Hace tres años lo entrevisté en Magia crítica a propósito del caso de las hamacas embrujadas, un tema que, cada tanto, está condenado a volver. Pero de Ladislao Enrique Márquez, fundamental animador de lo que fue el Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP), era necesario hablar de otros temas. Eso hizo el gran periodista y amigo Diego Zúñiga para la revista chilena La Nave de los Locos cuando dio a los «nuevos escépticos» el consejo con que titulamos este post.
La entrevista tuvo lugar hace justo diez años, poco después de la desaparición del CAIRP y justo antes del bochornoso nacimiento de la ASALUP, con su fundador plagiario y su patética corte de adulones.
Republico aquel diálogo con el permiso de Zúñiga, a quien felicito por los reflejos que tuvo en su día al hacer esta necesaria entrevista, hasta hoy confinada al selecto número de lectores de la exquisita publicación trasandina.
A Márquez lo teníamos en carpeta hace rato. Pero el repentino -aunque no sorpresivo- cierre del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP) nos motivó a acelerar el proceso. Como uno de los más preclaros desmitificadores de Argentina, los juicios de Márquez sobre la actual situación de la paraciencia en ese país son dignos de ser escuchados con atención.
Fue uno de sus fundadores, caras más visibles y presidente de ese CAIRP que tuvo por las cuerdas a los mentirosos en la segunda mitad de la década pasada. Tiene estudios en psicología y es ilusionista. Con sus trucos ha desenmascarado vivales en la TV transandina imitando procedimientos de, por ejemplo, “operaciones psíquicas”. Junto a Alejandro Borgo, otro de los miembros del desaparecido CAIRP, escribió el libro “Puede fallar”, donde se recopila exhaustivamente la ingente colección de profecías erradas que han realizado tantos y tantos charlatanes del otro lado de la cordillera.
Márquez había dejado de lado su actividad en el CAIRP, aunque sin desligarse del todo. Para saber algo más de los motivos por los cuales se cerró este Centro, y de sus actuales actividades como escéptico, los invitamos a conocer sus opiniones sobre variados temas ligados a la paraciencias.
¿Qué hace hoy Enrique Márquez? ¿Sigue adelante con su lucha o definitivamente colgó los botines y se dedica a mirar, desde lejos, el desarrollo de la pseudociencia?
En este asunto nunca se cuelgan los botines, especialmente cuando uno tiene hijos pequeños y sabe que se enfrentarán a un sinfín de disparates y engaños.
Los objetivos del CAIRP, en cuanto a tolerancia y fiscalización, ¿se vieron cumplidos con el paso del tiempo?
No sólo se cumplieron, sino que también fueron superadas nuestras expectativas. El CAIRP nunca se planteó ni se plantó en términos de tolerancia y/o fiscalización. Nuestro interés primordial era mostrar la “otra cara de la moneda” y que cada uno sacara sus propias conclusiones. No puede haber libertad de elección con falta de información.
¿Por qué el CAIRP, a pesar de la repercusión mediática que tuvo en sus mejores momentos, dejó de lado la lucha por la razón, cediendo terreno a la charlatanería? Incluso dejaron de editar El Ojo Escéptico…
El verdadero CAIRP dejó de existir cuando Agostinelli, Borgo y yo nos alejamos del consejo directivo; lo mismo sucedió con EOE. Ya por ese entonces propuse dar cierre formal a la institución, pero algunos nostálgicos deseaban continuar y así lo hicieron. Quedó latiendo una Fundación CAIRP virtual que no pudo cumplir con los objetivos originales y quedó condenada al fracaso. La inoperancia del CAIRP virtual, no impidió que los “tres mosqueteros” siguieran espadeando en los medios y, por supuesto, siempre lo seguirán haciendo. El “cierre oficial”, sin embargo, se decretó por el incumplimiento de los objetivos originales. Pero también quedó en claro que no bajaremos los brazos ante el desatino pseudocientífico. Con o sin CAIRP, la historia continúa.
¿Crees que ha surtido efecto esta suerte de vigilancia que ejercieron entre los charlatanes y mercaderes de la pseudociencia?
Sí, y este efecto no sólo fue inmediato sino que perduró hasta nuestros días. Antes del CAIRP no existía en los medios “la otra campana” y, menos aún, alguna veta crítica por parte del periodismo. Hoy ya no es lo mismo, o bien recurren a nosotros para contraponer opiniones, o el propio periodismo levanta sus sospechas sobre algún presunto suceso paranormal.
¿»Puede fallar» tuvo alguna repercusión o, como todo libro escéptico, sólo circuló en el cerrado ámbito crítico?
