dispongo, para ayudarlos a montar otra patraña como las tantas que andan rondando por ahí.
Por suerte, y por pura casualidad, me consultó Alejandro y me pude enterar de lo que querían hacer. De lo contrario les habría prestado el traje, ustedes hubieran hecho lo que quieren hacer con mi traje, y yo sin saberlo hubiera terminado colaborando en un proyecto que es totalmente en contra de lo que yo sé y defiendo, con lo cual hubiéramos terminado sin ninguna duda en Tribunales.
No tengo más para decirte, lamento haber sido engañado y haber creído en lo que me dijiste sin pedirte que me mostraras o aseguraras nada.
Que tengas suerte.
Pablo de León.
ESTE MAIL TAMPOCO FUE CONTESTADO (**)
(*) ¿Fuimos a la Luna? Ciclo Escépticos, Producido por ETB 2 y K 2000. Creado, escrito y dirigido por Jose A. Pérez. Presentado por Luis Alfonso Gámez.
Agradezco a Max Seifert por su ayuda en la búsqueda de fuentes.
Otros artículos del autor dedicados a los escépticos del alunizaje:
El fraude lunar y el ambigüo arte de tergiversar
Alunados, lunáticos, alunizados y alucinados: últimas imágenes del complot lunar
El alunizaje nunca existió, según Baudrillard
“¿Cómo fue no ser el primer astronauta en la Luna, Buzz?”
(**) Nota del 12 de Junio de 2013. Según la Producción de Alunizar, este mail sí fue contestado y lo adjuntan a la extensa réplica que publicamos en este mismo blog.