Nunca pudimos medir su repercusión más allá del mes de su aparición. Igualmente no teníamos previsto que fuera un best seller, y -obviamente- nuestra predicción no falló.
¿Existe un terreno lo suficientemente fértil como para que germine la racionalidad a nivel masivo? Convengamos en que los pensamientos “mágico-irracionales” inciden en todo ámbito de la vida: política, economía, relaciones interpersonales, etc.
No, en absoluto. Sería ingenuo, y hasta te diría irracional, pensar que el pensamiento mágico será erradicado o que surja un terreno apto para masificar el sentido común y la racionalidad. Actualmente, y a través de la investigación científica, se está intentando un acercamiento a la comprensión del pensamiento mágico-religioso. Seguramente, y en un futuro no muy lejano, tengamos datos concretos acerca del pensamiento mágico y su relación con el funcionamiento del cerebro y los genes.
Pese a los desenmascaramientos que sacaron a la luz pública, muchos de esos “chantas” siguen trabajando con buena clientela. ¿Falta difusión, la gente sigue necesitando guías espirituales o qué?
El charlatán y/o estafador tiene un axioma: “Todos los días nace un nuevo estúpido”. Y, por el lado escéptico, Mario Bunge nos pronostica: “La basura siempre se recicla”. Como pueden observar, ambas frases son ciertas, no en vano seguimos hablando desde hace siglos de lo mismo (posesión demoníaca, espiritismo, poderes extrasensoriales, etc.). No conozco un caso en el mundo en el que, más allá del descrédito en que pudo caer un charlatán, eso le haya impedido seguir ejerciendo su “profesión” (Alex Orbito, Sai Baba, Uri Geller, etc.). La limitada difusión de aspectos críticos y el pensamiento mágico imperante también hacen lo suyo. Por eso motivo, siempre hay que seguir regando la semilla.
¿Es la nuestra una lucha perdida de antemano, que damos sólo para salvar el honor, o crees que aún hay alguna esperanza de dar un golpe que disminuya la presencia pseudocientífica en la vida diaria?
Yo no hablo de lucha perdida puesto que tengo muy claro a lo que me enfrento: algo imposible de erradicar. Me divierte mucho lo que hago, y más aún cuando los pseudocientíficos y estafadores se enojan con mis cuestionamientos. Siempre les recomiendo lo mismo a los que se inician en el escepticismo activo: no se fanaticen y tomen esto como un simple divertimento.
Circula por ahí una foto tuya junto a James “Amazing” Randi. ¿Qué papel ha jugado él en la denuncia de los -parafraseando su libro – “Fraudes paranormales”?
Esa foto es de hace unos años cuando James Randi vino a Buenos Aires invitado como conferencista para una Convención Mágica. En dicha oportunidad, se aprovechó para organizarle una charla sobre fraudes paranormales. Considero que Randi y Martin Gardner son pioneros y emblemáticos en el mundo del escepticismo activo. Siempre fueron mis autores preferidos por dos razones: son ilusionistas como yo y sus mejores dardos han hecho centro en cuestiones parapsicológicas que hacía tiempo yo investigaba. Sin duda han hecho su aporte a mi escepticismo, pero no son los únicos. Por dar tan sólo un ejemplo, el caso de otro ilusionista como Premanand (India), me han hecho valorar la importancia del rol que podemos cumplir los magos en este terreno.
¿Qué esperas hoy de las paraciencias? ¿Un trabajo metodológico que las acerque a la ciencia o un rápido distanciamiento del pensamiento racional para sumergirse en los vaivenes comerciales que tanto dinero llevan a las arcas de quienes se aprovechan de los incautos?
De las paraciencias sólo se puede esperar la segunda opción. En cuanto a la primera, será una tarea de la ciencia -que no deberá soslayar- para separar la paja del trigo.
Por Diego Zúñiga. Publicado originalmente en La Nave de los Locos No. 12, noviembre de 2001, bajo el título:“El charlatán tiene un axioma: ‘Todos los días nace un nuevo estúpido’”.
DOCUMENTOS PARA DESCARGAR
¿Regresó Houdini después de la muerte? Por Enrique Márquez. En El escéptico, verano 2001
Harry Houdini. Un capítulo de su lucha contra el fraude. Por Enrique Márquez. En El escéptico, primavera verano 2001.
Entrevista a Márquez sobre el fraude de los videntes. En Edición Chiche (Audio) Emitido el 31-12-07 por Radio 10. Conducido por Sebastián Basalo.